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Curso de operador terapéutico en adicciones




Enviado por elbio caballero



Partes: 1, 2

  1. Fundamentos
  2. Modelo
    Minnesota
  3. Modelo
    Cognitivo – Conductual
  4. Modelo
    Sistémico – Familiar

Monografias.com

Fundamentos

Nuestro ACCIONAR se basa en tres
pilares:

  • MODELO MINNESOTA , LOS 12 PASOS DE
    ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS(A.A.) Y DE
    NARCÓTICOS ANÓNIMOS(N.A.)

  • MODELO COGNITIVO –
    CONDUCTUAL

  • MODELO SISTÉMICO
    FAMILIAR.

Modelo
Minnesota

El MODELO MINNESOTA tiene su origen en los
Estados Unidos en los años cuarenta, nacido en Center
City- Minnesota (reconocido mundialmente hace aproximadamente 70
años por su efectividad.) El Modelo MINNESOTA fue creado
en los años 40 en el Hospital Estatal Willmar, en
Minnesota, Estados Unidos. El Modelo inicialmente fue un programa
de atención para alcoholismo, pero muy pronto se propuso
también como tratamiento para el abuso y la dependencia de
drogas. Este fue adoptado ampliamente por los profesionales del
alcoholismo de dicho país, y de países europeos,
donde también se encuentra hoy ampliamente
difundido.

Antes de la década de los cincuenta,
sólo existía un período breve de
desintoxicación médica y/o el ingreso a un hospital
psiquiátrico como atención para el
alcohólico. Además se carecía de recursos
materiales, había pocos profesionales que querían
trabajar y pocos estaban entrenados para ayudar a los
alcohólicos.

El modelo de tratamiento surgió de
la llamada "Experiencia Minnesota". Entre 1948 y 1950 se fundaron
tres centros pioneros de tratamiento de alcohólicos en el
estado de Minnesota, USA (Pioneer House, Hazelden y Willmar State
Hospital) que desde entonces han continuado con un trabajo
clínico sistemático para desarrollar y revisar este
modelo integral de atención al adicto y a su familia. Este
es actualmente el modelo normativo en la práctica privada
de rehabilitación de adicciones en EEUU.

La "Experiencia Minnesota" partió de
conceptos nuevos y cruciales, creando una filosofía de
intervención, radical, controvertida en aquella
época y cuestionada como viable y practicable.

El modelo Minnesota de
rehabilitación es intensivo, de corta duración,
ambulatoria y se encuentra a la vanguardia en cuanto a los
conocimientos actuales para tratamientos de todo tipo de
enfermedades adictivas.

El modelo permite que el paciente no se
desligue de su medio ambiente, así como también la
pronta incorporación a sus actividades en un periodo de
tiempo corto. Estas características propias del modelo son
de gran beneficio, tanto para el individuo, como para su familia
y la sociedad.

En la época en que el modelo se
inicia, a pesar de no poder establecer una relación entre
la adicción y alguna condición física o
psiquiátrica, se planteó que debería haber
congruencia entre considerar el alcoholismo una enfermedad y no
responsabilizar a la persona de esta. La implicación, de
que el enfermo no es culpable y su consecuencia
terapéutica ha sido fundamental para el modelo
Minnesota.

Para ellos, es fundamental trabajar primero
con la adicción. Si no, se pierde la recuperación
de trastornos psiquiátricos o la modificación
lograda de problemas sociales y/o físicos. Y a la inversa,
ayudar a alguien a aceptar y afrontar realista y honestamente la
adicción y no ayudarle a manejar otros problemas vitales
agobiantes, resultaría en un fracaso. Las consecuencias
asociadas con la adicción se agruparon como
multifacéticas, de índole física,
psicológica, social y espiritual.

El tratamiento es la intervención
directa sobre el proceso primario. Esta fue la idea radicalmente
nueva, sobre todo para los profesionales que aprendieron que la
adicción siempre era un síntoma de alguna
situación subyacente.

El Modelo focaliza en el crecimiento
espiritual, la dignidad del individuo y aboga el concepto de
enfermedad sin cura, con un cuidado continuo en
recuperación. Los objetivos que se proponen lograr son:
recuperar al adicto, reinsertarlo en la sociedad, en lugar de
encerrarlos o ignorarlos; tratarlos con dignidad y ayudarlos a
recuperarse física, mental y espiritualmente.

