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Al rescate de una ética política (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4

En el proceso hacia el objetivo mayor de crear un
partido distinto en su programa, estructura y medios para la
acción, se suceden diversas reuniones. Algunas, en las
respectivas casas de los senadores Pelayo Cuervo Navarro y
Agustín Cruz. Los ortodoxos-auténticos emprenden
pasos decididos y firmes en la búsqueda de una
solución a la crisis institucional que ya ha alcanzado su
clímax. …Desde el 30 de marzo inicia su ataque
frontal contra el presidente Grau. Ya no caben dudas: desde el
Palacio Presidencial se interfiere el libre funcionamiento del
Congreso y su interpelación a los ministros de Comercio y
de Educación, por malversaciones y otros negocios
ilícitos. Progresivamente el gansterismo se incrementa y
cobra mayor osadía, y así, con el propósito
de intimidar a los congresistas, el 21 de abril un grupo de los
denominados "auténticos de acción" tirotean el
Capitolio, donde sesiona el Congreso de la República. A
pesar de la agresión, los parlamentarios aprueban la
moción de Chibás de un voto de desconfianza al
gabinete presidencial en pleno.

En los primeros días de mayo se suicida el
alcalde de La Habana, doctor Manuel Fernández Supervielle,
al no poder cumplir su promesa de brindar un mejor servicio de
agua a la población de la capital. Ante el suceso,
Chibás afirma en la revista Bohemia del 11 de mayo de 1947
que "fue extraordinariamente valeroso al preferir el honor sin
vida a la vida sin honor".[1] Este aserto lleva implícita
otra de sus concepciones esenciales. Su honroso talón de
Aquiles por donde fuera atacado en los últimos momentos de
su vida: la inflexible moralética del accionar en la vida
pública.

El 15 de mayo de 1947, en la sede de la Sección
Juvenil Auténtica, en horas de la tarde, se desarrolla una
reunión trascendente. Allí se acuerda crear una
comisión integrada por Eduardo Chibás, Emilio
Ochoa, Pelayo Cuervo y Manuel Bisbé, entre otros, que
incluye a Leonardo Fernández Sánchez,
ideólogo fundamental del nuevo partido y quien
escribirá sus tesis esenciales. En principio, la
comisión debería condicionar sus labores a las
siguientes bases aprobadas por unanimidad: 1. Rescatar el
programa del PRC y la doctrina Auténtica; la independencia
económica, la libertad política y la justicia
social, desenvolviendo nuestras actividades dentro del
régimen democrático establecido en la
Constitución; 2. Organizar a ese objetivo un partido
medularmente revolucionario por su estructura funcional, en el
que se integren los núcleos sociales interesados en la
liberación nacional: sectores productores, obreros,
campesinos, clases medias, juveniles y femeninos; 3. Luchar sin
contemporizaciones contra el latrocinio, el prebendaje, el
soborno, el caciquismo y demás vicios de la
política tradicional. Frente a la política al uso
de los pactos sin ideología mantendremos con firmeza la
ideología sin mistificaciones de la auténtica
revolución cubana; 4. A fines de garantizar la
aplicación del programa y la línea táctica
del partido y de que la estructuración de este no sea
meramente electoral, es necesario adoptar formas de
organización y dirección que le impriman la
disciplina y la militancia indispensable en un partido
revolucionario moderno; 5. Promueve un procedimiento de consulta
popular que sea la resultante de asambleas y no de mera
fórmula de gabinete.

…Sin dudas que su programa, genuinamente
revolucionario por su estructura funcional, por los
núcleos sociales que lo integrarían -con
nítido eje en el pueblo- y por su línea ascendente
hacia el logro de la liberación nacional, ha de responder,
entre otros, a los intereses de la emergente burguesía
radical antimperialista, y por ello en una simbiosis
específica se caracterizaría el naciente partido
por propender a medidas de tipo nacionalista en oposición
a los monopolios estadounidenses y -reiteramos-, con una base
pluriclasista integrada por obreros, campesinos y pequeña
burguesía, bajo una dirección de proyecciones
burguesas. Estas características lo afilian a la tendencia
populista, regido por un indiscutible y excepcional líder
de masas, Eduardo Chibás, que en los arduos y azarosos
enfrentamientos contra la dictadura de Machado, el primer
batistato e impopulares regímenes de años
posteriores, demostró ser un combatiente nato, un fogoso
polemista y un brillante político. Sin Chibás no
habría Partido Ortodoxo.

La comisión gestora nacional del partido trabaja
con prisa. En junio, a propuesta de Leonardo Fernández
Sánchez se aprueban por unanimidad los Estatutos que
Publicitas imprime solo en cien mil ejemplares. Ya el partido
tiene su sede. Esta ocupa, con el nombre de Liceo del Pueblo
Cubano, el local situado en la calle Industria esquina a
Dragones, en el municipio Centro Habana, en la capital. Es
necesario precisar que a partir del 19 de mayo, Chibás, en
lugar de Emilio Ochoa, es designado para presidir la nueva
organización. No durará en el cargo mucho
tiempo.

Los Estatutos, compuestos de diez capítulos y 183
artículos, aprobados democráticamente y por
unanimidad, revelan la permanente y explícita
definición de un partido nuevo, en el que se han de
mantener en alto las verdaderas banderas y los fervientes anhelos
del pueblo para el logro real de su soberanía e identidad
nacional. Es significativo cómo en el capítulo II
se enfatiza en que el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos) se
propone la liberación nacional y social del país,
que se proyecta en sus tres dimensiones históricas ya
mencionadas. Para su obtención, ¿qué
métodos utilizaría el partido? Sobre ello explicita
el artículo III que el método de lucha ha de ser la
movilización popular y la lucha política,
así como todos los medios lícitos a su alcance en
consecuencia con la Constitución y las leyes.

En el acápite De los principios organizativos,
artículo IV, uno de los aspectos descollantes es el
referido a cómo ha de conducirse el partido por un
régimen de democracia representativa y cómo su
militancia, a diferencia de en otros partidos políticos,
ha de ser consciente y activa, lo que significa que todos los
militantes se capacitarían plenamente en el conocimiento
de la teoría ideológico-política que forma e
informa el movimiento ortodoxo.

Es de destacar que el núcleo fundamental de los
miembros del Partido del Pueblo Cubano (O) lo formarían
los trabajadores -hombres o mujeres, incluidos los
jóvenes-, es decir, un partido del pueblo y para el
pueblo, dentro de los límites que pueda establecer
elementos de izquierda de una emergente burguesía
nacional. No obstante, en su último punto, el más
flexible y a la vez vulnerable, abre las puertas a los
terratenientes y comerciantes, así como a otras capas de
la alta burguesía, cuyas aspiraciones iban a ser
difíciles de acoplar en un partido de raíz
popular.

La dirigencia de cada sector funcional
-entiéndase, de los trabajadores, campesinos,
profesionales, juvenil, femenino y general- se elegirá
cada dos años y podrá proponer al Consejo de
Dirección Nacional su propio reglamento interno, sin
alterar lo establecido en los Estatutos aunque será de la
competencia del Consejo aprobarlo, modificarlo o acordar por
sí mismo las formas funcionales de trabajo que considere
más apropiadas y mejor adaptadas a las peculiaridades de
la clase o sector social referido.

Meses después, el 31 de julio de 1947, la
dirección "ortodoxa" presenta -firmado por Eduardo
Chibás como presidente y Regla Peraza como secretaria de
actas- el Programa Doctrinal del Partido Ortodoxo ante el
Tribunal Supremo Electoral (TSE).

