La guerra hoy es
contra lo que no se somete, contra los pueblos, contra la
autodeterminación y contra la dignidad de la
diferencia, del ser libertario. Es contra todo lo no
institucionalizado5, contra la posibilidad de otros mundos, de
otros pensamientos, de otras formas de relacionamiento, de
poder
organizar la vida al margen o a contracorriente del capitalismo.
De esta manera, la asimetría como definición de
la guerra moderna apunta claramente a una guerra contra los
pueblos insubordinados, real o potencialmente. A una guerra de
las instituciones
contra los que no aceptan las reglas, los que las transgreden o
simplemente no las entienden: los "no convencionales".
Un enemigo definido en estos términos es omnipresente
y, hasta cierto punto, impredecible. Incomprensible para quienes
durante más de quinientos años han negado su
existencia, su especificidad, su vitalidad, su cultura, y en
esa negación se han impedido entender los procesos de
resistencia y las
otras visiones del mundo. El otro -que es contradictoriamente el
enemigo y el sustento de las relaciones capitalistas- es infinito
en virtud de su inmanencia al proceso
capitalista. Es inagotable en la medida en que es el propio
proceso de dominación capitalista quien lo genera. Y es
esta contradictoriedad inmanente la que lleva a los poderosos a
intentar construir una coraza que los proteja, al tiempo que
desarme o desactive cualquier iniciativa del otro, en vistas de
que su destrucción no puede ser absoluta; lo que se
requiere destruir es su potencialidad subversiva. Esto es lo que
explica tanto el carácter "preventivo" de las guerras
modernas como la necesidad de pensar en construir condiciones de
seguridad
integrales,
abarcando todo el espectro de posibilidades de acción
del otro, del enemigo. Ni más ni menos que
"dominación de espectro completo" (JCS, 2000), a
través de un sistema
tecnológico-militar6 capaz de cubrir desde los subterráneos del planeta hasta el espacio,
es la condición de seguridad diseñada y definida
por el Comando Conjunto de Estados Unidos,
que es la entidad privilegiada de diseño
de políticas
estratégicas mundiales en nuestro tiempo7. Y dentro de
esta pretendida dominación de espectro completo, la
desventaja de la guerra asimétrica debe ser compensada
mediante una persecución de dimensiones similares que "no
deje resquicio al enemigo" (JCS, 2000) ni tiempo para retomar
aliento, es decir, una persecución total atacando
simultáneamente en todos los niveles y todos los frentes.
La tecnología sirve como soporte de la
superioridad militar en su sentido más amplio, abarcando
las tareas de operación y de inteligencia
en campos como el militar pero también el
mediático.
Territorialidad
estratégica
Si esta estrategia de
dominación abarca en profundidad desde el subsuelo hasta
el espacio8, en la geografía planetaria
se extiende desde los polos hasta el ecuador,
organizando tierras y mares de acuerdo con los objetivos de
seguridad "nacional" definidos por Estados Unidos.
El diseño de la estrategia territorial responde al
criterio de "la prosecución de una misión
central evolucionando de acuerdo con circunstancias cambiantes"
(DARPA, 2003) y avanza hacia un posicionamiento
que garantice, primero que nada, el control
territorial completo y, luego, el de las zonas
"críticas".
Lo primero, entonces, es el diseño de una lógica
de conjunto, atendiendo al trazado de posiciones cuyo radio de
acción combinado permita cubrir la totalidad del planeta.
Para eso las fuerzas armadas de Estados Unidos se han subdividido
en cinco comandos: el
Comando Norte (USNORTHCOM) responsable de América
del Norte, incluyendo Cuba y Puerto
Rico; el Comando Sur (USSOUTHCOM) que se ocupa de América
Central, casi todo el Caribe y América del Sur hasta el
casco polar; el Comando Europeo (USEUCOM) que cubre Europa, Rusia,
Groenlandia, el Polo Norte y
la parte occidental de África; el
Comando Central (USCENTCOM) que comprende el Medio Oriente, la
parte oriental de África y las repúblicas
escindidas de la Unión Soviética; y el Comando
Pacífico (USPACOM) que se ocupa del Asia
Pacífico y el Polo Sur. No hay lugar del mundo que haya
quedado descuidado. Donde termina un comando empieza el
siguiente9, de manera que en conjunto los cinco comandos abarcan
la totalidad del planeta. En cada una de las áreas de
estos comandos hay un trazado específico de posiciones,
con algunos puntos principales -por su ubicación
geográfica o por las cualidades particulares del
territorio- y puntos de apoyo. Generalmente los criterios de
trazado son tres: la posición geográfica, la
disponibilidad de recursos
naturales valiosos y/o la existencia de movimientos de
resistencia.
