Garaudy vendió muy pocos ejemplares de un
libro que tuvo
que editar por su cuenta (Samidzdat), precedido de una
prepublicación en una revista de
dudosa reputación. Al contrario, la versión
reducida, en artículo, del libro de Oriana Fallaci, que
publicó el principal diario milanés (y luego todos
los europeos: en España
El Mundo), con el título de "Carta desde Nueva
York", ocupó más de cuatro páginas, e hizo
que se vendieran más de un millón de ejemplares del
"Il Corriere della Sera", en cuestión de horas. Y del
millón largo de ejemplares de "La rabia y el orgullo"
vendidos hasta ahora por la editorial Rizzoli, 200,000 lo fueron
en un solo día.
Oriana Fallaci, rompió un silencio que duraba ya
diez años, con una rabia, un odio y un desprecio tan
desbocados, con un vómito tan
amargo, que uno se pregunta si no guardará relación
ese discurso suyo
con la otra batalla a muerte que
desde hace años libra con el cáncer.
Metiendo en todo momento en el mismo saco al terrorista
islámico y al simple musulmán, y maldiciendo por
igual, con la misma incontinencia, a los gobernantes
tiránicos y a los emigrados a Occidente, declara la
guerra abierta
a los "hijos de Alá", que "se multiplican como ratas", y
dice que Bin Laden no es sino "la parte visible del iceberg". Se
está muriendo y quiere arrastrarlo todo
consigo.
Según una encuesta del
suplemento El Cultural (El Mundo 24-30 de julio de 2002,
p.10) tomada de Le Monde, el libro La rage et
l’orgueil (O.Fallaci, Plon) era el más vendido
en Francia este
verano. En el mismo suplemento había una reseña de
una nueva edición
española de las Rubbayat de Omar Jayyam, (en
traducción y edición de Nazanin
Amiriam, El Cultural citado, p.18) lo que nos hace recordar la
respuesta crítica
de Juan Goytisolo a la tesis de la
Fallaci de que Dante era mejor que Jayyam (Babelia
27-10-2002).
Ya Berlusconi y Bush se manifestaron en la dirección de la Fallaci al declarar que
Occidente es mejor que el Islam. Contestando a la italiana
hemos visto a gentes como Dario Fo y a Tiziano Terzani en su
propio país. En Francia, Bernard Henry Levy (Le bloc-notes
de Bernard-Henri Lévy, Le Point 24/05/02: Oriana
Fallaci : l'inacceptable provocation) y Etienne Balibar
condenaron y contestaron a la italiana. En España a Oriana
Fallaci le contestaron adecuadamente varios intelectuales,
como Goytisolo, ya mencionado, Rafael Sánchez Ferlosio,
que ponía de manifiesto que a la italiana: "Sanchez
Dragó le aplica el dicterio de
‘psicópata’; más ajustado habría
sido, a mi entender; ver esta especie de ‘sermón
escatológico’ como el producto de un
ataque extremadamente virulento del más desaforado
enyosamiento narcisista. Para rematar a la manera de mi amigo
Fernando, que terminaba su artículo diciendo:
‘¡Viva Mussolini!’, diré a mi vez:
¡Allah akbar!" (Ferlosio Carta a El Mundo,
4-10-2001).
Y también Umberto Eco contestaba (El País
14-10-2001: Pasión y razón. Originalmente
publicado en La Republicca), quien, no obstante descartar
ligeramente, considerándolas sin importancia, las
invectivas de Fallaci o Berlusconi como algo "secundario"
producto de "conclusiones pasionales dictadas por la
emoción del momento" se mostraba preocupado por el calado
de ese discurso en los jóvenes y partidario de poder
calificar a la cultura
Occidental como ‘mejor’ hoy que otras, (en un
análisis que a su juicio no puede ser
histórico, sino contemporáneo, ya que "Occidente
fue también Hitler y el
fascismo"), en
virtud de que "actualmente es la que más admite la
autocrítica y la revisión de los propios presupuestos",
es decir, en virtud de la "crítica de los
parámetros, que Occidente persigue y anima (…).
