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Economías Fallidas (página 4)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Para UBS, los países de la UE no forman una zona
monetaria "óptima". De ser así, los acontecimientos
o desarrollos que suceden fuera de la zona euro no podrían
influir de manera totalmente distinta en las economías que
la conforman. Así, por ejemplo, si se registrara una
crisis de petróleo tendría mecanismos internos para
equilibrar estas diferencias entre los estados.

Entre estos mecanismos están, en primer lugar, un
alto grado de movilidad de la fuerza laboral, adaptaciones
flexibles de los salarios y los precios y un sistema fiscal
común.

2- Escasa movilidad laboral

En la zona euro la movilidad todavía es reducida.
De hecho, si se compara con EEUU la movilidad de los trabajadores
estadounidenses es aproximadamente tres veces más. En la
zona euro la movilidad laboral se ve limitada, incluso por la
Directiva sobre desplazamiento de trabajadores, que exige las
mismas condiciones para trabajadores extranjeros que para
empleados nacionales.

"Además, diferentes regulaciones relativas a las
pensiones y las prestaciones por desempleo dificultan la libre
elección del lugar de residencia. Otro problema puede ser
el reconocimiento de cualificaciones laborales y títulos
académicos", explica el informe.

3- Falta de flexibilidad en los salarios y en los
precios

El informe critica la falta de flexibilidad en los
salarios y lo achaca a la amplia difusión de los contratos
colectivos en Europa.

Pero destaca que los costes salariales también
son diferentes y resalta la flexibilidad de Alemania frente al
resto. De hecho, este país está liderando en estos
momentos un plan de competitividad que, entre sus puntos
más controvertidos, pretende que los salarios se
actualicen según la productividad y no según la
evolución de los precios en toda la zona euro.

UBS asegura, además, que la flexibilidad de
precios en la zona euro se considera reducida y esto se explica
por la falta de competencia y las tendencias
monopolísticas.

4- Apenas existen mecanismos de ajuste de la
política fiscal

UBS critica que los países de la zona euro
sólo dispongan de mecanismos estabilizadores de la
política fiscal a nivel nacional y no para el conjunto de
la región. En consecuencia, no dispone de suficientes
mecanismos para compensar la falta de adaptación de los
tipos de interés y de cambio. A esto hay que
añadirle el hecho de que la zona euro ha reducido
considerablemente esta autonomía mediante el Pacto de
Estabilidad y Crecimiento, que limita el nivel máximo de
déficit al 3% del PIB.

La única herramienta son las transferencias
directas del presupuesto de la UE, "aunque su cuantía es
muy reducida como para ser una solución", explica el
documento. El presupuesto asciende a menos del 1,5% del PIB de la
UE, del cual sólo 0,5% se dedica explícitamente a
redistribución regional. En comparación, en EEUU
asciende a un tercio del PIB.

5- La unión monetaria prolonga los
ciclos

UBS defiende que una unión monetaria puede
provocar que "los ciclos de coyuntura se prolonguen y se
acentúen, con efectos negativos sobre el endeudamiento y
la competitividad".

El informe explica que si la economía de un
país se encuentra en auge o boom, por lo general los tipos
de interés aumentan y la divisa nacional se aprecia. Ambos
sucesos frenan la dinámica económica y reducen la
desviación de una senda de crecimiento estable. Las
exageraciones que acompañan al boom, como asignaciones
erróneas de recursos o un gran aumento de la deuda, se
limitan. Pero cuando esta situación afecta a
economías diferentes, como ocurre en la zona euro, la
estabilización se complica porque faltan herramientas de
compensación.

6- Los tipos de interés reales pueden alimentar
el endeudamiento

Los tipos de interés comunes alargan los ciclos
cuando los países de una unión monetaria cuentan
con tasas de inflación diferentes a causa de unos niveles
desiguales de desarrollo o de productividad o un shock externo
como ocurre en la zona euro. Esto quiere decir que los
países con una tasa de inflación más alta,
con un interés nominal más o menos unitario, tienen
un interés real más bajo.

"Si el interés real, es (demasiado) bajo, la
actividad aumenta aún más. Un interés real
bajo dispone también a un mayor endeudamiento. De este
efecto positivo de interés real se beneficiaron en los
primeros tiempos de la zona euro sobre todo Grecia, Irlanda,
Portugal y España", asegura UBS.

En el caso de España, la inflación ha
mantenido un diferencial constante respecto a sus socios europeos
y eso unido a los bajos tipos de interés supuso el caldo
de cultivo perfecto para que se disparase el endeudamiento, como
de hecho sucedió, y se impulsara la burbuja
inmobiliaria.

UBS alerta de que en el futuro los miembros más
recientes de la zona euro (Eslovenia, Eslovaquia y Estonia)
tengan la misma evolución que los países que
actualmente sufren estos problemas.

7- El tipo de cambio real lastra la
competitividad

El efecto del tipo de interés real se contrapone
al efecto del tipo de cambio real. Los precios de los
países con una tasa de inflación más alta
pierden en competitividad frente a aquellos países en los
que el nivel de los precios crece más
lentamente.

El tipo de cambio real, que resulta del cociente de los
niveles de precios nacionales y extranjeros, se revaloriza. Esto
quiere decir que mientras que un efecto de interés real
positivo (interés real bajo) aumenta el auge y el boom y
con ello también el encarecimiento, el país pierde
en competitividad con el tiempo, porque el nivel de precios
regional aumenta. En la zona euro esto se pudo observar
especialmente en Grecia, Irlanda, Portugal y
España.

El resultado: competitividad divergente y endeudamiento
excesivo

Prácticamente todos los países de la zona
euro, excepto Alemania y Austria, han perdido en competitividad
de precios desde la introducción del euro. Para
España y Grecia la desventaja de competitividad supone
frente a Alemania, medido en costes salariales unitarios,
alrededor de un 25% y para Irlanda más de un
30%.

De forma paralela, el endeudamiento de los países
de la zona euro se ha acentuado. En algunos de los países
más afectados por la crisis, los presupuestos del estado
eran equilibrados o incluso arrojaban un superávit (como
ocurrió España). Cuando comenzó la
recesión global, los hogares y las empresas redujeron sus
déficits y generaron un superávit.

Por el contrario, y como consecuencia de los
déficits en la recaudación de impuestos, los
elevados gastos sociales y los programas de rescate, se
disparó el déficit en el sector público.
Esto desplazó el déficit y el endeudamiento del
sector privado a los balances del sector
público.

USA, S.A. en números rojos

¿Qué valdrían los EEUU si fuesen
una empresa? ¿Quién querría comprar sus
acciones? ¿Y qué recomendaría un experto en
reflotar empresas a una empresa que perdió más de 2
billones de dólares en 2010?

Éstas son algunas de las preguntas que se han
planteado un grupo de analistas dirigidos por Mary Meeker. Tras
algo más de un año de investigaciones, en su
informe destacan tres conclusiones: primero, USA, S.A. se
enfrenta a serios desafíos financieros; segundo, sus
problemas tienen solución; tercero, es esencial la
comunicación con los ciudadanos-accionistas.

En 1998, la prestigiosa revista Barron"s llamó a
Meeker "La Reina de la Red" por su labor analizando las grandes
empresas punteras de internet: Microsoft, Dell, Amazon, Google e
eBay. En los últimos años, otros analistas han
advertido de los peligros a los que se enfrenta la mayor
economía del mundo, destacando por ejemplo, el antiguo
jefe de la Oficina General Contable, David Walker. Pero es la
primera vez que se presenta el análisis desde el enfoque
de la contabilidad empresarial, tratando a la nación como
a una empresa.

El objetivo es, principalmente, arrojar luz las
principales dificultades a las que se enfrenta la economía
norteamericana. Aunque el grupo de Meeker insiste en mantenerse
al margen de posicionamientos políticos y de no tener una
solución mágica, apunta algunas sugerencias para
enderezar la situación.

El problema

El flujo de caja y el patrimonio neto son negativos y
están empeorando, raramente arroja beneficios y los
pasivos son enormes. La "compañía" no ha invertido
lo suficiente en capital, educación y tecnología.
Los prestamistas, por el momento, siguen mostrando su paciencia,
pero los elevados tipos aplicados a la deuda soberana de Grecia,
Irlanda y Portugal pueden ser una advertencia de lo que les
espera a los accionistas de USA, S.A. y a sus hijos.

El equipo de Meeker calcula que el patrimonio neto de
USA, S.A. es negativo. Concretamente, -44 billones de
dólares, o sea, -143.000 per cápita. Es
difícil tomar conciencia de magnitudes negativas como 44
billones de dólares.

Meeker lo ilustra del siguiente modo: si un
millón de dólares ocupan un pallet, mil pallets
(mil millones de dólares) podrían albergarse en la
superficie de un estadio de fútbol americano. Pero
necesitaríamos la superficie de 217 estadios de
fútbol americano para albergar un millón de pallets
(un billón de dólares). O sea, más de 9.500
estadios de fútbol para albergar los 44 billones de
dólares, que son el patrimonio neto negativo de USA,
S.A.

El gasto está desbocado: desde 1790 hasta 1930 el
gasto respecto al PIB creció un 3% anual. En 2010
creció un 24%. Si hoy USA, S.A. dejase de aumentar su
deuda, tardaría 20 años en pagar todo lo que debe a
día de hoy, con los correspondientes intereses.

El agujero, como ya han advertido otros analistas
recientemente, no radica en el abultado presupuesto de defensa
(que, en términos relativos, era mayor en 1948 que hoy)
sino en las joyas de la corona del Estado del Bienestar, a saber:
los programas de Medicaid y Medicare.