Adicionalmente a estas consideraciones, se ha hecho un
diseño de grandes áreas en el que una franja enorme
que camina alrededor del ecuador es identificada como "brecha
crítica" por sus condiciones de
indisciplina o "ingobernabilidad" (Barnett, 2003) (ver Mapa 1).
Esta brecha crítica marca el
territorio (tierra y mar)
que se encuentra en situación de emergencia y que
requiere, por ello, de atención urgente y decidida.
Como es sabido, Estados Unidos se autoproclama el
diseñador y garante de las reglas del juego y, como
parte de su misión civilizadora, se propone constituirse
en una especie de Leviatán externo (Barnett, 2003) en los
casos de naciones con estados débiles10, incapaces por
sí mismos de mantener el orden y disciplina de
sus sociedades, y
de cumplir cabalmente con las disposiciones de la OMC, el Banco Mundial
y el FMI. Lo que es
considerado ingobernabilidad tiene variantes que comprenden los
casos de rebeldía o insumisión y se relacionan
frecuentemente con resistencia al saqueo de recursos, al
desplazamiento de poblaciones o al atropello cultural. La franja
geográfica que el Pentágono -según Barnett-
considera crítica contiene la mayor parte de los recursos
petroleros y gasíferos,
el uranio, los metales
estratégicos, la biodiversidad
y el agua dulce
del mundo. Es, a la vez, la región de mayor inestabilidad
y donde se registra el mayor número de conflictos, la
mayoría de ellos ligados de algún modo al
territorio. Es por ello también la región donde
más se incrementa la presencia militar directa de Estados
Unidos, coordinando y supervisando también la de los
ejércitos locales.
Dentro de las disposiciones estratégicas de Estados
Unidos, contrariamente a lo que muchos afirman, América es
la prioridad. La fuerza o
superioridad de Estados Unidos estriba en su capacidad para
construir una situación de invulnerabilidad y
autosuficiencia relativas, y el control del continente es, en
esta tarea, fundamental. Por un lado, porque se trata de un
continente insular que puede limitar los posibles ataques a los
ámbitos marítimo y aéreo. Por otro, la
evaluación del conjunto de recursos con que
cuenta esta gran masa terrestre permite calcular condiciones de
autosuficiencia mucho mayores a las de otros posibles bloques:
América es la segunda zona petrolera del mundo
(después de Medio Oriente), tiene abundantes reservas de
gas y carbón, la mayor diversidad y amplitud de reservas
bióticas, casi todos los metales esenciales (de algunos
casi la totalidad), las mayores reservas de agua dulce en
tierra firme (sin contar las de los polos) y una diversidad
sociocultural que se suma a la abundante fuerza de trabajo
disponible (ver Mapa 2). Así, América es el primer
bastión que debe ser asegurado para crear una
situación insular que restrinja los flancos de ataque y
otorgue condiciones de resistencia autosustentada superiores a
las de las posibles potencias competidoras.
Reiteradamente documentos y
declaraciones del Comando Conjunto o del gobierno de
Estados Unidos se refieren a América como su territorio,
al que tienen derecho casi de manera natural, y, en esa óptica,
han ido colocando una serie de bases militares para defenderlo de
las amenazas externas e internas, es decir, para convertirlo en
monopolio
estadounidense defendiéndolo de sus propios pueblos.
Ocupando militarmente las áreas más ricas;
condicionando las relaciones económicas mediante la
deuda externa,
las políticas económicas y las inversiones
directas; imponiendo normatividades supranacionales (TLCAN y todos
los otros acuerdos similares); creando políticas y
prácticas continentales para las fuerzas armadas (Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca-TIAR);
militarizando las relaciones sociales a través de los
cuerpos policíacos o de las operaciones de
inteligencia, Estados Unidos ha ido controlando los destinos de
América.
