A su vez, en 1918, mientras Alemania se
desintegra por el hambre, el caos militar y la caída del
gobierno del
Kaiser, Dadá llega desde Zurich a Berlín y en esta
ciudad se expresa como movimiento
preferentemente político y colectivo. En uno de sus
Manifiestos el "Consejo revolucionario Dadaísta",
exige:
Primero; la unión revolucionaria internacional
de todos los hombres y mujeres creativos e intelectuales
sobre la base de un comunismo
radical.
Segundo; la introducción de un desempleo
progresivo a través de una mecanización total de
cada campo de actividad.
Tercero; la expropiación inmediata de la
propiedad y el
alimento comunitario para todos. La construcción de ciudades iluminadas y de
jardines que pertenecerán a toda la sociedad y
preparar al hombre en un
estado de
libertad.
Además; exige: comidas diarias a cargo del
Estado para todos los hombres creativos e intelectuales en
Postdam Platz. La adhesión obligatoria de todos los
clérigos y maestros de los artículos de fe
dadaísta. La lucha más brutal en contra de todas
las tendencias burguesas ocultas del expresionismo.
La introducción del poema simultaneísta como una
oración estatal comunista.
El año 1920 Dadá llega a su punto
culminante en Berlín con la 1ª exposición
Internacional Dadá. Desde el cielo raso cuelga la esfinge
de un oficial alemán con cabeza de cerdo y una placa
alrededor de su cuello con la leyenda "Colgado por la revolución". La respuesta a la pregunta si
el trabajo del
movimiento Dadá puede o no ser llamado arte– dicen los
dadaístas alemanes- depende si el futuro pertenece o no a
la clase
trabajadora.
También en Alemania los miembros Dadá
desarrollaron la técnica del montaje fotográfico y
su campo tiene tantas posibilidades como los cambios que existen
en el medio
ambiente. El fotometraje crea, a partir de elementos
totalmente dispares, una nueva unidad que revela una imagen
conceptualmente nueva del caos de una época de guerra y
revolución. El fotometraje será utilizado, poco
más tarde, al modo de una crítica
contra Hitler y el
nazismo
alemán.
RAOUL HAUSMAN, siempre en Alemania, desarrolla
sus poemas
fonéticos. Cuando el lenguaje se
petrifica en las academias, destrozado por el periodismo, su
verdadero espíritu se refugia entre los niños y
los poetas locos. Los poemas fonéticos de 1918, son una
serie ininteligible de sonidos que se asemejan a los primeros
sonidos que emite un niño cuando empieza a descubrir las
primeras palabras.
MARX ERNST, acaba de descubrir los principios del
collage, demostrando un obsesivo interés
por las páginas de un catálogo ilustrado que
tenía a mano. Experimenta una sucesión alucinante
de imágenes
dobles y triples, y lo que habían sido simples
páginas banales de publicidad se
convirtieron en dramas que revelaron sus deseos más
secretos.
Mientras tanto en París, Duchamp le pinta un
bigote a la Mona Lisa y Breton edita la revista
"Literatura" que
se convierte en el portavoz de Dadá en
París.
Tzara y Breton siguen escribiendo manifiestos y Picabia
diseñando revistas. Se organizan excursiones y
representaciones provocativas. Se jactan de un extraordinario
éxito
porque en una de las representaciones la gente no se
limitó a tirarles huevos y monedas, sino que
también trozos de carne.
Sin embargo, poco a poco, Dadá comenzó a
ser aburrido encerrándose en sí mismo. Los mismos
dadaístas empiezan a estar en contra de Dadá. De
ahí que no resulta extraño que el año 1922
se encuentren dedicados a publicar revistas para insultarse unos
a otros. Tzara, Breton y Picabia pelean violentamente.
Dadá termina por destruirse escribiéndole Tzara una
oración funeraria: "Dadá sigue marchando,
destruyendo más y más. De todos estos sentimientos
de disgustos no obtiene ninguna conclusión ni beneficio.
Ya no sigue luchando porque sabe que no sirve a ningún
propósito. Y aquí llegamos al gran secreto;
Dadá es un estado de la mente por eso se va transformando
de acuerdo a todos los eventos y
naciones que encuentra. Dadá se aplica a todo y,
aún así, no es nada. Dadá es el punto donde
se encuentran los sí y los no y todos sus oponentes.
Dadá es inútil como todo lo demás en la
vida. Dadá no tiene pretensiones así como la vida
no debería tenerla".
De los restos de Dadá Breton comienza a organizar
un uso más sistemático de la energía que
Dadá liberó. Su sistema es buscar
un acceso a lo inconsciente. En su opinión, aparentemente
fue por pura casualidad que parte de nuestro mundo mental, con el
cual pretendíamos no estar involucrados, ha sido
traído a la luz. Se encuentra
sumamente agradecido de Sigmund Freud. La
imaginación está a punto de reafirmarse a sí
misma, de reclamar sus derechos.