Para el modelo el concepto de enfermedad es
defendible desde la lógica y útil a nivel
terapéutico. La anatomía del adicto puede ser
comparada con la de las otras enfermedades "legítimas".
Además trata la químico-dependencia como una
enfermedad porque esto tiene sentido clínico: defiende el
tratamiento humanitario para los adictos, mejora el acceso al
tratamiento, y promueve la abstinencia. La
químico-dependencia debe ser tratada como una enfermedad
primaria, hereditaria, involuntaria, progresiva y
crónica.El modelo pretende alcanzar dos metas a largo
plazo, por un lado, la de la abstinencia total a las drogas y la
segunda la de una mejor calidad de vida.Para lograr las metas a
largo plazo se trabaja con las metas a corto plazo que son,
ayudar al adicto y su familia a reconocer la enfermedad y las
consecuencias que esta trae. Ayudar a la persona a admitir que
esta enferma y que necesita ayuda, y convencerse que podrá
vivir una vida constructiva con la realidad de una enfermedad que
no tiene cura. Ayudar a la persona a identificar cuales son las
conductas y/o defectos que tiene que modificar para tener una
mejor calidad de vida. El núcleo del tratamiento es el
cambio del estilo de vida, la recuperación se facilita con
el apoyo del entorno natural que son la familia, los amigos y los
grupos de autoayuda, ya que algunos pacientes lograron ayudarse
mutuamente. Informalmente, se forman subgrupos pequeños no
estructurados, sin líder. Personas que no pueden ayudarse
a sí mismas, a veces, si pueden ayudarse
mutuamentePresenta un abordaje integral y multidisciplinario, lo
que significa que incluye el acompañamiento de
profesionales como Psiquiatra, Psicólogo, Consejeros en
Dependencia Química y Operadores Terapéuticos en
Adicción, que colaboran en la definición del camino
de la recuperación. Sus planteamientos han servido para
desarrollar programas de rehabilitación para alcoholismo y
drogas en el mundo. En estos modelos se estructura la
atmósfera terapéutica para ofrecer el apoyo
profesional y la guía necesaria para alcanzar las metas de
tratamiento.

Es un enfoque integral y
multidisciplinario, orientado hacia la abstinencia y basado en
los principios de los Doce Pasos. Los principios de
Alcohólicos Anónimos (AA) y Narcóticos
Anónimos (NA) son fundamentales. El modelo aboga por el
concepto enfermedad sin cura, pero con recuperación,
siempre y cuando se adhiera a las propuestas del programa. Con el
tratamiento se pretende alcanzar dos metas a largo
plazo.

La primera, la abstinencia del alcohol
y/o otras drogas
.

La segunda, una vida de calidad con
salud física y emocional
.

OBJETIVOS GENERALES

Los objetivos a Corto Plazo:

  • Ayudar a la Persona y su Familia a
    reconocer la enfermedad, las consecuencias que ésta
    trae y que necesitan ayuda.

  • Ayudar a la persona a identificar
    cuales son las conductas y/o defectos que tiene que modificar
    para tener una mejor calidad de vida.

Los objetivos a Largo Plazo:

  • La abstinencia total de alcohol,
    drogas, Internet, comida, juego, sexo y/o trabajo
    compulsivo

  • Lograr una mejor calidad de vida con
    salud física y emocional.

Algunos principios del Modelo:

  • La meta es la recuperación del
    adicto con un cuidado continuo, no la cura.

  • El tratamiento es llevado a cabo por un
    equipo multidisciplinario, utilizando un plan especifico e
    individualizado para cada persona.

  • Ofrece una espiritualidad inclusiva y
    flexible que es distinta y está separada de la
    religión organizada.

  • Presenta un programa completamente
    didáctico, que puede ser utilizado en cualquier
    persona.

  • Los profesionales y los pacientes,
    colaboran en la definición del camino en
    recuperación.

  • La recuperación se facilita con
    el apoyo del entorno: familia, amigos y grupos de
    autoayuda

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Modelo Cognitivo –
Conductual

La Terapia Cognitiva es una terapia
psicológica que mantiene una concepción
psicológica centrada en los procesos mentales como: el
razonamiento, la memoria, la atención y también
desde un punto de vista intrapsíquico, concibiendo a las
personas con sus mentes comparables unas a otras.

La Terapia de Conducta, sin embargo no se
centra en el proceso mental, sino en la conducta, entendida como
una acción de ajuste interdependiente del medio y no tan
solo cómo una respuesta motora. Por esta razón la
terapia de la conducta no encaja en interpretaciones
intrapsíquicas, que si tiene la terapia cognitiva, ya que
desde este modelo tan sólo el ambiente determina la
conducta; así los conceptos cognitivos ayudarían a
entender la conducta, pero no podrían
explicarla.

Las intervenciones cognitivas suelen tener
consecuencias conductuales y a la inversa; desde lo conductual se
logra la reestructuración cognitiva, moldeando nuevas
actitudes conductuales.

Aquí se aplican terapias cognitivas
como la psicoterapia, que es un proceso de comunicación
entre el psicoterapeuta y el paciente; el primero es una persona
entrenada para evaluar y generar cambios; mejorando así la
calidad de vida, un cambio en la conducta, de actitud y de
pensamientos y afectos.

