El enfoque de género como complemento en la formación del trabajador social actual
¨El enfoque de género
como complemento en la formación del trabajador social
actual¨
Introducción
En la actualidad la Antropología y el Trabajo
Social, la primera como ciencia y la segunda como
profesión, en el contexto cubano tienen diferentes
tendencias, en lo natural y social; por lo que se debe pensar en
cómo se forma un trabajador social profesional, con el
conocimiento teórico y práctico necesario para
intervenir de manera positiva y efectiva, empleando
métodos y técnicas capaces de suministrarle la
mayor cantidad de información en las comunidades donde
desarrolla la labor social.
El desempeño profesional de un trabajador social
está caracterizado por el complemento de dos aspectos
esenciales: existe una mayor actitud de las féminas por
esta profesión y por tanto una mayor correspondencia de la
influencia del sexo femenino. A partir del enfoque de
género podemos formular estrategias que respondan a
necesidades formativas, laborales y sociales de hombres y
mujeres, y retomar los saberes adquiridos a través de la
experiencia social.
El enfoque de género en la formación del
trabajador social actual y que esté basado en el
desempeño profesional, implica considerar que todo
aprendizaje es social y que el desarrollo del desempeño
está mediatizado por nuestra socialización como
hombres o mujeres.
En la actualidad perfeccionar el modo de
actuación de los trabajadores sociales se ha vuelto una
necesidad impostergable, dotándolos de herramientas y el
conocimiento necesario, que les facilite desarrollar trabajos de
intervención social, en las diferentes áreas donde
labora, con los individuos, grupos, familias y las comunidades
objeto de su trabajo; esto implica fortalecer el desempeño
profesional en materia de Trabajo Social y tomar como referencia
el enfoque de género facilitaría el alcance de
dicho propósito.
Desarrollo
Históricamente el proyecto
antropológico visto en general en todos sus contornos, es
imprescindible abordar que parte (del griego ?????p??
anthropos, 'hombre (humano)', y ?????, logos,
'conocimiento'), es la ciencia social que estudia al
ser humano de forma holística. Combinando en
una sola disciplina los enfoques de las ciencias
naturales, sociales y humanas, la antropología
es, sobre todo, una ciencia integradora que estudia al hombre en
el marco de la sociedad y cultura a las que pertenece; y,
al mismo tiempo, como producto de éstas. Se la puede
definir como la ciencia que se ocupa de estudiar el origen y
desarrollo de toda la gama de la variabilidad humana y los modos
de comportamientos sociales a través del tiempo y
el espacio, es decir, del proceso biosocial de la existencia de
la especie humana. (De Wikipedia, la enciclopedia
libre).
Precisamente se reconoce la antropología como
ciencia que estudia al hombre en todas sus formas y naturalezas,
en su evolución y actuación desde los diferentes
niveles de intervención. Constituye el arte de la
construcción del lenguaje, los referentes
simbólicos y la base de los procesos culturales
En el presente trabajo se desarrollarán una serie
de aspectos de vital importancia que facilitan que tengamos una
visión más integral del enfoque de género y
la relación que establece la acción profesional del
trabajo social. El análisis se realiza de lo particular a
lo general, primeramente se explicará la evolución
del enfoque de género basado en la acción
profesional del trabajo social, destacándose la
trascendencia que tiene en Trabajo Social. Entonces es necesario
que hagamos una explicación del Modelo de formación
en Trabajo Social y de cómo se articula a partir de sus
exigencias.
La búsqueda de alternativas para que mejore el
proceso profesional, teniéndose como orientación la
práctica y la introducción de procedimientos y
metodologías que socialicen el proceso de
formación, es una prioridad para los estudios
antropológicos. En la actualidad este principio tiene como
consecuencias notables cambios, que exigen un salto progresivo en
diferentes contextos, es decir también resulta un gran
reto, para los que se encuentran en otras latitudes.
