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Registro Arqueobotánico  (página 2)



Partes: 1, 2

Excavación y procesamiento del material
arqueológico

El área cubierta por el alero fue dividida en
cuadrículas de 1m de lado siguiendo a los ejes definidos
por la línea de goteo y la perpendicular a ésta,
dando nombres de números a los segmentos conformados sobre
el primero y de letras a los definidos sobre el segundo. De esta
manera, se formó una trama cuyas cuadrículas 
(de 1m² de superficie) tienen un nombre formado por una
letra y un número específicos (vg. A-1, B-2, C-2,
etc).

Dentro de este reticulado, las cuadrículas con
sedimento disponible  eran muy escasas debido a la presencia
de una gran roca con morteros que ocupaba casi la totalidad del
interior del alero. Considerando esto, se seleccionaron las dos
unidades que presentaban las mejores condiciones para su
excavación, A2 y C2, como lo indica la figura
2.

 Figura 2.  Plano del sitio
Arroyo El Gaucho 1.

El procedimiento de
excavación sugirió como la mejor opción, una
excavación por estrato y superficie real, nunca por planos
abstractos. Sin embargo, para el caso de sitios donde la
homogeneidad parece haber cancelado cualquier superficie visible,
es necesario acudir inevitablemente a la  división
por estratos horizontales. El caso del sitio AEGI, en el que no
se pudieron diferenciar unidades sedimentarias
heterogéneas, se corresponde con este problema. Por esta
razón, la excavación se realizó mediante
niveles artificiales de 5 cm de espesor, alcanzándose una
profundidad promedio de 1.10m.

El material botánico fue obtenido a través
de la recolección exhaustiva in situ y el tamizado
total del sedimento (Buxó 1997). Esto permitió la
asociación entre los restos vegetales y artefactos no
botánicos en las diferentes capas que disponen el
componente I. Se recogieron muestras sistemáticamente en
todos los estratos que presentaban carbones a simple vista y en
concentraciones de cenizas como también, los macrorestos
obtenidos del tamizado (2mm) que complementaron y evitaron el
posible sesgo que pudo haber ocasionado la técnica de
recolección in situ.

Las dos metodologías se complementaron entre
sí creando un cuerpo de datos que
consiguientemente fueron analizados para obtener información sobre las relaciones entre
humanos y plantas en el
pasado (Buxó
1997).                                                                                                                                                                  

Con el objetivo de
identificar las especies vegetales arqueológicas, se
realizó un análisis antracológico con una
metodología fundada en la propuesta de
especialistas en la disciplina y
básicamente en la proposición de  Pearsall
(1989).

Para efectuar este estudio, se confeccionó una
muestra de
referencia de especies leñosas empleadas en la actualidad
por los habitantes de las sierras de Córdoba.
Posteriormente, se estudió la estructura
anatómica de estas maderas, reconociendo con microscopio,  sus principales caracteres. A
partir de esta información,  se inició el
proceso de
observación de los restos
arqueológicos con lupa binocular (12-60x) a fin de
observar la variabilidad de estructuras
que presentaban los carbones en su corte transversal y
radial. 

En lo referente al tamaño de los carbones, se
seleccionaron aquellos mayores a 2 mm ya  que según
Pearsall (1989) no tiene sentido clasificar la madera menor a
esa medida porque es imposible determinar géneros y
especies en piezas tan pequeñas.

Identificación
Antracológica

Las piezas de carbón vegetal extraídas de
las excavaciones hicieron un total de 231. Sin embargo, el 61.03%
resultaron ser diagnósticas mientras que el resto no
fue  incluido en el análisis, es decir, que el 38.96%
debido a su tamaño, no pudo ser examinado.

Se resalta que algunos elementos de la muestra no
alcanzaron a ser identificados debido a que ciertos carbones
corresponden a especies que no se encuentran en la
colección de referencia disponible (en la muestra hay
un  8.51% de los carbones denominados "no identificados") y
otros llamados "no identificables" que al cortarse se destruyeron
y entorpecieron la observación de caracteres
diagnósticos  imposibilitando su
identificación.