"Excluyendo éstos y el gasto discrecional
-observa Meeker- el core business muestra una mediana del margen
neto de beneficio del 4% en los últimos 15 años".
Esos dos programas hoy equivalen a todo el PIB de la
India.

El Medicaid, creado para combatir la pobreza,
atendía en sus orígenes a 1 de cada 50 americanos.
Hoy atiende a 1 de cada 6. Y no puede decirse que 1 de cada 6
norteamericanos sea pobre. El problema, insiste Meeker, es que
Medicaid y Medicare se crearon sin dotarlos de
financiación adecuada, a diferencia de la Seguridad Social
que, de momento, cubre gastos. La inercia política ha
llevado a engordar estos programas, pero los ingresos con que
sufragarlos brillan por su ausencia.

El PIB norteamericano es ahora 2,7 veces mayor que en
1965, pero los gastos de estos programas son 11,1 veces mayores
que entonces. Con el paulatino envejecimiento de la
población y la inminente jubilación de la llamada
generación de los baby boomers, estos datos no
harán más que empeorar.

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Según la propia Oficina Presupuestaria del
Congreso, si se mantienen las tendencias, el gasto en estos
programas de subsidios y los intereses de la deuda juntos
serán equivalentes a todos los ingresos federales en 2025,
sólo faltan 14 años.

Por si fuera poco, no es sólo que se gaste
muchísimo y que, de hecho, se gaste más de lo que
se ingresa, sino que encima los resultados de estas "inversiones"
son muy lamentables. Así, si bien el gasto norteamericano
en salud es, con diferencia, de los más elevados del
mundo, la esperanza de vida es normalita para un país
desarrollado.

Además de los efectos desastrosos que tiene en
las finanzas nacionales, el creciente gasto en subsidios muestra
una elevadísima correlación con la caída en
los ahorros personales. Es decir, los norteamericanos no
sólo se están arruinando como país sino que
han dejado de ser un pueblo ahorrador para pasar a depender del
Estado Niñera.

Las posibles soluciones

Por lo tanto, el objetivo principal en cuanto al gasto
debería consistir en mejorar la productividad de esos dos
grandes programas y reducir sus costes. Apuntan algunas medidas
como la elevación de la edad de jubilación. Un
dato: desde que se creó la Seguridad Social en 1935, la
esperanza de vida ha crecido un 26% hasta los 78 años,
pero la edad de jubilación sólo ha crecido un 3%
hasta los 67.

Pero el propio informe admite que los americanos no
están por estos imprescindibles recortes. Si bien el 80%
de los americanos consideran que equilibrar el presupuesto
debería ser una prioridad nacional, sólo el 12% se
muestran favorables a recortar el gasto en Seguridad Social o
Medicare. Quieren soluciones drásticas, pero
indoloras.

Meeker reconoce que no hay forma de solucionar estos
problemas por el lado de los ingresos, limitándose a
subidas de impuestos, porque los tipos impositivos
tendrían que elevarse tanto que estrangularían el
crecimiento. Sugiere, sin embargo, eliminar deducciones y
exenciones fiscales que representan hasta un billón de
dólares en ingresos que la Hacienda Pública deja de
ingresar. Una idea cuanto menos, contradictoria, ya que eliminar
exenciones equivale a subir impuestos y, por tanto,
tendría un efecto estrangulador similar al que denuncia la
propia Meeker.

En cualquier caso, la mejor forma de arreglar las
finanzas de USA, S.A., según estos analistas,
consistiría en conseguir que la economía crezca
más rápido. Y "la llave para el crecimiento es, a
su vez, una mayor productividad".

De hecho, la Oficina Presupuestaria del Congreso ha
estimado que se podría alcanzar el punto muerto, esto es,
conseguir igualar gastos e ingresos, creciendo entre el 6% y el
7% entre 2012 y 2014 y del 4% al 5% entre 2015 y 2020. Estos
crecimientos serán muy asequibles para las pujantes
economías emergentes como China, pero quedan muy lejos del
promedio del 3% al que ha crecido Estados Unidos en los
últimos 40 años. Según Meeker, esto
"simplemente, no sucederá".

Entonces, ¿cómo propiciar ese mayor
crecimiento de la economía norteamericana vía mayor
productividad? Es en este punto, posiblemente, donde más
flaquea el análisis pues consideran que esa mayor
productividad la alcanzarán "invirtiendo en
tecnología, infraestructura y
educación".

Lo cual, a primera vista parece muy razonable,
especialmente teniendo en cuenta el enfoque empresarial de este
grupo de analistas. Pero obvia por completo un elemento clave en
la frustración de la productividad empresarial como es el
desaforado intervencionismo de la administración
pública en cada aspecto de la economía
norteamericana. Y, además, implica aumentar todavía
más el gasto público. De este modo, el
análisis de Meeker enfatiza las graves dificultades
financieros del Gobierno de EEUU, pero sin aportar soluciones
sólidas. En resumen, muchos problemas y pocas
respuestas.

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– "Hemos creado un monstruo: el sistema financiero
internacional" (El País – 8/5/11)

(Por Claudi Pérez) Lectura recomendada

Corren por ahí varias leyendas sobre el
economista estadounidense Stephen Roach, presidente de Morgan
Stanley en Asia. Se dice que en los tres últimos
años ha recorrido más de 1,5 millones de
kilómetros en viajes por el continente asiático y
EEUU, por sus clases en Yale. "Son 1,4 millones en realidad". Se
cuenta que cuando el Nobel Paul Krugman reclamó medidas
proteccionistas en EE UU para presionar a China en la guerra de
divisas sugirió atizarle con un bate de béisbol.
"Yo pensaba en algo menos rotundo, no sé, ¿una
buena estaca?". Roach, de 65 años y uno de los tipos
más influyentes en Wall Street, se muestra socarrón
en muchos momentos de esta entrevista, en un céntrico
hotel de Madrid. Tiene otros registros.

Por encima de todo, es uno de los
mayores pesimistas de la historia económica
contemporánea: puede que haya buenas razones para serlo.
Hace un par de años, en Davos, el economista Martin Wolf
le acusó de estar volviéndose blando. "¡No
soy un optimista!", dijo entonces en un tono que denotaba que se
sentía insultado. "Es cierto: no lo soy", admite al final
de la charla al recordar la anécdota, mientras apura la
cerveza. Ni siquiera con China, una de sus grandes obsesiones,
que le ha llevado a vivir varios años en Hong
Kong.

Pregunta. Cuénteme esa historia de la flor de los
mil pétalos.

Respuesta. Eso fue hace años. Cuando le
expliqué a un economista chino que lo que necesitaba China
era elevar su consumo interno y reducir su tasa de ahorro me
contestó: "Eso es como encontrar la flor de los mil
pétalos". Y ante mi cara de extrañeza me dijo que,
evidentemente, nadie va a encontrar nunca esa flor: no
existe.

P. Pero usted es de los que piensan que eso es lo que
requiere la economía global: EEUU debe consumir menos;
China, consumir más. ¿Eso va a suceder?

R. China no tiene otra elección. Especialmente en
este ambiente poscrisis, sin demanda procedente de EEUU, Europa y
Japón. Y el Gobierno está yendo por ese camino: ha
puesto en marcha un plan para buscar nuevas fuentes de empleo,
elevar los sueldos y reducir la tasa de ahorro construyendo el
embrión de una red de seguridad social. Son los cimientos
de una sociedad de consumo. Eso es imprescindible. Pero a la vez
un riesgo enorme.

P. ¿Por qué?

R. China es el mayor ahorrador del mundo. Elevar el
consumo reducirá la tasa de ahorro y con ella su nivel de
acumulación de reservas, su demanda de bonos, de
dólares estadounidenses. Ahí está el
problema. El país con el mayor déficit, EEUU, no
parece tener el menor apetito por reducir su déficit; le
cuesta reconstruir el balance de las familias. Como resultado,
puede haber una colisión: si el mayor ahorrador empieza a
consumir, pero el mayor consumidor no empieza a ahorrar,
¿cómo va a financiarse Estados Unidos?

P. Suele advertir del riesgo de una generación de
consumidores zombis en EEUU.

R. Los estadounidenses han abusado de su tarjeta de
crédito durante 15 años: presentan niveles
históricos de deuda, tasas de ahorro por los suelos, un
déficit comercial insostenible. El paro por las nubes. Hay
una necesidad mayúscula de ajuste. Si eso no se produce
veremos una década perdida a la japonesa. Una
economía zombi. Porque viene una generación entera
de consumidores zombis, atrapados por una enorme deuda, sin
capacidad para gastar.

P. Hace un año pensaba que había un 45% de
probabilidades de una recaída en la recesión en
EEUU. ¿Es aún tan pesimista?

R. Puede que sea un 43% (se ríe). En medio de una
recuperación tan frágil, EEUU es vulnerable a todo
tipo de shocks, y curiosamente esas sacudidas no dejan de
producirse: un día un tsunami en Japón, al
día siguiente desórdenes en Oriente Próximo
que encarecen el petróleo, ahora puede que una
desaceleración en la recuperación económica
mundial.

P. S&P y el FMI han avisado de una posible crisis
fiscal en EEUU. ¿Le sorprende?

R. Me sorprendía que las cosas siguieran igual y
nadie avisara, nadie alertara. Esa era la sorpresa.

P. ¿Ve una crisis fiscal a la europea o problemas
con el dólar?

P. Una vez más, hay que volver a China. Si China
deja de ahorrar tanto y de comprar deuda estadounidense al ritmo
que lo venía haciendo, los riesgos de una caída
desordenada del dólar son significativos. En cuanto a la
crisis fiscal, me cuesta hacer una comparación entre la
deuda estadounidense, aún con este déficit
crónico, y los problemas en Europa. Tal vez los datos sean
similares, pero el mercado de la deuda norteamericana es mucho
más líquido, más potente, por ese lado los
problemas no son similares.

