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Teorías de la Mitología (página 2)



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En el s.XVII se acabó el culto pagano de la vida.
Son los tiempos de Trento y la Contrareforma. El frágil
equilibrio
entre la admiración poética por la belleza y el
culto pagano de la vida, y la fe cristiana, había hecho
crisis, crisis
como las criticas de Savonarola que lo llevarían a la
hoguera, es el tiempo de la
reacción. Los renacentistas no añadieron
ningún método de
investigación mítica a los ya
existentes, el evemerismo y la teoría
alegórica. Habría que esperar al s.XVIII para que
surgiera el Método Comparativo en las investigaciones
sobre historia de
las religiones; tras
el descubrimiento de Nuevos mundos y nuevas mitologías.
Como precedente de la Mitología Comparada:
enciclopedista y antropólogo Ch.De Brosses (1709-1777),
amigo de Buffon y corresponsal de Voltaire, que
fue quien acuñó el término fetiche
tras tomarlo de algunos relatos de misioneros portugueses.
Fetisso corresponde al español
hechizo, y viene del latin factitium. Pero tiene un
sentido muy concreto: un
objeto inanimado (según nuestra concepción), que
recibe un culto propio como si estuviera impregnado de poderes
divinos o mágicos. La idea llegará hasta Karl Marx, quien
nos hablará del fetichismo de la mercancia en su
obra cumbre El Capital.

Al comenzar el siglo XIX empiezan a proliferar los
estudios e investigaciones específicamente centradas en la
Mitología, de la mano de la nueva disciplina
conocida como lingüística, como la de F.Schlegel
Von der Sprache und Weisheit der Indier (1808).
F.Schlegel se apoya en la lingüística
comparada para llevar a cabo su investigación.

Otro de los grandes precursores es F.Max
Müller
: (s.XIX -muere en 1900): algunos le han llamado
el inventor de la mitología comparada. Sanscritista
que desplegó en varios trabajos su brillante hipótesis de que la mitología
podía explicarse recurriendo a la ciencia del
lenguaje
, esto es, a la filología. Se le tiene
por tanto como el primero en aplicar la investigación
filológica al terreno de la mitología comparada.
Por ejemplo, afirma Max Müller, que en principio, todas las
raíces lingüísticas indoeuropeas indicaban una
actividad. De ahí que los aspectos mismos de la naturaleza
fueran denominados con nombres activos. Luego
detrás de esos nombres se supuso un agente personal,
así nacieron los dioses particulares del politeísmo
ario. Así pues mediante dos fases: el desconocimiento de
una metáfora poética que aludía a un aspecto
natural, y la adscripción de tal actividad a una figura
creada por hipóstasis de un nombre mal interpretado, con
olvido de su carácter apelativo original, aparecieron
los dioses de la mitología aria. Cuando los arios se
dispersaron por Europa y Asia llevaron
consigo las metáforas de la etapa fundamental que luego
florecieron poéticamente en sus varios sistemas
mitológicos.

Pero en definitiva, el método de Max Müller
resultaba demasiado reduccionista, enfocado exclusivamente desde
el Análisis Etimológico en busca de los
fenómenos naturales que representaban los mitos.
M.Müller encontró su más ferviente seguidor en
el folklorista G.W.Cox. Max Müller representó la
primera etapa de la mitología comparada referida a las
religiones
indoeuropeas, partiendo de una base lingüística y
filológica.

La escuela rival la
constituyó El evolucionismo. Los partidarios de la
explicación por la evolución a partir del salvajismo
primitivo, como E.Tylor, L.Henry Morgan, H.Spencer y
A.Lang ofrecieron una teoría alternativa a la de
los comparacionistas. La tesis
evolucionista sustituye el fetichismo por el animismo, o bien
recurriendo a un primer estadio mental dominado por la creencia
en la magia (como sostendrá J.Frazer de quien lo
tomará Sigmund Freud) o
imaginando una mentalidad primitiva prelógica y
fabulosamente crédula (como sostendrá
L.Lévy-Bruhl). Freud
remitirá a los siguientes estadios evolutivos: animismo,
totemismo, politeismo, monoteísmo y, finalmente, la era
ciencia, en la
que se superarían los anteriores.