Por esto se entiende a la psicoterapia,
como todo tratamiento de naturaleza psicológica que, a
partir de las manifestaciones psíquicas o físicas
del sufrimiento humano, promueve el logro de cambios o
modificaciones del comportamiento, la adaptación al
entorno, la salud psíquica y física, la
integración de la identidad psicológica y el
bienestar bio-psico-social de las personas y grupos tales como la
pareja y/o la familia.

Las intervenciones terapéuticas son
de naturaleza verbal y persiguen la reducción ó
eliminación de los síntomas, a través de la
modificación de patrones emocionales, cognitivos,
conductuales, interpersonales o de los sistemas en los cuales
vive inmerso el individuo.

Debido a la naturaleza de las
comunicaciones que se establecen entre el psicoterapeuta y el
paciente, hay temas significativos de privacidad o
confidencialidad de la información intercambiada, que
remite a consideraciones éticas para el ejercicio de la
psicoterapia (código deontológico)

El Modelo se basa en el concepto de
mediación cognitiva, expresado originalmente con la frase:
"No son los hechos, sino lo que pensamos sobre los hechos, lo
que nos perturba".

Las Perturbaciones emocionales pueden ser
causadas por nuestras creencias, valoraciones y demandas
inflexibles de nuestro entorno; que nos llevan a una "bola de
nieve" o feed – back negativo.

Dentro de las creencias irracionales
encontramos:

  • Ser amado y aceptado por todos es una
    necesidad extrema.

  • Sólo se puede considerar
    válido el ser humano si es competente, suficiente y
    capaz de lograr todo lo que se propone.

  • Las personas que no actúan como
    "deberían" son viles y deben pagar por su
    maldad.

  • La desgracia y el malestar humanos
    están provocados externamente y están fuera del
    control de una persona.

  • Si existe algún peligro, debo
    sentirme bastante perturbado por ello.

  • Es más fácil evitar las
    responsabilidades y dificultades de la vida, que hacerles
    frente.

  • Mi pasado ha de afectarme
    siempre.

Dentro de las exigencias absolutistas
encontramos:

  • Uno mismo: "Debo hacer las cosas bien"
    o "No debo hacer el ridículo".

  • Los demás: "Las personas deben
    tratarme con amabilidad y ser siempre justos
    conmigo".

  • El Mundo: "El mundo debería
    ofrecerme una vida cómoda".

La persona no siempre se da cuenta de que
las tiene de forma clara, y menos aún de que son
irracionales. Por ejemplo, la exigencia de "justicia" siempre se
enlaza con la creencia, sin fundamento, de que "mi concepto" de
justicia, de moralidad y de relaciones humanas es la única
en el mundo o única correcta, sin que la persona haya
examinado si realmente las cosas son así.

Si estas exigencias no se cumplen, surgen
una serie de consecuencias, como son el tremendismo, la poca
tolerancia a la frustración (PTF) y condena (hacia los
demás o uno mismo), ira, culpa, etc.

Relacionadas con lo anterior, están
las distorsiones cognitivas, que son hábitos de
pensamiento falaces, que producen creencias irracionales y que,
por tanto, perturban emocionalmente al individuo y lo disponen a
conductas riesgosas (por ejemplo, sexo inseguro, o bien recaer en
conductas adictivas, como un adicto al alcohol que llega a pensar
generalmente "es sólo un trago", o "Esto es una mierda, mi
vida no sirve, qué más da!"). Entre ellas
están el pensamiento emocional, la personalización,
o la condenación (la evaluación global de un ser
humano, atribuyendo una "mala esencia" a una persona que, como
todos, tiene sus altas y bajas, sus momentos de sentirse bien y
los de frustración)

Los terapeutas racionales emotivos, al
intervenir con los más jóvenes, procuran tomar en
cuenta las tareas de desarrollo de sus clientes tanto para la
evaluación como para la intervención. Sus
técnicas, en lugar de ser sólo modificaciones de
diálogo socrático, incluyen actividades y
métodos emocionales, cognitivas y conductuales
diseñadas dentro de la clínica, de tal manera que
se considera una vertiente terapéutica ajustada a estas
poblaciones. Ha habido reportes preliminares de éxito y su
uso se está extendiendo entre los clínicos, no
obstante la necesidad de más estudios de resultado. Parte
de la terapia se relaciona con los padres, puesto que son modelos
de rol y agentes de reforzamiento.

Se utiliza ensayo conductual y
desempeño de roles, entrenamiento autoinstruccional,
fotocopias con dibujos llamativos o caricaturescos ilustrando
conceptos racional-emotivos, "pensar en voz alta",
etc.

