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Intubación endotraqueal




Enviado por CARLOS EYZAGUIRRE



  1. Definición
  2. Procedimiento
  3. Complicaciones

La intubación es una técnica que
consiste en introducir un tubo a través de la nariz o la
boca del paciente hasta llegar a la traquea, con el fin de
mantener la vía aérea abierta y poder asistirle en
el proceso de ventilación.

Se utiliza en pacientes con insuficiencia
respiratoria de diversa etiología, obstrucción de
la vía aérea o depresión
respiratoria.

Los pacientes pediátricos, dado que
están en etapa de crecimiento y cambio
anatomo-fisiológico, tienen una serie de
características especiales que hacen necesaria una
valoración específica de cada niño antes de
proceder a la intubación. Dependiendo de sus
características variarán los materiales a elegir y
el modo en que va a realizarse el procedimiento.

Los niños intubados precisan una serie de
cuidados durante y después de la intubación con el
fin de lograr una adecuada ventilación, evitar
extubaciones accidentales y lesiones en la vía
aérea.

Definición

La intubación consiste en introducir un tubo o
sonda en la traquea del paciente a través de las
vías respiratorias altas. Dependiendo de la vía de
acceso que escojamos, tenemos dos tipos de
intubación:

  • nasotraqueal: a través de las fosas nasales.
    Suele utilizarse en intubaciones programadas

  • orotraqueal: a través de la boca. Por lo
    general se utiliza en intubaciones dificultosas o de
    emergencia, ya que es la más rápida.

El objetivo de este procedimiento es mantener la
vía aérea permeable, estableciendo una vía
segura de comunicación y entrada de aire externo hasta la
traquea. Para esto, el extremo distal del tubo debe quedar
aproximadamente a 1-2 cms de la carina, de modo que el aire pueda
llegar adecuadamente a ambos bronquios.

2.1.- EN EL PACIENTE
PEDIÁTRICO

Hay una serie de características que diferencian
a los niños de los adultos. Debido a que su
morfología anatómica y su fisiología
están en proceso de cambio. Hasta los dos años de
edad, se producirá un descenso rápido de las
estructuras de la vía aérea superior.
Después sufrirá pocos cambios hasta la pubertad,
momento en el que se produce el paso a la etapa
adulta.

Los recién nacidos y lactantes tienen la cabeza
más grande, su cuello es más corto y la lengua es
más grande en proporción con una boca
pequeña. La cara es más ancha y aplanada (lo cual
dificultará el ajuste de una mascarilla facial, por
ejemplo). Los orificios y conductos nasales son más
estrechos, de forma que existe mayor riesgo de
obstrucción. La epiglotis es más alta, más
anterior y flexible, más grande y tiene forma de U; se
proyecta hacia atrás con un ángulo de 45º, de
modo que a veces es necesario levantarla con la hoja recta del
laringoscopio para poder ver la glotis. La laringe es más
estrecha, más corta, alta y anterior. En cuanto a la
traquea, es más corta, los cartílagos son
fácilmente depresibles, y encontramos la estrechez
máxima a nivel del cartílago cricoides en
niños menores de 8 años. Esto cambiará con
la pubertad, donde encontraremos la zona más estrecha a
nivel de las cuerdas vocales, como en el adulto. En el
niño las cuerdas vocales son más sensibles, y
responden inmediatamente a los estímulos, hay mayor riesgo
de sufrir edema de glotis. Además, la frecuencia
respiratoria es mayor, oscila entre las 30-60 respiraciones por
minuto según la edad, lo cual nos hará más
difícil la ventilación con bolsa
autoinflable.

En cuanto a los recién nacidos prematuros,
presentan inmadurez del centro respiratorio y sus estructuras y
funciones también. Los músculos respiratorios son
más débiles, los cartílagos más
blandos y los alveolos son inmaduros. La piel es más fina
y casi transparente, con lo cual es más fácil
lesionarla.