Partiendo de la maravillosa idea que nos enseño
el Prof. DrC. Jorge Pardillo Palomino que el estudio de la
Antropología parte de esa necesidad humana de
autointerpretación a través de la exégesis
del mundo ya que al tratar de definir acontecimientos y acciones
que nos son ajenas, de hecho nos definimos e inscribimos nuestro
modo de ser en la común condición humana. Hemos
consultado y definido el importante tema abordado en este
trabajo. Enfatizando nuestro estudio en la realidad concreta que
plantea su problema fundamental basado en el sujeto y objeto de
estudio o investigación que se vuelve verdaderamente
indisoluble. Donde centra su especial atención en el
estudio de los seres humanos desde una perspectiva
biológica, social y humanista. La antropología
entendida en dos grandes campos:
La antropología física, que trata de
la evolución biológica y la adaptación
fisiológica de los seres humanos, yLa antropología social o cultural, que se
ocupa de las formas en que las personas viven en sociedad, es
decir, las formas de evolución de su lengua, cultura y
costumbres.
Es preciso abordar por la importancia retribuida acerca
de este tema en el desempeño de la labor del trabajo
social como profesión, el énfasis en uno de los
ejes temático de los estudios antropológicos tal es
el caso de quién pudiéramos mencionar el
Género que nos sirve de instrumento y vía
para una amplia explicación y aplicación en el
hombre en su sentido de la multiplicidad
fenoménica.
Analizando el orden histórico lógico de
este tema planteamos sobre las referencias de algunos autores
como J.Blaut han destacado las similitudes entre el concepto de
género de vida y el marxista de modo de producción,
ya que ambos consideran el estudio de la base material y la
relación con el medio físico como uno de los
factores más importantes del desarrollo histórico.
Carl Sauer también señalo las similitudes de este
concepto con el más antropológico de complejo
cultural tal y como es usado por la Escuela de
Berkeley.
El concepto de género de vida ha recibido fuertes
críticas. Principalmente se ha señalado que es
inaplicable a las sociedades modernas, ya que Vidal de La Blache
lo desarrolló como una herramienta para el estudio de
sociedades agrícolas tradicionales tales como las
existentes en Francia a principios del siglo XX. También
se han criticado sus premisas ecológicas, hasta el punto
de que el género de vida parece ser en su totalidad un
producto de la búsqueda de adaptación al medio
físico por parte del grupo.
Como seres humanos las personas presentamos muchas
similitudes, pero también son evidentes las cosas que nos
diferencian individual y grupalmente. Seguramente algunas veces
nos hemos preguntado cuál es la causa de las diferencias
que observamos en las conductas de mujeres y hombres.
Conceptualmente cuando se comenta sobre el término de
género resalta la categoría sexo como el conjunto
de particulares biológicas con que nacen hombres y
mujeres, sin embargo género es las características
que definen lo femenino y lo masculino en una sociedad y en un
momento histórico determinado, es decir definen
identidades y relaciones entre hombres y mujeres.
A veces separamos rígidamente lo que pueden y
deben hacer hombres y mujeres, limitando sus capacidades y
potencialidades como seres humanos entonces existe preguntas
como:
1. ¿Ocurre esto en el desempeño
profesional del trabajo social?2. ¿En qué otra forma se
manifiesta la socialización de género
desempeño profesional del trabajo social?
En la profesión del Trabajo Social las respuestas
a estas preguntas pueden ser múltiples, pero lo esencial
es que en la actualidad el enfoque de género es una
exigencia del contexto y una necesidad percibida por las
instituciones y los empleadores, y sí existe una correcta
socialización entre ellas el desempeño profesional
es más satisfactorio.
A partir de estos conceptos podemos decir que
Género en el desempeño profesional, se manifiesta
en las ocupaciones que elegimos mujeres y hombres, que obedecen a
un proceso de actitud ante una profesión. Muchos talentos
y vocaciones de hombres y mujeres, no reciben adecuada
estimulación por influencia de la separación de los
roles de género que, de forma rígida, han valorado
ciertas actividades como «femeninas» y otras como
«masculinas», y en el desempeño profesional el
género influye en: conductas y actitudes que mantenemos
hacia el proceso de aprendizaje, posibilidades reales de
información, inserción y acceso a carreras, el tipo
y cantidad de obstáculos reales durante la
capacitación: locales, horarios, becas, accesibilidad a
las situaciones de aprendizaje y a la infraestructura.
Adoptar un enfoque de género permite reflexionar
sobre la ideología que se transmite en los espacios a
partir de: comportamientos, actitudes, saberes, y competencias
desde la identidad de hombres y mujeres.