Dentro del amplio campo de las
psicoterapias de orientación cognitiva conductual, las
propuestas de Ellis han sido especialmente útiles en el
abordaje de la ira, las frustraciones, la fobia social, la
timidez y las disfunciones sexuales. Actualmente el modelo
cognitivo-conductual se enriquece con los aportes de muchas
corrientes y escuelas, como la Terapia de los Esquemas (Jeffrey
Young), el Psicodrama (Jacob L. Moreno) y muchas
más.

Veamos un poco de lo que dice Jeffrey Young
en su Terapia de los Esquemas:

La terapia de los esquemas es un aporte
importante destinado a profundizar la teoría del modelo
cognitivo conductual y la eficacia de las técnicas para
abordar los rasgos de personalidad resistentes al proceso
terapéutico, las características personales de cada
paciente y muy especialmente los trastornos de
personalidad.

Sus conceptos principales son: – Los
Esquemas Tempranos Inadaptados. – Los Estilos de Afrontamiento. –
Los Modos.

Su abordaje terapéutico incluye
estrategias cognitivas, emotivas (experienciales), conductuales e
interpersonales.  En esta propuesta se enfatizan mucho los
recursos emotivos, como las dramatizaciones, los ejercicios de
imaginación y algunas técnicas tomadas de la
terapia gestalt

Básicamente, sus estrategias
terapéuticas se dirigen a: (a) El reconocimiento de
los esquemas, estilos de afrontamiento y modos inadaptados. (b)
El establecimiento de una apropiada y curativa relación
paciente-terapeuta. (b) La confrontación empática
de los esquemas inadaptados y el aprendizaje de nuevos estilos de
afrontamiento.  (c) El desarrollo del modo adulto saludable
del paciente logrando la remisión o el control de los
modos disfuncionales.

La funcionalidad es un concepto más
bien cognitivo-conductual, ya que refiere al análisis
funcional de la conducta. El análisis funcional cuenta con
antecedentes en otras ciencias; por ejemplo, en la física
y matemáticas para evadir discursos filosóficos de
causalidad o desde la biología y economía para
entender la utilidad o función dentro de un sistema. Ambos
de estos antecedentes acontecen cuando se habla de funcionalidad
en psicología.

Por ejemplo, enmarcado en cada marco
teórico, estas disfunciones cognitivas pueden
entenderse como pensamientos disfuncional, pensamiento negativos
automáticos o como creencia irracional.

Así, desde este enfoque los
pensamientos se consideran la causa de las emociones, y no a la
inversa. "Pensamiento-emoción-consecuencia", que emula el
enfoque conductual
"Antecedente-respuesta-consecuente"….

La reestructuración cognitiva es una
estrategia general de las terapias cognitivo-conductuales,
destinada a modificar el modo de interpretación y
valoración subjetiva, mediante el diálogo
socrático, la modelación y la práctica de
hábitos cognitivos nuevos. La Terapia Racional-Emotiva
Conductual y la Terapia Cognitiva son modelos de abordaje
clínico, donde la reestructuración cognitiva figura
de modo prominente.

Interioricémonos respecto al
Psicodrama de Jacob Levy Moreno; es una forma de Psicoterapia
inspirada en el Teatro de Improvisación, pone al paciente
sobre un escenario, donde puede resolver sus problemas con la
ayuda de unos pocos actores terapéuticos. Es tanto un
método de diagnóstico como de tratamiento. El
psicodrama es un método de psicoterapia en el cual los
pacientes actúan los acontecimientos relevantes de su vida
en vez de simplemente hablar sobre ellos. Esto implica explorar
en la acción, no sólo los acontecimientos
históricos, sino lo que es más importante, las
dimensiones de los acontecimientos psicológicos no
abordados habitualmente en las representaciones dramáticas
convencionales: los pensamientos no verbalizados, los encuentros
con quienes no están presentes, representaciones de
fantasías sobre lo que los otros pueden estar sintiendo o
pensando, un futuro posible imaginado y muchos otros aspectos de
los fenómenos de la experiencia humana. Aunque el
psicodrama es usado habitualmente en un contexto grupal y puede
ser un método muy útil para catalizar el proceso
grupal (y, a su vez, ser catalizado por la dinámica
grupal), no debe ser considerado como una forma de terapia
específicamente grupal. Puede ser usado, como sucede en
Francia, con varios co-terapeutas entrenados y un solo paciente.
También puede usarse el psicodrama con familias o,
inclusive, en una forma modificada, en terapias
individuales.

El Psicodrama es un tipo de psicoterapia
válida para el tratamiento de todo tipo de trastornos
mentales. Se puede realizar de forma individual (Psicodrama
Bipersonal) y grupal. El Psicodrama se utiliza con niños,
adultos, parejas y familias.

A través del Psicodrama logramos que
el sujeto alcance una comprensión más profunda de
sus emociones y de las consecuencias de estas. Además, la
persona consigue proponer espontáneamente una respuesta
distinta a la situación problemática que ha
planteado para la dramatización y, poco a poco,
conseguirá dar esta respuesta más adaptativa en la
vida real.