2.2.-INDICACIONES

Podemos resumirlas en:

  • Obstrucción de la vía aérea
    superior (cuerpo extraño, aspiración de
    meconio, traumatismos, secreciones…)

  • Ausencia de reflejos protectores de la vía
    aérea (depresión respiratoria producida por
    anestesia, traumatismo craneoencefálico…)

  • Necesidad de aplicar ventilación
    mecánica con presión positiva (prematuridad
    entre 25-28 semanas, por déficit de desarrollar
    alveolar y del sufactante, patologías como
    bronquiolitis, enfermedades neuromusculares…)

Elegiremos la vía oral o nasal para introducir el
tubo en determinadas circunstancias:

  • Orotraqueal:

  • intubación de emergencia

  • obstrucción de las fosas nasales (estenosis o
    atresia de coanas, pólipos…)

  • obstrucción de la nasofaringe (tumores,
    hipertrofia de adenoides…)

  • sospecha de fractura de base de
    cráneo

  • diátesis hemorrágica
    moderada-severa

  • Nasotraqueal:

  • traumatismo facial severo con dificultad para abrir
    la mandíbula

  • rotura de lengua

  • quemaduras graves de la cavidad bucal

La intubación endotraqueal, sea cual sea la
vía de acceso, es el método más eficaz para
mantener abierta la vía aérea, y además,
asegura una adecuada ventilación y aporte de
oxígeno al paciente, disminuye el riesgo de
distensión gástrica y aspiración pulmonar,
permite administrar algunos fármacos durante la
reanimación cardiopulmonar (mientras se consigue una
vía venosa), facilita la aspiración de secreciones
y si fuera necesario, aplicar presión positiva al final de
la espiración (PEEP). Además, durante la
reanimación cardiopulmonar, facilita la
sincronización entre masaje cardiaco y
ventilación.

Procedimiento

Siempre que sea posible, es recomendable realizar la
intubación de forma programada, de modo que tengamos todo
el material preparado y el personal adecuado, para disminuir
así el tiempo que dura el procedimiento y las
complicaciones.

Debe ser realizada al menos por dos personas como
mínimo.

2.1.-MATERIAL

  • fuente de oxígeno con
    caudalímetro

  • mascarilla facial transparente y bolsa autoinflable
    del tamaño adecuado (AmbúR).

  • goma conectora de la fuente de oxígeno y el
    balón autohinchable

  • cánula orofaringea (GuedelR) del
    tamaño adecuado

  • aparato de aspiración o vacío con
    manómetro de presión

  • sondas de aspiración del tamaño
    adecuado

  • goma de conexión entre las sondas de
    aspiración y el sistema de vacío

  • guantes estériles y no
    estériles

  • mango de laringoscopio (comprobar la existencia y
    funcionamiento de las pilas)

  • palas de laringoscopio del tamaño adecuado
    (comprobar el funcionamiento de la bombilla): rectas y
    curvas

  • lubricante (tipo SilkosprayR)

  • tubo endotraqueal con o sin balón del
    tamaño adecuado

  • dos tubos endotraqueales más: uno de un
    número mayor y otro menor al anterior

  • fiador, estilete o guía: le da rigidez al
    tubo endotraqueal, lo cual facilita la intubación
    cuando ésta se prevee difícil o la persona es
    inexperta. Es recomendable lubricar el fiador antes de
    introducirlo a través de la luz del tubo endotraqueal
    para facilitar posteriormente su extracción. Nunca
    debe sobrepasar el orificio distal del tubo (también
    llamado ojo de Murphy), de hecho, debe quedar aproximadamente
    1 cm antes del final del tubo, para evitar lesiones en la
    vía respiratoria.

  • pinzas de Magill, que servirán para guiar el
    tubo en la intubación nasotraqueal

  • esparadrapo, venda o sistema fijador

  • parches protectores de piel (tipo ConfeelR,
    AllevinR…)

  • medicación de intubación : si es
    posible, se tendrá cargada y preparada previamente. Si
    no es así, debería estar situada en un lugar
    apropiado, conocido por el personal y accesible.