Breton se convierte en la figura central de un grupo de
escritores y artistas que buscan un nuevo equilibrio
entre el pensamiento
consciente e inconsciente. En 1924 da a conocer el 1º
Manifiesto Surrealista señalando que el surrealismo es
puro automatismo psíquico mediante el cual se intenta
expresar, ya sea verbalmente o por escrito, la función
verdadera del pensamiento. El surrealismo es el pensamiento
dictado en la ausencia de todo control ejercido
por la razón y, por tal, fuera de toda preocupación
moral o
estética. Hay muchas razones para creer que
existe cierto punto en la mente en que la vida y la muerte, lo
real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo
incomunicable, lo alto y lo bajo, etc., dejan de ser percibidos
en términos de contradicción.
Sin embargo, el mundo surrealista parece estar atrapado
entre el mundo burgués y el comportamiento
irracional. Por eso Breton concluye que hay una sola
solución y en 1927 solicita su ingreso al Partido
Comunista de Francia. Pero
el P.C. francés no estaba satisfecho con Breton porque, a
su juicio, éste no había tenido éxito en
justificar su actividad surrealista. Breton se defiende diciendo
que el arte no puede, sin descalificarse a sí mismo, estar
de acuerdo en someterse a órdenes externas o humildemente
llenar las filas para un fin pragmático previo.
Sólo se transformará la condición del hombre
si tiene en cuenta sus necesidades subjetivas tanto como las
materiales. Si
se ignora esto, entonces, el comunismo creará nuevas
formas de alienación. Ante la exigencia comunista de un
arte proletario que describa la vida proletaria y sus
aspiraciones, Breton dice que eso es un imposible en la medida
que un artista burgués no puede ser otra cosa que un
inepto al tratar de traducir la aspiración de los
trabajadores. En este punto ya Trotsky había argumentado
que en el periodo prerrevolucionario no tiene sentido contrastar
la cultura
burguesa con la proletaria.
Breton es honesto, reconoce que el solicitar unirse a
las filas comunistas lo hace para disociarse totalmente de la
clase de la cual proviene. No es una provocación
más como lo temen los comunistas porque se encuentra
demasiado consciente de la manera que la sociedad burguesa
amenaza a sus rebeldes. Sólo se puede evitar la
asimilación escribiendo en forma hermética. Si se
exige que la mente y la imaginación deben abdicar hasta
que llegue la revolución, los surrealistas están
convencidos que si bien sus obras no ayudan a precipitar
inmediatamente la revolución, la tarea de interpretar la
condición humana es indispensable para construir un mundo
pos revolucionario. Cada error en la interpretación del hombre implica un error
en la comprensión del universo y se
convierte en un obstáculo para su
transformación.
En 1928 salvador Dalí llega a París a la
edad de 24 años. Desarrolla su método
"paranoico crítico". La paranoia hace uso del mundo
externo para imponer sus ilusiones obsesivas en particularidad
perturbadora. El mundo externo sirve como una ilustración puesta al servicio de la
realidad de la mente. Dalí cree que se acercaba el momento
en que el proceso del
pensamiento paranoico activo posibilitaría sistematizar la
confusión y contribuiría al descrédito total
del mundo de la realidad.
Sin embargo, más tarde en París los
surrealistas piden explicaciones a Dalí por su enfermiza
obsesión por Hitler. Dalí recuerda ese episodio
como la especie de un juicio a que fue sometido hasta avanzada
hora de la noche. Le ruega a Breton que entendiera que su
obsesión por Hitler era estrictamente paranoico y
esencialmente apolítico. Le explica que no podía
ser nazi porque si Hitler conquistaba Europa
tendría la oportunidad de eliminar a todos los personajes
histéricos como él, de la misma manera como lo
había hecho en Alemania al llamarlos degenerados. Hitler
le interesaba sólo como un objeto de su delirio y porque
le parecía objeto de un valor
catastrófico e incomparable. Al fin, los surrealistas se
logran convencer de su inocencia pero exigiéndole la firma
de un documento en el que declaraba que no era un enemigo de la
clase proletaria.
Después de su afiliación al P.C
francés Breton viaja a México. Se
encuentra con Trotsky y juntos escriben un Manifiesto y hacen
planes para la formación de una federación de
artistas revolucionarios. En dicho Manifiesto se señala
que en el arte el hombre
expresa la necesidad de armonía y una existencia completa
que la sociedad de clase le niega constantemente. Es por esto que
siempre existe una protesta implícita consciente o
inconsciente, activa o pasiva, optimista o pesimista contra la
realidad en cualquier creación artística
auténtica. El arte puede ser el aliado más grande
de la revolución, sólo mientras se mantenga
verdadero para sí mismo.