Como se puede observar en la tabla 1 predominan los
restos de Polylepis australis

("Tabaquillo") (44.68 %) lo que indicaría que
estos grupos se
abastecieron preferentemente de árboles
circundantes. Al igual que el Maytenus
boaria

("Orco Molle"), aunque no tan abundante, se
presenta principalmente en quebradas y paredones formando
bosquecillos bajos, a veces en poblaciones puras o más
frecuentemente mezclada con el Polylepis australis. Ambos
árboles  eventualmente son típicos de las
"Pampas de Altura" y los más encontrados en el registro
arqueológico. 

Nombre
Científico

Nombre Vulgar

Piezas identificadas

%

Polylepis
australis

Tabaquillo

63

44.68

Maytenus boaria

Orco   Molle

14

9.92

Prosopis s.p

Algarrobo

5

3.44

Heterotalamus
alienus

Romerillo

2

1.41

Ephedra
americana

Pingo-Pingo

2

1.41

Salix
humboltiana

Sauce Criollo

1

0.70

Fagara coco
gill.

Coco

1

0.70

No Identificable*

41

29.07

No Identificadas

12

8.51

Total

141

100

    Tabla 1. Especies
identificadas del Componente I.

A medida que descendemos de la Pampa de Achala,
los pastizales son reemplazados por matorrales donde predomina el
arbusto Heterotalamus alienus

("Romerillo"). Este también formó parte de
los recursos que
emplearon estos grupos de las pampas, aunque su presencia no sea
abundante cuantitativamente (1.41%). Estudios experimentales han
demostrado que estos leños son muy poco resistentes al
fuego haciéndose cenizas al poco tiempo de
combustión. Por lo tanto, su presencia
imperceptible podría estar relacionada  a cuestiones
de conservación más que de
inutilización.

En menor medida, se pudo constatar la presencia de
árboles procedentes de lugares más bajos
altitudinalmente. El principal representado en el registro
arqueológico es el Prosopis s.p

("Algarrobo") (3.44%) el cual suele ser encontrado en el
bosque serrano o en valles, cañadones y quebradas hasta
1.000 metros de elevación. Este árbol habría
sido muy útil para los primeros habitantes, ya que posee
una leña de buena brasa, durable y se considera un
excelente combustible denominándose por sus propiedades
"leña firme" (Marconetto 1999). Las bajas temperaturas
habrían hecho a este árbol, por sus propiedades
calóricas, un recurso fundamental para la
supervivencia.

A medida que vamos descendiendo, se puede observar la
presencia de una mayor diversidad de árboles y plantas que
se distinguen por sus características. En el componente I,
se pudieron identificar tres especies propias de  aquel
lugar.

En primer lugar, un árbol llamado Ephedra
americana

("Pingo-Pingo")  que se caracteriza por ser de
porte arbustivo y aún arbóreo. Algunos de estos
ejemplares alcanzan los 3 metros de altura, con troncos de
más de 20 cm de diámetro y suelen ser encontrados
en la zona de transición con el bosque serrano,
descendiendo hasta los 1.000 m aproximadamente (Luti et al
1979).

 En segundo lugar, un árbol conocido con el
nombre de Fagara coco gill

("Coco")  que se ubica  en el piso de vegetación llamado "Bosque Serrano"
característico por su copa esférica color verde
intenso y sus cortas espinas.

A partir de los 1350 metros de altura aproximadamente,
empieza a desaparecer, gradual o súbitamente, para dar
lugar al matorral y a las pampas de altura. Este árbol
nunca forma poblaciones densas y por lo general sus ejemplares se
presentan aislados. Se caracteriza por ser una madera útil
para la confección de artefactos, construcción de viviendas y su corteza se
usa para curtir cueros, sin embargo, no sobresale por sus
propiedades de combustión.  Finalmente, fue
identificada  otra especie con el nombre Salix
humboltiana

("Sauce Criollo")  (0.70%). Éste
crece en los márgenes de arroyos y ríos en zonas
bajas aunque también se lo ha registrado a 1.000
m.sn.m.

