- A
partir de la búsqueda de artículos de diario
sobre la explotación de oro en
Famatina - A
partir de la lectura del texto de Gudynas - Aplica
los cuatro componentes de la Teoría Social del Riesgo
para explicar el caso de Famatina - ¿A qué se refiere la
noción de "riesgo global", de acuerdo al texto de
Gómez Rábago?
A partir de la
búsqueda de artículos de diario sobre la
explotación de oro en Famatina
(2 páginas)
a. Describe la problemática de la
explotación de Oro en Famatina.b. Incorpora en esa explicación la
noción de Recurso Natural y la forma de manejo
correspondiente al caso.c. Ubícalo en un mapa y realizar una
breve descripción del aspecto físico de la
zonad. Menciona las ventajas competitivas en
relación a la ubicación
geográfica
a) Famatina, situada en el extremo norte de la
provincia de La Rioja, Argentina, es una ciudad cabecera del
Departamento que lleva el mismo nombre. Si bien se caracteriza
desde hace décadas por su actividad ganadera y
turística, desde hace ya más de ocho años su
nombre se liga indisolublemente a la resistencia de los
lugareños (y de gran parte de la sociedad) contra la
contaminación que, sostienen, produce la
explotación de las minas en la búsqueda de
oro.[1] En concreto, se le atribuye a esta forma
de extracción "a cielo abierto" el hecho de liberar
metales pesados (arsénico, cadmio, plomo, etc.) que
afectan, en general, el ecosistema de la región y, en
particular, el agua (los metales pesados, afirman, quedan
depositados en diques, contaminando el agua aún
después de cerrada la mina).
"Famatina no se toca" y "Agua sí,
oro no" son las consignas que mejor expresan esta
resistencia contra lo que se denomina "Proyecto Famatina" y que
fue y es impulsado, sucesivamente, por dos empresas
transnacional: la Barrick Gold Corporation (de origen
canadiense y que luego de muchos intentos –siempre
resistidos por masivas movilizaciones de los vecinos–
abandonó el mencionado Proyecto en 2007) y la Osisko
Mining Corporation, que aparece en el conflictivo escenario
en agosto de 2011 –a partir de un acuerdo con la empresa
estatal riojana Energía y Minerales Sociedad Del Estado
(EMSE) y La Rioja corporación minera del estado–
para dar continuidad al desarrollo del Proyecto
Famatina.
En la actualidad, vecinos organizados en las asambleas
de Chilecito y Famatina realizan un corte pacífico y
permanente en el camino de entrada de la mina a fin de impedir el
comienzo de las operaciones por parte de la
Osisko.
b) El reconocido geógrafo argentino Carlos
Reboratti entiende los recursos naturales como aquellos que se
obtienen a partir del ambiente sin que el hombre haya hecho nada
para producirlos. Para que un recurso sea considerado como tal
son necesarios dos factores: la existencia objetiva y concreta
del mismo y la necesidad específica que tiene la sociedad
de usarlo. Es esta necesidad que los transforma de
elementos naturales en recursos naturales. En ese
sentido, podría decirse que el oro en las sierras de
Famatina constituye un elemento natural no renovable (por ser el
oro un mineral metalífero que debe su origen a procesos de
tipo geológicos) que, a partir del Proyecto Famatina, se
transforma en un recurso natural extraíble. En ese marco,
caben dos preguntas: de qué orden es la necesidad
específica que tiene sociedad de usar o de explotar
este recurso y, segundo, de qué modo y con qué
costos sociales y ambientales se produce la
explotación.
Basándonos en Leff, podemos decir que se trata de
un uso consciente, dado que el hombre desarrolla un manejo
voluntario en el que puede planificar y calcular lo que
hace. En ese sentido, las sociedades administran los recursos
naturales de maneras diversas según la racionalidad
dominante, las costumbres, las leyes, etc. Podemos hablar,
así, de un modo de manejo fragmentado que surge
en países con poco desarrollo industrial y que constituyen
un stock al recurso sin importar si es renovable o no.