Género y Trabajo Social son dos
conceptos que se relacionan mutuamente y dentro de los
ámbitos comunitarios, donde se desarrollan los
trabajadores sociales, analizar el enfoque de género desde
la acción profesional, facilita un fortalecimiento de los
modos de actuación. En la actualidad la existencia de dos
posiciones elementales cuando de género se trata, es decir
desde la igualdad y la diferencia, destaca que se manifiestan
matices de contrastes culturales como patrones educados por los
valores de cada sociedad.
Dentro del desempeño del profesional en el
trabajo social es importante que se tenga como principio que es
una vía que fomenta un proceso de socialización, es
decir vamos creando una serie de estereotipos que nos van
condicionando poco a poco a considerar que un sexo tiene unas
determinadas cualidades con respecto del otro y de la existencia
de puntos de igualdad y de esta forma se puede fortalecer el
desempeño profesional.
La determinación de la visión de
género que tiene los trabajadores sociales y relacionarlo
con su desempeño en la acción como profesión
del trabajo social deben adquirir, y permitir elevar la calidad
en el desempeño profesional de una actividad. Entonces
existe un cuestionamiento constante que significa cómo
formarlos desde una perspectiva de género y según
las demandas del mercado laboral.
La introducción o el establecimiento de la
relación entre género y el desempeño de la
acción profesional facilitan una actuación adecuada
y una mayor respuesta de las exigencias del contexto actual.
Entonces el término de desempeño profesional que
comenzó a ser utilizado como resultado de las
investigaciones de David McClelland en los años 70, se
enfocaron en la identificación de las variables que
permitieran explicar el desempeño en el trabajo, pueden
ser un punto de análisis satisfactorio para fundamentar la
relación de género con este enfoque.
Según Le Boterf (1996) y Montmollin (1996), el
desempeño en la acción profesional son
características personales: saberes, conductas, aptitudes
y actitudes, sin embargo para Gilbert y Palier (1992) y
Levi-Leboyer (1997), el desempeño resulta de un saber
actuar, por lo que no solo especifica conocimientos, sino
también capacidades de acción, de comportamiento y
de participación, y de esta forma se evidencia la
diversidad de este término.
La formación basada en el desempeño, con
un enfoque de género, permite responder a las necesidades
de mujeres y hombres del país con lo que aumenta la
calidad del sistema formativo y se logra una mejor respuesta a
las demandas actuales del Trabajo Social.
El proyecto social cubano tiene planteado eliminar las
desigualdades sociales, las diferencias de clases, raciales y de
sexo entre los hombres y las mujeres. Para ello se ha esmerado en
buscar la igualdad de oportunidades y de derechos sin diferencia
alguna en cuanto al acceso a la educación, la salud, y el
trabajo, sin establecer limitaciones de género en el plano
privado y público.
De manera indirecta el tema género en Cuba se
empezó a utilizarse en la década de los 70
partiendo de las diferencias notables cuando se utilizaba la
variable sexo. Desde ese momento se observaba como se
introducía una visión de género en Cuba, y
se hacía cada vez más notable la supremacía
de las mujeres y la feminización de la educación
cubana. Ellas representaban según Karen (2008) cita que
Núñez Sarmiento; M (1974-2001:8) "el 37.7% de los
trabajadores y el 56 % de los profesionales y técnicos del
sector estatal civil del país; el 52% de los egresados de
las universidades y el 54 % de los egresados de centros de
enseñanza media superior; siendo los niveles educacionales
de las trabajadoras, en comparación con los hombres
empleados, más altos."
Según números del mismo artículo,
en 1991 el alfabetismo fue del 98 % para ambos sexos, el acceso a
la educación primaria las mujeres representaban un 100 %,
en la secundaria 98 %, la técnica 48 %, la
preuniversitaria 47 % y en la enseñanza superior el 30 %
de ese total de féminas; en todos los casos excepto en el
nivel primario el acceso de la mujer desde ese entonces ya era
superior al del hombre (Núñez Sarmiento, M.