P. Rescates en Grecia, Irlanda y Portugal.
¿Cómo se ve España desde Wall
Street?

R. El dilema es que los mercados dudan de la voluntad
política de Europa para resolver todo este asunto. Estos
ajustes, toda esta consolidación fiscal supone un freno
para el PIB, problemas con el paro, ese tipo de cosas: eso vale
para Grecia, Irlanda, Portugal y, por cierto, vale para
España. El Gobierno español se ha comprometido con
la reducción del déficit. Creo en esas buenas
intenciones, sé que hay medidas muy concretas. Pero con el
paro en el 20%, los mercados se preguntan si el Gobierno va a
tener la voluntad política de seguir situando la
reducción del déficit como prioridad. Esas dudas
son las que hacen que la prima de riesgo española no baje
de los 200 puntos.

P. ¿Las cosas pueden ir a peor?

R. Hay un riesgo político en todo el mundo: las
economías realmente endeudadas tienen que lidiar con la
consolidación fiscal y a la vez con un alto desempleo y
una débil, muy débil recuperación. El
desafío de España es el mismo que en
EEUU.

P. Tal vez, pero los mercados castigan mucho más
a España.

R. Con ese nivel de paro… Hay algunas cosas que
recuerdan a los problemas de la economía japonesa. Ese es
el riesgo: una década perdida a la japonesa. Si
España consigue hacer frente a sus problemas con rapidez,
el sistema financiero está en mucha mejor forma de lo que
estaba en Japón. Si no se hace así, entonces
podríamos ver una versión de lo que ocurrió
con Japón.

P. ¿Va a haber reestructuraciones de deuda en
Europa?

R. Un default nunca es la solución. Pero hay
serios problemas en la eurozona que no van a mejorar por mucho
tiempo.

P. El G-20 y Obama prometieron grandes cambios en la
regulación financiera. ¿Usted los ve?

R. Hemos creado un monstruo: el sistema financiero es
demasiado complejo, global, enorme, es imposible de entender por
los reguladores. Hay que cambiar el mandato de los bancos
centrales: no basta con la estabilidad de precios, hay que
centrarse en la estabilidad financiera, prevenir la
formación de burbujas, luchar contra eso. Hasta que eso
suceda el riesgo es que aparezca otra crisis exactamente igual
que esta.

P. ¿Aceptará eso Wall Street?

R. La economía de EEUU ha sido secuestrada
durante mucho tiempo por una ideología muy dañina.
Tengo dudas. El informe del Congreso sobre la crisis es
esclarecedor: la ideología de los libertarios del mercado
que llevaban las riendas de la economía, esa carrera por
la desregulación, esa falta de supervisión fue la
receta del desastre y es la receta para repetir el desastre.
Necesitamos una regulación y supervisión adulta
ante la complejidad de esos mercados. Y la necesitamos
ya.

– Simon Johnson critica la "arrogancia y autoritarismo"
de los bancos centrales (El Economista – 13/5/11) Lectura
recomendada

Simon Johnson, ex economista jefe del Fondo Monetario
Internacional y profesor del Massachusetts Institute of
Technology (MIT) arremete contra los bancos centrales,
especialmente el BCE y la Fed, en un editorial abierto publicado
en la newsletter del Peterson Institute for International
Economics. El experto asegura que las declaraciones de los
distintos funcionarios de ambos bancos afirmando que "hicieron un
buen trabajo" durante la crisis financiera no hace más que
"minar la credibilidad" de sus políticas
monetarias.

"El coste real de la crisis no se mide por los
beneficios o pérdidas de cualquier banco central o por si
el plan de rescate bancario (TARP, por sus siglas en
inglés), pierde o no dinero en sus diversas actividades",
asegura Johnson. Desde su punto de vista, lo que mide realmente
la eficacia de estas entidades durante el derrumbe de las
subprime es la economía a pie de calle y, en ese aspecto,
los números hablan por sí solos. "El coste, en
EEUU, ha sido de ocho millones de empleos, con una caída
del empleo del 6% desde su nivel máximo",
apunta.

Para Johnson, los bancos "se inmolaron" provocando un
coste sin precedentes para los contribuyentes, con importantes
consecuencias negativas a nivel global. El experto hizo
referencia a las palabras de Dennis Lockhart, presidente del
Banco de la Reserva Federal de Atlanta, que la semana pasada
durante una conferencia donde el funcionario reiteró que
la Fed "no debería tratar de operar en un sistema basado
en el principio de beneficios privados y pérdidas
públicas". Al fin y al cabo, las pérdidas son
masivas, como han demostrado las circunstancias actuales,
además de ser totalmente injustas.

El ex economista jefe del FMI deja claro que los
beneficios privados se pueden medir directamente gracias a la
remuneración de los ejecutivos. De 2000 a 2008, los
ejecutivos que dirigían las 14 mayores instituciones
financieras de EEUU recibieron una remuneración en
efectivo de alrededor de 2.600 millones de
dólares.

Los cinco mejor pagados

De esta cantidad, alrededor de 2.000 millones de
dólares fueron recibidos por los cinco individuos mejor
pagados, que, casualmente, fueron figuras clave en la
creación de activos de alto riesgo que condujo al sistema
financiero al borde del abismo. Entre ellos se encuentran Sandy
Weil, Hank Paulson , Angelo Mozilo, Dick Fuld o Jimmy
Cayne.

En comparación, las
pérdidas públicas han sido masivas: aproximadamente
6 billones de dólares, sólo tomando como referencia
el aumento de la deuda del gobierno federal. Ante esta
situación, Johnson critica que los ejecutivos de los
bancos siguen insistiendo en que "se les debe permitir ejecutar
negocios globales, en los que se les paga en función de su
riesgo".

Incrementar el capital

Los expertos opinan que los grandes bancos, los
demasiado grandes para caer, deben incrementar su capital y
efectivo para garantizar la estabilidad del sistema. Sin embargo,
señala el profesor del MIT, "los banqueros, rechazan
enérgicamente este aspecto, ya que es probable que reduzca
su salario, al igual que los bancos centrales se dejan
influenciar por las protestas de los ejecutivos".

El economista considera que "hay muchas
ventajas de tener un banco central independiente capitaneado por
profesionales que puedan mantener su distancia de los
políticos". Pero cuando estas instituciones insisten en
que la respuesta a la crisis fue correcta, y que todo va a ir
bien pese a que los gigantes financieros que provocaron la crisis
siguen operando de forma similar, "su credibilidad,
inevitablemente sufre". Este hecho debería ser de gran
preocupación para los bancos centrales, especialmente el
europeo y la Fed puesto que, según Johnson, "la
credibilidad es casi todo lo que tienen"

The Too-Important-to-Fail Conundrum

En junio de 2011, al inversor Carl Icahn se le
unía Mark Mobius alertando sobre nuevos problemas en el
horizonte, porque se está cayendo en los mismos errores
que en el pasado. Icahn hacía hincapié en la
asunción de riesgos y en su localización y control,
Mobius se le unía con su temor sobre la complejidad de los
derivados, todo parece girar en torno al mismo sitio. No eran los
únicos claro, pero sí los más recientes e
importantes. Y es que, ¿ha cambiado algo para que lo que
hemos visto no se repita? Parece que no.

Todo esto tiene mucho que ver con los "too big to fail",
y es que son estas grandes entidades quienes gestionan más
riesgos, de forma más compleja y quienes amenazan
más seriamente el futuro de la economía moderna si
llegasen a caer. Por ello me gustaría presentarles un
reciente trabajo del FMI sobre este particular, "The
Too-Important-to-Fail Conundrum: Impossible to Ignore and
Difficult to Resolve", que trata de analizar esta
cuestión.

El informe comienza con una idea lapidaria que mucha
gente corroborará, el problema de las entidades
financieras demasiado grandes para caer no sólo no se ha
solucionado con la crisis sino que éstas han salido
reforzadas de ella, tienen ahora una posición mucho
más beneficiosa por los competidores que se han quedado
por el camino, son incluso más complejas y no han frenado
su tendencia al riesgo. Golpe fuerte y certero.

¿Cómo hemos llegado aquí? Pues
verán, porque "too big to fail" no es un concepto
etéreo, es una realidad que se refleja en el día a
día y que provoca que poco a poco el poder se vaya
concentrando más. Tanto prestamistas como agencias de
rating ven más seguras este tipo de entidades porque si
hay problemas reciben ayuda, por dicho motivo el mercado no tiene
en cuenta el riesgo real lo que se traduce en un mejor y
más barato acceso a los fondos por parte de las empresas y
a su vez en una mayor expansión. El círculo sigue,
porque motivado por esto los accionistas exigen más
retornos, los managers cobran por el corto plazo y todo el mundo
bendice una mayor asunción de riesgo. Por si fuese poco la
crisis ha demostrado no se equivocaban aquellos que veían
facilidades por parte de los gobiernos ante las dificultades.
¿Moral hazard? ¿What?

Los datos revelan que los fondos más baratos
(gráfico 1) y la concentración de activos tras la
crisis a favor de los "bancos sistémicos" (gráfico
2) son reales. Por si fuera poco gracias a las dificultades
financieras estas entidades disfrutan aún de mayor
facilidad para captar fondos con respecto a la competencia, con
lo que los incentivos para ser un "too big to fail" más
complejo, con más riesgo y más peligroso aumentan,
ya que ¡así seguirán recibiendo la recompensa
que han recibo hasta ahora! Viendo lo que estamos viendo,
¿qué incentivos tienen los "bancos
sistémicos" para no arriesgar al máximo y provocar
otra crisis por las subprime o por cualquier otra causa por
ejemplo los derivados? ¿Será esto a lo que se
refieren Icahn y Mobius?