En este programa se reafirma la necesidad de integrar
una organización política moderna, que sirva de
idóneo instrumento para abrir el camino de la
liberación nacional e ir al rescate de nuestra identidad
como nación.

Sus métodos y formas movilizativas
llevarían implícito un profundo carácter
ético, sin los cuales -afirmaría Fidel Castro– no
hubiera habido 26 de Julio ni Moncada.

Sobre el aspecto económico, parte del principio
de que no se había iniciado la reconquista de la tierra ni
de las riquezas de Cuba para los cubanos y que los servicios
públicos estaban en manos del capital extranjero o
controlado por este.

Acorde con este documento resulta evidente la necesidad
de erradicar de forma paulatina el latifundio y el monocultivo,
lo cual lleva implícito un plan de reforma agraria para
rescatar a las masas campesinas de su estado de servidumbre,
así como fomentar la organización de cooperativas
de producción bajo el control estatal, en
coordinación y paralelamente con el desarrollo de los
pequeños propietarios rurales y urbanos. Hacia la
factibilidad de un programa agrícola, sostiene la
necesaria electrificación de la agricultura, la
implantación de sistemas de regadío y el
abaratamiento del transporte de los productos del agro. Sobre
todo, prioriza obtener el equilibrio entre la producción
agrícola y el establecimiento y producción
industrial a partir de materias primas naturales de Cuba.
Así, para los ortodoxos, el desarrollo de la agricultura
se revertiría en auge de la industria y, por tanto, en el
fortalecimiento de un mercado interno con la posibilidad de un
equilibrio estable entre ambos rubros productivos.

Otros puntos se refieren a la necesidad de ampliar el
mercado internacional con la creación de una marina
mercante y la protección de la industria nacional. A no
dudarlo las Tesis del Partido Ortodoxo se proponían, si no
la eliminación absoluta de dos poderosos sectores sociales
tales como los terratenientes y comerciantes -pertenecientes a la
capa oligárquica de la burguesía-, sí su
control para un mejor y mayor equilibrio en beneficio de otros
sectores o clases de la sociedad cubana. Para la
consecución de estos objetivos también era
imprescindible nacionalizar los servicios públicos, para
garantizar su más eficiente prestación, así
como extenderlos a la población campesina.

Una vez alcanzada la independencia económica se
podría sustentar la libertad política, ya que ambas
vertientes lograrían el pleno ejercicio de derechos y
deberes ciudadanos sin presiones externas que pudieran
coartarlas. Con respecto a la función del Estado, este
tendría la misión de mantener el equilibrio entre
el capital y el trabajo, para beneficio de toda la sociedad. Al
prevalecer los intereses colectivos, el trabajo ha de perder su
carácter de mercancía con vistas a una equidad
armónica en las utilidades de la producción
"propiciando una retribución estable y humana que tienda a
evitar las intermitencias en el empleo de los trabajadores." El
documento postula, como parte de la justicia social, la
erradicación del desempleo, la protección a la
mujer y al niño, la hospitalización adecuada del
enfermo pobre, la eliminación del analfabetismo,
así como la supresión de todo tipo de
discriminación por raza o sexo por considerarlo lesivo a
la dignidad humana, ya que su permanencia en la sociedad
constituyen la negación de la democracia.

Sobre política exterior el Partido Ortodoxo
proclama en sus tesis programáticas la aspiración a
una república nacionalista, justa y que dentro de los
parámetros burgueses afiance la necesaria
colaboración entre los Estados.

Consagra el principio de no limitar la actuación
de ningún país mientras no obstaculice la de otro.
Rechaza el derecho al voto en el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, como un privilegio de las grandes
potencias.

En consecuencia, reclama la igualdad de los Estados y,
con claridad, se opone, por teóricos, a la solidaridad
hemisférica entre los pueblos prósperos y los
hambrientos.

Es curioso y significativo que, tal vez sin
proponérselo, el documento considere con afortunada
antelación la ley del desarrollo desigual entre
países pobres y países ricos y la imposibilidad de
una identidad entre todos, sino que pone como base -como
diríamos hoy día- la globalización de la
solidaridad. En síntesis, las tesis aspiran a un
desarrollo rápido y propio del Estado cubano.

Como ha podido apreciarse los lineamientos generales,
así como los postulados específicos del Partido del
Pueblo Cubano (Ortodoxos) promueven, abarcadores, las ideas
plasmadas en la Constitución de 1940. No obstante, sus
contenidos esenciales constituyen un paso más en las
concepciones socio-políticas y económicas
concebidas en el proyecto de desarrollo de la nación
cubana.

…Con certera visión Chibás define
los conceptos fundamentales del partido como nacionalista y
democrático, abarcador de las distintas clases
productoras, e intenta unir en apretado haz a todo el pueblo
cubano.

Desde muy joven estas proyecciones se gestaban y
bullían en su mente. Ahora las veía plasmadas en un
programa concreto, punto de partida para la futura acción
realizadora de mayores empeños. El camino hacia esa meta
será vertiginoso y difícil y como colofón,
le costará la vida, pero su inmolación será
fecunda. Sin duda la corriente populista en Cuba, a través
de su ardiente prédica desde el Partido del Pueblo Cubano
(O) logra reafirmar el concepto de identidad nacional entendido
como la unidad real de las fuerzas que integran la nación
para la consecución plena de la soberanía e
independencia del país.

Diferencias internas dificultan la postulación de
Chibás para la presidencia de la República por la
Asamblea Nacional del Partido del Pueblo Cubano
(Ortodoxos).

Es irrefutable que en el devenir de los meses surgen
dentro de la Ortodoxia y, cada vez con un mayor deslinde, dos
formas distintas de interpretar la táctica de alianzas
políticas. Una, la de Chibás, el cual asumía
la de no compromisos sin identidad ideológica, y la otra,
representada por Emilio Ochoa, proponente de pactos con cualquier
partido político de fuerte estructura politiquera e
incuestionables recursos económicos capaces de poder
influir sobre determinadas capas poblacionales.

Bajo estas circunstancias los "pactistas ortodoxos"
examinaron el número de afiliaciones logradas por su
núcleo y no rebasaban el número de 164 874
personas.

La causa está en que el líder populista
permanece fiel a la letra y el espíritu de los postulados
del Programa Doctrinal, inflexible en no aceptar, entre otras
cuestiones, pactos sin ideología, así como mantener
la estructura funcional y de masas de la
organización.

Transcurren siete meses -desde el 7 de septiembre de
1947 (fecha de proclamación del partido) hasta el 5 de
abril de 1948- para que la Asamblea, bajo la presidencia de
Emilio Ochoa, después del fracaso de los pactistas, como
hemos señalado, elija como candidato presidencial a
Eduardo Chibás y a Roberto Agramonte como
vicepresidente.

Las divisiones dentro del partido nacieron, como hemos
observado, junto con este, pero ahora se deslindan con mayor
precisión pues algunos dirigentes ya solo aspiraban al
logro de actas senatoriales o de representantes, sin importarles
los genuinos objetivos históricos de la
ortodoxia.

Sin embargo, a partir de entonces, se emite el Programa
de Gobierno del Partido el cual se proyecta hacia una
política coherente, orgánica, justa, honesta y
progresista, cuyos principios pueden resumirse en la voluntad
expresa de fidelidad al mandato del pueblo y la
erradicación total de toda anarquía, donde no
tengan cabida las vaguedades, confusión, desorden e
imposturas del providencialismo político, que tan amargos
frutos ha deparado a la República. Es explícito en
la defensa de la integridad nacional frente a la injerencia
foránea, tanto en lo económico como en lo
político.