Consideraciones Finales

 A pesar de la preponderancia de
árboles locales hay una amplia variedad de leños no
muy contiguos que también fueron utilizados en las
actividades diarias de estos grupos cazadores- recolectores. La
combinación puede tener diversas explicaciones, una muy
interesante se refiere a la necesidad de mayor cantidad de
energía calórica y de prolongada duración
que los árboles circundantes no llegaban a cubrir
completamente. De esta forma, los grupos habrían bajado a
los valles en búsqueda de diversos recursos que
incluían a la leña como propósito, la cual
habría sido seleccionada frente a la diversidad de
especies presentes en los sectores bajos.

Sin embargo, el único leño del valle que
cumpliría con una función de
tipo calórica apta para la calefacción del alero y
cocina de alimentos
habría sido el Prosopis s.p ("Algarrobo"). El resto
de las especies están al final del ranking de dureza y
poder
calórico (López 2006; Demaio 2005; Tortorelli 
1940, 1956) y sólo habrían sido útiles en
las etapas iniciales, es decir, exclusivamente para encender el
fuego. Por esta razón, el uso de esta materia prima
podría relacionarse con la realización de
instrumentos u otros utensilios  vinculados a actividades
ajenas a la calefacción o cocción de alimentos. Por
ejemplo, el Salix humboltiana ("Sauce Criollo")
habría sido ideal para fabricar astiles por tratarse de
una madera liviana pero al mismo tiempo dura y
resistente. 

La presencia de árboles emplazados en zonas no
muy próximas del alero es un buen dato para reflexionar
sobre aspectos referentes al uso del espacio y la supervivencia.
La información obtenida del estudio arqueobotánico
demuestra el uso de dos espacios principales, los valles y las
zonas altas del sector serrano. Las pampas de altura
habrían proporcionado la mayor parte de los recursos
necesarios para la subsistencia. Sin embargo, los valles
solucionaron  otras necesidades que requerían de
materiales o
recursos no presentes en los ambientes de altura.

El estudio arqueobotánico revela un uso intensivo
de los recursos forestales de los sectores que rodean al sitio.
Sin embargo, también se han identificado leñosas
correspondientes a los sectores de valle lo que indica que
éstas fueron trasladadas hacia el campamento mientras se
efectuaban otras actividades como la caza de pequeños
mamíferos, la recolección o el
abastecimiento de materias primas.

Agradecimientos

A mi director Dr. Eduardo Berberián por sus
sugerencias, correcciones y apoyo constante. Un agradecimiento
especial al Lic. Diego Rivero por su colaboración en el
análisis del material y por darme la oportunidad de
trabajar en el sitio. A Laura López y Julián
Salazar por la lectura del
trabajo.

Un reconocimiento especial le debo a la Agencia
Córdoba Ciencia por
concederme una beca para la realización del trabajo de
tesis.

Bibliografía

Capitanelli, R.

1979    Clima. En
Vázquez, J.; Miatello, R. y M. Roqué (dirs.),
Geografía Física de la
Provincia de Córdoba
, pp. 45-138. Editorial Boldt.
Buenos
Aires.

Buxó, Ramón

1997    Arqueología de las
plantas
. Editorial Crítica. Barcelona.

Demaio, P (Dir)

2005    Introducción a la ecología de los
ambientes serranos de Córdoba. Ed Ecosistemas
Argentinos. Córdoba, Argentina.

López

2006    Uso de recursos combustibles
madereros en Pampas de altura: los casos Río Yuspe 11 y
Río Yuspe 14. X Congreso Nacional de Estudiantes de
Arqueología.
Mendoza. Ms.

Luti, R.; Bertrán de Solís, M.; Galera,
F.; Müller de Ferreira, N.; Berzal, M.; Nores, M.; Herrera,
M. y J. Barrera

1979    Vegetación. En:
Vázquez, J.; Miatello, R. y M. Roqué (dirs.)
Geografía Física de la Provincia de
Córdoba
, pp. 45-138. Editorial Boldt, Buenos
Aires.