2.1.1.-Elección y Tipos de
Mascarillas Faciales y Bolsa Autoinflable

Es recomendable que la mascarilla no sea opaca, para
poder visualizar el color de la piel del niño y la
aparición de secreciones, y de reborde
acolchado.

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El tamaño de la mascarilla debe ser aquel cuyo
borde superior apoye sobre el puente nasal del niño, sin
tapar los ojos y cubriendo por completo nariz y boca, y cuyo
borde inferior apoye sobre surco mentoniano.

Si se elige una mascarilla de tamaño mayor o
menor no lograremos una adecuada ventilación y podemos
causar además un traumatismo facial.

Existen mascarillas redondas (generalmente usadas para
prematuros y recién nacidos, o lactantes de bajo peso) y
triangulares (utilizadas en lactantes, niños y
adolescentes).

Las bolsas autohinchables van conectadas a la goma que
sale del caudalímetro de oxígeno, que debe estar
abierto al máximo. El tamaño también es
importante, ya que el volumen de aire que envían al
niño debe ser adecuado a su capacidad pulmonar. Un volumen
excesivo prodría causar barotrauma, y un volumen
pequeño no conseguiría una oxigenación
adecuada.

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2.1.2.-Elección de la
cánula orofaringea

La cánula orofaringea sirve para desplazar la
parte posterior de la lengua hacia delante, impidiendo así
que obstruya la vía aérea. La cánula
adecuada será aquella cuya longitud vaya desde los
incisivos superiores (o centro de la encía en lactantes)
hasta el ángulo mandibular. Un tamaño inapropiado
puede no lograr su objetivo o incluso, desplazar la lengua hacia
atrás.

Se recomienda su uso cuando el paciente esté
inconsciente, para facilitar la ventilación con
mascarilla. No debe usarse en niños conscientes, ya que
puede estimular el reflejo nauseoso.

En niños mayores se introduce igual que en
adultos, con la concavidad hacia arriba, hasta tocar el paladar
blando, y seguidamente se rota 180º y se desliza tras la
lengua.

En niños pequeños y lactantes, se
introduce con la convexidad hacia arriba, es decir,
haciéndola coincidir con el paladar, y deslizándola
hasta el final de la lengua.

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3.1.3.-Elección de las sondas de
aspiración

Antes de proceder a introducir el tubo endotraqueal, es
preciso aspirar secreciones de nariz, boca, faringe y traquea.
Utilizaremos una sonda de longitud y calibre adecuados, con el
fin de disminuir el riesgo de lesión de la mucosa, y
llegar a la zona que pretendemos aspirar. La presión de
succión no debe ser superior a los 80-120 mmHg en
niños pequeños, para lo cual necesitamos un
manómetro que la regule.

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2.1.4.-Elección de la Pala de
Laringoscopio

Las palas pediátricas pueden ser rectas o curvas
y de diferente medida (Tabla 4 e Imagen 2).

Las palas rectas se utilizan en lactantes
pequeños y prematuros, ya que por sus
características anatómicas, con la pala recta se
deprime o calza mejor la epiglotis, visualizando mejor la glotis.
Con la pala curva es más difícil deprimirla, y lo
que suele ocurrir es que se sobrepasa. Las palas curvas se
utilizan en niños, adolescentes y adultos, y con el
extremo de la pala se alcanza la vallécula.

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2.1.5.-Elección del Tubo
Endotraqueal

El tubo endotraqueal debe ser de un material
hipoalergénico y flexible, preferiblemente transparente
para poder ver a su través la existencia de secreciones o
sangre. Es además recomendable que tenga marcas
numéricas para conocer la longitud del tubo que
introducimos en la traquea y valorar así posteriormente si
éste se ha movido. Existen distintos modelos de tubos en
el mercado: Portex, hecho de material no irritante, flexible, con
grabado de escala centimétrica para facilitar la
colocación y Cole, hecho de material no irritable,
flexible, que no posee escala centimétrica pero tiene un
engrosamiento el tubo que hace tope con la glotis.

