3ª Consiguientemente deduzco, que aunque en unas
provincias tan vastas como éstas, hayan de desentenderse
por lo pronto cinco o seis mil individuos, resulta que como
recaen las ventajas particulares en ochenta o cien mil
habitantes, después de las generales, ni la opinión
del Gobierno claudicaría ni perdería nada en el
concepto público cuando también después de
conseguidos los fines, se les recompense aquellos a quienes se
gradúe agraviados, con algunas gracias o
prerrogativas.
Igualmente deduzco también de qué sirven,
verbigracia, quinientos o seiscientos millones de pesos en poder
de otros tantos individuos, si aunque giren, no pueden dar el
fruto ni fomento a un estado, que darían puestos en
diferentes giros en el medio de su centro, facilitando
fábricas, ingenios, aumento de agricultura, etc., porque a
la verdad los caudales agigantados nunca giran ni en el todo, ni
siempre y, aun cuando alguna parte gire, no tiene
comparación con el escaso estipendio que de otra manera
podría producir el del corto derecho nacional, y tal vez
se halla expuesto a quiebras, lo que en la circulación del
centro mismo del estado no está mayormente expuesto a
ellas; y resulta asimismo, además de lo expuesto, que
haciéndose laboriosos e instruidos los pueblos de una
república, apartándolos del ocio y
dirigiéndolos a la virtud, prestan una utilidad con el
remedio de las necesidades que socorren a los artesanos,
fomentando al mismo tiempo cada país.
4ª En esta virtud, luego de hacerse entender
más claramente mi proyecto, se verá que una
cantidad de doscientos o trescientos millones de pesos, puestos
en el centro del Estado para la fomentación de las artes,
agricultura, navegación, etc., producirá en pocos
años un continente laborioso, instruido y virtuoso, sin
necesidad de buscar exteriormente nada de lo que necesite para la
conservación de sus habitantes, no hablando de aquellas
manufacturas que, siendo como un vicio corrompido, son de un lujo
excesivo e inútil, que deben evitarse principalmente
porque son extranjeras y se venden a más oro de lo que
pesan; pero como esta materia no sea de este tratado, paso a
exponer los medios que deben adoptarse para el aumento de los
fondos públicos.
5ª En consecuencia, después de limpiar
nuestros territorios totalmente de los enemigos interiores y
asegurar nuestra independencia, tanto para cubrir los
empeños del Estado, como para nuestros emprendimientos y
demás que sean necesarios, débese, tomando las
providencias por bandos, papeles públicos y
beneplácito de todos los pueblos por sus representantes,
proponiendo los fines de tal emprendimiento, manifestando las
ventajas públicas que van a resultar tanto al pobre
ciudadano como al poderoso, y en general a todos, poniendo la
máquina del Estado en un orden de industria que
facilitará la subsistencia a tantos miles de individuos, y
es que después de estas precauciones políticas, se
prohíba absolutamente que ningún particular trabaje
minas de plata u oro, quedando el arbitrio de beneficiarla y
sacar sus tesoros por cuenta de la Nación, y esto por el
término de diez años (más o menos)
imponiendo pena capital y confiscación de bienes, con
perjuicios de acreedores y de cualquier otro que hubiere derecho
a los bienes de alguno que infringiese la citada
determinación o mandato, para que con este medio no se
saque, ni trabaje ocultamente en algunos destinos ninguna mina de
plata u oro, y además los habilitadores, herederos y
acreedores que tengan derecho a los bienes de algún
individuo, lo estorben, celen, y no lo permitan, pues sin otra
pena más, les cabrá la de sólo perder la
acción que hubieren a ellos por haber infringido
aquéllos esta ley, incurriendo en un delito de lesa
patria; pues quien tal intentase, robará a todos los
miembros del Estado, por cuanto queda reservado este ramo para
adelantamientos de los fondos públicos y bienes de la
sociedad.
6ª Además, para este efecto, tanto en el
Perú, como en los demás parajes de minas concedidas
que se han trabajado hasta aquí, debe obligarse a todos
los mineros a que se deshagan de todas los instrumentos,
vendiéndolos al Estado por sus justas tasaciones,
igualmente los repuestos de azogues y demás
utensilios.
7ª En este estado ya, y habiéndose con
antelación tomado las medidas capaces para proveernos de
azogues, por mano de alguna nación extranjera,
débese asimismo tratar de la creación de las casas
de ingenios, creando todas las oficinas que sean necesarias, como
laboratorios, casa de moneda y demás que sea del caso,
donde no las hubiese; omitiendo toda explicación por no
ser de mi conato, y proveyéndolas de buenos ingenios
mineros, trabajadores, directores, etc.
8ª Asimismo debe tratarse por comisiones de hacer
nuevos descubrimientos minerales, mandando al mismo tiempo a
todos los dichos de plata y oro comisiones para acoplar todo el
tesoro posible; y en menos de cuatro años podremos, sin
duda, adquirir fondos para la realización de los nuevos
establecimientos.
9ª A la nueva moneda, dadas tales circunstancias,
con arreglo al valor que ahora tiene, se le debe mezclar una
parte, tanto al oro como a la plata, que le rebaje de su ley un
15 ó 20 por ciento, con cuya utilidad debemos contar
anualmente, pues siendo la moneda, como es en todas partes, un
signo o señal del premio a que por su trabajo e industria
se hace acreedor un vasallo, como igualmente un ramo de comercio,
que probablemente se creó para el cambio interior con las
demás producciones de un estado, es arbitraria su
alteración cuando las circunstancias la requieran, y
cuando se combine por un sistema ventajoso; véanse las
historias antiguas de la Grecia, y se encontrará que en
una de sus épocas, no sólo desterró Licurgo
en Lacedemonia (uno de sus establecimientos) toda moneda de oro y
plata, para refrenar la codicia y ambición, sino que
introdujo monedas de fierro, que para llevar una sola necesitaban
un carro (que son cien pesos nuestros). Estos calcularon mejor
que nosotros los principios de la política sobre esta
materia; cuando es notorio y evidente que el rey más
poderoso tiene más enemigos, que por todos modos acechan
para su ruina y que sólo la exportación y el cambio
de los frutos es la única necesidad que tiene un estado
para su completa felicidad, bien claro manifiesta esta
máxima el buen régimen y costumbre del grande
Imperio de la China. Trato de cortar este punto, porque siendo
por otros principios más dilatado, nada diríamos,
aun cuando dijésemos algo que sea capaz de iluminar las
razones que hay para adoptar este sistema; y también son
de las que hablaré por más extenso en la obra
anunciada.
10ª Además, es susceptible que, muchos
europeos, cuya estirpe es la que en todas estas provincias
obtienen los gruesos caudales, no adaptándoles el sistema,
traten de emigrar llevándoselos al mismo tiempo o
remitiéndolos por otros conductos que los pongan a salvo,
vendiendo asimismo sus fincas y establecimientos, lo que
causaría una grande merma a la circulación del
Estado este grande cúmulo de exportaciones tan poderosas.
En esta virtud debe nombrarse, en cada pueblo, una
comisión de cuatro a cinco sujetos, a proporción de
la población de cada uno, para que, en un término
fijado, formen un estado de todos los caudales, bienes, fincas,
raíces y demás establecimientos, con
especificación particular de los de cada uno y lo
presenten en dicho término al Superior Gobierno, quien
inteligenciado de todos sus pormenores, debe mandar se publique
por bando con la mayor solemnidad, irrevocable en todas sus
partes, sin admisión de recurso alguno en la materia,
constituyéndolos al mismo tiempo no sólo por
sospechosos, sino por reos del Estado; y es que, en
término de quince o veinte años, ningunos
establecimientos, fincas, haciendas de campo, u otra clase de
raíces puedan ser enajenadas, esto es, vendidas a ninguno,
cuando no concurra la circunstancia evidente y comprobada que se
deshace de alguna parte de sus bienes o del todo por una absoluta
necesidad que le comprometa, pues en tal caso el que comprase
dichos bienes sin el conocimiento del Gobierno y verificase la
emigración de aquel que vendió y exportación
de sus valores, aunque sea pasado cualquier término, les
serán decomisados para los fondos nacionales los mismos
establecimientos, o sus justos valores; sobre este punto
instruirán las restricciones o artículos que deben
estipularse hasta fenecido el término de este mandato,
sobre las ventas, compras y demás concernientes a la
materia.
11ª Que igualmente todo negociante europeo, por el
mismo término no podrá emprender negocios a
países extranjeros, con el todo de su caudal, ni
hipotecando establecimientos o raíces algunos, en cambio
de otros frutos movibles, sin el completo conocimiento del
Gobierno adonde competa su jurisdicción, pero si de hecho
resultase algún fraude será nula y de ningún
valor la referida hipoteca; pues cuando más, y eso con las
imposiciones que hubiere a bien establecer el Gobierno,
sólo podrá girar con la mitad de su referido caudal
que obtuviese, para que circulando la otra mitad en el centro del
Estado, sea responsable y fiadora de aquella parte que extraiga
con semejante fin.
