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Valores, beneficios mutuos entre otros



Partes: 1, 2

  1. Cooperación
  2. Beneficio
    mutuo
  3. La responsabilidad
    de todos
  4. Ahora es el
    momento
  5. La
    libertad
  6. La
    felicidad
  7. La
    honestidad
  8. Humildad
  9. Amor
  10. Paz
  11. Respeto
  12. Responsabilidad
  13. Sencillez
  14. Tolerancia
  15. Unidad

Cooperación

Aquél que coopera recibe
cooperación. El método para ofrecer
cooperación es utilizar la energía mental para
crear vibraciones de buenos deseos y sentimientos puros hacia los
demás y hacia la tarea. Al permanecer desapegado, objetivo
e influenciado por los valores más internos y no por las
circunstancias externas, surge la cooperación en forma de
sabiduría.

La realización humana es como una
cordillera con precipicios, riscos, pendientes y valles. Alcanzar
la perfección en un esfuerzo colectivo es como desear
conquistar la cima más alta. El esfuerzo requiere que cada
alpinista esté equipado con habilidades y conocimientos
esenciales, mucha determinación y fuerza de voluntad. Sin
embargo, no se debe emprender la ascensión sin lo
más indispensable: la cuerda de seguridad de la
cooperación. La cooperación asegura ecuanimidad,
capacitación, facilidad y entusiasmo. La
cooperación provee los medios para que cada escalador
dé un paso, por pequeño que sea, y que todos esos
pasos, unidos, permitan alcanzar la cumbre.

Beneficio
mutuo

La cooperación no es un mero regateo
en el que el éxito de una persona se logra a expensas o
gracias a la exclusión del éxito de otras. El
objetivo constante de la cooperación es el beneficio mutuo
en las interrelaciones humanas; se fundamenta en el principio del
respeto mutuo. El valor, la consideración, el cuidado y la
participación proporcionan un fundamento a partir del cual
puede desarrollarse el proceso de la cooperación.Si la
capacidad de discernir es clara cuando una persona, grupo o
nación precisen cooperación y se aplique el
método apropiado, habrá éxito en las
relaciones e interacciones humanas. El método puede ser
tan sencillo como ofrecer una explicación, brindar amor o
apoyo, o saber escuchar. Sin embargo, si no se dispone de la
capacidad de discernir el tipo de cooperación adecuada ni
el método correcto para proporcionarla, no se
experimentará éxito en la forma de acuerdo y de
satisfacción. Esto puede compararse a un médico que
no diagnostica una enfermedad de una manera precisa. En vez de
mejorar, el paciente experimenta complicaciones debidas al
tratamiento.La cooperación es posible cuando hay
facilidad, no pesadez. Ser fácil significa ser sincero y
de espíritu generoso. Tal generosidad le hace a uno digno
de recibir la cooperación de todos. Si uno tiene fe y
confianza en los demás, eso, en retorno, construye la fe y
confianza en ellos. Tales sentimientos producen un ambiente de
enriquecimiento, respeto, apoyo y solidaridad.

La
responsabilidad de todos

Cooperar es responsabilidad de todos,
aunque facilitar el proceso requiere valor y fortaleza interna. A
veces, los que asumen la responsabilidad se convierten en el
blanco de insultos y críticas. Se requiere una
preparación fundamental para crear un mecanismo de apoyo
interno mediante el cual las personas sean capaces de protegerse
a sí mismas y de mantener la ecuanimidad y el equilibrio.
Se necesita una actitud de desapego, en la que nada se tome a
nivel personal. Al permanecer desapegado, objetivo e influenciado
por los valores más internos y no por las circunstancias
externas, surge la cooperación en forma de
sabiduría. Mirar a otro con una actitud de amor y de
cooperación, aun después de haber sido "difamado"
por esa persona, se reconoce como tener una visión
misericordiosa. La perspectiva de uno está llena de
comprensión, perdón, tolerancia, paciencia y
empatía. El que adopta esa actitud, elimina más
fácilmente las trabas de la falta de cooperación
que pueden haber obstruido el progreso. La cooperación
requiere reconocer el papel único de cada persona, a la
vez que mantener una actitud sincera y positiva. Los pensamientos
positivos dentro del ser automática y fácilmente
crean sentimientos de cooperación en la mente de los
demás. El método para ofrecer cooperación es
usar la energía de la mente para crear vibraciones de
buenos deseos y sentimientos puros hacia los demás y hacia
la tarea. Esto afecta al ambiente en una forma positiva y sutil.
Las vibraciones colectivas de un esfuerzo tan puro y sutil
preparan el terreno para deliberaciones abiertas y profundas,
así como para períodos exitosos de
cooperación.