Con un epicentro militar en Colombia, desde
donde el control va extendiéndose hacia toda la
región amazónica; con bases que circundan el Caribe
protegiendo los yacimientos petroleros y el estrecho que comunica
los dos océanos más grandes del mundo; con
posiciones en los extremos Norte y Sur, actualmente Estados
Unidos dispone de un amplísimo control sobre el territorio
americano (ver Mapa 3), disputado, eso sí, por los pueblos
que reclaman su derecho de autodeterminación.
Haití es el acontecimiento más reciente en la
escalada militar que avanza sobre el continente y muestra
ejemplarmente la modalidad de multiplicación de las
fuerzas que se está poniendo en marcha. De sus 250 mil
efectivos, Estados Unidos ha anunciado la localización de
180 mil en Irak. Esto le
deja un margen muy estrecho de movilización hacia las
otras regiones; sin embargo, su actividad sigue aumentando en
todas ellas mediante el uso supervisado de los ejércitos
locales y de mercenarios en cantidades crecientes. Los
ejércitos latinoamericanos se han convertido en la primera
línea de batalla para cumplir la misión
histórica que Estados Unidos se atribuye a sí mismo
aceptando participar como fuerzas "de paz" en Haití con
instrucciones de tolerancia cero
como las siguientes: "Está autorizado el uso de la fuerza,
hasta e incluyendo fuerza letal, para autodefensa o defensa de
otro personal de
ONU contra un
acto hostil o intención hostil"; "Está autorizado
el uso de la fuerza, hasta e incluyendo fuerza letal, contra
cualquier persona o
grupo que
limite o intente limitar la libertad de
movimiento de
los miembros de organizaciones
humanitarias asociadas a ONU y otro personal internacional"
(MINUSTAH, 2004, cursivas del autor).
Haití, en este momento, representa una posición
importante para cerrar el acceso al petróleo del Golfo de México y
para establecer posiciones intermedias entre Cuba y Venezuela. Si
todos los territorios son importantes, hay algunos que por su
riqueza o ubicación específicas pueden ser
considerados estratégicos. Dadas las condiciones
geopolíticas, ese carácter está sujeto a
permanentes redefiniciones o contradicciones situacionales, pero
hoy el Caribe, junto con el Canal de Panamá,
constituye la ruta de conexión petrolera de América
Latina y en esa medida tiene una importancia mayor. Como se
observa en el Mapa 2, la coincidencia entre la
localización de los recursos estratégicos del mundo
y la de las guerras más recientes es total. Considerando
el enorme poder acumulado, la relativa escasez de
algunos de estos recursos, y las relaciones de competencia, cabe
suponer que esta tendencia se incrementará en el futuro
cercano. Afganistán, Irak y Palestina, en Asia
Central, y América Latina en el continente americano, son
los territorios donde se está jugando en este momento la
hegemonía sobre el planeta11.
La militarización de la vida y la dominación de
espectro completo constituyen, además de una barbarie, la
negación del futuro de la humanidad. Al paso que se
difunde el espíritu de guerra, el mundo ha sido colocado
en situación de máxima emergencia. La heroica
resistencia de los pueblos iraquí y palestino, así
como la de los movimientos latinoamericanos con toda su variedad
(rebelión zapatista, insurrecciones populares en Bolivia,
movimiento de los campesinos sin tierra, piqueteros argentinos y
muchos otros), marcan el límite a la expropiación
capitalista, a la destrucción guerrerista, y representan
la esperanza de que otro mundo es posible y se está
construyendo ya.
Bibliografía
Barnett, Thomas 2003 "The Pentagon’s new map" en
Esquire, marzo. En . Cohen, William 1998 Annual report to the
President and the Congress. National security strategy for a new
century (Estados Unidos: US Department of Defense). Defense
Advanced Research Projects Agency (DARPA) 2003 Strategic plan, febrero. En
. Joint Chiefs of Staff (JCS) 2000 Joint Vision 2020 (Washington
DC: US Government Printing Office), junio.
MINUSTAH 2004 Reglas de empeñamiento específicas.
Subcomandante Insurgente Marcos 1997 "7 piezas sueltas del
rompecabezas mundial" en Chiapas
(México: IIEc-UNAM/ERA)
Nº 5. Tambs, Lewis Arthur 2001 Santa Fe IV. El futuro de las
Américas: Temas para el nuevo milenio. Documento elaborado
por el Grupo de Santa Fe del Partido Republicano de los Estados
Unidos.