1974-2001:8-9)
Actualmente queda demostrado las mujeres cubanas se
gradúan en mayor número que los hombres en los
niveles técnicos y universitarios, con el 56 y 57 %
respectivamente contra el 44 y 43 % en los hombres. Su
participación en la actividad económica ha
aumentado de 32,4 % en 1980 a 39,7 en 1992; En 1994 estaban
empleadas más del 44 % de las mujeres en edad laboral
activa. Todo ello, evidencia el desarrollo de la mujer cubana en
la sociedad y su incorporación creciente al ámbito
público, aunque sus cifras todavía resultan muy
insuficientes (Castañeda, I y Cols 1999:6).
En Cuba, como en otros países del mundo, el
feminismo ha estado presente. Este ha sido influenciado por las
principios de género promulgados por los países del
entonces campo socialista. Este movimiento fue favorecido por el
Proceso de Rectificación de Errores del Partido Comunista
de Cuba en la segunda mitad de la década de los 80 y su
Tercer Congreso en el año 1986, donde se propusieron
enfatizar en la eliminación de las discriminaciones que a
pesar de todo aún sufrían las mujeres cubana,
además de elevar la participación en cargos de
dirección y en la toma de decisiones, no solo de mujeres,
sino también de negros y jóvenes.
En nuestro país en 1999 de la población
femenina incorporada a la vida laboral, el 61,3 % se concentra en
los servicios y el 87,9 % en plazas que reproducen sus
roles reproductivos, las categorías de dirigente
son ocupadas en el 27,9 %, cifra que no guarda relación
con la alta calificación técnica alcanzada por el
sexo femenino. En el sector obrero, dentro de las tareas que son
tradicionalmente tipificadas como masculinas, las féminas
ocupaban el 20,4 % de los trabajadores. Las mujeres representaban
el 61 % de la fuerza técnica del país y el 22,8 %
de las figuras en el parlamento cubano, que es mayor que en
cualquier otro país del mundo en desarrollo, Verdeses, M.
(1994:4).
La mujer cubana y su inserción en la comunidad,
es un tema importante tratado en los estudios de género,
lo que obedece al papel desempeñado por las organizaciones
de las féminas a lo largo de la historia y en especial
después del Triunfo Revolucionario del Primero de enero
del 1959 hasta nuestros días, todas ellas encabezadas y
dirigidas por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). A
partir de 1991 por iniciativa de dicha organización, se
constituyeron las Cátedras de la Mujer en la Universidad
de La Habana y de la Mujer y la Familia en otros Centros de
Educación Superior y Centros de Estudios sobre la Mujer en
la totalidad de los municipios a lo largo y ancho del
país. Para una mejor implementación de su objetivo
crearon comisiones y espacios dedicados a analizar el
comportamiento del género en la sociedad cubana, momentos
de charlas y debates con participantes nacionales e invitados
extranjeros acogidos en sedes como La Casa de las
Américas, la UNEAC y universidades nacionales; estos
intercambios propiciaron también la participación
de las mujeres cubanas en eventos internacionales alrededor del
mundo. (Núñez Sarmiento, M 1974-2001:9)
Para evaluar el desarrollo humano en Cuba,
Castañeda, I y Cols (1999: 12) proponen dos indicadores
que aparecen entre otros, que tratan de medir diferencias de
género. El índice de Desarrollo de Género
que contempla variables relacionadas con la educación, el
ingreso y otros aspectos económicos y la
participación social y el Índice de
Potenciación de Género que evalúa aspectos
relacionados con las brechas en la toma de decisiones y el
poder.
La mayor parte de los estudios e investigaciones sobre
género según Núñez Sarmiento, M
(1974-2001:2), "estaban listos para se publicados en la
década de los 90, década seriamente afectada al
limitar la capacidad de impresión de las imprentas
nacionales, varias llegaron a cerrarse. Dichas investigaciones
trataban de rebasar los marcos de ambos sexos y abordar temas
estrechamente ligados a ellos como el homosexualismo.
En la misma fuente se observa, entre las principales
motivaciones que favorecieron un mayor interés a los
científicos cubanos para trabajar temas concernientes al
género entre los que se encuentran:
1) El afán por la justicia social y contra la
discriminación de que eran objeto, en primer lugar, las
mujeres y, después, los homosexuales.
2) Por imperativo científico.
3) Invitaciones para participar en distintos grupos
multidisciplinarios surgidos en los noventa, que discutían
estos temas entre cubanos y cubanas y con invitadas
extranjeras.