Ahora es el
momento

La cooperación, con el tiempo y con el orden
natural de los acontecimientos, genera paciencia. El tiempo es
valioso porque siempre ofrece la oportunidad única de
conseguir lo que es mejor y lo que es necesario en el momento
adecuado. El tiempo coopera con cada persona si ésta
reconoce su importancia.En el proceso de transformar el mundo,
ahora es el momento de que cada persona aporte una pequeña
dosis de cooperación; si no es con la mente, entonces con
el trabajo físico; si no es con el trabajo físico,
entonces con la riqueza; si no es con la riqueza, entonces
apoyando o motivando a otros a cooperar. Si cada uno aportara un
dedo de cooperación, ¡juntos podríamos
levantar una montaña! ¡Y cuando se reconozcan como
indestructibles los vínculos espirituales que nos unen en
hermandad universal, la cooperación será inevitable
y juntos podremos alcanzar nuevas y grandes
cimas!

La libertad

Libertad: La plena libertad sólo
funciona cuando hay equilibrio entre los derechos y las
responsabilidades y las elecciones están equilibradas con
la conciencia. El poder más eficaz para poner fin a las
guerras internas y externas es la conciencia humana.
La
libertad es un regalo precioso que ofrece una experiencia de
liberación y la sensación de que no hay
límites, ¡como si la tierra, los cielos y los mares
estuvieran a nuestro servicio!Los conceptos de libertad y de
liberación han fascinado a los seres humanos. Una de las
mayores aspiraciones en el mundo de hoy en día es ser
libre. Las personas desean la libertad de llevar una vida llena
de propósitos, de poder elegir libremente un estilo de
vida en el que ellos y sus hijos puedan crecer de forma saludable
y prosperar con el trabajo de sus manos, mentes y corazones.
Quieren hacer lo que les plazca, ir donde les apetezca y
disfrutar de los derechos y privilegios sociales,
políticos y económicos. En resumen, ¡quieren
tener la libertad de elegir, de arriesgarse y de
triunfar!

La verdadera libertad

La plena libertad sólo funciona
cuando hay un equilibrio entre los derechos y las
responsabilidades, así como entre las elecciones y la
conciencia. No se puede experimentar la libertad, ni individual
ni colectivamente si la atención y el esfuerzo sólo
se dirigen a los derechos y a las elecciones. Cuando los derechos
y las elecciones son malentendidas y se mal utilizan, se contraen
deudas – mental, física, espiritual, social,
económica y políticamente, etc.

Salvaguardar la libertad

Para salvaguardar la libertad, las personas
no deben justificar, por ejemplo, el siguiente pensamiento y sus
consecuencias: "Un poco de codicia, un poco de agresividad y un
poco de ira son necesarios para mantener a la gente o las cosas
en su lugar". Tal convenio, comienza como una pequeña
transgresión y rápidamente se multiplica;
después se justifican otros sentimientos y acciones
equivocados. Los pensamientos, las palabras y las acciones
negativos y dañinos producen reacciones semejantes, al
igual que lo hacen los sentimientos y acciones positivos y
beneficiosos. En otras palabras, lo que se siembra se recoge.
Esta es la ley natural de la acción, conocida como la Ley
del Karma. Significa que, a nivel individual o colectivo, de
forma positiva o negativa, se saldarán las cuentas y se
pagarán las deudas adquiridas.Una de las funciones
principales de un gobierno, de una institución o de
cualquier sistema que tenga la responsabilidad de servir es
salvaguardar, promover y garantizar libertad a tres niveles: 1)
individual, que incluye una variada gama de dimensiones
físicas y mentales desde impedir la tortura, el dolor o el
sufrimiento hasta fomentar el desarrollo y expresión de la
persona; 2) entre grupos, sociedades o países, que se
demuestra afirmando los derechos humanos mediante la justicia y
la igualdad; y 3) en la naturaleza, lo que significa un respeto
total por las leyes naturales, firmes y constantes; la libertad a
este nivel asegura el derecho de la naturaleza a una vida sin
contaminación.

Liberación de
ataduras

A como depositarios del precioso regalo de
la libertad y como reacción a la violación de
ésta, seguimos intuyendo la obligación de liberar a
los pueblos y estados de las "cadenas de hierro de la
opresión " . Sin embargo, aun con independencia, los
individuos permanecen atados a sus propias "cadenas de hierro" de
la lujuria, la ira, el apego, la avaricia y la violencia.
Continúan "batallando" internamente dentro de sus propias
mentes, y es en ese "campo de batalla" en el que nacen todas las
guerras.Por tanto, los seres humanos necesitan estar libres de
complicaciones y confusiones en la mente, el intelecto y el
corazón. Estas batallas se pueden experimentar en la forma
de pensamientos inútiles o negativos condicionados por las
"cadenas de hierro". Aunque se conquiste la forma burda de la
ira, puede que continúen los sentimientos sutiles de
hostilidad, venganza o mala voluntad que deben examinarse,
comprenderse y eliminarse. La naturaleza de cada persona es
única. Sin embargo, adoptar la facilidad, la liviandad, y
la misericordia en la conciencia, la actitud y la visión
es proactivo en liberarse de la influencia de los rasgos
negativos de la personalidad, y es el medio para conseguirlo.La
libertad fundamental es la liberación de las ataduras
creadas por actuar en la conciencia del cuerpo, en base a los
apegos hacia uno mismo y sus sentidos, hacia los demás y
hacia las posesiones mundanas. La liberación es separarse
de tales apegos. Esto no significa que uno no debe amar o ser
amado sino que, al volverse más independiente
internamente, la conducta hacia el exterior reflejará
menos dependencia y una naturaleza más amorosa.La
transformación del ser es el comienzo para el proceso de
la transformación del mundo. El mundo no estará
libre de guerras e injusticias hasta que los individuos sean
libres. El poder más eficaz para poner fin a las guerras
internas y externas – y liberar a las almas – es la conciencia
humana. Todo acto de libertad, cuando está alineado con la
conciencia humana, es liberador, fortalece y
ennoblece.

