- GUAICAIPURO
1560. En la región de Caracas habitan los
teques y los caracas, dos tribus indígenas que se han
unificado y eligen su cacique supremo por voto
popular.Seis meses hace ya que Guaicaipuro fue elegido, y
tres días que empezaron a llegarle malos augurios…
Por las costas aparecieron gentes extrañas: "Llevan en
la cara la color de
las nubes ligeras de la mañana y toda manchada de
cabellos espesos… están cubiertos sus cuerpos por
una piel
tejida tan sólida que no le penetran los más
duros y agudos dardos", así el mensaje corre y llega
al jefe.Después de arrasar con lo que encontraron a
su paso, los hombres pálidos construyeron casas
rodeadas de trincheras y profundos pozos, para resistir
posibles ataques de los que aquí viven. El cacique no
espera que lleguen a sus dominios, no espera que la
mañana tome el color de las nubes ligeras, no quiere
que la noche pierda su luna… Levanta su pueblo en armas…
Desde muchos rincones llegan los guerreros para concentrarse
en el valle de los caracas… varias tribus de la zona se
pliegan a la lucha.El valle es un arco iris de penachos de plumas
brillando al sol. Enseguida atacarán el poblado
construido por los recién llegados. Asaltarán
con arrojo las trincheras, pelearán cuerpo a cuerpo
sin temor a las armas de fuego, querrán tomar la
ciudad… pero el poderío europeo es mayor. No basta la
fuerza, ni
las flechas, ni los dardos, ni el valor: el
enemigo vence.Guaicaipuro siente la derrota como una deshonra
personal y
piensa en el suicidio. Un
viejo sacerdote de los teques interviene: "Lo que
ocurrió es una prueba caprichosa de la loca fortuna.
Hay que seguir peleando, debemos acosar, herir y asaltar a
los extranjeros para que dejen estas tierras"… Las palabras
reaniman al cacique y la guerra de
guerrillas se desata. Cuando sale el sol o se
oculta, bajo el relámpago o la lluvia silenciosa, con
el viento o el silencio de la quietud, en cualquier momento
los guerreros atacan a los españoles… Surgen desde
las sombras y por las sombras se van… Durante siete
años escapan al enfrentamiento directo porque saben
sus limitaciones. En Antímano no pueden evitarlo. Los
cañones destrozan batallones indígenas uno tras
otro. Los nativos siguen guerreando. Luego de tres horas, ya
cansados algunos desertan. Guaicaipuro no tiene otra
opción que refugiarse en la montaña.Los españoles fundan Santiago de León
de Caracas y el cacique se transforma en su pesadilla. Varios
ejércitos llegan desde España
para defenderla del puñado de rebeldes… Un
capitán al frente de ciento ochenta soldados es el
encargado de ir a buscarlo, si vence tendrá de
recompensa una alcaldía. El cacique junto a
veintitrés hombres se parapeta en uno de sus refugios
de la montaña: una casa de madera,
que resiste el embate durante varias horas. Ni los
indígenas pueden poner en fuga a los soldados, ni
estos derrotar a los guerreros…Recurren al fuego, que avivado por el viento arde la
cabaña y obliga a los rebeldes a abandonarla. Al
salir, el jefe indio grita a sus enemigos: "Español cobarde, le falta el valor para
rendirme y se vale del fuego para vencerme. Soy Guaicaipuro,
a quien tanto buscas y quien nunca tuvo miedo a su nación soberbia. Aquí me tienes,
muéreme para que con mi muerte se
libre del temor que siempre le causó‚á".
Y así, lanzando una flecha tras otra, corrió
contra ellos. Varios soldados murieron, pero él fue
atravesado por una bala. Luego lo remataron. Su
rebeldía se mantiene hasta que deja de ver el cielo y
la floresta. Ya agonizante habla a los conquistadores: "Ven
extranjero, ven a ver como muere el último hombre
libre de estos montes", luego deja de respirar. Su cabeza fue
colocada en un lugar muy frecuentado, para que todos la
observaran. La luna se nubló; el Orinoco, el Apure y
el Arauca ensombrecieron su cauce; el viento se
aquietó como triste con la vida; no hubo ruidos, hasta
los pájaros decidieron callar, todo el paisaje se
silenció y las lágrimas caminaron por el valle
con su pesar… aletargando las miradas. Pero la
alegría siempre vuelve a nacer y la sonrisa revive…
Yaracuy caminará el mismo paso guerreando al
invasor… y habrá un Bolívar peleando la independencia…1569. Tranquilos con su universo, en
paz con la naturaleza
y alegres con su destino, así viven los yaracuyes.
Habitan la costa norte del Golfo de Paria, unos quinientos
kilómetros al oeste de la ciudad de Caracas. Mansos
viven hasta que llega el europeo y se instala como en terreno
propio…Si bien hace años que invadieron la
región, todavía no habían incursionado
por la zona de los yaracuyes. Indignado ya con la presencia
tan cercana de los extranjeros en su territorio y con
voluntad de pelea, el gran cacique Yaracuy envía un
mensaje a Mencio Vargas, jefe de las tropas españolas,
y le dice:"Les pido con mi pueblo que dejen estas tierras, que
no les pertenecen y se marchen hacia otros rumbos". La
respuesta del europeo fue contundente "Id a decirle al
cacique que venga él a echarnos". Y así fue. El
cacique fue a echarlos…Primero ataca con sus guerreros un destacamento de
indígenas al servicio
de los invasores, luego el campamento del Tocuyo, donde
está el jefe de los conquistadores con sus soldados…
En la batalla de Cuycutóa los yaracuyes logran la
victoria. Los vencedores saquean el campamento español
y los poblados cercanos, luego persiguen a los colaboradores
indígenas. El jefe Yaracuy se molesta con esta
acción y los reprende: "Ese proceder es
tan feo como cobarde, no somos saqueadores".Cañones, arcabuces y otras armas son
capturadas por los rebeldes pero no pueden utilizarlas porque
desconocen su manejo. Los yaracuyes confían que su
victoria ya es definitiva y se dispersan. Los conquistadores
aprovechan el tiempo
reconstruyendo sus filas: setecientos hombres de todas las
armas llegan desde Europa,
quedan bajo el mando del conquistador Diego de Losada y
parten en busca de los sublevados. En Uricagua, que
así llamó ese paraje el jefe español,
fue el enfrentamiento final. Los indígenas luchan con
valor pero igual les llega la derrota. Yaracuy es preso y
atado a un árbol. Luego, cuando ya la batalla
había terminado, un capitán español
manda que lo desaten. El agua
del sudor le moja los cabellos, las gotas corren por su
rostro y se deslizan por el cuerpo desnudo, solo cubierto con
algunas plumas y cordajes.En el túnel de sus ojos negros se observa el
dolor y el fuego de la rabia. Los españoles lo miran