Así, es evidente que se quieren obtener los mayores
beneficios en el menor tiempo posible, pero su manera de
extracción causaría daños, no solo en la
sociedad, sino también en al ambiente en que
vivimos.
c) Tal como dijimos al comienzo, Famatina es una
pequeño pueblo de alrededor de 7000 habitantes que se
encuentra situado al norte de la provincia de La Rioja, a 233 Km.
de la cuidad capital, limitando al norte con la provincia de
Catamarca, al este con los departamentos San Blas Castro Barros y
Sanagasta al sur con el departamento Chilecito, al oeste con el
departamento Vinchina y al sudoeste con el departamento General
La Madrid. Su ubicación es 28°55'00?S 67°31'08?O,
con una altitud de 1.672 msnm.
Se destaca por altura el cerro La Mexicana, donde
está la cumbre nevada General Manuel Belgrano, de 6.250
metros, perteneciente al sistema de las sierras de Famatina, que
se extiende a lo largo de unos 100 km. en el oeste de la
provincia y forma parte de un sistema orográfico con
características geológicas que lo vinculan tanto a
la Precordillera de La Rioja, San Juan y Mendoza, como a las
Sierras Pampeanas. Fue plegado en el paleozoico y luego ascendido
por la orogenia andina. Se trata de un sistema semiaislado que
corre de norte a sur, con una ligera desviación hacia el
sudeste. Las sierras presentan cimas redondeadas. El contacto
entre las sierras y la región plana forma los llamados
"conos de deyección", relieves inclinados por los cuales
se escurren las aguas, generalmente cargadas de aluviones
provenientes de las cuencas y laderas. Se observan también
trazas de una fuerte erosión, es decir, entalladuras y
quebradas, gargantas, cascadas.
En toda la región el clima es muy seco y
templado. Tiene una temperatura media anual de 25° C. En zona
de valles, las temperaturas oscilan entre los 30º C de
máxima y los 8º C de mínima. Se caracteriza
por la tibia temperatura en los meses del otoño, invierno
y primavera. Las noches de verano son frescas y muy agradables.
La falta de humedad y la escasez de lluvias son uno de sus rasgos
más notorios. Las precipitaciones en toda la zona
están entre los 200 a 300 mm. anuales. El Zonda es el
viento típico de toda la Región, Es seco y muy
cálido sopla entre los meses de mayo y octubre en cuanto a
su flora, podemos decir que se adapta a la escasez de
agua.
En las zonas montañosas la vegetación es
escasa y xerófila. Se compone principalmente de estepas
arbustivas, con algunos pajonales con afloraciones rocosas
así como quebradas arbustivas húmedas. Cuenta con
35 especies, variedades o formas exclusivas de plantas, como la
chilca Baccharis y varias de cactus como así
también en lo que refiere a la fauna.
d) En relación a las ventajas
competitivas en relación a su ubicación
geográfica, quizá sería necesario hablar de
"desventajas", dado que, tal como se expuso, Famatina se
encuentra enmarcada en un sistema de sierras que no favorece el
trazado de caminos ni el intercambio de mercancías. La
ruta cercana más importate es la mítica Ruta
Nacional 40 que la vincula con su capital de Provincia (desde La
Rioja, partiendo hacia el norte por Ruta Nacional Nº 75,
pasando por las localidades de Sanagasta, Aminga y Aimogasta,
tomando, luego, la Ruta Nacional Nº 60 y, posteriormente, al
sur por Ruta Nacional Nº 40, se llega a Famatina por Ruta
Provincial Nº 11). La distancia aproximada entre La Rioja y
Famatina es de 232 Kilómetros. A su vez, las localidades
del Valle de Famatina se hallan comunicadas por la Ruta Nacional
Nº 40, rutas provinciales Nº 11 y Nº 12 y por
caminos vecinales.
También es importante destacar las rutas Nº
78 y Nº 38 a Córdoba. Y la Nº 7 que la vincula
con la región pampeana. Además hay numerosos pasos
cordilleranos que permiten el cruce a Chile y el acceso a los
puertos del Pacífico.