La
felicidad

Felicidad: Mediante el poder de la
verdad hay riqueza y mediante el poder de la paz hay salud.
Juntos dan felicidad. La felicidad la obtienen aquellos cuyas
acciones, actitudes y características son puras y
altruistas.

La búsqueda de la
felicidad

Actualmente, muchas personas se cuestionan
cuál es el propósito de esta vida. Algunos
están cansados de vivir, otros han perdido la esperanza.
Algunos se esfuerzan en obtener riqueza, creyendo que ésta
les dará la felicidad. Algunos tienen riqueza pero no
tienen salud, y esto causa infelicidad. Algunos eligen ciertas
profesiones creyendo que éstas les traerán
felicidad. Otros la buscan a través de las relaciones.
Pero a pesar de toda la felicidad que estos recursos puedan
proporcionar, son sólo fuentes temporales y limitadas y,
en muchos casos, también traen consigo igual cantidad de
sufrimiento e infelicidad.Esta incapacidad de mantener una
felicidad pura y duradera es el resultado de una carencia de
fortaleza interna y de valores espirituales. El reconocimiento y
la aplicación de las verdades espirituales proporcionan la
verdadera fuente de felicidad. Mediante el poder de la verdad hay
riqueza y mediante el poder de la paz hay salud. Juntos dan
felicidad. Como un tónico, el conocimiento espiritual
devuelve la esperanza a quien la ha perdido. La felicidad pura
retorna al que busca estos nuevos horizontes llenos de esperanza.
Se recuerdan cosas importantes que se habían olvidado.
Esta sensación se puede comparar a la de volver a casa, al
origen, a medida que uno ve los árboles y siente la brisa,
¡sabe que se está aproximando a algo que está
cerca del corazón!El calor y el bienestar de la felicidad
están escondidos en el interior del ser. Cuando las
personas se enfocan en su interior y toman fortaleza de los
poderes internos de la paz y del silencio, reavivan sus virtudes
permitiendo que se eleve el nivel de felicidad. El alma comienza
a abrirse a los secretos de cómo vivir de manera
independiente sin convertirse en una víctima del mundo
material, que por su propia naturaleza priva a la gente de su
felicidad. La sabiduría del conocimiento espiritual ofrece
los tesoros de cómo vivir y actuar en la verdad. Las
acciones verdaderas son puras y la pureza es la madre de la
felicidad y del bienestar. Las acciones verdaderas dan fuerza y
felicidad a uno mismo y bienestar a los demás. Los tesoros
espirituales incluyen las pautas sobre cómo mejorar la
personalidad y la actividad. Para muchos, el progreso y la
transformación personales son las llaves que abren la
Puerta de la Felicidad.

Felicidad mental

La gente habla de la paz mental. La
felicidad mental es un estado de paz en el que no hay trastornos
ni violencia. La paz interna crea fe en el intelecto. La flauta
de la felicidad suena de manera suave y constante en la mente de
los que tienen esta fe, es decir, en los que han alcanzado la
sabiduría del conocimiento espiritual. No importa lo
adversa o difícil que pueda ser una situación, no
se tiene miedo, porque el poder de la fe garantiza una victoria
final. A medida que el intelecto se aligera con la
sabiduría espiritual, hay menos cambios de estado de
ánimo y menos dudas en el corazón. Una persona se
vuelve más capaz de saldar sus cuentas de dolor y
sufrimiento cuando mantiene una cuenta sana de felicidad. En un
mundo en el que todas las relaciones tienen felicidad y
sufrimiento, la lección principal que hay que aprender
sobre la felicidad es: "Da felicidad y toma felicidad, no causes
sufrimiento y no tomes sufrimiento".La felicidad es prosperidad
que proviene de la autosoberanía. Autosoberanía
significa tener dominio sobre la mente, el intelecto, las
tendencias de la personalidad y los sentidos físicos del
cuerpo, estar completo con todos los poderes y todas las
virtudes, así como alcanzar el equilibrio entre las
características masculinas y femeninas. En cada alma
humana existe un estado de perfección. En la
búsqueda espiritual de esa perfección, el intelecto
pasa por un proceso de redescubrimiento de su naturaleza
divina.

