- Resumen
- Justificación
- Consideraciones teóricas de memoria e
identidad - La
memoria e identidad en Incaraqay - Reconstrucciones y memorias
identitarias - Conclusiones
- Referencias
bibliografías
Resumen
Hablar de la memoria e identidad en las ciencias
sociales, es hablar de la forma como se registran, retienen,
acumulan, codifican diversos acontecimientos para luego
manifestar en su proceso de desarrollo histórico; hablar
de la identidad es explorar la "esencia" de un grupo social; por
lo tanto, nos interesa reflexionar y analizar la importancia de
la memoria en la construcción y reconstrucción de
la identidad, en sus diferentes niveles y elementos que articulan
y buscan la coherencia, unidad y las diferencias. Para lo cual,
el mito de origen de la Comunidad de Incaraqay, nos
permitirá explorar la memoria en sus diferentes facetas y
determinar la raíz de su identidad.
Palabras claves: memoria,
identidad, ideología y antropología.
Justificación
Este tema es importante porque dentro de la memoria se
guarda y registra los sucesos, hechos y las narraciones
(leyendas, mitos de origen, héroes, etc.), los cuales
están vinculados a la existencia de la vida social, y es a
partir de ello que se puede entender la memoria e identidad en
todos sus niveles y manifestaciones socio-culturales e
ideológicas.
Objetivos
1. Explicar la importancia de la memoria en la
construcción de la identidad.2. Analizar las funciones sociales de la
memoria.3. Analizar el mito de origen en su contenido y
función semántico, relacionado con la memoria e
identidad.
Población objetivo
La Comunidad Campesina de Incaraqay, se encuentra
ubicada en el Distrito y Provincia de Cangallo y Departamento de
Ayacucho; tiene una población aproximadamente de 200
personas entre adultos y niños; se dedican a la
agricultura, ganadería y tala de eucaliptos; en los
últimos tiempos su sistema de producción ha
cambiado, algunos producen para el mercado local y departamental,
básicamente tubérculos como la papa, otros y
algunas veces en leñas en sus diferentes variedades el
cual les permite vincularse con las cuidades.
Consideraciones
teóricas de memoria e identidad
Dentro de los estudios sociales, hablar de la memoria e
identidad nos remite adentrarnos al interior de una cultura. Por
cuestiones metodológicas y teóricas
conceptualizaremos, que la memoria, es producto de la cantidad de
relaciones sociales y la práctica colectiva, es decir, es
el concepto que reserva, acumula, reconstruye, reconoce
imágenes simbólicas, etc. En términos de
Blakemore (1997), en el sentido más amplio, el aprendizaje
es la adquisición de conocimiento y la memoria es el
almacenamiento de una representación interna de tal
conocimiento.
Dentro de la adquisición participa una serie de
hechos referentes del pasado histórico y social, este
hecho marca la referencia y la amplitud de los hechos o
fenómenos, para lo cual las diferentes entidades
participan en la exposición de sucesos. La memoria es
dinámica, cada generación selecciona y examina de
acuerdo a su interés, justificando por algunas razones
comunes; en las líneas de Lechner (1998), los usos de la
memoria pueden justificar la repetición del pasado como
legitimar la transformación del presente. Pero los
diferentes usos se guían por una misma brújula, en
esas miras del futuro, que el pasado es revisado y reformulado;
la memoria establece continuidades y rupturas y es ella misma un
flujo temporal.
En cambio, la identidad, encierra un sentido de
pertenencia e "igualdad" de un grupo social donde comparten
rasgos culturales, como costumbres, valores y creencias; se
alimentan continuamente de la influencia endógena y
exógena; en este sentido hace referencia a la mismisidad y
a la continuidad de "algo", en contraposición a la
"variedad" y el "cambio".
De ahí, lo importante de buscar las
raíces, la autenticidad de la identidad que aparece como
esencia, como una condición inmanente del individuo; la
identidad es conciencia y a la vez construido sobre diferentes
bases que actúan simultáneamente con las
estructuras, patrones sociales y culturales de las sociedades;
"la identidad es pues el fenómeno que está presente
en la forma en que los miembros de un grupo se definen y son
definidos por los otros. Estas definiciones y circunstancias
concretas, se constituyen en función de necesidades e
intereses estratégicos de sobrevivencia, (alianza,
afinidades, relaciones de parentesco…) propios de cada cultura,
se inventan y se recrean mediante recursos múltiples; y
están sobre todo determinados por la relación entre
"nosotros" (inclusivo/el "otro" exclusivo) con los "otros".