Un lugar de honor entre los estudiosos evolucionistas de
la Mitología ocupa Sir James Frazer. Su gran obra se
titula The Golden Bough, y fue escrita en doce gruesos
volúmenes. El nombre de La Rama Dorada alude al
ramo de áureo muérdago que Eneas lleva en su viaje
al más allá en la Eneida de Virgilio. La
versión resumida por la mano del mismo Frazer, está
traducida al castellano.
Frazer realizó asimismo, una ya célebre traducción inglesa con notas de la
Biblioteca de Apolodoro, uno de los compendios
mitológicos más completos y famosos de la
antigüedad. Entre sus obras destacan, además de la
citada, Totem and Exogamy, 4 vols, 1910 (en la que se
basará Freud al escribir Totem y tabú en
1913); y  Folk-Lore in the Old Testament, 3 vols,
1908 (hay traducción castellana).

Con Frazer y la escuela evolucionista nos vemos ante el
surgimiento de la moderna antropología cultural que
va a ser decisiva para el progreso del estudio de las religiones
y, por consiguiente, para las teorías
de la Mitología. Además de la
antropología evolucionista derivada de la
teoría y obras de Darwin,
importante resulta también la antropologia
historicista
de Boas.

Un antropólogo de origen alemán, que
desarrolló su actividad en los Estados Unidos y
se convirtió en la figura más influyente de la
antropología norteamericana de las primeras
décadas del s.XX, Franz Boas, fue también el
primero y más contundente crítico del
evolucionismo. Estudió física en Alemania y sus
primeras investigaciones tuvieron que ver con la geografía. Muy joven
todavía, conoció directamente la cultura
esquimal y antes de final de siglo ya había presentado un
trabajo que
constituía un ataque directo al evolucionismo
todavía imperante. No aceptaba el determinismo
geográfico para explicarse la diversidad de las culturas.
Se mostró escéptico ante los grandes esquemas
evolucionistas y sus leyes
universales, que el estudio de culturas individuales iban
progresivamente debilitando, y defendió enconadamente la
importancia del trabajo de campo.

Uno de sus postulados fundamentales era el
conocimiento de la lengua del
grupo
estudiado. Boas propone llevar a cabo el estudio particular de
una cultura y la busqueda de explicaciones a partir de sus
circunstancias históricas y no de la influencia del medio
(que para Boas sólo era limitativa no determinante). Estos
procedimientos
le llevaron hasta un enfoque que ha sido denominado como
historicismo o particularismo
histórico
.

Boas supo sintetizar su interés
por la reconstrucción histórica de culturas
concretas con su obsesión por el trabajo de
campo, uniendo así las influencias de su formación
alemana con el interés etnográfico-empírico
de la antropología norteamericana. De hecho, F.Boas no
mostró prisa ninguna por formular leyes generales sobre la
cultura e insistía en la necesidad de estudiar muchas
culturas particulares y reunir una importante información etnográfica antes de
aventurar ninguna ley
universal.

Para el estudio detallado de una cultura intentó
operar con unidades aislables (rasgos) capaces de agruparse en
complejos y patrones culturales. La distribución de estos elementos sobre un
espacio geográfico daría lugar a la
delimitación de áreas culturales y al estudio de
las relaciones de los grupos dentro de
un área, lo que ya implicaba el concepto de
difusión.

Por influjo de Boas, entre otros, se desarrolló
por ésta época otro episodio importante de la
historia de la antropología: el difusionismo. Es un
hecho abundantemente comprobado que las culturas de diferentes
sociedades o
grupos humanos se ponen de alguna manera en contacto y los
elementos de una pueden difundirse y ser aceptados por la otra.
Sin embargo, no nos referimos aquí a este fenómeno
de difusión sino a un intento que tuvo su auge
especialmente en Europa alrededor de las primeras dos
décadas del s.XX, para explicar el orígen y
desarrollo de
la cultura. Si los evolucionistas del s.XIX habían
elaborado un esquema organizado en estadios, los difusionistas
partían de la idea básica de que la humanidad es
muy poco inventiva y que la mayor o menor distribución de
los rasgos culturales se debían a su difusión desde
unos centros determinados.

La posición más extrema, fue la de un
pequeño grupo de antropólogos británicos
asociados con la Universidad de Manchester (Elliott
Smith
y W.J.Perry, principalmente), que defendieron la
hipótesis de que la civilización había
surgido en Egipto y desde
allí se había difundido por el viejo mundo y
América.

