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Democracia para ciudadanos ciborgs (página 2)




Enviado por Juan Varela



Partes: 1, 2

Recuperando la
comunicación directa

La ciberpolítica crece al margen de las instituciones
y de la democracia
formal, como una fuerza
aperturista, igualitarista y democratizadora, donde se recupera
la comunicación directa entre gobernantes (o
aspirantes) y gobernados.

Y vuelve a crear comunidad
política,
como había anunciado John Dewey. El filósofo
norteamericano, inspirador de la democracia participativa y
directa, confió siempre en la tecnología como
factor expansivo de la sociedad
política: "Nuestro moderno Estado
proviene de la tecnología empleada para facilitar la
rápida y fácil circulación de opiniones e
información, y así generar una
constante e intrincada interacción más allá de los
límites
de la comunidad cara a cara", dijo en The public and its
problems.

Ochenta años después, los límites
de la banda ancha y
la cobertura de los teléfonos móviles son las
fronteras de la cibersociedad política.

Los ciudadanos usan las herramientas
digitales para crear nuevas comunidades políticas,
al margen de los partidos y los líderes. La
ciberdemocracia desborda las instituciones y reglas de la
democracia formal, como también la mediatización y
el criterio del periodismo y
los grandes medios.
Convierte a los ciudadanos en activistas comprometidos al estilo
de las comunidades virtuales, organizaciones no
sistémicas unidas por intereses concretos y perecederos,
donde lo público es colonizado por lo privado.

Y los políticos, los partidos y los directores de
campaña ya se han dado cuenta. Tanto que algunos ya
piensan que la democracia comienza a estar secuestrada por la
punditocracia, el nuevo poder que
supera a los tres clásicos y al cuarto de los medios de
comunicación, para instituirse en referente de esa
democracia de opinión, donde quien más y más
alto habla o induce moviliza y encanta más a una parte de
la ciudadanía que quien plantea un debate
racional.

Nula
apertura

Ningún partido español ha
convertido todavía su web en una red social al estilo de
Hillary Clinton o Barack Obama en los Estados Unidos.
La apertura del aparato de los partidos a la sociedad es escasa,
en correlación con un sistema de listas
cerradas, en el que lo importante son las siglas y el líder,
no cada uno de los candidatos. Es lo contrario a lo que ocurre en
sistemas como el
americano, donde la política es más personal y la
disciplina de
partido mucho menos importante que el tirón de un
candidato y su capacidad de recaudar fondos, objetivos
esenciales de las campañas en Internet, como bien
descubrió el precursor Howard Dean y su jefe de
campaña, Joe Trippi.

Carlos Carnero es eurodiputado socialista desde 1994. Su
visibilidad pública es reducidísima. El Parlamento
Europeo está muy lejos de los ciudadanos y de los medios.
Desde diciembre de 2005, Carnero escribe un blog donde cuenta su
actividad de europarlamentario. Al año siguiente, en
septiembre de 2006, creó su canal de vídeos en
YouTube.

Es un ejemplo del nuevo político multimedia,
situado muchas veces en la larga cola del aparato de los
partidos, más allá de los focos de las televisiones
y los grandes mítines. Si los ciudadanos ya pueden ser
periodistas, productores de vídeo o de música y otros
contenidos, los políticos han encontrado herramientas
potentes y de comunicación directa para llegar a sus
electores. Él solo, con poca ayuda, casi sin costes, puede
mantener una presencia digital permanente en la Red, aunque todavía
minoritaria, eso sí.

Como él son ya muchos los políticos, de
ministros a concejales, que publican blogs o
cuelgan vídeos o fotografías de sus actividades
como tantos otros ciudadanos. Los partidos han sido renuentes a
la estrategia, pero
algunos ya promocionan entre sus miembros la presencia en la
blogosfera.

Pero las campañas tradicionales siguen mandando
sobre la ciberpolítica y la democracia participativa. Y
muchos políticos abandonan sus blogs cuando la
simpatía de los ciudadanos no los convierte en votantes.
Algunos partidos intentan cambiar la tendencia.

Los blogs, nueva
herramienta

Los blogs electorales aparecieron con fuerza en España con
las elecciones vascas de 2005. Hasta entonces no habían
sido utilizados como herramienta de campaña. De los tres
candidatos de los grandes partidos, dos -uno de ellos el
presidente de la comunidad autónoma, Juan José
Ibarretxe- mantuvieron blogs al estilo de Howard Dean, no
escritos por ellos, sino por militantes y encargados de
campaña.

Fue también la primera vez que los grandes medios
siguieron la campaña con blogs.

Ese mismo año se celebraron las elecciones
autonómicas gallegas y los blogs de políticos y
periodistas volvieron a estar presentes. Pero fue en la
campaña catalana de noviembre de 2006 cuando la
ciberdemocracia se consolidó en la política
española.

Las estrellas: el vídeo viral, los mensajes sms y
el debate de ciudadanos y políticos en la blogosfera y en
redes sociales,
tanto independientes como impulsadas y más o menos
controladas por los propios partidos.

