- Sapiens sapiens:
supervivencia, poder y cambio
tecnológico - La lecturas del
hacker - 3. Tecnología:
dominio o liberación? - 4. La práctica del
hacking: Metabolik BioHacklab de Bilbao
Concluimos
Anexo metodológico. Sobre las
entrevistas
Metainformación
Bibliografía
Notas
ABSTRACT
Esta ponencia se plantea como un viaje a través
de los recursos
literarios, políticos e ideológicos sobre los que
se ha conformado la nueva generación de activistas
políticos que, desde mediados de los 90, hacen de la
tecnología
un instrumento de intervención social. Sobre la base de
estos recursos, del análisis de contenido del discurso y de
su relación con otras redes sociales, se esboza
una introducción al universo de
activismo técnico-político (hacking) en el Estado
español.
Palabras clave:
· ciberespacio
· cultura
· hacker
· historia social de
internet
· movimientos sociales
Sapiens sapiens:
supervivencia, poder y
cambio
tecnológico
Gaudemar. El orden y la producción
¿Dejará el cuerpo productivo la
férula patronal para situarse bajo la del Estado?. O,
por el contrario, ¿aprenderá a trabajar y a
producir libremente? ¿a vivir, tras siglos de
traumatizante disciplina,
la indisciplina creadora?
La tecnología atraviesa todos los planos de la
vida. Media en la relación comunicativa del hombre con sus
iguales, de ahí que lo técnico sea parte de
lo social y lo político. Lo hace
también en la relación del ser humano con su propio
cuerpo mediante el
conocimiento y el cuidado de sí mismo. [NOTA]1) De
igual manera, la relación del hombre con el mundo
físico es fundamentalmente tecnológica hasta el
punto de que la antropología desarrolla el concepto mismo de
cultura íntimamente relacionado con el de
técnica: la sapientización de los
prehomínidos se explica, en parte, por las ventajas
adaptativas que experimentan los sapiens arcaicos al
desarrollar tecnologías más eficientes de caza y
recolección de alimentos
[NOTA]2).
La revolución
más profunda en la historia y en la
organización social de la humanidad, la
revolución neolítica [NOTA]3), tiene una base
eminentemente tecnológica. La agricultura,
la domesticación (de no homínidos) o el dominio de la
metalurgia
permiten al hombre salir de su estadio de nomadismo salvaje para
pasar, con todas sus consecuencias, al sedentarismo, la
estratificación social y el desarrollo de
la organización [técnica] del Estado.
La guerra y la
coerción política como tecnologías del poder
y del dominio son la base de la civilización
[NOTA]4). Así, es fácil entender que la
aventura de la humanidad es la aventura de la cooperación
(la base de lo social) y el mando político de la mano del
conjunto de técnicas o
disciplinas que doblegaron el medio físico (y el propio
cuerpo) y permitieron la supervivencia, garantizando el
orden y la disciplina social.
La naturaleza
social de lo técnico, entendida como estrategia de
supervivencia del hombre frente al medio físico, se
despliega a lo largo de la historia en los diversos modos de
producción y propiedad
sobre lo producido y sus materias primas. Se explica en la
esclavitud
cómo técnica de producción y dominio de los imperios
hidráulicos [NOTA]5)de Mesopotamia,
en Grecia y en
Roma [NOTA]6). En
la servidumbre feudal y tras la revolución
industrial (esa revolución del vapor, del acero, de la
química y
la electricidad), en
la alienación del proletario liberado de su
condición de medio de producción privado (ya no es
el siervo vinculado como una árbol o una mula a la tierra),
reconvertido en trabajador social "libre": dispositivo vivo
integrado en el complejo productivo de la cadena de montaje,
componente humano de la máquina productiva
contemporánea.
Hoy, una vez que el proletariado ha sido expulsado como
un cuerpo extraño de la cadena de montaje (condenado al
paro y a la
precariedad estructural) y el capitalismo se
rearticula sobre la producción y gestión
de información, dominio militar de recursos
naturales y automatización informática de cada vez más espacios
de la producción mercantil, cobra forma un nuevo
territorio definido por la técnica y redimensionado por la
naturaleza política de la vida humana. A la
mutación (técnica) en la forma (económica)
de producir, se solapa un proceso de
redefinición de las condiciones de vida y de las
concepciones que sobre el mundo han utilizado tradicionalmente
los actores sociales contemporáneos: las clases
(objetivas), los movimientos (la conciencia en
acción), sus estructuras de
intervención política (la voluntad de poder
organizada en forma de partidos) y su imaginario, reaccionario, o
insurgente. Un nuevo escenario, un nuevo sujeto, un nuevo
conflicto se
esboza en un contexto de producción y vida que nace sobre
un paradigma
tecnológico emergente que impone el desarrollo de las
telecomunicaciones y la representación
digital de lo real.