En resumen, en el psicodrama se utilizan
diversas técnicas dramáticas, guiadas por ciertos
principios y reglas, y destinadas, según lo requerido por
el proceso, a uno o más de los siguientes objetivos
psicoterapéuticos principales:

  • Darse cuenta de los propios
    pensamientos, sentimientos, motivaciones, conductas y
    relaciones.

  • Mejorar la comprensión de las
    situaciones, de los puntos de vista de otras personas y de
    nuestra imagen o acción sobre ellas.

  • Investigar y descubrir la posibilidad y
    la propia capacidad de nuevas y más funcionales
    opciones de conducta (nuevas respuestas).

  • Ensayar, aprender o prepararse para
    actuar las conductas o respuestas que se encontraron
    más convenientes

Para ponerlo en práctica se utilizan
las siguientes estrategias:

Una suma de reglas y principios, unidos a
conceptos tales como la espontaneidad, la acción
corporal, el encuentro, la catarsis dramática, el tele y
la teoría de los roles,
orientan y sustentan un
conjunto de técnicas y recursos, tales como la
inversión de roles
, el soliloquio, el
doblaje
o la proyección de futuro, muchos de
las cuales han sido frecuentemente adoptados por muy diversas
corrientes psicoterapéuticas y educativas con resultados
satisfactorios.

La sesión psicodramática
prevé un escenario (espacio en el que se desarrolla la
acción), un protagonista (paciente que elige el tema a
dramatizar y que interpreta el papel principal), un director
(terapeuta que dirige la sesión), uno o más
auxiliares (otros terapeutas que ayudan al psicodramaturgo e
interpretan los papeles previstos en la representación) y,
finalmente, el público (que ayuda al protagonista actuando
como caja de resonancia, al manifestar determinadas
reacciones y observaciones de forma
espontánea).

Una sesión se desarrolla en tres
tiempos:

1. Calentamiento o caldeamiento: Es
imprescindible calentar o caldear al grupo, al director
psicodramático y al protagonista. De la calidad del
calentamiento dependerá en gran medida la efectividad de
la sesión psicodramática.

2. Dramatización: El calentamiento
finaliza cuando el director ha seleccionado un protagonista, y le
dirige al centro del salón para comenzar la acción
psicodramática. Se le hace una breve entrevista centrada
en el "aquí y ahora", con el fin de llegar al conflicto o
conflictos principales del protagonista. Según el tipo de
conflicto se realiza una escena más o menos cargada
emocionalmente, y usualmente se produce un pequeño paso
por algún momento previo en la vida del protagonista,
cuando tuvieron lugar sucesos que en la actualidad se convierten
en conflictos. De esta manera, en la acción
psicodramática se consigue intervenir tanto en el pasado
como en el presente, centrándose sobre todo en éste
último dado que es sobre la visión actual del
protagonista donde el director tiene más interés en
intervenir.

3. Compartir o eco grupal: También
llamado "Participación", es la última fase de una
sesión psicodramática. En ella, los miembros del
grupo ponen en común aquellos sentimientos, recuerdos o
vivencias que les han venido a la mente tras realizarse la
dramatización. Es muy importante no emitir simples
opiniones o comentarios superficiales, pudiendo evitarse esto con
un buen caldeamiento grupal.

Los instrumentos que se usan
son:

EL ESCENARIO.

La representación requiere de un
espacio dramático, el lugar de la acción. En ese
espacio designado a tal efecto, el protagonista, con la ayuda del
director, recrea el lugar imaginario de la escena que va a
representar.

Una clara definición de la
ubicación y los límites del escenario, sumada a una
buena descripción, objetivación con elementos
representativos y una esmerada preparación hasta logra la
reproducción y la vivencia más completa posible del
espacio y el momento a representar, son de gran importancia para
un eficaz desarrollo del psicodrama.

EL PROTAGONISTA.

El protagonista es el paciente, cuyo
problema va a tratarse en el psicodrama. Sin protagonista no hay
psicodrama.

EL DIRECTOR.

El director es el encargado de orientar la
acción y aplicar los principios y las técnicas
apropiadas para facilitar el logro de los objetivos del
psicodrama, así como cuidar y evitar daños al
protagonista y a los otros integrantes del grupo. Es la
función específica del psicoterapeuta y está
destinada al logro de los objetivos
psicoterapéuticos.

LOS AUXILIARES O "YO
AUXILIARES".

Esta función es desempeñada
quienes actúan representando a las otras personas que
participan en el acontecimiento dramatizado. Su tarea es ayudar
al protagonista a desarrollar la escena. Además, como
colaboradores para el éxito del proceso
terapéutico, son también auxiliares del
psicoterapeuta, cuyas indicaciones deben respetar.