asombrados. El capitán dispone a seis soldados y un
cabo para custodiarlo. Le hacen seña que permanezca
sentado, hasta que resuelvan su destino… El no hace caso y
permanece de pie, quieto, silencioso, mirando al suelo rojo de
la sangre
fresca… Los europeos se distraen un poco al ver que el
cacique no da muestras de resistencia. Pero de repente se lanza sobre un
soldado, quita su arma, atraviesa el pecho del capitán
y lastima otros tres… Los arcabuces se descargan sobre
él. Cae en su tierra, se
revuelca en su sangre y se introduce en la leyenda… Los
indígenas que logran escapar se marchan a las
montañas con el jefe en sus pensares…
Organizarán guerrillas indígenas para acosar a
los españoles durante veinte años… El
espíritu Yaracuy recorrerá el
Caribe…- YARACUY
1578. La selva que durante miles de años
protegió a los indios Quijos ha sido violada por los
hombres de la espada y la cruz. Los sagrados árboles del monte comienzan a caer y
los pájaros no cantan su voz alegre… El culto de los
indígenas quiere ser substituido por la religión de un Dios distante y otro
hablar… Pero los Quijos mantienen sus ritos escondidos en
la floresta y sus sacerdotes siguen siendo sabios profetas de
lo que vendrá, porque todo los ven conversando con los
Supay.Jumandi el gran cacique no acepta someterse a los
conquistadores que quieren usurpar su mundo. Solo piensa en
destruirlos… Antes consulta a los supremos sacerdotes Guami
y Beto. Ellos hablan con los dioses y el gran volcán
Sumaco es testigo del hablar. Días después
todos los caciques se reúnen para escucharlos. Guami
dice haber bajado a las entrañas del Sumaco para ver a
Sabela, la diosa del infierno: "cinco días viví
con ella y me ordenó que termináramos con los
europeos porque ellos cortaron nuestra libertad".Beto asegura haber hablado con el gran Supay selva
adentro: "me dijo que el Dios de los cristianos está
con mucha ira de los españoles y quiere que los
ataquemos". Luego de escucharlos, entre dosis de yuco bravo
preparan la conspiración. La furia de los
espíritus se contagia y las lanzas guerreras se
levantan. Jumandi secundado por Guami, dirige la arremetida
contra la población española de Avila que
cae en pocas horas. Beto comanda el ataque sobre el poblado
de Archidona, que –prevenido– logra resistir por
más tiempo, aunque igualmente es abatido. Tras la
victoria Jumandi es nombrado por el pueblo Quijo como Jatum
Apu, encargado de conducirlo hacia la libertad. Las
próximas ciudades a ser atacadas son Baeza primero y
Quito
después.Jumandi habla antes con su gente: "La
expulsión del invasor debe ser total. Nuestro
sufrimiento es el mismo que el de nuestros hermanos de las
montañas. La libertad de los Quijos comienza en la
libertad de todos. Y que los Supay nos guíen". Los
chasquis llevan el mensaje a los indígenas de las
tierras altas para que se sumen al levantamiento… Eso no
ocurre, y una gran expedición militar sale de Quito
para defender Baeza del ataque de los Quijos… Al frente del
ejército español están los traidores
Francisco Atahualpa y Jerónimo Puento junto a cientos
de indígenas admiradores de sus
dueños…El ataque a Baeza es sofocado y el alzamiento
derrotado. Jumandi, Guami y Beto son llevados a Quito para
recibir la justicia
española: primero los pasean por las calles atados a
un carro, los torturan con fierros candentes y finalmente los
ahorcan.Sus cuerpos descuartizados son exhibidos en la plaza
principal y sus cráneos permanecen allí por
muchos años, "para que bien los miren" según
dicen…Pero el último grito del cacique rebelde
retumbó iluminando distintos rincones de la geografía, y nuevas rebeliones
surgieron: en 1760 San Miguel de Molleambro; 1764 Riobamba;
1768 Cualaceo; 1777 Cotacachi; 1778 Guano, Otavalo y Cayambe;
1781 Alausí… Hoy la Amazonía ecuatoriana
está dividida entre las grandes empresas
petroleras, madereras, agrícolas o mineras. Se han
contaminado ríos, exterminado especies animales y
vegetales, y varios grupos
indígenas están a punto de extinguirse… Pero
son los Huaoranis quienes corren más riesgo, por
eso están en guerra… defendiendo la selva que hace
latir sus corazones… y los hace respirar. En junio de 1990,
de la Amazonía al Cotopaxi, del Cotopaxi al mar, los
indígenas del Ecuador
volvieron a sonreír cuando todas las nacionalidades
unidas realizaron su mayor levantamiento en años…
Ocuparon carreteras, entraron en latifundios, detuvieron
soldados, no sacaron productos
al mercado,
tomaron oficinas públicas, realizaron movilizaciones y
concentraciones. El ejército salió a la calle,
hubo algunos enfrentamientos, penetró en las
comunidades, golpeó y baleó defendiendo a "los
de mucha tierra". Cuatro indígenas muertos, varios
heridos y decenas de presos… Luego de tres días el
gobierno
aceptó dialogar… Y en mayo de 1992 los rebeldes
volvieron a caminar desde la Amazonía… de Pastaza a
pie se llegaron a la capital…
Tal vez el espíritu de Jumandi había decidido
salir de las entrañas del Sumaco para marchar la vida
junto a sus hijos… - JUMANDI
1666. Los caciques Nicaragua y Nicoya obsequian
objetos de oro y
plata, y telas hermosas a los extranjeros… Están
fascinados con los españoles que hace poco llegaron a
estas tierras… hacen a su gente trabajar para el
invasor…Nicaroguán, señor de las
montañas del sur observa indignado a sus vecinos y
hace conocer su sorpresa: "No puedo aceptar que quieran al
enemigo como hermano, ni que se acojan a sus feos y
horripilantes ritos. Atacará‚á a todos,
invasores y traidores".El jefe español González D'Avila
ordena a los caciques colaboradores que preparen un
ejército poderoso mientras contesta a
Nicaroguán. "Mi único propósito es
conocer el país. en estos días
partirá‚á, no quiero provocar su ira". El
jefe nicaragüense cree en la palabra y se dirige hacia
donde están los europeos para conversar. Diez
días tarda el viaje… Los que esperan se
preparan…Veinticinco soldados españoles se adelantan
al ataque y van contra los hombres de Nicaroguán. Los
indios nicaraguatecas contraatacan. Solo tres
españoles se salvan de las lanzas y las flechas
nativas. El cacique ve el engaño pero no puede
retroceder. Pelea heroicamente contra la superioridad del
ejército europeo, reforzado con la gente de Nicoya y
Nicaragua. Cuando interviene la artillería la victoria
es de los conquistadores. Nicaroguán, furioso, se
retira a la montaña maldiciendo a los traidores.