El ciberespacio [NOTA]7): zona en la que se
cruzan, digitalizados, los eventos y las
relaciones sociales que fluyen desde todos los planos o campos de
la realidad humana, de lo social. Un sitio inmaterial y
real a un tiempo,
ubicado entre miles de máquinas
interconectadas, espacio de comunicación entre dispositivos más
o menos automatizados, diseñados y administrados por
personas, que es territorio de acción y por tanto de
conflicto. En él se compra, se vota, se vende, se opina,
se conspira, se pierde y se gana dinero, se
investiga, se escribe, se lucha. Se generan códigos
e identidades compartidas, se estructuran movimientos sociales y
se traslada el conjunto de la actividad social, a la que dada la
especificidad del medio, se le superpone un conjunto elementos
característicos, novedosos o incluso novísimos, que
lo convierten es un fascinante objeto de estudio en cada una de
sus dimensiones. De la misma manera que la fábrica y la
metrópoli escenificaron en los últimos doscientos
años buena parte de la conflictividad social
contemporánea, este nuevo territorio se configura como
[un] nuevo escenario para la creación política, la
organización y extensión de la protesta.
¿Sobre qué presupuestos?,
¿cómo?, ¿quienes?, ¿diciendo
qué?. Sobre ello hablaremos en este
artículo.
"Yo tengo una teoría similar que desarrollé
cuando estaba en matemáticas: la anarquía es un
límite matemático, en el que la variable es el
individuo
tendiendo a la solidaridad, y
la ecuación o expresión matemática de la que queremos calcular el
límite es la sociedad"
[genis, en
hackmeeting[arroba]listas.sindominio.net
En 1983 William Gibson escribe su primera gran novela sobre la
vida en las redes de ordenadores, la circuitería electrónica y los flujos de datos
digitalizados que soportan la estructura de
la civilización contemporánea. El Neuromante
[NOTA]8), el clásico del ciberpunk y la generación
de ciberactivistas que se crea en los noventa y es objeto de
investigación de este trabajo.
Cuando Gibson inventa la palabra ciberespacio [NOTA]9) lo
hace con la intención de dar forma a la metáfora
futurista del mundo moderno en el que la concentración del
poder en las manos de unas pocas familias empresariales,
sólo es posible sobre la base del dominio y desarrollo de
las tecnología digitales de la
comunicación y la automatización de la
producción. Gibson acuña un nuevo término
para dar salida a la crítica
de la tecnología en manos de un puñado de grandes
corporaciones empresariales que convierten al mundo en su dominio
sobre un basural de chatarra mecánica y humana. En el universo
desolado en el que las máquinas (sería mas correcto
decir el software que las gobierna), consiguen unificarse
en una inteligencia
artificial global (Wintermute junto a Neuromante, la IA
global) que lo controlará TODO, los protagonistas
sobreviven individualmente y a duras penas en el negocio del
crimen
organizado y el tráfico de datos. El resquicio a
través del cual es posible la vida autónoma lo
proporciona la capacidad de supervivencia (basada en la inteligencia,
la pericia técnica y el acceso ilegal a los datos
corporativos) en un escenario de acelerada degradación
psíquica y violencia
generalizada. Ese es el escenario en el que el protagonista,
Case, desempeña sus labores de vaquero de consola,
operador que sobrevive desviando o robando
información protegida tras el ICE, intrusión
countermeasures electronics, el hielo que protege las
estructuras de datos de grandes empresas o
instituciones
militares.
Lo paradójico de la historia del término
ciberespacio es que tiene un origen marcadamente
literario, metafórico y crítico, no hace referencia
a una realidad material, objetiva, histórica, sino
que recurre a la construcción de un modelo de
ficción sobre el que proyectar los rasgos
fundamentales del mundo en que vivimos: el poder
hegemónico de la economía capitalista,
la depredación del medio ambiente
y la progresiva dominación de la tecnología
de la comunicación sobre todos los ámbitos de
la producción y de la vida. El ciberespacio de
Gibson es desolador y una advertencia acerca del rumbo que toman
la cosas en el planeta en el último cuarto del siglo XX.
