- Derribando Argumentos
- Consolidación
- Atendiendo al Señor
- Cómo Consolidar
- La
Milla Extra - Preparándonos para
Consolidar - Que
sean uno - La
intercesión - Cómo predicar
- Echando fuera demonios
- La
Imposición de Manos - Sanando a los Enfermos
- Respetando Autoridades
- Respetando Autoridades
- La
Bendición de la Cobertura
Derribando
Argumentos
Introducción:
Con las armas de Dios derribamos fortalezas. En la
batalla que peleas mucho tienen que ver tus pensamientos, por eso
debes llevarlos cautivos a la obediencia de Cristo Jesús.
Quien tiene pensamientos obedientes, tiene la batalla
ganada.
Tu mente, tu corazón y tu boca deben estar llenos
de la Palabra, pues es la espada del Espíritu de
Dios.
¿Dónde se
levantan?
2 Corintios 10:3-5 "Pues aunque andamos en la carne, no
militamos según la carne; porque las armas de nuestra
milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda
altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo".
Los argumentos están en la
mente:
¿Dónde crees que han estado siempre los
argumentos, la altivez y las fortalezas? ¿Crees que
están en el mundo o dentro de tu mente?
Los argumentos, la altivez y la fortaleza son elementos
que el enemigo no ha querido levantar allá afuera, ha
intentado forjar dentro de la iglesia para que no salgas a
compartir la Palabra con nadie.
¿Qué crees que es más fácil
para el diablo, que no vendan biblias o que no las
lean?
1 Samuel 17:1-10 "Los filisteos juntaron sus
ejércitos para la guerra, se congregaron en Soco, que es
Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efesdamin.
También Saúl y los hombres de Israel se juntaron y
acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla
contra los filisteos. Y los filisteos estaban sobre un monte a un
lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle
entre ellos".
El nombre del valle al que se refiere ese texto
bíblico, Ela, significa Hombre Fuerte, es decir ellos se
preparaban para la guerra en el valle del hombre
fuerte.
Por otro lado encontramos a Goliat, un hombre de como
tres metros de alto, que portaba una espada y a su escudero, que
pretendía poner las reglas de la guerra. Verso 8: "Y
separó y dio voces a los escuadrones de Israel,
diciéndoles: ¿para qué os habéis
puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo y
vosotros los siervos de Saúl? Escoged entre vosotros un
hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear
conmigo, y me venciere nosotros seremos vuestros siervos; y si y
o pudiere, más que él, y lo venciere, nosotros
seremos vuestros siervos; y si yo pudiera más que
él y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos
y nos serviréis. Y añadió el filisteo: hoy
yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que
pelee conmigo".
¿Desde cuándo Goliat ponía las
reglas de la guerra y decía que era un hombre contra un
hombre? ¿Desde cuándo ese filisteo incircunciso le
dice a Israel cómo se pelea? ¿Desde cuándo
Goliat pone las reglas? ¿Por qué Israel acepto
pelear uno contra uno? ¿Por qué tú aceptas
la voz del diablo 40 días y hasta 5 veces diarias? Y
aún así no quieres leer la Biblia…
David no puso su mirada en Goliat, puso su mirada en la
recompensa, ¿tiene algo de malo poner la mirada en las
recompensas que Dios da? Dios les dará a los hombres
valientes a su hija, a la reina, a la Iglesia. La Iglesia
será precedida por hombres que tengan el corazón de
David, quien en lugar de ver a los gigantes fijen su mirada en
las promesas de Dios.
Cuando dices ya no aguanto, no puedo, te estás
olvidando que en la Palabra Dios te dice: se valiente y
esforzado, yo soy tu Dios, nunca te desamparare, nunca te
dejaré hasta que acabes la obra para la cual te
llamé. Cuántas veces has puesto más
atención a las voces de quienes te critican, de la gente
que se levanta contra ti y murmura, en lugar de oír la
Palabra de Dios que dice: mas bienaventurado eres cuando se diga
de ti mucha mentira a causa de mí y de mi
evangelio.
La Biblia dice que de la abundancia del corazón
habla la boca, a veces tu problema no es la boca, sino tu
corazón. David comenzó a hablar otro tipo de
palabras y empezó a ocasionar reacción, aun en la
casa del rey.
En el verso 37, continúa diciendo:
"Añadió David: Jehová, me ha librado de las
garras del león y de las garras del oso, él
también me librará de la mano de este incircunciso.
Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté
contigo".
