El simulacro en las sociedades de control: transformaciones de la relación entre poder y subjetividad en la era del conocimiento
- 1.
Abstract - 2. Introducción:
el simulacro como ausencia de
límites - 4.
Del panóptico de Bentham al sinóptico de Beckham:
sinóptico y control social - 5.
Panóptico y sinóptico… ¿Complementarios
o contradictorios? - 6.
Poder y subjetividad en las sociedades de control: simulacro y
rasismo de Estado - 7.
Bibliografía
1. Abstract
En el texto que
sigue se presenta una propuesta teórica que muestra la
relación entre el control como
tecnología
de poder y el
simulacro como dispositivo de subjetivación en el contexto
actual. Para poder mostrar el funcionamiento de este dispositivo
de subjetivación que es el simulacro, y al que llamaremos
hegemónico debido a que constituye una importante forma de
dominio
simbólico, nos remitiremos a dos momentos que conviven en
el contexto socio-histórico actual: la sociedad de
productores y la de consumidores, la primera vehiculada mediante
la disciplina y
la segunda mediante el control. La sociedad de productores tiene
en la vigilancia su principal tecnología de poder –
mediante el panóptico – mientras que la sociedad de
consumidores lo tiene en la seducción – mediante el
sinóptico. Mientras que la primera vehicula el deseo como
carencia de un objeto a obtener a largo plazo, la segunda
vehicula cortas pero intensas experiencias de placer. El
sinóptico, donde muchos tienen la posibilidad de mirar a
unos pocos, convierte de esta manera, invirtiendo los
términos de Baudrillard (en López Petit, 2003), al
espectáculo en simulacro, ya que estos pocos nos invisten
con las normas que nos
convierten en subjetividades aptas para la sociedad del consumo. De
esta forma, el simulacro se convierte en el dispositivo de
subjetivación que nos lleva a situarnos al otro lado del
espejo en nuestra sociedad del espectáculo. Ambos
momentos, el del panóptico y el del sinóptico, son
articulados mediante las normas; efectivamente, las normas
articulan tanto la disciplina, propia de la sociedad de
productores, como el biopoder, propio de la sociedad de
consumidores, en el complejo entramado de relaciones de poder y
subjetividad en la actualidad (González, 2003;
López Petit, 2003; Morey, 1983). Además el
biopoder, que tiene uno de sus principales bastiones en el
discurso de la
prevención, legitima mediante el mecanismo del racismo de
Estado una
vuelta al poder de soberanía, al derecho de muerte que de
esta forma se convierte en el tercer nivel que se superpone,
mediante la legitimación de la guerra, a esta
disciplina y a este poder sobre la vida (Foucault, 1976;
González, 2003).
Palabras claves: · desigualdad/exclusión,
globalización económica, identidad,
relaciones sociales, simulación.
2. Introducción: el simulacro como ausencia de
límites
El simulacro se basa en un funcionamento psicosocial
caracterizado por una concepción narcisista de la propia
subjetividad y una negación radical de los límites,
fruto del contexto socio-histórico en el que nos
encontramos. El cómo se instala el discurso
hegemónico neoliberal de ausencia de límites y de
simulacro en nuestra vida, en nuestros deseos y en nuestra
subjetividad es el interrogante al que se intentará dar
respuesta con esta comunicación. Se intentará
dilucidar, al menos en parte, la relación entre el control
como tecnología de poder y el simulacro como dispositivo
hegemónico de subjetivación en el contexto
actual.
Para poder dar cuenta de cómo el simulacro
funciona como subjetivación hegemónica en la
actualidad, no podemos dejar de referirnos a las principales
tecnologías de poder de la sociedad de productores y la
sociedad de consumidores – la vigilancia, en el
primer caso, y el control, en el segundo – ni
tampoco a las implicaciones que ambas tecnologías tienen
en la construcción de subjetividad. Para ello,
introduciremos también otros dos conceptos, el de
panóptico – principal mecanismo de vigilancia
– y el de sinóptico –
principal mecanismo de control – que se muestran como
potentes mecanismos de subjetivación que nos pueden
permitir aprehender cual es la relación entre poder y
subjetividad en el contexto actual.