Días después D'Avila envía su emisario
con una propuesta: "Si se unen en la obra común de la
evangelización, dejaré de lado las armas y os
hará‚á muchos regalos". La respuesta de
Nicaroguán al emisario caminó por todo el
territorio nicaraguita:"Decid a esos infames, criminales y traidores que
les odio y les exterminaré. Yo bien podría
recurrir a la mentira y la traición, como ellos y sus
aliados Nicoya y Nicaragua. Podría fingirme sometido y
sumiso a su poder para sorprenderlos y diezmarlos. Pero no
necesito de bajos modos, me basta el valor".Las tropas europeas avanzan hacia los lugares
ocupados por el cacique rebelde. Las hojas de los
árboles amarillean la mirada de los pájaros. El
sol despunta en el horizonte pero el viento enfría la
montaña. Los pueblos son abandonados, destruidos los
sembrados, quemadas las casas. "No dejaremos nada al
invasor", grita el cacique.El encuentro de los dos ejércitos es
terrible. Nicoya el colaborador, muere junto a gran parte de
su gente. Aunque la derrota no aparece el combate abate y
entristece a Nicaroguán. Se retira llorando… por los
guerreros perdidos y los hermanos indígenas que
debió matar.Pasan los años… Todos piensan que el retiro
del cacique a la montaña es definitivo. Un día
vuelve. En la primera acción arrasa con dos
encomiendas y pone en fuga a un grupo de
arcabuceros. Nueve años dura el miedo español,
hasta que la corona ordena formar una gran ejército
para combatir a los rebeldes.Una mañana de 1678, mil doscientos soldados
de todas las armas salen de La Coruña rumbo a Castilla
de Oro, que así le decían a las tierras
nicaragüenses… El ejército extranjero ataca al
grupo de revolucionarios.Muchos indígenas caen en la batalla. Cuando
el jefe se ve rodeado, ya vencido y a punto de ser preso, da
un salto, sube en un caballo y grita: "¡No me vencieron
infames!. No tendrán ni siquiera el cadáver de
este guerrero que mucho los apavoró, a pesar de sus
armas"…Después se arroja al vacío… El
espeso bosque lo recibe… Augusto Cesar Sandino lo recibe…
Carlos Fonseca Amador lo recibe… Un cielo rojinegro de
sueños, risas y lloros… con la vida lo
reciben… - NICAROGUAN
1695. El negro viejo de pelo blanco, fuma su pipa
recostado contra una pared de madera. Fuma y mira los
negritos que corren por la plaza ser reprendidos por sus
madres. Fuma y recuerda… "Cien años ya que se
fundó Palmares. A sabiduría do Exu, a
força de Ogún y a astucia de Oxosse nos faz
viver… Y nosos irmaos siguen chegando… "Como hace cien
años, cincuenta o veinte, ayer varios negros han
llegado a Palmares… Y llegan queriendo ser
gente."No somos cosas, tenemos nuestra historia"
suelen decir. Escapan del maltrato en los ingenios de
caña de azúcar que se extienden por el nordeste
brasileño. Tierra de sol quemante: selva, sertao y
sierras. No quieren seguir dejando el corazón y el alma en
los trapiches. Se hacen cimarrones y caminan a la sierra en
busca de la libertad de esta nación negra comunitaria de seis
pueblos: Macacos que es la capital, Subupira, Dambrabanga,
Obenga, Tabocas y Arotirene. Cada uno es dirigido por un jefe
y en las plazas las asambleas populares definen rumbos.
Cosechan feijao, maíz,
mandioca y tabaco;
crían gallinas y porcos. La palma africana que cubre
la sierra les regala su nobleza: las hojas son techo, pared y
cama; las fibras material para tejer ropas y canastos; la
pulpa del fruto alimento y el carozo da el aceite.
Son treintamil libres, dueños de su propio mundo.
Trabajan para ellos… y también descansan porque "o
branco nao vem cá, si vem o diabo levará y a
garrotazos sairá". Al son de maracas, tambores y
campanillas cantan y bailan; veneran a sus orixás,
defienden con armas las conquistas… y por las noches tocan
fogo nos cañaverales… "Cuando amanece desde a praia,
la de longe, se ve a fumaza", piensa el preto velho, y
sonríe con cierta ironía, soltando bocanadas de
humo…Los portugueses están preocupados: en cien
años, más de treinta expediciones militares
intentaron acabar con Palmares… no pudieron. Unas veces los
soldados–cazadores de negros, terminaron enloquecidos,
tragados por la floresta, otras quemaron pueblos
vacíos creyendo haber vencido…Siempre imaginan vencer… tan solo vencen la sombra
que aparece y desaparece. Ni los holandeses que ocuparon
Pernambuco durante muchos años, ni los portugueses,
han podido con Palmares… Cuando lograron algún
prisionero: los holandeses lo crucificaron y los portugueses
lo mutilaron para dar temor a los que todavía eran
esclavos. "Cuando los holandeses invadieron –recuerda
el viejo–, los portugueses querían darnos la
libertad para que combatiéramos con ellos. Creyeron
que aceptaríamos… esa guerra no era nuestra,
cualquiera que triunfara nos seguiría
esclavizando".Algunas de las expediciones contra Palmares estaban
comandadas por negros esclavos a los que se daba la libertad
por liquidar a sus hermanos…Otras cruzadas iban dirigidas por mestizos
engreídos como aquel capitán que en 1677 dijo a
sus tropas antes de partir: "La naturaleza hizo a los
esclavos para obedecer y no podrán resistir. Si
terminamos con ellos habrá tierras para plantar
caña de azúcar nuestra, negros para el trabajo
y honor para todos".Volvió derrotado… Y como la victoria no
llega, los portugueses inician conversaciones de paz… Al
año siguiente en Recife el gobernador de Pernambuco
representa la corona portuguesa, el jefe Ganga Zumba al
pueblo de Palmares, y el obispo hace de intermediario. Hay
acuerdo: "Los santuarios de Palmares serán
desalojados. Se declara libres todos los que allí
nacieron.Los que llevan la marca de
fuego candente vuelven a ser propiedad
privada de sus amos". De los treinta mil palmarinos solo
cinco mil aceptan el trato."Traidor, merecía la muerte,
ese grande diabo de Ganga Zumba", piensa el negro viejo y sus
ojos se iluminan. Zumbí, jefe de Macacos y sobrino de
Ganga no acepta lo que cree traición. "No creo en la
palabra de mis enemigos, ni entre ellos mismos se creen",
dice al pueblo que se queda… "Han pasado diecisiete
años y la resistencia se mantiene. Zumbí sigue
aplicando la justicia del fuego en los cañaverales",
piensa el viejo. Y mientras el recuerda y se regocija con sus
pensares, en Recife se prepara la mayor expedición
militar de que se tenga memoria.Jorge Domingos, un mestizo que había sido
contratado por la corona portuguesa para exterminar
indígenas sublevados en el sertao de Pernambuco y
Río Grande do Norte, cumplidor de su trabajo,
fue llamado para destruir Palmares. Tierras, negros para
vender, órdenes religiosas y grados militares, son los
ofrecimientos. Se vacían cárceles y pobres de
todos los rincones vienen a engrosar el ejército
más grande que se haya formado en Brasil. Diez
mil hombres: indios, negros y mestizos –los europeos
mandan no pelean–, atraviesan la selva y suben la
sierra donde están las fortificaciones negras. Varios
días duran los cañonazos que logran destruir la
triple muralla de madera y piedra. Tras el combate cuerpo a
cuerpo son miles los muertos, otros al intentar huir resbalan
por el despeñadero al vacío; también
están los que se arrojan al precipicio prefiriendo la
muerte a la esclavitud;
unos pocos logran escapar… El preto velho cae con
lágrimas en los ojos pidiendo a los orixás que
protejan a Zumbí de la saña enemiga… Desde la
costa se puede ver el humo que surge de la sierra mientras
las llamas se tragan Palmares. El jefe Zumbí ha
logrado escapar y se interna en la selva reuniendo a sus
hermanos. Allí estará tiempo reconstruyendo los
sueños… Entre los esclavos se corre la voz: "A
Zumbí la muerte no lo toca"… Pero un día,
cuando el sol está naciendo llega un negro a la
floresta, amigo en Macacos. Zumbí lo abraza, el
traidor le hunde su puñal en la espalda. Los soldados
lo degollan y clavan la cabeza en una lanza. La llevan a
Recife para exhibirla en la plaza: "Así
aprenderán que Zumbí no es inmortal", gritan.