También tenemos tubos balonados y no balonados .
El balón o neumotaponamiento no es aconsejable en
niños, ya que dado que la zona más estrecha de la
traquea infantil se sitúa en el cartílago
cricoides, el uso de un tubo balonado podría lesionarlo.
En general, los tubos menores del nº 4,5 no disponen de
balón. En el caso de que decidamos utilizarlo, es
recomendable emplear tubos cuyo volumen de neumotaponamiento sea
grande y ejerzan poca presión sobre la mucosa, para
reducir así el riesgo de lesión.

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El tamaño del tubo viene indicado por el
diámetro interno de la luz. Debemos elegir el tubo
adecuado para ventilar a nuestro paciente. Existen varias
fórmulas para decidir el número adecuado. Una de
ellas es escoger el tubo cuyo diámetro interno sea igual
al del dedo meñique del niño, pero esto no es
fiable ni es posible realizarlo en todas las
circunstancias.

La estimación más recomendada es la
siguiente, con algunas variaciones:

  • prematuros y de bajo peso según tabla de
    pesos: 2,5-3,5

  • en niños recién nacidos a
    término y lactantes de menos de 6 meses:
    3,5

  • lactantes entre 6 meses y 1 año: 4

  • niños mayores de 1 años: 4 + (edad en
    años / 4)

El tubo debe introducirse hasta dejarlo a 1-2 cms por
encima de la carina, de modo que podamos ventilar ambos
bronquios. Para saber cuántos centímetros debemos
introducirlo en un procedimiento orotraqueal tenemos las
siguientes fórmulas:

  • Lactantes: Centímetros(cms) a introducir =
    nº tubo x 3

  • >2 años: Centímetros(cms) a
    introducir = 12 + (edad/2)

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2.2.-MEDICACIÓN DE
INTUBACIÓN

Antes de iniciar la intubación, habrá que
comprobar la existencia de una catéter venoso permeable, y
de no ser así, habrá que canalizar una vía
venosa por la que infundiremos los fármacos. Se recomienda
la preparación al menos de dos dosis de cada
fármaco por si la intubación no se consigue al
primer intento y fuera preciso repetir la pauta.

Los fármacos utilizados en la intubación
se pueden clasificar en tres grupos principales. Por orden de
administración, estos serían:

  • 1º Atropina


  • Anestesia-sedación-analgesia

  • 3º Relajación

1º) ATROPINA: se utiliza casi siempre, para
disminuir el riesgo de bradicardia refleja al estimular la
vía aérea. Puede no administrarse en caso de
taquicardia importante.

2º) ANESTESIA-SEDACIÓN-ANALGESIA: se
utilizan los fármacos anestésicos y sedantes para
reducir la agitación y la sensación de
intranquilidad que produce esta técnica. Es recomendable
asociar un analgésico en la intubación, ya que la
laringoscopia puede ser dolorosa.

Dentro de los fármacos anestésicos y
sedantes encontramos:

  • Benzodiacepinas como el midazolam, diazepam o
    clonacepan (con efecto ansiolítico e
    hipnótico)

  • Barbitúricos como el tiopental o el
    fenobarbital (efecto sedante e hipnótico)

  • Anestésicos como la ketamina (con distinto
    efecto analgésico, sedante o hipnótico
    según la dosis)

La elección dependerá del estado del
paciente

SITUACIÓN DEL NIÑO

SEDANTE DE ELECCIÓN

Normotensión

Normovolemia

Tiopental

Hipotensión

Hipovolemia

Fallo cardiaco

Midazolam

Diazepam

Etomidato

Ketamina

Status asmático

Ketamina

Propofol

Status epiléptico

Tiopental

Propofol

Hipertensión intracraneal

Lidocaína + Tiopental o
Etomidato

Los analgésicos que se utilizan con más
frecuencia son la ketamina y el fentanilo:

  • Ketamina: se emplea en técnicas de
    inducción rápida y cuando hay
    hipotensión, hipovolemia o broncoespasmo

  • Fentanilo: usado en situación de
    normotensión, normovolemia, insuficiencia cardiaca o
    hipertensión pulmonar

3º) RELAJANTE MUSCULAR: su función es
relajar la musculatura respiratoria y facilitar la
ventilación mecánica o manual con bolsa
autoinflable. Es imprescindible siempre sedar y analgesiar al
niño previamente, ya que de otro modo, el niño
estará despierto, con dolor y consciente, pero totalmente
bloqueados sus músculos.