Nosotros somos una civilización pluralista, porque
consentimos que en nuestro país se levanten mezquitas, y
no podemos renunciar a ello sólo porque en Kabul
encarcelan a los propagandistas cristianos. Si lo
hiciéramos, nos convertiríamos también
nosotros en talibán". ¡Lástima que el
seguimiento de Oriana Fallaci o la política exterior de
Estados Unidos
desmienta la encarnación de ese ideal ilustrado que
compartimos con Umberto Eco! ¡Lástima que por mis
críticas a las 20.000 bombas arrojadas
sobre Afganistán se me llame talibán! ¡Se
desmiente entonces que Occidente sea el reino del pluralismo, de
la acogida y de la tolerancia, de la
verdad y de la razón! Además, si bien Occidente no
es sólo actualmente cosas como las bombas atómicas
en Hiroshima y Nagasaki sino también como Dante, entonces
Oriente, actualmente, tampoco es sólo cosas como los
talibán o los terroristas suicidas.
A favor de la Fallaci en España pudimos ver a un
personaje, Francisco Umbral (El Mundo 19/7/2002) que indicaba que
"la vieja y eterna Oriana Fallaci ha escrito un libro sobre las
Torres Gemelas (…) gran libro, cargado de excesos,
lastrado de fatalismos, pero puntual como profecía y
magistral como periodismo
literario (…). Habíamos leído el libro de
Fallaci con una sonrisa de admiración y escepticismo, pero
nos faltaba el epílogo: Perejil". Y otro personaje
semejante a Umbral en el cacao mental si bien peor en la prosa,
sin hacer las matizaciones que permitían a un
Umberto Eco hablar de la cultura Occidental como "mejor hoy que
otras", había ya preguntado: "¿Qué
extraña pulsión suicida lleva a la izquierda
europea a anhelar el triunfo militar de las corrientes políticas
y religiosas más reaccionarias del planeta?" (Gabriel
Albiac El Mundo 12-11-2001. Borrar lo anacrónico),
identificando, igual que Fallaci, el Islam en su
totalidad y a todos los musulmanes con un anacronismo borrable
enteramente, y a todo pacifista con quien anhela el triunfo de la
barbarie y que no se borre (mediante la guerra) lo feo para que
quede sólo lo puro y bueno. Habría que preguntarse
a la inversa: ¿Qué extraña pulsión
lleva a los excomunistas europeos a anhelar el triunfo militar de
los poderes más avasalladores y también
reaccionarios del planeta? (La respuesta se encuentra en la
Sección Mentiras y Medios de
Rebelión, artículo titulado: Los nuevos
reaccionarios).
Los neoliberales, en su revista más
emblemática, condenaban el lenguaje de
Fallaci pero indicaban que tenía parte de razón (en
lo mismo que diría Le Pen): "Dejando de lado sus excesos
escatológicos y su obsesión testicular,
¿tiene alguna razón?… Sí. Es cierto
que Mr bin Laden es el mal (o el diablo: Mr bin Laden is
evil) y que ha encontrado apoyo en el mundo musulmán;
que las mujeres musulmanas son discriminadas… Y que las
ciudades europeas son un imán para el mundo pobre, y por
tanto para la mendicidad, la prostitución, el crimen y otras
repugnancias que a menudo van con ello" (The Economist
June 29 th 2002. Books and arts. Page 87-88 : Islam Fear
and loathing. Reseña del libro de Oriana Fallaci). De
ahí que, defendiendo Albiac a la best seller Fallaci, del
horrible linchamiento a la que la someto en estas
líneas, afirmase exactamente lo mismo que lo peor
del The Economist, que: "Fallaci escribe mal; muy mal. Y
tiene razón en lo que tan mal escribe" (Gabriel Albiac
Linchar a la Fallaci El Mundo 25-7-2002), acusando luego
al gobierno
francés de persecución de la libertad de
expresión y de locura el que un Estado laico
no consienta y apruebe lo de la Fallaci.
