- Prólogo
- Introducción
- Símbolos de Chinameca
- Generalidades de Chinameca
- Historia de Chinameca
- Título de Ciudad
- Acontecimientos Sociales
- Cómo llegar a
Chinameca - Ubicación geográfica de
Chinameca - Vías de acceso
- Barrios de Chinameca
- División administrativa de
Chinameca - Gobierno municipal de
Chinameca - Transporte y
comunicación - Riqueza de Chinameca
- La
educación en Chinameca - Instituciones de servicio en
Chinameca - Leyendas, mitos y sustos
- Monumentos y esculturas
- Escritores y poetas
- Música y pintores
- Deportes
- Religión
- Festividades
- Arte
culinario - Costumbres y tradiciones
- Flora
y fauna - Hidrología
- Turismo
- Vivienda
- Personajes
- Bibliografía
Prólogo
Es recorrer paisajes de un pueblo amante de
sus tradiciones y lleno de esperanzas, cuando leemos este hermoso
homenaje que le hace el poeta Francisco Antonio Ramírez a
Chinameca. La pureza de su pluma en el discurrir de un
día, dejando huellas en las calles de su pueblo;
paseandero y amable con el florido jardín de encantos en
las muchachas alegres, nos va llevando de la mano el poeta por
todos los rincones de Chinameca, abrazando con sus recuerdos ese
pequeño pero pujante lar que lleva en su
corazón.
Gran orgullo siente el escritor Francisco
Antonio Ramírez al presentarnos ese caleidoscopio de
imágenes frescas como pinceladas de un magnífico
pintor: Las transparencias de estancias coloniales, los avances
de la modernización, esa atmósfera de la
naturaleza, su exuberante verdor y las bendiciones de la tierra
buena en la cosecha de alimento para su pueblo.
Francisco nos da en este libro una
guía muy completa para conocer esta pujante
población: Su historia, leyendas, el devenir
político, social y su riqueza cultural comprometida con
las nuevas generaciones. Chinameca hace honor en su lucha
permanente, a esa gallarda estrofa en su Himno: "En los
crueles embates del alma / Terremoto / la muerte, el dolor / Ave
fénix de mística alma / Del escombro resurges
mejor". Conozca Chinameca, la Atenas de El Salvador,
es una invitación amorosa y cálida que nos hace
Francisco Antonio Ramírez a sentirnos en nuestra
casa.
Freddy Ramón Pacheco
Introducción
El libro Conozca Chinameca, cuenta
con fuentes documentales y orales (testimonios de personas
nacidas en esta ciudad en el siglo pasado y en el presente). El
objetivo es dar a conocer la riqueza material, cultural y
espiritual que posee la ciudad de Chinameca, y que sirva de
fuente de consulta a la presente y futuras
generaciones.
Su proximidad con la carretera
internacional Panamericana, vías y calles pavimentadas, su
transporte moderno y rápido, hacen de Chinameca una ciudad
próspera, cuna de profesionales, de gente laboriosa y
hospitalaria, que por su ímpetu de trabajo se identifican
con el resto del mundo.
El libro presenta las diferentes etapas y
estampas culturales de sus habitantes, destacándose la
música, el deporte, la pintura, la religión, etc.
También destaca su hidrología, orografía,
paisajes, lugares turísticos y recreativos.
Encontrará una serie de tradiciones
y costumbres, festividades religiosas y sociales; relatos
inéditos (anécdotas, leyendas, mitos y
sustos).
Espero que al leer este libro, conozca las
maravillas y la riqueza de esta pulcra ciudad.
Francisco Antonio Ramírez
Símbolos de
Chinameca
ESCUDO DE LA CIUDAD DE
CHINAMECA
El círculo dentado representa el
trabajo y la relación que tiene con la
industria.
La leyenda "2 de marzo de 1874" fecha en
que Chinameca obtuvo el título de ciudad.
Las 5 estrellas en la parte superior
significan los 5 barrios de la ciudad.
Debajo de las 5 estrellas se destaca "El
Limbo".
En el centro se destaca la figura
arquitectónica de la alcaldía, rodeada por 2
frondosas ramas de café; cada rama tiene 10 hojas a cada
lado haciendo un total de 20 que representan los 20 cantones de
la Jurisdicción.
Este escudo fue aprobado por Acuerdo
Municipal número IV
en el año de 1973.
HIMNO DE CHINAMECA
Coro
Salve tierra, ciudad centenaria
Chinameca tu nombre inmortal
Hoy se graba en tu faz lapidaria
Una historia de amor sin igual
I
Esas cumbres que besan neblinas
Es "El Limbo" soberbio
volcán
Frutos perlas de luz diamantina
Tus cafetos "corona imperial".