En aquella vertiginosa campaña electoral de junio
de 1948 -a lo sumo mes y medio de improvisaciones sobre la
marcha- el Partido Ortodoxo, singularmente, carecía de una
estructura política idónea y efectiva en aquellos
momentos e imposible de crear en tan breve lapso, a lo que se
sumaban los escasos recursos económicos tan necesarios
para una fulminante campaña electoral a todo lo largo y
ancho de la Isla.

Así, y frente a un contrincante como Carlos
Prío, que disponía de todos los recursos nada
honestos del poder, era casi imposible la victoria. No obstante,
el Partido Ortodoxo obtiene la asombrosa cifra de 400 000
sufragios.

Había perdido los comicios -diría
Chibás- pero ganado la calle, el campo, la fábrica,
la escuela. Aquel triunfo moral significó su sentencia de
muerte. Sus enemigos, quienes también lo eran de la
nación cubana, se verían compelidos a eliminarlo
por cualquier método.

Y es que Chibás ha golpeado, en un medio adverso
donde cobraba auge la persecución al movimiento obrero y
el apoyo a las fuerzas pro imperialistas, medularmente a los
partidos tradicionales y de manera fundamental al Partido
Auténtico, con su campaña eticista de profundo
arraigo popular a favor de la eliminación de la
corrupción administrativa, del gansterismo, de la
malversación de los fondos públicos y por una
distribución equitativa del ingreso nacional.

Poco tiempo después se le cuestionaría a
Chibás si en política valía la pena ser
honrado. Los postulados chibacistas se concretarían en una
consigna que el pueblo hizo suya a lo largo y ancho de la Isla:
¡Vergüenza contra dinero! Sobre la proyección,
esencias y trascendencia del partido…La ortodoxia
chibacista no había arado en el mar. Sus postulados
democráticos-antinjerencistas habían calado hondo
en la sensibilidad, en la conciencia y en el pensamiento del
pueblo. Su método de acción, portador de una
infalible denuncia apasionada contra la corrupción
administrativa en sus diversas modalidades, la invocación
patriótica engarzada hacia estructuras superiores
socio-económicas y políticas, forjaban aquella tan
suya manera de hacer y decir en estrecha vinculación, o
más bien directa identificación, con las masas
populares. Así, engendrado y orientado por el gran
líder, honesto, combativo y carismático surge
pujante el primer gran movimiento populista en Cuba.

…En el otoño de 1948, la más
dinámica de las secciones del Partido Ortodoxo, la
Juventud, proyecta a través de una comisión
organizadora un documento que retoma el devenir histórico
de la nación cubana desde el siglo XVII hasta las guerras
de independencia contra el coloniaje hispánico
(1868-1895). Relaciona y valora de manera sucinta aquellas
circunstancias, de tal forma, que nos permite precisar la
naturaleza y desarrollo, la concatenación y noción
ejemplarizante de esos movimientos revolucionarios que
antecedieron a su presente histórico.

Y reafirma la sorprendente paradoja de que Cuba
además de perder el poder político en su lucha por
alcanzar la independencia en 1895, también pierde el
control de sus recursos económicos, no solo por la guerra
sino por irrumpir en nuestra economía un nuevo factor, el
imperialismo norteamericano.

Es interesante destacar cómo el documento expone
con precisión el carácter de la dominación
imperialista a través de la exportación de
capitales, reforzada con una fuerte protección arancelaria
en el mercado estadounidense y señalando el valor
indiscutible de la lucha de clases como fuerza motriz del
desarrollo de la sociedad. No olvida puntualizar la fecunda labor
de los trabajadores en la transformación necesaria para
obtener el equilibrio entre el capital y el trabajo.

Las tesis esenciales de dicho documento recogen en
líneas generales el proyecto ortodoxo de las bases
programáticas del Partido del Pueblo Cubano, fundado el
año anterior. Sin embargo, es innegable que rotura nuevos
caminos y se aleja de las concepciones políticas
estratificadas de antaño, y puntualiza cómo para
ellos el socialismo significa la socialización de la
tierra y los demás instrumentos de producción…
Otro de sus postulados esenciales es aquel que destaca el
socialismo como fuente generadora de democracia, ajena a aquella
falsificación del régimen capitalista donde
-afirman los jóvenes ortodoxos- se produce el raro
fenómeno de que un pueblo vote contra sus propios
intereses.

…Otros postulados fundamentales que
constituían la máxima aspiración de la
Juventud Ortodoxa era el establecimiento "en Cuba de una
democracia socialista", fundamentada en el proceso
histórico y la realidad inmediata de la nación
cubana. Y estiman como propósito político
fundamental del movimiento revolucionario la lucha por la
liberación nacional.

No obstante, el método a seguir para la
consecución de sus ideales mediatos e inmediatos
están dados por la vía pacífica, a
través de procedimientos no violentos, buscando la
victoria en una amplia base electoral, y propiciando, a su vez,
que el Estado se encuentre en condiciones de asumir la importante
función que le está encomendada: gran rector de la
sociedad.

…Es decir, en aquel factor transformador de la
sociedad en que viven. Para ello los trabajadores, sin perjuicio
de luchar constantemente por el mejoramiento de su
posición dentro de las relaciones económicas del
régimen capitalista, deben fortalecer su conciencia de
clase y promover la unidad de los sectores que la
integran.

Sin duda en estos planteamientos hay relevantes
criterios específicos que avalan el carácter
avanzado de la ideología de los jóvenes ortodoxos.
Ellos son: la lucha de clases existente dentro de la sociedad
capitalista y la necesidad de promover tanto la unidad de los
trabajadores para mayores logros económicos, como la
educación ideo-política dentro de aquellas
circunstancias. Como hemos señalado, no excluye al sector
intelectual, al cual considera portador de la imprescindible
ilustración, para encauzarlos por el camino de la
liberación definitiva.

…Es de destacar que esta Sección Juvenil
Ortodoxa, en su último congreso efectuado en Prado No.
109, dos años después, es decir, en 1950, ratifica
la estructura de ese organismo colateral del Partido del Pueblo
Cubano, y los mismos lineamientos ya predeterminados.

Así, el Partido Ortodoxo, erigido en un
movimiento de recuperación nacional, comienza a ser temido
por oligarcas e imperialistas. Para ambos sectores, el
fenómeno Chibás es preocupante. Por ello el senador
Segundo Curti -recientemente fallecido en Cuba y de larga y
profunda afiliación al Partido Auténtico- exclamara
en aquellos momentos que la situación era como la de un
juego de pelota donde existían solo dos contendientes:
Batista o Chibás. Es decir, la dictadura o la
revolución.

Temporalmente vence la primera, pero la ortodoxia
chibacista quedará vigente. El 16 de agosto de 1955, en el
Mensaje al Congreso de Militantes Ortodoxos, declararía el
doctor Fidel Castro: "El Movimiento Revolucionario 26 de Julio no
constituye una tendencia dentro del Partido: es el aparato
revolucionario del chibacismo, enraizado en sus masas, de cuyo
seno surgió para luchar contra la dictadura
(batistiana)."[2]

Notas

[1] Eduardo Chibás. "El autenticismo bajo el
gobierno de Grau". El

Crisol, La Habana, 11 de mayo de 1947, pp. 1.

[2] Fidel Castro. "El movimiento 26 de Julio", Bohemia,
La Haban1 de abril de 1956.

Anexo 4

"Chibás al cumplirse 100 años de su
natalicio"

Reflexión de Fidel Castro publicada en Juventud Rebelde
el 26 de agosto del 2007.