Y yo estoy de acuerdo en la defensa absoluta de la
Libertad de
Expresión (tanto para Salman Rushdie como para Fallaci o
Garaudy, Gara, Egin o cualquier medio de expresión) y en
lo de preferir un Estado laico a uno teocrático, pero no
en defender las ideas de la Fallaci, ni en criminalizar la
inmigración (a lo Le Pen), o a los
palestinos -aprobando la Ocupación-, pues no se tiene
RAZÓN en esos puntos, que al final son los más
importantes y los que están realmente en juego.
Al menos el The Econimist citado, en su
reseña del libro de la Fallaci, reconocía, (no
obstante su declaración de razón parcial
(lepeniana) antedicha), que: "El billón o así de
musulmanes del mundo son seguramente tan diversos en sus
orígenes, creencias e interpretaciones como sus
contrapartidarios cristianos… Es deshonesto no mencionar
del apoyo de Estados Unidos a Arabia Saudí, un
régimen extremista, con mucho el peor de todos, ni
mencionar el apoyo de Estados Unidos a los talibán contra
la Unión Soviética. Fallaci tiene muchas cosas en
su vida de las que sentirse orgullosa, incluida la lucha de su
familia contra
Mussolini. Es irónico, por no decir triste, que Mussolini
hubiese ciertamente estado orgulloso de esta extremista y
potencialmente peligrosa pista a seguir que nos deja".
(Op.cit.p.88).
¿Quién tiene RAZÓN?
¿Dónde están los reaccionarios?
¿Quiénes son?
Reaccionarios hay en todos los bandos, pero en unos
más que en otros. Creo que podemos no estar ni con Bush,
Berlusconi y Oriana Fallaci ni con Sadam o Ben Laden, creo que
además de ser lamentablemente Occidente algo como Bush y
el MacDonalds también es algo como Dante y Toni Morrison y
que además de ser Oriente algo como Sadam también
es algo como Jayyam y las Mil y Una Noches… No digo el
anacronismo de que nadie sea nazi por realizar alegatos racistas,
pero, ciertamente, acaba por parecerse al nazismo la
persecución musulmana que va creciendo en la actualidad y
acaba por asemejarse a un nazi quien detesta a los árabes
y a las gentes de color o hace y
defiende declaraciones de esa índole. Y me sorprendo
cuando personajes que se dicen de izquierdas defienden las mismas
cosas que el diario La Razón, que Jiménez
Losantos y que Isabel San Sebastían, y me pregunto
cómo pueden conciliar lo que se dice en Le Monde
Diplomatique, con lo que se dice en el The
Economist y en qué espectro ideológico se
sitúan, pues las contradicciones son contradicciones, y si
bien no hay que optar entre estúpidas dicotomías
maniqueas sí que hay que optar entre ideas
contradictorias.
Reaccionarios hay en todos los bandos, pero en unos
más que en otros. Creo que podemos no estar ni con Bush,
Berlusconi y Oriana Fallaci ni con Sadam o Ben Laden, creo que
además de ser lamentablemente Occidente algo como Bush y
el MacDonalds también es algo como Dante y Toni Morrison y
que además de ser Oriente algo como Sadam también
es algo como Jayyam y las Mil y Una Noches… No digo el
anacronismo de que nadie sea nazi por realizar alegatos racistas,
pero, ciertamente, acaba por parecerse al nazismo la
persecución musulmana que va creciendo en la actualidad y
acaba por asemejarse a un nazi quien detesta a los árabes
y a las gentes de color o hace y defiende declaraciones de esa
índole.