Más adelante, en el verso 41 dice: "Y el filisteo
venía andando y acercándose a David, y su escudero
delante de él. Y cuando el filisteo miró y vio a
David, le tuvo en poco, porque era muchacho rubio y de hermoso
parecer. Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro para
que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus
dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí y
daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del
campo. Entonces dijo David al filisteo: tú vienes a
mí con espada, lanza y jabalina, mas yo vengo a ti en el
nombre de Jehová de los Ejércitos, el Dios de los
escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te
venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy
los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias
de la tierra, y sabrá toda esta congregación que
Jehová no salva con espada ni lanza; porque de
Jehová es la batalla, y él os entregará en
nuestras manos".
En el verso 49 dice: "Y metiendo David su mano en la
bolsa, tomó de ahí una piedra, y la tiró con
la honda e hirió al filisteo en la frente; y la piedra
quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro
en tierra".
A ti no te ha hecho tanto daño una
situación como un pensamiento, pues la escritura te
demuestra que no es el tamaño del problema, es la calidad
de la Palabra; no es el tamaño del demonio, es la calidad
de la palabra que uno le da. Es palabra contra Palabra, es la
palabra del diablo contra la Palabra de Dios. Tu mente, tu
corazón y tu boca deben estar llenos de la Palabra, que es
la espada del Espíritu de Dios.
¿Por qué te dejas del diablo? ¿Por
qué dejas que esas voces entren en tu mente?
¿Cuánta palabra tienes? ¿Cómo
desafías todo eso que viene contra ti: fortalezas,
principados, argumentos que se han levantado en tu mente contra
Dios? ¿Cuántos pensamientos de Dios tienes adentro?
¿Cuántos pensamientos de Goliat tienes
adentro?
Está escrito que en Dios vamos a hacer proezas,
mayor es el que está en nosotros que el que está en
el mundo. Mis armas no son carnales en la milicia, son poderosas
en el Señor para derribar las fortalezas, argumentos y
altiveces en contra del conocimiento de Dios.
Consolidación
¿Qué es
consolidar?
Consolidar es afirmar la decisión de los nuevos
creyentes de recibir a Jesús, y velar por sus necesidades.
El propósito de la consolidación es que aquellos
que se convierten permanezcan en el Señor. La
consolidación no es un proceso, un curso, ni una simple
bienvenida. Consolidar es una forma de vida del creyente que
depende del amor hacia los nuevos convertidos.
Podemos comparar la consolidación con el cuidado
y amor que la madre brinda a su recién nacido. De igual
forma, consolidar consiste en recibir a aquellos que han nacido
de nuevo, atendiendo a sus necesidades hasta que desarrollen su
nueva vida, brindándoles una atmósfera
cálida de amor, aceptación y cuidado.
El deseo de Dios:
Dios desea que todos sean salvos y
vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo
2:3-4)Su deseo es que todos los ganados permanezcan y
ninguno se pierda (Mateo •18:14). Debemos ganar a los
perdidos pero no podemos perder a los ganados.Dios tiene cuidado de cada uno que se convierte. El
anota en qué lugar nace, de nuevo y lo inscribe
(Salmos 87:4-6)El modelo de Jesús utilizando a doce
discípulos nació en el corazón compasivo
del Señor que deseaba cuidar y agrupar a las
multitudes que lo seguían, que eran como "ovejas sin
pastor" (Mateo 9:35-10:1)
Cada persona que se convierte es un hijo que Dios
confía en nuestras manos para que le cuidemos.
Jesús dijo que todo aquel que el Padre le daba Él
no le echaba fuera, pues era la voluntad del Padre que ninguno se
perdiera, sino que todos alcanzaran la resurrección de los
muertos (Juan 6:35-40). Si nuestro anhelo es cumplir la voluntad
de Dios, entonces consolidaremos a cada nuevo creyente que el
Señor nos envíe.
Jesús consolidó:
Jesús fue un gran consolidador. A todos aquellos
a quienes ganó personalmente los cuidó y
veló porque su fe se afirmara.
A Pedro y Andrés: Jesús los
llamó a seguirlo y luego lo vemos en casa de ellos
sanando a la suegra de Pedro.A Felipe: Aún logró que
éste invitara a un amigo suyo: Natanael.Mateo: Cenó con Él esa misma
noche en su casa y hasta compartió con sus
amigos.Zaqueo: Posó en casa de él y lo
llevó al arrepentimiento y cambio genuino.La Samaritana: a quien evangelizó
pidiéndole un vaso de agua para luego quedarse en
aquel poblado compartiendo con muchos más.El ciego sanado: quien fue expulsado de la
sinagoga. Jesús lo buscó y lo halló
luego que se enteró que lo persiguieron por causa de
la sanidad y se le reveló como el Hijo de
Dios.Después de hacer ciertos milagros,
pidió un cuidado especial para aquel que había
recibido el milagro, como la hija de Jairo a quien
pidió que le dieran de comer, y el endemoniado
gadareno, que lo vistieran y le dio instrucciones de ir a su
casa.Jesús contó dos historias que reflejan
el amor del consolidador: la del Buen Samaritano y la del
Hijo Pródigo.