Los que afirman la tesis de que la civilización
se irradió por todo el mundo a partir de la primitiva
cultura de Mesopotamia
como foco primigenio, son los panbabilonistas propiamente
dichos, aunque se suele designar con ese término a todo
aquél que sostiene la idea de pangénesis vinculada
a un determinado lugar como punto de partida; como quienes
afirman que la India es ese
principio de la civilización irradiado hacia todas
partes.

En la antropología física y
especialmente, en el neoevolucionismo actual,
todavía se discute si el hombre
surgió en Africa y a partir
de ahí se extendió por el resto del planeta o si
habrían existido varios brotes o focos geográficos
en los que los primates evolucionaron hacia la especie
homo, un sólo foco de difusión o la
multidifusión; inclinándose los investigadores,
mayoritariamente, hacia la teoría de la
multidifusión
, pese a que los restos más
antiguos se hayan encontrado en el continente africano. Puntos
aplicables tanto a la religión como al
mito.

También en Europa se dió una escuela
difusionista representada por autores alemanes y austriacos y
generalmente conocida como la Escuela historico-cultural de
Viena
, cuya figura más prominente fue el padre
Wilhelm Schmidt. Concepto fundamental para estos
difusionistas fue el de círculo cultural como foco
o complejo desde donde se difunden los elementos de la cultura,
los cuales pueden encontrarse con otros procedentes de otros
círculos, produciendo así una serie de
posibilidades de rechazo, aceptación o mezcla en distinto
grado.

Émile Durkheim es uno de los padres de la
Sociología y como sociólogo se
definía, pero también contribuyó
notablemente al desarrollo de la antropología y al estudio
de las mitologías, junto a su discípulo Marcel
Mauss
. Entre sus trabajos de investigación propiamente
antropológica destaca su libro sobre
las religiones primitivas, titulado: Las formas elementales de
la vida religiosa
(1912), que trata sobre el sistema
totémico australiano. 

El texto de
Durkheim trata
sobre las ideas y prácticas religiosas de las tribus
australianas del s.XIX que, pensaban los antropólogos de
entonces, tendrían bastantes analogías con las
primeras formas religiosas practicadas por los occidentales y los
demás pueblos, al vivir en condiciones presumiblemente muy
semejantes.

Durkheim se había ocupado durante sus años
de investigación principalmente de las sociedades del
Occidente contemporáneo, es decir, fue fundamentalmente
sociólogo, ocupándose esporádicamente de
temas propios de la antropología, hasta que, en su
madurez, realizó su libro sobre el totemismo, con la
intención de retrotraerse a los orígenes de las
prácticas religiosas. Concebía este estudio como
fruto de la adquisición de una forma sociológica de
estudiar la religión, a la que había llegado por
influencia recibida desde 1895 por Robertson
Smith
.

R.Smith había fundido las ideas de la escuela
alemana y holandesa de crítica
bíblica, que sostenían la existencia de rasgos en
el Pentateuco de una religión muy primitiva de la que
habría surgido la judía, con la tesis de
McLennan sobre el totemismo como religión
originaria, escribiendo sus influyentes Lectures on the
Religion of the Semites
(1889), que además de
Durkheim, manejarán hombres como J.Frazer o S.Freud,
constituyendo un clásico en su época.

Después de ser combatido duramente por el
difusionismo, el evolucionismo antropológico volvió
a ser tomado en consideración desde 1930 en adelante,
gracias al neoevolucionismo, que crecerá influido
por el materialismo marxista de la mano de investigadores
como L.White (La ciencia de la cultura, 1949) quien
habla de una ley fundamental de la evolución basada
en la cantidad de energía de la que puede disponer una
sociedad;
M.Sahlins (La sociología del intercambio
primitivo
, 1965); E.R.Service (La organización social primitiva, 1961);
M.Fried (La evolución de la sociedad
política
, 1967) y, Marvin Harris (La
naturaleza de las cosas culturales
, 1964), quien
acuñará el término materialismo
cultural
para calificar a su labor
antropológica.

Cabe mencionar también a J.Steward dentro
de los neoevolucionistas, quien, sin embargo, propone un esquema
de desarrollo que responde a un evolucionismo multilineal,
distinguiendo entre procesos
evolutivos culturales de carácter universal (como la
institución del tabú del incesto) y, procesos
evolutivos que afectan a una sola área, e incluso,
procesos evolutivos específicos que afectan a una sola
cultura o sociedad. En la actualidad la idea de
evolución cultural sigue vigente entre los
antropólogos pero corregida y matizada por las objeciones
de las últimas generaciones de estudiosos.