Tus heroicos blasones ostentan
Dios, la patria, el trabajo, el
hogar,
Y del tiempo los siglos
presentan
Tu cultura en la luz del saber
II
En tus límpidos cielos
reflejas
Blanco puro y nítido azul
Como emblema de paria que dejas
En tu paso de marcha triunfal
En los crueles embates del alma
Terremoto, la muerte, el dolor,
Ave fénix de mística
alma
Del escombro resurges mejor
III
El progreso, la fama y la gloria
Por tus hijos perdure tenaz
Nuestras ansias proclamen
victoria
Chinameca… Jamás
morirá.
IV
Ensalcemos doquier jubilosos
Esta fecha: de obsequio de Dios
Y que reinen por siempre
dichosos
La ventura, la dicha y la paz
Letra: Rodolfo Garay Pacheco
Música: Jacinto Antonio
Castellanos
Chinameca 2 de marzo de 1974
DIVINO SALVADOR DEL MUNDO
(Patrono de la ciudad de
Chinameca)
Generalidades de
Chinameca
Toponimia: Lugar de chinamas o lugar
de rancherías.
Chinameca está limitado al norte por
el municipio de
Nueva Guadalupe, al oeste con Jucuapa, al
este con San
Miguel y Moncagua y al sur con San
Jorge.
Su nombre significa "lugar de chinamas" en
idioma Pipil
Náhuat.
Su nombre original fue Yusique que
significa "Cerro
Alegre de los Pinos". También
llamada por los indígenas
"Cerro donde canta el
Cenzontle".
Este pueblo fue fundado y habitado por los
indios lenca y
fue conquistado por los pipiles a finales
del siglo XV de
la era cristiana.
El pueblo fue fundado por López de
Velasco en el año de
1549 y en 1571 obtuvo el título de
villa.
Extensión: 77.3
km2.
Altura: 580 mts sobre el nivel del
mar
Población: 22,311 habitantes
(Censo 2007)
Clima: fresco, agradable.
Temperatura promedio:
30ºC-32ºC.
Precipitación Pluvial: 1800
milímetros
Título de ciudad: 2 de marzo
de 1874.
División Administrativa: 20
cantones y 36 Caseríos.
Principales cerros:
Güegüecho (619msnm), Pacayal (1310msnm) y Limbo
(1390msnm).
Turismo: los Ausoles de la Viejona y
la Laguna El
Pacayal.
Tradición culinaria:
totopostes y tustacas.
Historia de
Chinameca
CHINAMECA
Orígenes y
etimologías
Este antiquísimo pueblo, fundado y
habitado por indios lencas, fue conquistado por los yaquis o
pipiles hacia fines del siglo XV de la Era Cristiana, marcando
este núcleo de civilización precolombina la
máxima penetración hacia el oriente de pueblos de
idioma náhuat.
Su nombre vernáculo actual, en
idioma pipil-náhuat, significa "lugar de chinamas", es
decir, "la ciudad", etimología que explica su gran
importancia en los tiempos gentiles. Proviene ese
toponímico, en efecto, de las raíces chinamet,
chinamit, chinamas, ranchos, rancherías, y
ca, sufijo locativo.
Ignoramos cual haya sido el nombre lenca de
este pueblo, pero es muy probable que fuera Yusique, que
aún conserva uno de sus barrios, nombre cuya
etimología es "cerro de los pinos", pues proviene de
yux, pino, ocote, e ique, de tique, cerro,
desinencia de lugar.
Historia
colonial
La conquista de Chinameca y pueblos
indígenas comarcanos fue llevada a cabo por colonos de la
villa de San Salvador, a principios de 1529, quienes,
según el testigo ocular don Pedro Cerón, "fueron a
conquistar la provinzia e tierras que llamaban Popocatepet, que
agora la llaman provinzia de San Miguel, que estaba alzada e de
guerra".
Ese nombre, Popocatepet, que los
españoles daban a la región translempina
salvadoreña, significa en idioma pipil-náhuat
"cerro que humea", de popoca, echar humo, y
tepec, cerro; etimología que alude,
indudablemente, a los ausoles, infiernillos o fumarolas de la
Sierra de Chinameca, en constante actividad, de los cuales los
principales son los de Chambolo, Loma Alta, El Hervidero, La
Vieja, Aguas Tibias, Limoncillos, Choyo y otros.
En 1549 Chinameca tenía unos 600
habitantes.
