- Mejor que el hambre la
escuela - La
experiencia personal: de lo vivido a lo
pensado - La
condición interina: vigilantes o
vigilados - La
vocación docente - Una noticia
periodística - Otra noticia
periodística - La
invención de la adolescencia: un programa de
infantilización del capitalismo
tardío - Educación
para la producción - El
estudiante eterno - Hijos y
padres - Otra vez la
televisión - Iniciación
en la secundaria: la penitencia - Manifiesto
rousseauniano - El
clasismo en la educación - Sobre el
futuro de nuestras instituciones de
enseñanza - La
educación como creación de la propia
existencia - Formación
del profesorado - Papá
Savater nos ilustra sobre el valor de
educar - La
filosofía en la secundaria - El
teísmo en el programa de
filosofía - Un
ejemplo de filosofía: platón también se
equivoca: ¿qué es el
color?) - ¿Qué
es la filosofía? - El
experimentalismo y la conversión del discurso de nadie
en el discurso de todos
La filosofía y la
formación política de la
ciudadanía – 2ª
PARTE
EL LABERINTO DE LA EDUCACIÓN:
REFLEXIONES DE UN EX-PROFESOR
INTERINO. (ESBOZO DE UNA TEORÍA GENERAL DE LA
ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA).
MEJOR
QUE EL HAMBRE LA ESCUELA
Se podrían comentar acerca de mis exabruptos
antipedagógicos un par de cosas que son ciertas: 1º
Que es mejor la guardería Occidental que la
situación de los niños y
muchachos obligados a trabajar, a mendigar o a delinquir para
sobrevivir en el Tercer Mundo, y 2º También es
parcialmente acertado que en realidad, lo triste no es que el
profesor este constituyendo futuros trabajadores disciplinados
para insertarlos en la maquinaria del capitalismo,
sino que está preparando futuros parados o camareros que
no pueden inserirse en una maquinaria que cada vez necesita menos
trabajadores. Y digo "parcialmente" a lo último porque se
dice que "no" es triste que el profesor sea instructor laboral, lo que a
mí me parece tristísimo, sin olvidar, desde luego
que, además, o por si fuera poco, todos esos años
de mera capacitación profesional, terminan en un
frustrado ejercicio por falta de demanda de
trabajadores. Respecto a lo primero, en muchos casos, más
le valdría a un chaval de barrio marginal Occidental
aprender a robar coches y a trapichear para medrar en la mafia,
que aguantar muchas veces un encierro absolutamente inútil
y absurdo que le va a dejar en la calle y en la miseria, sin
haber aprendido ni siquiera a destripar una cabina
telefónica. Desde luego cualquier putada del Occidente
acaparador de recursos es mejor
que morirse de hambre en Africa o mendigar
en las calles de Bogotá, pero el corolario de dicho lugar
común es que vivimos en el mejor de los mundos posibles y
que el sistema de vida
que llevamos es, aunque imperfecto, la mejor forma de vida, esto
es, la política (monarquía) parlamentaria con democracia
representativa y sistema económico capitalista. Eso es la
conclusión resignada y reformista de quien dice:
¡la educación es un
coñazo! ¡Por supuesto!. Pero de momento, en las
sociedades
actuales nadie ofrece nada mejor.
Pero tal posición resignada es falsa.
¡Sí que existe algo mejor y lo ha existido siempre!,
por ejemplo la educación que
recibió de su padre y amigos John Stuart Mill, la que
recibían los no esclavos en la Atenas de Perícles o
la que se han podido costear con tutores e instructores las
clases privilegiadas de antaño y con prestigiosas
universidades privadas las clases privilegiadas de hoy.
¿Realmente nos debemos creer que nadie ofrece algo mejor a
la educación pública para ser cajero de
supermercado o camarero o parado? ¿O es que ese algo mejor
es para privilegiados entre los que, parcialmente, nos
encontramos? (Pues prolongar el estudio y la formación
más allá de los 30 años es un privilegio y
no un derecho ni una obligación).
Algo han tendido a decir al respecto los
antropólogos acerca de si supone una ventaja tan inmensa
el desarrollo
tecnológico acaparado por pocas manos frente al modus
vivendi de algunas tribus amerindias, pero eso siempre nos suena
a rousseaunionismo o espontaneismo idilico-naturalista o/y
anarquista. Sin embargo, no se puede evitar la sensación
de que con el desarrollo de las fuerzas productivas
bastaría un par de horas de trabajo de
cada humano para poder proveer
a la sociedad de
todo lo estrictamente necesario (exceptuando quizá los
artículos de lujo y el consumismo desenfrenado).
Actualmente existe un movimiento
(cuasi-inexsitente en España,
claro) que se niega a enviar a sus hijos a las escuelas y que
promueve la enseñanza en casa a través de
grupos de
padres que autogestionan la enseñanza de sus hijos
(Cfr.Asociación americana de Homeschool: http://www.home-ed-magazine.com). ¿Una
alternativa entre otras? Es muy posible. La escuela en casa
es ya una realidad en aumento e Internet está
revolucionando el intercambio de información no sólo a efectos de
mercado sino
también respecto al acceso a la
formación.
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