Notas
1 Aunque, como lo recuerda el presidente Chávez, ese es
justamente el momento que marca el inicio de la rebelión
del pueblo venezolano con el llamado Caracazo.
2 "… Estados Unidos se encuentra en un periodo de
oportunidad estratégico. La amenaza de guerra global ha
retrocedido y los valores
fundamentales de la nación
de democracia
representativa y economía de mercado son
adoptados en muchos lugares del mundo" (Cohen, 1998).
3 Se llamó desiertos a los territorios poblados por
comunidades originarias durante la invasión europea en
América porque se consideraba que esas poblaciones, como
no eran de seres humanos, eran más bien inexistentes. Como
si fueran parte de la fauna regional.
Estos desiertos o vacíos eran el territorio a conquistar
cuando estaban libres (de occidentales), pero hoy están
todos ocupados por la expansión de Occidente.
4 Los intereses vitales que las Fuerzas Armadas de Estados
Unidos deben defender son: "Proteger la soberanía, el territorio y la población de Estados Unidos"; "prevenir la
emergencia de hegemones o coaliciones regionales hostiles";
"asegurar el acceso incondicional a los mercados
decisivos, a los suministros de energía y a los recursos
estratégicos"; "disuadir y, si es necesario, derrotar
cualquier agresión en contra de Estados Unidos o sus
aliados"; y "garantizar la libertad de los mares, vías de
tráfico aéreo y espacial y la seguridad de las
líneas vitales de comunicación" (Cohen, 1998).
5 En el documento Santa Fe IV se señala: "En este
momento de la historia, Estados Unidos se
encuentra en los primeros estadios de un desafío mayor a
nuestro sistema
político, concretado en la penetración de
nuestro hemisferio. No están usando necesariamente
medios
militares tradicionales. Por el contrario, están
comprometidos en esfuerzos no convencionales, que son
difíciles de enfrentar para nuestro país, sobre
todo cuando se entra en la zona de los derechos humanos, que ha
sido el bastión de los intentos de la izquierda para
abortar todos los esfuerzos tendientes a proteger la libertad del
individuo en
esta parte del mundo" (Tambs, 2001).
6 La agencia de innovación
tecnológica del Departamento de Defensa señala:
"la misión de DARPA es mantener la superioridad
tecnológica del ejército estadounidense e impedir
que sorpresas tecnológicas lesionen nuestra seguridad
nacional mediante el financiamiento
de investigación de alto nivel en las fuerzas
revolucionarias que establezca un puente entre descubrimientos
fundamentales y su uso militar" (DARPA, 2003. Cursivas en el
original).
7 "El Departamento de Defensa está en medio de una
transformación hacia lo que a menudo se denomina
’Network Centric Warfare’. En esencia, ’Network
Centric Warfare’ transforma la superioridad de información en fuerza de combate" (DARPA,
2003).
8 El monopolio del espacio atmosférico, entre otras
cosas, permite el control total de la circulación de
información. "La comunidad de
la seguridad nacional en general, y el ejército de EE.UU.
en particular, usan el espacio para prevención de riesgos,
inteligencia, comunicaciones
y navegación. Estos activos en
órbita son una de las grandes ventajas que el
ejército de EE.UU. posee sobre sus potenciales
adversarios" (DARPA, 2003).
9 El mapa puede ser consultado en .
10 En muchas ocasiones la debilidad de estos estados fue
promovida por la dinámica internacional, por el neoliberalismo
que los redujo a su mínima expresión en el terreno
político y social, y por su involucramiento en actividades
ilegítimas (corrupción, narcotráfico u otras similares) propiciadas
mayoritariamente por las empresas
transnacionales.
11 África es sin duda uno de los terrenos actuales de
disputa; no obstante, sus enormes riquezas y potencialidades no
son actualmente las que definen el rumbo del acontecer
mundial.
Autor:
Ana Esther Ceceña
Economista.
Investigadora en el Instituto de Investigaciones
Económicas de la Universidad
Nacional Autónoma de México.
Miembro del Grupo de Trabajo Economía
Internacional (CLACSO)
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