En 1740 San Juan Chinameca tenía 28
indios tributarios o jefes de familia, es decir, alrededor de 140
habitantes, según el alcalde mayor de San Salvador don
Manuel de Gálvez Corral.
En 1770 este pueblo figura como anejo de la
parroquia de Usulután y con una población de 252
personas distribuidas en 40 familias. Años antes
había residido en esta población, en concepto de
coadjutor, el cura José Simón Severino de Zepeda,
quien había obtenido licencia del ex arzobispo Figueredo,
refiere el arzobispo don Pedro Cortés y Larraz, "para
entender en la fábrica de la Iglesia", quien "tomó
varios bienes de las Cofradias a este efecto y ganó a los
indios para que le cedieran los ejidos del pueblo". "De nada
presentó cuenta – agrega -, pero debiendo suponer que fue
pobre y sin caudal alguno a dicho pueblo, tiene (hoy)
caballerías, tercios de tinta y comercio, y aunque se puso
efectivamente a construir la Iglesia, estando ya adelantada, se
la derribó el Coadjutor (presbítero Nicolás)
Andurain, no averigué con qué orden, pero si con
que pretexto, y fue el que se construyó sin arte y con
peligro de caerse".
Por esta época no había
escuela de primeras letras en Chinameca, pero sí un fiscal
doctrina que enseñaba a los niños aborígenes
la doctrina cristiana.
En 1786 Chinameca ingresó, como
pueblo del partido de San Miguel, en la Intendencia de San
Salvador.
Historia federal
El 12 de diciembre de 1822 Chinameca
presenció la altivez de las tropas republicanas de San
Salvador, a las órdenes del prócer don Manuel
José Arce, ante las tropas imperialistas que capitaneaba
Martínez, quien, "situado en una posición
ventajosísima – dice el testigo ocular coronel
Rafael Castillo – , lo vió impávido (a Arce)
marchar delante de sus filas, siendo ésta la causa por
qué aterrorizado abandonó el campo y se puso en
vergonzosa fuga".
Al crearse el departamento de San Miguel
por Ley Constitucional de 12 de junio de 1824, el pueblo de
Chinameca quedó incorporado en esta unidad de la primera
división administrativa republicana de El
Salvador.
Por Ley del 5 de marzo de 1827 se
creó, desmembrando su territorio del partido de San
Miguel, el partido o distrito de Chinameca, constituido por las
poblaciones de este nombre, Lolotique, Jucuapa, Tecapa, (hoy
Alegría), Zapotitán, Estanzuelas y San
Buenaventura.
El 6 de agosto de 1828 el brigadier don
Manuel de Arzú ocupó la plaza de Chinameca con 1500
soldados federales y destacó al coronel don Vicente
Domínguez en persecución del general don Francisco
Morazán, mientras él se trasladaba a San Miguel. El
10 del mismo mes y año Arzú volvió a ocupar
esta población.
Sucesos posteriores
El 7 de agoste de 1845 el general don
Gerardo Barrios, en vista de que el general hondureño
Santos Guardiola se proponía atacar la plaza fuerte de San
Miguel, con fuerzas muy superiores a las suyas, optó por
evacuar la Metrópoli Oriental y atrincherarse en
Chinameca.
Por Ley de 13 de marzo de 1847, se
ordenó que la sede del distrito judicial de Chinameca se
trasladara al pueblo de Jucuapa; pero por Ley del 13 de marzo de
1848, en vista de que en esta población no existían
cárceles para la custodia de los reos, se ordenó
que la sede del distrito judicial mencionado retornara al pueblo
de Chinameca.
No contentos con esta nueva
disposición, Jucuapa gestionó se le erigiera
nuevamente en cabecera del distrito judicial de Chinameca, lo que
consiguió por Acuerdo Ejecutivo de 5 de diciembre de 1852,
que fue aprobado por las Cámaras Legislativas el 20 de
febrero de 1853, una vez estudiado el dictamen de la
comisión legislativa y los informes favorables del Supremo
Tribunal de Justicia y del Gobernador del departamento de San
Miguel.
El referido Acuerdo de las Cámaras
Legislativas está contraído a que "el pueblo de
Jucuapa sea cabecera del partido de Chinameca en lo judicial,
debiendo residir en él, el Juzgado de 1º Instancia, y
quedando elevado el expresado pueblo al rango de
villa".
Por Ley de 22 de junio de 1865, el antiguo
y extenso departamento de San Miguel se dividió en tres:
los de San Miguel, La Unión y Usulután.