Él mismo lo cuenta:
" […] Supongo que el libro
plantea esas preguntas, pero no las contesta. Yo no las puedo
contestar […] pero, gente como ésta de Autodesk [y del
Media Lab de MIT] que están construyendo el ciberespacio
– me cuesta creerlo, y ya casi lo tienen -, simplemente no se
enteran. Mi percepción de lo que estaba haciendo era
intentar llegar a algún tipo de metáfora que
expresara mi profunda ambivalencia respecto de los medios de
comunicación en el siglo 20. Y tuve la
satisfacción de conseguirlo en cierto modo, y entonces
estos cerebritos llegan y dicen, "¡Demonios, esto es una
buena idea! ¡Vamos a ponerlo a funcionar!" Pero, sabes,
me deja pensando, "¿Qué es esto?". Esto es
incluso más raro que tener a gente haciendo tesis sobre
tu trabajo: tener a gente construyendo esta mierda demencial
que tú has soñado, cuando estabas intentando
hacer una cierta crítica de la sociedad industrial. Es
una cosa bastante rara."
[NOTA]10)
La pregunta que habría que responder para
despejar lo que de paradójico tiene el caso debería
ser: ¿cómo pudo haberse convertido esta advertencia
apocalíptica sobre los peligros de la recombinación
entre poder y tecnología en una de las referencias
literarias del activismo tecnológico de los 90?
¿como pudo construirse, técnica y culturalmente el
ciberespacio en el imaginario hacker sobre la
base de una anticipación tan descarnada de lo que puede
ser el mundo sometido a una racionalidad tecnológica
extrema?
Habría que empezar aclarando que un vaquero en la
obra de Gibson es un pirata (eminentemente solitario que coopera
tácticamente con otros vaqueros o bandas organizadas de
traficantes de datos) que practica el corso informativo al
servicio de
algún cliente al que en
más de una ocasión, tarde o temprano, acaba
traicionando. En el conjunto de pautas o premisas
ideológicas sobre las que vive un vaquero como Case, el
cuerpo es un lastre, un saco de carne sujeto a necesidades
elementales, tales como el hambre, el deseo o el sueño,
todas ellas prescindibles en la inmaterialidad de las relaciones
sociales que se dan en la red. Conectada a la
matriz
mediante neurotransmisores o trodos, la mente se desprende
del cuerpo y fluye por los múltiples escenarios y
realidades que existen en el ciberespacio. Sus limites
(los de la mente) se establecen en su propia capacidad de
trabajo, en la inteligencia operativa del vaquero, en la
capacidad de producir o aprovechar el producto del
trabajo de otros operadores empeñados en saltar las
barreras del hielo, superar las pruebas mas
arriesgadas, llegar más lejos.
"Case tenía veinticuatro años. A los
veintidós, había sido vaquero, un cuatrero, uno
de los mejores […] Operaba en un estado adrenalínico
alto y casi permanente, un derivado de juventud y
destreza, conectado a una consola de ciberespacio hecha por
encargo […]. Ladrón, trabajaba para otros: ladrones
más adinerados, patrones que proveían el
exótico software
requerido para atravesar los muros brillantes de los sistemas
empresariales, abriendo ventanas hacia los ricos campos de la
información"
[NOTA]11)
Un vaquero, pues, es un pirata individualista, un
corsario que vive en el limite de la legalidad, en
el borde frágil de la materialidad y por lo tanto en un
espacio novedoso respecto a la realidad social. En ese espacio su
cuerpo no le sirve:
"Esto era lo que él era. Olvidó
comer….] A veces se resistía a tener que dejar el
tablero para utilizar el inodoro químico que
habían instalado en un rincón de la buhardilla.
[…] Un laberinto multicolor de puntos electrónicos fue
lo primero que vio al despertar. Iría directamente al
tablero sin molestarse en vestirse, y se conectaría.