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Este problema es aún mayor cuanto más
interconectado está el mundo y más
globalización financiera existe, algo que los reguladores
y supervisores no han tenido en cuenta, por lo que dejando las
cosas como están no sólo no irán bien sino
que nos arriesgamos a que vayan peor. ¿Qué
soluciones existen para evitarlo? El FMI propone
varias.

Se remarca que si bien la fortaleza del balance es
importante, lo es aún mucho más localizar los
riesgos, tratar de penalizarlos en la medida de lo posible y
entender por qué se asumen yendo a la raíz de la
cuestión. Para ello es imprescindible una
supervisión y regulación competente, estricta y con
medios, que establezcan las medidas correctas y garanticen la
trasparencia y los requerimientos necesarios a cumplir por las
entidades financieras prestando especial atención a los
vehículos "off balance sheet" y mercados OTC.

El capital es un arma de doble vertiente, debe ser
suficiente para garantizar la solvencia como es lógico,
pero también debe tener muy en cuenta los riesgos,
incrementando la cantidad necesaria en forma de
penalización. Además se deben obstaculizar los
comportamientos "pro-cíclicos" en donde los requerimientos
anteriores podrían ser una opción, o bien
estableciendo "tasas" para compensar las
caídas.

Importante: la liquidez. Debe controlarse para reducir
el apalancamiento, la dependencia de financiación
mayorista a corto plazo y sobre todo el "maturity mismatch". O lo
que es lo mismo, evitar técnicas muy agresivas como
endeudarse excesivamente a corto plazo financiando a su vez un
período demasiado largo.

También muy importante: "resolution regimes".
¿Qué es esto? Una opción entre el bailout y
la quiebra, ni tan costoso como lo primero ni tan dañino
como lo segundo. Se trata de establecer unas condiciones claras
para considerar que una entidad financiera está en
problemas, tomando el control y actuando antes de que se extienda
al resto del sistema y aprovechando que "la enfermedad"
aún está germinando y hay margen de maniobra. Este
tipo de planes ya se están estableciendo en muchos
países y seguramente estamos solo ante el
principio.

No se descarta una nueva "Glass-Steagall" ni consideran
descabellada la "Volcker Rule" de escindir las mesas de
"propietary trading". Y en última instancia, si con lo
anterior no se consiguen los objetivos buscados se menciona
incluso la limitación del tamaño, del crecimiento,
la venta de activos o la división de bancos. Puede parecer
radical, pero supongo que el FMI cree que si no actuamos lo que
hemos visto hasta hoy será simplemente el principio, solo
hay que ver lo que está pasando actualmente con la
"reedición" de comportamientos pasados.

Claro que todo ello no es fácil de implementar de
forma certera y el propio organismo internacional admite que
harán falta muchos años. Si funcionase y en el
futuro crecer y tener beneficios fuese mucho más
complicado tendríamos un fuerte incentivo para arriesgar
lo máximo posible actualmente y "aprovechar mientras se
pueda". Claro que si hasta el día de hoy (noviembre 2011)
las cosas no han cambiado, ¿lo harán en el futuro?
Soros en el artículo "Time to Fix the Euro" criticaba las
fallas estructurales de la Eurozona, pero también
advertía que sería necesario un ente supranacional
bancario porque a nivel nacional un "too big to fail" es
inmanejable. Es posible que por lo difícil que es
controlar las transacciones "cross-border" y sus riesgos
caminemos hacia ahí pero, ¿y cuándo sean
"too big to fail" dentro de la Eurozona u otros entes mayores? O
manejamos los riesgos o ellos nos manejarán a nosotros, en
ese caso habremos perdido la batalla.

La Fed y su abultado balance (la argentinización
total)

Si algo tiene de bueno Internet es el acceso que ha dado
a cualquier inversor particular a una ingente cantidad de
información que hace años era coto privado de las
grandes corporaciones, siendo estas las únicas que
tenían el personal y los recursos necesarios para
recopilarla. Hoy en día cualquiera puede entrar en la web
del Banco Central de un país, del Ministerio de turno o de
la mismísima Reserva Federal y tener acceso a la
documentación que estos organismos y muchos otros publican
de manera periódica.Así es como, buscando en la
página de la Reserva Federal, podemos encontrar los datos
que semanalmente publican de su balance, es decir, de los activos
que tiene, su capital, etc. Para los curiosos, pueden consultarlo
en la siguiente dirección:
http://www.federalreserve.gov/releases/h41/current/.

De los últimos datos publicados al 21/711
(por ejemplo), destaca como los activos en su balance ascienden a
2,85 billones (europeos) de dólares, con una subida de
más del 300 % respecto al que tenía a cierre de
2007, antes de que estallara la crisis. A finales de junio,
cuando terminen con el QE2, esa cifra estará aún
más cerca de los 3 billones, casi nada.

Algunas otras cosas que llaman la atención son
los 119.093 millones de deuda de agencias, que aclaran es el
valor nominal (me pregunto cuál sería el valor que
le darían a esa deuda si estuviera en el balance de una
Caja española por poner un ejemplo), y los 917.856
millones de MBS (Mortage-Backed Securities), es decir, activos
respaldados por hipotecas que compraron en lo peor de la crisis a
los bancos de inversión del país para darles
liquidez. Añaden en una nota que esta deuda está
garantizada por Fannie Mae, Freddy Mac y Ginnie Mae, ya me quedo
más tranquilo,

Pero el dato más llamativo de todos es el
capital, que asciende a 52.689 millones de dólares, lo
cual quiere decir que a 8 de junio de 2011 el apalancamiento de
la FED es de 54 veces, lo que equivaldría a un core
capital inferior al 2%. Si en vez de Reserva Federal se llamara
Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ben Bernanke estoy seguro de
que no obtendría una Triple A de las agencias de
calificación anglosajonas, pero es la ventaja que tiene el
poder darle a la maquinita e imprimir billetes.

Resulta curioso que con las nuevas normativas de Basilea
III se exija a los bancos que reduzcan el apalancamiento y
mejoren sus ratios de capital y mientras los bancos centrales
tiran la casa por la ventana comprando activos tóxicos a
cualquiera que se los venda. Bueno, a cualquiera no, sólo
a los "too big to fail".

En su defensa, decir que el BCE no está mucho
mejor. Habrá que ver qué pasa con su capital si
Grecia acaba en default, ya que según algunas estimaciones
acumula 45.000 millones en bonos griegos, al margen de los que
tenga de Portugal e Irlanda.

Son los efectos de la crisis y de la política de
creación de dinero que se ha seguido en estos años,
pero, ¿realmente ha merecido la pena el
esfuerzo?

Si nos vamos a los datos económicos publicados en
USA últimamente (julio 2011) y lo comparamos con lo que
nos contaron que pretendían parece claro que
no.

La creación de empleo, teniendo en cuenta que se
han inyectado casi dos billones de dólares, ha sido
decepcionante. El consumo solo se consiguió aumentarlo a
base de subvenciones, como en el caso de las casas y los coches.
En su momento se vendió como una reactivación lo
que posteriormente solo fue un espejismo.

Los políticos nos tomaron por tontos cuando
clamaban que había brotes verdes, porque esos planes no
crearon nuevo consumo, sólo adelantaron consumo futuro.
Los pocos con posibilidades para comprar casa o coche y que
dudaban por la situación económica se animaron
alentados por las ayudas, pero una vez que compraron se
acabó con esa demanda futura.

Pero volviendo al asunto principal, si la
situación no ha mejorado gran cosa poniendo sobre la mesa
dos billones de dólares, ¿qué pasará
cuando la FED deje de meter dinero en la economía? De
momento eso parece que se preguntan los mercados, que por si
acaso, y tras una subida de más del 100% en un periodo
corto de tiempo recogen velas y se quedan mirando desde la
barrera.

Uno, que es malpensado en temas bursátiles por
naturaleza, se pregunta si no será esta la manera que
tienen de forzar un QE3, ya que los grandes bancos de
inversión que mueven los hilos saben que si cae la bolsa
la economía irá detrás por el pesimismo que
provoca en los consumidores, así que haciendo caja y
bajando los mercados quizás consigan una nueva dosis de su
droga preferida, la liquidez.

De lo que pase el día que la FED intente vender
su cartera de bonos al mercado mejor no hablamos.

Adictos al crédito

"En la última década, la deuda
pública acumulada en el planeta se ha duplicado de largo
hasta superar los 30 billones de euros, casi 30 veces el PIB
español. Las Administraciones desplazan así al
sector privado de la financiación ajena y abonan tensiones
económicas como las europeas"…
La deuda
pública acumulada en el mundo multiplica por 30 el PIB
español (Cinco Días – 24/7/11)

No es una cantidad que se suela manejar en los medios de
comunicación, pero es extremadamente importante. Mucho
más, cuando la crisis de la deuda originada en Grecia y
extendida por la zona euro amenaza con sumir al planeta en una
segunda recesión. El nivel de endeudamiento público
global supera ya los 40 billones de dólares: según
la Intelligence Unit de la prestigiosa publicación
británica The Economist, asciende a 42,6 billones de
dólares; con los cálculos del Factbook de la CIA
estadounidense, llegaría a 44,2 billones, nada menos que
el 59,3% de la actividad económica del planeta. Traducido
a euros, el montante de la deuda global se sitúa de este
modo en el entorno de los 30 billones: casi 30 veces el producto
interior bruto de España.