Los discípulos consolidaron:
Los nuevos convertidos de Pentecostés fueron
bautizados y enseñados, y tenían todas las
cosas en común.Pablo, después de la aparición del
Señor en el camino a Damasco, fue consolidado por un
cristiano llamado Ananías, quien oró por
él para que fuera sano y lleno del Espíritu
Santo, y luego fue bautizado.Pablo confirmó los ánimos de las
iglesias de las ciudades en donde anunció el
evangelio.Pablo y Silas consolidaron al carcelero de Filipos,
y él y su casa fueron salvos.
Lo que Jesús dijo sobre permanecer en
Él:
Jesús dijo en Juan 15: "Permaneced en mi, y yo en
vosotros… El que permanece en mi, y yo en él,
éste lleva mucho fruto". El dijo que separado de Él
nada podemos hacer y que aquel que no permanece en El será
echado en el fuego y se secará.
Mientras que para aquellos que permanecemos en el
Señor se nos prometen grandes bendiciones (como que Cristo
estará con nosotros, que llevaremos fruto, que nuestras
oraciones serán respondidas por el Padre, y que
permaneceremos en una constante relación de amor con Dios)
a los que no permanecen en Cristo les espera un futuro horrendo:
no darán fruto, no podrán hacer nada, serán
cortados, echados, secados, quemados y arderán.
Esto debe ser motivo suficiente para hacer lo posible de
nuestra parte para lograr que los nuevos creyentes permanezcan en
el Señor. Debemos cuidar a aquellos que Dios nos
confió. Debemos ser hallados fieles cuidando a las ovejas
de nuestro Señor, dándoles el alimento a su
tiempo.
Atendiendo al
Señor
Introducción:
En Lucas 17:7-10 encontramos una enseñanza de
gran valor: "¿Quién de vosotros, teniendo un siervo
que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego
le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice
más bien: Prepárame la cena, cíñete,
y sírveme hasta que haya comido y bebido, y después
de esto, come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al
siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que
no. Así también vosotros, cuando hayáis
hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos
inútiles somos, pues lo que debíamos hacer,
hicimos".
Atiende a aquel a quien sirves:
Hay dos cosas que todos deben hacer, no importando la
profesión, trabajo o ministerio, y sin poner
excusas:
1. Buscar al Señor. 2. Apacentar a las
ovejas
¿Para quién trabajas?
Todos debemos atender a aquellas personas para quien
trabajamos. Debemos servirle. Esto puede aplicarse en segundo
lugar, con nuestros jefes. Debemos ir más allá de
sólo tener una fría relación laboral.
Debemos cuidarlos, prestarles atenciones como:
"¿Qué comió?", "¿Qué
bebió?", "¿Necesita algo más?"
Ministra a tu Señor:
Luego, la siguiente aplicación es en primer lugar
la relación con el Señor Jesús. Debemos
atenderlo a Él, no sólo a su obra. Debemos buscarle
y adorarlo.
La palabra nos enseña que debemos ceñirnos
y servirle. Enderezarte, torna nuevas fuerzas, lávate el
rostro y pon buena cara para servir a tu Señor. Debemos
darle alabanza y adoración en todo tiempo, y nunca
acostarnos peleando, ofendidos o enojados. Antes bien, debes
buscar su presencia y bendecirlo por el día que te
dio.
Acción de gracias:
No se busca primero la recompensa; antes bien, se desea
servir más, demostrando así la gratitud que hay en
tu corazón.
Debes atender a quien sirves. No basta con trabajar todo
el día para El Señor, es necesario que pases tiempo
con Aquel que te creó, dio Su vida por ti y te anhela
celosamente.
El ejemplo de Marta y María:
Lucas 10:41-42 dice: "Respondiendo Jesús, le
dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas
cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha
escogido la buena parte, la cual no le será
quitada."
Marta pasaba el tiempo ocupándose de muchas
cosas, la cual la afanaba y cargaban. Cuando le pidió al
Señor que le ordenara a su hermana que le ayudara,
Jesús le respondió que María había
escogido la mejor parte, pero no dijo que era la
única.
Es necesario que nosotros sirvamos al Señor pero
que tomemos tiempo para escuchar Su voz y ministrarlo. Eso
evitará que nuestros corazones se llenen de afán y
lleguemos a reclamarle a Jesús, tal como lo hizo Marta en
aquella oportunidad. No podemos permitir que la actividad para el
Señor sustituya nuestra relación con El.