     Cuando leí en
Granma el artículo del compañero Hart al conmemorar
esa fecha, se menciona un párrafo del discurso que
pronuncié el 16 de Enero de 1959 en el Cementerio de
Colón, a los ocho días de mi llegada a La Habana
después del triunfo. Me trajo muchos recuerdos de los
heroicos compañeros caídos. Pensaba en Juan Manuel
Márquez, brillante orador martiano y Segundo Jefe de la
fuerza expedicionaria del "Granma"; en Abel Santamaría,
sustituto en el mando si yo caía en el ataque al Cuartel
Moncada; Pedro Marrero, Ñico López, José
Luis Tasende, Gildo Fleitas, los hermanos Gómez, Ciro
Redondo, Julio Díaz y prácticamente todos los
miembros del numeroso contingente de jóvenes
artemiseños que cayeron en el Moncada o en la Sierra.
Sería interminable la lista. Todos procedían de las
filas ortodoxas.

El primer problema a resolver era Batista en el poder.
Con Chibás vivo no habría podido dar el golpe de
estado, porque el fundador del Partido del Pueblo Cubano
(Ortodoxo) lo observaba de cerca y metódicamente lo
ponía en la picota pública. Muerto Chibás,
era seguro que Batista perdería las elecciones que
debían realizarse el 1º de junio del año 1952,
dos meses y medio después del golpe de estado. Los
análisis de opinión eran bastante precisos y el
rechazo a Batista crecía constantemente, día tras
día.

Yo estaba en la reunión donde se eligió al
nuevo candidato ortodoxo, más como atrevido que como
invitado. Ingresaría en el Parlamento, donde
lucharía por un programa radical. Nadie habría
podido impedirlo. Se rumoraba entonces que yo era comunista,
palabra que despertaba muchos reflejos sembrados por las clases
dominantes. Hablar entonces de marxismo–leninismo, e
incluso en los primeros años de la Revolución,
habría sido insensato y torpe. En aquel discurso ante la
tumba de Chibás hablé de forma que se comprendiera
por las masas las contradicciones objetivas que nuestra sociedad
enfrentaba en aquel entonces, y aún tiene que
enfrentar.

Me comunicaba todos los días a través de
una estación local de radio ubicada en la capital y con
mensajes enviados directamente a decenas de miles de electores
espontáneamente inscritos en el Partido Ortodoxo.
Además lo hacía con toda la nación a
través de las ediciones extraordinarias del
periódico Alerta durante varios lunes casi consecutivos,
con las denuncias probadas de la corrupción del gobierno
de Prío formuladas entre el 28 de enero y el 4 de marzo de
1952. Pude intuir y profundizar las intenciones golpistas de
Batista. Lo denuncié a la dirección y les
pedí utilizar la hora dominical que tenía
Chibás para hacerlo. "Investigaremos", me respondieron.
Dos días más tarde comunicaron: "Hemos indagado por
nuestras vías y no existe indicio alguno." Pudo evitarse
el golpe y no se hizo nada. Ya Chibás, meses antes, a
duras penas pudo impedir "un pacto sin ideología", como
él lo calificara, entre ortodoxos y el antiguo Partido
Revolucionario Cubano (Auténtico). La mayoría de
las direcciones provinciales apoyaron tal pacto. El sistema
económico imperante facilitó que en casi todas las
provincias, la oligarquía y los terratenientes se
apropiaran de la dirección. Solo una fue leal, la de la
Capital, con gran influencia de intelectuales radicales en la
dirección. Consumado el golpe y cuando más se
necesitaba la unión, el papel de la oligarquía fue
dejar la masa mayoritaria del pueblo a merced del viento
imperialista. Yo seguí con mi proyecto revolucionario, en
el que esta vez la lucha, desde su propio inicio, sería
armada.

El día que Chibás, cuyo cadáver fue
velado en la Universidad de La Habana, iba a ser enterrado,
propuse a la dirección ortodoxa dirigir aquella enorme
masa hacia el Palacio Presidencial y tomarlo. Me había
pasado toda la noche respondiendo preguntas de los reporteros
radiales y preparando los ánimos del pueblo para acciones
radicales. Nadie en la Universidad les prestaba atención a
las radioemisoras aquella noche. Había un gobierno
desorganizado y lleno de pánico, un ejército
desmoralizado y sin ánimos para reprimir a aquella masa.
Nadie habría resistido.

Al conmemorarse el primer aniversario de la muerte de
Chibás, escribí una proclama cuyo título
fue: "Zarpazo", impresa en mimeógrafo seis días
después del golpe traidor. A continuación su
texto:

¡Revolución no, Zarpazo! Patriotas no,
liberticidas, usurpadores, retrógrados, aventureros
sedientos de oro y poder.

No fue un cuartelazo contra el Presidente
Prío, abúlico, indolente; fue un cuartelazo contra
el pueblo, vísperas de elecciones cuyo resultado se
conocía de antemano.

No había orden pero era el pueblo a quien le
correspondía decidir democráticamente,
civilizadamente y escoger sus gobernantes por voluntad y no por
la fuerza.

Correría el dinero a favor del candidato
impuesto, nadie lo niega, pero ello no alteraría el
resultado como no lo alteró el derroche del Tesoro
Público a favor del candidato impuesto por Batista en
1944.

Falso es por completo, absurdo, ridículo,
infantil, que Prío intentase un golpe de Estado, burdo
pretexto, su impotencia e incapacidad para intentar semejante
empresa ha quedado irrebatiblemente demostrada por la
cobardía con que se dejó arrebatar el
mando.

Se sufría el desgobierno, pero se
sufría desde hace años esperando la oportunidad
constitucional de conjurar el mal, y usted Batista que
huyó cobardemente cuatro años y politiqueó
inútilmente otros tres, se aparece ahora con su
tardío, perturbador y venenoso remedio, haciendo trizas la
Constitución cuando sólo faltaban dos meses para
llegar a la meta por la vía adecuada.

Todo lo alegado por Ud. es mentira, cínica
justificación, disimulo de lo que es vanidad y no decoro
patrio, ambición y no ideal, apetito y no grandeza
ciudadana.

Bien estaba echar abajo un gobierno de malversadores
y asesinos, y eso intentábamos por la vía
cívica con el respaldo de la opinión pública
y la ayuda de la masa del pueblo ¿Qué derecho
tienen en cambio a sustituirlo en nombre de las bayonetas los que
ayer robaron y mataron sin medida?

No es la paz, es la semilla del odio lo que
así se siembra. No es felicidad, es luto y tristeza lo que
siente la nación frente al trágico panorama que se
vislumbra. Nada hay tan amargo en el mundo como el
espectáculo de un pueblo que se acuesta libre y se
despierta esclavo.

Otra vez las botas; otra vez Columbia dictando leyes
quitando y poniendo ministros; otra vez los tanques rugiendo
amenazadores sobre nuestras calles; otra vez la fuerza bruta
imperando sobre la razón humana. Nos estábamos
acostumbrando a vivir dentro de la Constitución, doce
años llevábamos sin grandes tropiezos a pesar de
los errores y desvaríos. Los estados superiores de
convivencia cívica no se alcanzan sino a través de
largos esfuerzos. Ud. Batista acaba de echar por tierra en unas
horas esa noble ilusión del pueblo de
Cuba.