Esta función puede ser
desempeñada por profesionales preparados para ella, que
están presentes en calidad de colaboradores del terapeuta
o por otros integrantes del grupo que sean elegidos por el
protagonista, con la condición de que acepten hacerlo y
que el director no lo considere inconveniente.

En los casos en que no hay o no se desean
emplear otros integrantes ni colaboradores para cumplir esta
función (por tratarse de una terapia individual o por no
ser considerado conveniente) los otros "actores" de la escena
pueden: (1) Ser representados por el mismo psicoterapeuta. (2)
Ser representados simbólicamente por objetos (sillas
vacías, almohadones, etc.). En este último caso se
suele denominar a la experiencia: "monodrama" y es la forma
generalmente empleada en la Terapia Gestalt.

EL PÚBLICO.

El público es esencial en toda
representación teatral y también se considera
importante en el psicodrama. En este último caso el
público está formado por los integrantes del grupo
de terapia y no son pasivos, sino que participan emotivamente en
la escena, empáticamente, aprendiendo y, luego,
compartiendo con el protagonista sus propias
experiencias.

De todas maneras, en algunos casos, como en
las terapias individuales o las de pareja, no hay observadores
reales afuera del escenario, lo cual no impide la
realización de un eficaz psicodrama.

RECURSOS TÉCNICOS

 Los siguientes son dos de los
más frecuente recursos técnicos:

CAMBIO DE ROLES E INVERSIÓN DE
ROLES.

El recurso del cambio de roles consiste en
indicar al protagonista que actúe desde el lugar de otra
persona, concepto, objeto o parte de sí mismo.

La inversión de roles, como caso
particular de cambio de roles, consiste en un reemplazo mutuo.
Por ejemplo, el protagonista pasa a desempeñar el rol de
su interlocutor (real o representado por un auxiliar) y el
interlocutor (o el auxiliar que lo representa) pasa a
desempeñar el rol del protagonista. Una nueva
inversión, llevaría a ambos a sus roles anteriores.
Es interesante destacar que los roles, por su carácter
interactivo, tienen siempre un rol complementario, que es el que
tendrá que tomar el protagonista.

Los roles que puede representar el
protagonista abarcan una gama sin limitaciones, totalmente
abierta a la creatividad y las conveniencias del proceso. Esto
puede incluir, como ejemplo no exhaustivo, además de todas
las personas que tienen relación con el protagonista, las
que no la tienen, las ya fallecidas, las imaginarias, personajes
de ficción, animales, vegetales, objetos, Dios, partes del
propio cuerpo o del cuerpo de otros, distintos estilos o puntos
de vista del protagonista, conceptos abstractos (como el destino,
el amor, el caos, la belleza, etc.) y muchas otras
posibilidades.

Entre los innumerables objetivos de los
cambios e inversiones de roles podemos destacar, por su
frecuencia e importancia, algunos:

(a)    Los roles de
personajes imaginarios, animales, objetos y otros frecuentemente
facilitan el desempeño de conductas y la
exteriorización de pensamientos, emociones y otros
aspectos del protagonista, que habitualmente no se
manifestarían.

(b)   La inversión de
roles, especialmente con personas significativas,
facilita:

1.      Ver el
mundo, los acontecimientos, las personas, etc. desde el punto de
vista de los otros.

2.      Verse a
sí mismo desde el punto de vista de los otros.

3.      Poder
comprender y aceptar otros puntos de vista, necesidades,
conductas, etc.

(c)    Ciertos roles como:
Dios, "el hombre más sabio del mundo", el padre o la madre
fallecidos, "partes interiores" (estilos propios de pensamiento y
conducta), y muchos otros, pueden facilitar el descubrimiento de
nuevas respuestas, recursos o soluciones, nuevos puntos de vista
o una cierta "sabiduría interna" ante diversas situaciones
difíciles, temores, frustraciones o conflictos.

(d)   Cuando los roles
corresponden a "partes o aspectos internos", deseos o
sentimientos contradictorios o diferentes estilos de pensamiento
y conducta propios posibles, pueden facilitar su
aceptación, elaboración, resolución y/o
integración.

(e)    La inversión
de roles con las personas que interactúan con el
protagonista en la dramatización y son (o serán)
representadas por auxiliares, sirve para "presentarlas" y para
que el auxiliar conozca las conductas, actitudes, pensamientos o
palabras que deberá representar (de acuerdo a la
visión o expectativas del paciente).

El recurso de la inversión de roles
fue utilizado originalmente cuando la representación era
hecha por los reales integrantes del acontecimiento y el
conflicto (por ej.: la pareja o el jefe con el empleado). En
estos casos Moreno lo consideraba muy útil para que cada
uno pudiera comprender el punto de vista del otro y facilitar la
resolución del conflicto.

SOLILOQUIO.