Marta servía pero también aprendió
a hacer un tiempo para escuchar al Señor y aprender de
Él. Esto lo podemos comprobar en el pasaje de la
resurrección de Lázaro, cuando Marta
demostró tener doctrina acerca de la oración, de la
resurrección de los muertos y la revelación de que
Jesús era el Hijo de Dios (Juan 11).
Cómo atender a tu Señor:
1. Adóralo:
Juan 4:23 "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu
y en verdad; porque también el Padre tales adoradores
busca que le adoren."
2. Sé Agradecido:
Llega a Su presencia para agradecer por todas las
bendiciones que Él te ha dado. Ve para dar las gracias, no
para esperar recibirlas. 1 Tesalonicenses 5:18 "Dad gracias en
todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en
Cristo Jesús."
3. No te vayas a dormir sin mostrarle tu
fe:
Hebreos 11:6 "Pero sin fe es imposible agradar a Dios;
porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,
y que es galardonador de los que le buscan."
Salmo 4:8 "En paz me acostaré, y asimismo
dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces
vivir confiado."
4. No dejes que el sol se ponga sobre tu
enojo:
Efesios 4:26-30 "Airaos, pero no pequéis; no se
ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al
diablo."
5. No pierdas la visión, pues
recuerda que te es necesario estar en los negocios de tu
Padre.
Lucas 2:49 "Entonces él les dijo: ¿Por
qué me buscabais? ¿No sabíais que en los
negocios de mi Padre me es necesario estar?"
Conclusión:
No sólo sirvas al Señor, atiéndele.
Luego que le hayas atendido llegará el momento en que
tú podrás cenar y Él te atenderá a
ti. En ese momento el te fortalecerá y te hablará.
Mientras más atiendas al Señor, tendrás
más revelación, palabra y unción.
Cómo
Consolidar
El ejemplo de los primeros cristianos:
De la Iglesia primitiva podemos aprender como ellos
consolidaban al nuevo creyente. Veamos en Hechos 2:37-47 lo que
los primeros cristianos hicieron por los 3,000 nuevos creyentes
en el día de Pentecostés:
Al momento de la conversión:
• Se les comunicó la importancia del
arrepentimiento.
• Recibieron a Jesús y la llenura del
Espíritu Santo.
• Les testificaron y les exhortaron a consagrarse a
Dios.
• Recibieron el Bautismo en agua.
• Reportaron lo sucedido: 3,000 nuevos
convertidos
Después de la
conversión:
• Fueron instruidos en la doctrina de los
apóstoles.
• Tenían amistad entre ellos.
• Compartían el pan unos con
otros.
• Fueron enseñados a perseverar en la
oración.
• Hubo un cambio sincero en sus vidas.
• Se reunían constantemente por el templo y
por las casas para alabar a Dios y predicar la
Palabra.
• Se ayudaban los unos a los otros y velaban por
las necesidades de todos.
Cinco pasos para consolidar:
1. La bienvenida.
2. La reunión de consolidación.
3. El fono visita y la visita.
4. La asignación a un grupo.
5. La ministración en un retiro.
1. -La bienvenida:
Esto se da desde el momento en que se convierten al
Señor, ya sea en el templo o en el grupo, Se debe hacer lo
siguiente:
• Acércate al nuevo convertido,
preséntate y dale la bienvenida a la Iglesia y al Reino de
Dios.
• Explícale las cuatro verdades para que
entienda lo que está haciendo. Muchos se convierten sin
saber lo que hacen, por eso debes explicarle bien lo que
están haciendo y la importancia de ello, las 4 verdades
son:
1. Dios te ama y desea bendecirte (Juan 3:16)
2. Todos los hombres han pecado y la paga del pecado es
la muerte (Romanos 3:23 y Romanos 6:23)
3. Jesús murió por tus pecados y
resucitó para que tengas vida eterna (1 Timoteo 1:15,
Hechos 4:12)
4. Debes arrepentirte, recibir a Jesús y
confesarlo como tu Señor (Hechos 2:38, Juan 1:12, Romanos
10:9-10)
• Haz con él la oración de entrega,
pidiéndole que la repita después de ti. Está
oración debe ser sencilla y directa. Un ejemplo puede ser:
"Señor, te necesito. Confieso que soy un pecador y me
arrepiento de mis pecados. Creo en ti y creo que moriste en la
cruz y resucitaste para salvarme. Te recibo y te confieso como mi
Señor y Salvador. Gracias por mi nueva vida.
Amén"
• Ora para que sea lleno del Espíritu Santo,
imponiendo manos sobre él.