12ª En los mismos términos, no podrá
hacer habilitación o préstamos a nacionales, ni
extranjeros si no es en la misma forma, y bajo las condiciones
que para ello se impondrán, para que bajo de fraude alguno
no puedan trasponer sus caudales a reinos extranjeros, ni
disminuir de este modo el giro del centro del Estado.
13ª En la misma forma, si de alguna
negociación en reinos extranjeros resultase alguna grande
o total pérdida de aquellos fondos que extrajo, deben con
todos los requisitos que se les obligue en las instrucciones que
para estos fines se establecerán, probarlo ratificadamente
y en la más debida forma, para levantar la responsabilidad
a que estén sujetas las demás partes de bienes que
quedaron a su fianza. Sobre estos puntos ya referidos
hablaré extensamente en la obra anunciada, como sobre los
medios que deben adoptarse en el establecimiento de la casa de
seguros nacionales, que debe crearse para las negociaciones a
países extranjeros, de que podrán resultar grandes
ingresos a los fondos públicos; como igualmente los casos
en que el Estado será acreedor a heredar y recuperar las
riquezas que salieron de su centro, de los que murieron sin
herederos en la América, aunque en otros reinos los
tengan; circunstancias y demás requisitos que
deberán concurrir que, sujetados a ellos, podrán
también forzarlos aun cuando sean extranjeros.
14ª Puestas las cosas a la práctica con la
eficacia y energía que requiere la causa,
hallándose con fondos el Estado, debe procurar todos los
recursos que sea menester introducir, como semillas, fabricantes
e instrumentos, y comenzando a poner en movimiento la gran
máquina de los establecimientos para que progresen sus
adelantamientos, han de señalarse comisiones para cada
ramo separados, sin que los establecedores de una clase de
ingenios, tengan que intervenir en otra, sino cada tribunal
atender al ramo sobre que le amplíen sus conocimientos, y
de esta suerte detallándose los negocios, y atendiendo
igualmente a todos, todos tendrán un igual movimiento,
aunque unos sean más morosos que otros en la
conclusión de su establecimiento, y establecidos ya se
disolverán las comisiones particulares, creándose
entonces un tribunal, que bajo de sabias disposiciones y leyes,
abarcando todos los ramos, tenga conocimiento en su
fomentación y recursos que deban adoptarse para
gobernarlos y dirigirlos a la consecución de su grandeza y
felicidad pública.
Mucho podría haber dicho aquí sobre
ésta y otras materias; pero como sus ideas están
concebidas y arregladas para la obra que débese presentar
al Superior Gobierno y por no repetir, me es indispensable el
suprimirlas en este plan.
Art. 7° – En cuanto a las relaciones secretas
que nuestros agentes y enviados deben desempeñar en los
países extranjeros, como en Portugal e Inglaterra, son las
siguientes:
1ª En cuanto a este punto debo de decir que,
incluyéndose algunas reflexiones sobre las comisiones que
deben entablar nuestros agentes en los países extranjeros
en el artículo 4°, que trata de la conducta que
debemos observar con estas dos naciones, añadiré
que tanto el desempeño de aquéllas como el de las
demás sobre este particular deben ser ejercidos por
dirección y conducto de conocidos talentos, no
omitiéndoles la contribución, ni dejando de
asistirles con cuantos intereses sean necesarios, para persuadir
y apoyar nuestros intentos, siempre por delante con las
consideraciones y propuestas de intereses benéficos que
les deben resultar, para poder merecer la protección que
necesitamos, principalmente de la Inglaterra, mediante a que
conocemos en dicha nación, en primer lugar, ser una de las
más intrigantes por los respetos del señorío
de los mares, y lo segundo por dirigirse siempre todas sus
relaciones bajo el principio de la extensión de miras
mercantiles, cuya ambición no ha podido nunca disimular su
carácter, y bajo estos mismos principios han de ser los
que dirijan nuestras empresas hacia sus consecuciones en aquella
corte.
2ª En igual manera, como sus casos han de
proponerse por principios diplomáticos y muy
circunstanciados, sería echar aquí un borrón
con querer expresar en asuntos tan vastos algunas reflexiones con
cortas exposiciones, y, en cuanto a que los medios que nos sean
precisos tentar conocimiento de la misma Inglaterra, mientras
dure la alianza con ella, o por mejor decir, la vergonzosa e
ignominiosa esclavitud en que lo tiene; pues en realidad, no
pudieron hacerse mejores comparaciones por ningún
político instruido, que aquellas que hizo aquel famoso
francés, en que hablando de la opulencia, riqueza,
libertades y dones que por la naturaleza poseía cada uno
de los distintos estados del orbe, llegando a Portugal, dice:
Portugal no es nada, pero ni tampoco es para nada, su riqueza es
la causa de su ruina, porque si su política más
instruida invirtiese los tesoros que emplea para esclavizarle, en
antemurales más respetuosos a su dignidad, grandeza y
decoro que le es debido, tal vez sería disputado y
reñido por las demás naciones el merecimiento de su
alianza; las historias antiguas de la Francia y de otras naciones
demuestran evidentemente que no tantas veces solicitó
Portugal la amistad y alianza, como las diferentes que se las
propusieron las distintas naciones, por sus intereses y fines
particulares; no se han soterrado aún en los anales de las
historias la memoria del procedimiento y conducta que la Francia
y otras naciones han usado con la dinastía de Portugal,
después de auxiliarla, haciéndola sacrificar y
vendiéndola a sus miras particulares de ambición e
intrigar por fines privados.
3ª Últimamente, si Portugal entrase a
profundizar con más política, cuál es el
abatimiento en que la Inglaterra lo tiene por causa de su
alianza, presto hallaría la refinada maldad de sus miras
ambiciosas, pues no debe creer que aquel interés sea por
el auxilio de sus tropas, ni de su marina porque claramente se
deja entender que sus fines no son sino chuparle la sangre de su
estado, extenuándolo de tal suerte que tal vez sus
colonias americanas se conviertan en inglesas algún
día, porque si después de otros fines particulares,
el principal fuese la extracción que hace de sus frutos
coloniales, ¿qué más podría apetecer
la Inglaterra? y entonces ¿para qué
necesitaría su amistad y alianza? Bien claramente se deja
entender que para nada, quedando asimismo agradecido, en caso
semejante, si pudiese conservarse en Europa por los respetos de
la España, si triunfase de sus enemigos; pero Portugal se
desengañará a costa de su sangre y destruirá
su despotismo, regenerando sus corrompidas costumbres, y
conocerá los derechos de la santa libertad de la
naturaleza.
4ª En esta virtud, cuando las estrechas relaciones
de una firme alianza con la Inglaterra nos proporcionen la
satisfacción de nuestros deseos con aquel gabinete,
nuestros ministros diplomáticos deben entablar los
principios de enemistades e indisposiciones entre Portugal y la
Inglaterra; y tomando los asuntos aquel aspecto que nos sea
satisfactorio, debemos entrar a las proposiciones de los
rompimientos con Portugal, con relación a conquistar la
América del Brasil, o la parte de ella que más nos
convenga, luego de combinar nuestros planes, que para el efecto
trabajaremos con antelación, por medio de las guerras
civiles; combinando al mismo tiempo, por medio de los tratados
secretos con la Inglaterra, los terrenos o provincias que unos y
otros debemos ocupar, y antes de estas operaciones hemos de
emprender la conquista de la campaña del Río Grande
del Sud, por medio de la insurrección, y los intereses que
sacrificaremos bajo el aspecto de proteger la independencia, y
los derechos de su libertad; éstas y otras comisiones son
las principales que nuestros agentes deben entablar,
dándoles para ello las instrucciones necesarias, midiendo
las negociaciones con el tiempo y conforme a sus acasos, que como
la cadena de la fortuna a quien los ha de proporcionar, omito
aquí la explicación de algunos casos, cuando
además, en la referida obra Intereses de la Patria, etc.,
manifiesto lo suficiente sobre la materia.
Art. 8° – En cuanto a las comisiones y clases
de negocios que nuestros agentes y emisarios deben entablar
reservadamente en las provincias del Brasil, para sublevarlas,
haciéndoles gustar de la dulzura de la libertad y derechos
de la naturaleza, son las siguientes:
1ª Aun cuando esta materia es muy vasta y requiere
muchos y muy sólidos principios, y aunque no me extienda
tanto como ella pide, en las instrucciones anunciadas,
haré presente algunas de las que aquí manifiesto
para el entable de este grande proyecto.