Pero esta desventaja por su relativo aislamiento no fue
una constante en la historia: desde fines del siglo XIX el
Ferrocarril Argentino del Norte unía Chilecito con los
más importantes centros comerciales del país,
transporte que –enlazado con el
Cablecarril—[2] se volvía
especialmente útil para el tráfico de minerales
extraídos de La Mejicana (hasta ese momento el transporte
se venia haciendo a lomo de mula). Más tarde, el
ferrocarril Belgrano Cargas, que permitía transportar
grandes volúmenes de mercaderías a bajos costos (es
decir, sin depender de los onerosos sistemas de transporte vial)
cumplió el mismo papel: posibilitar que los productos del
NOA y del NEA lleguen a centros urbanos y a puertos fluviales y
marítimos de exportación. Pero desde fines del
siglo pasado el sistema de ferrocarriles fue devastado, dejando
aisladas amplias zonas del territorio nacional.
Así y todo, Famatina tiene aún zonas
rentables donde se cultiva el Nogal –del cual se cosechan
una de las mejores producciones de nueces del país–, la
vid –para la elaboración y exportación de
vinos– y diversas producciones agrícolas, sobre todo
frutales, y ganaderas.
A partir de la
lectura del texto de Gudynas
e. ¿Por qué el autor sugiere que
los gobiernos sudamericanos defienden en la actualidad el
neoextractivismo?f. Explicar el papel del Estado argentino como
"Estado compensador"
En "Estado compensador y nuevos extractivismos. La
ambivalencia del progresismo sudamericano", Eduardo Gudynas
analiza –en el marco de la crisis global que afecta
principalmente a las grandes economías
industrializadas– las estrategias
político-económicas de la mayor parte de los
países de América del Sur; países cuya
particularidad es estar gobernados por agrupamientos y dirigentes
que se definen como "progresistas" o como parte de una nueva
izquierda. Este investigador montevideano destaca, en ese
sentido, la paradójica centralidad de la noción de
"crecimiento económico" como motor de un
desarrollo sustentado sobre dos pilares: las
exportaciones y las inversiones.
En esta estrategia de desarrollo, previsiblemente, los
recursos naturales tienen un papel destacado: de ahí la
expansión del llamado extractivismo, que incluye
actividades como la explotación minera o petrolera o los
monocultivos intensivos. Bajo nuevas y singulares condiciones
globales, sostiene Gudynas, el extractivismo "se
caracteriza por la explotación de grandes volúmenes
de recursos naturales, que se exportan como commodities
y dependen de economías de enclave (que pueden estar
localizadas, como los campos petroleros o las minas, o bien ser
especialmente extendidas, como el monocultivo de
soja)".[3]
En este marco, el texto propone una distinción
fundamental entre un extractivismo clásico y un
neoextractivismo. En el primero –propio de las
últimas décadas del siglo pasado y de sus gobiernos
conservadores–, la empresas transnacionales ocupan el
primer plano y son amparadas por un Estado que, con escasos
dispositivos de regulación y control, les es funcional. El
crecimiento económico provocado por el extractivismo se
debía derramar sobre la sociedad. El
neoextractivismo, en cambio, es el modo particular que
adquiere la explotación de los recursos naturales en el
momento de hegemonía política de los nuevos
gobiernos progresistas de América Latina; modo que Gudynas
caracteriza como "heterodoxo" dado que se pueden hallar en
él tanto cambios profundos (la nacionalización de
muchos recursos naturales, el rol activo del estado, sea con
participación directa –con empresas
propias, como ahora YPF– o indirecta –con
asistencia financiera, subsidios, etc. –) como notorias
continuidades.
