La radio digital es
un producto de la
llamada convergencia digital. Desde la década de1990,
nuevos dispositivos electrónicos de recepción y
reproducción digital, incluyendo ciertos
teléfonos celulares, se comunican entre sí, en los
entornos de redes, mediante sencillas
interfaces. Por esta razón, ofrecen ventajas antes
inexistentes en los medios
analógicos.
A partir de sistemas de
adquisición y producción digital, que comenzaron como
simples cintas de audio digital (DAT), la evolución tecnológica ha conducido
hasta completas infraestructuras de transmisión existentes
hoy.
Por ejemplo, el material de programación se puede usar y reempaquetar a
través de diversas plataformas como radio, telefonía móvil e Internet, de manera que no
solo surgen nuevas sinergias entre estas industrias antes
separadas, sino que se multiplican las oportunidades de mercadeo
transversal entre dichas plataformas.
La más generalizada de estas innovaciones es el
llamado audio en flujo, resultado del uso y el abuso de los
medios en flujo (streaming media), que incluyen el acceso
gratuito o pagado a archivos de
datos,
video o
música,
desde diversos portales, y sitios Web.
De hecho, las nuevas
tecnologías interconectadas permiten la
aparición de nuevos modos de audiencia, gracias a la
flexibilidad de los datos digitales, y a la acelerada
disminución en el precio de los
chips de memoria. Como
resultado, hoy es posible aplicar la exitosa experiencia de
grabadoras de video digital como TiVo, al negocio de la
radio.
Un usuario de servicios
digitales puede almacenar programas en el
disco duro de
su receptor, o en su reproductor digital de música, como
el iPod, para reproducción posterior. Y puede recibir la
información básica sobre el
título y el intérprete de una canción, y
permitir su compra en línea, de igual manera que es
posible personalizar el tipo de datos (clima,
tráfico, bolsa de valores,
titulares de noticias) que
se pueden visualizar en la pantalla del receptor.
Todo está hoy disponible y en pleno despegue,
pero todavía parece lejano el momento en que desaparezca
la radio analógica, tal como la conocemos. Los actuales
servicios analógicos de radio son básicamente
similares en todo el planeta. Por tanto, mediante sencillos
ajustes manuales o
automáticos, usted puede llevar un receptor cuando viaja
dentro o fuera de su país y está en posibilidad de
escuchar emisoras de AM, FM y onda corta en ese mismo
receptor.
Versatilidad
Hasta el momento, a pesar de las grandes ventajas y los
nuevos servicios de los diferentes estándares de radio
digital, esa versatilidad es lo único que no está
disponible en los sistemas actuales. Hay tres razones para
ello:
a) operan con diferentes estándares y ofrecen
diferentes servicios;
b) suelen ser plataformas tecnológicas cuyo
acceso se basa en suscripción, y
c) no solo existen servicios terrestres; ciertas
regiones geográficas tienen acceso a radio digital
satelital, como veremos más adelante.
Por otra parte, con la radio digital, la propia industria de
radiodifusión está cambiando en forma permanente,
tal como ya ocurre también con las industrias de televisión y cine digital.
Como resultado, sería inútil intentar un
pronóstico del futuro de la radio digital. Dependiendo de
la aceptación del público – cada vez más
segmentado en nichos -, y en función de
las economías de escala logradas
por los nuevos modelos de
negocio, tenemos que prepararnos para ver una radio cuyas bases
apenas se están configurando.
Sin embargo, el móvil de la digitalización
sigue siendo el mismo, tanto para la televisión
como para la radio: el dividendo digital, es decir, la capacidad
de brindar más servicios en menos espacio del espectro, de
manera que se puedan renegociar porciones de espectro hasta ahora
ocupadas por la radio y la teledifusión
analógicas.
Un problema de
estándares
Lo malo de los estándares, como dicen, es que
sean tantos. Los actuales formatos de radio digital usan
frecuencias de transmisión diferentes, tienen esquemas de
modulación y canalización
disímiles y usan codecs (codificadores-decodificadores) de
audio diversos.
Europa lleva hoy
la delantera en el desarrollo y
la operacionalización de estándares de
radiodifusión digital terrestre, pero los modelos de
negocio de la radio digital satelital estadounidense se han
mostrado mucho más exitosos.
Desde la década de 1980, la Unión
Europea de Radiodifusión desarrolló un nuevo
estándar de codificación de audio para
radiodifusión VHF/FM. Con el nombre de RDS o Radio Data
System, esta tecnología
revolucionó en 1984 la radiodifusión
analógica con la introducción de un sistema de
sintonización basado en un microprocesador
capaz de aprovechar una red urbana de
transmisores con frecuencias alternativas.
Como resultado, el RDS no solo mejoró la
recepción de FM sino que introdujo la capacidad de ocho
caracteres alfa numéricos que mostraban el nombre del
servicio
(título, intérprete u otros datos
pertinentes).
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