En esta inteligencia, suponiendo que nuestra libertad e
independencia de la España estriba ya en principios fijos,
y que nuestras relaciones con la Gran Bretaña se hayan
estrechado a medida de nuestro deseo, hallándose evacuada
la plaza de Montevideo y puesta en orden de defensa,
tranquilizándose su campaña y haciendo volver a sus
habitantes, por edictos ejecutivos, a ocupar los pueblos y
atender el curso de su comercio, industria y agricultura, como
igualmente hallándose el erario público con algunos
fondos, resultados de las disposiciones dichas, que con
antelación de uno o dos años deben haberse
emprendido, entonces arreglando los batallones de milicias de la
campaña y escuadrones de caballería que deben
crearse de los habitantes de la misma, con relación a la
fuerza de vecindario que cada pueblo tenga, se debe guardar y
conservar en la plaza de Montevideo y su vasta campaña
hasta el número de diez mil hombres de tropa de
línea; de cuyo número, seis mil deben guarnecer las
fronteras, ocupando los puestos del Cerro Largo, Santa Teresa y
demás antiguos.
En la misma forma los regimientos de infantería y
escuadrones de caballería de las milicias de la Banda
Oriental, hasta las márgenes del Uruguay, deben de
componerse hasta el número de seis mil hombres; en los
pueblos de Misiones, provincia de Corrientes y su
jurisdicción, además de dos mil hombres de tropa de
línea que deben mantenerse en aquella provincia, el
reglamento de sus milicias debe ascender hasta el número
de tres mil hombres; asimismo en la ciudad de la Asunción
del Paraguay, además de mil hombres de tropa de
línea, sus milicias deben contar de cuatro a cinco mil
hombres, y en esta forma, guarnecidas nuestras fronteras con unas
fuerzas de respeto, ocupando sus puestos, siempre las tendremos
prontas para nuestros emprendimientos y demás
operaciones.
2ª Los comandantes de dichas fronteras,
además de ser hombres en quienes concurran unos completos
conocimientos militares, deben también tener las
circunstancias de talento, discreción, prudencia y algunos
principios de escritores, para los fines que
expresaré.
3ª Luego, inmediatamente, deben mandarse agentes en
clase de comerciantes, o de otras maneras, a proporción de
la magnitud de cada pueblo, a todos los destinos del Río
Grande del Sud, en virtud que entonces deberemos haber estrechado
ya nuestra alianza con Portugal, por medio de tratados los
más solemnes de recíproca amistad, unión,
protección y franqueza de comercio, navegación y
demás relaciones, para con estas nuevas pruebas poder
transitar, dirigir y verificar, nuestros agentes, sus relaciones
con más amplitud y confianza; y estos convenios por
conducto e intervención de la Inglaterra, por cuyo
también, y además el de Portugal, si la
España hubiese vencido, y se hallase o no del todo
evacuada por los franceses, hemos de entablar, después de
reconocernos aquellos dos estados por nación libre e
independiente, que la España nos declare igualmente en los
mismos términos, y desde entonces podrán nuevamente
comerciar, transitar y avecindarse con los españoles en
nuestros dominios, como tal nación extranjera.
4ª Los referidos agentes han de ser hombres de
talentos los más conocidos y adecuados al sistema de
nuestras relaciones; y éstos, además de
desempeñar los proyectos y comisiones que se les dé
instruidas a las circunstancias de cada época, deben con
su política atraerse los primeros magistrados de cada
pueblo, estrechando sus relaciones lo más posible,
caracterizándose con franquezas y repetidos regalos, de
manera que ganándose las voluntades de estos principales,
puedan ir fraguando sus miras políticas a aquellos
designios hacia las intenciones que se solicitan.
5ª Tanto a estos dichos agentes, como a todos los
comandantes de las fronteras, deben mandárseles
colecciones de Gacetas de la Capital y Montevideo, lo más
a menudo y siempre que sea posible, debiéndose tratar en
sus discursos de los principios del hombre, de sus derechos, de
la racionalidad, de las concesiones que la naturaleza le ha
franqueado; últimamente, haciendo elogios lo más
elevados de la felicidad, libertad, igualdad y benevolencia del
nuevo sistema, y de cuanto sea capaz y lisonjero, y de las
ventajas que están disfrutando; vituperando al mismo
tiempo a los magistrados antiguos del despotismo, de la
opresión y del envilecimiento en que se hallaban, e
igualmente introduciendo al mismo tiempo algunas reflexiones
sobre la ceguecidad de aquellas naciones que, envilecidas por el
despotismo de los reyes, no procuran por su santa libertad; estos
y otros discursos políticos deben ser el sistema y orden
del entable de este negocio, figurándolos en las gacetas
no como publicados por las autoridades, sino como dictados por
algunos ciudadanos, por dos razones muy poderosas: la primera,
porque conociendo que esta doctrina sea perjudicial, se ponga a
cubierto el Gobierno de estas operaciones, echando afuera su
responsabilidad, bajo el pie de ser la imprenta libre; la
segunda, porque debe labrar más cuando se proclamen unos
hechos por personas que suponen los gozan, en quienes no deben
suponer engaño alguno, y este ejemplo excitará
más los ánimos y los prevendrá con mayor
entusiasmo.
6ª Estos discursos y gacetas con cualesquiera otras
noticias deben imprimirse y remitirse en portugués, bajo
el antecedente que con tiempo debe adoptarse, de que para la
facilitación del curso del comercio o por otras
reflexiones que se hagan, o por una suposición de rango o
grandeza del estado, se establece una casa de imprenta en dicho
idioma.
7ª Igualmente se debe observar por los comandantes
de los pueblos de las fronteras, que para el efecto darán
las órdenes a los oficiales de las partidas que transiten
y corran los campos, que no maltraten a ningunos portugueses,
porque los encuentren en algunos menudos robos o introducciones
de caballos o ganados, los cuales, siendo comprados, no se les
debe quitar ni impedir su introducción, para de esta
suerte atraerlos y hacerles concebir nuestras ideas; igualmente
no se debe perseguir a ninguno, en nuestros territorios, por
juegos, amancebamientos, quimeras o cualquiera otra clase de
absurdos, remediándolos con la mayor política, con
algunas penas suaves, poniéndolos luego en libertad e
instruyéndoles que la Patria es muy benéfica y
compasiva; en una palabra, apadrinando, protegiendo a todo
facineroso que se pase a nuestros terrenos, aun cuando algunas
requisitorias los soliciten, y si fuesen hombres que se conozca
en ellos algún talento y disposición, además
de ocultarlos, proporcionarles acomodo conducente a sus
circunstancias, porque éstos han de servir de mucho a su
debido tiempo.
8ª Los referidos agentes que se hallen en todo el
Río Grande deben de transitar la jurisdicción,
lugares y pueblos dependientes de aquella capitanía o
gobierno donde se hallasen destinados, a fin de tomar
conocimiento de sus campañas, conocer sus habitantes e ir
catequizando las voluntades de aquellos más principales,
como alcaldes, justicias o clases que los gobiernan; y para esto
deben de valerse de los diferentes pretextos que su discurso les
amplíe, acompañados por alguno o algunos de
aquellos a quienes ya reconozcan adictos a la idea de su
doctrina, y así para estos gastos, como para todos los
demás, se les debe franquear cuanto necesiten, siendo el
fin de sus discursos hacerles ver la opresión en que
están, los derechos que les competen, la miseria que
padecen, lo mal que paga el Estado sus servicios, el despotismo
de sus mandones, y exhortándolos últimamente a que
proclamen su independencia, bajo el pretexto de substituir los
magistrados, comunicándoles también que en todos
los pueblos están sumamente disgustados, para reanimarlos
indistintamente con estas y otras reflexiones, cuyas deben ser
por tiempos y con la mayor precaución, a fin de que nunca
puedan ser descubiertos los arcanos de sus proyectos, hasta su
debido tiempo, ofreciéndoles asimismo que el Estado
Americano del Sud protegerá todas sus ideas, no
sólo con los caudales que necesiten, sino también
con quince o veinte mil hombres que haría entrar a todo el
Río Grande, por todos los territorios de sus
fronteras.
9ª Los comandantes de las fronteras deben franquear
algunos granos por cuenta del Estado, que para el efecto se
tomará en aquellos casos las providencias necesarias, a
los labradores fronterizos de Portugal, tanto al pobre como al
mediano, en clase de prestado, permitiéndoles algunas
cortas introducciones de caballos, yeguas y ganados comprados con
su dinero, y siempre usando de aquella benevolencia que dejo
explicada en los casos referidos, porque son los primeros
resortes que debemos tener de nuestra parte.
10ª Tanto los dichos agentes, como los comandantes
de las fronteras, deben también atraerse los ánimos
de algunos jefes de las milicias y demás tropas de cada
pueblo, particularmente de los mal pagados, que son infinitos,
haciéndoles presente la diferencia de tres y cuatro pesos
de sueldo a la de diez y seis y diez y ocho que gozan nuestras
tropas, y a proporción de los oficiales y jefes; en la
misma manera deben atraerse los ánimos de los comerciantes
y hacendados arruinados, haciéndoles ver la fertilidad de
nuestros campos; de los eclesiásticos, sin beneficios, y
de todos los mal contentos, aumentando en lo posible el
número de éstos, y, haciendo sacrificios a costa
del erario y del Estado, ofrecerles y proponerles todo favor y
protección.