El viento ya camina rápido por las ruinas de Palmares.
El fuego se ha comido todo… creen los que han vencido que
con Zumbí han muerto la memoria
de Palmares… Y como antes, se equivocan. Dicen sus hermanos
que el jefe sigue caminando entre los espíritus y a
veces decide bajar. Mientras un hombre explote a otro,
él andará por acá, entre las palmas,
cantando el canto de las araras, danzando el ruido de
los tambores, dirigiendo a su pueblo entre el cielo y
la
tierra… Los jefes de las rebeliones que vendrán
seguirán llamándose Zumbí…Hoy cuando mil o dos mil agricultores sin tierra del
nordeste ocupan un latifundio o toman un pueblo saqueando
depósitos de alimentos hay
quienes recuerdan a Zumbí. El anda caminando, baja en
los templos de candomblé, sale a la calle y dirige las
revueltas fumando seu charuto. Hasta que un hombre explote a
otro, andará revelándose por los
tiempos… - ZUMBI
1756. En la cuchilla de Caimboaté, sur del
Brasil, se escucha una voz que susurra entre triste y
agotada: "El mes que pasó mataron al gran
capitán Sepé Tiarajú y a 2.500 de mis
hermanos". Es el decir de Miguel Mayra, último cacique
misionero que, casi llorando, entierra una cruz en el suelo.
"Señal que camine los tiempos, marcando la tragedia
guaraní", grita. Luego mira hondo al horizonte y su
mirar recorre los campos, navega los ríos, camina los
pueblos y se pierde en las Misiones… Allí los
guaraníes aceptan la
evangelización que proponen los jesuitas,
pero ejercen el gobierno. La propiedad se divide en
dos:Tupambae son las tierras colectivas y Amambae las
pequeñas parcelas de cada familia. Las
tierras no se heredan, solo se hereda el título de
cacique.Las herramientas de trabajo son de todos y cada
pareja tiene su vivienda. Se trabaja seis horas diarias,
cinco días a la semana, y se descansa jueves y
domingos. Los guaraníes viven alegres, la vida
sonríe, el mundo no tiene dueño conocido y la
cruz no los maltrata como a hermanos de otras
geografías. Pero los reyes de España y
Portugal, que se dicen dueños de muchas tierras en
este gran país, intercambian Colonia del Sacramento
por los territorios misioneros. Ciento cincuenta años
de las Misiones. Ciento cincuenta años de trabajo,
sueños, esperanzas y sonrisas… todo abandonado. La
propiedad privada se abre paso y la espada ocupa el lugar de
la cruz.Cuando llegan los demarcadores de límites trayendo regalitos para
conquistarse a los indios y custodia de soldados, Sepé
Tiarajú, gran cacique de los pueblos misioneros, les
ordena que se retiren de las tierras guaraníes… y
comienza a preparase para enfrentar los invasores que sabe
llegarán…Algunos jesuitas lo apoyan, la mayoría no.
Los que intentan interceder ante el rey van al destierro.
Sepé recorre la campaña unificando a su pueblo
para la resistencia. Los guaraníes caminan tras su
jefe y justifican la rebelión en "el derecho a tierra
que otorgó el propio Dios cristiano que veneramos y el
Ñanderú–Guazú que llevamos en
nuestros pensares". Sepé envía un chasque a sus
enemigos advirtiéndoles: "Castellanos y portugueses,
en los tiempos pasados mataron a nuestros difuntos abuelos,
sin reservar las inocentes criaturas y se rieron de las
santas imágenes de los santos. Hoy veinte
pueblos nos juntamos para salirles al encuentro y con
grandísima alegría nos entregaremos, antes que
dar nuestras tierras".En febrero de 1764 los indígenas atacan el
cuartel de Río Pardo sin éxito y el cacique Tiarajú es
preso… pero la noche anterior a su ejecución burla
la guardia y escapa. El ejército
hispano–portugués va ganado posiciones.
Sepé sabe que no lo podrá derrotar en campo
abierto y aplica tácticas guerrilleras: realiza
emboscadas, ataques sorpresa, aparece y desaparece. Los
guaraníes se esconden en montes y cuchillas,
están en todas partes. Buscan así diezmar al
enemigo antes del inevitable enfrentamiento
directo.El 7 de enero de 1756 esta nublado, el sol se oculta
pero el calor
queda… Ataque sorpresa en San Gabriel, algo sale mal y el
ejército se lanza a la caza del puñado de
indígenas. La huida no es fácil. El caballo de
Sepé tropieza en un pozo y el cacique cae. Cuando
intenta levantarse, una lanza le atraviesa la espalda…
luego el jefe de las tropas españolas lo remata de un
tiro. Sin embargo Sepé sigue respirando… Sus
compañeros intentan socorrerlo y la descarga de
artillería cae sobre ellos. Muy pocos logran escapar
monte adentro. Los invasores queman con pólvora al
cacique y luego le separan la cabeza del cuerpo… En la
noche los indígenas regresan sigilosamente, juntan las
partes, se las llevan y las entierran al pie de un
árbol, al son de flautas y cantares. Tres días
después 2.500 guaraníes van a la muerte y 153
son apresados en el campo abierto de Caimboaté. Solo
dos horas dura la resistencia al fuego de los cañones
y el embate de miles de soldados. Dos horas para que la
palabra de los reyes se cumpla, y la vida comunitaria sea
destruida. Las tierras donde cayeron Sepé y sus
hermanos serán tierras de pocos dueños y
gauchos
pobres. La mala hora durará muchos años, pero
la furia del gran cacique queda guardada en las memorias
que caminan los tiempos. Y así vive… Dos siglos
después, 1978, los campesinos de los pueblos
misioneros se cansan de almorzar sosiego y apoyados por otros
curas, deciden salir a pelear "un pedazo de tierra para
plantar"… Setecientas familias acampan Encrucilhada
Natalino y renacen la vida. La esperanza busca la realidad
carpariendo Río Grande. El día amanece de
hazadas buscatierra sepetiarajuando primaveras, como
herederas en los caminos de la ira. Surgen los Sin Tierra. La
vida comunitaria vuelve… - SEPE TIARAJU
1761. Tirado en un rincón de la cárcel
Juan Al Akun recuerda su hetzmek. Recuerda su padrino que le
hizo conocer las letras del Chilam–Balam.Recuerda su compañera que prefirió
morir antes que ser tocada por el capataz de la hacienda.