Desde el año 2007, cuando el estallido de la
burbuja inmobiliaria de Estados Unidos dio el pistoletazo de
salida a la Gran Recesión, el nivel de endeudamiento
público se ha incrementado en un 50%. Ese impulso se
explica por la aplicación de políticas keynesianas
de gasto en la mayor parte de los Gobiernos del planeta, que
incurrieron en voluminosos déficits presupuestarios y
cebaron el endeudamiento. Pero el recurso a la deuda no es
exclusivo de las vacas flacas: también se elevó en
los años de crecimiento económico acelerado de la
mitad de la pasada década. De hecho, en 2000 apenas sumaba
18 billones de dólares, menos de la mitad que en la
actualidad.

Las implicaciones de la escalada no son menores. Si bien
es cierto que la deuda financia el necesario tirón
económico de países emergentes como China, India o
Brasil, no lo es menos que la concentración del
endeudamiento no se produce allí, sino en países
ricos como Japón (225% del PIB), Italia (118%), Francia
(83%) o Alemania (79%). Estos emisores destinan el grueso de los
fondos captados al consumo, no a la inversión.

El temido efecto crowding out (desplazamiento
público del sector privado a la hora de captar fondos) se
produce de este modo sin compensación a largo plazo. Las
consecuencias son evidentes en países como España,
donde la sequía de crédito a las empresas
está difiriendo sine díe la deseada
recuperación económica.

Así las cosas, el endeudamiento implica que
más de 30 billones de euros se encuentran en una
situación cercana al estancamiento, contribuyendo poco al
crecimiento económico global.

No terminan ahí los impactos negativos del
acelerado endeudamiento público. Cuando este avanza
más rápido que el crecimiento económico,
como en los últimos años, lleva asociada una mayor
intervención estatal en la economía por la
vía de mayores impuestos futuros, que detraen recursos de
la actividad. Además, para mantener elevados niveles de
deuda se necesita acudir a los mercados de forma asidua, lo que
eleva el riesgo de ser juzgado con severidad por los mismos. Un
juicio negativo originó la crisis griega en la pasada
primavera (2010), después contagiada a Irlanda y Portugal
y que, poco más de un año más tarde, ha
llegado a amenazar seriamente a España e
Italia.

El último informe anual del Banco de Pagos
Internacionales (junio 2011) explica de forma sencilla los
hechos: "La deuda pública se disparó tras la
quiebra de Lehman Brothers, sobre todo en los países que
habían experimentado auges del mercado de la vivienda". Y
advierte de la necesidad de moderarla porque "el sentimiento del
mercado puede cambiar rápidamente, obligando a las
Administraciones a tomar medidas aún más
drásticas que las que habrían sido necesarias en
una fase anterior". Los draconianos planes de ajuste de Grecia
sirven de ejemplo, como también el más reciente de
Italia, o el emprendido por el Gobierno español en mayo
pasado, con el mayor recorte de gasto de la
democracia.

Pero tal vez esas medidas no sean suficientes:
según los cálculos del FMI, la deuda pública
de los 20 países más ricos superará el 100%
de su PIB dentro de tres años. Un ejemplo más de la
escalada: a principios de siglo estaba en el 70%, y en 1980
apenas alcanzaba el 40% del producto interior bruto.

Las cifras

44,2 billones de dólares deben los sectores
públicos del mundo. La cantidad se ha duplicado en 10
años.

59,3% es la deuda pública acumulada por el
conjunto del planeta, en porcentaje del PIB.

– El dilema de la deuda en Europa y Estados Unidos
(Project Syndicate – 29/7/11)

(Por Michael Boskin) Lectura recomendada

Palo Alto.- Europa y los Estados Unidos,
prósperas joyas de las democracias capitalistas mixtas, se
están ahogando en el déficit y la deuda debido a
los enormes Estados de bienestar establecidos (Europa) o que se
están estableciendo (Estados Unidos). Mientras Europa
lucha para impedir el contagio financiero y los Estados Unidos
para reducir sus déficits sin precedentes, sus peligrosos
niveles de deuda amenazan el nivel de vida en el futuro y
presionan las instituciones políticas internas e
internacionales. Las agencias calificadoras amenazan con reducir
más sus calificaciones; otros observadores presagian la
caída del euro y/o el fin del dólar como moneda de
reserva global.

Los economistas Ken Rogoff y Carmen
Reinhart estiman que los coeficientes de deuda/PIB de 90% se
relacionan con perspectivas de crecimiento muy reducidas. El
coeficiente de Grecia es superior al 120%, el de Italia es de
aproximadamente 100% y el de los Estados Unidos del 74%, en
comparación con 40% hace apenas unos años –y
se acerca rápidamente al 90%. El Fondo Monetario
Internacional calcula que cada incremento de 10 puntos del
coeficiente de deuda reduce el crecimiento económico en
0.2 puntos porcentuales. Así pues, un aumento del 40-50%
del PIB podría recortar el crecimiento a largo plazo a la
mitad en partes de Europa occidental y en una tercera parte en
los Estados Unidos – una reducción devastadora de los
avances en los niveles de vida en el curso de una
generación.

Peor aún, la carga de las
pérdidas bancarias que tarde o temprano se
socializará y la de los costos futuros no financiados de
las pensiones y la salud pública frecuentemente se
subestiman en las cifras oficiales sobre la deuda. Además,
algunos gobiernos subnacionales, por ejemplo en los Estados
Unidos y España, con finanzas problemáticas
presionarán a los gobiernos centrales para obtener ayuda
fiscal.

En Europa, los electores de países fiscalmente
responsables como Alemania y los Países Bajos se
están resistiendo a rescatar a gobiernos, bancos y
tenedores de bonos. Los electores estadounidenses
tradicionalmente han sido partidarios de un gobierno más
pequeño y de impuestos menores de lo que los europeos han
apoyado (o al menos tolerado). Si se añade la ira continua
por los rescates bancarios, el aumento del gasto y la enorme
deuda nacional, incluso los demócratas en Estados Unidos
-el partido que usualmente está a favor del gasto
público- finalmente están hablando de
reducción del déficit.

Después de la última recesión
profunda en los Estados Unidos, en 1981-1982, cuando la tasa de
desempleo llegó a ser incluso superior que en la
recesión reciente, los demócratas criticaron al
presidente Ronald Reagan por el déficit del 6% del PIB.
Ahora los republicanos atacan al presidente Barack Obama por el
déficit del 10%. En los países europeos hay
maniobra políticas y sustantivas similares.

La catalogación simplista de los partidos
políticos según su preferencia por un tamaño
particular de gobierno oculta tendencias intrapartidistas
más complejas. El Partido Republicano de los Estados
Unidos tiene tres tipos de conservadores fiscales: los que hacen
recortes del lado de la oferta, los que buscan limitar el gasto
público y los que intentan equilibrar el presupuesto.
Históricamente han tenido diferencias de táctica y
estrategia, pero puesto que el déficit significa la
diferencia entre ingresos y gastos, están estrechamente
vinculados. En efecto, puesto que la suma de todos los ingresos
fiscales futuros (a su valor presente) debe cubrir la suma de
todos los gastos futuros más la deuda nacional, la
única forma de mantener los impuestos relativamente bajos
es controlar el gasto.

Así como los demócratas han abogado desde
hace mucho por un mayor gasto público y mayores beneficios
para más personas, ya sea por motivos ideológicos o
como estrategia para construir coaliciones políticas, los
republicanos tienen por objetivo reducir los impuestos.
Así pues, no debe sorprender que los republicanos
estén utilizando la votación sobre el techo de
endeudamiento para obligar a que se reduzca el gasto en
prestaciones sociales, mientras que Obama y los demócratas
en el Congreso la estén aprovechando para forzar un
aumento de los impuestos, en parte con el fin de fracturar la
coalición de sus adversarios.

Los niveles elevados de endeudamiento se combinan con el
crecimiento económico lento en una danza diabólica.
Los pagos de los intereses de la deuda se hacen tan onerosos que
los tenedores de bonos exigen intereses más altos
(recientemente la deuda griega daba rendimientos superiores al
30%). Las tasas de interés de la deuda pública
estadounidense se mantienen bajas, de modo que esta amenaza es
prospectiva, pero los déficits futuros serán mucho
mayores que las proyecciones del gobierno cuando las tasas se
normalicen.

La mejor respuesta sería
establecer controles estrictos de los presupuestos junto con
reformas estructurales para promover el crecimiento. En los
Estados Unidos, que tienen el impuesto sobre el ingreso
más progresivo de las principales economías, se
están discutiendo reformas fiscales federales que
reducirían las tasas y ampliarían la base. En
Europa, las reformas estructurales se centran en el aumento de la
edad de retiro y la flexibilidad del mercado laboral.

El desapalancamiento de los gobiernos,
las instituciones financieras y los hogares es una de las causas
principales de la lenta recuperación económica.
Pero un crecimiento lento significa menos ingresos fiscales y
más demanda de pagos para mitigar las privaciones, lo que
presiona los presupuestos públicos.

La apuesta fue que una
recuperación sólida y durable permitiría que
los bancos y los hogares reconstruyeran sus hojas de balance con
la rapidez suficiente para evitar la necesidad de emprender
rescates adicionales. Sin embrago, hasta ahora la apuesta no
está funcionando tan bien ni tan rápido como se
esperaba.