Fortuna ilimitada

La felicidad no tiene precio. La felicidad
no se puede comprar, vender ni negociar. La felicidad la
consiguen aquéllos cuyas acciones, actitudes y
características son puras y desinteresadas. En otras
palabras, la calidad de la conciencia y las actividades de las
personas determinan la riqueza de su vida.Sin embargo, la
estabilidad social, económica y política se
consideran fuentes de felicidad y de disfrute en la vida pero,
cuando alguna de ésas áreas no funciona, desciende
el nivel de felicidad en las personas. Cuando todos estos
recursos se enfocan en las infraestructuras
socioeconómicas, en detrimento del desarrollo del
carácter moral y espiritual de las personas, cambia el
orden de las prioridades en la vida y la felicidad disminuye
gradualmente . Los valores morales y espirituales ayudan a
reevaluar las prioridades y permiten que se tomen medidas
proactivas y preventivas en los momentos oportunos. El camino de
la felicidad está sembrado de oportunidades de oro. Por
cada paso que se da hay garantizado un retorno de riqueza
incalculable. Las acciones realizadas a lo largo del camino se
convierten en la pluma para trazar las líneas de la
fortuna. Hay una mayor felicidad entre las personas que recorren
juntas el camino y, mediante acciones colectivas, trazan las
líneas de la fortuna en el escenario viviente del
mundo.

La
honestidad

Honestidad: es la
conciencia clara "ante mí y ante los demás".
Honestidad es el reconocimiento de lo que está bien y es
apropiado para nuestro propio papel, conducta y relaciones. Con
honestidad, no hay hipocresía ni artificialidad que creen
confusión y desconfianza en las mentes y en las vidas de
los demás. La honestidad conduce a una vida de integridad,
porque nuestro interior y exterior son reflejo el uno del
otro.Honestidad es hablar de lo que se piensa y hacer lo que se
ha dicho. No hay contradicciones ni discrepancias entre los
pensamientos, palabras o acciones. Esta integración
proporciona claridad y ejemplo a los demás. Ser
interiormente de una forma y exteriormente de otra, crea barreras
y puede causar daño, porque nunca podremos estar cerca de
los demás ni los demás querrán estar cerca
nuestro. Algunos piensan: "Soy honesto, pero nadie me comprende".
Esto no es ser honesto. La honestidad es tan claramente
perceptible como un diamante sin defectos que nunca puede
permanecer escondido. Su valor es visible en cada acción
que realizamos.

Ensombrecer asuntos

Se necesita examinar la honestidad interna
para fortalecerse y desarrollar sabiduría y estabilidad.
La firmeza interna positiva crea un oasis de recursos
espirituales para asegurarse y proporciona la confianza para
permanecer estable en la propia autoestima. Eso es asertividad.
Si internamente hay apego hacia una persona, objeto o idea, este
apego crea obstáculos a la realidad y a la objetividad y
las acciones no se realizan en base al interés global. El
estado interno no debería estar influenciado por la
negatividad de la propia naturaleza, sentimientos o
peculiaridades personales. Las motivaciones egocéntricas,
los propósitos ocultos y los sentimientos y hábitos
negativos son manchas en el espejo de la vida. La honestidad
actúa como un quitamanchas.Para el crecimiento del propio
ser debe haber limpieza y claridad en el esfuerzo y verdad en el
corazón. Limpieza significa explorar y cambiar la
conciencia y la actividad que manchan al propio ser y suscitan
dudas en los demás. Debería haber honestidad en el
corazón y también honestidad en la cabeza. De lo
contrario habrá autoengaño o la tendencia de
engañar a los demás, oscureciendo los asuntos con
excusas interminables y explicaciones confusas. Cuando el espejo
del propio ser está limpio, los sentimientos, la
naturaleza, las motivaciones y los propósitos son
claramente visibles, y la persona se hace digna de confianza. Se
dice que "el barco de la verdad puede tambalearse, pero nunca se
hundirá". Aun con honestidad, el barco a veces se sacude,
pero el ser digno de confianza garantiza que el barco nunca se
hundirá. El valor de la verdad le hace a uno digno de
confianza.Ser digno de confianza y confiar en los demás
proporcionan la base y la conexión necesarias para que las
relaciones sean nítidas. También es necesario
compartir con honestidad los sentimientos y las motivaciones de
cada uno. Cuando hay honestidad y limpieza, también hay
cercanía. Sin estos principios, ni los individuos ni la
sociedad pueden funcionar.