Estaba entrando. estaba trabajando. Perdió la cuenta de
los días"
[NOTA]12)
Como veremos más adelante, nuestro trabajo aborda
el universo político de un tipo de activista que define su
ámbito de acción en el cruce de planos entre
determinadas redes sociales urbanas y telemáticas. Una
concepción de lo tecnológico en relación a
lo social desde dónde se definirá una
praxis, se articulará un discurso y
tomará cuerpo un proyecto político: el
ciberactivismo, el hacking político social de la
última década. Pero ¿que relación hay
entre este nuevo modelo de
militancia electrónica y el anti-héroe, vaquero
delincuente, de Neuromante? Podríamos pensar que
ninguna si nos limitáramos a extraer de la trama la
figura del vaquero que si bien puede representar el tipo ideal de
free-rider o bad boy de las redes
telemáticas, poco tiene que compartir con el activista
ideologizado, con un discurso y universo conceptual modelado en
los espacios de producción identitaria de las redes
sociales. Poco o nada en comúnsalvo el
medio. Sobre la base de sus limitados
conocimientos técnicos, Gibson intuye, imagina e inventa
un nuevo escenario para la vida, un nuevo medio que comunica a
las máquinas y junto con ellas a las personas. Una
dimensión inmaterial de la relación social en la
que es perfectamente posible ser algo y sobre todo ser
alguien, disponer de una identidad, y
experimentar sensaciones reales. El ciberespacio de Gibson
es un terreno de lucha y conflicto entre sujetos sociales que
articulan relaciones de mando, dominio y poder como
proyección de las que existen ya en el mundo material, que
instituyen incluso nuevas (por virtuales) formas de
relación y control social;
por lo tanto, espacio óptimo para las resistencias,
para la guerrilla informacional, la reapropiación
tecnológica como estrategia de liberación y la
superación del paradigma mercantilista sobre la
producción de conocimiento
[NOTA]13). En este medio y en este plano del imaginario ciberpunk
cristaliza la corriente de activismo político
tecnológico que nace en los primeros grupos de
hackers
[NOTA]14) del MIT [NOTA]15) y se despliega con su potencia
máxima en el fenómenos del software libre
[NOTA]16)y las prácticas tecnicopolíticas de los
últimos años. El vínculo entre el escenario
originario y las prácticas actuales lo percibe con
claridad alguno del los activistas más destacados del
hacking sevillano para el que Gibson es referencia
obligada:
"Mientras la mayor parte de la población vive una existencia bastante
previsible entre los concursos de la tv, el trabajo
burocrático, el consumo
estandarizado y el turismo de masas, los
zapatistas desde un rincón de la selva centroamericana
proponen una interpretación de los procesos
globales radicalmente nueva; dos hackers en un
garaje de California diseñan el primer ordendor personal; un
grupo de
investigadores y comerciantes diseñan desde Seattle las
herramientas
para habitar el ciberespacio que usarán el 95% de los
internautas; una banda de hackers y activistas que se
encuentran en Evian producen un agenciamiento de
tecnologías con el potencial de revolucionar el uso y la
apropiación de las imágenes; otra banda de mediactivistas
construye un puente virtual para unir a la multitud a ambos
lados del Estrecho de Gibraltar… Este mundo y este orden de
deseos es el que recrea la ficción de
Gibson."
[NOTA]17)
La disutopia de Gibson alcanza y sostiene el imaginario
de la acción colectiva. Pero el salto entre el
ciberespacio que anticipa el Neuromante y las redes
sociales de activismo tecnicopolítico de finales de los 90
no se da sobre el vacío. Hakim Bey [NOTA]18), visionario,
poeta y militante de la cultura y la
política underground en los 80-90, hace de puente e
imprime al activismo la impronta libertaria y un alambicado
imaginario poético y político, liberando el
concepto de ciberespacio de su base estrictamente
literaria y sus reminiscencias cibepunks para colocarlo en el
plano del análisis y las estrategias del
conflicto político. A partir de Bey, analizar el
ciberespacio y las prácticas posibles es hablar, de
alguna manera, de teoría política, de programa
político.