• Ora por sus necesidades, mostrándole una
promesa de la Palabra que se relacione con ésta para que
le crea a Dios.
• Toma los datos de la persona, llenando tu
personalmente la ficha de nuevos convertidos (de esta forma nos
aseguraremos que tendremos los datos completos y correctos).
Conserva la ficha y entrégasela al encargado.
• Despídete de él amigablemente,
felicitándolo por la decisión que ha tomado de
creer en Jesús. Testifícale sobre el cambio de vida
que Dios operó en ti, asegurándole que Dios puede
hacer lo mismo por él. Exhórtale a que inicie una
nueva vida, dejando el viejo hombre atrás.
2. -La reunión de
consolidación:
Los consolidadores deben reunirse una vez a la semana
para revisar el trabajo realizado y distribuir el nuevo. En esta
reunión se debe revisar los resultados de la semana
anterior, distribuir las fichas para consolidar, interceder por
los nuevos creyentes y llenar el reporte respectivo.
3. -La fono visita y la
visita:
La fono visita es una visita telefónica propia
del ganador de almas; debe hacerse con eficacia y enfocada
siempre en el interés por la vida del nuevo convertido.
Debe hacerse en las siguientes 48 horas después de la
conversión y el propósito de esta llamada es
mostrar interés genuino en la persona y concertar cita
para la visita.
La visita tiene como objetivo velar por el creyente y
enseñarle a orar y leer la Biblia. Además se debe
buscar que asista a un grupo, a la Iglesia e invitarlo a un
retiro.
4. -La asignación a un
grupo:
El consolidador es el responsable de ubicar al nuevo
creyente en una célula, entregando la ficha al
líder de célula. Debe asegurarse que el
líder del grupo llame y visite a la oveja Y debe orar por
él hasta verlo firme y constante en el grupo.
Si el nuevo creyente se convirtió directamente en
una célula, entonces se debe procurar que éste
asista a la Iglesia y haga allí de nuevo una
confesión pública de su fe en Cristo, así
como motivarle a que se bautice. En este caso el responsable de
hacer la consolidación es el líder del grupo, o el
designado por éste.
5. -La ministración en un
retiro:
La consolidación termina cuando la persona asiste
a un retiro para que sea ministrado, y reciba el poder sanador y
liberador del Señor. El consolidador debe inscribirlo en
el retiro respectivo y velar porque asista a
éste.
La Milla
Extra
Lo ordinario y lo extraordinario:
"Oíste que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por
diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo;
antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha,
vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a
pleito y quitarte la túnica, déjale también
la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una
milla, Vé con él dos. Al que te pida, dale; y al
que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses" (Mateo
5:38-42)
Jesús vino a poner un nuevo estándar en la
manera de relacionarnos con otros. Dijo que no
resistiéramos al malo, que diéramos la otra mejilla
cuando nos hirieran y que entregáramos la capa al que nos
pidiera la túnica.
Pero también nos enseñó un nuevo
estándar en nuestra actitud hacia el trabajo: que
debíamos caminarla milla extra.
La milla extra es hacer todo aquello que se espera de
mí con excelencia y después de cumplirlo a
cabalidad, hacer lo que no se me pidió, pero se
deseó. Es hacer lo que se esperaba de mí y un extra
más. La diferencia entre alguien ordinario y otro
extraordinario es un "extra" que algunos están dispuestos
a dar. Para no ser ordinarios.
Un buen líder es aquel que inspira a otros a
caminar la milla extra, pero no la exige. Da el ejemplo
caminándola él mismo. Imponiendo o manipulando,
sólo se logra que caminen una milla, y probablemente con
mal modo. El extra se da como resultado de la convicción y
el compromiso a la obra que realizamos; es el resultado de una
buena actitud de corazón.
El hecho que tú camines la milla extra, no te da
el derecho a exigir o condenar a quien no lo haga.
Camínala, y tu ejemplo inspirará a otros que deseen
hacerlo.
Todos tenemos obligaciones o responsabilidades que
cumplir en la casa el trabajo o la iglesia; pero en cada una
podemos dar algo más.
El "extra" en la visión:
El apóstol Pablo les dijo a los corintios: "He
aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros;
y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a
vosotros, pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino
los padres para los hijos. Y con el mayor placer gastaré
lo mío, y aún yo mismo me gastaré del todo
por amor de vuestras almas, aunque amándoos más,
sea amado menos." (2 Corintios 12:14)
Pablo tenía derechos como Apóstol que era,
de ser alimentado y obtener salario por presentar el evangelio, y
aunque los corintios no cumplían con este mandato, no se
negó a evangelizarlos. Por el contrario, dio lo que era de
él mismo y dijo que aún daría su propia vida
con tal de presentarles el evangelio. Y aún así el
reconocía que esto podría producir que los
corintios lo amaran menos. En otra ocasión dijo que
daría todo con tal de ganar a unos cuantos. El
apóstol nos dio un ejemplo de una actitud que sabe
entregar el "extra" que se necesita por estar comprometido con la
obra de Dios.
