El mito del sol y la luna en el arte rupestre de las cuevas de Cuba
- Cueva de Las
Mercedes - Cueva de
Ramos - Cueva de
Ambrosio - El mito aborigen en
el registro rupestre - El
diseño rupestrológico como clave
semántica - Estaciones con
diseños similares en el Caribe Insular y
Continental - Conclusiones
- Bibliografia
Resumen
El arte rupestre como forma de
expresión fue concebido por los aborígenes que poblaron
nuestro archipiélago con una función fundamentalmente
propiciatoria en los períodos iniciales de su desarrollo, para más
tarde en el tiempo, concederle, entre
otras, una dualidad funcional: propiciatoria-anecdótica.
Esta doble funcionalidad se manifestó con mayores evidencias durante la etapa de
economía productora o
neolítico cuando el hombre primitivo, a falta
de escritura, emplea la
tradición oral y el arte rupestre como mecanismos para
perpetuar la historia, hazañas, héroes y
personajes mitológicos de su grupo cultural en sus
ceremonias mágico-religiosas. Apoyándonos en los
pasajes y relatos mitológicos del Caribe Continental e
Insular recogidos por los Cronistas de Indias y los
antropólogos y etnólogos de los siglos XVII al XIX,
pretendemos demostrar la posibilidad y la validez, de identificar
en los diseños rupestres algunos de los personajes
estudiados, reconocibles además en otras expresiones
iconográficas aborígenes sobre soporte de barro, concha
y piedra en volumen así como los pasajes
mitológicos en los cuales se encuentran envueltos. Todo este
estudio se ve reforzado por el análisis de fuentes de carácter propiamente
físico: mediciones espeleométricas, meteorológicas
y topográficas.
En nuestro archipiélago son innumerables las solapas,
cuevas y cavernas, muchas de las cuales nos maravillan por la
amplitud de sus bóvedas, sus espléndidas formaciones
secundarias o por los millares de murciélagos que en ellas
habitan. Por ello no resulta extraño que nuestros
aborígenes en no pocas ocasiones los emplearan como lugares
sacros. De ahí que en Cuba las estaciones rupestres
se localicen en estos sitios, a diferencia de otras regiones de
América y el Viejo Mundo.
El diseño a que nos vamos a
referir está constituido por la combinación
armónica de varios "motivos pilotos", es decir de la
línea doble o sencilla rematada por círculos en ambos
extremos, que en ocasiones muestran un punto en su interior. Este
diseño pictográfico, con mayor o menor nivel de
complejidad, ha sido identificado en tres localidades cubanas de
Oriente a Occidente. En este mismo orden se describirán los
pictogramas, para seguidamente iniciar el análisis detallado
de nuestra hipótesis.
Fig. 1.- Ubicación geogáfica de las |
Cueva de Las Mercedes
Esta cueva se ubica en la ladera S de la elevación
conocida como El Mirador de limones en la Sierra de Cubitas, en
la provincia de Camagüey. Esta interesante
representación pictográfica se encuentra a unos 12 m de
la dolina del salón de la Catedral y a 0.80 m del pavimento
de la galería; fue ejecutada con líneas negras y rojas
(los ojos son de color terrígeno) de
aproximadamente 0.015 m de ancho. Este sugerente diseño
está formado por un dúo de círculos paralelos, a
manera de rostros antropomorfos unidos entre sí por un par
de líneas ligeramente en arco. Para describir el primer
círculo nos detendremos inicialmente en aquellos elementos
decorativos que rodean su borde superior. Este se caracteriza por
una corona formada por una cadena de cuatro triángulos con los
vértices dirigidos hacia arriba y termina en una
pequeña circunferencia que a su vez es dividida en dos
secciones similares por la recta que, como ya dijimos, une a las
circunferencias que forman el diseño. En el interior de este
círculo aparecen representados dos ojos – con un segmento de
recta pintado en el interior de cada uno de ellos – como
ávalos ubicados en la porción media y con una
pequeña inclinación hacia el centro inferior de
éste. La boca es un arco que se une al círculo en ambos
extremos mostrando en el interior tres líneas que simulan
los dientes. La nariz es un simple fragmento de recta dibujado
perpendicular a la boca en el punto medio entre los ojos. El
segundo rostro está diseñado con dos círculos
concéntricos en el interior de los cuales se observan los
ojos y la boca. Los ojos no guardan ninguna relación con los
de la imagen ya descrita. El izquierdo
está formado por lo que pudieron haber sido dos
círculos concéntricos pequeños; mientras que el
derecho es otro círculo proporcional a los anteriores que se
encuentra dividido, en dos secciones similares, por la recta que
lo une al de la izquierda. La boca que aparece ligeramente
inclinada está representada por dos líneas paralelas
que confluyen, a ambos lados, en el círculo menor. Los
dientes (10) también están presentes como segmentos
paralelos y perpendiculares a las líneas que forman la
boca.
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