La osteoporosis: un enfoque útil para el clínico de hoy. Epidemiología y patogénesis
Publicación original: Colombia Médica, 1998; 29: |
- Resumen
- ¿Qué es la osteoporosis?
- Epidemiología de la
osteoporosis - Factores de riesgo
- Patogénesis de la osteoporosis
- Referencias
RESUMEN
La osteoporosis es una
enfermedad de distribución mundial, que afecta a unos 200 millones de personas.
Se caracteriza por disminución de la masa ósea y una resultante propensión a
fracturas óseas por fragilidad (Conferencia de Consenso, 1993). Las fracturas y
sus complicaciones son causa importante de morbilidad y mortalidad en la
población de mayores de 65 años. El conocimiento de la fisiopatología y los
mecanismos normales de regulación del remodelado óseo, así como las funciones
de los osteoblastos y los osteoclastos son algunas de las áreas en que más se
ha progresado recientemente. El diagnóstico temprano, y las estrategias de
prevención son la mejor arma para enfrentar este grave problema de salud
pública.
Palabras claves:
Osteoporosis. Fracturas. Hueso. Metabolismo óseo.
La osteoporosis es una
entidad caracterizada por una disminución en la masa ósea, con resultante
alteración de la microarquitectura del hueso y disminución de la resistencia
ósea que finalmente llevan a un aumento de la fragilidad del hueso y a
fracturas1.
La importancia que ha
adquirido en los últimos años, se debe al inmenso costo que para los sistemas
de salud tienen las fracturas, así como la alta mortalidad y discapacidad que
acarrean, sin olvidar el impacto que el dolor causa a los pacientes que las
padecen. Se ha calculado que en el mundo puede haber unos 200 millones de personas
con osteoporosis. El costo de atención de estos pacientes se mide en miles de
millones de dólares2.
El interés por esta entidad
ha ido ganando audiencia en los últimos años, debido en parte a que la
literatura ha sido pródiga en material sobre el tema; es muy posible que no
haya otra entidad clínica con tantas revistas dedicadas exclusivamente a ella.
La otra gran razón para su creciente popularidad en los círculos médicos, es el
notorio crecimiento de la población de ancianos, por obvias razones, los más
expuestos a sus riesgos. Con la continua mejoría de los servicios de salud en
todo el mundo, así como los cambios en la calidad de vida y los estándares de
salud, ha aumentado la expectativa de vida de la población; por tanto, cada día
hay más y más personas expuestas a las consecuencias funestas de la
osteoporosis. También, los esfuerzos de la ciencia para controlar sus efectos
han dado frutos muy significativos, tanto en el conocimiento de la patogénesis
como la forma de diagnosticarla, monitorizarla y tratarla con éxito. En esta
serie de artículos, los autores condensan la información reciente más relevante
y clínicamente útil acerca del tema. Para un tratamiento profundo y exhaustivo
del tema, se refiere al lector a la bibliografía citada y a textos especializados
en osteoporosis.
¿QUE ES LA OSTEOPOROSIS?
Hay varias definiciones de
la osteoporosis; es posible que todas tengan en común la fragilidad ósea y las
fracturas como sus principales componentes; sin embargo, se deben considerar
otros elementos como p.e., no todas las fracturas ocurren por osteoporosis, la
magnitud y calidad del trauma también influyen. Una definición de osteoporosis
que se acepta corrientemente, es la acuñada en 1993, sin autor conocido:
«Enfermedad esquelética sistémica, caracterizada por baja masa ósea y deterioro
microarquitectónico del tejido óseo, con aumento subsecuente en la fragilidad
del hueso y en la susceptibilidad al riesgo de fracturas.»1 El
inconveniente principal de esta definición es que deja por fuera las causas localizadas
de osteoporosis, como las neoplasias y la inmovilización prolongada de una
parte del cuerpo. Una definición operativa, quizá tenga mayor utilidad para el
clínico en su práctica diaria; en ese sentido hay un acuerdo entre varias
instituciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS),
la Fundación Nacional de Osteoporosis de los EE.UU. y la Fundación Europea de
Osteoporosis y Enfermedad ósea, para definirla en términos de la densidad
mineral ósea (DMO), según parámetros de densitometría ósea. De acuerdo con esta
definición de categorías diagnósticas, válido para mujeres caucásicas adultas,
la osteoporosis se considera según las siguientes definiciones3:
1. Normal. Valor de la DMO
no mayor de 1 desviación estándar (DE) por debajo del promedio para adultos
jóvenes.