Hay dos grupos de relajantes musculares:

  • Despolarizantes: succinilcolina

  • No despolarizantes: vecuronio, rocuronio y
    atracurio

CONTRAINDICACIONES DE LOS RELAJANTES
MUSCULARES

RELAJANTES MUSCULARES

CONTRAINDICACIONES

Succinilcolina

Hiperpotasemia

Politraumatismo

Quemaduras

Hipertensión intracraneal

Lesión globo ocular

Denervación anatómica o funcional
(lesión medular, atrofia espinal…)

Déficit de colinesterasa

Vecuronio

Rocuronio

Atracurio

Vía aérea difícil

Imposibilidad de ventilar con mascarilla
(contraindicaciones relativas)

 

FÁRMACO

INDICACIONES

DOSIS

(mg/kg)

TIEMPO INICIO(min)

DURACIÓN

(min)

EFECTOS SECUNDARIOS

ATROPINA

Si no hay contraindicación

0,01-0,02(minima0,1 y máxima )

0,5

30-90

Taquicardia

Midriasis

Visión borrosa

Sequedad boca

MIDAZOLAM

Hipovolemia

Hipotensión

Fallo cardiaco

0,1-0,3

<2

20-30

Hipotensión a dosis altas

Nauseas / vómitos

PROPOFOL

Broncoespasmo

Hipertensión pulmonar

Status epiléptico

2-3

0,5

5-10

Apnea

Hipotensión

Bradicardia

ETOMIDATO

Inestabilidad hemodinámica

0,3

<0,1

5

Supresión adrenal

Mioclonias

TIOPENTAL

Inducción rápida

Status epiléptico

Hipertensión intracraneal

3-5

0,5

5-10

Hipotensión

Disminución gasto cardiaco

KETAMINA

Inducción rápida

Hipotensión

Broncoespasmo

1-2

0,5

5-10

Hipertensión

Bradicardia

Alucinaciones

Aumento secreciones

FENTANILO

Fallo cardiaco

Hipertensión pulmonar

1-5 mcg/kg

5-25mcg/kg

3-5

30-60

Bradicardia

Hipotensión

Tórax rígido

Vómitos

LIDOCAINA

Hipertensión intracraneal

1

3-5

30-60

Hipotensión

Arritmias

Convulsiones

SUCCINILCOLINA

Inducción rápida

Vía aérea difícil

1-2

0,5

4-6

Hiperpotasemia

Hipernatremia maligna

Fasciculaciones

ROCURONIO

Inducción rápida

1

<1

30-40

Taquicardia

Liberación de histamina

VECURONIO

Inducción clásica

0,1-0,3

1-2

30-60

Liberación histamina

ATRACURIO

Insuficiencia renal

Insuficiencia hepática

0,1

2

30

No-liberación histamina

2.3.-TÉCNICA

Antes de iniciar la intubación, es preciso
vigilar el correcto montaje y funcionamiento de la fuente de
oxígeno y del aspirador de secreciones.

Es fundamental realizar la técnica con las
mayores condiciones de asepsia. Tras lavarnos las manos, la
persona que introducirá el tubo se colocará guantes
estériles.

  • La intubación debe ser realizada entre dos
    personas al menos: la 1ª se encargará de abrir la
    vía aérea e introducir el tubo y la 2ª
    facilitará el material y vigilará las
    constantes vitales del niño.

  • Aspirar secreciones del niño a través
    de nariz y boca.