Recuerda su vida de peón… Afuera los europeos
preparan la condena del puñado de rebeldes detenidos.
En pocos días la muerte se hará presente. Juan
mira al jefe y sigue recordando…Los mayas,
despojados de sus tierras, vivían la profunda
indignación de ser esclavos. Jacinto Canek,
indígena educado en colegio franciscano, conversa con
los sirvientes del monasterio contando las leyendas
mayas para que se identifiquen con su mundo… De a poco el
sol va creciendo en su pensar y late en su corazón la
necesidad de ayudar a su pueblo. Imagina que siendo cura
podrá cumplir sus soñares… pide ser ordenado.
Los franciscanos no aceptan la petición. "Los indios
no pueden ser sacerdotes", le dicen antes de expulsarlo del
colegio por "el atrevimiento". Esa actitud
deja un sabor amargo y el corazón triste. "Los
europeos no saben nada de la tierra, ni del mar, ni del
viento de estos lugares. ¿Qué saben ellos si
noviembre es bueno para quebrar los maizales?", pensó
Jacinto antes de comenzar su peregrinación por los
pueblos de Yucatán.En distintos rincones sus palabras consiguen la
admiración: "Observen, el europeo parece que marcha,
el indio parece que duerme. El europeo husmea, el indio
respira. El europeo quiere poder, el indio descanso". Poco a
poco se inicia la conspiración… Cierto día,
reunidos en pueblo Cisteil, su decir levanta a la gente, que
vibra identificada con él: "Cuando un indio muere
peleando solo deja de caminar en la tierra, su
espíritu crece y ronda por los lugares cubiertos de
fuego. Dentro de cada uno de nosotros habita el
espíritu de nuestros antepasados. Si nuestros abuelos
vivieran, lucharían contra estos hombres que nos
oprimen. Derrotarían a los dzules, duros de
entraña y sordos de espíritu".A mediados de octubre la rebelión ya
está madura. Los caciques de la zona se suman. El
levantamiento hace correr a los españoles. Casas de
autoridades y conventos son atacados, y finalmente Cisteil es
tomado por los rebeldes.Canek es nombrado rey de los mayas…
El fraile Miguel Ruela llega hasta el pueblo Sotuta para
pedir ayuda al capitán Cosyaga. Este tras escucharlo
prepara la expedición a Cisteil. Cuando llega al
pueblo, está desierto… Pero de repente, incontables
indígenas caen sobre ellos, como salidos de cielo y
tierra.Solo un soldado logra sobrevivir… En pocos
días tropas de todas la provincia marchan sobre
Cisteil. El 26 de noviembre llegan a la entrada del pueblo. A
su mando está Cristóbal Calderón. La
pelea dura dos horas. Seiscientos indígenas y cuarenta
soldados mueren guerreando. Jacinto Canek junto a trescientos
hombres, logra escapar.Toman una hacienda y allí resisten. Al
atardecer del día siguiente las fuerzas ya son
pocas… y son desalojados por el ejército europeo.
Después de la derrota el cacique y un puñado de
seguidores se mantienen en el monte.Antes de ser apresados, el jefe indígena
comenta a su gente: "Ahora existimos. Con esta lucha y en
este dolor hemos dado vida al espíritu de nuestro
pueblo". Ahora Juan Al Akun vuelve con su pensar a la celda.
Junto a Canek y otros hermanos espera el dictamen de la
justicia extranjera… Primero será la tortura a
todos. Juan y otros siete serán ahorcados. Algunos
acabarán su vida en las mazmorras carcelarias. A otros
les cortarán los brazos… Jacinto Canek será
"roto, atenaceado, quemado su cuerpo y esparcidas sus cenizas
por el aire"…
Yucatán seguirá indómito
durante siglos. La rebelión de Canek caminará
cuerpo de la dignidad y
la esperanza… espíritu contra la injusticia de los
años que vendrán. Las palabras del rey maya
quedarán en la tradición oral como perlas
nacidas del sol… - JACINTO CANEK
1779. El barco negrero atraca en el muelle de Cabo
Haitiano, al norte del país. De los más de
doscientos esclavos que salieron de Guinea, en la lejana
Africa,
llegan solo cuarenta.Los otros murieron en la travesía y fueron
tirados a los tiburones. En el grupo que sobrevive
está Makandal, un moreno mandinga de cuerpo hecho
escultura y voz grave, al que las cadenas parecen no herir.
En la subasta lo compra un monsieur dueño de
plantaciones de caña de azúcar.Makandal corta la caña como nadie, pero
pierde un brazo en el trapiche y va a cuidar el ganado.
Comienza a sentirse inútil. Lo invade la nostalgia de
su tierra y de su gente y la desazón se apodera de su
pensamiento. Sin embargo, no se deja vencer,
se encomienda a los dioses negros y encuentra en la observación de la naturaleza una
razón para vivir. Así conoce muchas plantas,
distintas a las de su rincón natal, pero igual de
sabias. Plantas raras, a las que nadie había prestado
atención antes. Y descubre un hongo que
huele a enfermedad y muerte… y se lo da a comer al perro de
monsieur. Mientras lo mira despatarrarse contra el suelo,
Makandal piensa en el sufrir de su pueblo…Un día desaparece de la finca: no está
en el corral de las vacas, ni en la cocina, ni en el
barracón donde duermen amontonados todos los esclavos.
No anda por ninguna parte. "Makandal es un mandinga, y todo
mandinga es rebelde. Ahora se hizo cimarrón y el que
se encuentre con él tiene que informarme", grita el
francés a sus esclavos.Viene la época del aguacero: ríos y
arroyos crecen y se desbordan, pero Makandal no da
señas de vida. Pasa la lluvia y los ríos
vuelven a su cauce…Cierto día el esclavo Tinoel, que ya
creía muerto a su amigo, recibe un mensaje: "Te mando
a buscar porque llegó el momento de nosotros, la hora
de los negros. No tenemos armas pero tenemos la
sabiduría de Run, el guerrero, y la inteligencia del gran Oxosse". En pocas
semanas el hongo venenoso invade establos y potreros. Vacas,
bueyes, caballos y ovejas caen por centenares cubriendo la
comarca de olor a carroña. Y la peste no tarda en
entrar a la casa del hombre blanco. Makandal proclama la
"campaña del exterminio" para crear "un imperio de
negros libres". Soldados y mayorales se lanzan a cazarlo…
revisan cada rincón y no lo encuentran. Pero los ojos
de sus hermanos lo ven por todas partes: "Se viste con el
traje de los animales –dicen–, se adueña
del curso de los ríos, habla por boca del viento,
conoce cada árbol, cada caverna…". Cuatro
años duraron sus andares: convertido en lagarto,
cobra, pájaro, mariposa o cualquier otro bicho. Cuatro
años saliendo de sus escondites para asistir a los
ritos en los que se veneran los dioses africanos. Y llega
diciembre, días de fiesta negra en Haití. Tras
el tambor madre surge la figura de Makandal. Nadie lo saluda,
pero su mirar afectuoso se encuentra con el de todos y los
tazones de agua
ardiente corren de mano en mano hasta la del visitante que
tiene sed.De tanta alegría junta olvidan que los
blancos aún existen, y que la traición siempre
es posible… Veinte soldados se lo llevan ante la mirada
asombrada de sus hermanos. El canto triste de los tambores
retumba desde el río Artibonito hasta la isla de la
Tortuga. En la plaza mayor, todo está
preparado:autoridades cómodamente ubicadas en la
iglesia y
esclavos cercanos a la pira, obligados por sus patrones a ver
el "fuego del ejemplo".Makandal habla con Oxosse y Run: "Grandes dioses de
mi pueblo, les pido me dejen seguir en el reino de este mundo
para continuar peleando por mi gente".Las llamas comienzan a subir por las piernas;
Makandal da un grito, las ataduras vuelan y su cuerpo se
estira por el aire, saltando por sobre la multitud que
observa. Luego desaparece. Los sacerdotes negros hacen
caminar la voz:"Makandal se quedó entre nosotros, en el
reino de este mundo". En el se inspiran los independentistas
que declaran la "Primera República Negra del
continente" en 1789, y los campesinos guerrilleros que
resistirán la ocupación norteamericana de la
isla en 1915. Hoy cuando se da una revuelta popular, por las
chozas y los cafetales se escucha alguna voz que canta:
"Ahí anda el manco, confundido entre su pueblo.