A pesar de sus evidentes contrariedades (a saber: la
mantención de una inserción internacional
subordinada a la globalización, la fragmentación
territorial entre zonas de explotación vinculadas a la
economía global y zonas desatendidas por el Estado, el
desplazamiento de comunidades locales de zonas explotables, el
aumento de la contaminación, la pérdida de
biodiversidad, etc.) y de las protestas sociales y ciudadanas
(las luchas en Famatina, La Rioja, y Andalgalá, Catamarca,
son los casos más conocidos en la Argentina y el de
Loncopué, Neuquén, el más reciente) que el
neoextractivismo progresista genera, los gobiernos de izquierda
de Latinoamérica defienden con convicción estas
prácticas. El principal argumento es que el
neoextractivismo les permite recaudar fondos que son utilizados
en la lucha contra la pobreza. De esta manera, esta
práctica cobra legitimidad social y política. A su
vez, este argumento se encuentra enmarcado en un discurso
modernizador propio de la tradición del
desarrollismo sudamericano basado en el progreso y en la
apropiación intensa de la naturaleza.
¿Qué forma estatal le corresponde a este
pasaje del extractivismo clásico al
neoextractivismo?
Dirá Gudynas que en el marco de este proceso de
transformación política y económica, el
Estado tiende a presentarse con dos caras: por un lado, bajo la
idea de crecimiento y desarrollo, apoya e incentivas
dinámicas capitalistas sustentadas en la
explotación intensiva de recursos naturales. En ese
sentido, dice el ecólogo uruguayo, "el Estado
progresista es funcional a este capitalismo que descansa en la
apropiación de recursos naturales para volcarlo a la
globalización".[4] Pero, por otro
lado, debe intervenir en el mercado a fin de regular los procesos
de acumulación: de ahí el desarrollo de
políticas vinculadas a la compensación social y
ambiental. De este modo, agrega el autor, "el Estado
progresista busca lograr delicados equilibrios entres sus
concesiones al capital y la necesidad de regularlo, entre alentar
el extractivismo y amortiguar sus impactos
sociales".[5]
Lejos de irse conformando un Estado de Bienestar,
destaca el texto, se irá conformando un "Estado
Compensador", cuyo elemento central es la producción
de equilibrios dinámicos. Un estado que, si bien
cuenta con la captación de renta la extractivista como
elemento central, no se configura como un clásico estado
rentista, sino como un estado democráticos que
diseñan mecanismos de redistribución de la
renta.
En síntesis, afirma Eduardo Gudynas, tanto el
extractivismo como el "Estado Compensatorio" implican
modos en que los gobiernos progresistas de América Latina
acepten las dinámicas capitalistas, considerando que sus
impactos negativos pueden ser rectificados o
amortiguados.
Aplica los cuatro
componentes de la Teoría Social del Riesgo para explicar
el caso de Famatina
(2 páginas)
Según diversos autores (Giddens: 1990, Beck 1993,
Funtowicz y Ravetz 1993), el riesgo y la posibilidad de
catástrofes son características fundamentales de la
sociedad contemporánea. En este marco, Claudia Natenzon,
en Catástrofes naturales, riesgo e incertidumbre,
identifica cuatro dimensiones de una Teoría social del
riesgo: la peligrosidad, la
vulnerabilidad, la exposición y la
incertidumbre.[6] Ensayaremos analizar el
caso de Famatina a la luz de estas cuatro dimensiones.
Peligrosidad: este primer nivel refiere al
"potencial peligro que tienen los fenómenos naturales
(espontáneos o manipulados técnicamente), potencial
inherente al fenómeno mismo, sea cual fuere el grado de
artificialidad".[7]
En el caso particular de Famatina, la peligrosidad
incluye desde los perjuicios a la biodiversidad que implica la
transformación del ecosistema a partir del derribado de
montás a la contaminación producto de los derivados
de los procedimiento para la explotación de minerales en
gran volumen. Dicho procedimiento consiste en pulverizar la roca,
tamizarla y mezclarla con elementos químicos para extraer
los minerales disueltos. Luego se separan de esta amalgama los
minerales, se los procesa en forma de pellets y se los embarca a
otras regiones para su industrialización. El resto que
queda en el territorio es material inerte, algunas veces
contaminado por la utilización de poderosos elementos
químicos, nocivos para la salud. En concreto: la
utilización de elementos químicos de alta toxicidad
para extraer los minerales disueltos, como el cianuro, hace que
este tipo de procesos representen un alto riesgo de
contaminación ambiental de muy difícil y costosa
reversibilidad.