Y me sorprendo cuando personajes que se dicen de
izquierdas defienden las mismas cosas que el diario La
Razón, que Jiménez Losantos y que Isabel San
Sebastían, y me pregunto cómo pueden conciliar lo
que se dice en Le Monde Diplomatique, con lo que se dice
en el The Economist y en qué espectro
ideológico se sitúan, pues las contradicciones son
contradicciones, y si bien no hay que optar entre
estúpidas dicotomías maniqueas sí que hay
que optar entre ideas contradictorias.
(Sólo los cínicos excomunistas
neoliberales dicen hoy que pueden estar "Con Aznar y contra
Aznar", como The Economist está "con Fallaci y
contra Fallaci", pues si fuesen tan finos, también
matizarían tanto en otros casos, pero no se les ve
que estén: "Con Chávez y contra Chávez"; ni
"Con Jatami y contra Jatami", ni "Con Castro y contra Castro",
etc, etc).
Repito, entonces, que no hay que optar entre
estúpidas dicotomías maniqueas pero sí que
hay que optar entre ideas contradictorias. Yo ya he tomado la
opción, una opción contra el nihilismo,
contra las 20.000 bombas en Afganistán y las que se
quieren lanzar en Irak, contra
los atentados terroristas de Al Quaida o de ETA, contra el
desmantelamiento del Estado y de la protección social,
contra la explotación capitalista e imperialista, y, desde
luego, contra Arabia Saudí y los talibanes, contra los Le
Pen, contra la superstición y el fanatismo religioso de
toda índole, contra los racistas y los misóginos de
todo pelaje, una opción contra los novios de la muerte y
contra los amigos de la nada, una opción por la vida y no
contra la vida. Una opción que defiende al Estado del
mercado y al
individuo de
los dos anteriores.
Una opción por la Renta Básica, la Tasa
Tobin, la cooperación y la protección social y
medioambiental, una opción por la convivencia en un
pluralismo enriquecedor cuanto más diverso, por la defensa
de la seguridad y la
libertad de las personas, una opción por lo bueno, lo
bello, lo verdadero y, sobre todo, por lo justo.
Pero ahora hay quien antaño
defendió cosas nobles y ya sólo tiene ojos para el
egoísmo del dinero y el
envilecimiento del poder. ¿Será que algunos
excomunistas se han convertido en neoliberales? Si alguien se
define como "liberal", en tal caso, sus adversarios son gente
como la de Le Monde Diplomatique (Ramonet, Bourdieu;
Balibar, Chomsky, Negri, Goytisolo… que apoyan a Chávez
en Venezuela o a
Lula en Brasil… y que
en ocasiones tienen que desmarcarse de los "stalinistas" que aun
quedan…) y los suyos serán los del The Economist
(los Bush, Aznar, Berlusconi, o los, Huntington, Fukuyama,
Losantos, San Sebastian y Fallaci…) en el mejor de los casos,
cuando no los del ABC, La Razón, los Trillo
(ministro de defensa y supernumerario del Opus), o cosas peores
(neonazis, Blas Piñar)… En La Razón
a Chávez se le llama "el caudillo castrista",
a Jatami "el sátrapa persa", a Batasuna "la
coalición etarra" y a Alfred Dreyfus "el espía
alemán"… Y no es que el bando neoliberal sea del todo
absurdo, (no son el Eje del Mal (como no lo es quien se
les oponga), aunque muchas de sus ideas sólo favorezcan a
los pocos ricos y perjudiquen a los muchos pobres), pero yo me
preocuparía si coincidiese con todas esas disparatadas y
tendenciosas nomenclaturas de La Razón y
procuraría distanciarme de tan egregios compañeros
de viaje)…
¿Y tú, en qué bando estás?
¿Quiénes son tus compañeros de viaje?
¿Con quiénes, en definitiva, compartes ideales y
propuestas?
Nada es más urgente que aclararse en este
punto.
Simón Royo Hernández
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