11ª Cuando las circunstancias prometan el
éxito de un buen resultado, ya deben irlo anunciando
pasquines y otras clases de papeles escritos en idioma
portugués, llenos de mil dicterios contra el gobierno y su
despotismo; y en este estado, cuando ya probablemente se espera
el buen éxito de esta empresa, los comandantes de los
pueblos fronterizos de nuestra jurisdicción, deben ir
acopiando todas las caballadas posibles, así en la
frontera como en los demás puntos donde se les ordene;
igualmente, carros, carretas y demás bagajes, que para el
efecto se darán las disposiciones convenientes; y en la
misma forma se harán reuniones de las milicias, en tres o
cuatro puntos de la campaña, mandando algunas tropas
más de la Capital para la Banda Oriental, ordenando que
insensiblemente se vayan transportando a las dichas fronteras,
para que luego, inmediatamente de principiarse los anuncios de la
revolución en algunos pueblos del Río Grande,
entren nuestras tropas en tres o cuatro trozos, según lo
requieran las circunstancias, debiéndose proveer la plaza
de Montevideo con tres o cuatro mil hombres de las mejores
milicias, y hacer caminar de ella otro igual número de las
tropas de línea, para que junto con las demás, por
divisiones, se introduzcan en todo el Río Grande y sus
pueblos de diez y ocho a veinte mil hombres, pues, luego, deben
de irse armando aquellos mismos pueblos, poniéndoles los
jefes y magistrados que sean de su voluntad y beneplácito,
bajo el sistema de llevar por delante, inclusas a las tropas de
nuestras divisiones, una parte de aquellas que se armen en cada
pueblo, y dejar en los principales de más entidad algunas
tropas nuestras, que sean siempre capaces de competir con las
fuerzas portuguesas que queden en los dichos pueblos, para el fin
de nuestras ideas en lo sucesivo, bajo la declaratoria que
nuestras tropas no tienen otro fin que proteger su independencia
hasta que sancionen su verdadera libertad.
12ª Igualmente deben de ponerse en práctica,
en aquellos destinos del Río Grande, todos los mismos
medios indicados hasta aquí, que hayamos adoptado para la
revolución de nuestro continente, observándolos en
todas sus partes, que sean consiguientes: pero, con la
circunstancia de no tocar todavía, hasta su debido tiempo,
la libertad de los esclavos en aquellos destinos, sino
disfrazadamente ir protegiendo a aquellos que sean de sujetos
contrarios a aquella causa.
Para esta empresa no deben cerrarse las arcas, ni
escasear sus tesoros, pues con ocho o diez millones de pesos creo
que la empresa no ofrecerá dificultad; en esta virtud,
teniendo alianza con la Inglaterra, no debemos de dudar que,
aunque también la tenga con Portugal, condescendiendo con
nuestras intenciones, observará, a lo menos, una conducta
neutral, manifestando que hallándose aliada con ambas
naciones y con iguales intereses, sus relaciones de comercio se
perjudicarían, y que a aquel gabinete le sería
contrario un sistema de defensa contra el Estado Americano, y
dejándonos en la lucha y dándonos los socorros con
sigilo, emprenderemos el plan de conquista de los pueblos
más principales de la América del Brasil, hasta que
los acasos proporcionen ocasiones y motivos para declararse a
Inglaterra igualmente aliada con nosotros y enemiga de las
provincias del Brasil, pactándose entonces entre ambos
gabinetes los puertos y puntos que unos y otros debemos ocupar,
prestándonos mutuamente toda clase de socorros.
13ª Además de todo lo expuesto, es
consiguiente y no debemos dudar que a la corte de Inglaterra, si
la España no sucumbiese, para equilibrar mejor la balanza
del poder de la misma España (sin extendernos ahora al
sinnúmero de razones políticas que hay para ello),
le interesa que las Américas o parte de ellas, se desunan
o dividan de aquella Metrópoli, y formen por sí una
sociedad separada, donde la Inglaterra, bajo los auspicios que
dispense de su protección, pueda extender más sus
miras mercantiles y ser la única por el
señorío de los mares; y en esta virtud, para no
dudar también que la Inglaterra debe propender, y aun
coadyuvar y consentir en la desmembración de la
América del Brasil, sentaremos ante todo por principio: si
le conviene o no la desunión de las Américas
españolas de su Metrópoli. Es consiguiente que no
podría efectuarse la separación total de la
América del Sud de su Metrópoli, no
desmembrándose la del Brasil, y la razón de estos
principios es la siguiente: que si la España no sucumbiere
en la lucha presente y la América del Sud sancionase su
libertad una de dos: luego de organizarse y recuperar todos sus
atrasos, la España, ésta como vecina de Portugal y
además por los intereses que tienen mutuamente, o
trataría de la conquista de la Europa Portuguesa, porque
aun cuando perjudicase los derechos de la casa de Braganza, no
perjudicaría del ningún modo los de la
señora Carlota, ni los de sus augustos sucesores de la
casa de Borbón, mediante a que en lugar de disminuir los
derechos de éstos, los aumentaba, acrecentando sus
estados, y cuando esto no se verificase así, la
España, como potencia vecina y demás, le
obligaría a que reuniendo sus fuerzas, tanto las de Europa
como las de la América del Brasil, contribuyese y
coadyuvase de mancomún a la restauración de la
América Española del Sud; y, por lo tanto, no le es
tan fácil el propender, y conseguir lo primero, como le
sería verificar lo segundo; y a la Inglaterra,
conviniéndole la separación de la América
del Sud de su Metrópoli, para sancionar sus ideas, lograr
el fruto de sus auxilios y restaurar aquellos gastos y socorros
que nos hubiese prestado para asegurar y sostener nuestra
independencia, le es indispensable bajo estas ideas
políticas, que consienta y aun coadyuve a la
división y desmembración de la América del
Brasil, entre su corona y nuestro estado; asimismo es una de las
únicas máximas políticas, después de
la del sostén o equilibrio de la Europa, que le obligan y
estimulan a la Inglaterra sobre la alianza de Portugal, el que su
comercio sea único en esta balsa de mares de ambas
Américas, tanto para la introducción como para la
extracción de tantos preciosos frutos de tan general
consumo en las más de las naciones. ¿Y qué
más podría apetecer la Inglaterra ya, que tener
unas colonias inglesas en el Brasil, abundantes de los primeros
renglones de necesidad en la Europa y demás naciones?
Creo, efectivamente, que no podría desear después
otra cosa, y que si acaso la Inglaterra (no porque no lo ha
deseado) no ha emprendido el establecer o adquirir algunas
colonias inglesas en el Brasil, me persuado efectivamente que
habrá sido, no solamente por el respeto de la
España y la Europa Portuguesa, sino también por los
inmediatos auxilios que se hubieran opuesto de las
Américas españolas; pero, no teniendo ya este
último estorbo, y por lo contrario una alianza y
protección, deben completarse sus miras; estas razones y
cálculos, por éstos y otros principios que
franquean aún más margen para dilatarlos, deben
meditarse a fondo y formarse de ellos el concepto que merece la
entidad del caso, y no dudar que la Inglaterra preste sus
auxilios para nuestra libertad, reservadamente, en
atención de las circunstancias actuales, como
también para la dicha conquista o desmembración de
la América del Brasil.
14ª Últimamente, nos es muy constante por
las noticias que nos asisten, que en toda la América del
Brasil no hay casi un solo individuo, a proporción, que
esté contento con el gobierno ni sus gobernantes, tanto
por lo mal pagados, como por el despotismo de sus jefes y
mandatarios, por la cortedad de los sueldos, por lo gravoso y
penoso de las contribuciones, lo riguroso e injusto de algunas
leyes, en atención a las que las naciones libres y
más generosas observan; nos consta asimismo que los
clamores y quejas contra diversos particulares son infinitos, que
no hay quien no murmure de sus ministros y mandones, que llenos
de orgullo, absorben la sangre del Estado, cuando al mismo tiempo
gime de la cortedad de su sueldo el pobre soldado,
haciéndole injustamente consentir en la dura ley de
esclavizarlo por toda la vida; últimamente, no hay ninguno
que desesperado de la vil sumisión y abatimiento en que la
Inglaterra tiene a Portugal, no produzca sino el lenguaje del
descontentamiento y murmuraciones contra la misma autoridad real,
y en esta suposición, aunque esta empresa requiere seis u
ocho años, debe de tomarse con la mayor energía y
exactitud, pues, por lo que corresponde a la campaña del
Río Grande, parece que la naturaleza la formó
allí como para ser una misma con la Banda Oriental de
Montevideo, pues hallándose su barra fortificada con
alguna marina, y en estado de fortificación e igualmente
los únicos pasos que tiene para lo interior del
continente, nos es muy conveniente esta empresa o conquista, ante
todo principio, bajo el aspecto de los fines que llevamos
expresados. No debo extender más el plan de nuestra
conquista, por ahora, hasta verificarse nuestras ideas, que
cuando ellas surtan el efecto que nos prometemos, en particular
con la alianza de Inglaterra, la que condescendiendo a nuestros
planes, convenga en la conquista de la provincia del Brasil,
entonces nos podremos extender más, mediante a que,
operando a un tiempo por diversos parajes, emprenderemos la de
Santa Catalina, Bahía de todos los Santos y demás,
y más principales e interesantes puertos.