Ahí anda el mandinga, que se quedó en el reino
de este mundo. Ahí anda Makandal…". - MAKANDAL
1780. Los indígenas de la tierra del sol, del
corazón de los Andes, han sido transformados en
esclavos o viven en pequeñas propiedades a las que los
españoles cobran altos impuestos
denominados mitas. Otrora dueños de estas tierras, los
indios vagan por la vida de ojos tristes, mirando al suelo,
olvidados "como el escarabajo de los caminos",
humillados…Los corregidores, que así se llaman los
gobernadores nombrados por los reyes de España para
estos lados de la América, tienen amplias atribuciones
administrativas y judiciales… y utilizan ese poder para
subyugar a indígenas y criollos. Pero de repente la
sangre arde en las venas de José Gabriel Condorcanqui
al ver el tormento de su pueblo.En homenaje al último rey de los incas, al
último inca–rey o Inkarri, joven indio de 16
años, descuartizado por los conquistadores dos siglos
antes, José Gabriel pasa a llamarse Tupac Amaru.
Así nace Tupac Amaru II, y al grito de rebelión
se levanta contra el opresor. Cuatro mil hombres lo siguen y
surge la primera proclama: "Yo, José Gabriel, desde
hoy Tupac Amaru, hago saber a los criollos moradores de
picchus y sus inmediaciones que viendo el yugo fuerte que nos
oprime con tanto pecho, y la tiranía de los que corren
con este cargo, sin tener consideración de nuestras
desdichas y exasperando de ellas y de su impiedad, he
determinado sacudir el yugo insoportable y contener el mal
gobierno que experimentamos".El movimiento
se expande rápidamente: desde Cuzco a la frontera
de Tucumán, pasando por La Paz, Santa Cruz y
Potosí, 24 provincias se levantan. Desde los
trabajadores de las minas a los peones de las haciendas, se
contagia la esperanza. Indios, criollos y mestizos van tras
un mismo futuro, dentro de esta tierra que ahora sí
comienzan a sentir nuevamente de ellos… y ya son
10.000…La consigna revolucionaria "Castigar los malos
corregidores, abolir las mitas y liberar al pueblo de la
opresión", baja de los Andes al llano y así es
ajusticiado Arriaga, el corregidor más totalitario de
todos, cuando el movimiento ya contaba con 14.000 hombres.
Pero los españoles pensaron y pensaron… y
surgió la idea: "Vamos a dialogar y a prometer que
daremos tierras".Cuando los alzados llegan para conversar, el
ejército real los rodea y aniquila la mayor parte de
los ya más de 15.000 revolucionarios. Tupac Amaru y su
compañera caen vivos en las manos enemigas. Ella es
torturada y luego muerta. El –boca arriba mirando el
infinito– es atado por los cuatro miembros a cuatro
caballos que tiran cada uno para su lado. Sus hijos obligados
a presenciar el macabro rito, miran con ojos de triste
mirar… A pesar del largo tiempo que tironean los potros, no
logran matarlo. O los caballos son muy débiles o el
Inca–rey es tan fuerte como su pensar. Entonces lo
desatan y lo matan delante del pueblo, "para que sirva de
escarmiento"… pero no lo mueren. Su cuerpo sube a los Andes
para un día regresar, su nombre recorre
América. Un año después en Oruro,
indios, criollos y mestizos inician una nueva
sublevación liderada por Tupac Catari,
discípulo del Inca–Rey. Tres décadas
más tarde los pueblos de nuestra América
comienzan la revolución independentista siguiendo
los pasos del gran Tupac Amaru II. Hoy el pueblo de los Andes
espera un nuevo Pachakutik…Cuentan los más viejos, los de la piel de
muchos años, que cuando el mundo se de vuelta Tupac
Amaru II regresará junto a su antecesor, para andar
como en las épocas antiguas, reconstruyendo el
país de todas las sangres, reviviendo el mundo
americano. Al quinto siglo de la conquista, su cuerpo
destrozado y esparcido como el del Inkarri, comenzará
a juntarse y conducirá a la reconstrucción de
la libertad y la justicia, ubicando nuevamente en orden al
universo. Tal vez ese día Abya–Yala, la tierra
en plena madurez, nuestro continente, sea transformado por la
sabiduría; Amaru, la serpiente sagrada lo resguarde, y
el cóndor proteja a sus pueblos. - TUPAC AMARU
1781. Los precios de
la producción minera de Oruro, en Bolivia,
bajan rápidamente. Los mineros, en su mayoría
criollos, contraen grandes deudas y pasan a depender del
fisco y los comerciantes… pasan a depender de los europeos.
El resentimiento se siembra y crece como la coca, por todas
partes.Los mineros que antes mandaban en el cabildo y
algunas veces hasta corregidores eran, habían perdido
ya toda su influencia en diciembre del año anterior,
poco después de la rebelión tupacamarista,
cuando sus puestos de gobierno fueron ocupados por los
españoles. Ahora por primera vez piensan en aliarse
con los indígenas… ahora por primera vez lo
concretan. El 15 de enero se inicia el levantamiento. Las
milicias que se habían formado el año anterior
para defender Oruro de la llegada de Tupac Amaru II,
están al frente de la sublevación contra "el
mal gobierno de los europeos", atando la vida a su tierra. La
pelea hace fuerte la unión de criollos e
indígenas. Los hombres criollos usan poncho de
terciopelo negro como el del Inca–Rey, mujeres y
niños se visten como Aymaras. En marzo
estalla otro foco rebelde, esta vez es en La Paz y las zonas
cercanas. El líder es Tupac–Catari que se hace
jefe de mil lanzas guerreras y se proclama "salvador del
pueblo Aymara".Andrés Tupac Amaru, sobrino del gran Inca
llega con su ejército Quichua para sumarse al
levantamiento… Vencen en Sorata, y La Paz queda sitiada.