El hasta entonces presidente Pasqual Maragall no se
presentaba a la reelección. La autonomía
perdía un político, pero también un
bloguero. Maragall fue el primer presidente de una comunidad
autónoma española en crear un blog para dirigirse y
compartir ideas con los ciudadanos.

Con tono personal, el president intentó acercarse
a los ciudadanos en mitad del fragor de la discusión del
nuevo estatuto de Cataluña, el gran debate político
que impulsó la blogopolítica
catalana, sustentada en una alta penetración de Internet y
un sentido de comunidad local y de ciudadanía
arraigado.

Cataluña ha sido la primera región en
conseguir un dominio cultural
y político: el .cat, todo un pronunciamiento sobre
cómo convertirse en nación
digital antes de serlo de derecho.

Lo mismo pasa con los ciudadanos, ha alertado Zygmunt
Bauman: "Hay una gran y creciente brecha entre la
condición de individuos de iure y sus oportunidades de
llegar a ser individuos de facto. Superar esa brecha es la tarea
de la política". Más bien el desafío de la
ciberdemocracia, donde la brecha digital es una amenaza para la
propia representatividad del sistema y donde aparecen necesidades
de nuevos derechos, como los de
identidad
digital y acceso a los servicios y
contenidos de la sociedad de la información, sin los
cuales la democracia puede reducir su base en lugar de
ampliarla.

Blogpolítica y
vídeocracia

Miquel Iceta, responsable de la campaña de los
socialistas catalanes, es el gran impulsor de la
blogopolítica en Cataluña y el primer
político español en escribir una bitácora
para comunicarse no solo con los ciudadanos, sino también
con su propio partido y con los periodistas, para dirigir una
campaña electoral y reforzar la eficacia de sus
estrategias.

Con su Diario de Campaña para los comicios
generales de 2004, inauguró un nuevo estilo electoral y
reforzó los instrumentos para fijar la agenda, las ideas y
los debates por encima de los canales y actos tradicionales. Los
miembros de su partido y los periodistas fueron su público
principal, al que pronto se incorporaron los ciudadanos. La voz
del insider, de uno de los brujos políticos más
reputados, llegó sin filtro a los electores.

La política partidaria se ha echado pronto encima
de la ciberdemocracia. No ha pasado mucho tiempo entre
el despertar de los ciudadanos a la política en la Red
(democracia P2P) y la avalancha política. 2006 ha sido su
año, como 2007 es el año de la videocracia viral,
cuando los candidatos prolongan su encantamiento televisivo con
las imágenes
en las redes de vídeo participativas.

Ya no hay político ni partido con voluntad de
poder que no se lance a la ciberpolítica. Lo que
empezó como una conversación de los ciudadanos
entre ellos y los políticos es ya un elemento
imprescindible de la propaganda y
el marketing
electoral.

La política racional de la ciberdemocracia,
anhelada por los activistas y teóricos de la independencia
del ciberespacio y la renovación de la política,
está lejos del verso de Gil Scott-Heron popularizado por
Joe Trippi: "La revolución
no será televisada". La política y los ciudadanos
más activos
políticamente se citan en redes como YouTube o
DailyMotion.

La videocracia invade la Red con la facilidad del
vídeo en Internet para esquivar las trabas de la
televisión e intentar captar un poco de la atención de los ciudadanos. La
ciberdemocracia de la política P2P o de la
blogopolítica es muy exigente. Los políticos
prefieren la magia de la imagen, y la
política del encantamiento, decía Jean
Baudrillard.

El Partido Popular tomó buena nota de los
acontecimientos de 2004 y reaccionó. En su
convención de marzo de 2006 los blogs fueron la estrella.
El partido reunió a sus pocos cargos electorales que
entonces habitaban la blogosfera e invitó a blogueros (de
varias tendencias) y a responsables de sus principales redes
políticas afines, que por entonces se afianzaban en
Ciberia, para impulsar su presencia digital.

Blogs vs. redes
sociales

Pero los blogs no son el instrumento preferido de la
derecha. Mejor, las redes sociales. Entramados con causa de
distintas caras y sellos ideológicos, donde la propaganda
se confunde con la información, la espontaneidad con la
planificación, y la fuerza de muchos con la
algarabía y la capacidad de organización de unos pocos.

Al PSOE le gustan los blogs y el vídeo. De sus
colegas catalanes ha aprendido el poder de las bitácoras.
José Blanco, Secretario de Organización del
partido, presentó en septiembre pasado el CiberPSOE, un
desafío para abrir el partido a la sociedad e integrar
ciertas redes de simpatizantes en su blogosfera. Blanco
estrenó blog y hasta animó a un ministro para
escribir una bitácora con ánimo de "llegar a
acuerdos hablando, de manera respetuosa, entre personas
racionales".

Pero el PSOE se ha rendido a la televisión
IP: iPSOEtv.es
es su gran apuesta, televisión IP interactiva.
Televisión de partido sin depender de las cadenas
públicas ni de las comerciales. El poder de la imagen a
las órdenes de la ejecutiva socialista.