Art. 9° – En cuanto a los medios que deben
adoptarse, estando consolidado y reconocido por la Inglaterra,
Portugal y demás principales naciones de la Europa, el
sistema de nuestra libertad, cuál debe ser el fin de sus
negociaciones entonces, en las provincias del Brasil, con
relación a la conquista de todo el Río Grande, y
demás provincias de dicho reino.
1ª Estando todo el Río Grande en el estado
de revolución según y conforme llevo expresado, e
internadas en sus pueblos nuestras tropas, con antelación
deben haberse tomado las providencia para que, al mismo tiempo
del principio de estas operaciones, salga de Montevideo una
fuerza naval de diez y seis a veinte buques armados y tripulados,
con todos los competentes utensilios, para que
dirigiéndose al Río Grande, ocupando su barra,
bloqueen no sólo el puerto impidiendo la salida, sino
también para estorbar cualquier socorro que pudiera
entrarle de alguna otra provincia, conduciendo al mismo tiempo
del número de tropas que se destine para la dicha empresa,
el número de mil quinientos hombres, poco más a
menos, para desembarcarlos, y operar de concierto, cuando lleguen
a aquel destino algunas de nuestras divisiones.
2ª Suponiendo que todos los pueblos se hayan ya
declarado por libres e independientes, bajo la garantía de
nuestras tropas bajo las circunstancias expresadas de hallarse
guarneciendo una parte de nuestras tropas los más
interesantes destinos, y siendo asimismo consiguiente que han de
haberse ocasionado varios choques contra aquellos que se hubieran
opuesto a este sistema, nuestros comandantes de divisiones
instruidos menudamente de todas las órdenes que para el
efecto de dicha revolución se les habrá comunicado
de antemano, no deberán olvidar la máxima de que en
los diferentes choques que se hubiesen ofrecido, de unos con
otros, estando con la mayor destreza y disimulo que las
circunstancias proporcionen, dejen empeñado algunas veces
en la lid, cuando la acción no fuere peligrosa, al partido
realista de los portugueses con el de los revolucionarios de los
mismos, a fin de conseguir por este medio que el mismo partido
revolucionario se aniquile en parte, empeñando nuestras
tropas solamente cuando haya de decidirse una acción
interesante y que las circunstancias requieran, para que asimismo
nuestras tropas no tengan mayor menoscabo y su fuerza siempre sea
más respetable.
3ª Ya cuando en estas circunstancias hayamos
llegado a comprometer a todos los pueblos del Río Grande,
haciéndoles tomar las armas contra los derechos de su
monarca, en este caso parece consiguiente que el mismo delito de
su rebelión les obligará a aceptar nuestras
disposiciones, sometiéndose en un todo a ellos,
protestándoles de lo contrario que si así no lo
hacen, además de abandonarlos en el proyecto de su causa,
retirando nuestras tropas a la frontera, saquearemos al mismo
tiempo los pueblos y las haciendas, quedando expuestos nuevamente
al furor y a la venganza del antiguo despotismo; y, en esta
virtud, entonces es cuando, ya tan comprometidos que a nada
podrán oponerse, debe proclamarse la libertad de los
esclavos, bajo el disfraz, para no descontentar en parte a sus
amos, que serán satisfechos sus valores, no sólo
con un tanto mensual de los sueldos que tengan en la milicia,
como también con la garantía de los tesoros
nacionales, y bastando armarlos y formar algunos batallones bajo
la dirección de jefes que los instruyan y dirijan con el
acierto que sea debido.
4ª Igualmente debe procurarse que en los nuevos
gobiernos que se establezcan en los pueblos, villas, y lugares, e
igualmente en los ramos particulares, intervengan siempre en sus
disposiciones algunos sujetos que sean americanos y de nuestra
parcialidad, que para el efecto irán con el
ejército; consiguientemente, se observará lo mismo
en el mando militar y en los regimientos, poniéndoles uno
o dos jefes de los nuestros, que tengan un conocimiento exacto en
lo interior de sus disposiciones.
5ª Antes de proceder a la disposición de la
libertad de los esclavos, debe haberse dispuesto los
ánimos, haciendo publicar en todas las divisiones y
pueblos, donde haya tropas portuguesas del partido, que desde la
fecha de aquella publicación, se les asigna, tanto a las
tropas como a sus correspondientes oficiales, los mismos sueldos
que gozan las nuestras, cuyos abonos serán satisfechos por
cuenta de nuestros fondos y sin demora alguna,
mensualmente.
6ª Cuando las circunstancias aseguren el
éxito de la empresa, se debe de ir disponiendo que algunas
divisiones pequeñas, principalmente las de los negros, se
vayan haciendo conducir con diferentes pretextos a cubrir las
fronteras, y por consiguiente se ejecutará lo mismo con
las demás tropas portuguesas, dividiéndolas en
pequeñas fuerzas, para que en cualquier destino sean
mayores las nuestras, para, cuando fuese tiempo, hacer la
declaratoria de conquista.
7ª Debemos igualmente, hacer publicar en todos los
pueblos que a todas las familias pobres, que voluntariamente
quisiesen trasladarse a la Banda Oriental y a las fronteras a
poblar, se les costeará el viaje, dándoles las
carretas y demás bagajes para su transporte y regreso, y
contemplándoles como pobladores, se les darán
terrenos a proporción del número de personas, que
comprenda cada familia, capaces y suficientes para formar
establecimientos, siembras de trigo, y demás labores, y
esto por el término de diez años, que serán
los precisos que deberán habitarlos, y pasado dicho
término, podrán venderlos, o enajenarlos como
más bien les pareciere, sin que el valor de dichas tierras
tengan que abonarlo.
Que para el efecto y fomento se les suministrará,
en los dos primeros años, con algunas fanegas de distintos
granos, algunas yuntas de bueyes y vacas, para sus
establecimientos, y asimismo algunas yeguas y caballos,
supliéndoles para la fábrica de sus moradas
doscientos o trescientos pesos, según lo que dispusiere en
esta parte el Superior Gobierno, como igualmente las herramientas
precisas para sus labores, quedando exentos en el dicho
término de diez años, cualquiera de tales familias,
de servir en las milicias, ni en ningún otro cargo que
pudiera perjudicarles, y en la misma forma, en dicho
término, serán exceptuados de toda
contribución y derecho de cualquier fruto que vendan o
introduzcan, en cualquiera pueblos o provincias, dependientes del
Gobierno Americano del Sud.
8ª En los mismos términos y en igual forma,
bajo las mismas proposiciones, debe de proponerse este mismo
convenio a las familias pobres de la Banda Oriental de Montevideo
y Capital de Buenos Aires, que quieran ir a poblar a los
territorios del Río Grande, para de esta manera introducir
en dichos destinos el idioma castellano, usos, costumbres y
adhesión al Gobierno, pues ya en estas circunstancias se
deberá haber allanado todas las dificultades, y,
levantando nuestra bandera en aquellos destinos, declararlos como
provincias unidas de la Banda Oriental y Estado Americano
del
Sud.
9ª En los dichos destinos del Río Grande
deben abolirse ya, en este caso, las escuelas y otras clases de
estudios, en los niños de cinco años para arriba,
en el idioma portugués, remitiéndose maestros que
enseñen en castellano y lo mismo sacerdotes para los
mismos fines.
10ª En la misma forma, todos los vecinos del
Río Grande y su campaña y todos los que extrajeren
de dichos pueblos, o introdujeren por tierra y mar, en su entrada
y salida, por el término de cinco años, cualquiera
clase de frutos, no pagarán sino la mitad de los derechos
nacionales que estuvieren estipulados en las demás
provincias del Gobierno Americano, entendiéndose esto
también con los que navegaren a dichos destinos, aun
cuando no fuesen vecinos de dichos pueblos.
11ª Hasta no radicarse totalmente sobre bases fijas
y estables nuestros derechos de conquista en aquellos destinos,
no debe fiarse los primeros cargos en personas que no sean de las
antiguas provincias; y para no descontentar a aquellas personas
de talento, mérito y circunstancias, se debe atraerlas y
emplearlas en las provincias antiguas, hasta que el tiempo nos
asegure aquellos nuevos establecimientos.
12ª Cuando se hallen las cosas en tales
circunstancias, se debe con antelación cerrar los puertos
de Buenos Aires y Montevideo, y como que nos preparamos
ciertamente a una guerra dilatada con las provincias del Brasil y
que por aquel gabinete se nos han de hacer todas las hostilidades
posibles, se recaerá en todos nuestros destinos sobre los
bienes, caudales y buques portugueses que se hallasen en aquella
actualidad, confiscándolos para los fondos
públicos, de todos los individuos que sean de cualquier
destino de las dichas provincias menos del Río Grande y
dependencias, que en tal caso es ya de nuestra pertenencia, no
debiéndose entender esto con los bienes de los portugueses
avecindados y afincados, pues para estorbar algunos daños
que en recompensa nos puedan hacer, estorbaremos las salidas
anteladamente, con disimulo, de nuestros puertos, a aquellos
destinos, y a los dichos portugueses se considerarán como
prisioneros.
