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De la académico a lo popular y viceversa: vicisitudes e historia de una revista



  1. Prolegómenos
  2. Una
    tentativa fronteriza más allá de la
    frontera
  3. En las
    fronteras de la aldea globalizada
  4. La
    resistencia posible
  5. Las
    fronteras temporales
  6. Bibliografía
    consultada

Prolegómenos

En el año 1994, ante la necesidad de abrir un
espacio a las expresiones más auténticas de lo que
entonces denominamos "culturas de frontera", nació la
revista FRONTERAS en la Sede Regional San Carlos del
Instituto Tecnológico de Costa Rica. Dos
años antes habíamos iniciado la recopilación
de material recogido en diferentes investigaciones que
pretendían indagar y comprender la realidad
histórica y sociocultural de la Región Norte de
Costa Rica (Rodríguez-Corrales:1996). A partir de ese
material y del examen y confrontación con otros textos y
experiencias, reflexionamos sobre las características
socioculturales más sobresalientes de la Región
Norte, así como sus relaciones con otras regiones y zonas
del país y de más allá.

El perfil fronterizo de la extensa Región Norte
costarricenses (Upala, Los Chiles, Guatuso, San Carlos, parte de
Tilarán, San Ramón, Zarcero, Grecia y
Sarapiquí), nos enfrentó a una compleja red de
intercambios y trasiegos históricos y culturales. Fuimos
detectando, por ejemplo, que el apelativo político –
administrativo de Región Huetar Norte no se
ajustaba a su diversidad originaria, debido a la pluralidad de
grupos étnicos asentados o en movimiento, en la oscura
noche precolombina (Votos, Ticis, Corobicíes, etc;
Ferrero: 2000: 135).

Aquéllas incipientes reflexiones y esos
pequeños descubrimientos, nos condujeron a la consulta
bibliográfica ampliada y a reconocernos en otros
ámbitos donde la colisión cultural y el encuentro
de prácticas socioculturales diferenciadas, estaban
modelando una nueva y variada manera de encuentro
(¿hibridación?) cultural. Ese reconocimiento nos
llevó inmediatamente al amplio espectro de las culturas
populares como marco heterogéneo que en regiones
"fronterizas" mantiene un dinámico intercambio con otras
regiones, pues está cotidianamente apropiándose de
elementos que en principio le son ajenos.

La gestación de esa reconceptualización
que todavía no se agota, ni mucho menos, nos
planteó la perentoriedad de publicar lo hasta entonces
rumiado, para compartirlo con otras regiones y centros
culturales. Pero precisábamos de una herramienta que no
fuese meramente académica por sus limitaciones de
circulación, ni tampoco un órgano masivo y
populista, al estilo de muchas publicaciones sensacionalistas o
folclorizantes. Urgíamos de un medio que, sin perder el
rigor académico en el tratamiento de sus contenidos,
utilizara un lenguaje gráfico y periodístico capaz
de ser reconocido y asimilado por amplios sectores.
Buscábamos un equilibrio justo entre la publicación
especializada y la revista popular. Así "montamos"
lentamente lo que luego se conoció como Revista
FRONTERAS
.

Una tentativa
fronteriza más allá de la
frontera

Sin embargo, muy pronto, inmediatamente después
de la primera edición, percibimos un espacio abierto para
un modelo de comunicación mucho más amplio del que
habíamos imaginado. Nos percatamos que a nivel nacional
ninguna publicación se había planteado el
fenómeno de las culturas populares desde nuestra
perspectiva. Existía, a todas luces, un inmenso territorio
baldío en el campo de la comunicación cultural
escrita, desde lo popular y marginal, que no han ocupado ni los
medios especializados ni los suplementos
folklórico-turísticos de los grandes productores de
la cultura de masas o masiva. De repente comprendimos que ya no
seríamos solamente un medio de difusión regional,
sino un instrumento de promoción cultural a nivel
nacional. Por eso nos desplazamos a otras regiones y abrimos el
abanico de nuestras secciones, con la certeza de que la cultura
popular es una expresión viva con relaciones e
intercambios en otros ámbitos, y que, como tal, debe
tratarse periodísticamente.