Los bancos son rentables de manera continua, pues piden
préstamos a tasas de interés muy bajas,
frecuentemente a los bancos centrales, y cobran intereses
más elevados en los créditos que otorgan. Si bien
la contabilidad instantánea de los precios de mercado
puede exagerar las pérdidas previstas en una
situación de pánico, los valores corrientes son a
menudo ficciones contables y políticas. Serán
necesarias más medidas en el caso de Fannie Mae y Freddie
Mac (las enormes agencias hipotecarias cuasigubernamentales de
los Estados Unidos) y de algunos bancos estadounidenses
débiles, así como en el de algunos de los bancos
europeos más débiles y con menor
capitalización (las recientes pruebas de estrés
fueron un tibio primer paso).

Los sistemas bancarios necesitan
más capital. La mejor solución es el capital
privado –procedente de las ganancias retenidas, nuevos
actores, nuevos propietarios y nuevas inversiones. Pero en
algunos casos, no se puede evitar el recurso a capital
público adicional, por desagradable que sea.

Los dilemas de la deuda en Europa y los
Estados Unidos demuestran una vez más que los servidores
públicos electos ignorarán los costos en el largo
plazo para obtener beneficios en el corto y que únicamente
actuarán cuando se vean obligados a hacerlo, en un intento
de burlar las leyes de la economía y revocar las de la
aritmética, que está condenado al fracaso. Ello
implica un período de perturbaciones económicas y
desorden político que irá mucho más
allá de los debates de este verano sobre el techo de
endeudamiento de los Estados Unidos y los problemas de deuda
soberana de Europa. Estos debates son apenas una etapa de una
larga lucha que tendrá importantes consecuencias en los
años por venir.

(Michael Boskin, profesor de Economía de la
Universidad de Stanford e investigador de la Hoover Institution,
fue presidente del Consejo de Asesores Económicos de 1989
a 1993 del Presidente George H. W. Bush. Copyright: Project
Syndicate, 2011)

La financierización de la economía
(confundiendo deuda con riqueza)

"Durante las últimas décadas se ha
venido produciendo un cambio en las economías
occidentales. Del capitalismo industrial se ha pasado al
financiero, de la preeminencia de la actividad productiva a la
crediticia y de mercados"…
Ganan las finanzas, pierde la
economía real: el futuro ya está aquí (El
Confidencial – 14/9/11

Acaba de concluir su primera fase que ha implicado la
casi desaparición de la economía "real" en favor de
la financiera y la concentración de poder en reducidas
manos de este sector. Para ello se ha usado la ilusión
monetaria que logró convencer a los ciudadanos que
endeudarse significaba ser más rico, sin que, en realidad,
se operara cambio alguno en su situación. Pero claro,
cuanta más deuda, más dependencia del sector
financiero.

Monografias.com

Ahora, con esta crisis, se está entrando en la
segunda fase de esta transformación, la de la total
ocupación de los fondos públicos.
¿Cómo lo logran?

Primero, a través del miedo. Los trabajadores ven
el despido tan cerca (según la OIT, el desempleo
está en su nivel más alto nunca registrado) y se
encuentran con tan poco ahorro y tan escasas posibilidades de
encontrar otro trabajo, que aceptan cualquier medida
económica por dañina que les resulte.

Empecemos por el descenso de los costes salariales.
Según Greenspan, la deuda "cura" el problema laboral y
está en la génesis de la contracción de la
retribución a los empleados. Vaya, haber empezado por
ahí cuando fue Presidente de la Reserva
Federal.

Monografias.com

Sigamos con el déficit público. En los
Estados Unidos, la Comisión de Responsabilidad Fiscal
está más preocupada por el agujero presupuestario
que por el crecimiento. El mismo título del estudio
asusta: "El Momento de la verdad". ¿De qué
"verdad"? ¿La "verdad" de que su gobierno puede, siempre,
pagar su deuda al endeudarse en su propia moneda? ¿La
"verdad" que Estados Unidos jamás entrara en bancarrota, a
menos que así lo desee? ¿Qué es
esto?

Entre los miembros de esta Comisión hay ex
vicepresidentes de la FED, ex directivos de Morgan Stanley y
profesionales de perfil similar. Gente preparada que sabe que
están mintiendo a sus compatriotas. Interesa transmitir la
idea de que unos gobiernos sumamente ineptos y proclives a
dispendios sin control convierten todo gasto público en
improductivo.

Se busca convencer a los ciudadanos de que la
situación actual no permite el déficit del Estado,
que son inviables las estructuras públicas de pensiones o
de salud. No se explica que no todo el gasto de la
administración es dispendio ni que la falta de
superávit comercial implica déficit del sector
privado o el público.

El resultado es que los ciudadanos han asimilado que si
no aceptan las medidas de austeridad, sufrirán la mayor
recesión de la Historia. Si no acatan resignadamente los
recortes, el límite de la deuda USA no se podrá
aprobar (dicho por el mismo partido que lo aumentó en diez
ocasiones anteriores). Sin ajustes, sus pensiones corren
peligro.

El objetivo es destinar los recursos públicos y
el endeudamiento del Estado a apoyar el rescate de las entidades
financieras y evitar minusvalías en las carteras de las
entidades.

El sector financiero sabe que el sistema no da
más de sí. Puede aguantar un poco más, coger
el dinero del nuevo QE y moverlo hacia Asia donde está el
futuro gracias a una población ávida por consumir y
endeudarse. Pero sabe que la deuda total, tanto en los EEUU como
en la UE, no puede pagarse.

En esta operación, el papel del BCE es
fundamental. La labor principal de un banco central es la de
financiar el gasto del Estado con la compra de su deuda. El BCE
es diferente: tiene prohibido la compra en el mercado primario.
Su tarea se limita a controlar la inflación.

Así, los países de la UE, en lugar de
endeudarse a través de su banco central como ocurre en
Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Noruega… lo
hacen pagando el 5% a los bancos comerciales que después
venden la misma deuda al BCE. Mientras, Estados Unidos se
financia a través de la FED al 0%. ¿Quién
gana con este mecanismo? ¿El ciudadano?

¿Capitalismo unilateral? (cara, yo gano; cruz,
tú pierdes?)

"Los estadounidenses más acaudalados casi
triplicaron sus ingresos en las tres décadas al 2007,
mucho más que todos los otros segmentos de la
población, informó el martes la Oficina de
Presupuestos del Congreso, o CBO, de Estados Unidos"…
Los
estadounidenses más ricos triplican sus ingresos en 30
años (The Wall Street Journal –
25/10/11)

La entidad dijo que los ingresos tras impuestos
crecieron en 62% durante el período de 30 años. Sin
embargo, los ingresos del 1% de los estadounidenses más
acaudalados ascendieron 275% en ese lapso, mientras que el
ingreso posterior a impuestos de un quinto de los hogares de
menores ingresos creció sólo 18% entre 1979 y
2007.

Para los estadounidenses más acaudalados,
excluyendo al 1% en el tope, el ingreso por hogar creció
en 65% durante el período, mientras que para el 60% en la
mitad de la escala de ingresos, la expansión tras
impuestos estuvo justo por debajo de 40%, según la
CBO.

Gran parte del crecimiento de esta brecha se debe el
ingreso antes de impuesto y las transferencias del gobierno
crecieron para los más acaudalados. El 1% de la
población dio cuenta de todo el ingreso en 2007, frente a
50% en 1979.

– La próxima sobreoferta de crédito global
(Project Syndicate – 31/10/11)

(Por Andrew Sheng) Lectura recomendada

Hong Kong.- Cuando los líderes en la cumbre del
G-20 se reúnan esta semana en Cannes, Francia, el
próximo campo minado económico que
enfrentarán ya estará saliendo a la luz. Es
probable que adopte la forma de una sobreoferta global y opaca
del crédito, impulsada por la combinación de una
banca mundial "demasiado grande para quebrar" con un enorme
sector bancario en las sombras que, en gran medida, no ha sido
advertido ni reglamentado.

Es cierto que no es lo que muchos ven. El Presidente de
la Reserva Federal, Ben Bernanke, y otros personeros han
atribuido la crisis financiera de 2008 a un exceso de ahorro
global, que generó grandes flujos de dinero desde
economías de mercados emergentes con altos niveles de
ahorro -especialmente en Asia- que poseen superávits
crónicos de la balanza de pagos. De acuerdo con esta
escuela de pensamiento, el exceso de ahorro llevó las
tasas de interés de largo plazo a niveles
bajísimos, produciendo burbujas de activos en los Estados
Unidos y otros países.

Sin embargo, Claudio Borio y Disayat
Piti, economistas del Banco de Pagos Internacionales, han
argumentado de forma convincente que la teoría del exceso
de ahorro no explica la insostenible creación de
crédito en el período previo a la crisis de 2008.
Han demostrado que los flujos de capital importantes no
provenían de los mercados emergentes, sino de Europa,
donde no había un superávit neto de la balanza de
pagos.

La teoría alternativa -de un
exceso de oferta mundial de crédito- ganó
más terreno con la publicación la semana pasada del
informe del Consejo de Estabilidad Financiera sobre
intermediación financiera no bancaria ("shadow banking" en
inglés). El informe contiene sorprendentes revelaciones
sobre la escala de la intermediación financiera no
bancaria global, que define como "la intermediación del
crédito por parte de entidades y actividades fuera del
sistema bancario regular."

El informe, solicitado por los
líderes del G20 en su cumbre en Seúl en noviembre
pasado, determinó que entre 2002 y 2007 la
intermediación financiera no bancaria creció en 33
billones de dólares, más que duplicando su volumen
de activos desde $ 27 billones a $60 billones. Esto es 8,5 veces
mayor que el total del déficit de cuenta corriente de
EEUU, de $ 3,9 billones durante el mismo
período.