Últimamente, se observará en las
demás materias que he expuesto para los americanos, en los
dichos establecimientos nuevos, el mismo sistema, orden,
práctica y gobernación política en todas sus
partes, y estando sancionado completamente el sistema de nuestra
libertad en toda la América del Sud y conquista del
Río Grande, deben guarnecerse bien las fronteras
portuguesas que miren a las provincias de Minas, picada de San
Martín y detrás pasos que estorben la entrada a
dicho Río Grande, como igualmente su dicha barra,
repitiendo asimismo que omito el hacer reflexiones acerca de
varios puntos de política y régimen que me ocurren,
mediante a que instruirá completamente de todas mis ideas
la obra que tengo ofrecida y mediante a que me consta
también que sobre otros objetos se han tomado a las
providencias que serán suficientes a llenar el hueco del
empeño de nuestra grande obra y por mis conocimientos
resuelvo abiertamente que debemos decidirnos por el rigor,
intrigas y astucias, que son las que nos han de poner a cubierto
y conducirnos a nuestros fines, dejando para cada tiempo lo que
le pertenece, pues lo que se hace fuera de él nunca sale
bien.
En cuya virtud, luego de premeditar V. E. a fondo el
concepto de todas las exposiciones y máximas que contiene
este Plan, con la madurez que es propia de un gobierno sabio, me
persuado efectivamente que a lo menos confesará que la
realidad de mis intenciones y lo justo de mis deseos no tiene
otro fin que aspirar a sancionar la verdadera libertad de la
Patria; y aun cuando reservo ideas que no es posible
encomendarlas al papel, el miembro que ha recibido de ese
Superior Gobierno la honra del encargo para la formación
de este dicho Plan se hace responsable a manifestar por separado
los demás recursos que fueren menester y consiguientemente
a superar y facilitar los obstáculos que pudieran
oponerse.
Este elogio parecería alimentarse por el amor
propio, si el asunto que se trata fuese público y no
hubiese protestado que, siendo superior a mis alcances,
sólo el deseo y la gratitud me han estimulado al
cumplimiento de mis deberes, en obsequio de la causa, y a lo
menos por disfrutar algunos conocimientos, no semejantes al avaro
que amontonando tesoros se jactara de ver abatidos en la miseria
a sus semejantes.
Al mismo tiempo suplico a V. E. no juzgue en un asunto
tan vasto y de tanta entidad por escasas insinuaciones, y que se
digne examinar por extenso los pormenores del fondo de sus
conceptos; así, pues, me lo persuado de los grandes y tan
conocidos talentos de V. E., pues efectivamente las almas que
aciertan a gobernarse, gobiernan a los demás cuando lo
intentan, vencen las pasiones, rigen los propios ímpetus,
producen las circunstancias para utilizarlas y, encadenando la
fortuna, hacen para su rueda movible, forzando al destino, que es
lo que verdaderamente da derecho para mandar y es mandar en
realidad.
En cuya virtud y consecuencia, la Providencia nunca ha
revelado su existencia ni manifestado mejor su poderío,
que haciendo que de cada una de las acciones que componen la vida
de un hombre resulte un memorable acontecimiento, y que viene a
ser su moralidad. Pero, a fin de que sea útil este
acontecimiento y que esta moralidad redunde en beneficio de toda
la especie, ha querido que uno y otro fuesen siempre en sentido
encontrado con los deseos corrompidos, y sirviendo igualmente
para cubrir de vergüenza, y a veces de castigo, al vicioso y
al criminal, y de gloria duradera a los adoradores de la
virtud.
Es cuanto me ocurre poder manifestar a V. E., inspirado
de la fuerte y sólida confianza que me reanima a concebir
que la grandeza, talento, discreción y virtudes de ese
Superior Gobierno, calculando los principios de mis exposiciones
políticas, propenderán sin duda, confiados en la
Providencia y de sus santos principios, a realizar y poner en
práctica las máximas tan saludables del presente
Plan, que bajo el mérito de V. E. se acoge, para que, con
su ilustración y rectitud, le amplíe aún las
ideas que tuviera a bien para completarlo; quedando de mi parte
satisfecho con cuanto me ha sido posible exponer, en cumplimiento
de la comisión con que ese Superior Gobierno me
honró, para sancionar y demostrar los principios que han
de ponernos a cubierto en las grandes obras de nuestra
libertad.
Buenos Aires, 30 de Agosto de
1810
¿Quiénes eran los
Criollos?
Pasemos ahora a analizar el componente social del
movimiento que derrocó al virrey Cisneros. ¿Quienes
eran los Criollos?. Los criollos pertenecían al estrato
social de la elite hispanoamericana, poseedores de riquezas y
propiedades, pero que veían coartada su llegada a los
altos cargos públicos. Este punto es fundamental para
entender los desenvolvimientos que darán como resultado el
"Cabildo Abierto".
(…)" Una parte de los inmigrantes
nobles españoles se quedó en las colonias,
apoderándose de extensos latifundios y asegurando su
bienestar gracias a la explotación de los campesinos,
indios, siervos y de los negros esclavos. Los descendientes de
estos nobles, los criollos, formaban la aristocracia latifundista
de la América
española"(…)[27]
(…)"los dirigentes de
mayo.¿ Eran éstos representantes de las masas
indígenas sometidas por la conquista
española?¿Expresaban al viejo mundo americano
conquistado por la espada y la cruz? Evidentemente,
no."(…)[28]
La burguesía criolla encontraba ventajosa las
ideas librecambistas, pero existía un Estado que regulado
por el régimen de monopolio impedía el
tráfico de mercancía, que por lo general era
más barata y pertenecía a Inglaterra. Molesta por
esta situación, la burguesía rioplatense
comenzó a exigir mayor participación en la toma de
decisiones, mayor protagonismo en el poder político, todo
ello, guiado por sus propios intereses económicos. Se
puede concluir en cifras estadísticas de cómo
estaba distribuido el poder por aquellos días:
(…)"De los 160 virreyes nombrados
en la América española hasta el año 1808,
sólo 4 eran criollos; de los 602 capitanes generales,
sólo 14, criollos"(…)[29]
Es substancial e importante destacar que los criollos
actuando como clase, y por ende, defendiendo sus intereses, no
sintieron ningún tipo de pudor, cuando se vieron obligados
a abandonar y traicionar, movimientos que se alzaban contra la
metrópolis por el solo hecho de que estas rebeliones
reivindicatorias podrían alterar el status quo de la
colonia. Sentían el temor de las exigencias que los
sectores más perjudicados por el modelo colonial
venían reclamando.
(…)"En general, cuando las
protestas por el mal gobierno partían de vecinos
importantes, las autoridades terminaban con la situación
sin demasiada violencia, en cambio, cuando participaban las
clases bajas o indígenas, eran brutalmente reprimidas. Los
criollos preferían no formar alianzas con los pueblos
indígenas. En ocasiones, aprovechando una rebelión,
se sumaban los mestizos, mulatos, esclavos y gente de "casta",
pero los criollos, asustados, percibían estas
movilizaciones como una amenaza y optaban por colaborar con las
autoridades para suprimir las consecuencias no deseadas de su
propio movimiento"(…)[30]
Pongamos las cartas sobre la mesa, se pone en relieve (y
quedará más a la vista en 1810), cuales eran las
verdaderas pretensiones del grupo iluminado, este grupo que se
sentía a gusto disfrutado el nivel de vida que llevaba
(Montesquieu los define como un grupo de parásitos que
vivían a expensas del trabajo servil) pero que anhelaban
los cargos políticos.
(…)"los sectores criollos
temían más a la revuelta social que a la
opresión de los españoles, ya que su nivel de vida
dependía en muchos casos del trabajo indio en las minas,
en las haciendas y en los obrajes, y no querían descender
en la escala social"(…)[31]
Ahora no podemos caer en la simpleza (como el mitrismo y
todos sus seguidores) de creer que ésta burguesía
portuaria estaba o era homogénea. No, en absoluto, los
golpistas de Mayo tenían diversos motivos para tratar de
romper el yugo que España imponía a sus colonias.
Diversos motivos que se unifican sí , en un análogo
y uniforme pedido: el libre comercio.