Aplicación y
experimentación

La aplicación personal de esta
ética y de estos principios implica experimentar, ver
qué es lo que funciona mejor, qué es lo que es
útil y significativo. Se trata de un proceso continuo de
experimentación y aprendizaje. El progreso se produce
siendo honesto en la práctica de manera tan completa y
sincera como sea posible en todo momento. Cuando se obtiene la
experiencia del éxito, el compromiso con la honestidad e
integridad se refuerza. Una tarea realizada a la fuerza o por
obligación, o con una actitud descuidada o egoísta,
no refleja motivaciones puras. Ser honesto con el propio ser,
verdadero y fiel con el propósito de una tarea gana la
confianza de los demás e inspira fe en ellos. Para
mantener el progreso se requiere pureza en las motivaciones y
consistencia en el esfuerzo.Una persona honesta es aquella que
aspira a observar los códigos de conducta más
elevados, que es leal a los principios benevolentes y universales
de la vida y cuyas decisiones se basan en discernir claramente
entre lo que es correcto y lo que es erróneo. Tales
personas se rigen por normas que dan guía y valor para
comprender y respetar las conexiones sutiles del mundo en
relación con su propia vida. Una persona honesta aprecia
la interconexión del mundo natural y no malgasta, abusa ni
desperdicia las riquezas de los recursos destinados al bienestar
de la humanidad. Una persona honesta no da por supuesto el
derecho a disponer de los propios recursos, como la mente,
cuerpo, riqueza, tiempo, talento o conocimientos. Honestidad
significa no hacer nunca un mal uso de lo que se nos
confía. Siempre debe haber interés en usar los
recursos de manera adecuada para las necesidades básicas
humanas, morales y espirituales. Los recursos bien utilizados
crean bienestar y se multiplican. La persona que está
seriamente comprometida con el desarrollo y con el progreso
mantiene la honestidad como un principio constante en la
construcción de un mundo de paz, de abundancia, un mundo
con menos desperdicios y mayor esplendor.

Humildad

La humildad se encuentra en un vasto
océano de aguas tranquilas que fluyen en la profundidad.
En lo profundo yace la autoestima. Al principio, adentrarse en el
océano es como viajar a una zona desconocida de inmensa
oscuridad. Pero, así como explorar puede llevar a
descubrir tesoros enterrados, en la búsqueda del mundo
interior se pueden encontrar joyas enterradas en las
profundidades de uno mismo. Y la joya que está enterrada
en lo más profundo, la que más brilla y más
luz da es la humildad. Sus rayos penetran en los momentos
más oscuros. Elimina el miedo, la inseguridad y abre a la
persona a las verdades universales.

Ser un depositario

Humildad es aceptar los principios
naturales que no se pueden controlar. Todo lo que tenemos, desde
el cuerpo con el que hemos nacido hasta las posesiones más
preciadas, se hereda. Por lo tanto, se vuelve un imperativo moral
el utilizar estos recursos de forma valiosa y benevolente. La
conciencia de ser un depositario de tales recursos ilimitados y
atemporales toca la esencia del alma humana y la despierta para
darse cuenta de que, así como en el momento de nacer se
heredaron esos recursos, en el momento de morir se tendrán
que abandonar. En la muerte, todo lo que acompañará
a la persona serán las impresiones de cómo se
usaron esos recursos junto con la sabiduría de ser y de
vivir como un depositario.La conciencia de ser un depositario
eleva la autoestima y realza las múltiples relaciones
diferentes encontradas a lo largo de la vida. Le lleva a uno a un
estado de reflexión silenciosa, invitándole a
tomarse un tiempo para sí mismo y a mirar la vida desde
una perspectiva diferente. El reconocimiento de ser un
depositario hace que la persona busque la renovación de
las relaciones con el propio ser y con el mundo.

Eliminar el "yo" y el
"mío"

Humildad es dejar hacer y dejar ser. La
piedra del conflicto yace en la conciencia del "yo" y del
"mío" y la posesividad: de un rol, de una actividad, de un
objeto, de una persona, incluso del cuerpo.
Paradójicamente, esta conciencia le hace perder a uno
aquello a lo que quiere agarrarse y, especialmente, le hace
perder lo más significativo, los valores universales que
dan valor y sentido a la vida. La humildad elimina la posesividad
y la visión limitada que crean límites
físicos, intelectuales y emocionales. Estas limitaciones
destruyen la autoestima y levantan muros de arrogancia y de
orgullo que distancian a las personas. La humildad actúa
suavemente en las fisuras, permitiendo el acercamiento.Todo el
mundo se "reverencia" ante una persona que posee la virtud de la
humildad, ya que todos se reverencian ante los que se han
reverenciado primero. Por tanto, el signo de la grandeza es la
humildad. La humildad permite a la persona ser digna de
confianza, flexible y adaptable. En la medida en que uno se
vuelve humilde, adquiere grandeza en el corazón de los
demás. Quien es la personificación de la humildad
hará el esfuerzo de escuchar y aceptar a los demás.
Cuanto más acepte a los demás, más se le
valorará y más se le escuchará. La humildad
automáticamente le hace a uno merecedor de
alabanzas.