Está a punto de rendirse, los españoles
están sorprendidos y ya no pueden
resistir…Pero surgen problemas
entre los rebeldes: Tupac Catari y sus Aymaras no quieren
alianza con los criollos, Andrés y sus Quichuas ven un
poco más allá y como su tío quiere el
levantamiento de todo el pobrerío. Evitando la pelea
entre hermanos decide retirarse. Tupac Catari es vivado por
su gente y pelea heroicamente contra el colonizador, pero sus
fuerzas no son muchas y termina derrotado. En Oruro el
movimiento se mantiene algunas semanas más,
allí la unidad es más fuerte…Los españoles supieron sembrar resentimiento
entre los de abajo para disminuir sus fuerzas, pero no
mataron el espíritu de los guerreros, que
siguió caminando. En 1809 el mestizo Pedro Domingo
Murillo se rebela contra la corona… 158 años
después hubo un Che caminando por La Higuera… Y
años más tarde un tupamaro regó su
sangre en Cochabamba… Hoy Quichuas y Aymaras, mineros y
mestizos, viven su tristeza muda. Tal vez cuando se junten la
tristeza grite… y otra historia recomience… - TUPAC CATARI
1831. Desde el río de los pájaros
pintados hasta el mar ancho como océano, se escucha el
reclamo de los que dinero
tienen: "Hay que terminar con la inestabilidad. Para
valorizar la riqueza y resguardar las fortunas
internacionales hay que exterminar a los
Charrúas".Los indígenas desconocen la propiedad privada
porque "la tierra es de todos como el ñandú, el
carpincho o la pava de monte; como el dorado del río,
la pitanga y el mburucuyá".Todo es de la naturaleza, todo es de la comunidad.
Ninguno está al servicio de otro. Los más
viejos dicen a los más jóvenes "no hagan
agravio, ni mal a nadie, ni sean holgazanes". No tienen
leyes, ni
costumbres obligatorias, ni castigos… Son mansos como la
hierba, no llaman de lejos a gritos sino que apuran el paso y
hablan en voz baja.Ya pasaron trescientos años, desde que
–dueños de este rincón de la
Américamataron al conquistador Juan Díaz de
Solís, y solo algunas décadas de aquellas horas
en que –parte del ejército libertador–
seguían a don José. El tiempo caminó
como liebre en campo abierto, y los Charrúas no
aceptan las nuevas leyes: esas que permiten vender y comprar
el trabajo del indio en un país independiente, esas
que autorizan a pocos mucho y el indígena
nada…Los pocos de la mucha tierra –criollos o
internacionales– presionan. Don General Fructuoso
Frutos Rivera, héroe de extranjeros y presidente de
las tierras ubicadas al oriente del río Uruguay,
se reúne con Bernabé –su hermano– y
con el general Julián Laguna –su amigo. En
Durazno planifican la traición. Hablan con los
caciques y los invitan a concurrir con su pueblo a la zona de
Salsipuedes, en el norte cercano a la frontera
brasileña. "Allí recuperaremos tierras
usurpadas por el Brasil y ustedes tendrán territorios
y vaquerías", les dicen.Ante la insistencia de que concurrieran con mujeres
y niños los caciques Polidoro y El Adivino no aceptan
la propuesta. Conversan entre ellos y recuerdan la
traición de Frutos a don José, cuando se
entregó a los portugueses que luego lo nombraron
comandante. "Frutos es corazón malo y traidor", dicen
y no van. Otros cinco caciques al mando de quinientos
indígenas, sí van. Son recibidos con asado y
caña en abundancia. El ejército los rodea: los
muertos son hombres, mujeres y niños. A pesar de su
inferioridad, los charrúas resisten peleando. Rondeau,
un cacique que tomó su nombre del antiguo sitiador de
Montevideo, despacha con su lanza un enemigo tras otro.
Más de quince quedan tendidos a su lado antes de
sembrarse en la tierra, Brown, otro cacique de nombre
expropiado, se mantiene firme tras haber perdido todos sus
hombres…La imagen del
espíritu Charrúa se encarna en Cordúa,
un jovencito de quince años que, con sus boleadoras,
echa soldados al piso como peras que caen, hasta que un
jinete lo domina. Pero a los pocos pasos de andar prisionero,
el joven da un salto y trepa a las ancas del caballo. Toma un
cuchillo del cinto del soldado y se lo hunde en el pecho.
Luego de arrojarlo al suelo, mantiene el galope, logrando
cruzar las líneas enemigas, pero el caballo
está cansado y lo alcanzan.El muchacho pelea, pero no puede escapar.
Después de atormentarlo durante varios minutos, le
perdonan la vida para poder exhibirlo junto a otros
prisioneros en las calles de Montevideo. "Este es uno de los
pichones de salvaje", vociferan. Los campos de Salsipuedes
quedan regados de sangre Charrúa… muy pocos lograron
escapar…De los presos, cuatro –Vaimaca Perú,
Cenaqué, Tacuabé y Guyunusa– son enviados
a Francia
"para ser estudiados". Todos mueren pronto, tras ser
mostrados por un circo ambulante como raros animales. La piel
del guerrero artiguista Cenaqué es vendida por 18
francos…Así, don Frutos y sus amigos arrancaron el
corazón de la raza Charrúa. Los
valores espirituales no… los valores de
la raza madre viven… Cada cierto tiempo afloran. Algunos
cuentan que un 16 de julio de 1950, el Negro jefe y sus
compañeros eran Charrúas en pelea… Otros
recuerdan los años 60 y el peludaje en marchas rumbo
al sur… y un Raúl que sigue caminando. - CORDUA
1831. Se había ido el tiempo, se había
ido el mundo, se había ido la vida, los fantasmas… Se habían marchado las
estrellas, la luna, el sol, los venados, los ñanduces,
los yacarés… desaparecieron el hornero, el
chajá, el picaflor, el, gorrión del monte. Todo
estaba gris, desde la cuchilla Negra al Plata, desde la
laguna Merín al Uruguay… La hora Charrúa era
triste como sus miradas, perdidas en un abismo, escondidas en
los campos de la pampa. Solo quedaba la memoria… la
conciencia
maltratada por caudillos al servicio de
extranjeros…Solo queda la última pelea, que tal vez no
sea la última. Pero hay que darla aunque se pierda,
hay que darla para que otros den nuevas batallas en el
mañana, hay que darla por el corazón de la raza
madre, por Don José, por el agua de los ríos,
el color de las flores y el aleteo de los pájaros, hay
que darla porque no se puede seguir escapando…Meses atrás cuando los cobardes de Frutos
Rivera y su hermano Bernabé emboscaron y mataron
mujeres, hombres y niños Charrúas, o los
pasearon amarrados por Montevideo antes de darlos como
esclavos, o los enviaron a Francia para mostrarlos como
bichos raros; el cacique Sempé y un puñadito de
rebeldes se escaparon de la humillación. Y anduvieron
escapados por los campos extranjeros del Uruguay –un
país que lo dicen independiente–, robando vacas
para sobrevivir, escondiéndose de Bernabé y su
ejército que los persigue… Pero se terminó el
tiempo, y en el norteño potrero del Yacaré, un
rinconcito perdido cercano al río Arapey, fue el
encuentro. Los guerreros, cansados ellos y sus caballos pero
viendo que los soldados no son muchos deciden dejar de
escapar, deciden dejar de morir… deciden vivir… y atacan
al grupo del hermano del primer traidor colorado a boleadora
limpia. Ahí nomás Bernabé conoce la
muerte junto a dos oficiales y nueve soldados… ahí
nomás besa el piso de la que nunca fue su patria,
ahí paga parte de la matanza de
Salsipuedes.Sempé y sus guerreros caerían
después, pero antes se transformaron en victoria,
antes fueron héroes de la última jornada… que
no fue la última… La que reafirmó el
espíritu y dio vida a la garra para caminar futuros,
la que despertó los pájaros de su canto triste
para sonreír los campos, la que rescató la
sangre… La que iluminó la vida y parió mil
sueños para despertar la estrella… - SEMPE
1872. Se despidió de su mujer con
el rostro sereno y la mirada tranquila. Miró hacia las
montañas y luego salió al camino. Es integrante
de la familia
de los Shiris Puruhuaes. Hijo de las cimas heladas, amigo del
hablar poco, compañero del silencio de las
montañas… Hacia él se había dirigido
la gente de Cacha el 18 de diciembre cuando lo nombró
jefe de la sublevación. Aunque en principio
creyó muy prematura esa investidura, su
valentía y el mandato de la comunidad lo llevó
a ponerse al frente del pueblo.Había visto de niño como maltrataban a
su padre en la hacienda Tungurahuilla, donde el dueño
daba latigazos a los empleados. Conocía el sufrimiento
de su pueblo: humillado por el diezmo y obligado por el
gobierno a trabajar dos días sin
remuneración…De no cumplir el castigo era la prisión.