La visión se cumplirá si damos el extra
necesario para realizarla. Los líderes y grupos exitosos
serán aquellos que siempre den más de lo que se
espera de ellos. Discipular a otras exige mucho de
uno.
Corriendo para alcanzar la meta:
"¿No sabéis que los que corren en el
estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el
premio? Corred de tal manera que lo obtengáis" (1
Corintios 9:24).
El apóstol Pablo nos aconsejó correr la
carrera de tal manera que alcancemos la meta y obtengamos el
premio. Para hacerlo debemos ser como los atletas, que se
abstienen de todo con tal de alcanzar aquello que se propusieron
y ser los mejores. Dios ha puesto una meta delante de nosotros
que debemos alcanzar y espera que corramos la carrera como para
ser los mejores, con excelencia y dedicación. Podemos dar
lo mejor de nosotros mismos si damos siempre el "extra" que nos
hemos rehusado dar. Alcanzar la meta requiere que corramos la
milla extra.
El ejemplo de Jesús:
Dios siempre será el primero y el último
en dar. El siempre va un paso adelante dando el ejemplo.
Jesús nos dio el ejemplo de caminar la milla
extra:
• Cuando la multitud le seguía, no
sólo les predicaba, sino Íes dio de comer varias
veces.
• Cuando lo humillaron y avergonzaron en
público, oro por ellos.
• Cuando lo obligaron a llevar una cruz, con ella
llevó nuestros pecados.
• No sólo lo lastimaron, sino que
llevó nuestras enfermedades y nuestros dolores y por sus
heridas fuimos curados.
• No sólo lo mataron; murió en
nuestro lugar.
• No solo sufrió nuestra muerte y llevo
nuestros pecados, sino también resucitó, y con ello
nos dio una nueva vida.
• Le dieron un nombre sobre todo nombre, y por
él podemos pedir cualquier cosa al Padre.
• Se sentó a la diestra del trono de Dios, y
desde allí intercede por nosotros.
Conclusión:
Todo despojo del "yo" para dar algo extra produce una
reacción en Dios y en los hombres.
Dios espera que des la milla extra. No te la
impondrá, pero sabe que tienes el potencial de dar
más y espera que lo hagas para su reino. El te dio el
ejemplo y ha pedido que seamos de ese mismo sentir.
Preparándonos para
Consolidar
Los objetivos de la
consolidación:
Mateo 9:35-38 nos relata que una gran multitud de todas
partes seguía a Jesús. Cuando el Señor los
vio sintió compasión por ellos, pues eran como
ovejas sin pastor: estaban desamparados y dispersos. Ellos ya
eran seguidores, pero Jesús vio que a ellos aún les
faltaban dos cosas: estaban desamparados, es decir, descuidados,
y también dispersos, esto es, alejados del rebaño
sin compañía ni grupo. Jesús sintió
compasión por ellos y envió a sus doce a hacer la
obra. De allí que el modelo de Jesús haya nacido en
el corazón compasivo del Señor de cuidar y
discipular a las multitudes que lo seguían.
Por lo tanto, la consolidación tiene dos
objetivos:
1. El cuidado y la ministración del nuevo
creyente.
2. El involucramiento de éste en la Iglesia y en
una célula.
Debemos mostrarle amor al nuevo creyente desde el
momento de la conversión y un genuino interés por
su vida. Las llamadas y visitas son muy importantes. Y se le debe
exhortar a que asista a un retiro para ministrar su
vida.
Para poder cuidar mejor a las ovejas, éstas
debían estar agrupadas en rediles "células";
más que una multitud sin pastor debe ser un rebaño
cuidado. A esto le llamamos hoy involucrar a los creyentes en un
grupo en casa y llevarlo a que participe con toda la
congregación del los servicios dominicales.
La actitud adecuada para consolidar:
Detrás de una célula y red que crecen hay
entrega, sacrificio y amor; hay tiempo invertido en las personas.
Consolidar requiere de nuestra abnegación a la comodidad
por amor a otros. Dios ve cada esfuerzo que se hace en favor de
otros, por eso bendice con el crecimiento. El que es fiel
cuidando a los pocos, Él lo pone sobre muchos. El trabajo
esforzado y la perseverancia producen fruto, y éste fruto
da gloria al Padre.
