Raffaello Sanzio, conocido simplemente como Rafael, que
vio la luz del mundo en el 1483 y murió en el
1520.
Su padre fue un modesto pintor de quien se presume lo
encauzó por el camino del arte. Otro artista llamado
Pietro Vannucci, de apodo Perugino, tuvo influencia en su
formación. Más tarde tuvo a Leonardo da Vinci y a
Miguel Angel, entre sus maestros.
La primera obra de Rafael fue el retablo Baronci, una
pala de altar para la iglesia de San Nicolás de Tolentino,
en la Città di Castello, de Italia.
Una gran parte de las producción de este pintor
son de carácter religioso; son famosas sus cuadros de la
Virgen con el Niño, llamadas también madonnas.
Algunos de los nombres de sus pinturas son: Los desposorios de la
Virgen, La Virgen del jilguero La Resurrección de Cristo,
La Sagrada familia con la virgen del velo; San Sabastián,
La Anunciación, La adoración de los Magos, las
Gracias y San Miguel.
También Rafael se ocupó de la
decoración de algunas unas estancias para el palacio
Vaticano, a las que se les llama Estancias de Rafael. Allí
se encuentra La Escuela de Atenas, una de sus obras maestras.
Además, hizo una serie de tapices para la Capilla Sixtina
de El Vaticano. También hizo algunos retratos, como los de
los papas Julio II y León X así como el de
Elisabetta Gonzaga y Pietro Bembo.
3. ANTONIO DA SANGALLO EL
JOVEN
(Antonio Cordiani, Florencia, 1483-Terni, 1546)
Arquitecto italiano. Sobrino de Giuliano y de Antonio el Viejo,
inició su actividad como tallador en Florencia. En 1503 se
trasladó a Roma, donde frecuentó la fábrica
de San Pedro y a Bramante y Rafael. Construyó allí
la iglesia de Santa María de Loreto y el palacio
Baldassini. Su obra más importante es el palacio Farnesio,
concebido según el tipo florentino de tres pisos, y que
sería terminado por Miguel Ángel. Para los Farnesio
realizó numerosos edificios en la región de Viterbo
(Castillo de Capodimonte; la Rocca di Caprarola). Fue nombrado
maestro de obras ayudante de Rafael en 1516 y, en 1536,
arquitecto de todas las fábricas pontificias.
Destacó asimismo en su faceta de ingeniero militar
(Fortaleza da Basso, Florencia).
4. MIGUEL
ÁNGEL
En Caprese, provincia de Arezzo, nace Miguel
Ángel en el año de 1475, en el seno de una familia
noble: los Buonarroti. Ya desde pequeño su vocación
queda manifiesta, tomando su padre finalmente la decisión
de enviarlo a formarse al taller del pintor Domenico Ghirlandaio.
Sin embargo, y a pesar de que con dicho maestro su aprendizaje en
el campo del dibujo es indiscutible, será en la escuela
creada por los Médici en el Jardín de San Marcos
donde Miguel Ángel se revele realmente como el gran
escultor que llegará a ser.
Es en este ambiente donde va a entrar en contacto por
primera vez con el conocimiento de obras legadas por la
Antigüedad clásica, resultando éste un factor
decisivo en su producción posterior. Pronto
despuntará entre sus coetáneos, llamando la
atención de Lorenzo de Médici, quien desde este
momento y hasta su muerte se convertirá en mecenas y
admirador del genio miguelangelesco. De esta etapa inicial datan
diversos encargos que algunos amigos realizarían al
artista, además de lo que habrían sido sus
"falsificaciones artísticas".
Es a la muerte de su protector cuando Miguel
Ángel inicia verdaderamente su trayectoria profesional,
surcada por diversos viajes e importantes encargos. Tras una
estancia en Bolonia en 1494, donde dejará esculpido un
ángel para Santo Domingo de Guzmán y
descubrirá el trabajo de Jacobo Della Quercia, regresa
nuevamente a Florencia por un breve lapso de tiempo antes de
iniciar su primer viaje a Roma. En dicha ciudad, donde permanece
en esta ocasión entre los años de 1496 y 1501, va a
realizar su famosísima, delicada y perfecta Piedad del
Vaticano (obra de la que el artista, ya en vida, se sentía
especialmente orgulloso, como demuestra el hecho de que la
reconociera con su firma, circunstancia única en su
producción).
De vuelta en Florencia, Miguel Ángel
realizará una serie de obras "menores" (caso de los tondos
ejecutados para Tadeo Taddei y Bartolomeo Pitti o el San Mateo
para Santa Maria dei Fiore), siendo lo más destacable de
entre las piezas que va a llevar a cabo en este periodo su
monumental estatua del David (1502-1504), obra cumbre de todo el
arte imitativo de la Antigüedad por lo que de
perfección en la ejecución, belleza en la forma y
originalidad en la manera de abordar la tipología
posee.
Pero Miguel Ángel no es tan sólo escultor
(aunque así lo habría deseado el artista en vida),
acometiendo, por estas fechas asimismo, el encargo realizado por
Piero Soderini de decorar con un episodio de la guerra de Pisa
parte de la Sala Grande del Consejo de Florencia, en la que ya
estaba trabajando Leonardo da Vinci. El cartón de esta
obra, maestro de un sinnúmero de posteriores artistas,
mostraría ya la tendencia a la dramatización y
tensión de los cuerpos que posteriormente se
apreciará en su obra pictórica cumbre, la Capilla
Sixtina.