2. Masa ósea baja
(osteopenia). Valor de la DMO mayor de 1 DE por debajo del promedio del adulto
joven, pero no inferior a 2.5 DE por debajo del mismo.
3. Osteoporosis. Valor de
la DMO mayor de 2.5 DE por debajo del promedio del adulto joven.
4. Osteoporosis severa
(osteoporosis establecida). Valor de la DMO mayor de 2.5 DE por debajo del
promedio para el adulto joven en presencia de una o más fracturas por
fragilidad.
Es importante anotar que
aún no hay acuerdo sobre el punto de corte que se debe aplicar para el
diagnóstico en hombres y en mujeres de raza negra; es posible que se deba
utilizar uno más alto. Como la distribución de valores de la DMO es normal en
la población sana, la incidencia de osteoporosis aumenta con la edad y esto
coincide con las fracturas asociadas con la osteoporosis. En ausencia de
fractura, no existe un criterio absoluto en la DMO; es decir, el punto de
corte, definido arbitrariamente, captura o recoge a la mayoría de pacientes con
fracturas osteoporóticas, pero puede haber cierto grado de sobreposición entre
enfermos y personas normales. Esta definición operativa es fácil de utilizar,
porque sigue unidades de desviación estándar comparadas con el adulto joven o
sea el llamado "score" T.
EPIDEMIOLOGIA DE LA OSTEOPOROSIS
Como resultado del exceso
de formación y mínima resorción ósea, el esqueleto crece a una velocidad
importante durante la niñez y la adolescencia hasta llegar a un punto máximo,
llamado el pico de masa ósea; nivel que se logra en algún momento entre los 20
y 30 años y depende de factores genéticos, nutricionales y ambientales como el
ejercicio. Luego viene un período de meseta, donde hay equilibrio entre la
resorción y la formación ósea; el resultado neto es una estabilización en la
masa ósea. Después, alrededor de las décadas cuarta y quinta, para ambos sexos,
comienza un proceso de disminución de la masa, que es continuo y progresivo
hasta llegar al final de la vida entre las décadas novena y décima. En esta
etapa de pérdida, la característica es un exceso de resorción sobre la
formación de hueso; por tanto, el balance final es negativo. Los factores
comprometidos en la pérdida son múltiples, pero estrechamente relacionados,
como hormonas, citocinas, absorción y utilización de calcio, disminución de
actividad física y también posiblemente genéticos.
La velocidad a la que
ocurre la pérdida, es distinta según el sexo; asimismo, el resultado final es
notoriamente distinto. En las mujeres perimenopáusicas, la disminución de masa
ósea ocurre a razón de 2% a 3% por año en los primeros 5 años; luego continúa
alrededor de 1%, así que al llegar a los 80 años de edad, ha perdido cerca de
40% de su pico de masa ósea. En los hombres la tasa de pérdida es bastante
menor; al llegar a los 80 años, han perdido cerca de 25%. Aparentemente, según
las investigaciones realizadas, la deficiencia estrogénica es la principal
causa de esta diversidad.
Sin embargo, la masa ósea
no es el único determinante de la osteoporosis; sin duda, la calidad del hueso
también se modifica con la edad avanzada; algunos estudios han mostrado
deficiencias en la microarquitectura del hueso, consistentes en pérdida de la
conectividad entre las trabéculas, disminución del grosor, y pérdida de
elasticidad y resistencia. El resultado son microfracturas y disminución de la
resistencia al trauma.
Si se mira a las fracturas
de todos los orígenes, su prevalencia es bimodal; en la niñez y en mayores
de 45 años es mayor que en los adultos jóvenes. Casi todas las fracturas por
osteoporosis ocurren en ancianas y su incidencia aumenta con la edad. Los
sitios más afectados son las vértebras, las muñecas y las caderas. Las mujeres
se fracturan dos veces más que los hombres, y esto se relaciona con menor
masa ósea pico, mayor riesgo de caídas y mayor expectativa de vida. El riesgo
que una mujer tiene de sufrir una fractura durante su vida está cerca a 40%.
Después de los 85 años de edad, las fracturas de cadera son las más comunes.
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