Se estima que el sistema de
intermediación financiera no bancaria representa
aproximadamente del 25 al 30% del sistema financiero global (250
billones de dólares, excluidos los derivados) y la mitad
del total de los activos bancarios mundiales. Esto representa un
gran "agujero negro" regulatorio en el centro del sistema
financiero global, hasta ahora no monitoreado de cerca para fines
de estabilidad monetaria y financiera. Su importancia
quedó al descubierto solo por el análisis de las
funciones clave que desempeñan los vehículos de
inversión estructurada (VIE) y los fondos del mercado
monetario (FMM) en la crisis de 2008.

El sistema de intermediación financiera no
bancaria es complejo, porque comprende una mezcla de
instituciones y vehículos. Otros fondos de
inversión distintos a los FMM constituyen el 29% del total
y los VIE el 9%, pero el sistema no bancario también
incluye las instituciones financieras públicas (tales como
Fannie Mae, la entidad de créditos hipotecarios
respaldados por el gobierno en los EEUU). Son algunas de las
mayores entidades de contrapartida al sistema bancario regular y,
combinadas, su creación de crédito y operaciones
por cuenta propia y de cobertura pueden explicar gran parte de
los flujos de liquidez a nivel mundial que hacen que la
estabilidad monetaria y financiera sea tan difícil de
garantizar.

El problema es que, para el año
2010, el sistema de intermediación financiera no bancaria
tenía aproximadamente el mismo tamaño que el de
justo antes del crash del mercado en 2007, mientras que el
sistema bancario global sometido a regulación era un 18%
mayor que en 2007. Es por eso que el informe del BPI destaca el
sistema de intermediación financiera no bancaria, junto
con los grandes bancos internacionales, como fuente de riesgo
sistémico. Pero es probable que el problema mundial sea
mucho mayor que la suma de sus partes. En concreto, es posible
que la creación de crédito global por los sistemas
bancarios regulares y en la sombra sea significativamente mayor
que la suma de la creación de crédito medida en la
actualidad por las estadísticas nacionales.

Hay varias razones para esto. En primer lugar, el
crédito que puede ser y es creado en el exterior y a
través de los VIE fuera de la hoja de balance no se
refleja en las estadísticas nacionales de balanza de
pagos. En otras palabras, si bien un exceso de "ahorro" puede
contribuir a que existan bajas tasas de interés e impulsar
la creación de un exceso de crédito, no es la causa
principal.

En segundo lugar, el volátil intercambio "carry
trade" (el costo de financiar posiciones) es muy difícil
de medir, ya que la mayoría se lleva a cabo a
través de derivados de opciones, contratos a plazo
(forwards) y permutas financieras (swaps), que son tratados como
fuera de la hoja balance, es decir, como números netos que
están por debajo de la línea en términos
contables. Por lo tanto, en términos brutos, el efecto de
apalancamiento es mayor que lo que se informa en la
actualidad.

En tercer lugar, la interacción
entre el sistema de intermediación financiera no bancaria
y los bancos globales está altamente concentrada, ya que
los bancos mundiales actúan como intermediarios
principales, en particular para operaciones de derivados. Los
datos de la Contraloría de la Moneda de EEUU sugieren que
los cinco primeros bancos de EEUU representan el 96% del total de
operaciones de derivados extrabursátiles (OTC) en los
EEUU.

De hecho, el escenario de pesadilla que el mundo teme es
el colapso de otra entidad de intermediación financiera no
bancaria que provoque que el comercio mundial se congele como
ocurrió en 2008. El acuerdo de Basilea III sobre
suficiencia de capital y otras reformas recientes todavía
no ha protegido de manera contundente el financiamiento del
comercio ante estos golpes potenciales.

Necesitamos con urgencia monitorear y
comprender el papel de las entidades de intermediación
financiera no bancaria y los bancos "demasiado grandes para
quebrar" en la creación de una superabundancia global de
crédito. Un primer y vital paso es obtener una imagen
completa de las cifras globales monetarias y de crédito, y
sus determinantes.

Hasta ahora, la llamada del G-20 a "pensar globalmente"
se ha convertido en "acciones locales". Esperamos que los
líderes del G-20 piensen sistémicamente en Cannes,
y adopten medidas nacionales y de cooperación para
desactivar el campo minado de la sobreoferta mundial de
crédito.

(Andrew Sheng es Presidente del Instituto Global Fung,
un nuevo centro de estudios con sede en Hong Kong que busca
entender los temas globales desde perspectivas asiáticas.
Fue Presidente de la Comisión de Valores y Futuros de Hong
Kong y es asesor de la Comisión Reguladora de Bancos de
China. Copyright: Project Syndicate, 2011)

La economía mundial sigue expuesta a los mismos
peligros que en 2008

"Cuando ya han transcurrido tres años desde
el estallido de la crisis financiera y la reforma del sistema
regulatorio de Estados Unidos, la economía mundial sigue
expuesta a los peligros que casi derrumbaron la banca en
2008"…
Tres años después de Lehman, los
bancos aún son vulnerables (The Wall Street Journal –
2/11/11)

Cuando ya han transcurrido tres años desde el
estallido de la crisis financiera y la reforma del sistema
regulatorio de Estados Unidos, la economía mundial sigue
expuesta a los peligros que casi derrumbaron la banca en
2008.

La Reserva Federal de EEUU (Fed) vuelve a estar ansiosa
ante la posibilidad de que los inversionistas huyan en masa del
mercado de fondos mutuos, un negocio de US$ 2,6 billones
(millones de millones) donde millones de estadounidenses
depositan sus ahorros y al que recurren los bancos del mundo en
busca de financiamiento de corto plazo. Aún no hay reglas
comunes entre los países para levantarse tras el colapso
de un gigante financiero global. Los bancos parecen haberse
subido a una montaña rusa desde hace meses y los gobiernos
no pueden costear grandes rescates.

"Las preocupaciones sobre los problemas fiscales y de la
banca de Europa han contribuido a nuevas fisuras en los mercados
financieros del mundo", dijo el presidente de la Fed, Ben
Bernanke, el 2 de noviembre (2011) en una rueda de prensa. Estos
temores, añadió, "probablemente tendrán
efectos adversos sobre la confianza y el crecimiento".

El colapso la firma de valores de Wall Street MF Global
Holdings Ltd., a principios de noviembre (2011) reflejan el
alcance e irritabilidad del mercado global. Una serie de apuestas
erróneas en Europa desataron una estampida de sus clientes
que la obligó a acogerse a la ley de protección por
bancarrota en cuestión de días. Las sospechas de
fraude acentuaron los temores de los inversionistas.

Por ahora, la quiebra de MF Global parece ser un
acontecimiento aislado. Su caso, no obstante, intensifica las
dudas de los reguladores y el público de que el sistema
financiero global no ha superado del todo la crisis de 2008 y es
propenso a la inestabilidad.

Una entidad de mayor envergadura y más
interconectada que MF Global podría acabar con una cartera
incobrable ligada a un acreedor como Grecia. El impacto de su
hundimiento se podría propagar, derrumbando los mercados y
congelando el crédito, es decir lo mismo que pasó
en 2008. Por el momento, ese escenario parece improbable ante la
alerta de los reguladores, los inversionistas y los propios
bancos. Sin embargo, no se puede descartar la
posibilidad.

"Todo lo que se necesita para que los mercados se
vuelvan a congelar es algún tipo de pánico", dice
Anil Kashyap, profesor de la Escuela de Negocios Booth de la
Universidad de Chicago. "Si se esfuma la confianza y los mercados
se congelan, nos enfrentamos a un problema gigantesco",
asevera.

Las economías desarrolladas, altamente
endeudadas, se encuentran en una posición más
débil para abordar la crisis que en 2008. Cuentan con
menos recursos y menos impulso político.

Por otra parte, el sistema financiero es más
resistente que hace tres años. El patrimonio de la banca
estadounidense, o sea los activos menos los pasivos, ha crecido
20%, unos US$ 264.000 millones, desde septiembre de 2008,
según el gobierno. Esto les otorga a los bancos más
capital de reserva contra pérdidas imprevistas.

Los bancos también son más
líquidos. El efectivo a su disposición se ha
más que cuadruplicado desde 2008, para bordear los US$ 1,8
billones, según la Fed, gracias en parte a las generosas
sumas que el banco central ha inyectado en el sistema.

De todos modos, hay rincones del sistema financiero que
siguen bajo presión. Los costos de financiar
préstamos de bienes raíces comerciales se han
disparado desde junio (2011). Los bancos europeos, a su vez,
están pagando más para tomar prestados
dólares.

Asimismo, las firmas financieras siguen estando tan
interconectadas como cuando colapsó el banco de
inversión Lehman Brothers. Cuando una tambalea, otras se
preparan para lo peor.

"Algunos se preguntan: "¿cómo puede haber
contagio desde Europa a EEUU?" Hasta cierto punto, y esto es
discutible, ya lo tenemos", afirmó, a principios de
noviembre (2011) ante un grupo de economistas Eric Rosengren,
presidente del Banco de la Reserva Federal de Boston.

El costo de un seguro contra una cesación de
pagos de bancos estadounidenses como Morgan Stanley, Citigroup y
Bank of America ha aumentado drásticamente en los
últimos meses, al igual que el de los bancos
europeos.

Aunque las instituciones financieras de EEUU han
reducido su exposición a Grecia, que en junio (2011)
alcanzaba US$ 8.300 millones, su vulnerabilidad ante Europa es
mucho más significativa y totalizó US$ 1,8 billones
en junio (2011), según datos del Banco Internacional de
Pagos. Estas cifras no toman en cuenta la exposición
mediante contratos conocidos como seguros contra cesaciones de
pagos.

"Lo que aprendí en 2008 es que en realidad no
sabemos o no entendemos completamente todos los eslabones en
nuestro sistema bancario y todas las conexiones que se descubren
cuando las cosas salen mal", afirma Carl Weinberg, economista
jefe de la consultora High Frequency Economics.