(Ferrúa, 2003: 11).
Dentro de éstas consideraciones, la identidad de
un individuo está modulada por la cultura y la sociedad en
sus múltiples facetas y de la cual los símbolos que
los identifican son extraídos del propio medio natural,
social y cósmico que los rodean; donde las raíces
culturales son elementos vivenciales, donde muchas veces juegan
roles importantes la construcción o manifestación;
la identidad manifiesta una relación común y
concreta. Independientemente de aspectos raciales (o
biológicos) la identidad es una conciencia de aspecto
auténtico, es decir cultural; los mensajes de esa unidad
están codificados por símbolos, con una profundidad
imperecedera que supera cualquier escritura convencional ya que
ello es esencial en la colectividad, dan forma y alimenta a ese
alma o espíritu que es la identidad cognitivo.
La memoria e identidad, son categorías y unidades
de estudio y como posibilidad de análisis puede servirnos
en dos aspectos fundamentales[2]primero como una
unidad de análisis teórico-metodológico, a
partir de los modelos, conceptos, nociones de los estudios de las
diversas disciplinas y enfoques, y en segundo lugar como
categoría social, donde se construye y reconstruye desde
las diferentes vertientes y percepciones de la praxis
social.
La memoria e
identidad en Incaraqay
La memoria como categoría social, permite
analizar las diferentes manifestaciones y hechos sociales, en
este camino podemos encontrar diversos niveles, puesto que la
memoria e identidad están interrelacionados en su herencia
social y cultural.
En la Comunidad de Incaraqay los miembros tienen ciertas
categorías para poder analizar y registrar dentro de su
memoria individual y colectiva, en este proceso participan una
serie de entidades y actores sociales, por ejemplo la comunidad
esta organizado en cuatro barrios como son Atauri, Quiswuar,
Rayan y Rumihuasi; ésta forma de organización
permite tejer una red de alianzas entre sus miembros,
además cada barrio tiene su sistema político de
varayoq que articula rápidamente en el funcionamiento de
cada uno. Para un mayor entendimiento el mito de origen de la
comunidad de incaraqay se trascribirá textualmente, para
luego hacer un análisis, porque dentro de ello encontramos
la memoria y la identidad guardadas bajo la expresión de
la oralidad.
6.1.- Mito de origen del Pueblo de
Incaraqay
Narra : Pablo Huaytalla Bautista (edad
83 años)
(Narración en
castellano).
Ocupación : Campesino
(Agricultor)
Procedencia : Comunidad de
Incaraqay
"…mi abuelo me contó, que
existía cuatro puquiales, ahora donde que esta ubicada la
plaza del pueblo… que cuatro hermanos caminantes siempre
pasaban por ésta zona, en eso uno de ellos encontró
los puquiales, llamó a sus cuatro hermanos para que tomen
el agua, en eso los hermanos cada uno se adueñaron de los
puquiales y lo llamaron: atauri, rayan, quiswuar y rumihuasi; hoy
en día son nuestros barrios de la
comunidad.
Ellos son nuestros fundadores de nuestros barrios,
donde que cada barrio tiene chacras y están
organizados…
El primer hermano, lo llamó Atauri, donde
que actualmente están las familias: Bautista,
Gómez, Prado, Tineo y Auqui.El segundo hermano, lo llamó Rayan, donde
que están las familias: Huaytalla y
Sulca.El tercer hermano, lo llamó Quiswuar,
donde que están las familias: Baygorrea, y Cuba,
yEl cuarto hermano, lo llamó Rumihuasi,
donde que están las familias: Huamani y
Escalente.