Un soliloquio es un monólogo, una
acción consistente en hablar sin un interlocutor real
presente que escuche, es pensar en voz alta o hablar con uno
mismo. En el arte dramático se utiliza para dar a conocer
a los espectadores los sentimientos y pensamientos del
personaje.

En un psicodrama, cuando el director ordena
un soliloquio, se detiene la escena, se "congela", y el
protagonista (o la persona a quién se le indicó
hacerlo) comienza a expresar en voz alta sus sentimientos o
pensamientos (desde su rol asumido) en ese preciso
momento.

Este recurso es consistente con el objetivo
de exteriorización, de amplificación, de "puesta en
acción" del psicodrama y, entre sus muchas consecuencias,
podemos citar, en forma no exhaustiva:

(a)    Facilitar la toma de
conciencia y el reconocimiento del protagonista (cuando se
está representando a sí mismo) de sus sentimientos
o pensamientos.

(b)   Facilitar el conocimiento
de (o confirmación de hipótesis sobre) los
pensamientos y sentimientos del paciente/protagonista por parte
del terapeuta/director (y los auxiliares).

(c)    Si el soliloquio es
de un auxiliar (en el rol de otras personas que
interactúan con el protagonista) permitir que el
protagonista conozca lo que podrían sentir o pensar las
otras personas sobre él o sobre la situación o el
acontecimiento.

(d)   Realizado por el paciente,
desde el rol de otras personas, facilitar la comprensión y
aceptación de los problemas, emociones, puntos de vista y
causas del comportamiento de las mismas.

Las dificultades e inhibiciones del
protagonista para realizar el soliloquio, algunas veces pueden
superarse mediante la técnica del doble.

En definitiva todos estos aportes coadyuvan
a que se pueda realizar una intervención con más
posibilidades de eficacia.

Las intenciones serán en
definitiva:

"Estimular al paciente para que altere los
esquemas de pensamiento desordenados y se vea a sí mismo y
al mundo de forma más realista."

Entre las actividades a realizar en esta
intervención, pueden encontrarse, por ejemplo:

  • Ayudar al paciente a cambiar
    afirmaciones (autoafirmaciones) irracionales autoinducidas
    por afirmaciones (autoafirmaciones) racionales.

  • Ayudar al paciente a identificar la
    emoción dolorosa (ira, ansiedad, desesperanza..) que
    está sintiendo.

  • Señalar los estilos de
    pensamiento disfuncionales (pensamiento polarizado,
    generalización exagerada, magnificación y
    personalización).

  • Realizar afirmaciones que describan la
    forma alternativa de observar la situación;

Modelo
Sistémico – Familiar

La familia como objeto de
intervención terapéutica específica tiene
poco tiempo en la psicología en general y menos aun en
nuestro medio. La atención en la familia era en un primer
momento de manera indirecta, como origen de las experiencias
primigenias y de las relaciones objetales fundamentales desde la
perspectiva psicoanalítica o como fuente de los primeros
aprendizajes y condicionamientos desde la visión
conductista. Los enfoques humanistas igualmente la han tomado en
cuenta de una manera tangencial, en la medida en la que
favorecía o no la autorealización del individuo. Es
a fines de los sesentas e inicios de los setentas, ante las
limitaciones de los enfoques anteriores para explicar los
orígenes de la esquizofrenia y otras enfermedades como la
depresión es que surge el Enfoque
Sistémico.

La terapia familiar aparece como resultado
del empleo del enfoque sistémico en el estudio del origen
y tratamiento de la esquizofrenia, luego de haber ensayado con
los enfoques terapéuticos vigentes y tras evaluar las
experiencias e investigación. Esta es la primera vez que
se pone a la familia y sus relaciones como el centro de la
atención y estudio de una manera integrativa.

El Enfoque Sistémico, también
conocido como ecológico o estructuralista pone el
énfasis en las relaciones al interior de la familia en el
presente, revalora el rol del "paciente designado", la utilidad,
valor simbólico y ganancia secundaria del síntoma
para el sistema familiar. También destaca como
característica de este enfoque la contextualización
en el sistema familiar de cualquier evento acción o
juicio, considera que la mayoría de las cosas o eventos no
tiene por si mismas un valor intrínseco, sino dependiendo
de la función que cumple para el sistema.

Otra característica resaltante de la
terapia familiar viene a ser el papel del terapeuta, que trabaja
"desde adentro", es decir el terapeuta establece alianzas con los
distintos miembros del sistema familiar utilizando para ello los
códigos, canales y modismos propios del sistema. En cierta
medida se parece al quehacer del antropólogo que para
estudiar un grupo humano trata de integrarse, de descubrir y
manejar sus códigos, mimetizarse, parecer uno de ellos
hasta entender y vivenciar su punto de vista, solo que no se
desprende de su visión científica y misión
terapéutica.