(…)"Todas las clases dominantes de
la colonia – criollas o españolas –deseaban
prescindir de la tutoría de Virreyes y demás
agentes de la Corona y tomar en sus manos el aparato estatal para
realizar sus propios fines. Para algunos sectores – los
comerciantes y ganaderos de Buenos Aires son el caso
típico – se trataba de establecer así el
trato directo con Europa sin la molesta interposición de
la Corona española, para otros, como los abogados, frailes
y militares, cuya oficialidad se reclutaba siempre entre gente de
"distinción y honra", se trataba de encontrar
ocupación lucrativa en un Estado propio no manejado desde
Madrid, para otros sectores, como las oligarquías del
interior argentino, ése era el modo de escapar al
centralismo virreinal que los perjudicaba en beneficio de otras
regiones."(…)[32]
Es entonces, en este punto donde trasciende la historia,
el epicentro de toda la cuestión nacional, hecho que
sobrepasa su límite temporal y arroja sus más
desafortunadas consecuencias en la actualidad.
Mayo es liberal (porque es la ideología que
está en boga en aquel contexto histórico) y lo es
porque encarnan en sí las ideas de una clase social, la
burguesía. Mayo se originó por un golpe guiado y
planeado por la burguesía platense y llevado a cabo por
los militares.
(…)"Sintetizando, sobre el
liberalismo criollo se puede afirmar que fue un liberalismo
individualista"(…)[33]
(¿A caso hay otro?)
¿Quiénes fueron sus
líderes?
Nos detendremos ahora en el análisis de las dos
figuras claves del movimiento, dos figuras que fueron objeto de
inconmensurables críticas y adulaciones por igual. Dos
hombres que parecerían estar distantes el uno del otro
(así al menos nos cuentan los historiadores del poder)
pero que en definitiva esas diferencias parecen ser
pequeñas cuando a los dos se los puede encuadrar en una
superestructura, ésta es criollo-liberal.
Saavedra y Moreno entran a la escena política por
casualidad, su actuación es muy breve y sus retiros van
sin pena y sin gloria.
Al respecto escribe Salvador Ferla.
(…)"A pesar de sus disidencias, y
de la oposición total en que los colocaron primero sus
adictos contemporáneos y luego los historiadores, los dos
prohombres tienen sólidos lazos en unión que hace
imposible separarlos de una manera absoluta.
Ninguno de los dos perteneció al
grupo promotor de los sucesos de Mayo. Y los dos se convirtieron,
a partir del 23, en las figuras principales del movimiento. Hasta
que la presencia en Buenos Aires de los diputados provincianos
produzca la primera crisis de gobierno, Moreno y Saavedra
comparten solidariamente los pasos más trascendentales
dados por la Junta. A saber: envío de expediciones al
interior, desconocimiento del Consejo de Regencia,
expulsión de Cisneros, destitución de los jueces de
la Real Audiencia, fusilamiento de Liniers, política con
Inglaterra.
Ambos pertenecían ala
burguesía porteña. Saavedra comerciante y
miliciano. Moreno abogado. Los dos tienen como significativo dato
historiográfico común una acuciante ansiedad de
prestigio que solo se logra con una fidelidad plena al grupo
social".(…)[34]
Parecería ilógico ver a figuras tan
antagónicas coincidir, sin embargo el pensamiento de
ambos, si bien tienen grandes diferencias, se asemejan. Los dos
prohombres del golpe son ideológicamente del mismo signo.
El antagonismo residía en la forma de resolver los
problemas de gobierno (Moreno jacobino, Saavedra moderado y
conservador). Los saavedristas no compartían las nuevas
teorías liberales (como la forma republicana de gobierno)
y contaban con la adhesión de las tropas y la gente del
interior. Los morenistas eran partidarios de las ideas de la
ilustración, querían establecer un gobierno
republicano. No contaban con el apoyo de las provincias (ni
tampoco lo querían) y demostraron un acentuado
porteñismo.
¿Por
qué es un Golpe de Estado?
"Toda revolución es un golpe de
Estado, pero no todo golpe es una revolución"
Debemos partir aquí, desde el término
revolución, ¿Qué entendemos por él?
¿A qué nos remite su significado? Según
Sylvain Pattieu, una revolución corresponde a la
irrupción de las masas en la política.
"No es cuestión de vanguardismo, sino de
movimientos profundos de las sociedades"
Pattieu define muy bien al concepto, pues en él
se induce que si no existe una participación de las masas
(de manera consciente) no puede ser considerado al movimiento
como revolucionario, más aun cuando se niega que el hecho
sea una pura cuestión de vanguardismo.
Resulta obsoleto decir que todo proceso revolucionario
está guiado por un sector de intelectuales que llevan
acabo las acciones, pero este grupo tiene amplio apoyo de las
masas populares.
Toda revolución presupone la existencia de seis
elementos, todos ellos interrelacionados, pues para que exista
una revolución debe darse una crisis del sistema de
dominación, una amplia participación de la
población, violencia (tanto de los grupos que
actúan contra el orden, como de los que lo defienden),
sustitución de las autoridades, capacidad para ejercer el
poder y construcción de un nuevo orden.
Nada más cierto que lo aludido, Mayo posee casi
todos estos elementos, pero no todos. El segundo elemento, y
acaso el más importante, carece de legitimidad. El golpe
de Mayo( sabemos, fue realizado por una pequeña
fracción de la sociedad, efectuado por los jefes de los
cuerpos militares de aquel período. La
participación popular estuvo ausente y no participó
(al menos conscientemente) ni influyó en los
acontecimientos.
La votación realizada en el Cabildo fue una mera
coacción de la burguesía portuaria, que a punta de
pistola y espada, esperaba agazapada a las afueras del recinto
virreinal el conteo de los votos. Sabemos que estos votos fueron
selectivos, que solo los sectores más acomodados del
vecindario tuvieron la oportunidad de llevarlos a la
práctica.
Mayo no puede ser considerado una revolución
porque en el movimiento fueron excluidas las masas. Y fueron
excluidas también luego por las nuevas autoridades que
emergieron de este golpe.
Aunque sabemos que un golpe no es realizado
únicamente por las milicias, sino que también posee
un apoyo cívico, este apoyo no es masivo (ni
pretendía serlo), ya que solo la "gente decente"
incentivó a los cuarteles a dicho levantamiento contra el
orden imperante.
Por otra parte existen otros argumentos por los cuales
no se puede considerar como golpe (dicen los apologistas del
librecambio); remiten a la idea de la legitimidad del gobierno
realista, del propio Estado(, ya que, como es sabido Fernando VII
había sido hecho prisionero por François Charles
Bonaparte (Napoleón Bonaparte), lo que derivaba en la
pérdida de legitimidad sobre todos sus posesiones. Es una
verdad y argumento a medias. Fernando VII fue hecho prisionero,
pero aun el poder real permanecía intacto, ya que en la
Isla de León una autoridad central, como el Consejo de
Regencia pudo resistir al avance francés, lo que
significaba que los gobiernos coloniales en América
gozaban de total amparo en hecho y en derecho.
Esto no significa que la práctica (común
en la historia del capitalismo) de saquear, robar las riquezas de
los países, explotar a sus habitantes, sea un acto bueno,
esto no significa que el dominio imperialista de España (y
todos los dominios imperialistas por si acaso) sean
justificados.
El dominio asfixiante de un monopolio llevaba
inevitablemente en términos dialécticos, a una
insurrección burguesa (¿Faltó acaso dar el
último paso?).
Pero debemos diferenciar los hechos, una realidad es que
todo un pueblo se hermane con una causa y otra realidad muy
distinta es que sectores encumbrados impongan sus ideas, por si
acaso para merced de sus propios intereses.
Si bien Mayo alteró la estructura de poder, y con
ella las relaciones económicas, es decir hubo un cambio
considerable, la situación social y económica de la
gran mayoría siguió perpetrada en las mismas
condiciones, e incluso en algunos casos empeoró (como
sucedió con la suerte de los nativos que continuaron
siendo explotados y que ahora veían arrebatadas todas sus
tierras, antes por los españoles ahora por los
criollos).
El Mayo "nuestro" golpeó la estructura feudal
para dar paso al nuevo régimen, pero este cambio
sustancial se limitó, como no podía ser de otra
manera, debido a su ideología liberal, a imponer
beneficios, pero solo para una minoría.
(…)"La destitución del
virrey y creación consiguiente de un Nuevo gobierno
americano, fue a todas luces el Golpe que derribó el
dominio que los reyes de España habían ejercido en
cerca de 300 años en esta parte del
mundo"(…)[35]
Conclusión
"La verdad no mancha los labios de quien
la dice, sino la conciencia de quien la oculta."
La historia de Mayo (como toda la historia) ha sido
objeto de diversas interpretaciones, maliciosas e intencionadas,
que a lo largo de los años se ha repetido como una
poesía que tendió a exaltar hechos y personajes
místicos y llenos de gloria.
Mayo es antes que nada un movimiento que aglutina a los
grandes señores de aquella sociedad, es por ello, un
movimiento liberal.