  • Si es portador de sonda nasogástrica, es
    recomendable aspirar el contenido gástrico antes de
    iniciar el procedimiento, para evitar regurgitaciones o
    distensión abdominal. Si la situación lo
    permite y el paciente no tiene sonda nasogástrica,
    podemos colocársela.

  • Situar al paciente en una superficie rígida.
    Si es una cama, acercaremos la cabeza hasta el borde superior
    o cabecero, lugar en el que se colocará la 1ª
    persona. Alinear el cuerpo del niño, verificar el eje
    orofaringe-laringe.

  • Monitorizaremos al paciente: frecuencia cardiaca,
    tensión arterial, saturación de oxígeno
    y capnografía si es posible. La 2ª persona se
    encargará de vigilar las constantes.

  • Colocar la cabeza en posición adecuada, que
    variará según la edad:

  • recién nacidos y lactantes <2 años
    : posición neutra o de "olfateo". La
    hiperextensión de la cabeza desplazaría la
    laringe hacia delante, debido a sus características
    anatómicas, y sería más difícil
    intubarle, y además se ocluiría la vía
    aérea. Para facilitar que mantenga la posición
    neutra, podemos colocar un rollito de toalla bajo el cuello,
    ya que debido a que tienen un occipucio muy prominente,
    tenderá a flexionarse.

  • >2 años – <8 años: ligera
    hiperextensión

  • >8 años: hiperextensión como en los
    adultos

  • Hiperoxigenar al paciente con mascarilla y bolsa
    autoinflable conectadas a oxigeno al 100%

  • La 2ª persona inyectará la
    medicación de intubación, en el orden
    anteriormente citado: atropina, sedante y relajante
    muscular.

  • La 1ª persona abrirá la boca del
    niño con los dedos pulgar e índice de la mano
    derecha

  • La 2ª persona facilitará el
    laringoscopio (previamente montado y tras haber comprobado su
    correcto funcionamiento) , ofreciendo el mango a la 1ª
    persona, que lo sujetará con la mano
    izquierda.

  • Introducir la pala del laringoscopio por la comisura
    derecha bucal, la avanzamos hacia la línea media,
    desplazando así la lengua hacia la
    izquierda.

  • Progresar la pala hasta ver los puntos
    anatómicos de referencia, que son:

  • epiglotis: el punto más alto, por encima del
    cual encontramos la fosa gloso epiglótica o
    vallécula

  • glotis: en el plano anterior, con una cuerda vocal a
    cada lado

  • esófago: en el plano posterior

  • Progresar la pala curva hasta la vallécula o
    la recta hasta deprimir con ella la epiglotis

  • Traccionar hacia arriba el mango del laringoscopio,
    con cuidado para no hacer palanca contra los dientes o la
    encía superior. Si no se visualiza bien la glotis, la
    2ª persona o la 1ª con el dedo meñique,
    puede ayudar realizando la maniobra de Sellick, que consiste
    en deprimir la traquea con el dedo desde fuera, sobre el
    cuello.

  • Si es preciso, la 2ª persona aspirará
    secreciones que dificulten la correcta
    visualización

  • La 2ª persona lubricará, sin tocarlo, el
    tubo endotraqueal, y cogiéndolo con cuidado por el
    extremo proximal, el que quedará fuera del paciente,
    se lo ofrece a la 1ª persona.

  • Llegado a este punto, habrá dos variantes de
    introducción del tubo: orotraqueal o nasotraqueal. El
    resto del procedimiento es el mismo para las dos.

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  • INTUBACIÓN
    OROTRAQUEAL:

  • La 1ª persona, con la mano derecha,
    introducirá la punta del tubo por la comisura labial
    derecha, apoyándose en la hoja del laringo, para no
    ocluir la visualización, y lo hará progresar
    hasta que atraviese las cuerdas vocales 1-2 cms y
    calcularemos la longitud a introducir según las reglas
    ya vistas.

