Aragua de Maturin, Venezuela (II Parte). Historia (página 2)
Nombre(s) | Periodo de Gobierno | |||
Diego Fernández de | 1569 | |||
Juan Rangel y Hernán | 1570-1572 | |||
Adriano de Padilla | 1572-1573 | |||
Garci Fernández de | 1573-1576 | |||
Pedro Pérez de | 1576-1585 | |||
Rodrigo Manuel Núñez | 1586-1588 | |||
Domingo González y Vasco de | 1589-1591 | |||
Francisco de Vides | 1592-1600 | |||
Diego Suárez de | 1601-1609 | |||
Pedro Suárez | 1609-1675 | |||
Juan López de Haro | 1615-1619 | |||
Diego de Arroyo y Daza | 1620-1625 | |||
Enrique de Sotomayor | 1625-1630 | |||
Benito Arias Montano | 1630 | |||
Cristóbal de Mallea y Gregorio | 1650 | |||
Pedro de Brizuela | 1654-1656 | |||
Diego de Arroyo Daza | 1620-1625 | |||
Enrique de Sotomayor | 1625-1630 | |||
Benito Arias Montaño, | 1632-1650 | |||
Pedro de Brizuela | 1654-1656 | |||
Juan de Viedma y Carvajal | 1661-1665 | |||
Juan Bravo de Acuña | 1665-1667 | |||
Juan Bautista de Uriarte | 1667-1670 | |||
Sancho Fernández de | 1670-1675 | |||
Ventura de Palacio y Rada | 1675-1680 | |||
Francisco de Riveros y Galindo, Juan | 1680-1699 | |||
José Ramirez de | 1701-1706 | |||
Alberto de Bertolano | 1706-1711 | |||
Mateo Ruiz de Mazo | 1712-1715 | |||
José Carreño | 1716-1721 | |||
Juan de la Tornera | 1721-1733 | |||
Carlos de Sucre y Pardo | 1733-1740 | |||
Gregorio Espinosa de los | 1740-1745 | |||
Diego Tabares Haumada y | 1745-1753 | |||
Mateo Gual y Pueyo | 1753-1757 | |||
Nicolás de Castro | 1757-1759 | |||
José Diguja | 1759-1765 | |||
Pedro José de | 1765-1766 | |||
Mateo Gual y Pueyo (2ª | 1766-1768 | |||
Pedro José de Urrutia (2ª | 1768-1775 | |||
Máximo du Bouchat | 1775-1780 | |||
Manuel González de | 1780-1782 | |||
Miguel Marmión | 1782-1784 | |||
Antonio de Pereda y | 1784-1789 | |||
Pedro Carbonell y Pinto | 1789-1792 | |||
Vicente de Emparan y Orbe | 1792-1799 | |||
Vicente de Emparan y Orbe (2ª | 1800-1804 | |||
Juan Manuel de Cajigal | 1804-1809[18] |
Cuando llega el proceso emancipador del 19 de abril de
1810, están en la gobernación de la Nueva
Andalucía o Cumaná, Manuel Correa, Lorenzo
Fernández de la Hoz y Eusebio Escudero; de la Hoz, como se
sabe, asumió el comando del ejército realista
posteriormente, para enfrentar la revolución patriota
independentista.
Nos bastará por ahora, enumerar a estos
gobernantes, como dato interesante para contextuar y sustentar
hechos que pudieran irse descubriendo en el transcurso de las
investigaciones históricas que aún deberán
hacerse sobre Aragua.
Ya se sabe que Aragua tuvo por lo menos dos grandes
privilegios entre todos los pueblos de Venezuela, a saber: Haber
sido el último pueblo fundado por la Colonia y haber sido
el único fundado por un prohombre de la Patria, es decir,
uno de los forjadores de la República libre.
En efecto, cuando se lee el acta de fundación del
pueblo, nos encontramos con los nombres de quienes, ejecutan
aquel acto administrativo, cumpliendo las órdenes del
Gobernador Juan Manuel de Cajigal y
Martínez[19]
El acta expresa que en el sitio designado para el
pueblo, a saber, la meseta de Inozúa, se presentaron los
tres funcionarios designados por la Gobernación de la
Provincia de Cumaná, a saber: el Comisionado de Justicia
don Salvador Romero, el Comisionado demarcante de la
población don José Gabriel de Alcalá, y el
Escribano Real, don José Francisco Barroso, en ese orden
son colocados en el acta.
Cada uno de ellos cumpliría un papel determinado
en el protocolo de fundación formal o legal de un pueblo
que de hecho ya existía aunque al parecer un poco al oeste
de donde hoy está.
La labor de la Comitiva comienza por "demostrar" el
punto céntrico de la mesa de Inozúa. Esto,
seguramente por medio del conocimiento de la topografía
del terreno en cuestión que tenían los vecinos que
ya vivían allí. Seguidamente, tomando una
brújula (el compás magnético que se dice en
el acta), establecieron los cuatro puntos cardinales, que les
servirían de base para planimetría del pueblo a
fundar.
Establecidos los cuatro puntos cardinales, se le ordena
a Salvador Romero que comience a abrir un camino, una pica por
cada punto cardinal, este promte hacerlo y rendir el informe de
esta comisión de trabajo. Pero cuando iba a iniciar la
apertura de un camino por el monte, cortando árboles y
arbustos, seguramente en dirección Norte, se apersonaron
en el lugar los herederos de Leonor de Rojas y Sebastián
Barreto a reclamar su derecho de "propiedad" sobre aquellos
terrenos de la mesa de Inozúa:
(…) pero estando en esta Diligencia se
presentó Don Bernardo Gil por sí como marido de Da.
Manuela Barreto, y prestando voz y canción por sus
cuñados ausentes Don Miguel Cavello y Juan Cabeza,
también maridos de Da. Rosalía y Da. María
Barreto hijos y herederos lexitimos de Don Sebastián
Barreto y Doña Leonor de Rojas sus difuntos
padres[20]
Este señor Bernardo Gil, aparentemente no estaba
allí con el resto de los vecinos que acompañaba
desde el día anterior a la comisión de
funcionarios. Más bien, interrumpe el protocolo,
reclamando sus "derechos".
Pues bien, la comisión atiende las razones del
señor Bernardo Gil, quien alega
(…) que todo ese dicho sitio le corresponde por
herencia proindivisa y común como bienes que fueron de su
causa antes lo qual acreditó con testimonio del Escribano
de Real Hacienda autorizado por el que lo fue Don Joseph Croare
en Cumaná a veinte de mayo de mil setecientos noventa y
tres (1793) comprehensivo de la composición y
conformación que con Real facultad fue despachado en la
misma ciudad a los catorce días de agosto de mil
setecientos setenta y cinco (1775) por el Sor. Govor. Dn.
Máximo Du-Bouchet y el Sr. Oficial Rl. D. Antonio de
Alcalá; bien que en ellos se nomina con el título
del sitio de "ENEA" en jurisdicción de la ciudad de San
Baltazar de los Arias, para un asiento de Ato, de ochenta varas
en quadro con una legua a cada biento, y es por el Oriente con la
Quebrada que llaman de la "Meseta"; por el Poniente con los
linderos del sitio de "Aragua" del Beneficiado Don Miguel
Calzadilla; por el Sur con las montañas y veras del
río Aragua; y por el Norte, con las serranías
inmediatas.[21]-
Resulta obvio que todos estos datos los copia el
escribano de los documentos que le presenta Bernardo Gil. Pero,
aparte de las referencias que le dan autenticidad oficial porque
se hace mención de las autoridades que expiden los
documentos, se hace evidente un hecho por demás claro:
Todo el espacio previsto para fundar el pueblo, les "pertenece";
aunque el sitio sobre la mesa de Inozúa es denominado "La
Enea" y si se menciona a San Baltasar de los Arias como
ubicación, es porque como dijimos antes, Aragua
estaba bajo la jurisdicción de esa ciudad, que es hoy
Cumanacoa.
Cuando se sigue leyendo el Acta fundacional, se entiende
que aquellos son, exactamente, los límites que
tendrá el pueblo, una vez demarcado: Norte, las
serranías (de Cimarronera); sur, las montañas y
orillas del río Aragua: este con una quebrada que
aquí se llama "de la Meseta" y oeste, con los linderos del
hato "Aragua".