Cuanto hizo Prío de malo en tres años,
lo estuvo Ud. haciendo en once. Su golpe es pues, injustificable,
no se basa en ninguna razón moral seria, ni en doctrina
social o política de ninguna clase. Sólo halla
razón de ser en la fuerza, y justificación en la
mentira. Su mayoría está en el Ejército,
jamás en el pueblo. Sus votos son los fusiles,
jamás las voluntades, con ellos puede ganar un cuartelazo,
nunca unas elecciones limpias. Su asalto al poder carece de
principios que lo legitimen; ríase si quiere, pero los
principios son a la larga más poderosos que los
cañones. De principios se forman y alimentan los pueblos,
con principios se alimentan en la pelea, por los principios
mueren.

No llame revolución a ese ultraje, a ese
golpe perturbador e inoportuno, a esa puñalada trapera que
acaba de clavar en la espalda de la República. Trujillo ha
sido el primero en reconocer su gobierno, él sabe
quiénes son sus amigos en la camarilla de tiranos que
azotan la América, ello dice mejor que nada el
carácter reaccionario, militarista y criminal de su
zarpazo. Nadie cree ni remotamente en el éxito
gubernamental de su vieja y podrida camarilla, es demasiada la
sed de poder, es muy escaso el freno cuando no hay más
Constitución ni más ley que la voluntad del tirano
y sus secuaces.

Sé de antemano que su garantía a la
vida será la tortura y el palmacristi. Los suyos
matarán aunque usted no quiera, y usted consentirá
tranquilamente porque a ellos se debe por completo. Los
déspotas son amos de los pueblos que oprimen y esclavos de
la fuerza en que sustentan la presión. A su favor
lloverá ahora propaganda mentirosa y demagógica en
todos los voceros, por las buenas o por las malas, y sobre sus
opositores lloverán viles calumnias; así lo hizo
Prío también y de nada le valió en el
ánimo del pueblo. Pero la verdad que alumbre los destinos
de Cuba y guíe los pasos de nuestro pueblo en esta hora
difícil, esa verdad que ustedes no permitirán
decir, la sabrá todo el mundo, correrá
subterránea de boca en boca en cada hombre y mujer, aunque
nadie lo diga en público ni la escriba en la prensa, y
todos la creerán y la semilla de la rebeldía
heroica se irá sembrando en todos los corazones; es la
brújula que hay en cada conciencia.

No sé cuál será el placer
vesánico de los opresores, en el látigo que dejen
caer como caínes sobre la espalda humana, pero sí
sé que hay una felicidad infinita en combatirlos en
levantar la mano fuerte y decir: ¡No quiero ser
esclavo!

Cubanos: Hay tirano otra vez, pero habrá otra
vez Mellas, Trejos, y Guiteras. Hay opresión en la patria,
pero habrá algún día otra vez
libertad.

Yo invito a los cubanos de valor, a los bravos
militantes del Partido Glorioso de Chibás; la hora es de
sacrificio y de lucha, si se pierde la vida nada se pierde,
"vivir en cadenas, es vivir en oprobio y afrenta sumido. Morir
por la patria es vivir."

Fidel Castro.

Al no ser publicado este irreverente artículo
—¿quién se atrevería?—, fue
distribuido en el Cementerio de Colón por amigos y
simpatizantes ortodoxos el 16 de marzo de 1952.

El 16 de agosto de 1952 se publicó en el
periódico clandestino El acusador un
artículo titulado "Recuento crítico del P.P.C.
(Ortodoxo)", firmado con un seudónimo del autor:
Alejandro. Ya que hice una valoración crítica de
aquel partido, me pareció conveniente incluir este
análisis:

Por encima del tumulto de los cobardes, los
mediocres y los pobres de espíritu, es necesario hacer un
enjuiciamiento breve, pero valiente y constructivo del movimiento
ortodoxo, después de la caída de su gran
líder Eduardo Chibás.

El formidable aldabonazo del paladín de la
Ortodoxia, dejó al Partido un caudal tan inmenso de
emoción popular que lo puso a las puertas mismas del
Poder. Todo estaba hecho, solo era necesario saber retener el
terreno ganado.

La primera pregunta que debe hacerse todo ortodoxo
honrado es esta: ¿Hemos engrandecido el legado moral y
revolucionario que nos legó Chibás…, o, por el
contrario, hemos malversado parte del caudal…?

Quién crea que hasta ahora todo se ha hecho
bien, que nada tenemos que reprocharnos, ese será un
hombre muy poco severo con su conciencia.

Aquellas pugnas estériles que sobrevinieron a
la muerte de Chibás, aquellas escandaleras colosales, por
motivos que no eran precisamente ideológicos, sino de
sabores puramente egoístas y personales, aún
resuenan como martillazos amargos en nuestra
conciencia.

Aquel funestísimo procedimiento de ir a la
tribuna pública a dilucidar bizantinas querellas, era
síntoma grave de indisciplina e
irresponsabilidad.

Inesperadamente vino el 10 de Marzo. Era de esperar
que tan gravísimo acontecimiento arrancara de raíz
en el Partido las pequeñas rencillas y los personalismos
estériles. ¿Acaso fue totalmente
así…?

Con asombro e indignación de las masas del
Partido, las torpes querellas volvieron a relucir. La insensatez
de los culpables no reparaba en que la puerta de la prensa era
estrecha para atacar al régimen; pero en cambio muy ancha
para atacar a los propios Ortodoxos. Los servicios prestados a
Batista con semejante conducta no han sido pocos.

Nadie se escandalizará de que tan necesario
recuento se haga hoy, en que le ha tocado el turno a la gran
masa, que en silencio amargo ha sufrido estos extravíos y
ningún momento más oportuno que el día de
rendir cuentas a Chibás junto a su tumba.

Esa masa inmensa del P.P.C. está puesta de
pie, más decidida que nunca. Pregunta en estos momentos de
sacrificio…: ¿Dónde están los que
aspiraban… los que querían ser los primeros en los
puestos de honor de las asambleas y los ejecutivos, los que
recorrían terrritorios y hacían tendencias, los que
en las grandes concentraciones reclamaban puesto en la tribuna, y
ahora no recorren territorios, ni movilizan la calle, ni demandan
los puestos de honor de la primera línea de
combate…?

Quién tenga un concepto tradicional de la
política podrá sentirse pesimista ante este cuadro
de verdades. Para los que tengan, en cambio, fe ciega en las
masas, para los que creen en la fuerza irreductible de las
grandes ideas, no será motivo de aflojamiento y desaliento
la indecisión de los líderes, porque esos
vacíos son ocupados bien pronto por los hombres enteros
que salen de las filas.

El momento es revolucionario y no político.
La política es la consagración del oportunismo de
los que tienen me dios y recursos. La Revolución abre paso
al mérito verdadero, a los que tienen valor e ideal
sincero, a los que exponen el pecho descubierto y toman en la
mano el estandarte. A un Partido Revolucionario debe corresponder
una dirigencia revolucionaria, joven y de origen popular que
salve a Cuba
.

Alejandro.

Más adelante creamos una estación radial
clandestina que hiciera lo que después hizo Radio Rebelde
en la Sierra. En relativamente poco tiempo, mimeógrafo,
emisora y lo poco que teníamos, cayó en manos del
ejército golpista. Entonces aprendí las reglas
rigurosas a las que debía ajustarse la conspiración
que nos llevó al ataque del Moncada.

Próximamente se publicará un
pequeño volumen con dos ideas fundamentales que fueron
condensadas en dos discursos: el de Río de Janeiro en la
Cumbre de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo hace
más de 15 años y el que pronunciara en la
conferencia internacional Diálogo de Civilizaciones hace
dos años y medio. Recomiendo a los lectores analizar bien
ambos documentos. Ruego me excusen por este anuncio comercial,
pero gratuito.