Afinamos entonces la plataforma de contenidos para
indicar que no bastaba con la sesuda síntesis del proyecto
de investigación, destinada más a la
consecución de un reconocimiento académico o
burocrático que a la devolución de una experiencia,
o testimonio, a sus verdaderos protagonistas, mucho menos la
crónica periodística superficial y anodina.
Desterramos de una vez por todas las odiosas prácticas del
"huaquerismo" cultural y académico, así como la no
menos dañina y enajenante línea de algunas
publicaciones folclorizantes que manosean las culturas populares
con sus lentes y plumas orientadas a la compra-venta de nuestras
comunidades.

Poseíamos suficiente claridad en cuanto a que no
pretendíamos realizar arqueología folklórica
ni antropología mercantil, mucho menos sociología
"light", adornada con ranchitos de tejas o bailarines y copleros
descontextualizados. Al contrario, ambicionamos convertirnos en
un puente para las aspiraciones más profundas de nuestras
"gentes sencillas" y sus principales expresiones
artístico-culturales, tratando de conectarlas a otros
campos de producción artístico-cultural más
"profesionales", pongamos, así como con la
academia.

Además del énfasis antropológico,
histórico y sociológico, nos fuimos abriendo a
otros espacios y disciplinas como el de la literatura y el arte
en general. Por otro lado, iniciamos la recepción de
colaboraciones provenientes de distintos países
centroamericanos, más tarde latinoamericanos y por
último europeos, a los cuales, imprevistamente, fue
llegando la revista gracias a amigos y colaboradores. El proyecto
se amplió. (La revista hasta su última
edición, la número 15, sostenía canje e
intercambio con más de 100 publicaciones, organizaciones e
instituciones, solamente en América Latina).

En las fronteras
de la aldea globalizada

Como señalamos, la revista, en principio,
nació como un proyecto de extensión del
Área de Culturales de la Sede Regional San
Carlos
del Instituto Tecnológico de Costa
Rica
, apoyado por la Vicerrectoría de
Investigación y Extensión
. Sin embargo, my
pronto debimos negociar con las autoridades de la Sede regional
para obtener un pequeño presupuesto que le permitiera
permanencia y periodicidad a la publicación, dado el alto
costo de la edición y del cese de ayuda por parte de la
Vicerrectoría. Lo logramos y pudimos, a partir del
año 1996, editar un número semestral, aunque a
veces no con la regularidad que quisimos.

En el año 2002 se me trasladó al
Centro Académico de San José, en barrio
Amón y, por supuesto la revista también como parte
de mi responsabilidad y carga académica, dado que se
consideraba un proyecto de extensión institucional.
Entonces dos o tres excompañeros del Departamento de
Vida Estudiantil
(DEVESA) de la Sede Regional
San Carlos
del ITCR, donde se había inscrito
la revista administrativamente, plantean y proponen "regresarla".
La propuesta no empleaba argumentos de fondo, siquiera una
crítica profunda al contenido y/o a la línea
editorial, mucho menos una contrapropuesta conceptual o de
diseño, por lo que bien podría pensarse que,
más que apoderarse de la dirección de la misma, o
además de eso, deseaban torpedear y destruir una
publicación, al menos en su formato y perspectiva de
espacio cultural de encuentro, perfilada para las culturas
populares y las expresiones artístico-literarias
alternativas y dignas de difusión en Centro y
Latinoamérica.

Desafortunadamente los excompañeros se salieron
con la suya y lograron que el presupuesto destinado a la
producción de la revista se quedara en aquél
departamento donde, dicho sea de paso, no se pudo, hasta ahora,
levantar ninguna publicación cercana o análoga a la
que nosotros habíamos concebido. Por suerte logramos
quedarnos con el nombre y el concepto de la publicación,
pero hasta ahora no pudimos conseguir el presupuesto
idóneo para relanzar la revista en su segunda etapa. Por
esa razón, este artículo, revisado y ampliado, es
una suerte de "cierre" de tan estimada
publicación.

Por lo demás, continuamos con el proceso de
gestión cultural, de colaboración y de
investigación que habíamos levantado alrededor de
la revista. Porque se debe subrayar que FRONTERAS no era
solamente una publicación. En su ascendente trayectoria se
convirtió en un espacio de encuentro cultural, regional y
latinoamericano. Así, a partir de ella se organizaron los
Congresos Nacionales de las Culturas Populares (cuatro
en total); se crearon los Encuentros Centroamericanos de
Poetas y Escritores Centroamericanos
, más tarde
Encuentro Internacional de Escritores (Originalmente de
Nicaragua y Costa Rica; cuatro en total: dos en Costa Rica, uno
en Nicaragua y otro en El Salvador, hoy con permanencia en
nuestro país y con asiento en el Centro
Académico de San José
del ITCR; pero
lastimosamente también "cerrado" por ausencia de
presupuesto); los Miércoles de Poesía
(actualmente en desarrollo en la Casa Cultural
Amón
del Centro Académico de San
José
), entre otros eventos.