Una vez formado los cuatro barrios, los hermanos
decidieron poner un nombre general… había una
discusión en que cada uno de ellos quería poner el
nombre de su barrio, en eso uno de los hermanos vio una "casita"
de los incas[3]que existía (aclara
– ahora ya no existe, yo, recuerdo cuando era niño esa
casita existía aún) y sugiere que se llame
incapa– raqaynin[4]la casona del
inca)[5] y luego decidieron que se quede con
ese nombre.
En cada barrio tenemos nuestros chacras y pastos
donde cuidamos nuestros animales y sembramos… en esta zona
(señala con la mano – a la parte baja) sembramos
maíz, arbeja… por allá (parte media)
sembramos cebada, trigo… y más arriba (parte alta)
cuidamos nuestros animales… y también sembramos
papa, mashua, olluco…."
Dentro de este mito encontramos dos etapas bien
diferenciadas: primero la época
prehispánica, la casa del inca, cuatro puquiales, cuatro
hermanos y luego se crea cuatro espacios (Atauri, Rayan,
Quiswuar y Rumihuasi), en cada uno de los espacios
también aparecen un sistema de organización social,
político (como por ejemplo el varayoq). Esta es la
característica de la organización cuatripartita de
la sociedad andina[6]ésta forma de
organización económica, social, ideológica y
política; permitió ordenar los espacios y buscar el
equilibrio social entre sus miembros. Además se puede
notar que existen tres pisos ecológicos lo que sustenta la
verticalidad andina; este sistema de manejo permite equilibrar y
balancear la dieta alimenticia, el manejo adecuado del sistema
ecológico, hasta hoy en día, están vigentes
en estas sociedades, gracias a estos elementos como es la memoria
y la identidad aún resiste frente al sistema de
"globalización y modernización" y, en segundo
lugar, encontramos la época colonial la
conformación de la comunidad y sus barrios, las familias
como Bautista, Tineo, Cuba, Prado, Sulca; apellidos de origen
español. Dentro la estructura ideológica andina hoy
en día, estos dos elementos son funcionales y
fundamentales son opuestos y complementarios.
Entonces, el mito esta en la memoria colectiva de los
miembros de esta comunidad, es la raíz del sistema de
organización y construcción de su identidad
reflejado en el mito, dentro de los entrevistados tres personas
mayores de edad me contaban, donde podía percibir el
sentimiento y el orgullo de pertenecer a la comunidad y cada vez
me recalcaba sus triunfos, peleas con otros comunidades, de sus
fiestas y las formas de organización. En este
término el mito encierra un sentido de pertenencia,
narración, ideológico y discurso
identitario; el relato tiene una explicación
simbológíca muy profunda para esa cultura su
origen, existencia y desarrollo de la vida donde cada vez es
retroalimentado por la memoria y reforzado la raíz de la
identidad incaraqina. Desde esta perspectiva el mundo
indígena ha creado una serie de mitos para poder explicar
y entender los origines de las cosas, familias, apellidos,
comunidades, espacios geográficos, etc. Los mitos no
explican solamente porque el ser humano y el mundo en el que vive
son como él los percibe sino; narrar mitos significa una
necesidad vital, no sólo para aplacar o propiciar los
poderes sobrehumanos, sino también para estimular los
mismos dotes creativos y espirituales que llevaron al ser humano
a transmitir sus mitos a sus generaciones. Entonces, el mito es
reflejo simbólico la realidad, como menciona Malinowski,
es una realidad originaria que responde a una necesidad
religiosa, a aspiraciones morales, a imperativos de orden social;
o como menciona Bohannan (1993:), que los mitos son verdaderos en
el sentido de que proporcionan una serie de premisas para
interpretar el mundo y juzgar la validez de la cultura; entonces,
el mito proporciona la forma y el contenido ideológico de
la cultura, donde están yuxtapuesta la memoria con la
identidad.
6.2.- Importancia de la memoria
individual y colectiva en la construcción de la
identidad
La memoria como construcción social, permite
reconstruir el pasado a través de diversos factores y
tradiciones culturales (mito, leyendas, cuentos,
fiestas…), estos elementos constitutivos resguardan la
potencialidad y riqueza de la cultura incaraqina; entonces, la
memoria constituye y sostiene permanentemente la identidad
creando coherencia y continuidad dentro de la comunidad, por
ejemplo cuando hay trabajos intercomunales, fiestas patronales en
comunidades vecinas, etc., ahí la identidad colectiva toma
sentido de pertenencia y continuidad.