La televisión del PSOE es poco 2.0, es demasiado
profesional, demasiado partidista, demasiado formal, demasiado
panfletaria. Se parece mucho a una cadena saturada de
información y sesgo político. Nada que ver con el
candor personal del tory David Cameron, con la invitación
a la participación de la reina socialista francesa de la
democracia de opinión, Ségolène Royal, ni
siquiera con la conversación de salón de Hillary
Clinton.

La
cibercampaña en 2007

Para abril, cuando escribía este artículo,
en España se preparaban las elecciones municipales de mayo
de 2007, con el carácter de cibercampaña con dos
instrumentos básicos: los blogs y el vídeo en
Internet, viral y compartido muchas veces, otras todavía
controlado por políticos y partidos cuidadosos con su
imagen y alérgicos a las manipulaciones de tantos usuarios
fanáticos y expertos del montaje vídeoartero y la
sátira vitriólica.

¿Se amplía la democracia o es más
fácil manipular?

Crecen las redes sociales y cada vez más
ciudadanos participan en ellas pero a menudo no se oyen. El
partidismo más acérrimo y la incapacidad para
dialogar con el otro o los otros es uno de los más
preocupantes vicios de la ciberpolítica. Mucha
reafirmación de grupo y poco
intercambio y diálogo
creativo entre diferentes tendencias, ideologías o
grupos de
intereses.

Y entre la conversación de muchos, las voces de
unos pocos parecen retumbar con más fuerza, a veces sin
auténtica representatividad. "Es la fuerza de los pocos
que, a menudo, aunque dispersos, logran ser muchos, o mucho",
según la conclusión de Andrés Ortega,
director de Foreign Policy en español, que prepara un
libro sobre
este fenómeno. "La fuerza de los pocos se ve favorecida
por el hecho de que en el mundo ahora no manda nadie", dice
Ortega, que incide en la línea de muchos críticos
de la ciberdemocracia o la llamada democracia de opinión,
según la etiqueta adoptada para describir la
campaña ciberparticipativa de Ségoléne
Royal.

No solo los políticos y los ciudadanos participan
en el debate. Las empresas se
cuelan por los resquicios del consumismo hedonista y diluyen la
frontera entre
bien público e intereses privados. La Ministra de Sanidad,
Elena Salgado, sufrió hace poco la fuerza del activismo en
Internet. Su intención de proteger a los españoles
del exceso de grasas fue
contestado con la estrategia de la hamburguesa 2.0.

La cadena Burger King se rebeló contra el
Ministerio de Sanidad apelando directamente a sus clientes. Lo hizo
acudiendo a ellos en Internet con las dos grandes herramientas
sociales del momento: un blog y el vídeo viral.

La ley del consumo contra
la ley de la salud. La libertad del
cliente contra
el estado del
bienestar. El cliente se impone al ciudadano. Gana la
hamburguesa, pierde la ministra.
La ciberdemocracia está creando una nueva interfaz de la
democracia, donde los individuos activos practican el
sueño de Ulrich Beck, la modernización reflexiva,
donde los ciudadanos deliberan entre sí para construir la
propia realidad y sus reglas.

Democracia real o
encantamiento

¿Democracia real o encantamiento político
que atrapa a la propia democracia?

El interfaz de la ciberdemocracia no es la democracia,
ha denunciado Slavoj Zizek, sino una metademocracia mediada ya no
por las instituciones y reglas de la democracia formal y real,
sino por las construcciones del ciberespacio, donde surgen dudas
sobre la identidad, la dimensión e importancia de las
posturas y grupos allí expresados.
Surge una nueva paradoja de la libertad 2.0: cuando más
ciudadanos pueden expresarse directamente a través de los
blogs y otras herramientas digitales, cuando la crisis de la
mediación aumenta el reclamo de diálogo e
interacción directa, cuando las redes se popularizan y
surgen nuevas voces, unos cuantos se hacen con el control gracias a
la caída de los filtros y la autoridad
tradicionales. El criterio social todavía no cuenta con
herramientas demasiado desarrolladas para detener a la propaganda
viral, que bombardea los resultados en los buscadores o
aumenta la exposición
de ciertas personas, grupos o ideas en la economía de la
atención.

Un desafío para la información y el
periodismo político, que corren el peligro de saturarse de
mensajes y perder puntería hasta no poder distinguir a la
auténtica ciberdemocracia, el nuevo sistema público
operativo de la
globalización, donde el voto no se sustituye por un
sms, pero la reflexión y la participación pueden
apoyarse más en los mensajes de las redes virtuales que en
el viejo interfaz de una democracia representativa, ahogada en la
partidocracia y la política profesional.

 

Juan Varela,

español, periodista y editor del blog

Revista Chasqui
Centro Internacional de Estudios Superiores de
Comunicación para América
Latina (CIESPAL)
     

Weblog: www.revistachasqui.blogspot.com

Web: www.chasqui.comunica.org

Web institucional: www.ciespal.net

Quito
ECUADOR

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