Es también importante destacar que para la
pulverización de la roca se utilizan gran cantidad de
explosivos, con todos los riesgos que su manipulación
implica.[8]
Al mismo tiempo, para realizar estos procesos es
necesario utilizar grandes cantidades de agua, un bien que con el
paso de las décadas se va volviendo escaso y que no es,
precisamente, un elemento natural que esa zona
abunde.[9] La demanda intensiva para una sola
actividad pone en riesgo la libre disponibilidad para otras, como
las agropecuarias, el consumo humano, y el volumen de las
reservas subterráneas.
Vulnerabilidad: la vulnerabilidad está
definida por "las condiciones socioeconómicas previas
a la ocurrencia del evento catastrófico, en tanto
capacidad diferenciada de hacerles frente. Los niveles de
organización e institucionalización de los planes
de mitigación (preparación, prevención,
recuperación) también son un componente central de
la vulnerabilidad. Desde este punto de vista, la vulnerabilidad
está directamente asociada al
desarrollo".[10]
Famatina en particular y La Rioja en general son, en
términos socio-económicos, territorios
vulnerables en términos socioeconómicos.
Si bien en constante baja desde hace más de seis
años, el índice de pobreza oficial de La Rioja
asciende al 18,2% de la población, pero analistas privados
indican que rondaría el 33,7 %.
En términos institucionales, no podría
hablarse precisamente de solidez institucional y
discursiva de la provincia: el actual gobernador, Luis Beder
Herrera, se presentó previo a las elecciones del
año 2007 como un "defensor del Medio
Ambiente",[11] pero luego se fue ubicando lejos de
estas posiciones, hasta derogar la Ley 8.137 que prohíbe
la explotación a cielo abierto, una ley que él
mismo había promovido poco tiempo antes.
Exposición: La exposición "se
refiere a la distribución de lo que es potencialmente
afectable, la población y los bienes materiales expuestos
al fenómenos peligroso. Es una consecuencia de la
interrelación entre peligrosidad y vulnerabilidad y, a la
vez, incide sobre ambas. Este componente se expresa
territorialmente como construcción histórica que
entrelaza los procesos físicos naturales con las
relaciones
socio-económicas".[12]
Tal como señalamos en el ítem de
peligrosidad la extracción "a cielo abierto" de
metales afecta a múltiples niveles las condiciones
ecológicas de Famatina y sus alrededores: quedan expuestos
a su agresividad los suelos, el aire, el agua, los pobladores,
los animales y plantas y hasta la montaña misma. El
ecosistema en su conjunto se encuentra expuesto a este
peligroso fenómeno.
Suele destacarse el problema de la contaminación
del aire y del agua por impurezas sólidas (capaces de
penetrar hasta los pulmones) y por vapores o gases de cianuros,
mercurio, dióxido de azufre contenidos en gases
residuales. Se afectan las aguas superficiales por residuos
sólidos. Y, también , las aguas subterráneas
o freáticas contaminadas con aceite usado, con reactivos,
con sales minerales provenientes de las pilas o botaderos de
productos sólidos residuales de los procesos de
tratamiento.
Pero también se ve afectada la superficie del
suelo, incluyendo la destrucción de áreas
cultivadas y de otros patrimonios superficiales. Puede alterar,
al mismo tiempo, el curso de aguas y formar grandes lagunas con
el material descartado. Las explosiones implican la
eliminación del suelo en el área de
dinamitación, además de producir un resecamiento
del suelo en la zona circundante, así como una
disminución del rendimiento agrícola y
agropecuario.
La megaminería a cielo abierto también
transforma radicalmente el entorno, perdiendo su equilibro
natural, ya que se ve afectado por el ruido producido en las
distintas explosiones y operaciones. Impacta sobre la flora e
impacta sobre la fauna, al mismo tiempo que sobre las
poblaciones, pudiendo dar lugar al surgimiento descontrolado de
asentamientos humanos ocasionando una problemática social,
además de destruir áreas de potencial
turístico. Puede provocar una disminución en el
rendimiento de las labores de pescadores y agricultores debido a
envenenamiento y cambios en el curso de los ríos debido a
la elevación de nivel por sedimentación. Puede
provocar un impacto económico negativo por el
desplazamiento de otras actividades económicas locales
actuales y/o futuras. Y cambios en el microclima y un fuerte
impacto escénico posterior a la explotación dejando
profundos cráteres en el paisaje.