La investigación del mito para una cultura
racionalista va asociada al estudio de las religiones. Las
religiones se estudian hoy desde disciplinas diversas y
complementarias: filosofía, psicología,
sociología, antropología, historia de las
religiones, lingüística y filología, etc…,
que arrojan luz sobre la
oscuridad de las tradiciones dogmáticas e
ideológicas. No obstante, no faltan las investigaciones
interesadamente subjetivistas que proclaman su propósito
de adaptar los hechos a unos presupuestos
teológicos como punto de partida. Tal fue el camino
seguido por Teilhard de Chardin, jesuita que, tras aceptar el
evolucionismo, lo situó dentro de un plan
cristológico identificándolo con la escatología judeocristiana.

Pronto surgirían más corrientes de
investigación propiamente mitológica como la de los
Helenistas de la Escuela de Cambridge como Jane
E.Harrison
, F.Cornford (quien en 1912 publica su
From Religion to Philosophy); y G.Murray. Cornford
destacó que razón y mito no eran términos
radicalmente enfrentados, e hizo ver que la filosofía
griega entroncaba con la explicación mitológica que
ofrecía Hesíodo. Ya Nietzsche y
E.Rodhe habían sugerido, con otros acentos, algunos de
estos puntos.

Surge también la Escuela simbolista.
Corriente hermenéutica de análisis simbólico, para la que el
mito es, ante todo, una intuición esencial del
mundo de lo eterno
, lo divino y lo sagrado, y una forma de
expresar y comprender el mundo, distinta de la
representación lógica.
Jung; Eliade; Cassirer; W.F.Otto; K.Kerényi; O.Rank;
J.Campbell y G.Durand,
son los máximos representantes
de esta tendencia, en la que está clara su perspectiva
religiosa, espiritualista y marcadamenete antiracionalista. La
escuela simbolista está ligada genéticamente con el
Romanticismo
alemán
, compartiendo con los exponentes de este
último movimiento, la
idea de que en el mito se nos habla de una original
concepción del universo de un
modo figurado y profundo. Concepción muy apropiada para el
teísta.

K.Kerényi en La religión antigua
nos ofrecerá la idea de los mitologemas, imagenes o
elementos narrativos que aparecen reiteradamente en la
composición mítica; una gran idea, adoptada por
variadas corrientes, que ha dado muchos frutos a la
investigación. El método de la búsqueda de
constantes míticas será llevada al delirio
arbitrario por los arquetipos de Jung, y resituada en sus
justos términos, como elementos constantes estructurales o
mitemas por Lévy-Strauss.

Frente a las teorías que ven en el mito una forma
de pensar y explicar el mundo a través de un simbolismo
irreductible a la concepción lógica y
científica del hombre
moderno, surge el Funcionalismo que no trata de buscar la
significación espiritual o intelectual de los relatos
tradicionales que configuran el corpus mitológico
de tal o cual pueblo, sino que insiste en la función
social que esa mitología desempeña en la vida
comunitaria
. Ese es el sentido del mito según el
funcionalismo:
fundamentar los usos tradicionales y las normas de
convivencia, presentándoles una justificación
narrativa, avalada por la tradición y aceptada por todos.
Funcionalistas son los antropólogos B.Malinowsky;
Radcliffe-Brown y Evans-Pritchard
. De acuerdo con el primero:
"El mito, tal como existe en una comunidad
salvaje, o sea, en su vivida forma primitiva, no es
únicamente una narración que se cuente, sino una
realidad que se vive. No es de la naturaleza de la
ficción, del modo como podemos leer hoy una novela, sino que
es una realidad viva que se cree aconteció una vez en los
tiempos más remotos y que desde entonces ha venido
influyendo en el mundo y los destinos humanos. Así, el
mito es para el salvaje lo que para un cristiano de fe ciega es
el relato bíblico de la Creación, la Caída o
la Redención de Cristo en la Cruz. Del mismo modo que
nuestra historia sagrada está viva en el ritual y en
nuestra moral,
gobierna nuestra fe y controla nuestra conducta, del
mismo modo funciona, para el salvaje, su mito".

También hay filologos de linea
funcionalista
, como Cl.Kluckhohn; J.Fontenrose;
T.Gaster
o W.Burkert, entre otros. Realmente
funcionalismo y simbolismo no se excluyen, sino que es posible
una combinación de ambos, como ha hecho Mircea
Eliade
en numerosos ensayos.