Este último quedó integrado
por los distritos de Usulután y de Chinameca, aquél
tenía por cabecera a la ciudad de ese nombre y éste
a la de villa de Chinameca en lo gubernativo y económico,
ya que en lo electoral y judicial lo era la villa de
Jucuapa.
Las rivalidades entre ambas poblaciones,
Chinameca y Jucuapa, fueron eliminadas en parte por Ley de 4 de
febrero de 1867, que dividió el distrito de Chinameca en
dos: el de este nombre constituido por la villa de Chinameca y
los pueblos de Nueva Guadalupe, San Buenaventura y Lolotique; y
el de Jucuapa, integrado por la villa de esta denominación
y los pueblos de El Triunfo, Tecapa (hoy Alegría),
Tecapàn y Estanzuelas.
La anterior división sólo lo
fue en lo gubernativo y económico, ya que en lo electoral
y judicial, la cabecera de ambos distritos quedó en
Jucuapa.
Título de
Ciudad
En los comedios de la segunda mitad del
siglo pasado la villa de Chinameca era ya una de las más
importantes de la República.
Situado en el ameno valle que forman las
colinas llamadas Las Mesas y El Boquerón, dividida en
cuatro barrios de ladinos, denominados San Juan, Dolores, San
Sebastián y Sangre de Cristo, y otro de indígenas,
Yusique, había alcanzado "adelantos y progresos en el
sentido de la civilización y mejoramiento social y
material", ya que por propios esfuerzos había logrado
"promover el ensanche de las luces, instituyendo planteles de
enseñanza para la juventud de ambos sexos", así
como "el incremento de la agricultura y comercio; la
confección de obras públicas y particulares de
ornato", etc.
En vista de todo ello el Poder Legislativo,
durante la administración del mariscal de campo don
Santiago González, emitió, con fecha 2 de marzo de
1874, el decreto por el cual se otorgó a esta villa el
titulo de ciudad.
Cambio de
Departamento
Por Ley de 14 de julio de 1875, con los
partidos de Gotera y Ozicala, desmembrados del antiguo
departamento de San Miguel, se formó el nuevo departamento
de Gotera (hoy Morazán).
Como el departamento máter quedaba,
en virtud de esta disposición, reducido únicamente
al distrito de San Miguel, por la misma Ley se le anexó el
distrito de Chinameca que pertenecía al departamento de
Usulután, excepto el municipio de San Buenaventura que se
incorporó al de Jucuapa.
El distrito de Chinameca, a raíz de
esa Ley, quedó formado de la siguiente manera: ciudad de
Chinameca, villa de Sesori y pueblos de Nueva Guadalupe,
Lolotique, San Luis de la Reina, Nuevo Edén de San Juan,
Belén, San Antonio y Carolina.
En 1880 se fundó en este distrito el
pueblo de San Rafael.
En 1890 la ciudad de Chinameca tenía
8,460 habitantes.
Otros sucesos
Los valles denominados Arenales, Joya del
Calabozo, Rodeo de Pedrón, Las Zelayas, La Cruz, Hoya
Ancha y Plan Grande, de la jurisdicción del municipio de
Chinameca, se erigieron en pueblo, con el nombre de
Lindo, por Derecho Legislativo de 18 de marzo de
1892.
El nuevo pueblo fue de existencia
efímera, pues se extinguió por Ley de 15 de abril
de 1893.
El hermoso templo parroquial de Chinameca
fue construido a fines del siglo pasado bajo la dirección
del presbítero Eduardo Arguello, y el reloj, que ocupaba
la torre de la derecha, lo importó de Francia don Rosendo
Vásquez.
Desde el 30 de abril de 1908 hasta el 20 de
julio de 1916 los valles de Los Planes, La Cruz y El Jocote, de
la jurisdicción de Moncagua, formaron parte del municipio
de Chinameca, al cual se reincorporaron, definitivamente, por Ley
de 11 de abril de 1918.
"En 1912 – dice don Antonio Cardona
Lazo – el Partido Unionista Centroamericano se
reunió en la ciudad de Chinameca, celebrando algunas
sesiones en el Cabildo Municipal de la ciudad, cedido
cortésmente para el objeto por la
Municipalidad".
Dos de sus antiguos cantones, Joyas del
Zapote y Joyas de Ventura, se le segregaron por Decreto
Legislativo de 10 de julio de 1920, para constituir con ellos un
nuevo municipio: San Jorge.
Ruinas Sísmicas
Chinameca ha sufrido, en varias ocasiones,
las consecuencias derivadas de la actividad de un epicentro o
foco sísmico localizado en el cerro de Limbo.