Incertidumbre: La incertidumbre, propone el texto
citado, "se relaciona con las limitaciones del estado del
conocimiento (limitaciones técnicas) y las
indeterminaciones en cuanto a competencias institucionales y
aspectos normativos (incertidumbre social); al mismo tiempo,
estas limitaciones y la complejidad del fenómeno en
cuestión impide el manejo de la totalidad de las variables
involucradas, impregnando de incertidumbre los procesos de tomas
de decisiones".[13]
El cruento debate abierto en torno a la minería a
cielo abierto y sus perjuicios al entorno evidencia,
además de voracidad de empresas mineras, la ausencia de
datos sólidos en relación a estas nuevas
prácticas extractivistas. La falta de certezas en el campo
científico y técnico –cuando no la tendencia
a avalar prácticas nocivas para el medio ambiente–
posibilita la extensión de estas
dinámicas.
Incertidumbre también genera, tal como lo
marcábamos líneas arriba, la insolvencia
institucional de un estado provincial que primero prohíbe
y pronto avala estas prácticas.
Incertidumbre genera también que las empresas
extranjeras desarrollen modos de extracción y/o
producción que están prohibidos en sus
países de origen, sea la minería a cielo, hoy, como
las pasteras, ayer.
¿Cómo confiar, en este marco, en la
propuesta de dispositivos de "control", de "seguridad", de "no
contaminación"? Además, ¿de que van a vivir
las personas que hoy lo hacen de esa actividad una vez que los
yacimientos se agoten? ¿Como se van a mantener una vez que
no cuenten con esos ingresos y que el cianuro les haya arruinado
la salud? Pongamos en la balanza lo que da la minería y el
pasivo ambiental que deja. ¿Realmente vale la pena?
¿Vale la pena destruir glaciares y ríos, secar
acuíferos y fuentes irrecuperables de agua en post de unos
pocos años de desarrollo? ¿Vale la pena volar
montañas dejando –además de enormes
cráteres– pilas y pilas de desechos contaminados con
cianuro que perduraran añares a cambio de dos
décadas de explotación minera?
¿A
qué se refiere la noción de "riesgo global", de
acuerdo al texto de Gómez Rábago?
(1 página)
Francisco Gómez Rábago analiza en "La
globalización y las regiones de riesgo" el modo en que el
riesgo –es decir, la posibilidad latente de una
catástrofe que quienes habitamos el territorio global no
logramos conjurar– se vuelve un elemento central de las
dinámicas sociales actuales.
En ese marco, el autor destaca el modo en que Giddens
caracteriza cómo "el experimento global de la modernidad"
nos condujo a vivir en una "sociedad de riesgo" que abunda en
peligros globales. El deterioro del medio ambiente y los riesgos
que esto conlleva para todos los seres vivos que lo habitan es
una de las expresiones más claras de este complejo
fenómeno.
De este modo, luego de presentar diversas acepciones del
concepto de globalización, Gómez
Rábago focaliza sobre la "globalización ambiental"
que "define el deterioro ambiental que el modelo de
producción y consumo capitalista ha generado sobre los
ecosistemas (contaminación de agua, aire y tierra,
calentamiento global, alteración del clima,
desaparición de especies de flora y fauna,
disminución de la capa de ozono,
etc.)".[14]
Es a partir de la globalización ambiental que
emerge el concepto de "riesgo global" que, como el de "sociedad
en riesgo" de Ulrich Beck, expresa cómo la realidad global
se instala en la vida cotidiana produciendo una sensación
de inseguridad e inestabilidad permanente, al tiempo que
resquebraja la cohesión social, la estructura familiar,
los valores comunitarios y las reglas de interacción
social. En concreto, la tesis de Beck anuncia: "En la
modernidad avanzada, la producción social de riqueza va
acompañada sistemáticamente por la
producción social de
riesgo".[15]
En síntesis, Gómez Rábago sostiene
que en las actuales condiciones socio-políticas, el riesgo
se hace global, porque a mayor nivel de modernización,
mayor riesgo. Vivir en riesgo es, precisamente, "vivir sin la
capacidad de controlar los resultados de la interacción
social"; es decir, hay una alta incapacidad de prever. Y concluye
diciendo que el riesgo permanente es fruto de un modelo de
organización de la sociedad que produce efectos obvios a
nivel macro, pero también a nivel medio
(espacios regionales cada vez más vulnerables a causa del
deterioro ambiental y de la explotación intensiva de
recursos naturales) y micro (la depresión, la
frustración y el miedo que produce vivir permanentemente
en estado de riesgo).