El Apóstol Pablo era un gran ganador de almas,
pero en Filipenses 1:3-11 nos revela su corazón y su
actitud para consolidarlos. Él dijo que desde "el primer
día" hasta ahora, es decir, desde la conversión de
los Filipenses hasta ese día, tenía ese sentimiento
especial hacia ellos. Estas son las actitudes que el
Apóstol revela:
Gozo por su salvación:
Pablo sentía un profundo gozo por ellos, lo que
expresa en sus palabras "Doy gracias a mi Dios siempre que me
acuerdo de vosotros" y "rogando con gozo por todos vosotros". Ese
gozo le dio fortaleza para continuar la obra. Al igual que el
padre en la parábola del hijo pródigo, podemos
decir "Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque
éste tu hermano era muerto, y ha revivido; se había
perdido, y es hallado" (Lucas 15:32). Ese es el gozo de la
salvación y será el que nos da la fuerza para
consolidar a cada nuevo creyente.
Convicción de la obra de Dios:
Pablo reflejaba una plena convicción de la obra
de Dios en ellos, y estaba persuadido de que si Dios la
había iniciado, sería fiel en completarla. Esta
persuasión lo llevo a comprometerse con la vida de ellos.
El creía que su decisión de creer en Cristo no era
emocional ni pasajera, sino que él veía esa obra
perfeccionada. Al verlos con los ojos de Cristo veremos en ellos
personas bendecidas y siendo de bendición a otros; veremos
líderes, no sólo ovejas, y esta convicción
nos impulsará a comprometernos a consolidarlos.
Identificación con las
personas:
Pablo revela que los llevaba en el corazón, en
las prisiones, en la defensa y confirmación del evangelio.
Pablo llegó a identificarse con ellos tanto que los
consideraba "participantes con él". El pasó por
desvelos, ayunos, trabajos e incomodidades porque los consideraba
una parte de él mismo (2 Corintios 11:27-29). Cuando
así lo hacemos podemos decir junto con el Apóstol:
"Y yo con el mayor placer gastaré lo mío y
aún yo mismo me gastaré del todo por amor de
nuestras almas, aunque amándoos más, sea amado
menos" (2 Corintios 12:15). Para consolidar es necesario estar
dispuestos a dar nuestra vida por amor a otros. Cada llamada y
cada visita deben estar acompañadas de toda nuestra
entrega. Sólo así veremos prosperar la obra de Dios
y la vida de cada hijo de Dios.
Amor entrañable:
El amor "entrañable" es el profundo amor. Es
aquel que se tiene desde las entrañas, que conmueve y lo
impulsa por sobre todas las cosas a bramar o perseguir algo o
alguien. Sólo con este amor en nuestro corazón
podemos con-solidar. Pablo dijo: "Tan grande es nuestro afecto
por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no
sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras
propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy
queridos."
(1 Tesalonicenses 2:8). Jesús dijo "Nadie tiene
mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" (Juan
15:13). El amor sincero y entrañable nos lleva a darnos
incondicionalmente a otros; por este amor los incluimos en
nuestras vidas y los involucramos en las células. Sin
éste amor consolidar será nada más un paso
en un proceso. Con él, consolidar será una
necesidad de nuestro diario vivir.
La oración de fe:
Pablo pedía por cosas específicas: que su
amor abundara más, que fueran irreprensibles, llenos de
frutos para gloria de Dios. Pablo oró por cosas
específicas pues él los conocía a ellos y a
sus necesidades. El rogó constantemente por ellos. La
intercesión es clave para conservar el fruto. La
oración efectiva es aquella que le cree a Dios. Es
importante orar por ellos y con ellos. Si pedimos conforme a su
voluntad de que ellos permanezcan, Él lo
concederá.
Que sean
uno
La oración de Jesús:
Una de las últimas peticiones que Jesús
hizo al Padre fue que permaneciéramos en unidad y en un
mismo sentir: "Padre santo, a los que me has dado,
guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como
nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en
tu nombre; a los que me diste, yo los guardé…" Juan
17:11-13
Los discípulos de Jesús, aunque ya lo
seguían a él, no eran perfectos en unidad. En
más de una ocasión tuvieron disputas entre ellos o
manifestaron su deseo: de sobresalir sobre los otros, como cuando
Juan y Jacobo pidieron sentarse a los lados de Jesús y los
otros diez se enojaron, o cuando discutían quien
habría de ser el mayor. En todo ese tiempo Jesús
guardó a sus discípulos para que fueran uno,
enseñándoles a guardar la unidad entre ellos. De
igual forma debemos cuidar de mantener esa unidad entre los
discípulos.
Cuando Jesús estaba por irse oró en la
última Cena para que fueran uno. "Como Él los
había guardado todo ese tiempo, ahora Él rogaba al
Padre para que fueran guardados del mal y mantuvieran esa unidad.