Fidel Castro Ruz

Anexo 5.-

Fragmentos tomados del trabajo: CUBA
PRE-REVOLUCIONARIA: ÉXITOS ECONÓMICOS
"AUTÉNTICOS" (II) (Soporte digital)

Como puede apreciarse, la política
económica de Prío –como anteriormente la de su
predecesor Grau San Martín— estaba encaminada,
según leemos en fuentes cubanas revolucionarias, a
beneficiar y asegurar el dominio de los capitales americanos
afincados y los de la oligarquía nativa. Para ello mantuvo
intactas las fórmulas de dependencia al mercado
norteamericano, abriendo aún más sus posibilidades
inversoras al tiempo que afianzó el latifundio en
perjuicio de las estructuras económicas
cubanas.

En febrero de 1950, la revista Bohemia, recoge las
impresiones de un ilustre isleño que en la Guerra de
Independencia cubana de 1895 había llegado al grado de
General de Brigada en el Ejército Libertador de
Cuba.

En efecto, Jacinto Hernández Vargas, procedente
de la Isla de Tenerife donde había nacido el 12 de marzo
de 1863, contaba para estas fechas con 86 años y era el
más viejo de los seis Generales de Brigada mambises
supervivientes entonces.

Con gloriosa historia guerrera en su haber, este general
isleño, se había dedicado en su retiro a las
labores del campo en sus propiedades cañeras y de
ganadería situadas en San Antonio de las Vegas,
próximo a La Habana, lugar de asiento a su llegada de las
Islas Canarias. Fue el primer alcalde cubano de Güines, al
establecerse la República, y fue elegido Representante a
la Cámara en el primer parlamento cubano.

Como reflejo de la situación que se vivía
en los años a que nos referimos — época de
gobiernos Auténticos– de la entrevista que
concedió a la citada revista se desprende de sus
declaraciones, un lacónico pesimismo.

"En los años de gobernación de Carlos
Prío, se incrementó la represión contra los
trabajadores, al tiempo que aumentaba un numeroso plantel de
"gansters" para persecución de cualquier movimiento
progresista o antiamericano".

El anticomunismo de estos gobiernos se manifestó
crudamente en la continua persecución, encarcelamiento y
torturas de cualquier militante u oponente político,
así como de sus órganos de expresión o
representación.

El 24 de agosto de 1950 se ordenó el asalto y
destrucción de los locales donde se hallaba la rotativa
del periódico HOY, órgano de divulgación
comunista, como medida para silenciar las voces que denunciaban
la corrupción y males existentes.

Una de las denuncias más contundentes de esta
situación, la realizó el joven abogado Fidel Castro
Ruz, de origen gallego por su padre y canario por su madre, quien
ante el Tribunal de Cuentas de la República, el 6 de marzo
de 1952, expresó: "Prío no fue ajeno al trato con
las pandillas. Lo escoltaron celosamente a través de toda
su campaña política. Subió al poder saturado
de compromisos (…) Sin dinero para los grupos no habrá
más atentados. Las pistolas con que se mata, las paga
Prío. Las máquinas en que se mata las paga
Prío, los hombres que matan los sostiene Prío. Yo
lo acuso ante este Tribunal y lo hago responsable de nuestra
tragedia ante la Historia de Cuba, aunque tenga que rubricar con
mi sangre el deber imperativo de mi conciencia…, según
leemos en E. Vignier y G. Alonso, escritores cubanos del
momento.

Esta denuncia es un reflejo de hasta qué punto
llegó a extenderse la corrupción en ésta
etapa de los gobiernos auténticos, en cuya gestión
ya pocos ciudadanos honestos creían. A ello se sumaba el
incremento de la lucha llevada a cabo por las juventudes
revolucionarias que intentaban hacer desaparecer el caos
imperante, que no cesaba.

En las Navidades de 1950, la revista Bohemia –de gran
circulación nacional e internacional en aquellos
años– denunciaba nuevas corruptelas en la
administración de Carlos Prío, como fue el
escándalo de los billetes de lotería en dicho
año. Publicaba dicho medio que: " Justamente, cuando un
senador de la República, ha conmovido la Alta
Cámara tratando de someter a la investigación del
Tribunal de Cuentas la distribución de los billetes de la
lotería nacional, y su proposición es rechazada por
el voto en masa de la mayoría gubernamental, llega a los
órganos de opinión los clamores del público,
quejándose de la más reciente especulación,
entre las muchas que constituyen el procedimiento normal de los
usufructuarios de la Renta. Una moción del congresista
villareño Eduardo Suárez Rivas, presentaba dos
semanas antes, denuncia por agio en torno al precio de los
billetes y reclama una investigación del Senado, al amparo
del artículo 122 de la Constitución, sobre todas
las operaciones relacionadas con los mismos desde la
dirección y administración del organismo que lo
rige, hasta el reparto, precios y sobreprecios.

Según el legislador, no menos de 6 millones de
pesos en ganancias fraudulentas vienen siendo extraídos a
la bolsa popular en base de los tres pesos de prima, sobre
más de 40 mil billetes, en los 52 sorteos del año.
Más lo que no previó el senador liberal fue la
especulación mayor que ha estado desarrollándose al
margen del sorteo extraordinario de Navidad. Los títulos
de esa operación, que tienen fijado un precio oficial de
30 pesos el entero, han sido absorbidos en una gran
proporción por los llamados "adquirientes ficticios", esto
es, encumbrados personajes del régimen de la cordialidad,
quienes los han revendido a los 7 u 8 acaparadores del mercado
con un sobreprecio de 15 a 20 pesos. Como es natural, dichos
comerciantes han recargado esa cantidad extra al humilde
billetero, el cual se ha visto obligado a hacer lo mismo con el
público. De tal modo, una prima inicial de 15 pesos se ha
convertido en 45 de recargo en las sucesivas operaciones y un
billete de Navidad consignado a 30 pesos ha devenido un documento
prohibitivo, al alcance sólo de los ricos, por 70, 75 y
hasta 80 centavos la fracción.

Ya no se trata, en consecuencia, de una" moderada",
aunque ilícita ganancia de varios millones anuales, sino
de una exorbitante utilidad de un millón en un solo
sorteo, negocio antipopular organizado a costa de la Navidad y en
criminal negación del espíritu cristiano de la
festividad pascual. Sin exageración alguna puede decirse
que si Santa Claus preside la generosa caridad de fin de
año, Al Capone pudiera considerarse símbolo de los
que tienen (sic) montada una delictuosa industria especulando con
las esperanzas de muchos millones de modestos compradores de
billetes.

Los supremos responsables del monstruoso comercio no
necesitan ser nombrados. Todos saben que los regentes de la Renta
de Lotería son culpables directos de confabulación.
De ahí que Bohemia, creyendo que acaso sea muy tarde para
detener la maquinaria extorsionista, quiere, al menos, dejar
sentada su acusación. Tómela en cuenta el pueblo
que sufre estas cosas… y a veces las castiga. Aspectos
éstos recogidos en la Revista Bohemia, 52, La Habana, 24
diciembre de 1950, p 11.

Esta corrupción imperante unida a la violencia
fue denunciada también por los campesinos, obreros,
profesionales honestos y por los comunistas. Otras organizaciones
políticas progresistas desempeñaron un papel
destacado en este sentido, denunciando nuevos hechos.

El Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), con su
máximo dirigente Eduardo Chibás, después de
romper con este gobierno Auténtico, pasó a la
más estricta y constructiva oposición, en defensa
de los intereses nacionales.