La llamada a servir

El éxito en el servicio a los
demás proviene de la humildad. Cuanto mayor sea la
humildad, mayor el logro. No puede haber beneficio para el mundo
sin humildad. El servicio se lleva a cabo de la mejor manera
cuando 1) nos consideramos un depositario o instrumento y 2)
cuando damos el primer paso para aceptar a otro que es diferente.
Una persona humilde puede adaptarse a todos los ambientes, por
extraños o negativos que éstos sean. Habrá
humildad en la actitud, en la visión, en las palabras y en
las relaciones. La persona humilde nunca dirá: "no era mi
intención decirlo, pero simplemente surgieron las
palabras". Según sea la actitud, así será la
visión; según sea la visión, las palabras
reflejarán eso y los tres aspectos combinados
asegurarán la calidad de las interacciones. La mera
presencia de una persona humilde crea un ambiente atractivo,
cordial y confortable. Sus palabras están llenas de
esencia, poder y las expresa con buenos modales. Una persona
humilde puede hacer desaparecer la ira de otra con unas pocas
palabras. Una palabra dicha con humildad tiene el significado de
mil palabras.En las altas mareas de las interrelaciones humanas,
la humildad es el faro de luz que emite señales sobre lo
que nos espera a lo lejos. Para captar estas señales, la
pantalla de la mente y del intelecto debe estar limpia. La
humildad proporciona la capacidad de percibir situaciones,
discernir las causas de los obstáculos y las dificultades
así como de permanecer en silencio. Cuando uno debe
expresar una opinión lo hace con la mente abierta y con el
reconocimiento de las particularidades, la fortaleza y la
sensibilidad de uno mismo y de los demás.La humildad, al
igual que el concepto de ser un depositario, abarca nuestra
relación con la naturaleza y nos obliga a no transgredir
las leyes naturales. La naturaleza proporciona tanta vida como un
cordón umbilical. Explotar con arrogancia el
hábitat natural y dañarlo es poner en peligro a
toda la familia humana. Humildad es interiorizar los principios
naturales en la conducta personal, en las relaciones y en otros
aspectos del desarrollo humano. Sin humildad no podemos crear
sociedades civiles ni servir al mundo de manera
benevolente.

Amor

El amor no es sólo un deseo, una
pasión, un sentimiento intenso hacia una persona u objeto,
sino una conciencia que es a la vez desinteresada y satisface el
propio ser. Se puede sentir amor por el país de origen,
por un propósito apreciado, por la verdad, la justicia, la
ética, por las personas, la naturaleza, el servicio a los
demás y por Dios. El amor emana de la verdad, y de la
sabiduría. El amor basado en la sabiduría es amor
real, no es un amor a ciegas. Descubrir los secretos del amor es
observar cómo se revelan los secretos de la
vida.

La base del amor
verdadero

La base del amor real entre las personas es
espiritual. Ver al otro como un ser espiritual, como un alma, es
ver su realidad. Ser consciente de esa realidad es tener amor
espiritual: cada persona internamente completa, autónoma,
pero al mismo tiempo totalmente interconectado con los
demás, reconoce ese estado en el otro. Como consecuencia,
hay amor constante y natural. El amor verdadero se da cuando el
alma tiene amor hacia el alma. El amor por el alma es eterno, ya
que el alma nunca muere. Tal amor es virtuoso y proporciona
alegría. El apego a lo perecedero es erróneo y
causa sufrimiento.Cuando prevalece el amor espiritual, es
imposible que haya enemistad, odio, ira o celos. Los sentimientos
negativos se transforman en positivos gracias a la serenidad del
amor. En el amor espiritual hay armonía, ya que el amor
elimina las tendencias a controlar o a ser dependiente,
y

asegura la bondad, el cuidado y la
comprensión amistosa.

La serenidad del amor

Amor espiritual significa no fijarse en las
debilidades de los demás, sino interesarse en eliminar los
propios defectos. El método para hacer eso es revisarse
internamente con regularidad para verificar hasta qué
punto se ha adoptado el hábito natural de hacer felices a
los demás, en vez de hacerles sufrir. Sin embargo, el amor
verdadero del corazón también significa que uno no
puede soportar el ver las debilidades de aquellos a quienes ama.
Hay un deseo puro de corregir lo que no nos parece adecuado. Tal
corrección se llevará a cabo, por un lado, con los
sentimientos de amor y, por otro, con el poder de las palabras.
Debe haber un equilibrio entre los dos. Cuando las palabras son
demasiado fuertes o excesivas, el resultado no es satisfactorio.
Si las palabras son muy hirientes, el otro puede sentirse
insultado o humillado por el autoritarismo. Cuando se consigue el
equilibrio correcto entre amor y poder en las palabras se da a
los demás la experiencia de compasión, misericordia
y beneficio. No importa cuán poderoso o amargo sea el
mensaje, conmoverá el corazón del otro y se
experimentará su veracidad. Los seres humanos se han
quedado atrapados en un modelo de comportamiento que ha
distorsionado el valor del amor y la capacidad de confiar
mutuamente en los sentimientos e intenciones. En un momento dado
hay amor y en el siguiente, ese amor se rompe, produciendo un
dolor y pesar inmensos. Es como si el intelecto humano hubiera
perdido la conexión con la única Fuente eterna de
amor y se apoyara en los recursos temporales. Como consecuencia,
en lugar de poseer una sola fortaleza y un solo apoyo de la
fuente incondicional, las almas humanas permanecen sedientas de
amor verdadero, y lo anhelan aunque sólo sea una gota. Sin
este amor, siguen buscando y vagabundeando
angustiadas.