Bey redefine el espacio de actuación, lo delimita
y lo reduce a una dimensión fundamentalmente
política: transforma la percepción del
ciberespacio como una definición genérica de
un nuevo mundo para la interacción social (el plano de Gibson), y
lo eleva a la categoría de territorio para la fuga
conspirativa, para la liberación de zonas ocultas e
intangibles al poder del Estado, móviles,
nómadas y especialmente bien pensadas para la
experimentación colectiva de utopías presentes,
"aquí y ahora". Es la base de su teoría sobre la
TAZ o Zona Temporalmente Autónomas [NOTA]19). Las
utopías piratas son las primeras referencias
históricas que de las que disponemos para imaginarnos una
TAZ:
"Los contrabandistas y corsarios del siglo XVIII
crearon una red de
información que abarcaba el mundo entero: primitiva y
entregada fundamentalmente a siniestros menesteres, la red
funcionaba en todo caso de manera portentosa. Diseminadas a lo
ancho de la red había islas, remotos escondites donde
las naves podían ser aprovisionadas de agua y
víveres o usadas como botín a cambio de lujos y
necesidades. Algunas de estas islas sostenían
'comunidades liberadas', completas sociedades
en miniatura viviendo conscientemente al margen de la ley con la
determinación de mantenerse, aunque sólo fuera
por una corta pero venturosa vida"
[NOTA]20)
La "piratería informática", si pensamos
en ella como en las múltiples experiencias de resistencia
política y contra-cultural que hay en Internet, también se
puede entender como una red y archipiélago de islas
interconectadas, conjunto de "zonas liberadas". Para Bey, la
tecnología de los 90 hacía posible el dominio
total de manera que pensar en zonas del mapa fuera de control
implicaba moverte en el plano de las utopías
inalcanzables. "Hay que construir nuevos mapas" sobre
el desarrollo de un nuevo tipo de tecnología liberadora
con la que es posible la desaparición y la
autonomía respecto del Estado. "¿Debemos
quizá esperar a que el mundo entero haya sido liberado de
todo control político antes de que incluso uno de nosotros
pueda afirmar conocer la libertad?"
[NOTA]21).21 La historia cuenta con la experiencia de "enclaves
libres" y utopías que no sólo han sido posibles:
son posibles, de hecho existen y nos permiten hablar de libertad
aquí y ahora, sin nostalgias ni metarrelatos sobre el
progreso (Marx) y su
sistemático empeño por desplazar las utopías
liberadoras siempre hacia adelante.
Así, la TAZ es una línea de fuga, un plano
diferente al de la la confrontación revolucionaria a vida
o muerte. "La
TAZ es una forma de sublevación que no atenta directamente
contra el Estado, una operación de guerrilla que libera un
área (de tierra, de
tiempo, de la imaginación) y se disuelve para
reconfigurarse en otro sitio/otro momento, antes de que el Estado
pueda aplastarla"
[NOTA]22).22 Es "la mejor de las tácticas
posibles" en un momento de omnipresencia física,
política y técnica del Estado, al que la TAZ puede
habitar en sus fisuras, en sus grietas o en sus propias redes de
datos. La TAZ "golpea y se defiende" rehuyendo del enfrentamiento
directo, la violencia; se hace inalcanzable en la invisibilidad y
el movimiento
continuo. De ahí que en la TAZ se pueda representar un
mapa de escala 1:1 fuera
del mapa del imperio, fuera del mapa real. Es decir, sólo
la TAZ puede inventarse otra realidad fuera de la que ya
está definida por el mapa del poder y en la que no hay
territorio sin dominar. Se trataría de encontrar espacios
geográficos, sociales, culturales o imaginarios y se trata
también de encontrar tiempos en los que este nuevo
espacio se haga proyecto de vida,
en el olvido del Estado y de los cartógrafos de la
realidad:
"Estos nómadas orientan su curso bajo estrellas
extrañas, quizás luminosos racimos de datos en el
ciberespacio, o quizás alucinaciones. Extiende un mapa
del terreno; coloca sobre éste un mapa del cambio
político; sobre este un mapa de la red, especialmente de
la contra-red con su énfasis en logística y el flujo de
información clandestina; y finalmente, encima de todo,
el mapa 1:1 de la imaginación creadora, de la estética, de los valores.
La trama resultante cobra vida, animada por remolinos y brotes
de energía, coágulos de luz,
túneles secretos, sorpresas"
[NOTA]23)
Dentro de la red del comercio y el
ejército hay zonas de acceso público y otras de
acceso restringido. En ese espacio público se ha creado
una contra-red de usos clandestinos e ilegales, de
rebeldía y piratería. La contra-red se
levanta sobre una trama o estructura horizontal, no
jerárquica y orientada al intercambio de datos. La TAZ
puede ubicarse también en la trama y existir tanto
en el mundo real como en el virtual. Para Bey, la capacidad de
"comprimir tiempo y espacio" de los medios
digitales y las redes telemáticas puede proporcionar a la
TAZ algún "sustituto" del tiempo y espacio al que renuncia
en el mundo material y en el que es posible una nueva vida
invisible para el Estado. La trama suministra la
épica a la TAZ, es su fuente de mitopoiesis:
almacena información secreta y clave, sus leyendas, su
ideario y sus sueños. La contra-red es imposible de
cerrar, controlar o congelar [NOTA]24).