La filosofía Ortodoxa disponía de un
programa política con marcado carácter
antiamericano, y reflejaba aspiraciones populares de importancia,
entre las que destacan la denuncia a la injerencia USA que
afectaba la idiosincrasia del pueblo cubano;
nacionalización de empresas de servicios públicos;
la diversificación agrícola y desarrollo de la
industria propia. Igualmente abogaba por la adecuada
utilización de los fondos públicos y por la
aplicación de sanciones drásticas a los
malversadores, así como la obtención de plenas
garantías para los obreros y trabajadores en general,
haciendo uso de los derechos democráticos para elegir sin
interferencias a los dirigentes.

El programa del Partido Ortodoxo era considerado
democrático-burgués avanzado.

Eduardo Chibás se convirtió en una de las
figuras públicas de mayor resonancia. A través de
la radio y la prensa acusó a los gobernantes del robo de
tesoros públicos y, por ello, en ocasiones tuvo que
soportar el atropello de los cuerpos represivos e incluso la
cárcel.

El símbolo de la Ortodoxia era una escoba con la
que expresaba la intención de barrer con todos los males
de la República neocolonial. En cambio su lema era
"Vergüenza contra Dinero", lo que constituía una
continua protesta contra los funcionarios del gobierno que
habían hecho de la política un gran negocio para
vivir bien y enriquecerse sin importarles la miseria en que
vivía su pueblo.

Una de las acusaciones de Chibás, que le
costaría la vida, fue el robo de grandes sumas realizadas
por Aurelio Sánchez Arango, Ministro de Educación
del gobierno de Prío. El líder Ortodoxo fue tildado
de mentiroso por los políticos opositores, ya que aunque
era evidente el delito denunciado, no pudo presentar pruebas en
el momento apropiado. Precisamente por ello, Chibás en una
reacción imprevisible decidió suicidarse, el 5 de
agosto de 1951, con un disparo en el abdomen, ante los
micrófonos de la cadena de radio CMQ, cuando
procedía a presentar las denuncias sin las pruebas que no
pudo aportar falleciendo días después. Su muerte
constituyó un motivo de profundo dolor para gran parte del
pueblo cubano.

La filosofía política Ortodoxa, aunque en
su programa planteara ideales y aspiraciones justas, no
podía resolver los graves problemas de Cuba en aquellos
momentos. No obstante su actuación política
influyó en la conciencia de los ciudadanos, y su
máximo dirigente, Chibás, contribuyó a
demostrar que las ilusiones democráticas dentro de las
neocolonias creadas bajo el dominio económico
norteamericano, cuál era el caso de Cuba, no tenían
viabilidad. Sin embargo, el mayor aporte de Eduardo Chibás
se halla en la repercusión que su predicamento
encontró en la juventud cubana de la época, a la
que paulatinamente convencía que la derrota del gobierno
Auténtico era sólo el paso inicial para lograr el
objetivo siguiente: el rompimiento del régimen
pro-americano en la Isla. De las filas de la Juventud Ortodoxa,
saldrían muchos de los jóvenes que más tarde
se destacarían en la lucha por la emancipación
revolucionaria del pueblo cubano.

Como consecuencia del cúmulo de irregularidades
de todo tipo en la Administración de Prío, tuvo
lugar el 10 de marzo de 1952 un golpe de estado militar,
encabezado por el general Fulgencio Batista y apoyado por el
gobierno norteamericano, que usurpó el poder
político al último gobierno Auténtico.
Según "Los Generales que Aún Viven", Revista
Bohemia Núm. 9.

La Administración saliente, y sus aliados,
hundidos en el mayor de los descréditos por su nefasta
gestión de casi ocho años en el poder, reconocieron
que tenían escasas posibilidades de triunfo en las
Elecciones Generales convocadas para el 1ro.de junio de aquel
año. Con la política "entreguista", corrupta y
represiva el eco en la masa social votante era mínimo, que
había sido víctima de aquella Administración
sin autoridad suficiente y vendida al poder económico de
EEUU.

El Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), no obstante su
carácter burgués -reformista, constituía la
única fuerza política con posibilidades
numéricas de ser oposición. A pesar de que la alta
dirección de la Ortodoxia resultó afectada por
políticos burgueses, latifundistas, banqueros y otros
elementos considerados próximos a la política de
Washington, el recuerdo de las prédicas hechas por Eduardo
Chibás a favor del adecentamiento de la vida
pública, el contenido popular de muchos aspectos del
programa y el radicalismo manifestado por jóvenes de la
Ortodoxia, determinaron que cientos de miles de cubanos pusieran
sus esperanzas en la victoria de este partido.

Era tal la expectativa que todos los pronósticos,
aseguraban que el candidato presidencial de los Ortodoxos
después de la muerte de Chibás, Roberto Agramonte,
ganaría las elecciones por amplio margen.

Por otra parte, entre los partidos burgueses de la
oposición se encontraba el Partido Acción Unitaria
(PAU) creado por su candidato presidencial Fulgencio Batista.
Dicho partido representaba los intereses más reaccionarios
y pronorteamericanos del momento y no tenía posibilidad
alguna de alzarse con el triunfo electoral. Por todo ello, el
gobierno norteamericano y sus intereses en Cuba, así como
la oligarquía nacional reaccionaria, se oponían
frontalmente a una previsible victoria del Partido Ortodoxo en
las elecciones, no porque esta opción fuera en extremo
radical, pues se encontraba provisto de políticos con
tendencia también americana, sino por el temor que
inspiraba el movimiento de masas que arrastraba, así como
los compromisos de reformas establecidos en el programa inicial
de los Ortodoxos. Todo ello podría obstaculizar los
compromisos adquiridos con los Estados Unidos, que además
era exigido por ellos. En tales circunstancias, y argumentando la
pocas posibilidades de los Auténticos, y la ineficacia
para enfrentar a la popularidad que seguía a los Ortodoxos
y sin otro partido reaccionario con probabilidades reales de
triunfo electoral, incluido el que presidía Batista,
sólo quedaba una alternativa para tranquilizar a los
yanquis y a sus intereses: romper el marco de la legalidad
establecida.

En tales circunstancias y ante la ineficacia Ortodoxa
para enfrentarse ante los comicios que se avecinaban y sin otra
opción real con posibilidades de triunfo, a los poderes
yanquis en Cuba, con el visto bueno de la oligarquía
nativa. Por lo expuesto no les quedaba otra alternativa que
romper el marco de la legalidad y violar la Constitución
de 1940, y proceder a imponer por la fuerza el régimen que
les convenía. Ese fue, precisamente el camino seguido una
vez ejecutado el golpe militar del 10 de marzo de 1952,
instalando a un hombre fuerte y de confianza como era Fulgencio
Batista que llevó a cabo, al pie de la letra, todas las
exigencias norteamericanas.

Pero el 10 de marzo, no constituye un hecho aislado;
tiene sus raíces dentro del contexto de la política
reaccionaria de la "Guerra Fría" promovida desde los
Estados Unidos, con el concurso de otros países de la
América latina, versus la Unión Soviética y
su política de expansión comunista en las mismas
puertas de Norteamérica. Consecuencia de la Segunda Guerra
Mundial, los norteamericanos con la ayuda de la oligarquía
nativa promovían golpes de estado contra cualquier tipo de
lucha y reivindicación revolucionarias surgidas en los
estados del área continental. La oleada golpista se
extendió por diversos lugares. Iniciada en el Perú
en octubre de 1948 con Manuel A. Odría, hasta el golpe
militar contra el peronismo argentino.

Por ello, dentro del panorama internacional de
influencia claramente norteamericana en América Latina,
hay que encuadrar el cuartelazo en Cuba que motivaría el
enconamiento social y el terreno abonado para el triunfo
revolucionario posterior que hoy, con formato inusual, aún
perdura.