La comisión procede a reconocerles sus
"derechos", devolviéndole los títulos, tras asentar
que se acepta su oferta de ceder el territorio a cambio de otros
realengos por la zona del rio Amana, y se
continúa el trabajo de abrir los caminos o picas a los
cuatro vientos. En el acta se asienta todo lo allí
convenido, con la clara conciencia de que tiene valor documental
oficial:
Exponiendo dicho Don Bernardo que él y sus
representados siempre han estado, y están prontos en ceder
todo este terreno o la parte que de él se necesite para la
nueba población de que se trata con tal que se les
reintegre en el sitio Realengo que nombran San Pablo de dicha
jurisdicción de Cumaná, inmediata y del otro lado
del Río Amana, y desde luego haze de él formal
cesión y pidió se le devuelvan los títulos
como se hizo, dándose por entregado de ellos y en tal
virtud se mandaron continuar las picas.- Póngolo por
Diligencia firman el Comisionado, el de Justicia y el expresa-do
Don Bernardo de que doy fé.- Joseph Gabriel de
Alcalá.-Salvador Romero.- Bernardo Gil.- Josef Francisco
Barroso Escribano Real.-[22]
Aquella interrupción fue momentánea, pues
como se había dicho, ya a don Salvador Romero se le
había dicho que hiciese tirar una pica por cada punto
cardinal y así él lo inició. De modo que
para el día diecinueve, una vez hecha las cuatro picas, la
fundación del pueblo continuó con la
demarcación:
Diligencia de demarcación del Pueblo.- En
el sitio de Aragua en diez y nueve de diciembre de mil
ochocientos seis (1806) As. el Sor. Comisionado Don Jph. Gabriel
de Alcalá con el de Justicia y Capitán Poblador Don
Salvador Romero, asistidos de varios vecinos y de mi el Escribano
Real, se constituyeron en la Meza de Inozúa, que en
diligencia de ayer se señaló para la
erección del Pueblo, y habiéndose buelto a tomar el
punto séntrico, y puéstose en él el
compás magnético se dio principio a la
demarcación y delineación con una escuadra y vara
de Castilla, y en primer lugar se figuró la plaza con
noventa y seis varas a cada ángulo poniéndose en su
medio una Cruz.-[23]
La colocación de la cruz en la plaza es una de
las fidelidades de la comisión para con el procedimiento
fundacional formal de las leyes de Indias. Valga la oportunidad
para destacar que esas leyes son la razón por la que todos
los pueblos fundados por los españoles, se parecen como
una gota de agua a otra: La plaza en el centro de cada ciudad;
casi siempre hacia su lado este está el templo
católico, y hacia el occidente las oficinas
administrativas, la cárcel…
Cuando se habla de que se tomó el punto
céntrico, sin duda se refiere a que a partir de este sitio
(que es el mismo centro de la plaza, donde se puso la cruz), se
trazó el cuadrado de la plaza; a razón de 96 varas
por cada costado; es decir, que traduciendo las medidas a las
actuales, la plaza tendría unos 80,24 m. por cada lado del
cuadrado.
Y se continúa:
En seguida por la parte del Naciente se demarcó
el terreno para Iglesia con veinte varas por frente y quarenta
por fondo.- Por sus costados izquierdo y derecho dos casas del
mismo frente y fondo quedando dos callejuelas entre ellas y dicha
Iglesia que sierran y rematan por el fondo de la
misma.[24]
En la demarcación, se le da a la Iglesia un
terreno con una extensión de 16,71 m. de frente por 33,43
m. por fondo (casi 559 m2); y cada una de las casas que cierran
la cuadra, la misma cantidad de terreno, dejando una callejuela
entre ellas y el templo.
Enseguida, alrededor de la plaza y de la iglesia, se
trazan las calles y las respectivas cuadras:
A los laterales de dicha plaza dos manzanas
perfectamente quadradas con ochenta varas a cada frente, y en
ellas ocho casas al Oriente, y lo mismo al Poniente con veinte
varas de frente y dos de fondo. – Al frente de la Iglesia otra
manzana con ochenta varas en él y duplicado fondo con
quatro casas por cada costado de las mismas dimensiones, y
señalando para Cara Curial y Cárzel dos solares al
Poniente de la Plaza; que con esto quedó serrada en quadro
perfecto.- Por cada esquina se delinearon y salieron dos calles,
componiéndose de ocho todo el Pueblo, con ocho varas de
sentro y luz y cada una con tres quadras.- En la manzana que se
figuró la Iglesia y dos casas colaterales, hay otras diez
por sus tres frentes. – Del mismo modo se continuó la
demarcación de Calles, Quadras y Solares y se
concluyó quedando el Pueblo con quatro Calles corridas al
Sur y Norte, y las mismas del Este al Oeste, todo con ciento ocho
casas incluidas la Curial y Cárzel, resultando así
y por necesidad de la quadratura, dos casas más que los
vecinos puestos en Nomina, señaladas todas con estacas que
se fixaron, y de que se hará mejor demostración en
el Plano que se formará; expresándose por dicho
señor Comisionado, el de Justicia y demás
concurren-tes que la situación admite quanta
extensión quiera darse subersivamente al Pueblo por la
igualdad de su Planicie, buenos aires, aguas y maderas inmediatas
y aparentes terrenos de labor.- Póngolo por diligencias
que firma conmigo en fé de ello.-José Gabriel de
Alcalá.- Salbador Romero.- Josef Francisco Barroso,
Escribano Real.-[25]
El siguiente paso, fue establecer el terreno para
dehesas, vale decir para pastos y crías de ganados. Por
cada horizonte, se marcaron (siempre en varas y leguas
castellanas) desde la plaza, al Norte, 2.089,75 metros hasta la
quebrada Taguaya; al Sur, igual cantidad de metros,
después de pasar el farallón sur de la mesa y hasta
el rio Aragua; al Este, más allá del cerro
Rondón, hasta el sitio de La Calceta, 4.179,50 metros: y
finalmente al Oeste, 3.092,83 metros, hasta las Lomas de
Portachuelo, esta última medida se hizo el siguiente lunes
22 de diciembre de 1806, que fue cuando se terminaron las
formalidades de la fundación.
No lo dice el acta, pero no estaríamos abusando
de la imaginación, si suponemos que las ciento seis
familias con las cuales se inició el pueblo,
celebrarían de alguna manera el dichoso acontecimiento, lo
cual incluiría un agasajo a los funcionarios fundadores en
el hato sitio, aparentemente el único lugar con
comodidades para ello.
También es de suponer que hechas todas estas
diligencias y festividades, comenzarían muy pronto los
trabajos de edificación de las casas de habitación,
la iglesia, la casa curial y la cárcel; pues como se sabe
por la historia, apenas pasados siete años desde su
fundación, ya el pueblo estaba totalmente habitado y en
pleno funcionamiento.
A partir del acta, se pueden ver los apellidos de las
primeras familias aragüeñas, tales como son: Barreto,
Cabello, Cabezas, Calzadilla, Gil, Pérez, y Rojas. Por
supuesto que habría otros; estos sólo se refieren a
los que actuaron en reclamación por ser "poseedores" de
los terrenos destinados al pueblo.
A raíz del desastre de Zuazola, como se
verá más adelante, se encontrarán otros
apellidos ilustres de la población primigenia de Aragua, o
al menos, de los que residían allí a siete
años de fundado el pueblo.
Resulta también interesante resaltar una vez
más cómo se ha mantenido desde entonces la
toponimia indígena de la zona; de manera que tienen
abolengo los nombres de Aragua, Guayuta, Inozúa,
Taguaya; por supuesto, otros topónimos
españoles también se conservan hasta hoy, como La
Calceta, La Enea, La Mesa, Portachuelo, y Rondón: otros
han cambiado de cognomento, como el Pico de García,
denominado en el acta como Picacho. En la página
siguiente, se recogen unos gráficos que pretenden dar una
idea de las medidas y formas que el acta fundacional le dio al
pueblo recién fundado.
Y seguidamente, una aproximación de la
organización de las manzanas que dieron lugar a la
población:
Aragua de Maturín fue fundada en un relativo
tiempo de paz. Sin embargo, para el momento de su
fundación y los años de su erección, ya
estaban bullendo en el corazón de la Patria, la sed y el
amor a la libertad. Habían ocurrido los alzamientos del
Negro Miguel en las minas de San Felipe de Buría, la de
José Leonardo Chirinos y José Caridad
González en Coro, y la fallida revolución de Gual y
España en La Guaira. Hechos tan notorios que no eran
ignorados por quienes, como el fundador de Aragua,
estaban en cargos de relevancia y simpatizaban con los ideales
revolucionarios que se habían divulgado desde la
Revolución Francesa.
Entre los pobladores de Aragua, además
de las familias originales que como dijimos están
mencionadas en el acta, se radicaron muchas personas que
simpatizaban con ideales inspirados en la Ilustración y
que tenían formación y erudición de
importancia, como se verá más adelante.
Las primeras casas edificadas en la población de
Aragua fueron hechas con las técnicas de
construcción de aquellas épocas, que describimos
más adelante.
Antes, sin embargo, es necesaria una observación.
Las calles actuales de Aragua, de haberse conservado
desde su fundación y de conformidad con el acta
respectiva, deberían estar orientadas hacia los cuatro
puntos cardinales, de acuerdo a la brújula o compás
magnético utilizado. Pero no es así. ¿Por
qué? ¿Estaba dañado el compás de los
comisionados? En verdad, las calles centrales de la
población, que obedecen a la cuadrícula original,
están desviadas de esos puntos cardinales, hacia el
noroeste y al sureste. ¿Se debió ese desvío
al proceso de reconstrucción después de los crueles
embates de Zuazola, quien destruyó el pueblo en 1813?
¿O son gratuitas estas especulaciones?
La arquitectura de los españoles tomó en
América diferentes formas; para el siglo XVIII, las
edificaciones eran hechas con diversas técnicas, como las
tapias, la construcción de adobes y los techos de
tejas.
Los pobladores de Aragua desde hacía
tiempo estaban dedicados a la cría y a la agricultura. La
llegada de la Guerra de la Independencia le dio un duro golpe a
la producción agropecuaria del país, y por
supuesto, Aragua también lo sufrió. Los
productos del campo fueron a dar a las despensas de los
ejércitos en pugna, aunque en el caso particular de
Aragua esta producción estuvo disponible
principalmente para los ejércitos patriotas, pues
patriotas resultaron ser todos los
aragüeños.