Al mismo tiempo oró por todos aquellos que serían
ganados a través de ellos, para que fuéramos uno.
"Mas no ruego solamente por éstos, sino también por
los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para
que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo
en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el
mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo
les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos
uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean
perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me
enviaste, y que los has amado a ellos como también a
mí me has amado." (Juan 17:20-23)
Jesús también oró para que no
hubiera divisiones entre aquellos que creerían en
Él al ser predicado el evangelio. Por esa razón no
debería haber divisiones entre las distintas
redes.
Jesús dijo que nos había dado la gloria
que el Padre le había dado Para que fuéramos uno.
La unción de Dios une, no divide. Cuando permanecemos
unidos a Jesús, permaneceremos unidos a su cuerpo. Cuando
mantenemos esa unidad manifestamos al mundo el amor de Dios y
así ellos creerán que el Hijo fue enviado a salvar
a la humanidad.
Solícitos en guardar la unidad:
En Efesios 4:1-3 dice: "Yo pues, preso en el
Señor, os ruego que andéis como es digno de la
vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y
mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los
otros en amor, solícitos en guardar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz"
Como hijos y siervos de Dios debemos caminar con la
dignidad que nuestra posición y llamado ameritan. De igual
forma que de los gobernantes se espera un determinado protocolo,
de nosotros como obreros suyos se espera un comportamiento
humilde y manso, que sea solícito en guardar la unidad del
Espíritu en ese vínculo de paz.
Debemos esforzarnos en guardar la unidad así como
Jesús guardó a sus discípulos para que
fueran uno. La unidad es algo que debe procurar, pues las obras
de la carne tienden a la desunión, como los pleitos, iras,
contiendas, gritería y cosas semejantes. Por eso debemos
guardar nuestro corazón. Ahora que Jesús no
está físicamente con sus discípulos, se nos
dice que debemos ser solícitos en guardar esa misma unidad
en el Espíritu por la que el maestro oro en la
última cena.
Para guardar esa unidad se nos dice que debemos
soportarnos los unos a los otros con sencillez, debido a que
todos somos diferentes.
La bendición de ser uno:
Un beneficio de la unidad es el crecimiento personal que
recibimos como miembros del cuerpo, así como el
crecimiento numérico de la congregación. Este
crecimiento lo recibe la Iglesia de parte del Señor al
estar el cuerpo unido entre sí, ayudándose los unos
a los otros: "Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en
todo en aquel que es la cabeza, eso es, Cristo, de quien todo el
cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad
propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor." (Efesios 4:15-16)
El Apóstol Pablo también escribió:
"Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no
haya entre vosotros divisiones, sino que estéis
perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. 1
Corintios 1:10
Cuando hay unidad de corazón habrá un
mismo idioma entre nosotros, pues la boca manifiesta el deseo del
corazón. Así como en las palabras se manifiesta la
unidad, también a través de ellas se nota cuando
hay divisiones. La murmuración, el chisme y las
discusiones revelan el sentir dividido del corazón. Si
hablamos lo mismo es porque nuestro corazón está en
un mismo sentir.
Asimismo, debemos tener una mente y un mismo parecer,
pues así haremos lo mismo por un motivo en común.
Pero el vínculo perfecto de la unidad es el amor que debe
morar entre nosotros. Por eso Jesús nos dijo que nos
amaramos los unos a los otros como él nos había
amado, y así nos distinguiríamos como sus
discípulos. El poder de Dios muestra que Dios camina con
nosotros, el fruto habla quien somos nosotros, pero el amor que
manifiesta que somos sus discípulos. (Juan
13:34-35)
Los enemigos de la unidad:
Debemos tener mucho cuidado en la forma sutil en la que
se inician las divisiones: "De manera que yo, hermanos, no pude
hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a
niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque
aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,
porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros
celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y
andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo
ciertamente soy de Pablo; otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois
carnales?" 1 Corintios 3:1-6
Pablo dijo que había entre ellos divisiones. Una
división no necesariamente es la partición de una
red o de una congregación, sino también el
pensamiento o ánimo dividido y las rivalidades. En las
redes no debe haber esa; competencia de que soy de alguien y no
de otro, o que pertenezco a una red y no a otra, produciendo
división interna en la Iglesia. Las divisiones son una
manifestación de la inmadurez y es una obra de la
carne.
Por esa razón el apóstol instruyó a
los cristianos a fijarse en aquellos que causan las divisiones y
tropiezos y que apartaran de ellos, porque tales no sirven al
Señor sino a sí mismos (Romanos
16:17-18)
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