 Anexo 6.-

"Eduardo Chibás: vergüenza contra dinero"

Por Armando Hart Dávalos.

Fragmentos tomados de su ensayo en la Revista de la Biblioteca
Nacional José Martí, No 3-4, julio-diciembre del
2007.

Su prédica no fue en vano. Su prédica
aglutinó a lo mejor de la juventud de su época de
donde salieron muchos de los asaltantes del Moncada. El 16 de
enero de 1959 a escasos días de la entrada victoriosa de
la Revolución triunfante en La Habana. Fidel dijo en la
tumba de Chibás:

"Pero hoy es como el resumen de toda la historia, la
historia de la Revolución, la historia del 26 de Julio,
que tan ligada está a la historia de esa tumba, que tan
ligada está al recuerdo de quien descansas en esta tumba,
que tan íntimamente ligada está a la
ideología, los sentimientos y a la prédica de quien
descansa en esa tumba, porque debo decir que sin la
prédica de Chibás, sin lo que Chibás hizo,
que sin el civismo y la rebeldía que despertó en la
juventud cubana, el 26 de Julio no hubiera sido
posible"

Es de utilidad hacer una reflexión sobre el medio
político en que se movió su vida y el significado
de su mensaje: Vergüenza contra dinero. Procedí
Chibás de los jóvenes universitarios más
radicalmente revolucionarios de la Generación del 30, que
al decir de Raúl Roa, se había ido a bolina.
Ocurrió así porque aquel proceso gestado en los
años veinte se perdió en los cuarenta, en la
politiquería, la corrupción y el entreguismo.
Chibás, rebelde siempre, mantuvo en alto las banderas de
la tradición revolucionaria cubana y se enfrentó a
aquella situación. No le ocurrió lo que a otros de
sus antiguos compañeros, los cuales fueron degenerando
hasta hundirse en la charca inmunda del latrocinio y la
desvergüenza política. Se rebeló contra estas
posturas, por esto lo recordamos hoy como un eslabón
importante en la historia de la Revolución Cubana, aquella
que comenzó en 1868 y continúa marchando hacia
delante en el tercer milenio.

La posteridad de Chibás, es decir, la Cuba de
hoy, lo recuerda a él y a sus compañeros más
cercanos, porque la historia honra a los hombres y mujeres
coherentes y honestos, que se entregan a la causa de su pueblo;
es oportuno resaltar este hecho, pues el líder ortodoxo es
un magnífico ejemplo de los que se situaron en la
vanguardia en la lucha contra la inmoralidad pública de
aquella época.

Otro aspecto a destacar del período en que
Chibás alcanza enorme notoriedad política es el
relativo a la vigencia formal entre 1940 y 1952 de la
última Constitución con validez jurídica de
la república neocolonial es decir la Constitución
de 1940. Esta Carta fue la expresión más avanzada
del período neocolonial. En su marco se gestaron y
desarrollaron las acciones políticas de Chibás. El
texto abolía formalmente el latifundio, cuestión
que nunca se materializó porque, desde luego, lo
impedía el régimen político y social
vigente. La de 1940 es una de las constituciones más
progresistas del mundo para su época. Hágase un
estudio de Derecho comparado y se podrá confirmar que esta
tenía una proyección muy avanzada. En su contenido
progresista y en la fuerza política que para
materializarlo tomo la Ortodoxia, encontraremos las razones del
golpe de estado que impidió el triunfo electoral de
quienes heredaron las banderas de Chibás, entre ellos, el
joven abogado Fidel Castro Ruz.

Como es de suponer, un triunfo ortodoxo el primero de
junio de 1952 hubiera llevado al empeño de promulgar las
leyes complementarias de la Constitución que estaban
engavetadas por el régimen dominante. Nadie hubiera puede
decir que hubiera podido pasar, pero seguramente no hubiera sido
del agrado del imperialismo. Pudiera haber dado paso a un proceso
de profunda ebullición política y social. Y esto
fue precisamente lo que trató de impedir el golpe de
estado de Batista, apenas tres meses antes de las elecciones.
Pero la prédica de Eduardo Chibás sobre los
fundamentos históricos expuestos, logró promover en
lo mejor de nuestro pueblo, la idea contenida en su consigna
esencia: Vergüenza contra dinero.

La trascendencia de este hecho está en que los
acontecimientos ulteriores y el genio político de Fidel,
enlazaron las consignas de moralizar las costumbres
públicas de la ortodoxia, con las ideas socialistas que
nos llegaban de Julio Antonio Mella, Rubén Martínez
Villena y sus continuadores.

A más de medio siglo de su desaparición
física se hace más necesario que nunca arribar a
una valoración acerca de los antecedentes de como la
clarinada del gran paladín, combatiente de la honestidad
administrativa a mediados del siglo XX se articuló
después con las ideas más radicales de justicia
social de nuestro pueblo. Desde el seno de la tradición
revolucionario de 1930, Eduardo Chibás promovió una
destacada acción política contra la inmoralidad que
corroía tofos los estratos de la vieja sociedad. El lema
Vergüenza contra dinero y el símbolo de la escoba
para barrer la podredumbre que ahogaba el país,
estremecieron a la nación y en especial a las capas
más jóvenes….Con orgullo recuerdo que tuve
el honor de ser uno de los cubanos que caminó junto al
féretro de Chibás hasta su yumba en el Cementerio
de Colón, donde una gran lista de oradores despidieron el
duelo del gran líder popular.

Fue velado en el Aula Magna de la Universidad de La
Habana; ningún lugar más apropiado para resaltar la
significación de sus ideas y luchas. …Más
allá del análisis histórico que pueda
hacerse del PPC (O), de su heterogénea composición
y muy especialmente de la valoración que hagamos de su
juventud, lo cierto que el programa de Eduardo Chibás
estaba orientado hacia el nervio central de la historia
espiritual de Cuba: la cuestión ética.

Para conocer lo más avanzado de las ideas que se
movían en la gigantesca masa ortodoxa hay que tomar en
cuenta que de su juventud emergió la Generación del
Centenario. Pero incluso existe un documento que puede servir de
referencia histórica para investigar las concepciones
prevalecientes en diversos grupos de jóvenes del Partido
Del Pueblo Cubano. Me refiero al Manifiesto de la Juventud
Ortodoxa publicado en el año de 1948 con el nombre del
Pensamiento político e ideológico de la juventud
cubana, que tiene proyección socialista.

La ortodoxia generó desde entonces un movimiento
político de repercusión social, a partir de un
programa ético. Históricamente el Último
aldabonazo de Chibás, no solo constituyó un llamado
a combatir la corrupción de las costumbres
públicas, sino también una advertencia a fondo al
sistema económico y social del país.

Y como no se escuchó o no se podía
escuchar esta clarinada se abrió el camino a la
reacción representada por los grupos castrenses; y para
rechazar a estos, el de la Revolución, que retomaba la
tradición martiana articulada desde los años
veinte, como ya señalé, con el pensamiento
socialista. Excepcional tribuno y comunicador, Eduardo
Chibás supo utilizar los medios masivos de
comunicación a favor de la ética política
frente a la corrupción imperante a mediados del siglo XX,
ahí está su genuina contribución"

Anexo 7.-

Fotos de Chibás

Monografias.com

Monografias.com

 

 

Autor:

Dr. Raúl Quintana
Suárez

Profesor Titular y Profesor
Consultante

Universidad de Ciencias Pedagógicas
"Enrique José Varona"

La Habana, Cuba.

2012

Partes: 1, 2, 3, 4
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