Todas las sociedades tienen diferentes formas de
clasificar, codificar, registrar los acontecimientos, este hecho
tiene carácter ideológico y cultural; entonces
¿cuál es la relación entre la memoria
individual y la memoria colectiva?: La memoria
individual, es una condición necesaria y suficiente
para llamar al reconocimiento de los recuerdos como testimonios o
el mismo proceso de socialización, es decir, cuando nace
una persona se desarrolla, aprende experiencias y valores; desde
ese momento va aprendiendo todo el quehacer de la vida, hasta
incluso obligaciones, necesidades, reconocimientos del grupo,
familia, etc. estos aspectos van hacer culturalmente
determinados; los individuos se definen por sus relaciones
sociales y su forma de vida, se reproduce y cambia a
través de acciones individuales; y la memoria
colectiva, es la que recompone "mágicamente" el
pasado, y cuyos recuerdos se remiten a la experiencia colectiva o
grupal.
La memoria individual y colectiva están
interrelacionados y se necesitan recíprocamente; en este
sentido la experiencia, a partir de la tradición y la
costumbre desarrollada por la sociedad; no puede haber memoria
personal sin memoria colectiva y viceversa.
Dentro de estas dos direcciones de la conciencia
colectiva e individual participan elementos constitutivos y
constituciones, haciendo uso de las pautas establecidas por su
cultura, entonces la memoria colectiva es transmitida por la
comunidad, de un periodo de su historia, o de un acontecimiento
concreto consiste en el conjunto de representaciones, que en
relación con los mismos comparten mayoritariamente quienes
la forman. Dichas representaciones se organizan en torno de un
eje principal que es quien les confiere sentido suficiente para
que puedan funcionar como fundamento de la comunidad concernida.
Esta condición de la memoria, esta relacionado con el
rescate del pasado y al instituirlo en referente de la identidad
del pueblo convierten la rememoración de "supervivencia"
cuya condición ética y cuyo alcance colectivo hacen
del deber de memoria una práctica necesaria a toda
afirmación grupal, esto es legitimado mediante sus
tradiciones orales, culturas materiales e
inmateriales.
Entonces, la memoria colectiva e individual, no es un
producto social espontáneo o circunstancial, ni la
consecuencia casual de una conjunción momentánea de
diversos factores, sino resultado de una serie de
prácticas selectivas, ejercidas de manera explicita e
implícita; por ello en su estudio de la memoria colectiva
Joan Pujadas (1996), señala que la memoria explora la
construcción de esos mismos hechos, de los elementos que
los componen y de la modalidad de su organización ya que
si la memoria es selectiva, esta selectividad no se debe a
carencias en el recordar a su orientación
específica.
La memoria como categoría social se construye en
el proceso de socialización; durante esta etapa hay varios
componentes; en el mito de origen de la comunidad de Incaraqay,
encontramos tres componentes: la retención, donde
utiliza diversos mecanismos para poder retener los sucesos, por
lo tanto asocian, categorizan (según el criterio,
utilizando las características comunes a los objetos),
repetición y visualización; en segundo lugar,
codificación, a las cosas más importantes
dan nombres, colores, sabores, formas, símbolos (profanos
y sagrados), y en tercer lugar remembranza, este es una
etapa de recuerdo, estos son acontecimientos donde tienen mayor
impacto de las cosas, por que se legitima colectivamente. Estos
tres componentes de la memoria participan en la
construcción de la identidad, este tipo de registros
tienen carácter ideológico-cultural, donde ayuda a
entender el pasado, presente y el futuro, entonces la memoria
colectiva reserva la identidad (cultural, social,
político, económico, étnico, clase…)
de la comunidad.
Por otro lado, también la memoria fija ciertos
parámetros de identidad, el sujeto selecciona ciertos
hitos, ciertos recuerdos que lo ponen en relación con
"otros"; estos parámetros, que implican al mismo tiempo
resaltar algunos rasgos de identificación grupal de los
"otros" para definir los límites de la identidad, se
convierten en marcos sociales para encuadrar las memorias.