Como se sabe, el 19 de abril de 1810, ocurrido apenas a
4 años de la fundación del pueblo, tuvo una gran
repercusión en la provincia de Cumaná o Nueva
Andalucía. Apenas ocurridos los sucesos en los cuales
estuvo envuelto casualmente uno de los ex-gobernadores de esta
provincia, Vicente de Emparán y Orbe.
El gobernador de la Provincia de Cumaná,
Eusebio Escudero, llamó el 26 de abril a las autoridades
de este territorio para comunicarles los sucesos ocurridos en
Caracas el anterior 19 de abril. Se decidió convocar una
reunión extraordinaria del cabildo, al día
siguiente, cuando llegaron los delegados enviados por la Junta de
Caracas.
La noticia llegó a estas tierras en boca de los
cumaneses Francisco de Paula Moreno, capitán de una de las
compañías veteranas sueltas de Oriente, José
Antonio Illas, colaborador de milicias y Francisco
González Moreno, comerciante, quienes fueron escogidos
para llevar la noticia a la ciudad capital de la provincia
oriental, así como la invitación de apoyo y
unión al nuevo gobierno constituido en aquella ciudad
capital, tras haber sido testigos privilegiados de los
acontecimientos de Caracas.[26]
Y si bien es cierto que la provincia de Cumaná
eran tan autónoma como la de Venezuela, también es
cierto que todas estaban sujetas por decisión del Rey a la
Capitanía General de Venezuela, además,
había un ímpetu revolucionario soterrado en la
población ilustrada de la capital cumanesa entre la cual
circulaban los escritos de la revolución
Francesa.
Es por ello que la reacción ante los
acontecimientos fue muy clara: el 27 de abril de 1810 destituyen
al Gobernador Eusebio Escudero, conforman una Suprema Junta
Provisional de Cumaná, a la cual llamaron
"Junta Protectora de Fernando VII", al cual juraban fidelidad, y
la cual quedó constituida por Francisco Javier Mayz
(Presidente), Francisco Illas (Vicepresidente), y los vocales:
José Jesús Alcalá (hermano del fundador de
Aragua), José Ramírez Guerra, Francisco
Sánchez, Domingo Mayz, Mariano Millán,
Jerónimo Martínez y José Santos
Además de estos prohombres, se estableció
una representación de los distintos factores la sociedad
de la siguiente manera: Por el clero, Andrés Antonio
Callejón; por la nobleza, Mariano de la Cova; por los
pardos y morenos, Pedro Mejías; por los militares, Juan
José Flores; por los comerciantes, Juan Manuel Tejada y
por los agricultores, Juan Bermúdez de Castro. Esta
representación actuó con el asesoramiento legal de
Juan Martínez, abogado; Diego Vallenilla como secretario;
participaron además, Juan Manuel Cajigal, mariscal de la
provincia, es decir, jefe del ejército; el intendente de
hacienda, José Miguel Alcalá y Vicente de Sucre,
padre de quien fuera posteriormente el héroe de
Ayacucho.[27]
En este contexto, se mueve José Francisco
Bermúdez, quien en encendidos discursos denunciaba las
injusticias de la España colonial; también actuaron
en apoyo a este movimiento quienes estaban en la ciudad por
diversas circunstancias, como Santiago Mariño, Pedro
Botino, Francisco Mejía, Valentín García y
nuestro héroe Manuel Piar, entre otros muchos.
La Junta produce un documento, en el cual entre otras
cosas, expresa que
Debemos, pues, manifestar a V.A. que esta Junta y toda
la provincia a quien representanta, queda penetrada de la
generosidad y justicia de sus sentimientos, y muy dispuesta por
su parte a dar repetidos testimonios de que a la equidad y
moderación que elige a V.A., como su distintivo,
corresponderá Cumaná con el del respeto y
unánimes votos de conservar el orden y obediencia a la
Soberanía de Venezuela. El señor doctor don Mariano
de la Cova presentará a V.A. este testimonio de respeto en
calidad de diputado de esta Junta gubernativa. Dios guarde a V.A.
muchos años. Cumaná, 14 de mayo de 1810.- Francisco
Javier Mayz. Francisco Illas y
Ferrer.[28]
¿Quién es el encargado de llevar a Caracas
el documento de adhesión de la Junta provincial de
Cumaná? Un vecino del pueblo de Aragua: Manuel
Piar. Los sucesos del año 1810 lo habían alcanzado
en Cumaná. Su probado patriotismo le confiere el honor de
ser él quien lleva dicho documento s la Junta Suprema de
Caracas. Nuestro vecino y José Gabriel de Alcalá,
el fundador, sin lugar a dudas llegaron a conocerse, si no en la
vida "pacífica" posterior a la fundación del
pueblo, sí en medio de estos acontecimientos.
Ahora bien, esta Junta va a seguir los mismos pasos que
la de Caracas, a la cual le manifestó fidelidad, en la
misma dinámica que fue poco a poco alejándose del
propósito inicial de defender los derechos de Fernando
VII, hasta llegar a la independencia. Juan Germán Roscio
propone y así se aprueba, la celebración de un
proceso electoral de segundo grado, para obtener una
representación proporcional de los territorios que
apoyaban el pronunciamiento del 19 de abril, de manera que, dos
meses después, el 11 de junio de 1810, ya esta propuesta
estaba aceptada en Caracas; se llamarían a votar a los
varones libres, mayores de 25 años, o mayores de 21 si
eran casados, propietarios de bienes muebles o inmuebles por
2.000 pesos de valor; quedaban excluidas las mujeres, y quienes
no llenasen estos requisitos. El Reglamento electoral se
publicó en la Gazeta de Caracas el 13 de junio de
1810.
Aragua como muchas otras ciudades se
movilizó para elegir sus electores parroquiales, quienes
luego elegirían a los respectivos diputados provinciales,
que se reunirían en Caracas en marzo de 1811,
siempre con la idea de defender los derechos de Carlos
VII.
Finalmente, el 19 de febrero de 1811, se publicaron en
la Gazeta de Caracas los nombres de los distintos
delegados de todas las provincias. La provincia de
Cumaná, de acuerdo a su población,
eligió 4 diputados: José Gabriel de Alcalá
(el fundador de Aragua), Juan Bermúdez de Castro,
Mariano de la Cova, y Francisco Javier Mayz. El Congreso se
instaló el 2 de marzo de 1811.
Luego la ciudadanía constituyó el primer
poder legislativo regional, es decir, Provincial, formado por
varios diputados, a saber: Domingo Vallenilla (Presidente),
Andrés Padilla Morón, Diego Gaspar Botino, y el
médico José María Vargas, por la ciudad de
Cumaná; Manuel Marcano, por
Carúpano; Diego Vallenilla, por Cumanacoa;
Francisco Javier de Alcalá, por Cariaco;
José Rauseo por Rio Caribe; Casimiro Isava, por
Güiria; y Martín Coronado por
Aragua. Esta gente se constituyó como poder
legislativo de la provincial el 15 de agosto de
1811.[29]
También se creó un poder ejecutivo
regional, integrado por su presidente, Vicente de Sucre (padre de
Antonio José de Sucre); Diego Botino, José Leandro
Alcalá, y el secretario Manuel Villapol. Mientras que el
poder judicial estuvo integrado por Mariano de la Cova, Justo
José Betancourt, Vicente Sánchez, José
Graü y Manuel Pereira. [30]
Notemos pues, que a escasos seis años de fundada,
ya Aragua pudo elegir su propia diputado regional, a los
efectos del movimiento independentista que se estaba gestando en
todas las provincias venezolanas. Es necesario conocer lo
anterior, para ubicar a Aragua en el contexto
republicano en el cuál estuvo inscrito el pueblo desde
siempre. Esta fidelidad patriótica ha acompañado a
este pueblo desde su fundación., de hecho le costó
su existencia en 1813, pero logró la reconstrucción
y siguió adelante.
Enterado el Consejo de Regencia de España de los
acontecimientos venezolanos y dándose cuenta de las
intenciones independentistas de los patriotas, envía en
calidad de Comisionado Regio al señor Antonio Ignacio de
Cortabarría a Puerto Rico, con facultades ilimitadas para
la reconquista y pacificación de Venezuela; al conocer
esto, algunos españoles y frailes capuchinos aragoneses
residentes en los territorios de la provincia de Cumaná
intentaron las primeras acciones contrarrevolucionarias, aunque
sin éxito. En Maturín lo hicieron inmediatamente
después de la llegada del año 1811, y
…el 5 de marzo los españoles de
Cumaná, originarios casi todos de Cataluña, en
unión de varios misioneros y de criollos
apoderáronse del castillo San Antonio. Los sublevados
tenían la intención de destituir al nuevo gobierno
y de reconocer al de España. Debelado rápidamente
el movimiento, fueron sus autores y los demás europeos
privados de sus bienes y expulsados
[31]
Esta acción, sobrevalorada por el Comisionado
Cortabarría, le hace enviar una expedición a la
ciudad de Cumaná, bajo el comando de quien posteriormente
se distinguiría como furibundo realista, a saber, Lorenzo
Fernández de La Hoz, quien con unos cien hombres y sus
escuadrillas, bloqueó las costas desde el 3 de julio al 25
de 1811[32]La acción oportuna de Vicente de
Sucre en defensa del puerto de Cumaná, logró vencer
esta invasión española.