Si nos situamos a finales de los años 90, debemos
recordar como los discursos
académicos que se producían en ese momento estaban
totalmente empapados de las reacciones enardecidas que
había suscitado la implantación de Internet en la vida
cotidiana, y en ellos una de las principales cuestiones a debatir
era el peligro de la disolución de lo privado en lo
público, mediante el gran panóptico que
suponía Internet: se trataba del miedo a la
desaparición de la privacidad.
Sin embargo, parece que con el tiempo se ha
visto que el poder de la red como panóptico es
más bien limitado, por no decir que ni siquiera funciona
de forma efectiva como tal (Mora, 2002). Parece que lo que
constituye actualmente un gran mecanismo de poder es el
sinóptico, donde en lugar de unos pocos mirando a muchos,
como sucedía en el panóptico, tenemos a muchos
mirando a unos pocos (Bauman, 1998a, 1999). Y el
sinóptico no funciona mediante la vigilancia sino mediante
la seducción, seducción que nos lleva a adquirir
unas determinadas formas de comportamiento
en consonancia con la sociedad de mercado. Bauman
(1999) nos describe como fue la transición del
panóptico, dispositivo de poder propio de las sociedades
disciplinarias, y más que necesario en una sociedad
industrial, al sinóptico, propio de las sociedades de
control, en las que el principal fin de los individuos es el
consumo.
El panóptico posibilitaba que unos pocos,
invisibles, pudieran mirar a muchos. La invisibilidad de estos
pocos producía el efecto de que su presencia no fuera
necesaria para que se interiorizase la vigilancia: es así
como aparece la disciplina, tan importante en la sociedad de
productores. A nivel de deseo, la sociedad del trabajo estaba
ligada con una concepción del deseo como carencia, como
motor que te
inducía a la pretensión de alcanzar un proyecto de
totalidad en el futuro.
El sinóptico, en cambio,
posibilita que haya muchos mirando a unos pocos, los cuales
devienen, mediante la seducción, en modelos de
privacidad. Éstos proveen de normas para el comportamiento
y fomentan una determinada imagen de lo que
se entiende por ámbito privado. Imaginad los muchos miles
de sinópticos que podemos encontrar en los medios de
comunicación: talk shows en
los que los invitados son gente, en principio "común", que
cuenta su excepcional caso al gran público; reality shows
como Gran Hermano en todas sus variaciones… programas de
prensa rosa y
programas que son extrañas combinaciones de todos
ellos… Todos ellos son mecanismos que generan normas de
comportamiento, que nos proporcionan información sobre lo que es importante y lo
que no socialmente, y sobre todo, que nos muestran, construyen y
reducen el ámbito privado a la gestión
de impresiones y al simulacro.
El sinóptico está relacionado con una
concepción de deseo como placer inmediato, que es justo el
tipo de vehiculación libidinal que más conviene en
una sociedad de consumo. Placer inmediato y fama inmediata: con
un curso intensivo te convertirás en artista, siempre y
cuando te esfuerces lo suficiente. Precioso ejemplo del paso del
panóptico al sinóptico el de Operación
Triunfo; en él se muestra en qué formas se combinan
hoy día la sociedad disciplinaria – en la que hay
que esforzarse por conseguir lo que se desea – con la
sociedad del consumo y del placer. Y en la constante
visibilización de lo privado en que se basan los
sinópticos, se va construyendo este ámbito de forma
que queda totalmente reducido e igualado al estatus de
"performance" pública. Los sinópticos de esta forma
nos ofrecen normas de comportamiento, apareciendo así como
potentes mecanismos reguladores de la subjetividad, y
subjetivando lo público, la masa, como la suma de
individuos totalmente separados e
individualizados:
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