- Esclavitud, más
allá de los esclavos - Esclavitud y
esclavismo, ¿Diorismas sociales? - Conclusiones
- Notas
- Bibliografía
PRESENTACIÓN
La libertad,
Sancho, es uno de los más preciosos
dones que a los hombres dieron los cielos. Con ella
no pueden igualarse los tesoros que encierra la
tierra
ni el mar encubre; por la libertad, así como por
la
honra, se puede y debe aventurar la vida.
Cervantes.
El presente texto trata
acerca de los términos esclavo, esclavitud y
esclavismo
desde los enfoques etimológico e histórico, mismos
que servirán de base para acercarnos, en un primer
momento, al análisis filosófico de dichos
conceptos como referentes conceptuales, dentro de un sistema
sociocultural que enmarcó una etapa en la historia de nuestro
país llamada la Nueva España.
Para una mejor exposición, éste se compone de dos
partes 1) Esclavitud, más allá de los
esclavos; y 2) Esclavitud y esclavismo
¿diorismas sociales?, así como de las
conclusiones respectivas.
Es importante aclarar que
no se pretende denostar la importancia que tienen, para la
historia de México,
los religiosos defensores de los indígenas durante la
etapa antes mencionada; antes bien, con base en una
reconceptualización de sus hechos, más que de sus
discursos en
cuanto a la posesión de indios como esclavos, se busca que
podamos construir una visión más clara y concreta
en cuanto al tema se refiere. De no hacerlo seguiremos
idealizándolos, desde un enfoque maniqueo, y
no podremos llegar a verlos como lo que fueron: sujetos
históricos que respondieron a sus propias circunstancias,
con cualidades y virtudes que de alguna manera reflejan el
espíritu de su época, pues como decía
José Ortega y Gasset: yo soy yo y mis
circunstancias, entonces ¿por qué estos
religiosos no lo serían?
A diferencia de la palabra esclavo, del
latín vulgar sclavus y éste del
alemán slave; el término esclavitud
es una palabra en castellano que
proviene del latín culto servitus, que
sirvió también para definir al siervo que trabajaba
en el feudo de la Edad Media.
Esta diferencia es importante si tomamos en cuenta que la primera
definición hace alusión a varias posibilidades: a)
persona que
está bajo el dominio de otra
persona y carece de libertad, b) persona sometida a un deber, una
pasión, un vicio, es decir que está privada de su
libertad de motu propio (esclavo de su trabajo); c)
obediente, sumiso, sujeto a…; y d) persona aislada en una
cofradía de esclavitud.
En cambio,
esclavismo, es únicamente el estado del
esclavo dentro de un régimen económico-social en el
que un hombre llega a
ser propiedad
personal de
otro. En dicho régimen el hombre
esclavo, no se ve como una persona con sus derechos y deberes, pues es
parte del sistema, y estar en contra de su situación de
objeto sería tanto como atentar contra el sistema mismo;
en cambio, cuando se hace referencia al esclavo, se puede
disentir de la condición en que esté un hombre en
concreto, ya
sea por lástima o por proselitismo político o
religioso. Así, aún cuando en la Nueva
España había defensores de los indígenas,
intentando salvarlos de ser esclavos, estos mismos defensores
practicaban el esclavismo,[i]
es decir, llevaban a cabo la doctrina de la esclavitud,
pero, como sistema socioeconómico.
