- Mañana me embarco rumbo a
París - Cómo se
gestó y realizó este adiós sin
retorno - Con la
mano en el aire - El
heroísmo de la permanencia de Vallejo en
Europa - El
regreso de César Vallejo - Vallejo es
reserva moral - Fuente
"Sin el sacrificio previo
de uno mismo
no hay salud
posible".
César Vallejo
1. Mañana me embarco rumbo a
París
El 17 de junio de 1923, César Vallejo dijo
definitivamente adiós al Perú al viajar rumbo a
París, para no regresar corporalmente nunca
más.
Fue domingo el día en que zarpó del
Callao, después de escribirle a su hermano Manuel
Natividad lo siguiente:
Te pongo estas líneas para anunciarte que
mañana me embarco rumbo a París. Voy por pocos
meses, seguramente hasta enero o febrero y nada más. Voy
por asuntos literarios y ojalá me vaya bien.
Iba donde la vida era crítica
y hasta cruel. No era el incentivo de su viaje pasar buena vida,
gozar de lo cómodo, complaciente y hedonista. Menos era su
intención hacerse rico. Iba a un continente en donde era
difícil incluso sobrevivir. Había tomado el rumbo
hacia una Europa
conflictiva y le atraía porque en ella todo era
convulso y donde ya se escuchaba el fragor de los cañones
y los clarines de combate.
Para referirnos a un aspecto: en el campo del
arte
allí cada año aparecía una nueva corriente
literaria, que experimentaba fórmulas, temáticas
novedosas, relaciones con otras artes, manifiestos y proclamas
decisivas, ocurriendo lo mismo en otros ámbitos como la
política,
la economía y
el acontecer social. Era una Europa de entreguerras agitada,
vibrante y sin tregua, adonde él se arrojaba absolutamente
inerme e indefenso.
En realidad, Vallejo siempre dirigió sus
pasos hacia donde las papas quemaban, hacia donde la historia estaba en criba,
tropel y fragua plena. Así fue a la estremecida Rusia en tres
oportunidades y tuvo la intención de trabajar allí
en una etapa crucial, cuando todo en ella eran privaciones y
definía a cada instante su destino.
Y estuvo allí con su propio peculio, sin
permitir que sus viajes fueran
pagados sino sacrificando él su dinero
personal para
interesarse en un acontecimiento de valor social,
ni siquiera aceptó que tuvieran la forma de becas
subvencionadas, no quiso que en su interés
por Rusia estuviera involucrado dinero del Estado
Soviético, y esto a fin de mantener su independencia
de criterio.
Es que César Vallejo era un ser exacto,
puro, escrupuloso en todo, no en la dimensión de la
apariencia sino del espíritu. A España fue
porque era otro lugar en el mundo convulso y heroico.
Llegó en una oportunidad a Madrid cuando
esta ciudad era bombardeada. En cambio, no
viajó ni se le ocurrió ir a Estados Unidos.
Si en algún lugar cabe imaginar que estaría en
estos momentos es en Irak. Y es que
Vallejo era en todo un ser comprometido con la vida y la
condición del hombre. Y
buscaba estar en donde dicha condición estaba en riego
supremo. Ese mismo sentido tiene su viaje a Europa el 17 de junio
del año 1923.
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