Paz

La paz es energía, una
energía cualitativa que emana constantemente de la
única Fuente eterna. Es una fuerza pura que penetra en el
caparazón del caos y por su propia naturaleza,
automáticamente pone a las personas y las cosas en un
orden equilibrado. El propio ser contiene un depósito de
recursos vitales, uno de los cuales es la paz. Reconocer que la
cualidad original del alma humana es la paz , significa dejar de
buscarla en el exterior. Mediante la conexión con la
única Fuente eterna e ilimitada de paz, nuestros propios
recursos desbordan con fortaleza silenciosa. La paz, en su forma
más pura, es silencio interno lleno del poder de la
verdad.La paz está compuesta de pensamientos puros,
sentimientos puros y buenos deseos. Cuando las energías
del pensamiento, de la palabra y de la acción están
en equilibrio, estables y libres de violencia, la persona
está en paz consigo misma, con sus relaciones y con el
mundo. Ejercitar el poder de la paz abarca el principio
fundamental de la espiritualidad: mirar hacia adentro para
después mirar hacia fuera con valor, determinación
y propósito. El primer paso en este proceso requiere un
examen cuidadoso de los propios pensamientos, sentimientos y
motivaciones. Al abrir la ventana del ser interno, las personas
pueden clarificar y determinar las actitudes y patrones de
conducta que son destructivos y que causan caos e
intranquilidad.

Respeto

El respeto comienza en la propia persona.
El estado original del respeto está basado en el
reconocimiento del propio ser como una entidad única, una
fuerza vital interior, un ser espiritual, un alma. La conciencia
elevada de saber "quién soy" surge desde un espacio
auténtico de valor puro. Con esta perspectiva, hay fe en
el propio ser así como entereza e integridad en el
interior. Con la comprensión del propio ser se experimenta
el verdadero auto respetó.

Fuente de conflicto

El conflicto se inicia cuando falta el
reconocimiento de la propia naturaleza original y la del otro.
Como resultado, las influencias negativas externas dominan
completamente el respeto. Estabilizarse en el estado elevado del
propio ser asegura auténtico respeto por y de los
demás debido a que se actúa con la conciencia de
que todo ser humano tiene un valor innato, que es puro y
virtuoso. Esta forma de pensar garantiza la victoria final,
porque la interacción sobre esta base asegura que surja la
bondad inherente del propio ser y de los demás.La causa de
todas las debilidades se origina en la ausencia de autorrespeto.
La persona se llena de diferentes deseos o expectativas,
exigiendo consideración o respeto de los demás. La
persona, al hacerse dependiente de fuerzas externas en lugar de
sus poderes internos, mide el respeto mediante los factores
físicos y materiales, tales como la casta, el color, la
raza, la religión, el sexo, la nacionalidad, el estatus y
la popularidad. Cuanto más se mide el respeto sobre la
base de algo externo, mayor es el deseo de que los demás
tengan un reconocimiento hacia mí. Cuanto mayor es ese
deseo, más se es víctima del mismo y se pierde el
respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Si las personas
renunciaran al deseo de recibir consideración de los
demás y se estabilizaran en el estado elevado de
autorrespeto, la consideración y el respeto los
seguiría como una sombra.El desafío es desarrollar
el valor del respeto en el propio ser y darle una
expresión práctica en la vida diaria.
Aparecerán obstáculos para probar la solidez del
respeto y, con frecuencia, se sentirán en los momentos de
más vulnerabilidad. Es necesaria la confianza en uno mismo
para tratar con las circunstancias con seguridad, de manera
optimista, esperanzadora. En las situaciones en las que parece
que todos los apoyos se han desvanecido, lo que permanece fiel es
el nivel en que se ha podido confiar internamente en el propio
ser.

Ambiente de respeto

El poder de discernir crea un ambiente de
respeto, en el que se presta atención a la calidad de las
intenciones, actitudes, conductas, pensamientos, palabras y
acciones. En la medida que exista el poder de la humildad en el
respeto hacia el propio ser —y el discernimiento y la
sabiduría que permiten ser justo e imparcial con los
demás— habrá éxito en la forma de
valorar la individualidad, apreciar la diversidad y tomar en
consideración la tarea en su totalidad. El equilibrio
entre la humildad y el autorrespeto da como resultado el servicio
altruista, una actuación honrosa desprovista de actitudes
débiles tales como la arrogancia y la estrechez mental. La
arrogancia daña o destruye la autenticidad de los
demás y viola sus derechos fundamentales. Un temperamento
así perjudica también al transgresor. Por ejemplo,
la tendencia a impresionar, dominar, o limitar la libertad de los
demás se manifiesta con el propósito de imponerse
en detrimento del valor interno, de la dignidad y la paz mental.
El respeto original se subordina a uno artificial.

Responsabilidad

Las circunstancias, necesidades y
elecciones sitúan a las personas en situaciones y roles
particulares. Responsabilidad moral es aceptar lo que se
requiere, honrar el papel que se nos ha confiado y llevarlo a
cabo conscientemente, poniendo lo mejor de uno mismo. Al actor se
le ha dado un papel. Debe ser consciente de esto y no desear
estar en otro lugar o ser otra persona. Las tareas asignadas
deben realizarse con integridad y sentido de
propósito.

