- Il Evangelo Secondo
Matteo - The last temptation of
Christ - "En sus
llagas hemos sido curados" - Sadismo y
antisemitismo - Y
llegará la resurrección
Desde que las representaciones fílmicas de Cristo
dejaron los moldes dulzones y engominados made in Hollywood,
hemos podido ver en la pantalla imágenes
de este personaje histórico-religioso más
realistas, más humanas y por supuesto, provocadoras de
polémica, como toda expresión artística que
va en contra de lo ortodoxo y tradicional. Asi, hemos asistido a
una sucesión de películas, desde las malas y
regulares, hasta las buenas y excelentes y, entre estas
últimas, a las controvertidas El Evangelio según
San Mateo de Pasolini, La última tentación de
Cristo según Scorsese y, ahora, a La pasión de el
Cristo según Mel Gibson.
Il Evangelo Secondo
Matteo
La más importante de estas producciones, y que
irrumpió en el arte
séptimo como un álito refrescante, fue, sin lugar a
dudas, la dada por el discutido poeta y cineasta italiano Pier
Paolo Pasolini en 1964: Il evangelo secondo Matteo; una
realización tan pegada a la posible realidad humana de
Cristo como pudo hacerlo un artista marxista no creyente,
preconizador de un cine de
poesía,
entre lo popular y lo renacentista, sin ideas preconcebidas ni a
favor ni en contra, que quiso llevar a la pantalla lo principal
de ese personaje popular universal, que vive en las
páginas escritas por los cuatro evangelistas en el
Nuevo
Testamento, y especialmente Mateo, cuyo Jesús de
Nazareth fiel y realmente saltó a la pantalla para, a la
par de obtener reconocimientos artísticos -Premio del
Jurado del Festival de Venecia-, causar polémica, y
aún rechazo, por cuanto para muchos, el Cristo no pudo ser
tan humano, tan sencillo, tan humilde, tan ordinario como
cualquier judío de inicios de nuestra era.
Este personaje había sido representado y visto
hasta ese entonces como el King of Kings de la hermosa
superproducción de Nicholas Ray, con el engominado
galán Jeffrey Hunter -cuyos ojos azules hacían
suspirar a tantas espectadoras- encarnando al protagonista de
este remake hecho "en CinemaScope y gloriosos colores" en 1961,
de la cinta silente The King of Kings filmada en 1927 por Cecil
B. Demille, una obra tan tradicional y ortodoxa como solo este
realizador podía hacerlo (el de las dos The ten
Commandments, de 1923 y 1956).
The last temptation of
Christ
Otra moderna recreación
de gran valor
estético y visual – a la par que polémica-
fue la que en 1988 nos dio el destacado realizador norteamericano
Martín Scorsese en The last temptation of Christ, llevando
a la pantalla la novela
homónima del griego Nikos Kazantzakis (el excomulgado gran
escritor de Cristo de nuevo crucificado o Zorba el
Griego).
Esta imagen
fílmica tampoco tuvo gran difusión comercial, pues
no recorrió muchas salas de cine, aún siendo en
algunas partes vetada radical y oficialmente -como sucedió
en Quito– por una
pacata jerarquía eclesiástica que, en contubernio
con censuras laicas, se opuso tajantemente a una película
que se ha atrevido a presentar tan irreverentemente a un Cristo
que llega a tener relaciones
sexuales con María Magdalena, a convivir con Marta y
María, hermanas de Lázaro, en pos a terminar su
vida como cualquier hombre
ordinario, entre sus hijos y nietos, ante el airado reclamo de
sus seguidores fracasados apóstoles.
Claro que los santos religiosos -con el alcalde Paz a la cabeza-
que se escandalizaron ante estas imágenes,
rasgándose las vestiduras como los sacerdotes del
Sanedrín judío, no pudieron, ni supieron -¿o
no quisieron?- ver hasta el fin esta cinta muy realista y con
logrados momentos, versión muy fiel de la novela de
Kazantzakis, que sí termina con la muerte de
Cristo en la Cruz, tal como aconteció en la realidad
histórica anticipada por los profetas y narrada en los
Evangelios; novela que se cierra con estas frases:
"¡Alabado sea Dios, todo ha ocurrido como debía
ocurrir! Lanzó un grito triunfal: ¡Todo esta
consumado! Y era como si dijera: Todo comienza". Lo otro era
simplemente "una tentación" -la última- que bien
pudo haber tenido ese hombre que nació de María en
Belén y murió en el Calvario para marcar el
surgimiento del cristianismo,
y nuestra era, terminando su misión
divina crucificado, superando cualquier
tentación.
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