Así mismo, debieron enviarse refuerzos a Guayana,
donde los pobladores al parecer estaban del lado
realista:
La Escuadra sutil republicana a las órdenes del
Coronel Don Manuel Villapol, zarpa del puerto de Cumaná
para someter, en combinación con los Coroneles Francisco
González Moreno y Francisco Solá, a los pueblos del
Orinoco el 12 de enero de 1812, y son derrotados en
Sorondo[33]
En esa acción estuvo como capitán de
fragata Manuel Carlos Piar. Los acontecimientos empiezan a
precipitarse hacia la guerra entre patriotas y realistas, entre
España y Venezuela. Es así como, el 3 de septiembre
de 1811, había llegado a Coro procedente de Puerto Rico,
Domingo Monteverde[34]quien viene con
ejército y armas para "pacificar" al país. Los
patriotas consolidan sus posiciones militares y jurídicas.
Los diputados provinciales del Congreso Federal aprobaron la
Constitución para los Estados Unidos de Venezuela el 21 de
diciembre de 1811; y se eligieron los diputados provinciales para
el nuevo Congreso, quienes decidieron trasladar ese cuerpo
colegiado a la ciudad de Valencia, donde eligieron el 21 de marzo
de 1812 a Fernando Rodríguez del Toro, Francisco Javier
Ustáriz y Francisco Espejo, como integrantes principales
de un nuevo triunvirato para el Poder Ejecutivo, y a Francisco
Javier Mayz, como Suplente.
En marzo de 1812, José Ceballos, gobernador de
Coro, ordenó a Monteverde que diera apoyo con su
expedición monárquica a un movimiento pro-realista
que se estaba organizando en Carora y en pueblos circunvecinos.
Monteverde llegó a Carora, y continuó su
campaña de reconquista monárquica del poder en
Venezuela. En resumen, las cosas se desarrollaron
así:
El 7 de abril de aquel año, ocupó
Barquisimeto, y el 25 de ese mismo mes entró en San
Carlos. Ante esta amenaza contrarrevolucionaria, el Triunvirato,
el 26 de abril nombró a Francisco de Miranda, General en
Jefe de todos los Ejércitos de la Confederación,
con facultades amplias para tomar cuantas providencias juzgara
necesarias. No obstante, a Miranda se le dificultaba el manejo
estratégico de la situación, dado que el avance de
Monteverde hacia el centro del país recibía ayuda
de otras regiones, de manera que no podía ser
detenido.
Monteverde logró entrar sin resistencia a
Valencia el 3 de mayo, mientras que desde los llanos, procedentes
de San Juan de los Morros, marcharon en su apoyo dos de los
más sanguinarios jefes realistas, Eusebio
Antoñanzas y José Tomás Boves, nuevos
personajes incorporados a la defensa monárquica con
futuras actuaciones sanguinarias en las provincias
orientales.
En 1812, los valles centrales de la Provincia de Caracas
se convirtieron en el principal escenario de la guerra
independentista; los ejércitos de Monteverde y de Miranda
se enfrentaban día a día entre triunfos y derrotas
en localidades como Guaica, Magdaleno, La Victoria y
Maracay.
Mientras tanto, en las provincias orientales la
situación comenzó a cambiar, pues en Barcelona hubo
pronunciamientos a favor de Monteverde. Esto obligó a una
expedición patriota desde Cumaná, bajo el comando
de don Vicente de Sucre, quien en compañía de sus
hijos inicia una campaña para rescatar aquella localidad.
Estando en estas diligencias, tiene noticias de las gestiones de
paz entre Miranda y Monteverde, de manera que detuvo las acciones
en espera de los resultados. El 25 de julio de 1812 terminan las
conversaciones entre Miranda y Monteverde, con la firma de un
armisticio o capitulación, cuyas consecuencias
políticas fueron la pérdida de la Primera
República y el inicio del gobierno dictatorial de
Monteverde, con el apresamiento de Miranda y los salvoconductos
expedidos a Bolívar y otros patriotas.
En todo este proceso, el 30 de septiembre de 1811,
nuestro héroe Manuel Piar es nombrado Alférez de
Fragata, "Con el sueldo de Subteniente vivo y efectivo del
Ejército". Para la fecha servía en Puerto Cabello,
bajo el mando de Francisco de Miranda. En aquellos días (y
durante muchos otros), el Gobierno carecía de una
verdadera flota naval, por lo cual y como parte de las costumbres
de la época, muchos Oficiales de Marina alternaban sus
servicios en el mar con largas permanencias en tierra.
Así que es muy posible que Manuel Carlos Piar
marchara con Miranda en las operaciones sobre Valencia y
también que estuviese en la Plaza de Puerto Cabello (sobre
el mar en la flotilla), cuando ésta pasó del mando
del Coronel Simón Bolívar pasó al del
Teniente Fernández Vinoni, quien finalmente resultó
un traidor.
Cabe hacerse la pregunta de si Piar, en uno de los
barcos, acompañaría a Simón Bolívar
hasta La Guaira y si estaría presente en el
arresto que se le hizo a Miranda. Esto último es muy
improbable, de hecho, se piensa que este era uno de los asuntos
que no perdonaba Piar al Libertador; es decir, el arresto y
entrega de Miranda a los españoles. Esto, como tantos
otros sucesos en la historia de Piar, está por
determinarse. Es sin embargo digno de señalar que
Piar en 1812 pasó de Alférez a Capitán,
aunque tal vez por la capitulación, el ascenso no es
reconocido por los patriotas.
Una vez obtenido el gobierno por Monteverde, con fecha
14 de septiembre de 1812, este despacha a Cumaná a los
comisionados de la ·"pacificación" José
María Ramírez y Joaquín García Jove,
cuyo objetivo fue dirigirse a las provincias de Barcelona,
Cumaná y Margarita, para persuadir a los patriotas de
entregar el poder. Afirma que en Cumaná tuvieron feliz
resultado y proclamaron al Rey, además le enviaron
comisionados a él para arreglar el convenio. Entonces
expresa Monteverde que
…en consecuencia de estos principios he nombrado
por ahora y hasta la resolución del Rey por Gobernador e
Intendente de Provincia de Cumaná a D. Emeterio
Ureña Teniente Coronel y Comandante que era de La Guaira
el 19 de abril de 1810[35]
Ureña quiso desarrollar en Cumaná los
términos de la capitulación, actuando con
humanidad, pero fue protestado por los españoles realistas
más recalcitrantes, de manera que al poco tiempo fue
sustituido. Finalmente le envía un comisionado, Francisco
Javier de Cérveriz. Sin embargo, desde un comienzo varios
republicanos como los Sucre, se refugiaron en sus propiedades
rurales de la provincia, y otros comandados por Santiago
Mariño se exiliaron en Trinidad.
En Cumaná, Cerveriz comienza a ejecutar las
órdenes de Monteverde, y procede a verificar los
ciudadanos vinculados a la revolución; y es así
como el 19 de diciembre de 1812 llegaron a La Guaira los primeros
presos remitidos por él desde esa ciudad oriental, con el
cargo de haber obtenido empleos y gratificaciones en el anterior
gobierno. Entre otros nombres, aparecen en esa lista Diego
Vallenilla, José Alcalá, Vicente de Sucre,
Sebastián Olivares, Juan Marcano, Dionisio Sánchez,
Pedro Betancourt, Ramón Landa, Gaspar Millán y
Pedro Coronado: posiblemente este Coronado era familiar del
diputado legislativo provincial por Aragua El oficio de
remisión es firmado por Francisco Javier Cervériz,
en Cumaná el 16 de diciembre de
1812[36]
Nuestro héroe Manuel Piar, cuando ocurre la
capitulación en Caracas, también huye a Oriente,
espacio donde se siente seguro y que conoce muy bien. Entonces,
se reúne con Mariño y pasa a formar parte de los
héroes de Chacachacare, en cuyo congreso firma
como Secretario. El texto del acta es el siguiente:
"Violada por el Jefe español D. Domingo
Monteverde la capitulación que celebró con el
ilustre General Miranda, el 25 de julio de 1812, y considerando
que las garantías que se ofrecen en aquel solemne tratado
se han convertido en cadalsos, cárceles, persecuciones y
secuestros; que el mismo General Miranda ha sido víctima
de la perfidia de su adversario; y, en fin, que la sociedad se
halla herida de muerte, cuarenta y cinco emigrados nos hemos
reunido en esta hacienda, bajo los auspicios de su dueña
la magnánima señora doña Concepción
Mariño, y congregados en consejo de familia, impulsados
por un sentimiento de profundo patriotismo, resolvemos
expedicionar sobre Venezuela, con el objeto de salvar esa patria
querida de la dependencia española y restituirle la
dignidad de nación que el tirano Monteverde y su terremoto
le arrebataron. Mutuamente nos empeñamos nuestra palabra
de caballeros de vencer o morir en tan gloriosa empresa; y de
este compromiso ponemos a Dios y a nuestras espadas por testigos.