Tal era la admiración que entre sus
coetáneos levantaba Miguel Ángel que el propio Papa
Julio II le convertirá en el responsable de un proyecto de
una envergadura colosal, su tumba, encargo que a la postre tan
sólo generará disgustos y frustración al
artista. La muerte del Papa, el desinterés de sus
sucesores en la finalización del mausoleo, la escasez de
fondos para llevar a cabo el diseño original o la propia
dispersión a la que sometía Julio II a Miguel
Ángel con la encomienda de diversos encargos solapados,
dieron como resultado que la ejecución de la obra se
alargara durante décadas (1505-1550), llegando a
finalizarse tan sólo una modesta versión de la
tumba materializada en un sepulcro de pared que incluía la
escultura, entre otras (la mayoría dispersas hoy
día), del Moisés (hacia 1513-1515).
Varios serán los encargos en este periodo que
mantendrán a Miguel Ángel alejado de dicho proyecto
funerario, entre ellos la decoración de la Capilla
Sixtina, solicitada por el Papa Julio II igualmente.
Miguel Ángel iniciará los trabajos en la
bóveda de la capilla en 1508 y los finalizará en
1512 (posteriormente, en 1534, habiendo recibido el encargo de
pintar la pared de la misma, ejecutará un manierista
Juicio Final); a pesar de la energía que el genio
derrochaba en cada uno de los proyectos que llevaba a cabo,
éste en concreto puede dar buena idea de la fortaleza de
su carácter, de su capacidad y de su
determinación.
Decidido a realizar una decoración fabulosa capaz
de asombrar a quienes la vieran y superar a pasados, presentes y
futuros artistas, en primer lugar hubo de aprender la
técnica del fresco, pues de esta manera decidió
trabajar aun no siendo ducho en la forma de prepararla. Catorce
años pasó pintando sólo, creando este
ingente y complejo universo bíblico, repleto de belleza,
perfección y terribilità.
Posteriormente a esta segunda etapa romana ya vista,
vendría otra florentina (1513-1534), marcada por el
mecenazgo de otros dos Papas, León X y Clemente VII, para
quienes llevará a cabo obras como la de fachada (no
construida) de la iglesia de San Lorenzo, la construcción
de la escalera de la biblioteca Laurenciana (1524) o una serie de
sepulcros conmemorativos de diversos miembros de la familia
Médici (a la que pertenecían sendos
pontífices). Destacables son las esculturas
alegóricas del tiempo realizadas para acompañar las
tumbas de los duques Lorenzo y Giuliano de Médici
(especial atención suscita la representación del
Día, con su cara desfigurada en clara alusión al
sol que deslumbra la vista).
En su vejez (1546) se hará cargo de otro
importante proyecto: la finalización de las obras de la
basílica de San Pedro del Vaticano, cuya cúpula se
convertirá posteriormente en paradigma a seguir en buena
parte del mundo.
Básicamente, Miguel ángel tomará el
plan trazado por Bramante y lo mejorará visualmente
mediante la supresión de las torres laterales y la
modificación de perfiles, permitiendo que la cúpula
se erija en eje central de la composición.
Cansado de los hombres y desencantado del mundo, estos
años marcan el inicio del cambio; a partir de este momento
la lozanía y fortaleza de sus composiciones deriva en un
misticismo desgarrado, que sin embargo para muchos dará
como resultado algunas de sus mejores obras. Es su última
época en Roma, adonde llegará en el año de
1534, permaneciendo hasta su muerte.
También son los años de su
platónica relación con Vittoria Coonna, cuya
amistad reforzará esa tendencia a la espiritualidad
apreciable en su producción última. Terribles y
absolutamente precursoras son sus Deposiciones de estos
años (en las mismas se puede apreciar claramente la idea
repetida hasta la saciedad, aunque no por ello menos cierta, de
la capacidad de Miguel Ángel de "extraer vida de la
piedra"), ejemplo clásico de las cuales ha de
señalarse la Piedad Rondanini.
Conclusiones
El Renacimiento, es la consecuencia de un interés
por el pasado grecorromano, con el cual se buscaba volver a dar
vida a los ideales que habían inspirado a aquellos
pueblos. De este movimiento surgieron las grandes figuras como
Leonardo da Vinci , Rafael y Miguel Ángel, que son los que
mantienen viva nuestra admiración a través de los
tiempos.
Italia es donde surge el Renacimiento en los siglos XIV,
XV y logra su mayor apogeo a principios del siglo XVI. Este se
extiende por Europa lentamente gracias a la creación de
universidades, escuelas y de las grandes construcciones como El
Escorial o El Louvre.
Cuando entre en Italia el Renacimiento, se trata de
buscar la forma tridimensional y desechar el arte puramente
lineal. En el quettrocento, en Florencia la pintura se
vivió en un momento culminante con la aparición de
los primeros artistas y de las distintas escuelas. El cinquecento
representa la época más brillante del arte
universal, donde aparecen todos los grandes artistas.
Autor:
Ricarte Tapia
Vitón
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