- El origen y desarrollo de las
Razas Humanas - El
desarrollo del 4º Principio - La
institucionalización en el hombre de su alma
individual - La vuelta
a la tierra tras el pralaya planetario - Los
Espíritus raciales y los Elohim, Espíritus de la
Forma - Las
Jerarquías Espirituales y los Dhyani Choans - Los Rayos
de influencia de los Elohim y de los Logos
planetarios - Las
líneas raciales y los Espíritus de la
Raza - El
desarrollo final de las Razas Atlantes
El
origen y desarrollo de las Razas
Humanas
Siendo como
han sido numerosos los estudios e investigaciones
esotéricas sobre el origen y desarrollo de las razas
humanas a lo largo de la historia de nuestro planeta,
y contando como hemos de hacerlo con las distintas
interpretaciones de las diversas tradiciones religiosas y
espirituales, además de las distintas investigaciones
tanto científicas como antropológicas conocidas en
los ámbitos técnicos, es evidente a estas alturas
que son muchos los puntos que todavía quedan sumidos en la
clave del misterio, y por tanto sujetos a todo tipo de
presunciones e hipótesis.
Partiendo de
los estudios y tratados que en
tal sentido nos han legado los principales autores
teosóficos que han investigado sobre el tema, como son en
primer lugar Helena P. Blavatsky en su enciclopédica
"Doctrina Secreta", y en su misma estela de influencia
teósofos como Annie Besant y Leadbeater, William Judge o
A. Sinnet, y hasta posteriormente las incursiones sobre el tema
intercaladas en los textos de Alice Bailey, nos encontramos con
interpretaciones a veces diversas sobre algunos temas, que
obviamente han quedado en el enigma de lo incógnito y
arcano, y ha sido en su momento Rudolf Steiner quien ha venido a
introducir, como resultado de sus propias investigaciones, toda
una serie de novedades y particularidades, que, sin apartarse
radicalmente o de manera esencial de la línea
interpretativa general adelantada inicialmente por la Sra.
Blavatsky, clarifica algunos puntos de particular interés
que trataremos de referir sucintamente en este
artículo.
Así
como hay un acuerdo generalizado indubitado acerca del origen
común e indistinto de todas las Mónadas humanas, ha
habido diferentes posiciones acerca del origen de la
diversidad y distinción de las razas, así como de
la interpretación causal de los rayos y
características diversificadas que han dado lugar en su
momento al nacimiento y desarrollo
tanto de los diferentes pueblos, civilizaciones, culturas y
naciones, con sus peculiares y propios rasgos distintivos. Y
Steiner, haciendo uso de los dones de clarividencia propios de su
graduación iniciática y de su misión
esotérica, pudo introducirse en las esferas
correspondientes a las cadenas y manvántaras previos al
nuestro que clarificasen tales misterios en
buena medida, y extrayendo esos conocimientos ocultos de los
llamados Archivos
Akhásicos, nos los ha transmitido fundamentalmente a
través de las miles de conferencias que prodigó a
lo largo de su existencia.
El
desarrollo del 4º Principio
La
misión esencial de la Tierra,
decía en tal sentido Steiner, es sin duda el desarrollo
del 4º Principio Humano: el Ego, el cuerpo mental inferior,
es decir el Yo separativo o Kama Manas, y ello como resultado del
desenvolvimiento previo en Cadenas y Manvántaras
anteriores de los tres Principios
básicos que conforman la estructura
fundamental del ser humano. De manera que en la primera Cadena o
Manvántara, correspondiente al antiguo Saturno, se
desarrollaron los fundamentos del cuerpo físico en su fase
mineral, en el segundo Manvantara, llamado del Sol, se
consolidaron los fundamentos del cuerpo etérico del
hombre y su
fase vegetal, y en el tercero, el de la vieja Luna, se
desarrolló el tercer principio o cuerpo astral del hombre,
en su vivencia animal.
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