Aquella tarde cuando llegó el diezmero lo bajaron de
la mula a golpes, lo ataron a un poste y lo atormentaron,
luego fue arrastrado por la mula humedeciendo el suelo con su
sangre. Era el odio de siglos desenfrenado en aquel instante.
"Un escarmiento para los blancos", decían. El por
entonces presidente del Ecuador, doctor García Moreno,
amigo del orden y el patíbulo defendió
airadamente la represión total. "No vacilaré en
pasar por las armas a los sempiternos enemigos del orden.
Mandaré pasar por las armas a todos los que favorezcan
de cualquier modo a los enemigos y los ejecutaré
religiosamente". Así dijo y así
fue…Las bocinas llamaron a los indios de los diversos
rincones para que se sumaran al alzamiento. Las fogatas se
multiplicaron para comunicarse con todos los ayllus del
Chimborazo. Por todos los caminos fueron llegando los
indígenas y pronto fueron dos mil. La luna, roja de
ponchos, miraba el acontecer. La brisa caminaba rápida
refrescando la montaña. En la plazuela de la Virgen
del Rosario en Cacha, Fernando Daquilema fue proclamado
rey.El pueblo tomó el manto escarlata y la corona
de metal amarillo de la imagen de San José y se la
otorgó al nuevo jefe. Uno de los indios, Juan Manzano,
se acercó y entregó un látigo con madera
de chonta, donde se advertían los anillos de
Rumiñahui, vara de la justicia. El nuevo rey de Cacha
nombró a José Morocho gran jefe del
ejército rebelde y le encargó formar una
caballería de por lo menos 300 nombres, luego
envió embajadores a las distintas comunidades para
comunicar su nominación, exigiendo obediencia y
pidiendo que se sumaran al alzamiento colectivo.Una choza ubicada en la cima –amoblada con un
sillón y una mesa expropiados de la iglesia–,
desde donde se miraban todos los rincones, fue la casa del
gobierno provisorio. La noche fue agitada preparando la
lucha. El martes 19 los rebeldes atacaron la parroquia de
Yaruquí, los soldados que habían llegado desde
Riobamba repelieron el ataque. Daquilema mandó la
retirada para reacomodarse y luego volver. Después de
la victoria atacaron Sicalpa, donde el primero en ser
atravesado por una lanza fue el jefe del ejército
gubernamental. Sicalpa fue tomada… Después
caerá Punín y se destacará en la lucha
la guerrera Manuela León.De a poco comenzaron a llegar contingentes
gubernamentales de Riobamba y Ambato… Cuando los indios
caminaban venciendo vino la superstición y el miedo.
Los blancos, que rogaban insistentemente a los santos,
lograrán hacer creer a los alzados que
llegarían escuadrones desde el cielo, comandados por
San Sebastián. Los indios se asustan, muchos guerreros
están muriendo y piensan que ya no vencerán.
Hasta el día de la navidad el
gobierno de García Moreno es jaqueado… el 27 los
indígenas se rinden.Después vendrán las condenas. El 8 de
enero, ante más de 200 indios, obligados a mirar la
ceremonia preparada, Manuela León y Juan Manzano
serán fusilados. Después, Daquilema camina
hacia la prisión de Riobamba, marcha hacia un juicio
espectacular, va hacia la condena de muerte por ser
"principal cabecilla en el motín que tuvo lugar en la
parroquia de Yaruquíes…", y sigue hacia el 8 de
abril… hacia un madero donde ser atado para que truenen los
fusiles.Los ojos de los indios verán nubes oscuras
caminar el Chimborazo. Les llorará el alma de la vida
ante la sombra que cae… pero no desanimarán. Desde
aquel caminar de Daquilema hacia el otro mundo, los
levantamientos se repetirán buscando un país
plurinacional… - FERNANDO
DAQUILEMA - Fuentes
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(*) Primera edición, Ediciones Abya Yala, 1992 //
Segunda edición, Ediciones Abya Yala, 1997 // Tercera
edición, Ediciones Abya Yala, 2000 // Cuarta
edición, Quincenario Tintají, 2004
Kintto Lucas **
** Kintto Lucas. Escritor y periodista nacido en Salto
(Uruguay). Premio Latinoamericano de Periodismo
José Martí
1990. Pluma de la Dignidad 2004 otorgado por la Unión
Nacional de Periodistas de Ecuador. En Uruguay fue miembro del
Consejo Editorial del Semanario Mate Amargo. Desde 1992 vive en
Quito donde ha sido Editor Cultural y Editorialista del diario
Hoy y Editor de la Revista Chasqui, además de columnista
de los diarios El Comercio de
Quito y Expreso de Guayaquil. Actualmente es corresponsal de la
Agencia de Noticias Inter
Press Service (IPS) y Director del Quincenario Tintají de
Quito. Algunos de sus libros son: La rebelión de los
indios, traducido al inglés
con el título We Will Not Dance on Our Grandparent's
Tombs. Indigenous uprisings in Ecuador; Rebeliones
indígenas y negras en América
Latina; Mujeres del siglo XX, Apuntes sobre fútbol,
Plan Colombia. La paz
armada y El movimiento indígena y las acrobacias del
coronel.
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