Nombramos Jefe Supremo con plenitud de facultades al Coronel
Santiago Mariño. Chacachacare: 11 de enero de 1813. El
Presidente de la Junta: Santiago Mariño. El Secretario:
Francisco Azcue. El Secretario: José Francisco
Bermúdez. El Secretario: Manuel Piar. El Secretario:
Manuel Valdez."
En un capítulo aparte, recogemos una
biografía de Manuel Piar, para ilustración de los
lectores, porque la vida de Piar está ligada a la vida de
Aragua, desde muy temprano y no sólo porque
allí fuese "apresado". Una vez firmada el acta de
Chacachacare, Piar pasa a prestar servicio en el
ejército con Bernardo Bermúdez, con quien marcha
sobre Maturín, siempre bajo el mando de Santiago
Mariño, y a la sazón con el grado de coronel. En
contra de los patriotas acantonados allí, son enviados
Lorenzo Fernández de La Hoz y Antonio Zuazola.
Los enfrentamientos entre los ejércitos patriotas
y realistas empiezan a producirse en toda el territorio nacional.
Los pueblos del oriente son bastiones patriotas, y La Hoz y
Zuazola están empeñados en doblegarlos.
Para el ejército patriota, Aragua era un
punto estratégico. Así que como tal lo defienden
tesoneramente. El 13 de enero de 1813, Santiago Mariño
invadió por el oriente; después de la proclama de
Chacachacare, El ejército comandado por Manuel
Piar y Bernardo Bermúdez ocupó Maturín el 2
de febrero de aquel año; inmediatamente Piar se dirige a
Aragua para tomarla y protegerla como punto equidistante
entre Maturín y
Cumaná.
Dice el relato que al llegar a Aragua, Piar fue
recibido con muestras de gran cariño y júbilo por
el pueblo aragüeño, lleno del fervor
patriótico. Además proveyó al
ejército con caballos, vituallas y elementos de guerra.
Dice un realista a este respecto:
Después de los primeros desgraciados sucesos de
Maturín, una división enemiga, mandada por un
aventurero llamado General Manuel Piar salió a recorrer y
pillar los llanos de Barcelona. Llegó al pueblo de Aragua
(de Maturín), cuyos habitantes, la mayor parte sediciosos,
salieron a recibirlo a mucha distancia con música y las
demás demostraciones que le dictó su
deseo.[37]
Al regresar a Maturín, Piar deja una
pequeña retaguardia de apenas 50 hombres en el sitio de
Los Magueyes, cercano a Aragua, como defensa
contra el avance de Zuazola y Boves, quienes avanzan desde
Cumaná con unos 300 hombres.[38]
Los Magueyes es un punto estratégico,
pues es la bifurcación de caminos hacia
Maturín o hacia Urica por San
Félix de Cantalicio y Caicara. Es un paso angosto
entre montañas y es apto para retener allí a
cualquier ejército, siempre que se tenga similar
número de soldados y experiencia; cosas estas que faltaron
en este caso, y los españoles logran la victoria en Los
Magueyes el 15 de marzo, avanzando ese mismo día sobre el
desguarnecido pueblo de Aragua, donde fue recibido el
día 16 por algunos vecinos valientes que aunque
defendieron el pueblo con valor y obstinación, finalmente
sucumbieron ante el número de tropas entrenadas, pues
habían sido enviadas a Zuazola y Boves desde Caracas por
el realista Antoñanzas, mientras que los vecinos eran
campesinos, agricultores mal armados y peor
entrenados.
En efecto, el testimonio cínico de lo ocurrido
está recogido para la historia, por un realista
español, quien habla de la entrada al pueblo de
Aragua después de la debacle de Los
Magueyes, donde acabaron con los 50 hombres
patriotas:
Pero pocas horas después entró en el mismo
pueblo otra división espa-ñola mandada por los
oficiales Boves y Zuazola que, destrozada la de Piar, aún
tuvieron que pelear con los miserables habitantes encerrados en
sus más miserables chozas, defendiéndose con
obstinación. Este crimen, que en otro país hubiera
sido castigado con el exterminio total de un pueblo rebelde y
obstinado hasta lo sumo, atrajo sobre él sólo
el saqueo, la muerte de algunos temerarios y el incendio de las
chozas en que más se
obstinaron.[39]
¿Cómo fue la actuación de aquellos
dos asesinos en el pueblo? La primera cosa que hizo Zuazola fue
tratar de atraer a los que habían huido o se habían
escondido. La "Gaceta de Caracas", que a la sazón se
encuentra al servicio de los patriotas, cuenta las cosas de esta
manera:
Apenas llegaron las tropas (realistas) al referido
pueblo de Aragua, cuando se tocó alarma para convocar a
todos los vecinos que andaban dispersos por sus labranzas. Como
éstos temían algún engaño en la
llamada, repitió Zuazola la convocatoria…
asegurándoles amistad y protección… que venia de
paz a estrecharles en sus brazos y a llevarles felicidad… los
vecinos se animaron a concurrir a la llamada. A proporción
que llegaban eran entregados a la muerte, ejecutando primero
inauditas atrocidades que sólo pudo sugerir la barbarle
más brutal y desenfrenada… Se mandaba a sentar en un
banquillo a los que llegaban, y después de un rato de
chuleo, befas y escarnios, les cortaban las orejas desde la parte
superior hasta el remate o pie de la barba; y tomándolas y
poniéndolas en manos del mismo paciente para que las
contemplase, era llevado después por sus pies a la orilla
de una laguna inmediata, en donde se les cortaba la cabeza y se
arrojaba a ella… A uno que resistió le desollaron un
pedazo de pellejo del pecho y estómago, y después
de haberlo clavado en una pared a su vista fue conducido a la
laguna… a otros los unieron por las espaldas de dos en dos,
dándoles puntadas por los hombros y los jarretes, y
cosiéndolos con un rejo o látigo de cuero los
llevaban a la orilla de la laguna, en donde después de
desorejados y descabezados tenían su sepulcro… a otros
los mutilaban puestos en el cepo de cabeza o de pies… un
jovencito de nueve años se presentó al impío
Zuazola, ofreciendo su vida por la de su anciano padre, que era
la columna de una mujer habltualmcnte enferma y de ocho
hermanitos más peque-ños que el suplicante. Esta
acción brillante irritó a Zuazola y conduciendo al
joven a la presencia de su padre, le cortó la cabeza a su
vista y aceleró la muerte del digno anciano… a otro
joven le propuso perdonarle la vida con tal que al sufrir el
corte de orejas no hiciese ademán de sensación con
los ojos, manos… sufrió con constancia la
mutilación, dejando burlada la fiereza del tirano, que
aunque admirado, le mandó tomar las orejas y que
permaneciese con ellas en sus manos hasta que cesase una
conversación que iba a emprenderle… fue sostenida con
sereni-dad hasta que se le mando a cortar la cabeza… a una
mujer preñada que vino a rogar por la vida de su esposo se
le cortó la cabeza, y como la criatura diese saltos con la
caída de la madre se le abrevió la muerte a
ballonetazos… las casas y campos fueron saqueados y robados…
quedó desolado y destruido el apreciable pueblo de
Aragua… Este hecho se celebró en Cumaná y Caracas
con salvas y repiques y se cantó un Te
Deum[40]
Los realistas Level de Goda, Urquinaona y Heredia,
confirman todos estos desmanes en sus Memorias, escritos
posteriores a la guerra de independencia.