Algunos de estos elementos identitarios se tornan, para el sujeto
individual o colectivo, en elementos "invariantes" o fijos,
alrededor de los cuales se organizan las memorias.
Pollak (1992: 204) "señala tres tipos de
elementos que pueden cumplir esta función:
acontecimientos, personas o personajes y lugares. Pueden estar
ligados a experiencias vividas por la persona o transmitidas por
otros. Pueden estar empíricamente fundados en hechos
concretos, o ser proyecciones o idealizaciones a partir de otros
eventos. Lo importante es que permiten mantener un mínimo
de coherencia y continuidad, necesarios para el mantenimiento del
sentimiento de identidad" (citado por Elizabert Jelin,
2001).
El reconocimiento y la fortaleza de las memorias y de
las identidades se alimentan mutuamente. Hay tanto para las
personas como para los grupos y las sociedades. Pero hay momentos
donde las memorias y las identidades están constituidas y
amarradas, los cuestionamientos que se puedan producir no
provocan urgencias de reordenar o de reestructurar; pues trabajan
por sí solas, y sobre sí mismas, en una labor de
mantenimiento de la coherencia y la unidad. Los períodos
de crisis internas de la cultura incaraqina o de amenazas
externas generalmente implican reinterpretar, la memoria
cuestiona la propia identidad; estos períodos son
precedidos, acompañados por crisis del sentimiento de
identidad colectiva y de la memoria. Pollak (1992), son los
momentos en que puede haber una vuelta reflexiva sobre el pasado,
reinterpretaciones y revisionismos, que siempre implican
también cuestionar y redefinir la propia identidad
grupal.
En esta medida la memoria colectiva se cementa y luego
se ramifica en la práctica social, este hecho reproduce
masivamente para buscar la legitimidad y práctica
permanente. Por otro lado, también cada individuo busca su
reacomodo y reajuste mediante algunos elementos comunes como la
música, comida, danza, lenguaje, rito, mito, etc., pero
esto es flexible, depende de la cultura y la sociedad, es decir
es dinámico y plástico. La construcción de
la memoria individual y colectiva, nos permite entender y
reflexionar sobre los fenómenos sociales cómo es la
aculturación, alteridad, recuerdo, olvido, maneras de
registrar de su historia a través de sus tradiciones y las
formas como se transmiten, etc. todo este proceso
histórico-social, a través de su registro podemos
reinterpretar y analizar sus hechos.
6.3.- Función y relación entre memoria
e identidad
La memoria tiene una función muy importante
dentro de una sociedad, ahí se encuentra toda la riqueza y
la reserva de los sucesos y acontecimientos históricos,
políticos, sociales, culturales, etc. mediante este
cordón umbilical se recapitula y alimenta la identidad y
la conciencia de un pueblo. Por lo tanto, es necesario buscar las
raíces de su esencia, pero eso sí, sin caer en
"exageraciones" ni "etnocentrismos", al contrario estas
expresiones deben ser examinadas en su praxis social para que se
pueda tejer la relacionalidad y la racionalidad de esa sociedad
determinada y así llegar a un analizar
profundo.
Existe un plano de relación entre memoria e
identidad, en la memoria están las referencias, recuerdos,
narraciones, saberes, emociones, actos, hasta el olvido, por lo
tanto es un medio de identificación; y la identidad, es la
manera de percibir o vivir con sus propias
características, estilos de vida y entender sus tres
entornos: lo social, natural y cósmico, este es una
característica de la cultura incaraqina; de ahí es
importante como punto de partida para la reflexión; el
núcleo de cualquier identidad individual o grupal
está ligado a un sentido de permanencia, legitimidad,
unidad, etc. a lo largo del tiempo y del espacio; el poder
recordar y rememorar algo del propio pasado (como es el caso del
mito de origen incaraqino), es lo que sostiene y retroalimenta la
identidad, además existe una relación estrecha
entre la memoria e identidad, ya que ni la memoria ni la
identidad son "cosas" u objetos materiales, porque las
identidades y las memorias no son cosas sobre las que pensamos,
sino cosas con las que pensamos; como tales, no tienen existencia
fuera de nuestra política, economía, nuestras
relaciones sociales y nuestras historias, sino dentro de ella
está yuxtapuesta y cada ves alimentadas, ya sea por la
literatura oral como el mito, la cultura material y las
relaciones sociales.