Entre las teorías más difundidas en la
actualidad encontramos el Estructuralismo. Esta corriente
se asienta sobre la noción básica de estructura.
Los dioses no se ven como figuras sueltas e independientes, sino
que en su interrelación se definen en un sistema. La
mitología recoge y resume la ideología colectiva que se expresa en un
sistema estructurado
. Hay una impronta de la historia sobre
el mito que se puede rastrear.

Claude Lévi-Strauss fue el primero en
extender el análisis estructural procedente de la
lingüística (Saussure; Trubetzkoy y Jakobson) a un
campo no lingüístico: los productos
culturales (sistemas de parentesco, mitos, sistemas culturales),
fundando así la llamada Antropología
estructural
.

Siguiendo a Lévi-Strauss surgirán
filólogos estructuralistas como J.P.Vernant o
M.Dettienne. G.S.Kirk recoge criticamente el
estructuralismo combinándolo con el
funcionalismo y el enfoque de un historiador del mundo griego,
siendo uno de los investigadores que mayormente ha intentado
recoger lo más valioso de las distintas escuelas de
investigación, procedimiento
ecléctico, desde luego, cada vez más frecuente,
puesto que la mayoría los citados grandes especialistas de
hoy en día, están al corriente de las
investigaciones de otros, procurando recoger en una teoría
consistente las aportaciones de las distintas corrientes de
investigación. El investigador mediocre, simplemente, se
adscribe a la teoría que mejor encaja con sus propias
opiniones y prejuicios, los verdaderos investigadores, con
honestidad
intelectual, no transitan solamente por las doctrinas que
personalmente les satisfacen, sino que llevando a cabo la
paciente y laboriosa labor de contrastación y
deliberación racional, elaboran su visión de los
problemas a
partir de todas las aportaciones importantes sobre la materia.
Procedimiento afortunadamente cada vez más frecuente y que
los especialistas que están al corriente de las
investigaciones de otros, procuran practicar.

La geología,
el psicoanálisis y el marxismo
constituyen las corrientes de pensamiento de
cuya metodología adaptará
Lévi-Strauss una buena parte a sus investigaciones.
Reducir lo manifiesto a un modelo o
estructura que lo vuelva inteligible (infraestructura en el
marxismo; estratificación en geología; inconsciente
en psicoanálisis) serían los principios
comunes de estas disciplinas, que le aportan la idea fundamental
de construir modelos de las
estructuras
sociales como tarea del etnólogo, modelos que no se
construyen por vía empírica, pero que sirven para
explicar el mundo empírico.

Recordemos sólo que el primer ejemplo del
método estructural, originario de los estudios
lingüísticos, aplicado a un mito griego, es de 1955.
C.Lévi-Strauss tomó entonces como ejemplo el
famoso mito de Edipo, para destacar en un análisis
sus secuencias mínimas fundamentales (los mitemas)
y destacar cómo, por debajo de la narración
aparente, el mito revelaba otra significación en su
estructura profunda. El mito es, pues, un lenguaje, de
segundo orden, un tanto ambiguo, que presenta internamente un
modelo lógico, que plantea los problemas y los dilemas
fundamentales de una sociedad. Para Lévi-Strauss los mitos
son expresión de una manera lógica de concebir el
mundo, sólo que es ésta una lógica centrada
sobre la clasificación de lo concreto y por tanto un tanto
distinta de nuestra lógica científica centrada en
los sistemas abstractos y en la clasificación de lo
general, por eso la denominó El pensamiento salvaje
(1962). Ese mismo año vería la luz El totemismo
en la actualidad
donde pondría en duda la
universalidad de la religión totémica reafirmando,
sin embargo, la universalidad de la prohibición del
incesto y, por tanto, de los mitemas asociados a dicha estructura
elemental del parentesco.

Poco se puede entender al leer la Biblia o la Biblioteca de
Apolodoro sin familiarizarse con el estudio de los mitos y con
las disciplinas que los analizan y que elaboran teorías
para su comprensión.

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[i]
Evémero de Mesene: escritor de
fines del s.IV a.C., hay que tener en cuenta que, como en tantos
otros, su obra se ha perdido y se le conoce sólo por sus
comentaristas.


[ii]
Bronislaw Malinowsky Magia,
ciencia y religión
. Editorial Planeta-De Agostini,
Barcelona 1993, pág.112-113.

 

Simón Royo
Hernández
 

Partes: 1, 2
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