Autor:
Lola
[1] Los metales preciosos fueron, desde
siempre, el punto de atracción de este particular
territorio geográfico: mucho antes de las empresas
multinacionales que hoy pretende explotar las minas, ya los
indios famatinas, uno de los pueblos diaguitas más
importantes, centraban su actividad productiva en la
explotación del oro y la plata en las faldas
serranas.
[2] En su momento, para transportar gran
cantidad de mineral hacia Chilecito, se construyó una de
las mayores obras de ingeniería del mundo: el
Cablecarril que fue terminado en 1905 con una longitud de 35
km. En la actualidad, en desuso, forma parte de los monumentos
y lugares histórico-turísticos de la
Argentina.
[3] Gudynas, Eduardo, “Estado
compensador y nuevos extractivismos. La ambivalencia del
progresismo sudamericano”, en Nueva Sociedad Nº 237,
enero-febrero de 2012 (p. 131).
[4] Ibídem p. 136
[5] Ibídem p. 139
[6] Claudia Natenzon, Catástrofes
naturales, riesgo e incertidumbre, Buenos Aires, Flacso, Serie
Documentos e Informes de Investigación Nº 197,
1995.
[7] Barrenechea, Julieta, Elvira Gentile,
Silvia González y Claudia Natenzon (2000) “Una
propuesta metodológica para el estudio de la
vulnerabilidad social en el marco de la teoría social
del riesgo”. En IVª Jornadas de Sociología,
Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Buenos Aires, 6 al 10 de
noviembre, 2000. (Pág. 2)
[8] Según las afirmaciones de Enrique
Viale, presidente dela Asociación Argentina de Abogados
Ambientalistas, solo en la mina Pascua Lama serán
utilizadas, durante todo el proceso extractivo, unas 493.500
toneladas de explosivos, casi la mitad de los lanzados en la
Segunda Guerra Mundial. Cerros enteros son derribados con
explosivos, molidos y reducidos a polvo. Colectivo Voces de
Alerta (Horacio Machado, Maristella Svampa, Enrique Viale,
Marcelo Giraud, Lucrecia Wagner, Mirta Antonelli, Norma
Giarracca y Miguel Teubal) 15 mitos y realidades de la
minería transnacional en la Argentina. Guía para
desmontar el imaginario prominero, Colección Cascotazos,
El Colectivo y Herramienta, Buenos Aires, Argentina, octubre de
2011.
[9] Según la misma fuente de la nota
anterior, la mina La Alumbrera, situada en Catamarca, tiene
autorizado emplear más de 86 millones de litros de agua
por día. Esto es mucho más que el consumo total
de la provincia. Idem.
[10] Idem.
[11] “Estoy en contra de que puedan
dañarnos el agua. No tenemos derecho a entregar por el 3
por ciento, por 4 por ciento, esa riqueza que es de la gente,
que es de toda la provincia. No vamos tratar en el despojo de
las minas de Famatina, no se van a llevar el oro ni nos van a
contaminar el agua”, dijo Beder Herrera ese
año.
[12] Ídem.
[13] Ídem.
[14] Gómez Rábago, Francisco,
“La globalización y las regiones de riesgo”,
11° Encuentro Nacional Sobre Desarrollo Regional en
México, Mérida, 2006, p. 3.
[15] Ídem. p.4