Una de las funciones de la memoria colectiva, es
reconstruir el pasado a partir de sus intereses y del marco de la
referencia del presente, esta memoria colectiva retroalimenta y
fortalece la identidad, porque tiene una construcción
sobre la base de la necesidad del pasado, expresado en el
presente y proyectado hacia el futuro; entonces podemos decir que
la memoria (como el mito de origen de la comunidad de Incaraqay)
asegura la permanencia y resistencia de la identidad de los
incaraqinos, estas expresiones están sostenidas en las
producciones culturales, en los relatos, en la literatura oral;
es decir, la memoria articula y reconstruye el pasado, por lo
tanto es la gestora de la identidad.
La memoria, también cumple un papel fundamental
para los miembros de una sociedad, porque está en
permanente producción, en un proceso de
interpretación e inclusión, puesto que las
generaciones interpretan de acuerdo a su realidad y
circunstancias vivénciales, y a la vez, es un
trámite de la construcción de la identidad; los
acontecimientos que son registrados tienen una serie de
características identitarias (tipo de vestimenta, deidades
locales o familiares…), gracias a estos elementos buscan
la unidad o la coherencia dentro de su manifestación
cultural e ideológico.
Reconstrucciones
y memorias identitarias
La reconstrucción de las identidades, obedece a
una nueva reinterpretación bajo la reserva de la memoria,
como el mito de origen, por ésta razón en la
cultura incaraqina encontramos un nuevo reajuste y
reterritorialización de la identidad de acuerdo a la
realidad existente con coherencia social y cultural, para que la
colectividad intérprete y se manifieste bajo esa
visión coherente.
Esto va a permitir tomar nuevos elementos en la
música, trabajo, fiesta, percepciones de su realidad, sin
embargo, se reacomoda de acuerdo a la necesidad e interés
colectivo. El pasado histórico y social ha trastocado la
estructura ideológica, cultural, social y político
de las dinámicas de desarrollo normal de los incaraqinos,
han acelerado violentamente produciendo un problema psicosocial y
emocional en las familias incaraqinas; tal es el caso de la
época de la violencias socio-política de las
años 80s, este hecho a generado la
desestructuración[7]y la
desorganización identitaria; el impacto de los
daños son irreversibles.
Pero, gracias a algunos elementos comunes como la
comida, música, sistema de vida, etc., donde que la
identidad se reconstruye y se recrea, pero sin embargo su
dialéctica de la identidad es muy compleja no puede haber
reconstrucción, sino construcciones múltiples y
complejas.
Hay necesidad de búsqueda de nuevas identidades,
cada grupo social registra, codifica y clasifica su historia y
guarda en su memoria colectiva e interpreta de acuerdo a su
ideología para sus generaciones, entonces
¿cuál es el papel de la memoria colectiva y la
ideología?, el papel fundamental es registrar y guardar en
el baúl de los recuerdos culturales. La memoria es un
elemento constitutivo del sentimiento de identidad, tanto
individual como colectivo en la medida en que es un factor
extremadamente importante del sentimiento de continuidad y de
coherencia de una persona o de un grupo en su
reconstrucción de sí mismo; para Maria Laura
(1997), menciona que la ideología interviene en la
reconstrucción del pasado porque es indispensable para una
sociedad el poseer una conciencia histórica, ésta
no se relaciona con el simple recuerdo de los hechos
históricos como pasaron realmente, sino que siempre
implican una lectura del pasado, y es en esa lectura donde se
juega la ideología; entonces en la reconstrucción
de las identidades juega un papel muy importante la
ideología porque determina los aspectos de la historia se
modificaron en función de su ideología.
