Climatología histórica: las ciudades mexicanas ante la sequía (siglos XVII al XIX)
- Introduccion
La rogativa como practica cultural
institucionalizada
Espacio urbano y construccion cultural en la Nueva
España
Acervos y ceremonial ‘en rogativa’ en las
ciudades de Mexico y Valladolid
La transicion del Antiguo Regimen a la Republica
Liberal
Notas
Fuentes documentales
Referencias bibliograficas
Resumen: La climatología
histórica, conducida con bases metodológicas firmes y
con la finalidad de definir el comportamiento climático
secular, es escasa en México. Lo que predomina en
los análisis históricos
es la definición de los eventos como desastres naturales, sin que
lo acaecido sea considerado una anomalía o comportamiento
extremo dentro de la variabilidad climática. El
reconocimiento de iniciativas culturales e institucionales,
concernientes a anomalías ambientales, ha sido impulsado en
las últimas décadas en diversas áreas del mundo
con tres temáticas fundamentales: consecuencias
socioeconómicas, definición de eventos climáticos
y reconocimiento de prácticas culturales e institucionales
vinculadas directamente a la trayectoria climática regular o
a los capítulos anómalos. Este trabajo se relaciona a los dos
últimos temas al analizarse la práctica cultural
predominante ante la sequía en el México colonial y
decimonónico.
Palabras clave: climatología histórica,
anomalía climática, sequía, geografía cultural, espacio urbano,
altiplanos mexicanos.
Abstract: Historical climatology, under solid
methodological basis and with the aim of defining secular
climatic behavior in Mexico, is very scarce. What has
predominated in historical analysis is the definition of the
event as a natural disaster, thus their occurrence is not
considered as an anomaly or extreme behavior within climatic
variability. To acknowledge cultural and institutional
initiatives, regarding environmental anomalies, has been
conducted worldwide under three different issues: socioeconomic
consequences, definition of climatic events and recognition of
cultural and institutional practices linked directly to the
regular climatic trajectory or to abnormal chapters. This article
deals with the last two themes through the analysis of the
predominant cultural practice before drought in Colonial and
19th century Mexico.
Key words: historical climatology, climatic anomaly,
drought, cultural geography, urban space, Mexican
highlands.
Introducción
La climatología histórica se fundamenta en lo
primordial en dos ámbitos; en el análisis de series
instrumentales en una temporalidad prolongada y en la
obtención de datos climáticos por medio
de fuentes documentales
homogéneas en su tipo de información y de una
temporalidad continua y prolongada. En el primero, destaca en
México a la fecha, la profunda labor realizada por Azuela
(comunicación personal), García de Miranda
y Hernández Cerda (1988, 1992), García de Miranda y
Vidal (1981), Vidal y García Miranda (1980) y Jáuregui
(1979, 1997). Mientras que en el segundo, sólo se encuentra,
bajo parámetros metodológicos estrictos, la labor
efectuada por Garza Merodio (2002). En cuanto a la labor de
Enriqueta García, cabe destacar asimismo, su propuesta
concerniente al comportamiento climático de Teotihuacan
hacia su época de apogeo, trabajo conducido por medio de
modelos que determinan pautas
para centros de alta y baja presión en una duración
prolongada.
En el México contemporáneo también cabe
destacar la labor de autores como Enrique Florescano y Virginia
García Acosta, sin embargo, sus bases
metodológicas1 y la finalidad de sus trabajos se
consideran ajenos a la climatología histórica. Se ha
encontrado que la mayoría de los trabajos referentes a
anomalías ambientales, desde una perspectiva secular en
México, definen tales eventos como desastres
naturales.2 Sin que lo acaecido, en caso de sucesos
climáticos, sea considerado como un hecho extremo dentro de
la variabilidad climática. En cuanto a autores extranjeros,
que han revisado la documentación colonial
con el fin de reconocer el devenir ambiental de México y sus
consecuencias socioeconómicas y políticas, destacan los
aportes de O’Hara, Metcalfe (1997) y Endfield. En su
excelente trabajo sobre el estado de Oaxaca, durante
el período colonial, Georgina Endfield (2004) examinó,
entre muchos otros acervos, las actas del cabildo civil de
Antequera de Oaxaca, aproximándose en lo metodológico a
los mecanismos de consulta mencionados en estas
páginas.
El reconocimiento de iniciativas culturales e
institucionales, concernientes a anomalías ambientales, ha
sido impulsado en las últimas décadas en diversas
áreas del mundo con tres temáticas fundamentales:
consecuencias socioeconómicas, definición de eventos
climáticos y reconocimiento de prácticas culturales e
institucionales relacionadas directamente a la trayectoria
climática regular o a una anomalía
climática.3 Una anomalía climática no
cuenta con criterios estrictos en su definición temporal, en
tanto que puede comprender desde un simple retraso en el inicio
de una temporada húmeda o seca, o hasta un prolongado
capítulo en el que amplias regiones del planeta llegan a
presentar alteraciones substanciales en sus regímenes de
precipitación y/o temperatura (Jones, T.L., et.
al., 1999) o, a su vez, fenómenos ya definidos y recurrentes
como el de "El Niño". Dentro de las anomalías
climáticas, la sequía es considerada a escala mundial la anomalía
climática más preocupante (Sauchyn, 2003; Hagman, 1984)
y, sin embargo, carece de "una definición comúnmente
aceptada, debido a la multiplicidad de causas y a la gran
variedad de formas en que puede presentarse…"
(Martín-Vide, 1994). Incluso existe, hoy en día, la
idea de que la sequía en sí, no es una anomalía
climática, sino parte del sistema climático
global.
