RESUMEN: Las visitas domiciliarias se indican en
ancianos de alto riesgo o recluidos en la casa.
Para describir las necesidades médico-sociales, se evaluaron
75 pensionados. Esto incluyó datos sociales y clínicos,
funciones física y psíquica (escala Hospital Cruz Roja,
Madrid-España), función familiar (APGAR
familiar) y ambiente. La edad promedio fue
80.3 años, hubo 3.9 diagnósticos y 4.4
fármacos/paciente; 89% tenían un estado socieconómico
bajo. En casi 85% de las mujeres y 94% de los hombres se vio una
incapacidad física moderada-severa. Más o menos en 44%
de las mujeres y en 48% de los hombres se observó alguna
incapacidad psíquica moderada-severa. Había una
disfunción familiar moderada en 39% y severa en 28% de
ellos. Una cifra alta de los hogares, 96%, tenían por lo
menos un problema ambiental; los más frecuentes fueron
accesibilidad, 60%; espacio inadecuado, 52%; peligros
arquitectónicos, 47%; e inseguridad, 39%. En estos
pensionados se encontró una prevalencia alta de necesidades
médico-sociales.
Palabras claves: Visitas domiciliarias. Ancianos.
Geriatría. Cuidado en casa.
SUMMARY: Home visits are indicated in high risk or
home-bound elders. To describe medical-social needs, 75 retired
people were evaluated. This included social and clinical data,
physical and mental functions (Red Cross Physical and mental scale,
Madrid-Spain), family function (family APGAR) and environment.
They had mean age of 80.3 years, 3.9 diagnoses and 4.4
medications/patient; 89% had low socieconomic status. Almost 85%
of women and 94% of men had moderate-severe physical incapacity;
44% of women and 48% of men had moderate-severe mental
incapacity. There were moderate family disfunction in 39% and
severe family disfunction in 28% of them. A lage amount of homes,
96%, had at least one environmental problem; more frequent were
accesibility (60%), inadequate space (52%), hazards (47%), and
insecurity (39%). These retired patients had a high prevalence of
medical-social needs.
El cuidado domiciliario es el área de crecimiento
más rápido en el sistema de salud estadounidense. La Asociación
Nacional para el Cuidado Domiciliario1 en diciembre de
1996 había identificado un total de 20,215 organizaciones de cuidado
domiciliario en los Estados Unidos. El cuidado
domiciliario existe en Suecia para 20% de los ancianos, se ha
calculado que lo necesitarán en Italia 15% y en España 10%
de los ancianos2,3.
La Asociación Médica Americana define el
cuidado domiciliario como la provisión de servicios o equipos al
paciente en el hogar, con el propósito de restaurar y
mantener su máximo nivel de bienestar, función y
salud4. Para cumplir sus objetivos, el cuidado
domiciliario se debe ofrecer en equipo interdisciplinario, y debe
recibir apoyo logístico (transporte, equipos
mínimos, etc.) y económico suficientes. Los servicios
geriátricos domiciliarios desempeñan funciones
generales como integrar la presencia del hospital en la comunidad; ser un recurso
educativo y de investigación, además
de facilitar la admisión hospitalaria de un paciente que lo
necesite y dar de alta a los ancianos hospitalizados en quienes
esté indicado este servicio5,6.
Aunque la ayuda médico-social a domicilio se
debería integrar, según sucede en algunos
países1,2,4,5, en otros, como en España, se
financia por fuentes distintas (Ministerio
de Sanidad y Consumo, y Ministerio de
Trabajo), por esto para su
análisis, se puede
dividir en sus dos componentes principales: la ayuda médica
y la ayuda social. La ayuda médica domiciliaria la dan
principalmente los médicos, las enfermeras, los terapeutas
físicos u ocupacionales y los trabajadores sociales. Sus
objetivos principales son cumplir criterios clínicos y
realizar procedimientos médicos, de
enfermería (sondeos,
curaciones), de rehabilitación y consejería
familiar7. La ayuda médica domiciliaria hace
parte usual de los niveles asistenciales geriátricos
hospitalarios, como un servicio básico y
complementario a los otros niveles como son la unidad
geriátrica de agudos, el dispensario, el hospital día y
las unidades de media y de larga estancias8,9. La
ayuda social domiciliaria la dan esencialmente los servicios
sociales comunitarios. El objetivo principal es cubrir
necesidades humanas básicas en los ancianos. En ella se
ofrecen servicios como el baño del enfermo, las comidas
«calientes» o «sobre ruedas,» el lavado de
ropas, la podología, la compañía y el aseo del
hogar10.
Metodos
Se hizo un estudio retrospectivo de pensionados
recluidos en la casa que recibieron visitas domiciliarias durante
los años 1991 y 1992. Hubo una población total de 205
pacientes distribuidos en el perímetro urbano de la ciudad
de Cali.
Las visitas domiciliarias a que se refiere este estudio,
hacen parte de la ayuda médica domiciliaria en asistencia
geriátrica. De los enfermos pensionados atendidos por la
Caja Nacional de Previsión Social (CAJANAL) que solicitaban
visitas geriátricas domiciliarias (VGD) en la ciudad de
Cali, se escogieron los pacientes durante un período de dos
años, de enero de 1991 a diciembre de 1992. El objetivo del
estudio fue describir las necesidades de salud y necesidades
sociales de los pensionados recluidos en casa.
Para obtener los datos, se revisaron las tarjetas clínicas de
control domiciliario de los
pensionados a quienes se visitó por lo menos dos veces, y
donde se había escrito la información
sociodemográfica, los diagnósticos clínicos, la
lista de fármacos, el estado funcional, la
valoración de la familia así como las
características ambientales del domicilio del
enfermo.
Para el nivel socieconómico (NS) se tuvo en cuenta
la pensión mensual del paciente y se consideró como: NS
bajo, menos de 1 salario mínimo; NS medio,
entre 1-3 salarios mínimos; y NS alto,
más de 3 salarios mínimos. El salario mínimo
mensual en 1991 era $51,720 y en 1992 era $65,190.
Para valorar los estados funcionales y mentales se
usó la Escala de Incapacidad Física y Psíquica del
Hospital de la Cruz Roja de Madrid, España (escala
HCR)11. Esta es una escala ordinal donde se valoran
las funciones física y psíquica del anciano; tiene un
puntaje de 0 para lo normal o independencia total en
función física y/o psíquica, y un máximo de 5
para la incapacidad física y/o psíquica mayor, es
decir, dependencia completa. Se agrupó la escala en grados,
así: 0-1 normal, o incapacidad leve; grados 2-3, incapacidad
moderada; y grados 4-5, incapacidad severa.
Para evaluar la función familiar se usó el
APGAR familiar12, escala ordinal de 0-10 puntos, donde
7-10 puntos corresponden a una función normal; 4-6 puntos a
una disfunción moderada; y 0-3 puntos a una disfunción
severa. La escala la autoadministra el mismo enfermo. Si
éste no entendía o las respuestas no eran adecuadas, se
le aplicaba a su cuidador.
En la valoración ambiental se tuvieron en cuenta
los problemas externos a la
vivienda como la accesibilidad (p. e., facilidades para llegar a
pie o en carro), la seguridad del barrio (según
lo expresaban el paciente o los familiares) y el ruido ambiental; también
los problemas internos de la vivienda como el espacio inadecuado
(hacinamiento), los peligros arquitectónicos (barreras
físicas, falta de iluminación, etc.), y la
higiene de la vivienda
(desaseo, malos olores). Se revisaron 92 pacientes
consecutivos.
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