Veamos algunas de las descripciones de Urquinaona y
Pardo:
En el expediente promovido de oficio en Cumaná en
el año de 1813 para justificar lar, atrocidades cometidas
por Zuazola, el soldado Esteban Gue-vara que sirvió a sus
órdenes declara que "al salir de aquella ciudad
ofreció el Gobernador (Antoñanzas) un peso fuerte
por cada oreja de los insurgen-tes; que el comandante Zuazola le
dio la orden de cortarlas y que no dejaran viviente
después de la acción de Aragua". El soldado Manuel
Villafaña añade: "que sacaron a muchos que estaban
escondido» en las haciendas y luego los mutilaron y
mataron'' José Calvo dice: "que él mismo se
ocupó en sacar a los escondidos que fueron degollados, y
que habiendo encontrado un herido, dieron parte a Zuazola y lo
mandó a matar allí mismo, como así lo
ejecutaron". Carlos Lima, cabo del batallón de Morenos,
declara: "que en los montes y en el cantón de la plaza se
mataba a los rendidos, que hallaron un herido en un rancho, y
allí lo asesinaron, y que en Cumaná no les
habían pagado el precio ofrecido, sin embargo de las
muchas orejas que habían enviado". El sargento Manuel
Rendón, que con los demás ci-tados sirvió a
las órdenes de Zuazola, conviene en las mutilaciones y
ase-sinatos cometidos, añadiendo el horroroso incendio de
casas, graneros, conucos y cuanto hallaron. Coincide con estas
declaraciones recibidas ju-dicialmente a 8, 17 y 22 de mayo de
1813 otra multitud de documentos, a cuya vista el Consejo de
Indias pleno de tres salas consultó al Rey el 3 de octubre
de 1814, fijando en estas causas el trastorno y
obstinación de aquella provincia, y pidiendo en vano el
castigo de los canibales que la
aso-laron…[41]
La reacción por las acciones de Zuazola no se
hizo esperar:
las violaciones cometidas indistinta mente por el
comisionado Cerveris, las mutilaciones, incendios, asesinatos y
demás crueldades executadas en Aragua por las tropas al
mando de Zuazola, provocaron el resenti-miento de unos, el odio
de otros, la venganza de cuantos sufrieron tales vilipendios en
sus personas o en sus familias: y que extinguida así la
opinión favorable del gobierno, reunidos los quejosos con
los malvados y reforza-dos al abrigo de las discordias en que se
hallaban las autoridades constitui-das, se pusieron en estado de
hacer frente a los procedimientos tumultuarios de nuestros
gobernadores y en situación de batir en los campos de
Maturín, las tropas conducidas por Monteverde y de
hacerse, como se hicieron, due-ños de todas las
provincias…[42]
Eran para ellos motivadoras y anomadoras, y
además muy "honrosas" del Rey, las acciones ejecutadas, y
así lo dice este autor:
logró animar (el gobernador Antoñanzas) la
opinión del gobierno en términos que sólo se
escuchaban desde entonces los vivas al Rey y a la Nación,
con ofertas y juramentos de morir en defensa de la justa causa
como de hecho lo acreditaron en la pacificación de los
negros sublevados y ac-ciones de Magueyes y
Aragua…[43]
Como leímos en la cita de Urquinaona, el
gobernador de Cumaná, Eusebio Antoñanzas
había ofrecido un peso fuerte por cada oreja que los
soldados cortaran en su campaña contra Maturín; la
soldadesca las metía en sacos de sal, para conservarlas. Y
al estar de vuelta en la ciudad de Cumaná, las cambiaban
por dinero. ¿Qué hacían con las orejas? Los
realistas las compraban también y las fijaban en las
puertas de las casas como "adornos". Por lo menos una mujer
patriota fue víctima por haber protestado esta masacre y
el uso de las orejas de patriotas como adornos de las puertas de
las casas. Se trata de Luisa de Arambide o Arrambide, de quien se
lee en la obra «Los Mártires de la
Independencia» publicada en Bogotá, lo
siguiente:
Heroína de Cumaná, que públicamente
protestó contra el acto salvaje de adornar las puertas con
las orejas y narices de los patriotas de Aragua, enviadas a
Cumaná por Zuazola. Instruido este a través del
gobernador, de tal acto de insubordinación, la hizo
aprehender personalmente, la acabó a sablazo en la plaza
pública de aquella ciudad el 19 de marzo de
1813.[44]
Otro autor, el regente Heredia, comenta sobre
Zuazola:
En el ejército de barlovento oí decir, que
hubo muchos excesos desde las primeras operaciones que
dirigía Cérveris, y que un oficial de la Reina,
nombrado Antonio Zuazola, tenía la bárbara
diversión de cortar las orejas a los
prisioneros…[45]
La soldadesca sádica entrenada en el terrorismo
por Zuazola, se presentó a reclamar el pago por las orejas
cortadas a los patriotas de Aragua. Así lo
testimonia Level de Goda en sus memorias:
Lo que si me asombró, a mi llegada, fue la
demanda que me pusocumanés llamado Calvo, creo que
José, sobre haber Antoñanzas ofrecidoleun peso por
cada oreja de insurgente, y corresponder al demandante 7 pesospor
7 orejas que había cortado y remitido al gobernador entre
un saquitoque señó Zuazola envió con orejas,
y no le habían pagado los 7 pesos Yoacababa de llegar de
España; y sin la mi¡áss remota idea de tan
diabólica invención, el tal Calvo me dio un
susto… le manifesté ser muy justo que se le pagara
su trabajo. Le di de mi bolsillo 7 pesos y le
añadí: Es necesario que los demás sean
pagados, y esto debe hacerlo la hacienda pública. Para
ello se necesita formar un expediente que sirva de comprobante al
tesorero, y es preciso que conste de todo por medio de
declaraciones que deben darlos mismos que han cortado las orejas.
¿No hay aquí otros compañeros deusted a
quienes se les deba? Con su contestación de que
había varios le repuse: "deje usted aquí los 7
pesos y luego tráigame usted 10 o 12 compañeros,
guardando mucho secreto usted y todos por hoy no más, pues
si se debe quedaran sin su paga. Partió aquel animal, y en
el acto hice venir al escribano don Juan Ochoa, ante quien
levanté auto para la justificacion sumaria y el
esclarecimiento de tal barbaridad, mientras venían los
desorejadores. Once bestias muy luego llegaron bien contentos, y
muyunánimemente declararon que Antoñanzas
haría marchar 300 cumaneses al mando de Zuazola,
español, sargento de marina, con destino al interior de
Aragua: que en formación, al mismo acto de salir
les arengó diciéndoles, que por cada oreja de
insurgente que le remitiesen pagaría un peso; que aunque
no habían encontrado ningún cuerpo de insurgente,
toda la gente de Aragua lo era y Zuazola los mandó a
matar, a los que hallasen, y cortarles las orejas para enviarlas
al gobernador (cada cual declaró las orejas que
había cortado); que muchos insurgentes fueron
traídos a Zuazola vivos y desorejados, y éste
allí mismo los hacía matar: y que uno que
desollaron vivo fue tan guapo, que así desollado
todavía caminó un poquito y Zuazola le mandó
a matar. Por mi fortuna, entre los 11 no se juntaron más
que 72 orejas remitidas, según sus declaraciones, y
sólo desembolsé 72 pesos en cumplimiento de mi
palabra. Lo supo Antoñanzas y tembló. Esto me
con-dujo a saber otras muchas cosas, como también de
qué modo fue que Cumaná se rindió a las
armas Españolas, y abrí un expediente que
concluí a mi cabal satisfacción…pero el asunto de
las orejas me iba costando la vida, porque Antonanzas
trató de asesinarme por medio del mismo Zuazola, quien a
las ocho de la noche, de sorpresa en la plazuela del puente, me
descargó un sablazo que me hubiera partido por la mitad si
no me tiro de espaldas. Metiéronse muchos por el medio, y
el tesorero don Andrés Torre gritó a armas, con lo
que concurrieron todos los catalanes y me rodearon. Estos unos
hombres de difícil, sino imposible subordinación,
mas por fortuna era mi amigo muy antiguo el alcalde 2° don
Agustín Coll, catalán de Mucho juicio y de bastante
respeto entre sus paisanos, y por su medio logré
contenerlos entre ciertos límites de orden, pues como que
se salían de él, y de este modo los catalanes
estaban contentos Mi posición era tan falsa que no pude
hacer un ejemplo con Zuazola…[46]
Level de Goda le hace un comentario al Capitán
General de Puerto Rico al hablarle de:
… una operación de Antoñanzas
despachando 300 y pico de hombres al punto de Aragua, donde
sucedió lo que aparece muy bien individualizado en el
expediente N* 5, y yo no sé si a V.E. le faltará
aira leer, el ánimo que a mi me falta para describir lo
que aconteció en Aragua, esas muertes, ese desuello, esas
orejas… Pero cuantos quedaron vivos se refugiaron en el pueblo
de Maturín, e hicieron allí el juramento saguntino.
(Cuan desgraciado es el hombre cuando pierde la razón o es
presa de la estupidez! [47]
Como se puede ver a Zuazola le molestó la
apertura de expedientes por parte de Level de Goda, quien era el
nuevo gobernador de Cumaná, quien cuenta al Capitán
genral de Puerto Rico que:
… seguí viaje a Cumaná donde
hallé a todos sin saber lo su-cedido. Se me
presentó un joven a los dos días, con una oreja
humana seca que llevaba en la mano, quejándose de que no
se le había pagado el peso por aquella oreja, y
pidiéndome que se lo mandase a pagar. ¿Qué
quería decir esta oreja? ¿Cómo fue cortada,
en dónde y a quién? ¿Qué casia de
justicia llevaba consigo esta oreja para dar derecho al cobro de
un peso.' Todo era para mí una confusión, y me fue
necesario ponerme a conversar muy cauta y delicadamente con
aquél joven, de quien hube de sacar en claro que formados
por Zuazola los 300 hombres en la explanada exterior del cuartel
veterano, el gobernador Antonanzas les arengó y les
ofreció un peso por cada oreja de insurgente que le
presentasen. Mandé al joven al corral de mi casa para
enterrar la oreja; de mi faltriquera le di su peso; y abrí
un justificativo comenzándolo por lo que acaba de suceder.