Es importante rescatar esta idea, ya que al hecho de
1810 se lo trata de separar y distanciar de los sucesos
posteriores. Mayo planta las bases para que sea posible el
neocolonialismo, Mayo fomenta el librecambio que perjudica a
todas las industrias del interior, es este movimiento (necesario
para su tiempo) quien termina con la odiosa sociedad de castas,
pero es el que instaura la sociedad de clases. Sin Mayo y sus
ideas, no hubiese existido la generación del 80, es decir,
no hubiese existido la "Conquista al Desierto" (conquista de
territorios en manos de nativos del sur patagónico,
llevadas acabo por Adolfo Alsina y luego por Julio Argentino
Roca), ni las campañas del General Manuel Obligado al
norte del naciente país, ni la atroz guerra de la Triple
Infamia (Triple Alianza para los autores burgueses).
Para esto sirve la historia, para ver su relación
y significancia en el presente. Mayo no se detiene, posee 200
años de existencia, porque ese golpe dio origen a las
relaciones capitalistas de producción, debido a ello
constaron en nuestro pasado no muy lejano los Uriburu, los
Aramburu, los Onganía, los Videla y los Galtieri, los
Menen y los De La Rúa, los Duhalde y los Macri,
etc.
No podemos separar a las ideas de Mayo, omitir el
sentido de su ideología, porque Mayo es clasista, porque
Mayo vino a realizar su trabajo en la historia (siempre en
términos dialécticos). Adam Smith, Thomas Malthus,
David Ricardo, Jean Jacques Rousseau, François Marie
Arouet (Voltaire), y tantos otros filósofos y economistas
burgueses, jamás pensaron en eliminar la pobreza o
terminar con la segmentación del mundo en clases sociales.
Sería ilógico entonces pensar que el golpe de Mayo
iría contra de los sustentos teóricos que lo
motivaron.
Si entendemos esto, podemos comprender que Mayo
buscó la independencia y libertad solo para un
minúsculo grupo. Si comprendemos eso, entonces podemos
decir que Mayo triunfó.
Ahora si creemos que Mayo (y su idea totalmente opuesta
al bien común) fue un movimiento (clasista) que buscaba,
en lo más amplio del término (no solo en la
igualdad jurídica), la igualdad entre las clases.
Entendemos y afirmamos que Mayo fracasó. Y no solo
fracasó porque el sistema que impuso Mayo negó (y
niega) el desarrollo de todas las potencialidades humanas, si no
que también fracasó por el solo hecho de que nunca
se lo propuso.
Bibliografía
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Editores. Bs. As. Arg.
Autor:
Walther Gahn
Egresado del ISPI Nº4026 como Profesor
de Historia. A escrito y editado revistas y libros como: Soy
Comunista porque soy Capitalista", "La Miseria de la
Utopía", "La teoría comunista y la crítica
al capitalismo" (obra efectuada junto con Edgardo Róvere)
"La Apostasía: "El origen y la influencia pagana", De
Anarquistas y Comunistas: "Las diferencias entre Marx y Bakunin",
Epístola a los Hipócritas (novela política),
El IGMO: "Mito y Leyenda de su creación".
En forma conjunta con Luciano
Sánchez llevo acabo el Documental "Rafael Yaccuzi: su
militancia" y el documental "Por la memoria" (junto al Centro de
Estudiantes del ISPI Nº 4026, del cual fue uno de sus
fundadores)
Ha brindado charlas sobre temas como: San
Martin y la tercera invasión inglesa, la teoría
marxista y su influencia, y el imperialismo en América
Latina y el mundo.
Hoy ha concretado sus esfuerzos en este
nuevo libro "Los golpistas de Mayo" que pretende ser una mirada
distinta sobre los acontecimientos ocurridos en Mayo de
1810.
[1] RAMOS, Abelardo. (1965)
“Revolución y contrarrevolución en la
Argentina”. Editorial: Truequel. Buenos Aires. Argentina.
Página 21
[2] WAST, Hugo. (1960) “Año
X”. Editorial: Thau Editores. Buenos Aires. Argentina.
Página. 51
[3] LUNA, Félix. (1950) “Breve
Historia de los Argentinos”. Editorial: Planeta. Buenos
Aires. Argentina. Página 62
[4] WAST, Hugo. (1960) Ibídem
Página 32
[5] WALT, Hugo (1960) Op. Cit. página
58
[6] WALT, Hugo (1960) Op. Cit. página
60
[7] HARARI, Fabián (2009)
“Hacendados en Armas”. Editorial: RYR. Buenos
Aires. Argentina. Página 32-33
[8] HARARI, Fabián (2009)
Ibídem página 31.
[9] LEVENE, Gustavo (1980) “Nueva
Historia Argentina”. Editorial: STE. Buenos Aires.
Argentina. Página 143
[10] LEVENE, Gustavo (1980) Ibídem
página 143
[11] GOLDMAN, Noemí (1998)
“Nueva Historia Argentina”. Editorial:
Sudamericana. Buenos Aires. Argentina. Página 48
[12] PIGNA, Felipe (2004) “Los Mitos de
la Historia Argentina”. Editorial: Grupo Editor Norma.
Buenos Aires. Argentina. Página 218
[13] GEORGE, Novack (1989) “Para
comprender la Historia”. Editorial: Fontamara.
México. Página. 162
[14] LOPEZ ROSA (1986) “Historia
Constitucional Argentina”. Editorial: Astrea. Buenos
Aires. Argentina. Página 89
[15] PEÑA, Milciades. (1970) “De
Mitre a Roca, la consolidación de la oligarquía
anglocriolla”. Editorial: Ediciones Fichas. Corrientes.
Argentina. Página. 7
[16] CHAUNU, Pierre. (1997) “Historia
de América Latina”. Editorial: Eudeba. Buenos
Aires. Argentina. Página. 91
[17] GOLDMAN, Noemí (1998) Op. Cit.
página 40.
[18] AMUCHÁSTEGUI, Pérez.
(1992) “Mentalidades Argentinas 1860-1930”.
Editorial: Eudeba. Buenos Aires. Argentina. Página.
40
[19] RAMOS, Abelardo. (1965) “La
Revolución y Contrarrevolución en la
Argentina” Editorial: Truequel. Buenos Aires. Argentina.
Página.31
[20] RAMOS, Abelardo.(1965) Ibídem
página 33.
[21] GALAZO, Norberto. (2009) “La
Revolución de Mayo”. Editorial: Del Pensamiento
Nacional. Buenos Aires. Argentina. Página.13
[22] RAMOS, Abelardo.(1965) Op. Cit.
página 19 – 20.
[23] HARARI, Fabián (2008) “La
Contra”. Editorial: RYR. Buenos Aires. Argentina.
Página. 18
[24] RAMOS, Abelardo. (1965) Op. Cit.
página 20.
[25] PIGNA, Felipe (2004) Op. Cit.
página 247.
[26] LEVENE, Ricardo (1978) “lecturas
Históricas Argentinas”. Editorial: Belgrano.
Buenos Aires. Argentina. Página. 53
[27] INSTITUTO DE HISTORIA DE LA ACADEMIA DE
CIENCIAS DE LA URSS. (1941) “Nueva Historia de
América”. Editorial: La OZ. Moscú.
Pág. 52
[28] GALASSO, Norberto (2009) “La
Revolución de Mayo”. Editorial: Del Pensamiento
Nacional. Buenos Aires. Argentina. Página. 11
[29] INSTITUTO DE HISTORIA DE LA ACADEMIA DE
CIENCIAS DE LA URSS. (1941) Op Cit. página 53.
[30] EGGERS-BRASS, Teresa (2006)
“Historia Latinoamericana”. Editorial: Maipue.
Buenos Aires. Argentina. Página. 64
[31] EGGERS-BRASS, Teresa (2006) Op. Cit.
página 64.
[32] DE TITO, Ricardo (2006) “Los
Hechos que cambiaron la Historia Argentina en el Siglo
XIX”. Editorial: El Ateneo. Buenos Aires. Argentina.
Página. 57
[33] LOPEZ ROSA (1986) “Historia
Constitucional Argentina”. Editorial: Astrea. Buenos
Aires. Argentina. Página. 77
[34] FERLA, Salvador (2007) “Historia
Argentina con drama y Humor”. Editorial: Peña
Lillo. Buenos Aires. Argentina. Página. 147-148
[35] El concepto golpe de Estado,
comenzó a ser empleado en Francia en el siglo XVIII,
para referirse a una serie de medidas violentas y repentinas
tomadas por el Rey, sin respetar la legislación ni las
normas morales, generalmente para deshacerse de sus enemigos,
cuando el Rey mismo consideraba que eran necesarias para
mantener la seguridad del Estado o el bien común. En
este sentido original, el concepto era muy similar a lo que se
denomina en la actualidad "autogolpe", es decir el
desplazamiento de ciertas autoridades del Estado, por parte de
la autoridad suprema. El término se fue ampliando a lo
largo del siglo XIX para significar la acción violenta
de un componente del Estado, por ejemplo, las fuerzas armadas,
con el fin de desplazar a la cabeza del mismo. El concepto se
superpuso entonces, y a la vez se diferenció, del de
revolución, caracterizado sobre todo por estar
principalmente organizado por civiles ajenos al Estado.
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