Marconetto, B

2006    La gente, la leña, el
monte. En: C. Pérez de Micou (Ed)  El modo de
hacer las cosas. Artefactos y ecofactos en
Arqueología
. Pp 101-128. Departamento de Ciencias y
Antropológicas. Universidad de
Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras. Buenos
Aires, Argentina.

Pearsall, D

1989    Paleoethnobotany. A handbook
of Procedures.
Academic Press.

Pérez de Micou, C y B. Marconetto.

2005    Campo Moncada, 5000 años
de Fuego. Análisis de los vestigios de combustión
de CM2, Pcia. del Chubut. Actas del XIII Congreso Nacional de
Arqueología.
Tomo IV: 125-130
Córdoba.

Tortorelli, L

1940    Maderas Argentinas. Estudio
xilológico y tecnológico de las principales
especies arbóreas del país.
Universidad de
Buenos Aires. FAyV. Buenos Aires

1956    Maderas y Bosques
Argentinos.
Ed. ACME. Buenos Aires.


*
Son piezas
diagnósticas que no pudieron ser  identificadas 
porque se desintegraron al momento de realizarse los cortes
(transversal y radial) para su correspondiente
análisis.


Polylepis australis

Anillos de crecimiento: demarcados

Porosidad: semicircular a difusa

Disposición de los vasos: homogénea con
una hilera tangencial y los tipos son exclusivamente
solitarios.

Contorno de la pared de los vasos solitarios:
angular.

Parenquima axial: apotraqueal difusa

Ancho de los radios: 1-3 seriados.


Maytenus boaria

Anillos de crecimiento: demarcados

Porosidad: difusa

Disposición de vasos: Distribución homogénea

Tipos de vasos: solitarios, multiples (2-3) y multiples
(hasta 8).

Contorno de la pared de los vasos solitarios:
angular

Parénquima axial: ausente o apotraqueal
difuso.

Ancho de los radios: 3-4 seriados.


Heterotalamus alienus

Anillos de crecimiento: no demarcados

Porosidad: difusa

Disposición de vasos: patrón diagonal a
dendrítico.

Tipos de vasos: agrupados.

Contorno de la pared de los vasos solitarios: no hay
solitarios.

Parénquima axial: paratraqueal escaso

Ancho de los radios: 1-3 seriados.


Prosopis s.p

 Anillos de crecimiento:
demarcados

Porosidad: difusa

Disposición de vasos: homogénea

Tipos de vasos: solitarios y múltiples (2 y
3).

Contorno de la pared de los vasos solitarios:
angular.

Parénquima axial: paratraqueal vasicentrico
confluente

Ancho de los radios: 2-4 seriados.


Ephedra americana

Anillos de crecimiento: demarcados

Porosidad: difusa

Disposición de vasos: homogénea

Tipos de vasos: solitarios

Contorno de la pared de los vasos solitarios:
circular

Parénquima axial: paratraqueal difuso

Ancho de los radios: 4-10 seriados.


Fagara coco gill.

Anillos de crecimiento: demarcados

Porosidad: difusa

Disposición de vasos: distribución
homogénea

Tipos de vasos: múltiples radiales (3-4) y
solitarios.

 Contorno de la pared de los vasos solitarios:
angular a elíptica.


Salix Humboldtiana

Anillos de crecimiento: demarcados

Porosidad: difusa

Disposición de vasos: distribución
homogénea

Tipos de vasos: solitarios, bi y tripartitos

Contorno de la pared de los vasos solitarios:
ovales

Parénquima Axial: apotraqueal en
bandas

Ancho de los radios uniseriados.

 

Valeria Franco Salvi

Laboratorio y Cátedra de "Prehistoria y
Arqueología". FFyH UNC.

ISSN
1851-0027

Año 2007.
Número 1: 1- 11.

www.comechingonia.com

Partes: 1, 2
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