Memoria e identidad, conducen a una reflexión de
los hechos que se produce en la comunidad de estudio; la memoria
permite recordar y rememorar algo del propio pasado, es lo que
sostiene la tradicionalidad de los incaraqinos, por ejemplo en
cada año se realizan fiestas patronales como la de Santa
Rosa de Lima, Virgen del Carmen patrona de la Comunidad, etc. Lo
importante es que permiten mantener un mínimo de
coherencia y continuidad, necesarios para el mantenimiento del
sentimiento de identidad. El reconocimiento y la fortaleza de las
memorias y de las identidades se alimentan mutuamente.
Entonces, hay momentos donde las memorias y las
identidades están constituidas por elementos como el
espacio (pueblo), época de la socialización
(juegos, recuerdos, sentimientos, amores, odios…); por lo
tanto, trabajan por sí solas, y sobre sí mismas, en
una labor de mantenimiento de la coherencia y la unidad. Los
períodos de crisis internas de un grupo o de amenazas
externas generalmente implican reinterpretar la memoria y debatir
la propia identidad, mediante sus generaciones y expresiones
culturales e ideológicas.
Conclusiones
1. La memoria es un proceso social, por lo
tanto reelabora el recuerdo, es decir, reconstruye otorgando
un sentido y direccionalidad a través de
acontecimientos, relatos, mitos, cuentos, etc. En este
proceso la memoria nutre al presente, y proporciona
materiales para el futuro, dentro de ese marco articula,
unifica esos elementos constitutivos sueltos, por ello la
memoria es selectiva en la reconstrucción y
manifestación simbólica y no simbólica,
además obedece a una necesidad e interés
colectivo.
2. Dentro del mito de origen de la comunidad de
Incaraqay, encontramos una clara expresión de la
memoria e identidad, puesto que están, dentro de esa
expresión oral una serie de recuerdos y hechos
históricos, míticos, sistemas de organizaron,
etc. que obedecen al marco de la concepción
ideológica e identitaria de la comunidad, por lo
tanto, la resguarda o reinterpreta estos hechos es la
memoria, bajo una realidad objetiva y la praxis
social.3. El mito de origen es un conducto que
permitió explorar la memoria en sus diferentes niveles
y la diferentes formas de la identidad (cultural, social,
étnico, ideológico…). La
tradición ha hecho que el mito permanezca en la
memoria vigente, en este hecho hay una serie de sucesos,
acontecimientos, experiencias, valoraciones, además
tienen interpretaciones con contenidos ideológicos,
simbólicos e identitarios, entonces, la colectividad
incaraqina, a través del mito se articula, unifica,
buscando un norte, su pertenencia y orgullo de pertenecer a
ese espacio, y además esto les permite regular y
construir su identidad. Por lo tanto, la memoria
retroalimenta y fortalece la identidad, porque tiene una
construcción sobre la base de la experiencia
vivencial.4. La memoria selecciona e interpreta el
pasado, reconstruyendo el presente y proyectándose
hacia el futuro, sobre todo tiene alto contenido de valores,
conocimientos, representaciones, etc., y permanentemente
lubrica y reactiva la identidad en sus diferentes
formas.
Referencias
bibliografías
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Autor:
Antrop. Percy Escriba
[1] Ponencia inicial en XIV Congreso Nacional
de Estudiantes de Antropología. 10 al 15 de Setiembre
del 2007. Trujillo – Perú
[2] Ver, Elizabet Jelin (2001)
[3] Miriam Salas De Coloma (1979),
historiadora, en su obra “De los obrajes de Canaria y
Chincheros a las Comunidades Indígena de
Vilcashuamán Siglo XVI”, Menciona que ésta
zona fue ruta de los Incas, por lo tanto, el pueblo de
Incaraqay era el intermediario entre Vilcashuamán y
Huaytará; donde que descansaban, por esta razón
construyeron una casa, donde los indígenas lo llamaron
incapa-raqaynin.
[4] Durante su proceso de desarrollo
histórico el nombre ha cambiado, hoy en día se
llama Incaraqay.
[5] La traducción es nuestro.
[6] Zuidema (1995), Murra (1975) y otros
estudiosos del área andina mencionan que la
característica principal fue la dualidad, cuatripartita,
por lo tanto, en esta zona también encontramos con estas
similitudes.
[7] Ver, Nathan Wachtel (1973) sobre la
desestructuración de la organización andina.
pág. 134-211