Entre el mundo apocalíptico del
ciberespacio de Gibson, dominado por la violencia y el
control total que consigue la fusión de
las inteligencias artificiales, las excitantes utopías
autónomas de Hakim Bey representan un salto hacia
adelante. La TAZ es una redimensión de lo adelantado por
Gibson y una humanización, por politizada, del concepto.
En Bey el ciberepacio se recupera para la vida en tanto
que proyecto colectivo, libre e independiente del poder. De la
misma manera que cuando el mapa del globo aún no
había sido cerrado, Hakim Bey ve en 1990 que la redes
telemáticas abren una nueva dimensión espacial para
el hombre en
las que es perfectamente aceptable trasladarnos con los elementos
que necesitamos para emprender proyectos en
nuestra vida material: la identidad, la voluntad, el
espíritu de comunidad y la
necesidad de autonomía y libertad. Con independencia
de cuánto pueda haber aportado el trabajo de Bey a la
teoría política
[NOTA]25), nos interesa como fuente, como texto de
referencia y dinamizador de buena parte del activismo
telemático. Y lo hace por cuanto que Bey aporta a lo que
comienza a configurarse como comunidades de hackers
activistas en algunos espacios de la Red, la reflexión
política (la naturaleza del poder y la necesidad de
liberación) que descongela la fascinación "neutra"
por la tecnología y la ficción ciberpunk que le da
salida por vía literaria [NOTA]26).
3. Tecnología: dominio
o liberación?
Bajo el gobierno de una
totalidad represiva, la libertad se puede convertir en un
poderoso instrumento de dominación.
Marcuse.El hombre unidimensional
La racionalidad científica permite la captura de
la realidad objetiva recurriendo a operaciones
intelectuales
que la representan mediante algoritmos
matemáticos, mediante construcciones mentales que hoy en
día se encuentran bajo el dominio de la lógica
binaria y la representación digital. Lo real es ahora una
mera representación o mediación entre el sujeto y
sus construcciones (mentales) lógico-matemáticas;
se evapora del mundo objetivo, de
desmasterializa en complejas fórmulas y conceptos que
hacen pertinente afirmar que "la realidad científica
parece ser una realidad ideacional" [NOTA]27). Se entiende pues
que la lógica científica colocada en la base de la
relación del hombre y la naturaleza permite una recreación
imaginaria de lo real: la realidad ya no sólo es
manipulable técnicamente en su materialidad, sino, sobre
todo, definida en un proceso social de comunicación en
tanto que dato procesado: hoy lo real es
información.
Si estiramos hasta el límite esta
conclusión (crítica) de Marcuse y la solapamos con
la reivindicación de la interacción comunicativa de
Habermas [NOTA]28), en un contexto en el que el desarrollo
científico técnico ha desbordado su
condición de capital
productivo y se desplaza al ámbito de relación
social práctica (acción política) y
comunicación de masas, quizá podamos reconstruir
una crítica a la racionalidad
técnico-científica en la que liberemos un espacio
para el desarrollo de esa otra premisa que adelantaba Marcuse y
la Escuela de
Frankfurt: la que define a la tecnología como un elemento
integrado en una lógica de dominio, al mismo tiempo que se
ofrece como condición de posibilidad de toda estrategia de
liberación [NOTA]29). Situemos el trabajo de ambos en los
años sesenta y la necesidad de remozar el marco conceptual
de análisis del modo de producción. Efectivamente
las tecnologías productivistas difícilmente
podrían ser percibidas como algo más que un
mecanismo de integración física del hombre a la
cadena de montaje y la producción masiva de
mercancías. Cuarenta años después el
despliegue técnico y el diseño
productivo se han desarticulado (o rearticulado) en un proceso de
descentralización fabril, de
mecanización y automatización que, como resultado
final, ha expulsado al hombre de la cadena de montaje y de buena
parte del proceso productivo [NOTA]30). La fuerza humana
entendida como presencia física en el proceso productivo
se sustituye por inteligencia digitalizada, por procesos de
dirección y administración de sistemas y por "nuevas"
relaciones de producción que podrían entenderse
como neo-decimonónicas y que van desde la
precariedad del trabajo en las metrópolis occidentales a
la esclavitud en la periferia de la opulencia desarrollada. Los
microchips de los robots de la Renault pueden perfectamente ser
manipulados por niños
esclavos en Nueva Dheli y las mascarillas antiestáticas de
los ingenieros de hardware en Silicon Valley
pueden ser cosidas a mano por mujeres de las maquilas de México.