  • INTUBACIÓN
    NASOTRAQUEAL:

  • La 1ª persona introducirá a
    través de una fosa nasal el tubo, progresándolo
    hasta que aparezca a través de la boca.

  • La 2ª persona entregará la pinza de
    Magill, ofreciéndola por el mango.

  • La 1ª persona sujetará el tubo con la
    pinza y lo hará progresar hasta que atraviese las
    cuerdas vocales 1-2 cms y calcularemos la longitud a
    introducir según las reglas ya vistas.

  • Si se utilizó fiador, la 1ª persona lo
    extraerá con cuidado, y después retirará
    con precaución el laringoscopio.

  • Conectar el tubo a la bolsa autoinflable y dar
    varias insuflaciones al niño.

  • Comprobar que la posición del tubo es la
    correcta. Para ello observaremos que los movimientos sean
    simétricos en ambos hemitorax, que la
    auscultación es simétrica y adecuada en ambos
    pulmones y que la pulsioximetría y capnografía
    son correctas.

  • Si no se logra la intubación en menos de 30
    segundos, se retira el tubo y se ventila con mascarilla y
    bolsa.

  • Si elegimos un tubo balonado, con una jeringa
    inflaremos el neumotaponamiento con el volumen de aire
    correspondiente.

  • Fijaremos el tubo según el protocolo de cada
    hospital. Dos formas de sujetarlo son:

  • con esparadrapo: se utiliza tanto en la
    intubación orotraqueal como en la nasotraqueal,
    fijando el tubo a una comisura labial o nasal. Para disminuir
    el riesgo de aparición del úlceras por
    presión, aplicaremos antes e pegar el esparadrapo
    parches protectores (tipo ConfeelR), en el punto de apoyo del
    tubo.

  • con cinta o venda: se utiliza en la
    intubación orotraqueal, y no es recomendable en
    recién nacidos o lactantes. Se fija el tubo
    anudándole una venda, y deslizando el resto tras la
    zona occipital, para terminar haciendo un nudo. Existen en el
    mercado sistemas de cinta con velcro que facilitan un tipo de
    fijación similar.

  • Cortar el tubo sobrante por encima del labio si es
    muy largo (>4cms sobre el labio), para reducir el espacio
    muerto y el riesgo de acodamiento.

  • La correcta colocación del tubo se confirma
    con una radiografía de tórax.

  • Anotaremos en la gráfica del niño la
    fecha, número de tubo, centímetros introducidos
    y posición.

2.4.- MASCARILLA
LARÍNGEA

En ocasiones, no se logra intubar al niño, bien
por falta de experiencia o por situaciones que dificultan la
intubación o la ventilación (síndrome de
Down, quemaduras…). En estos casos se recomienda el uso de la
Mascarilla Laríngea.

La mascarilla laríngea está formada por un
tubo de material flexible que termina en una especie de
mascarilla inflable que, una vez colocada, se llena de aire para
evitar el desplazamiento de la misma. Nos permite comunicar la
vía aérea con el exterior para ventilar al paciente
de una forma bastante exitosa, poco traumática y segura.
Es considerado un método fácil de aprender y
rápido de colocar, con un porcentaje de éxito en su
colocación del 94-99%.

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Como inconveniente encontramos que no aísla por
completo la vía aérea, existiendo por tanto mayor
riesgo de aspiración si se produjera vómito.
Además, con este método, es difícil ventilar
al paciente si éste requiere presiones
elevadas.

2.4.1.- Indicaciones

  • Fracaso en la intubación

  • Traumatismo cervical o facial

  • Quemaduras en la cara

  • Malformaciones anatómicas

2.4.2.- Contraindicaciones

  • Inflamaciones agudas de la vía aérea
    (epiglotitis, laringitis…)

  • Estómago lleno (por aumento del riesgo de
    aspiración)

  • Tumores de faringe o supraglóticos

  • Asma

2.4.3.- Elección del
tamaño

Hay distintos tamaños en función del peso
y edad del paciente (Tabla 9). Además, dependiendo del
tamaño de la mascarilla, tendrá mayor o menor
capacidad de aire en el manguito, y esto es importante conocerlo
previamente, para saber que volumen de aire tenemos que
emplear

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3.4.4.- Procedimiento

  • Con una jeringa, inflar el manguito de la mascarilla
    laríngea, comprobar que funciona y no tiene
    fugas.

