- Heiogábalo
o el anarquista coronado - Partage du
midi - Nihilismo:
falta el fin. - Hacer, pero
hasta el fin. - Segunda: lo
teológico (y político) de la operación
reside en la voluntad de humanización del
reverso. - Tercera: si el
nihilismo es darle la vuelta al fin, escribir será
dejarse venir desde él. - Después
de todo, ¿es muy dañino que el vacío no
tenga oídos?
Resumen
En este ensayo se
defienden tres tesis.
Primero, que Nietzsche es
la experiencia de una soberanía sin coartadas, la
soberanía de lo singular. Una experiencia que se da lugar
y que se afirma a sí misma en la escritura. Se
trata de una infidelidad a la propia individualidad, pero de una
fidelidad extrema a la singularidad que no es
<<propia>> sino que —desde infinidad de
posiciones, de <<centros>>, de escorzos, de
desvíos— se es. Segundo, que en el
enrarecido clima
contemporáneo de multiplicados reflujos teológicos,
la <<intempestividad>> de Nietzsche continúa
ejerciendo sus influencias y despidiendo sus efluvios. El giro
teológico del post sesentayocho consiste en borrar esa
mancha: lo otro de la razón no puede ser otro que
Dios. Es decir: lo Mismo. No hay un reverso. O, mejor, no hay
reverso que valga. En suma: Lo teológico (y
político) de la operación reside en la voluntad de
humanización del reverso. Y tercero, que si el
nihilismo es
darle la vuelta al fin, escribir será dejarse
venir desde él. No podemos saber nada del
reverso, pero eso dejará de preocuparnos desde el instante
en que sabemos que, en cuanto finitud radical, somos el
lado nocturno de todas las cosas. Pues, en definitiva, hay
siempre algo más fuerte que el hombre.
Abstract
This article sustains three thesis: First, Nietzsche is the
experience of a sovereign without alibis, the sovereign of
singularity. This singularity sustains itself in the act of
scripture. Infidelity to the individuality but extreme fidelity
to the singularity. Second, at the bizarre atmosphere of
contemporaneous time, the reverse of the things remains
in a theological operation. The other of reason is no
other than God. And, third, as we are the night side of all
things, the scripture is no longer turn off the end, but
coming from there. There is always something stronger
than Man.
Palabras clave: Nietzsche, Nihilismo, Singularidad,
Escritura, Teología, Modernidad
Keywords: Nietzsche, Nihilism, Singularity, Scripture,
Theology, Modernity
1
Querría hacer un libro
perturbador, como una puerta
abierta hacia un lugar al que nadie hubiera
consentido
en ir; una puerta simplemente conectada con lo
real.
Antonin Artaud,
Heiogábalo
o el anarquista coronado
Ahora nos cuesta más trabajo decir
algo en dirección a Nietzsche. Hubo tiempos en que
necesitábamos escribir, decir algo acerca de algo, pero lo
encontrábamos incomparablemente formulado en un individuo
desaparecido decenas de años atrás. Hoy, escribir a
propósito de este individuo se ha convertido en una empresa casi
imposible. No es que no se pueda; más bien resulta
penoso decir algo. Y sobre esta especie de
vergüenza me gustaría comenzar a articular algunas
palabras. En principio, pues, está la dificultad de
encontrar un tono apropiado. ¿De dónde
viene esta dificultad previa? Tal vez de un esencial sentido del
pudor ante un individuo cuya singularidad compromete a todas las
generaciones que le han sobrevivido. No tanto, quizá,
porque se trate de él, de Friedrich Nietzsche, tan
todavía expuesto al denuesto gratuito y a la insufrible
hagiografía, sino porque en el ejercicio soberano de su
propia singularidad nos ha cargado a los que llegamos tras
él con una deuda de incómoda
asunción. Una deuda, cómo decirlo. ¿con la
ligereza? Pues desde luego no es cuestión de cargarnos de
nuevas o viejas culpas. Pero es, sin duda, una deuda. Nunca un
reconocimiento y obediencia a los nuevos valores
que este individuo nos ha ofrecido, sino al hecho crudo y duro de
comportarse menos como un individuo, que como lo que cada uno de
nosotros, sin saber bien de qué modo, es: a saber, una
singularidad. Un individuo que en realidad es algo
diferente o algo menos que un individuo; la palabra
singularidad me parece lo suficientemente clara y a la
vez reservada como para emplearla aquí. Friedrich
Nietzsche se reconoce y distingue por el singular ejercicio de la
singularidad. Dicho sea al pasar, referirse a él como
promotor del <<individualismo>> campante y rampante,
tal como lo hace Peter Sloterdijk en la conferencia
conmemorativa del centenario de su muerte,
resulta engañoso —por no decir cínico2. Aun
si quizá de eso precisamente se trataba.
¿Cómo sostener que el <<individuo>> es
lo primero ante un <<individuo>> que exige, como acto
único de lealtad, combatir los propios pensamientos? Es lo
que Nietzsche reclama expresamente en Aurora y en El
viajero y su sombra: Hay en ello una infidelidad de clase
superior, según podría haber escrito Deleuze.
Infidelidad a la propia individualidad, pero fidelidad a la
singularidad que no es <<propia>> sino que
—desde infinidad de posiciones, de <<centros>>,
de escorzos, de desvíos— se es.
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