En estas páginas se abordan las
características de la respuesta cultural novohispana ante la
sequía, misma que surgió en lo primordial en las sedes
catedralicias a lo largo del siglo XVI; en un entorno urbano
desplazado y distinto en su morfología al que había
predominado hasta la consolidación del dominio cultural y territorial
español. Por lo anterior se
hace necesario reconocer como se entiende la respuesta cultural
ante la sequía en un mismo entorno, pero bajo condiciones
culturales, socioeconómicas y territoriales distintas. Para
Donald A. Wilhite (2000:8), la vulnerabilidad con respecto a la
sequía:
"Está determinada por factores sociales tales
como población,
características demográficas, tecnología, políticas
y comportamiento social. Estos factores cambian con el tiempo, por lo que la
vulnerabilidad se incrementa o decrece como respuesta a los
cambios. Sequías subsecuentes en la misma región
tendrán efectos distintos, aún si son idénticas
en su intensidad, duración, y características
espaciales, en tanto que las características sociales
habrán cambiado".
En contraposición a la construcción cultural y
territorial mesoamericana, el ensayo español en
Mesoamérica, fue abrupto en su adaptación al entorno,
los traslados fueron una constante y la elección de los
sitios en más de una ocasión conllevó más
tarde a situaciones de emergencia. La compenetración entre
características bioclimáticas y construcción
culturales en una duración prolongada quedan bien
comprendidas en los términos que plantea Joel Gunn (1994),
para quien existe una relación directa entre la evolución cultural de
amplias zonas del mundo y las características
climáticas que guardan con respecto a la circulación
general de la atmósfera. La identificación de la
mayor parte de Mesoamérica, con un régimen marcadamente
estacional y caracterizado por sistemas convectivos y advectivos
en la precipitación, permite proponerla como una de las
grandes áreas culturales aducidas por Gunn. Para este autor
la diversidad biocultural del planeta, en sus unidades, es
consecuencia de la evolución conjunta de factores
físicos, biológicos y humanos; estos últimos, con
su posibilidad de movilidad y noción del espacio, han
generado respuestas más rápidas ante cambios o
anomalías ambientales que cualquier otro elemento del medio
biológico.
A pesar de la homogeneidad climática de
Mesoamérica, dominada en la precipitación por los
sistemas de tiempo, la cantidad de lluvia recibida al oriente del
istmo de Tehuantepec es mucho mayor. Por lo que al occidente del
mismo, por lo regular, las necesidades concernientes a la
escasez del agua son más apremiantes;
además, los altiplanos central y meridional de México
presentan, por sus características altimétricas y de
relieve, una acentuada
diferenciación pluviométrica en unos cuantos
kilómetros lineales. Característica que,
necesariamente, influyo en la larga construcción cultural
mesoamericana; en concreto, en la elección
de sitios para establecer un entramado urbano. De forma
contraria, como ya se adujo, la construcción cultural
mexicana (Musset y Val-Julián, 1998) o novohispana,
fue súbita en la generación de sus jerarquías
territoriales y en la percepción ante las lecturas
del paisaje. Estas contradicciones culturales y ambientales, se
tornaron más agudas, al haber tenido lugar a partir de
mediados del siglo XVI y hasta bien entrado el XIX, la denominada
"Pequeña Edad de Hielo", la cual hizo de Mesoamérica un
área más seca de lo habitual.4
En las páginas siguientes se busca explicar
cómo se llevó a cabo la construcción cultural e
institucional novohispana ante la presencia de anomalías
ambientales y se afirma que dicha construcción cultural fue
común al altiplano central y meridional, en tanto que el
vehículo de respuesta ante vicisitudes graves presentaba su
mayor fatuo y poder de convocatoria en las
sedes catedralicias y se pedía por el bien de toda la
provincia o reino, no sólo de la ciudad, por lo que
era común a todas las poblaciones bajo la férula del
obispado. La universalidad y prestigio de las ceremonias de
rogativa se encuentra también plasmada en los archivos de las ordenes
monásticas, sin que estas guarden un estricto seguimiento
temporal, como si ocurre con las actas de los cabildos civil y
religioso: a la fecha han sido agotados, únicamente, los de
las ciudades de México y Morelia, revisados desde el inicio
de sus registros en el siglo XVI hasta
el año de 1870, por lo tanto, con estos dos casos se
ejemplifica la práctica de la rogativa pro-pluvia en
México. Por último, se comenta la transición hacia
el Estado liberal, en el
México independiente, etapa en la que no sólo
subsistieron las rogativas, sino que fueron adaptadas a las
nuevas circunstancias políticas y culturales.
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