Igualmente se realizaron coediciones y coproducciones
como la Antología Poesía de Fin de Siglo:
Nicaragua Costa Rica
, con financiamiento de la UNESCO e
instituciones ticas y nicas, los Cuadernos de la Cultura
Popular
con el Centro Cultural Español y la
Cooperación Iberoamericana, la Memoria del II
Encuentro de Poetas Tico-Nicas: La Frontera
, financiado por
la Vicerrectoría de Investigación y
Extensión (VIE) del ITCR, y la Antología de
poesía contemporánea costarricense, Sostener la
palabra
, financiada por la Casa Cultural
Amón
, entre otras publicaciones. De tal modo que
FRONTERAS es un espacio sociocultural que trasciende sus propias
fronteras, mismo que ha costado sostener y posicionar en el
ámbito nacional, centro y latinoamericano, debido al
escaso margen de maniobra que permitía su exiguo
presupuesto, así como la incomprensión de colegas y
de autoridades universitarias.

La resistencia
posible

Estamos en las fronteras de una Modernidad que se muerde
la cola y de una Posmodernidad que no despega. El capitalismo
tardío, globalizado bajo la égida neoliberal, se
enrumba hacia una crisis sin precedentes y sin salidas previstas.
La crisis se generaliza y deviene en una crisis
epistemológica donde los saberes se entrecruzan y exigen
nuevos paradigmas para reinterpretar una realidad cada vez
más cambiante. La ciencia y la tecnología se
diluyen en una competencia sin cuartel por acaparar mercados y
por coadyuvar a los diversos polos del poder planetario.
Pareciera que nos quedamos sin rumbo y que las certezas nos
abandonaran.

Lo que parece estar claro es que en el grotesco proyecto
neoliberal de liberalización económica y
privatización de las instituciones públicas
implementado por el capitalismo hegemónico, hace aguas.
Por eso un espacio como el que propusimos desde nuestras
páginas no deja de ser una rareza periodística por
su carácter popular e independiente en un mundo marcado
inexorablemente por la oferta y la demanda y los circuitos de
producción ideológica y distribución
mercantil. El intento, cada vez más asfixiante, de
autofinanciar una publicación como la expuesta, o de
buscar apoyo financiero en la academia y en otras instituciones,
no podría entender sin una visión de resistencia
cultural.

Frente a la reestructuración económica de
la globalización neoliberal, que ha venido dislocando el
imaginario que identifica y le da continuidad histórico
cultural a diferentes grupos, comunidades y regiones culturales,
una publicación como FRONTERAS debe responder como
instrumento de convergencia cultural a partir de de las
fortalezas de las culturas populares y sus especificidades. Eso
significa, ya no solo una tarea de defensa de nuestro
patrimonio, sino un acto de resistencia ante una
telaraña de enganches artificiales proveniente de una
realidad impuesta por la mercadotecnia y la fanfarria
comercial.

Pero la resistencia no debe ser frente a la
intensificación transnacional del comercio y la
tecnología liviana de los bloques económicos
centrales, sino a partir de la apropiación de algunos
recursos provenientes de las metrópolis, para revertir el
proceso de imposición cultural, al menos en el terreno de
la memoria y el testimonio, sin olvidar, por supuesto, su
carácter de promoción cultural y de contrapuesta.
Si la globalización es un proceso asimétrico, como
lo plantea el pensador Helio Gallardo (1996), y nosotros estamos
siendo globalizados, nuestra resistencia posible tiene que ser
compensatoria, es decir, debe traducirse en construcciones
poéticas o semióticas que no solo expresen las
angustias de nuestras comunidades ante el sentimiento más
o menos confuso de no tener porvenir, sino también su
capacidad de "imaginar" ese porvenir.

