Empezando por un resumen sobre las acciones de
este maravilloso nutriente conocido como coenzima Q-10, se puede
mencionar que; estimula el sistema
inmunológico, aumenta la energía, incrementa la
fuerza
cardíaca, alivia la angina de pecho, protege contra los
ataques cardíacos, reduce de peso en forma natural,
previene y cura la enfermedad periodontal, extiende la vida y
baja la presión
alta sanguinea. Lo interesante es que podemos lograr esto, con
sólo agregar este nutriente a nuestra dieta diaria.
Otro de los padecimientos que mejoran con la coenzima Q-10 es
la enfermedad periodontal. En los EE. UU., una de cada cuatro
personas perderán, con el tiempo todos
sus dientes debido a una enfermedad periodontal a la edad de 60
años y el 90 % de toda la población americana sufrirá de ella
durante sus vidas.
En diferentes estudios que se han realizado sobre la bioquímica
humana corporal, se ha descubierto que cuando los niveles de
coenzima Q-10 son deficiente en más del 25 %, seguramente
en este momento, comenzarán a aparecer una serie de
enfermedades que
pueden ir desde la presión alta, ataques cardíacos,
problemas de
inmunodeficiencia y cancer. Si esta
deficiencia en los niveles vitales de la Q-10, es superior al 75
%, la vida ya no puede continuar.
La coenzima Q-10 es un catalizador vital muy importante en la
producción de la energía que las
células
necesitan para subsistir. Si se rompe la cadena de energía
celular, no habrá energía, y por lo tanto tampoco
habrá vida.
Para que nuestro cuerpo pueda producir energía, se
requiere de una complicada cadena de procesos
bioquímicos. Dentro de esta cadena, uno de los
químicos más importantes, es la coenzima Q-10.
A la coenzima Q-10 también se le conoce como
ubiquinona. Fue nombrada así por el investigador
Británico R.A. Morton. La razón es que la coenzima
Q-10 es ubicua (existe en todas partes) en donde hay vida. En
palabras químicas, la Q-10 es una quinona, es decir, un
miembro de un grupo de
compuestos
orgánicos cíclicos.
Ahora sabemos que la coenzima Q-10 es una parte integral de la
mitocondria, es decir de los componentes subcelulares que son los
encargados de la producción del 95 % de la energía
total que requiere nuestro cuerpo entero.
La coenzima Q-10 se encuentra en las membranas de las
mitocondrias, en este lugar puede llevar a cabo su tarea que
consiste en la producción de ATP (adenosin trifosfato), la
molécula de energía básica de las
células.
La concentración de contenido de coenzima Q-10 no es
uniforme en nuestro cuerpo. Hay células de ciertos
órganos que contienen mucha más Q-10 que otras. Hay
mayor cantidad de esta coenzima en los órganos que
requieren mayor cantidad de energía para poder
funcionar adecuadamente. Estos órganos son el corazón y
el hígado.
El
envejecimiento
Una de las maneras a través de las cuales se nota el
envejecimiento, es por la disminución de la competencia de
nuestro sistema inmunológico. Cuando una persona no
está bien nutrida o tiene su sistema inmunológico
deprimido por una enfermedad, puede ser fácilmente atacada
por una enfermedad infecciosa.
De la misma manera, las personas viejas tienen su sistema
inmunológico débil. Esto es muy importante porque
una gripe común en un cuerpo con un sistema inmune
debilitado, puede convertirse en una neumonía e incluso causar la muerte,
sobre todo en los ancianos. La razón es que las funciones
inmunológicas se deterioran con la edad, al grado de ya no
poder atacar algunas infecciones.
En la actualidad, todo mundo sabe que los medicamentos, como
los antibióticos, pueden ayudar a nuestro sistema
inmunológico en caso que se encuentre bajo presión
en contra de una infección. Lamentablemente, no siempre
nuestro cuerpo tiene la habilidad de recuperarse después
de una enfermedad. La novedad es que hoy sabemos que la coenzima
Q-10 es una parte integral del ciclo inmunológico. Cuando
los niveles de Q-10 están bajos, también la
inmunidad está débil. Muchos de los signos y
síntomas de la vejez pueden
relacionarse directamente con la falla del sistema
inmunológico. Y tampoco es raro saber que la
disminución en la competitividad
del sistema inmunológico es directamente proporcional a la
incapacidad del cuerpo de producir internamente Q-10.
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