Asesinado Trotsky la federación dura muy poco.
Muchos surrealistas huyen de la invasión alemana y se
refugian en Nueva York. Cuando en 1946 Breton regresa a su
país se encuentra con un París que le es hostil
porque los escritores comprometidos en su lucha contra el nazismo
consideran el surrealismo con desprecio. Jean Paul Sastre
escribió que la originalidad del surrealismo yace en su
intento de apropiarse de todo: la metafísica, la aristocracia, el
parasitismo, su alianza con grupos
revolucionarios, etc. El hecho es que cuando llegó el
momento de actuar ninguno de ellos estaba preparado para
hacerlo.
Tristán Tzara, convertido ahora en militante
comunista y veterano de la resistencia
pregunta ¿Dónde está el surrealismo en la
actualidad y cómo puede justificarse a sí mismo
históricamente cuando sabemos que durante la
ocupación estuvo ausente de esta guerra? La mera voz del
surrealismo capaz de aparecer libremente durante la guerra con
una revista lujosa publicada en Nueva York, ocupándose de
juegos
surrealistas inofensivos, antes que de la Europa invadida por los
nazis, no dicen ni representan nada La historia pasó por
alto el surrealismo, termina sentenciando Tzara.
Breton se encuentra disconforme en la forma en que el
surrealismo se altera cada vez más para explicar cualquier
obra que aparezca rara o extraña. Salvador Dalí es
despedido del movimiento surrealista por Breton porque su
compromiso fue arruinado por su técnica ultra
retrógrada y desacreditado por una indiferencia
única hacia el propósito de publicitarse a
sí mismo. Ha mostrado signos de
pánico
y sólo ha sido capaz de salvar sus apariencias a
través de un esquema de vulgarización deliberado.
De ahí en adelante Dalí permanece independiente y
dirá: "No soy un hombre surrealista, soy el
surrealismo".
Cuando Marx Ernst el
año 1954 es galardonado con el premio de pintura de la
Bienal de Venecia y lo acepta, es expulsado del grupo
surrealista. Más tarde en una entrevista de
la BBC, el año 1961, dirá sobre el surrealismo:
"La escena significa, generalmente, mirarnos a nosotros y al
mundo exterior. Uno puede mucho, uno cierra los ojos y puede ver
su mundo interior, y yo creo que lo mejor que se puede hacer es
tener un ojo cerrado y mirar hacia el interior y con el otro
mantenerlo fijo en la realidad, en lo que pasa alrededor. Si uno
puede obtener el resumen de estos dos puntos importantes,
logrará lo que se puede considerar una síntesis
de la vida subjetiva y objetiva. El mundo interior y el exterior
trabajan juntos para crear pinturas
revolucionarias".
Breton, después de la guerra, disuelve la
relación con casi todos sus amigos del comienzo. Muestra poco
interés por la política o la
psicología
y su último intento por reconciliar el sueño con la
realidad yace en la magia del arte. Muere el año 1966.
Después de la muerte de
Breton, y virtual disgregamiento de los dadaístas, muchos
de ellos siguieron activos pero ya
no como dadaístas sino como surrealistas.
Hemos matado el arte afirmaron los dadaístas en
su tiempo. Fue su
grito de guerra. Sin embargo, fue el propio dadaísmo el que terminó por morir
por ese afán de intentar lo imposible. Y ello por cuanto
el arte jamás podrá morir, porque el hombre desde
que apareció en la faz de la tierra
siempre ha sido un creador y ha tenido la necesidad de expresarse
a través del arte. Esto siempre ha sido así, desde
las pinturas más rudimentarias pintadas en las cavernas,
hasta las pinturas más avanzadas de nuestro siglo. Si en
definitiva el arte ha penetrado en nuestras vidas, entonces,
mientras haya vida y hombres siempre existirá el
arte.
Por último, hay que concluir que no ha sido por
casualidad que el dadaísmo, como movimiento, resultara
más efímero de lo que podría haberse pensado
en su nacimiento. A pesar que en su tiempo logró hacer
tambalear los cimientos de los modos tradicionales de
expresión, lo que logró finalmente fue sólo
ser un intento, una irrupción e, incluso, una
provocación, muchas veces absurda y grotesca, terminando
por convertirse en el simple juego del
aburrimiento de unos cuantos burgueses. Del surrealismo, en
cambio, no
podemos decir lo mismo, logrando ganar este movimiento una
posición y reconocimiento en la esfera del arte aún
en nuestros días. Testimonio de ello lo encontramos en las
distintas galerías de arte del mundo, donde aún
siguen exponiéndose pinturas surrealistas de pintores de
la generación fundadora, tanto así como de las
más nuevas.
Hernán Montecinos
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