Ese desequilibrio y desarrollo desigual (esa combinación
de tecnología de última generación y trabajo
manufacturado) es la base de la coherencia y estabilidad del
capitalismo del siglo XXI. El desarrollo técnico
científico de los últimos quince años ha
centrado su ámbito de dominio preferente en las
tecnologías de la comunicación para dar salida, por
un parte, a las imposiciones funcionales y operativas de la
producción mercantil, del complejo militar-industrial, y a
la necesidad de nuevo espacio de socialización para el consumo y la
asimilación política. Así, la
comunicación pasa a integrarse en el dispositivo
ideológico de control social en la misma medida que se
convierte de inmediato en el terreno propicio para la resistencia
al poder, para la lucha y el desarrollo de dispositivos
ideológicos movilizados en clave de liberación.
Mientras que la maquinaria automatizada y organizada en cadena de
montaje, en la que se devora al hombre y su mundo como un
elemento productivo más, es irrecuperable para la
revolución y sólo se representa en el imaginario
insurgente como herramienta de explotación a la que se
debe atacar hasta desmontarla [NOTA]31)(aun a costa de romper con
las premisas productivistas del progresismo marxista del XIX), la
técnica digital comunicativa se despega de la materialidad
de la producción y se hace accesible, autónoma y
recuperable para la organización de la protesta, para la
liberación subversiva. ¿Podría ser este un
punto de partida para una redimensión política del
potencial disrruptivo de la tecnología aplicada a la
comunicación? La práctica del hacking (mucho
más claramente que su discurso) aporta algo en esta
dirección.
4. La práctica del
hacking: Metabolik BioHacklab de Bilbao
[NOTA]32)
"Yo creo que casi todo hacker de dentro del
movimiento de hacklabs es multimilitante"
Zert en
#Metabolik
Hoy en día existen varios hacklabs, o
laboratorios de experimentación técnica y social
que nacen de esta nueva cultura hacktivista y la
consolidan como movimiento social articulado dentro y fuera de la
red. Se reúnen físicamente fuera de Internet con la
intención de trabajar en proyectos relacionados con el
software
libre, ciberderechos, privacidad, criptografía, redes wireles
[NOTA]33)33en barrios o ciudades; fuera de su territorio
convencional (la Red, que sigue siendo un espacio para la
coordinación), bajando a tierra en
contacto directo con las redes sociales.
[NOTA]34)La mayoría utiliza, nace o se inserta en
Centros Sociales Okupados como fue el caso de Kernel Panic de
Barcelona, que se reunía en el Centro Social Les Naus.
Enseñar, aprender, montar redes, compartir conocimiento y
sobre todo difundir una imagen del
hacking como cultura de la información libre.
[NOTA]35)En el Gaztetxe de Udondo (Leioa), en Bilbao, se
reúne como un grupo de trabajo del Centro Social, el
Metabolik Bio Hacklab. Nace en el Hackmeeting [NOTA]36)de
septiembre del 2001 y en su primer año despliega actividad
en diversos frentes. Se presenta a través de un
manifiesto rizomático [NOTA]37), en conexión
evidente con la vanguardia
posmoderna que nace años antes en algunos sectores del
movimiento de okupación de Madrid y
Barcelona, empeñados en la asimilación colectiva de
algunos textos de Delueze y Guattari como base sobre la que
superar el "estrecho horizonte de la vieja izquierda" y poder dar
forma a un nuevo discurso alejado de las "representaciones
binarias" de lo social [NOTA]38):
"Me gusta ser libre, expandir mi código, compartirlo, difundirlo,
copiarlo, enlazarme con otras páginas, otros proyectos,
otros seres… disfruto al experimentar con diversos lenguajes
y protocolos,
aprender y ser aprendido, participar de los procesos
tecnológicos y humanos que me constituyen, interactuar
con mis entornos a través de mis diversos cuerpos para
defender la autoorganización y la autonomía que
me da la vida. Por eso uno de mis fundamentos
autocatalíticos primarios (quizás es el
más importante) es el [software libre], [generarlo],
usarlo, difundirlo y disfrutarlo me permite compartir
técnicas y materiales,
conocimientos y prácticas, y crear así una fuente
común de recursos colectivos, colaborar con una red
autoorganizativa de conocimientos abiertos, libres y
reutilizables que me alimentan, mientras alimentan a
otras."