La primera declaración fue de aquél joven, que
citó a varios cortadores de orejas y aun dio los nombres
de algunos desorejados: completísimo y muy claro
salió el sumario, habiendo concurrido a declarar
algún desorejador, que me pre-sentó un saquito con
once orejas. Pagué de mi bolsillo éstos once pesos;
fui pagando las orejas que se me presentaban, y la suma me
alcanzó a 86, de manera que el corral de mi casa
sirvió de cementerio de orejas, y el es-cribano de la
actuación daba fe de cada
entierro…[48]
Un testimonio más sobre los asesinatos realizados
y comandados por Zuazola y José Tomás Boves, esta
vez recogido por un historiador, quien hace referencia a un
soldado desertor como informante espantado por aquella masacre
diabólica:
Este vizcaíno enteco, amarillento y de aspecto
patibulariamente sombrío, más que hombre parece una
hiena con barbas, o un chacal con cachucha Es un aborto de la
naturaleza. ¡Llénate de indignación con lo
que vas a sa-ber… A principios del mes llegó aquí
y sus congéneres los catalanes lo re-cibieron en triunfo,
como puedes suponer, dándote railes, comilonas y Otros
obsequios B día que salió en persecución de
los patriotas, el gobernador en persona fue a acompañarlo
hasta las afueras de la ciudad, le dio algunos prácticos y
le ofreció en presencia de muchas personas que lo oyeron,
que se comprometía a pagarle un peso fuerte por cada oreja
de un insurgente que le remitiera! Zuazola pareciéndole
muy buen negocio aquel salvaje cam-balache que van a encontrar
inverosímil las generaciones venideras, se quitó de
necios escrúpulos y echándose la conciencia y el
qué dirán a las espaldas, empezó a desorejar
cristianos por esos campos y caminos, sin preguntar quién
vive y fuesen quienes fuesen los dueños de las orejas,
asaltando ran-chos y talando conucos de infelices labriegos que
ninguna participación ha-bían tenido jamás
en achaques de guerra ni insurrección; y
últimamente en el sitio llamado Los Magueyes, cerca de
Aragua, sorprendió unas partidas armadas, que andaban
huyendo y que apenas pudieron hacerle muy poca resistencia…
Uno de los soldados de la tropa que le dio Antoñanzas
aquí, llamado Manuel Villafaña, muy conocido de mi
padre y que desertó en Aragua, espantado de las
atrocidades de que fue testigo, se halla escondido en casa,
llegó anoche y cuenta cosas que la pluma se resiste a
transmitir, pero que el deber me impone reeditarlas… Con
los prisioneros que cogió ar-mados y con muchos otros que
andaban huyendo por los montes y que atrajo con engañosas
ofertas de perdón, hizo un encierro o aparte como de
cua-trocientas víctimas o mártires, a quienes
quitó la vida con la crueldad más refinada y con
procedimientos nunca vistos ni oídos… ¡La primera
opera-ción que ejecutó, fue desorejarlos a todos! A
unos les hizo despalmar los pies, poniéndoles a correr
después con vidrios y guijarros menudos,
man-dándoles a matar enseguida, con machetes amellados, y
quitándoles del cuerpo los miembros uno a uno, con inicua
lentitud… A otros, les aplicó la muerte del melado,
consistente en enterrarlos vivos hasta el pescuezo,
dejándoles las cabezas fuera de tierra embadurnadas de
miel o de melado, para que los insectos los devoraran a su
antojo… A otros los hacía mutilar en su pre-sencia y
coser espalda con espalda para divertirse con los gestos y
contor-siones que hacían al exhalar el último
suspiro… A aquellos mandó a desnudar y atar en la cola
de potros cerriles para gozarse en verlos despedazar por las
piedras y troncos de las sabanas…[49]
De acuerdo con el historiador Pedro Elías
Marcano, entre las víctimas del feroz Zuazola, se cuentan
personajes de origen cumanés, como Francisco
Domínguez, José Domínguez Ortiz, Antonio
Pérez Fariña, unos hermanos de apellido
Ramírez y Agustín Guerra, este último un
latinista notable[50]
Ahora bien, dice la historia que si bien es cierto que
el gobernador de Cumaná , Andrés Level de Goda,
puso preso a Zuazola, aquel arresto duró muy poco tiempo,
pues tanto él como Antoñanzas fueron puestos en
libertad y prosiguieron sus desmanes en la guerra de
independencia.
Mientras aquellos horrorosos hechos ocurrían en
Aragua, Mariño estaba obteniendo triunfos en el
territorio oriental que hoy día es el estado Sucre. El
año 1813 fue de incesantes combates en las principales
localidades de las provincias orientales. Las acciones se
iniciaron en Güiria el 13 de enero, y en adelante
hubo importantes triunfos patriotas en Maturín, Barcelona
y Cumaná.
Manuel Piar, que había avanzado hacia
Maturín, junto con otros jefes patriotas, se dispuso a
defender a aquella ciudad del ataque seguro que Antoñanzas
y Zuazola preparaban. La historia de la defensa de
Maturín, es importante conocerla, porque en ella pelearon
muchos de los que habiendo sido simples labriegos y criadores en
los campos de Aragua, después del genocidio de Zuazola se
refugiaron en aquella ciudad, tras hacer el juramento saguntino,
es decir, vencer o morir. La expresión de
"juramento saguntino" era, a la fecha, relativamente nueva, pues
la arenga de José Romeu y Parras a sus tropas en Sagunto,
fueron en junio de 1808.
Lo que sí resulta significativo es cómo se
desarrollaron los hechos que condujeron a las batallas de
Maturín en 1813. Para el historiador José
María Baralt,
Maturín, situado a orillas del Guarapiche, era un
punto importante, así por su posición casi
intermedia entre el Orinoco y la costa de la península de
Paria, como porque allí había depositado Villapol
el parque que salvó su división en la ruta de
Guayana. A ocuparlo destinó Mariño a Bernardo
Bermúdez, y a José Francisco le ordenó
situarse con 75 hombres en el puerto de Irapa. Los dos hermanos
desempeñaron sus encargos con acierto y prontitud. Atacado
el segundo en su puesto el día 15 [de enero de 1813] por
400 hombres que mandaba Cerveris, los derrotó
completamente persiguiéndolos hasta dispersarlos. Cien
hombres con que los españoles guarnecían
Maturín no se atrevieron a esperar a Bernardo, y este
ocupó la plaza a principios de
febrero.[51]
Obsérvese que esto ocurría muy poco antes
de la entrada sangrienta de Zuazola a los territorios
aragüeños. Los españoles estaban
empeñados en apoderarse de Maturín, pero
tal como comenta el autor citado,
…en Maturín, […] por ausencia de
Bernardo Bermúdez mandaban Piar y Azcúe. Viendo
entre tanto el gobernador de Cumaná que Zuazola,
entretenido con sus asesinatos, no hablaba de marchar contra
aquella "guarida", objeto ya de serias inquietudes, dispuso que
el gobernador de Barcelona Don Lorenzo de la Hoz saliese a
destruirla. Don Lorenzo a efecto se reunió con Zuazola
[precisamente en Aragua] y a la cabeza de 1500 hombres,
atacó el 20 de marzo a Maturín. Piar no
podía resistir con 500 hombres escasos el ímpetu
del enemigo. Cedió pues el campo, pero poco a poco, en
buen orden, haciendo uso de unos cuantos jinetes valerosos para
detener al contrario encaminado en perseguirlo. En este
movimiento las tropas […] de la Hoz […] ufana con
la pequeña ventaja conseguida, y creyendo que Piar se
retiraba acobardado. El momento oportuno para castigar su
presunción, los patriotas a una señal del jefe
volvieron caras, firme sobre los comandos realistas los
desbarataron y rompieron de tal manera, que mal poco lograron
escapar de la derrota. El 11 de abril volvió la Hoz a
acometer a Maturín con tropas de refuerzo que le
llevó el Teniente Coronel Don Remigio Bobadilla. Juntos
tenían 1600 hombres; pero fueron rechazados con mayor
pérdida en armas y soldados[52]
A la sazón, nuestro héroe
aragüeño, Manuel Carlos Piar, contaba con apenas 31
años., y había asumido la conducción de la
guarnición de Maturín junto con el ingeniero
Francisco Azcúe, quien diseñó y
dirigió la construcción de las zanjas desde donde
disparaban los soldados y las mujeres de estas tierras, como
Juana Ramírez (La Avanzadora), natural de
Chaguaramal, y otras aguerridas damas Doña
Graciosa Barroso de Sifontes, Marta Cumbales, Lorenza
Rondón y muchas más.
Eduardo Blanco, al cantar estas acciones de Piar,
Azcúe, los aragüeños juramentados al estilo
saguntino y las mujeres aguerridas mencionadas, dice:
¡Maturín era el baluarte de los
republicanos en la parte Oriental de Venezuela, contra el cual se
estrellaran hasta entonces, los mayores esfuerzos de los jefes
realistas! Sus baterías sirvieron a Piar de pedestal, y lo
elevaron a la altura de nuestros capitanes más insignes;
ellas ilustran al joven paladín el 20 de marzo de 1813,
con la victoria alcanzada contra don Lorenzo Fernández de
la Hoz, y su aliado Zuazola. Un mes más tarde, con el
rechazo que vuelve a padecer el propio Gobernador de Barcelona,
unido a Bobadilla, y finalmente, con la espléndida
victoria arrebatada al presuntuoso
Monteverde[53]
Después de los dos combates realizados en
Maturín, los días 20 de marzo y 11 de
abril de 1813, Manuel Piar y su gente se mantinenen en la plaza
maturinesa, organizando a la población y sosteniendo el
control militar de la zona, lo que inclyyó enviar refuerzo
y ayuda de defensa a Aragua, Chaguaramal, Punceres,
Guanaguana (Los Magueyes) y otros puntos
intermedios. El éxito de estos patriotas independentistas,
llega a oídos del Capitán General en Caracas, el
español Domingo Monteverde, quien, al enterarse de la
ocupación y sostenimiento de la plaza de Maturín
por los revolucionarios venezolanos, decide personalmente acabar
con aquellos patriotas inspirados por la Libertad.