Una de las preocupaciones de la Fed es que los temblores
que atraviesan el sistema financiero generen un terremoto. Una
falla geológica potencial es el mercado monetario, un
engranaje vital del sistema. Un pánico podría
rápidamente restarle, una fuente de recursos a los
deudores y desestabilizar a los propios fondos.

Una preocupación es la exposición a los
mercados internacionales. Las entidades no estadounidenses en
busca de dólares acuden al mercado monetario para obtener
efectivo de corto plazo y la exposición internacional ha
aumentado desde el colapso de Lehman Brothers en 2008.

Monografias.com

El paisaje europeo tampoco ofrece muchas
esperanzas (3/11/11): es lo que hay…

Monografias.com

Monografias.com

"Los 29 Principales" (los "too big to fail", que
tendremos que continuar rescatando)

"La agencia para la estabilidad financiera del G-20
publicó el viernes la tan esperada lista de los bancos a
los que se obligará a tener más capital debido a su
importancia para el sistema financiero global"…
Los 29
bancos "sistémicos" del mundo (The Wall Street Journal –
4/11/11)

La lista de las instituciones financieros con
importancia sistémica a nivel global es muy parecida a lo
que se esperaba, con 17 bancos europeos, ocho de Estados Unidos,
tres de Japón y uno de China. Llama la atención la
ausencia del español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA y
del italiano Intesa Sanpaolo SpA, debido a que tienen una gran
concentración de su negocio en sus mercados
nacionales.

Los bancos incluidos en la lista tienen hasta mitad del
próximo año para explicar con detalle cómo
se desmantelarían sus negocios en caso de quiebra. A
partir de 2016, también tendrán que tener
más capital que otros bancos "para reflejar el mayor coste
para el sistema de sus quiebras". De este modo, para 2019 como
tarde, estos bancos tendrán que tener un ratio de capital
core tier 1 hasta 3,5 puntos porcentuales superior al de los
bancos que no tienen importancia sistémica.

La agencia dijo que la lista de los bancos con
importancia sistémica se actualizará cada
noviembre, mientras que la metodología utilizada se
revisará cada tres años.

Los criterios utilizados para determinar si un banco
tiene importancia sistémica fueron su tamaño, su
complejidad, el tamaño de sus actividades transnacionales,
el grado en que están interconectados con el resto del
sistema financiero y la rapidez con que se pueden sustituir sus
servicios en el caso de quiebra.

La lista completa es la siguiente:

Estados Unidos: Bank of America, Bank of New York
Mellon, Citigroup, Goldman Sachs, J.P. Morgan, Morgan Stanley,
State Street y Wells Fargo.

Reino Unido: Royal Bank of Scotland PLC, Lloyds Banking
Group PLC, Barclays PLC, HSBC Holdings PLC;

Francia: Credit Agricole SA, BNP Paribas SA, Banque
Populaire, Societe Generale SA

Alemania: Deutsche Bank AG, Commerzbank AG

Italia: Unicredit Group SA

Suiza: UBS AG, Credit Suisse AG

Bélgica: Dexia SA

Países Bajos: ING Groep NV

España: Banco Santander SA

Suecia: Nordea AB

Japón: Mitsubishi UFJ FG, Mizuho FG, Sumitomo
Mitsui FG

China: Bank of China

Más allá de la "deuda soberana": los
bancos europeos tienen otros muertos en el armario

"Una deuda soberana de alto riesgo no es la
única carga que soportan los bancos europeos: muchas
entidades tienen en sus libros pilas de productos hipotecarios
exóticos y otros activos de crédito adquiridos
antes del estallido la crisis financiera en 2008"…
La
deuda soberana no es el único problema de los bancos
europeos (The Wall Street Journal – 6/11/11)

Cuatro años después de que instrumentos
como las obligaciones de deuda garantizada (CDO por sus siglas en
inglés) y los préstamos apalancados se convirtieran
en groserías debido a las pérdidas masivas en que
incurrieron quienes los poseían, los bancos europeos
aún tienen miles de millones de euros en dichos activos.
También tienen carteras significativas de préstamos
inmobiliarios comerciales e hipotecas de alto riesgo
estadounidenses que podrían seguir bajo presión
hasta que repunte la economía global.

Dieciséis de los principales bancos europeos
tienen un total de 386.000 millones de euros, unos US$ 532.000
millones, en activos inmobiliarios y del mercado de
crédito potencialmente sospechosos, según un
informe de Credit Suisse (noviembre 2011). Esto es más que
los 339.000 millones de euros de deuda gubernamental griega,
irlandesa, portuguesa y española que esos mismos bancos
tenían en sus libros a finales de 2010, según la
información de las pruebas de solvencia
europeas.

Las abultadas carteras de deuda desde antes de la crisis
de 2008 agravan los desafíos que enfrentan los bancos del
continente. Muchos mantienen miles de millones de euros en bonos
emitidos por países con problemas financieros. A ello hay
que sumar los cientos de miles de millones en préstamos a
clientes en esos mismos países, los cuales tienen altas
probabilidades de volverse incobrables a medida que se
intensifican los problemas económicos de Europa. La
situación ha intensificado los temores de que los bancos
no cuentan con suficiente capital para absorber pérdidas
potenciales y podrían necesitar apoyo del
gobierno.

Puede que los activos en cuestión no resulten tan
dañinos. Por ejemplo, si los mercados de bienes
raíces se mantienen estables o se fortalecen, los
instrumentos que están compuestos de créditos
hipotecarios podrían ganar valor y generar una fuente
estable de pagos en efectivo para los tenedores de dichos
créditos.

Pero los bancos tienen en sus libros estos valores desde
hace cuatros años, antes de que empezara la crisis, una
época en la que los activos inmobiliarios en general
tenían precios mucho más altos. Algunas
instituciones no han hecho una rebaja contable del valor de estos
activos para reflejar los precios actuales del
mercado.

Los bancos europeos han demorado más en sanear
sus balances, comparado con los estadounidenses. Las
instituciones financieras de Europa han reducido a la mitad su
inventario de activos de este tipo desde 2007, concluyeron los
analistas de Credit Suisse. Entre tanto, los tres principales
bancos de EEUU -Bank of America Corp., Citigroup Inc. y J.P.
Morgan Chase & Co.- han reducido esos activos en más
de 80% durante un período similar.

Banqueros, analistas y otros expertos dicen que subastar
los activos de crédito que sobran es probablemente un
método atractivo para levantar los fondos. Los bancos
franceses, en particular, han identificado dichas ventas como un
componente clave de su plan de cerrar una brecha de capital de
8.800 millones de euros.

El problema es que si los bancos venden esos activos a
pérdida, socavan aún más sus bases de
capital. Pero si no lo hacen, no les queda más remedio que
quedarse con activos que consumen grandes cantidades de
capital.

Monografias.com

Los bancos en el Reino Unido, Francia y Alemania son los
mayores tenedores de estos activos estructurados, incluso
después de haber reducido su exposición en entre
30% y 50%.

Comparado con los bancos europeos, los prestamistas
estadounidenses se han desprendido de esos activos de forma
más rápida. "Es una diferencia muy cultural", dijo
Kian Abouhossein, jefe de investigación de bancos europeos
de J.P. Morgan.

"En EEUU se recibe el golpe, recauda capital y se sigue
adelante…". En Europa, los bancos suelen esperar a que los
precios se normalicen para luego deshacerse de dichos
activos.

– La banca internacional pende de un hilo (Project
Syndicate – 14/11/11)

(Por Erik Berglof) Lectura recomendada

Londres.- Finalmente se tiene conciencia de la gravedad
de la crisis en la eurozona. Los riesgos son extremos. Los
gobiernos y las instituciones financieras internacionales a duras
penas lograron presentar una solución en medio de
restricciones políticas y económicas extremadamente
severas. Todavía quedan muchas preguntas por responder
sobre su diseño; la implementación será al
menos tan difícil como lo fue producir esa
propuesta.

Los líderes de la eurozona no
solo deben ahora preservar la moneda única, sino
también los beneficios de la integración financiera
europea. Ninguna otra región en el mundo se ha beneficiado
tanto de la banca internacional. Sin embargo, estos logros ahora
están en riesgo –y con ellos, los propios grupos
bancarios europeos.

La amenaza a los bancos transfronterizos llega no solo
de la mano de los deterioros en sus balances por la
pérdida de calidad de la deuda soberana y las menores
perspectivas de crecimiento, sino también de la propia
respuesta de política. Hoy día ya está
generalmente aceptado que los bancos europeos necesitan masivas
entradas de nuevos capitales. Sin embargo, a pesar de los
valientes intentos por parte de la Autoridad Bancaria Europea
para exigir y coordinar las medidas necesarias, una
solución europea debe considerar la red de filiales
extranjeras en toda Europa.

Será difícil movilizar el apoyo para los
bancos europeos, pero aún más ampliarlo a sus
filiales. Sin embargo, a diferencia de la desacertada
exposición a la deuda soberana en toda Europa, la banca
internacional a través de filiales extranjeras ha
resultado beneficiosa para los inversores, así como para
los países de origen y sus contrapartes
–principalmente en la emergente Europa Central y del Este,
que aún constituye el mercado de exportación
más importante para la zona del euro.

Para los bancos del núcleo de la eurozona,
ésta región ha producido beneficios
extraordinarios, y es hoy parte esencial de sus operaciones. En
la Europa emergente, las filiales extranjeras ayudaron a
construir sistemas financieros menos proclives a la inestabilidad
y aceleraron la convergencia de esas economías a los
niveles de ingreso europeo medio.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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