[NOTA]39)
El colectivo se suma en breve a las campañas
contra la LSSI ("No queremos vivir así"
[NOTA]40)), a la Campaña SOS Privacidad ("STOP
1984"
[NOTA]41)), a la difusión del software libre
("Nosotros hablamos de Software Libre"
[NOTA]42))y a la campaña contra de las patentes de
software de Proinnova ("No a las patentes de software"
[NOTA]43)). Pone en marcha talleres sobre la LSSI, programación en Perl, PHP
[NOTA]44),44 introducción al software libre,
electrónica e introducción a GNU/Linux. En marzo
del 2003 organiza unas Jornadas sobre wireless y
redes ciudadanas libres junto a BilboWireless y MadridWireless
[NOTA]45).
En febrero del mismo año el colectivo decide dar
respuesta desde una posición de crítica social a la
tecnología y su modelo dominante, el modelo de la
globalización capitalista, mercado y de las
corporaciones transnacionales. La ocasión se la brinda el
Congreso Internacional sobre la Sociedad de la Información
IT4ALL que se celebra en Bilbao del 5 al 7 de febrero
[NOTA]46). Promovido por el Gobierno Vasco en el marco
de programas
europeos, cuenta con el apoyo y la participación de la
SGAE, la CNN, el BBVA, Petronor, Grupo ITP, Hewlet Packard y
Microsoft.
[NOTA]47). Un contramodelo que se levanta sobre claras
dinámicas mercantiles y militaristas relacionadas con el
cambio tecnológico, un contramodelo para la visión
cooperativa,
social y anticapitalista de los hacktivistas de Leioa. Frente a
estos "señores del aire" los
hackers recurren a la agitación, la denuncia y la
acción directa, repertorio de acción compartido con
otros movimientos. Su manifiesto denuncia:
"La brecha digital la construyen día a
día quienes patentan tecnologías de la
comunicación, quienes monopolizan el software, quienes
no respetan lo estándares consensuados, quienes exigen
continuamente la renovación de máquinas
útiles, quienes hacen de la tecnología un
instrumento para la guerra, quienes comercializan con el saber,
quienes esclavizan a sus clientes,
quienes privatizan longitudes de onda, quienes prohíben
compartir información, quienes crean leyes que
favorecen los monopolios, quienes invierten en una educación hacia productos
tecnológicos esclavizantes. Y, por supuesto, la brecha
digital es la brecha del pan, la brecha de la pobreza. Una
sociedad más tecnologizada con la tecnología de
los señores del aire (cerrada, esclavizante, secreta, de
mala calidad…),
una sociedad informada por los señores del aire, una
sociedad educada para consumir sus productos, no es una
sociedad ni más avanzada, ni más informada, ni
más comunicada, ni más libre."
[NOTA]48)
Esta carta se hace
pública como parte de la campaña Money4them
[NOTA]49) que incluye acceso a los media convencionales
[NOTA]50), a los media independientes
[NOTA]51) y acciones de
calle frente al Palacio de Congresos [NOTA]52)reclamando otro
modelo de comunicación posible basado en la
creación de redes ciudadanas independientes, la
difusión de herramientas basadas en software libre, la
expansión de los hacklabs como centros de
experimentación de base, el desarrollo de medias
independientes y servidores de
Internet organizados desde la autogestión de los recursos
técnicos. [NOTA]53).
Iniciativas dentro del mismo movimiento encontramos
también en Bilbao en el hacklab de Sorgintxulo (CSOA de
Santutxu), en Madrid, en pleno centro de la capital se
reúne el Wau Holland 2001 [NOTA]54), el Pilab en el Barrio
de Pilar [NOTA]55) y el Vallekas Hacklab [NOTA]56)que funciona
como un grupo de trabajo dentro del Centro Social Okupado Seco
[NOTA]57).En Zaragoza el Downgrade Hacklab [NOTA]58) se
reúne en el Centro Social Autogestionado La Trama, en
Santiago nació como un grupo de trabajo dentro de la Casa
Encantada [NOTA]59) (Centro Social Okupado) ya desalojada y en
Alicante se llama La CucaAlbina [NOTA]60)60 y se reúne en
el Centro Autónomo Autogestionado El CAU
[NOTA]61). Por fin, en Pamplona, el Hackresi [NOTA]62)
nace en el Gaztexe del Casco Viejo [NOTA]63), y en Sevilla
[NOTA]64), en fase inicial se organiza en torno a La Casa
de la Paz [NOTA]65)
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