Nuestra resistencia debe ser el espacio donde la
imaginación transformadora sea la proyección de
nuestra identidad con todas sus discontinuidades y
contradicciones. Si la cultura es específica y nos
señala el sitio en que estamos para convertirnos en
sujetos, es desde esa especificidad que la resistencia posible
adquiere validez en tanto compromiso ético en una lucha
ideológica que va más allá del centro y la
periferia. Es desde el aquí y el ahora que debemos
repensarnos y sentirnos para concebir una Latinoamérica
(Abya Yala) otra.

Solamente con ese compromiso epistemológico,
ético y poético (de poiesis), es decir
creativo, se podrá forjar más espacios y
herramientas para conjurar la angustia de un mundo unipolar y
uniformizado (totalitario) que amenaza devorarse a sí
mismo, al planeta y a su diversidad cultural y
ecológica.

Las fronteras
temporales

Estamos en los inicios de un siglo y de un nuevo mileno.
El carácter fronterizo de una economía global que
ha provocado movimientos migratorios desconocidos hasta ahora,
sigue ubicándonos como periferia del milagroso mercado.
Ese crecimiento/derrumbamiento de las fronteras temporales y
económicas está integrando la miseria y
profundizando un sincretismo epistemológico, ético
y cultural nunca antes visto. Con la exacerbación del
nacionalismo, el racismo y otros istmos bastardos de
la

xenofobia y la intolerancia política e
ideológica, estos inicios de siglo arremeten
vertiginosamente contra las culturas populares y sus portadores
propiciando una cultura masivamente trivializada e impuesta a
nivel transnacional.

Es entonces desde nuestros tiempos y desde nuestras
especificidades que debemos replantearnos la aldea con todas sus
contradicciones. Para reconocernos en los otros y en el
maremágnum universal, debemos reforzar la imagen de
nosotros mismos y de nuestra historia personal y comunal. Esa
imagen colectiva pasa por la recomposición de la
producción, distribución y asimilación
dialógica de nuestro quehacer y el de los demás. En
esa reproducción constante y emergente de imágenes
y contraimágenes, es preciso un instrumento que las
organice y las retorne creadoramente para reconocernos y
confrontamos históricamente.

FRONTERAS, ya no tanto como publicación sino como
concepto y brújula, pretende, hacer un sencillo aporte a
esa inmensa tarea de espejos en un tiempo que debe ser todos los
tiempos. Por eso FRONTERAS continuará residiendo en un
límite incierto, en un apostarnos al encuentro dentro de
la diversidad. Será una trasgresión a la aldea
globalizante y globalizada para repensar nuestra cultura y la de
los otros desde nosotros mismos. FRONTERAS es una línea
abierta a nuestros sueños y a nuestras carencias, una
página en blanco para la memoria y el porvenir.

Bibliografía
consultada

Aínsa, Fernando. "La frontera. Límite
protector de diferencias y espacio de encuentro y
transgresión".
Seminario Taller celebrado en la
Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica,
1994.

Corrales Arias, Adriano. "Culturas de frontera en
las fronteras de la cultura".
En Culturas, identidad y
ciberespacio
, Heredia, Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad Nacional, 1998.

Fábregas Puig, Andrés. "El concepto de
Frontera en la Frontera Sur".
Tuxtla Gutiérrez,
México. Instituto Chiapaneco de Cultura, 1994.

Ferrero, Luis. Costa Rica precolombina. San
José, Editorial Costa Rica, 2000.

Gallardo, Helio. "La coyuntura política
costarricense: El Pacto de los "Junior",
San Carlos, Revista
FRONTERAS, Edición No. 3, 1996.

Rodríguez Barrientos, Francisco.
Región, identidad y cultura. San José,
Ediciones Perro

azul, 2001.

—"Las festividades religioso – populares de Ciudad
Quesada",
Mimeógrafo, Santa

Clara, San Carlos, I.T.C.R, 1991 – 1995.

—"Una aproximación a la conformación
de San Carlos como región histórica,
económica, política y cultural".
Santa Clara,
San Carlos, I.T.C.R. Dpto. de Ciencias,

1996.

Rodríguez, Francisco, Corrales, Adriano.
"Regiones, cultura e identidad en Costa Rica, (propuesta para
un curso)".
Mimeografiado. Santa Clara, San Carlos,
I.T.C.R., 1996.

 

 

Autor:

Adriano Corrales Arias*

*Escritor

 

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