Para estos defensores era
"natural" la postura que mantenían con respecto a la
esclavitud, natural en un sentido religioso, pues se basaban en
la Biblia y en algunos filósofos como Aristóteles para justificar su proceder;
así, no era sólo cuestión económica
sino incluso de principios el
aceptar el esclavismo como forma de vida según los
cánones preestablecidos que les afirmaba la interpretación hermenéutica de la teología,
cristiana, llevándolos así a un deber ser
teleológico de hegemonía e intolerancia hacia los
indígenas que sojuzgaban. Francisco de Vitoria a pesar de
la defensa que hizo de los indígenas[ii]
y los derechos de éstos, basándose en el
estagirita, afirmaba en el siglo XVI: "[…] nadie como
estos bárbaros, que realmente bien poco parece que
disten de los animales brutos,
totalmente inhábiles para gobernar, y sin duda que
más les conviene ser regidos que regirse a sí
mismos. Y pues Aristóteles dice que de derecho
natural es que sirvan estos tales, no pueden, por lo
tanto, ser señores. Y no es obstáculo que antes de
la llegada de los españoles no tuvieran otros
señores, que ninguna repugnancia hay en que haya siervo
sin señor… [así] se halla el caso preciso de
un siervo que, abandonado de su dueño y
por ninguno apropiado, se lo puede apropiar cualquiera;
luego si eran siervos, pudieron los españoles apoderarse
de ellos". (Vitoria, 1974: 27-28)
Basándose Vitoria
en la Biblia, y tratando de defender a los indígenas cita
el pensamiento
normal y corriente que privaba en los españoles de su
época[iii]:
"Es cierto que todo dominio proviene de la autoridad
divina, pues Dios es el creador de todo, y nadie puede tener
dominio, sino aquél a quien Él se lo diere. Ahora
bien, no es decoroso que ese dominio lo dé a los
desobedientes y transgresores de sus preceptos, como tampoco los
príncipes terrenos dan sus bienes, como
villas y castillos, a los rebeldes, y si se los han dado, se los
quitan. Pero por las cosas humanas debemos juzgar de las divinas,
conforme dice San Pablo; luego Dios no concede el dominio a los
desobedientes. Por donde, es señal de esto, Dios a veces
arroja del trono a esos tales… Además, ese tal
comete crimen de lesa majestad; luego merece perder el dominio".
(Vitoria, 1974: 28-29).
Nótese cómo
había un discurso
acabado acerca de la posesión de los indígenas,
éstos eran considerados poco menos que animales, incluso
cuando los vendían o compraban, se preocupaban más
por sus animales que por ellos. Cuando los españoles
tenían indios gañanes[iv]
en sus haciendas, éstos habían sido
aculturizados de tal forma que incluso llegaban a sentirse
diferentes a sus compañeros que seguían libres del
yugo español.
Excepto los indios naboríos[v]
que a pesar de su condición de ser hombres libres,
tenían que servirle al español hasta que
éste se muriera en un sentido de "siervo" o "servidumbre",
pero, cuando al parecer quedaba libre totalmente al morir el
español, otro, podía reclamar sus servicios o
bien el mismo español antes de morir lo asignaba a otro
peninsular; de esta forma el indio naborío nunca
podía ejercer su libertad en concreto, tan sólo la
afirmaba en abstracto, aunque su condición no era tan dura
como la del indio esclavo de las
minas.
Las razones que alegaban
los soldados conquistadores para poder poseer
como esclavos a los indios eran las mismas que Cortés le
informó al rey de España, decía que "los
indios mataron españoles, se rebelaron después de
haber dado la obediencia, comían carne humana y [que]
convino atemorizar a los demás indios;
añadía que se había satisfecho a la corona
el quinto de los esclavos" (Zavala, 1994). Como podemos observar,
era el derecho de conquista al que hacían alusión,
es decir, el derecho del más
fuerte.
Para dar sustento a su
dicho, los españoles idearon cinco formas en que los
indios podían llegar a ser esclavos: 1) Ser hijo de madre
esclava que no sea libre al concebir; 2) Por la guerra hecha
con autoridad de quien no reconoce superior; 3) Por algún
delito; 4) Por
propia voluntad (venta de un mayor
de 25 años que sabe que es libre y permite ser vendido con
conocimiento
del vendedor y del comprador); 5)Por hambre (el padre vende al
hijo, lo cual no se permite hacer a la madre, pero el esclavizado
por esta causa puede ser libre en todo tiempo si paga
lo que por él se dio). El mismo Hernán
Cortés en una carta[vi]
que le dirige al emperador Carlos V, dice: "Para que los
españoles se sustenten y puedan sacar oro para sus
necesidades, y las rentas de vuestra majestad no se disminuyan,
antes se multipliquen, hay tal orden que con la merced de vuestra
majestad fue servido que se hiciese a los pobladores de estas
partes, de que pudiesen rescatar esclavos de los que los
naturales tienen por tales, y con otros que sean de guerra, hay
tanta copia de gente para sacar oro que, si herramientas
hubiese, como las habrá presto, placiendo a Nuestro
Señor, se sacaría más cantidad de oro en
sola esta tierra,
según las muchas minas que por muchas partes están
descubiertas, que en todas las islas juntas y en otras tantas"
(Cortés, 1976: 211-212).
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