Actuar responsablemente

En la vida, la responsabilidad personal
proviene de muchas fuentes previsibles e imprevisibles, e implica
asociarse y participar, comprometerse y cooperar. La
responsabilidad social y global requiere de todo lo antes
mencionado, así como de la justicia, la humanidad y el
respeto por los derechos de todos los seres humanos. Ello
conlleva prestar atención especial para asegurar el
beneficio de todos sin discriminación.Algunos interpretan
la responsabilidad como una carga y no logran verla como algo
personalmente relevante. Creen conveniente proyectarla como si
fuera el problema de otros. Estas personas no asumen sus
responsabilidades, sin embargo, cuando se trata de sus derechos
¡son los primeros en reivindicarlos!Una persona responsable
persevera, no con terquedad, sino con la motivación de
cumplir con el deber que se le asignó y permanece fiel al
objetivo. Cuando hay la conciencia de ser un instrumento, o un
facilitador, la persona permanece neutral y flexible en su papel.
Permanece desapegada, pero con un claro entendimiento de lo que
se necesita hacer. Cuando se interpreta un papel con
precisión y efectividad uno se siente satisfecho y alegre
por haber realizado una contribución significativa.La
responsabilidad a menudo requiere de la humildad para ayudar a
superar los obstáculos creados por el ego. Por ejemplo, el
que actúa con responsabilidad no se apodera ni controla
los resultados. El que actúa con responsabilidad
también tiene la madurez de saber cuándo debe
delegarse una responsabilidad a otro. Una de las principales
barreras es estar demasiado apegado a la responsabilidad. Ser
excesivamente meticuloso conduce a la preocupación, las
dudas y al miedo, lo cual puede tener un efecto paralizante en la
toma de decisiones, dando como resultado consecuencias
indeseables.

Sencillez

La sencillez crece de las raíces
sagradas, personificado una riqueza de virtudes y valores
espirituales que se manifiestan en las actitudes, las palabras,
las actividades y el estilo de vida. La sencillez es hermosa y,
como la luna, irradia frescura, en contraste con el resplandor
del sol. La sencillez es natural. Puede tener una apariencia
corriente y carente de atractivo para aquellos cuya visión
está acostumbrada a lo superficial. Sin embargo, para
aquellos que poseen el discernimiento sutil de un artista, un
vislumbre de sencillez es suficiente para reconocer la obra
maestra.

Vivir con sencillez, pensar de forma
elevada

La sencillez combina la dulzura y la
sabiduría. Es claridad en la mente e intelecto. Los que
personifican la sencillez están libres de pensamientos
extenuantes, complicados y extraños. El intelecto es agudo
y despierto. La sencillez invoca al instinto, la intuición
y el discernimiento para crear pensamientos con esencia y
sentimientos de empatía. En la sencillez hay altruismo, el
que personifica esa virtud ha renunciado la posesividad y
está libre de los deseos materiales que distraen el
intelecto haciéndolo divagar hacia territorios
inútiles. Carecer de deseos no significa
arreglárselas sin nada. Al contrario, uno lo tiene todo,
incluyendo la satisfacción interna. Esto se refleja en el
rostro —libre de perturbaciones, debilidades e ira— y
en la conducta, con una elegancia y una majestad extraordinarias,
pero a la vez ingenua. Sencillez es ser el niño inocente y
el maestro sabio. Nos enseña a vivir con sencillez y a
pensar de forma elevada. Las personas que viven con sencillez,
generalmente disfrutan de una relación cercana con la
naturaleza. Su ética proviene de las tradiciones perennes
que funcionan en armonía con las leyes de la naturaleza.
Se levantan al amanecer y se retiran al anochecer. Conocen la
hora del día por la posición del sol y determinan
las fechas de los días sagrados por la posición de
la luna. Las hierbas se convierten en sus remedios naturales. La
luna y las estrellas son las lámparas que los alumbran. El
mundo natural es el aula en la que estudian. Esto no significa
que todos debamos adoptar este estilo de vida. Sin embargo, se
puede aprender de la naturaleza. Cuando se observa la
ética de la sencillez, casi no hay desperdicio. Todos los
recursos se valoran: el tiempo, los pensamientos, las ideas, el
conocimiento, el dinero y las materias primas.De la sencillez
surge la generosidad. La generosidad es compartir con un
espíritu altruista los ingresos ganados a pulso. Compartir
los propios recursos conjuntamente y de forma cuidadosa es
recuperar para las actividades humanas, el sentido de familia. La
sencillez es algo más que ofrecer dinero y posesiones
materiales, es dar de uno mismo aquello que no tiene precio:
paciencia, amistad y apoyo. Con el espíritu de dar
prioridad a los demás, los que adoptan la sencillez
ofrecen su tiempo gratuitamente. Esto lo hacen con amabilidad,
sinceridad, e intenciones puras, sin expectativas ni condiciones.
Como resultado, esas personas cosechan frutos abundantes de las
semillas que se sembraron con sus acciones generosas.

Tolerancia

La coexistencia

Partes: 1, 2

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