A si que prepara la campaña y se viene al
oriente, tras embarcar en La Guaira y desembarcar en Barcelona.
Cuenta José María Baralt, que
Con este intento tomó en Caracas 260 veteranos
que la regencia había destinado a Santa Marta,
agregó a ellos algunas tropas de Coro y varios soldados de
marina, y el 27 de abril se embarcó en La Guaira, dejando
al Coronal Tíscar para mandar en su
ausencia[54]
Cuando llega a Barcelona, el 5 de mayo de 1813, publica
la siguiente proclama:
Con la misma facilidad con que se disipa el humo al
impulso del viento, así desaparecerán los facciosos
de Maturín, por el valor y la fortaleza de los soldados
del Rey, que tengo el honor de conducir a la
victoria[55]
Nuevamente le corresponde al héroe Manuel Piar,
junto con Azcúe, animar a la tropa, entre quienes no
faltaban los aragüeños, recordándoles los
objetivos de la independencia y la necesidad de vencer a aquella
caterva de monstruos, entre quienes se encontraban Zuazola y
Boves, de manera que está muy, consciente de que va a
enfrentar al propio Capitán General español que
viene con un enorme ejército de dos mil hombres, que lo
supera en número, pues en Maturín apenas
había 700 patriotas; Monteverde viene provisto de una
buena caballería; pero Piar no se amedrenta.
Monteverde, creyendo que la vista de aquel
ejército disuadiría a los patriotas, les escribe lo
siguiente:
Al Comandante o Comandantes en lo militar y
político de Maturín.
Son muy conocidas la humanidad de mis sentimientos y la
moderación de la reconquista en todos los pueblos de
Venezuela que no se han obstinado en volver de sus
extravíos y reconocer a su legítimo soberano. Si la
guarnición y jefes de ese pueblo desgraciado prosiguen en
su obstinación y no se entregan en el espacio de dos horas
para evitar toda efusión de sangre de los miembros de una
misma familia y de una misma nación, serán
abandonados por mí al furor irresistible de mis soldados
que ansían por reivindicar el honor de las armas
nacionales y por destruir a los enemigos de la paz, de la
justicia y de la felicidad de estas poblaciones pacíficas.
Campo frente de Maturín, 25 de mayo de 1813. Domingo
Monteverde [56]
La respuesta de Piar y Azcúe no se hizo esperar y
le responde a Monteverde, diciéndole entre otras
cosas:
Si hubo un tiempo en que las fementidas promesas fueron
capaces de engañar a los americanos, y bajo de ellas
experimentar la porción de males que sabe el mundo entero
padecieron tantas honradas familias; rompiendo la venda que los
cegaba, y disípese la negra nube que ocultaba un Jefe como
vos, que con rostro sereno entregaba los inocentes pueblos al
furor y a la saña de hombres bandidos e inmorales. Con
este conocimiento, el pueblo de Maturín, sus virtuosos
moradores y los jefes que los mandan, sólo se encuentran
con las laudables intenciones de defender su libertad hasta
perder la vida.[57]
Por supuesto, esta respuesta de Piar fue divulgada entre
la tropa de valientes que lo acompañaban, especialmente
para animarles y recordarles su compromiso moral, espiritual y
militar con la libertad que pregonaba la República. Pero
además Piar se había dirigido ya a la tropa con
estas palabras:
Soldados, no desmintáis en esta solemne
ocasión el heroísmo que otras veces hemos tenido;
un esfuerzo más y habréis salvado a la patria de
los verdugos. Pelead con furor y obtendréis la
victoria.[58]
Apenas lee la respuesta escrita de Piar, Monteverde
inicia el ataque a las 8 de la mañana de aquel 25 de mayo
de 1813. Después de cinco horas de encarnizado combate, la
plaza de Maturín se mantiene firme, mientras que
por minutos han crecido las bajas en las filas españolas;
y finalmente, a la una de la tarde de aquel día, el Jefe
español, huyó dejando tras de sí más
de quinientos muertos, y además, muchos prisioneros,
artillería, fusiles, pertrechos y equipajes del
ejército. El día siguiente, redactaba Monteverde en
Barcelona el parte donde da cuenta de todo ello.
Mientras tanto, el informe patriota, recogido por la
historia como un mensaje al Comandante general de las tropas
españolas, es digno de ser leído y
conocido:
Cuartel de Maturín, 25 de mayo de
1813. 1º de nuestra restauración. José
Francisco Azcúe. Manuel Piar. Al Comandante de las tropas
españolas.
A las siete de la mañana del 25 del corriente, Su
jefe Monteverde mandó hacer alto, y remitió con un
parlamentario la intimación de que se le rindiese la
guarnición dentro de dos horas. Recibida la
contestación se rompió el fuego a que se
contestó por nuestra parte con tan buen acierto, que el
primer cañonazo les quitó tres hombres, el segundo
otros tres con un abanderado, y así sucesivamente en
aumento hasta que a poco rato se vio obligado el jefe enemigo a
prevenir la retirada. Aunque Monteverde en su marcha aseguraba el
triunfo de la campaña, conoció el peligro de la
retirada en un evento desgraciado; la previno a su tiempo
creyendo que siempre sería tan fácil querer y
mandar, como ejecutar con suceso; pero en este momento le hizo
ver un capitán de las compañías de Santa
Marta la dificultad de realizarlo sin perecer el ejército,
y la necesidad de apurar el ataque hasta vencer. Así lo
hizo el conquistador, pero con tan mal éxito, que no
sólo pereció el ejército, sino que
también hubiera perecido él mismo a no ser por una
casualidad, y las medidas anticipadas que el General tenía
acordadas con respecto a su persona y agregados
inmediatos[59]
El juramento saguntino había funcionado. Y
seguiría funcionando entre la tropa hasta más
allá de las fronteras nacionales, pues muchos de las
víctimas y deudos de Aragua acompañaron a
los ejércitos libertadores hasta las tierras incaicas y
más allá.
Después del triunfo de Maturín, el
júbilo fue grande para los patriotas venezolanos dirigidos
por el invencible Piar. Este es el informe patriota:
En el campo de batalla quedaron muertos de los enemigos
cuatrocientos setenta y nueve, veinte y siete oficiales de la
plana mayor, con muchos heridos y prisioneros. Se tomaron tres
cañones, de los cuales dos eran de ocho, y uno de cuatro,
un morterete con sus correspondientes granadas, un cajón
de hachas incendiarias, una gran cantidad de pertrechos,
fusilería, cajas, banderas, etc., seis mil pesos en plata,
los cofres del General y algunos oficiales, y por decirlo de una
vez un botín que valdrá sobre cuarenta mil pesos.
La victoria fue tan completa que hasta la famosa música
del batallón veterano de Caracas cayó en nuestro
poder. Maturín, 30 de mayo de
1813.[60]
Baralt por su parte, asegura que "Tendidos quedaron en
el campo 479 hombres, entre los cuales 27 oficiales, y por
despojos cinco cañones, multitud de fusiles y pertrechos,
seis mil pesos en plata, otras cosas de valor y el equipaje de
Monteverde" [61]
La liberación de oriente siguió siendo
exitosa. Los combatientes que se habían salvado de la
debacle de Aragua y que sobrevivieron a las tres
batallas maturinesas, pudieron visitar a sus familiares en el
pueblo; y eventualmente disfrutar de un poco de tranquilidad,
hasta el reinicio de las operaciones.
En efecto, a mediados del año 13, Mariño
decidió avanzar hacia Cumaná desde su
cuartel en Güiria para su liberación. Para
ello, convocó a Manuel Piar quien como vimos había
triunfado en Maturín, reunió sus tropas y
se acercó a su objetivo y envió una
comunicación a Antoñanzas exigiéndole la
rendición, a lo cual respondió negativamente y
ofreció resistir; sin embargo, lo pensó mejor luego
y por eso huyó en las embarcaciones que el ejército
realista tenía fondeadas en el puerto cumanés.
[62]
El 3 de agosto, el grupo de patriotas formado por
Santiago Mariño, Manuel Piar, José Francisco y
Bernardo Bermúdez y Juan Bautista Arismedi, había
culminado la liberación del oriente venezolano con la toma
del poder en Cumaná; mientras tanto, el 17 de ese
mismo mes y año, Bolívar hizo su entrada a
Caracas, después de haber triunfado en la
Campaña Admirable. Por su parte, los realistas Zuazola,
Cervériz, Fernández de la Hoz, Antoñanzas y
el propio Monteverde sufrieron una tras de otra derrota por parte
de estos libertadores.
En Aragua, volvió la paz a los campos y
se movieron los sobrevivientes a la reedificación de la
ciudad, que había sido virtualmente destruida por las
hordas de Zuazola y Boves.
Durante el proceso independentista, sin embargo, todos
los sobrevivientes de la masacre de Aragua fueron
divulgando los horrores cometidos por Zuazola, y aquello se
convirtió en motivo más que suficiente para
justificar el terrible Decreto de Guerra a Muerte dictado por
Bolívar en Trujillo en el año 13 y para buscar la
derrota de todos los de su especie y bando. Esto es sin contar
como ya dijimos antes conque habían hecho lo que Level de
Goda llamó "el juramento saguntino", por lo que su
decisión de seguir adelante a favor de la independencia y
la libertad tenía una fuerza y convicción emocional
espiritual muy fuerte.
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