4) Leer a autores extranjeros que escriben sobre
género, conocerles personalmente y colaborar con ellos en
Cuba y en el extranjero." Núñez Sarmiento, M
(1974-2001:9-12)
En particular el trabajador social realiza su actividad
profesional en múltiples y diversas áreas
profesionales y ámbitos de desempeño, siendo una
profesión centrada en la acción social. Detecta y
reconoce las problemáticas sociales y diseña
estrategias de acción de cara a modificar la realidad
social a través de la relación de ayuda a las
personas – en un proceso de prevención y
solución de disfunciones- y la dinamización de
recursos institucionales y comunitarios, con la finalidad
última de aumentar el bienestar. Surge de los ideales
humanistas y democráticos, y sus valores se basan en el
respeto a la igualdad, libertad y dignidad de todo ser humano
siendo los derechos humanos y la justicia social los elementos
constitutivos de la motivación y justificación de
su ejercicio profesional.
Para poder establecer el perfil profesional del
trabajador social desde el enfoque de género hemos
seguido un proceso de elaboración del mismo en base al
análisis de las funciones, tareas, exigencias y
condiciones de trabajo de cada ámbito profesional donde se
insertan, que cuando se relaciona cada uno de estos indicadores
se determinan las carpetas de las competencias de acción
profesional.
Percibir el desempeño de la acción
profesional como una fusión entre principios academicistas
y profesionales, es un criterio que se comparte en este trabajo
que se realiza, porque la mayoría de los estudios
realizados parten del análisis de el desempeño de
acción profesional para perfeccionar un determinado plan
de estudio y efectuar análisis macro y micro curricular.
Sin embargo tomar de referencia la práctica profesional
desde el enfoque del desempeño permite que se
diseñen planes de mejora; para la formación
académica o profesional, que favorezca la
socialización en las comunidades donde se
enmarquen.
El desempeño de acción profesional se
relacionan estrechamente con otros indicadores tales como:
conocimientos, aptitudes, destrezas, habilidades, sociales,
actitudes, habilidades de comunicación, expectativas. Cada
uno de ellos se encuentra ejemplificados en la definición
que indica que un individuo es competente cuando demuestra que
sabe, sabe hacer, sabe ser y sabe estar, es decir posee
competencias técnicas, metodológicas,
participativas y sociales Echeverría (2002).
La utilización del enfoque de género en
dicha investigación nos permitirá formular
estrategias formativas que respondan a necesidades formativas,
laborales y sociales de hombres y mujeres y retomar los saberes
adquiridos a través de la experiencia social.
Cuando nos adentramos a la visión de
género que se tiene respecto a las tareas que debe
desarrollar o no las mujeres y los hombres consideramos muy
necesario conocer las cualidades que les atribuyen nuestras
egresadas a estos, la misma arrojó los siguientes
resultados.
Mujeres:
Sencilla, honesta, disciplinada, dulce, agradable
responsable, profesional, decente, honrada, preparada, buena
esposa, buena madre, sincera debe saber expresarse, tener
buena presencia, sensibilidad humana, responsabilidad,
solidaria, amabilidad, humilde, amiga, desinteresada,
sacrificada, femenina y trabajadora.
Hombres:
Sencillo, fiel, honesto, disciplinado, agradable
responsable, profesional, decente, honrado, preparado, buen
esposo, buen padre, sincero, debe saber expresarse, tener
buena presencia, sensibilidad humana, responsabilidad,
solidaria, amabilidad, humilde, amigo, desinteresado,
sacrificado, varonil y trabajador.
Conclusiones
Se concluyó en el desarrollo de la
investigación que:
1. La antropología es una ciencia que
estudia al hombre en todas sus formas y
naturalezas.2. Los estudios antropológicos
constituyen la base de la organización social en sus
entornos naturales en los diferentes contextos culturales e
históricos.3. El enfoque de género constituye un
importante requerimiento para lograr una mayor calidad en la
profesión del trabajo social, logrando un profesional
competente que responda a las exigencias del contexto
socio-laboral debido a la responsabilidad que poseen en el
desarrollo regional comunitario.4. La visión del Programa de
Trabajadores Sociales sobre el comportamiento,
participación y roles desempeñados por ambos
sexos en la actividad profesional poseen concepciones sobre
género que permite asegurar que las mismas son
adecuadas pues reflejan criterios de equidad en
relación al sexo.
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