  • Desinflar por completo: apoyar la mascarilla sobre
    una superficie dura y plana y presionar hasta que salga todo
    el aire.

  • Ventilar al niño con mascarilla y bolsa
    autoinflabe con oxígeno al 100%

  • Colocar al niño en posición de olfateo
    y abrirle mucho la boca.

  • Lubricar la parte posterior del manguito de la
    mascarilla laríngea.

  • Colocar el dedo índice en la unión del
    tubo con la mascarilla.

  • Introducir la mascarilla en la boca, deslizando la
    punta sobre el paladar duro.

  • Con el dedo índice la progresaremos hasta el
    paladar blando, hasta la parte posterior de la
    faringe.

  • Progresar hasta notar un tope o resistencia (es el
    esfínter esofágico superior).

  • Empujar con la palma de la mano el tubo conector
    externo.

  • Inflar el manguito (tiende a salir hacia el exterior
    un poco) y comprobar que la línea media del tubo
    coincide con la zona media del paladar.

  • Conectar a la bolsa autohinchable y ventilar al
    niño.

  • Fijar la mascarilla laríngea con esparadrapo
    o venda.

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Complicaciones

  • Hipoxia durante el método: puede estar
    causada por un empleo excesivo de tiempo al realizar la
    intubación (no debe durar más de 30 segundos, y
    si no se logra, habrá que ventilar de nuevo al
    paciente antes de intentarlo otra vez) o bien, la causa puede
    ser una mala colocación del tubo.

  • Intubación bronquial: el tubo se introduce en
    exceso, de modo que se desvía hacia uno de los dos
    bronquios, generalmente el derecho, y por lo tanto,
    sólo ventilaremos un pulmón.

  • Bradicardia: puede ser causada por la hipoxia o por
    estimulación con la sonda de aspiración, el
    laringoscopio o el tubo endotraqueal del nervio
    neumogástrico. Para disminuir el riesgo es
    recomendable la administración previa de
    atropina.

  • Laceraciones o ulceraciones de la mucosa bucal o
    laríngea, al introducir la pala del laringoscopio
    principalmente, llegando incluso a producirse surcos o
    perforaciones palatinas. Extremar el cuidado al realizar la
    laringoscopia.

  • Rotura dental o lesión de la encía en
    lactantes pequeños, como consecuencia del apoyo de la
    pala del laringoscopio. No se debe apoyar la pala sobre la
    encía superior del niño, error relativamente
    frecuente cuando se trata de visualizar una vía
    respiratoria difícil.

  • Rotura de laringe, faringe, esófago o
    traquea, por una introducción forzada y
    traumática del tubo endotraqueal.

  • Hemorragia, como consecuencia de rotura o
    lesión de alguna de las estructuras respiratorias y/o
    digestivas.

  • Broncoespasmo o Laringoespasmo, como resultado de la
    estimulación de la mucosa respiratoria. Para minimizar
    el riesgo, se utilizan los relajantes musculares (siempre con
    una sedación previa del paciente)

  • Dolor, por una incorrecta analgesia y
    sedación. Calcular las dosis adecuadas de
    fármacos e inyectarlas antes de realizar el
    procedimiento.

  • Neumotórax y/o Neumomediastino: fuga
    aérea como consecuencia de rotura de las estructuras
    respiratorias.

  • Obstrucción o acodamiento del tubo, producido
    por secreciones, sangre o mala colocación. Vigilar
    siempre la permeabilidad del mismo y su correcta
    posición.

  • Infección: extremaremos las medidas de
    asepsia durante toda la técnica para reducir este
    riesgo.

 

 

Autor:

Dr. Eyzaguirre Ojeda Carlos
Dario

 

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