Además de las técnicas y
recursos propios del enfoque, el terapeuta sistémico se
sirve de abordajes, técnicas y usos propios del enfoque
psicodinámico, de la terapia racional emotiva, la
modificación de conducta y otros debido a la naturaleza
integrativa del enfoque sistémico.

La terapia familiar sistémica, al
igual que la teoría general de sistemas, perciben al
saber, la ciencia y todo en la naturaleza como un todo integrado
por conexiones sutiles y firmes, en donde la posición y
movimiento repercute en los demás miembros del
sistema.

Debido a su abordaje comprometido e
integrativo, un terapeuta sistémico obtiene resultados en
corto tiempo, se evalúa e interviene desde la primera
sesión, pudiéndose apreciar cambios a partir de la
sexta sesión, lo que permitiría continuar con una
psicoterapia. A pesar de que permite obtener resultados en corto
tiempo, no se trata de una "terapia breve".

Al igual que las otras corrientes
terapéuticas su correcta práctica requiere el pasar
por proceso formativo que permita conocer las bases
teóricas y desarrollar las habilidades personales propios
del terapeuta.

La terapia sistémica es un modelo de
psicoterapia que se aplica para el tratamiento de trastornos y
enfermedades psíquicas concebidas como expresión de
las alteraciones en las interacciones, estilos relacionales y
patrones comunicacionales de un grupo social comprendido como un
sistema.

La terapia sistémica se basa en un
enfoque psicoterapéutico que, si bien tiene sus
orígenes en la terapia familiar, ha venido cristalizando
en el transcurso del último medio siglo en lo que hoy se
prefiere denominar terapia (o psicoterapia) sistémica,
para puntualizar el hecho de que no es imprescindible que sea una
familia el foco de atención para que la mirada
terapéutica sea sistémica. Es así como los
conceptos sistémicos, así como sus métodos y
técnicas terapéuticas pueden igualmente aplicase a
la pareja, a los equipos de trabajo, a los contextos escolares y
también a las personas individuales. Lo que resulta
decisivo es que el énfasis esté puesto en la
dinámica de los procesos comunicacionales, en las
interacciones entre los miembros del sistema y entre los
subsistemas que lo componen. También en el caso de la
terapia individual el enfoque se orientará principalmente
al cambio en los procesos de comunicación e
interacción manteniendo la idea básica
sistémica de ver a la persona en su entorno, es decir en
el contexto del sistema o de los sistemas de los que forma
parte.

Inicialmente la terapia sistémica se
basó en la interacción bidireccional de las
relaciones humanas, con fenómenos de
retroalimentación constantes que influyen en la conductas
de los individuos, siendo el más afectado el llamado
miembro sintomático que expresa la patología
psiquiátrica y al cual muchas veces se le estigmatiza. Es
por eso que en su origen, esta terapia se desarrolló para
las familias en cuyo seno había alguien que sufría
una enfermedad psíquica grave.

Sin embargo, al pasar de los años y
con mayor desarrollo teórico, el concepto de "enfermedad"
se evidenció como inadecuado para designar
fenómenos psíquicos que se definían como
producto de patrones comunicacionales y pautas de
interacción alteradas. El "enfermo" resultaba ser
más bien el portador de los síntomas de una
dinámica disfuncional que ocurría en el
sistema.

La frecuencia de las sesiones suele ser
menor que la observada en terapias de otras orientaciones. Puede
mediar bastante tiempo entre una sesión y la siguiente (de
dos a seis semanas), mientras que el número total de
sesiones, aunque básicamente dependa de los avances
obtenidos en el proceso psicoterapéutico, se sitúa
en un promedio de entre 10-14 sesiones.

Los mejores resultados se obtienen en
trastornos alimentarios, drogodependencias y conductas infantiles
disfuncionales. En depresiones clínicas, la terapia
sistémica de pareja ha resultado eficaz, aunque no tanto
como en la corriente cognitivo-conductual.

La Terapia Familiar, también
conocida como terapia familiar y de pareja, terapia familiar
sistémica y, recientemente, terapia de pareja, es una rama
de la psicoterapia que trabaja con familias y parejas en
relaciones íntimas para promover su desarrollo. La terapia
es un tratamiento que intenta alcanzar la esencia de algo. En las
ciencias médicas, la terapia está compuesta por los
medios que permiten el alivio o la curación de las
enfermedades o sus síntomas.

Uno de los principales objetivos de la
terapia familiar es transformar la crítica destructiva que
una familia tiene respecto a sus conflictos en una crítica
constructiva, que permita modificar los patrones negativos de
conducta.

La terapia familiar se basa en un enfoque
sistémico, que considera a la familia como un sistema
cuyos miembros mantienen interrelaciones. Cuando uno de los
miembros tiene un problema, el resto también sufre las
consecuencias. Por otra parte, los demás pueden ayudar en
la solución.

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