Las mas desastrosas ruinas que ha padecido,
a merced de los temblores, son tres: 1ª) la de diciembre de
1838; 2ª) la del 2 de octubre de 1878, ocurrida como a las
seis de la tarde, que ocasionó incontables daños
materiales y victimas; y 3ª) la pavorosa catástrofe
del 6 de mayo de 1951; que convirtió en escombros a la
floreciente ciudad, en unión de Jucuapa , San Buenaventura
y Nueva Guadalupe, causando muchos muertos y heridos, doloroso
suceso que originó el Decreto Legislativo de 5 de junio
del mismo año, en virtud del cual se ordena que es de
utilidad pública y de urgente necesidad la
fundación, en el valle de la Esperanza, de una nueva
ciudad, que amalgame a las destruidas por el terremoto
mencionado.
(Tomado del libro "El Salvador: Historia de
sus pueblos, villas y ciudades" del Historiador
salvadoreño Jorge Lardé y Larín)
Decreto Legislativo
Decreto Legislativo de 2 de maro de 1874
otorgando el titulo de ciudad a la villa de Chinameca
El Presidente de la República del
Salvador, á sus habitantes, sabed: que el Poder
Legislativo ha decretado lo que sigue: La Cámara de
Diputados de la República de El Salvador.
CONSIDERANDO:
1º __ Que es un deber del Soberano
asignar á las poblaciones el lugar que les corresponde
según sus adelantos y progresos en el sentido de la
civilización y mejoramiento social y material.
2º__ Que la Villa de Chinameca en el
Departamento de Usulután a virtud de sus propios esfuerzos
en promover el ensanche de las luces, instruyendo planteles de
enseñanza para la juventud de ambos sexos; el incremento
de la agricultura y comercio; la confección de obras
públicas y particulares que forman el ornato de su
población, se ha hecho acreedora á que por esta
Honorable Cámara sea colocada en la categoría de
Ciudad, que su representante el Diputado Ochoa
solicita,
DECRETA:
Artículo único. — Se
confiere á la Villa de Chinameca el titulo de
Ciudad.
Dado en el salón de sesiones de la
Cámara de Diputados: San Salvador, marzo dos de mil
ochocientos setenta y cuatro.
Al Senado. – Manuel Olivares,
Diputado Presidente. – Rodrigo Peña, Diputado
Secretario. – Rafael Ayala, Diputado Secretario.
Salón de sesiones de la
Cámara de Senadores: San Salvador, marzo tres de mil
ochocientos setenta y cuatro.
Al Poder Ejecutivo. – Teodoro Moreno,
Senador Presidente. – José de J. Velásquez,
Senador Secretario. – Nicanor Herrera, Senador
Secretario.
Casa de Gobierno: San Salvador, marzo
cuatro de mil ochocientos setenta y cuatro.
Por tanto: ejecútese.
S. González.
Por ausencia del Secretario de
Estado
en el Departamento de
Gobernación,
el Subsecretario;
Francisco E. Galindo
Tomado de "Leyes de
1874"Recopilación de Leyes relativas a la Historia de los
municipios de El Salvador.
LEYENDA DE SHÚRI
CACIQUE DE CHINAMECA
(YUSIQUE)
Según el historiador
salvadoreño, Jorge Lardé y Larín, narra la
leyenda de "Shúri" y nos dice "Las historias escritas no
hablan del valiente cacique "Shúri", altivo señor
de Yusique y héroe de la porfiada resistencia que los
lencas de la sierra opusieron a las denotadas huestes del
visitador Diego de Rojas, a principio de 1530. Sin embargo, su
nombre corre en la tradición y en la leyenda, nimbado por
los fulgores del más puro patriotismo, como el del insigne
gladiador que luchó por exterminar a los invasores que
levantaban la Cruz, no como símbolo de redención y
de paz sino como símbolo de esclavitud e ignominia. Era
Yusique, que en lenguas de indios significa "Cerro o
montaña de pinos". Yusique proviene de dos raíces
lencas: yux, ocote, pino; y tique, cerro, montaña,
localidad. Una población próspera y floreciente.
Fundada en tiempos muy antiguos, los pochtecas o mercaderes
pipiles la llamaban Chinameca, o "La ciudad", a causa de la
concentración de sus templos, palacios y casas.
Fortaleza inexpugnable, su defensa estaba
confiada regularmente a 400 soldados, aguerridos y crueles. En
esta ciudad reinaba "Shúri", que en idioma lenca quiere
decir "Ardilla", los indios solían ponerse nombres de
animales. Shúri era un cacique de unos treinta
años, delgado, casi podríamos decir endeble; pero
con la agilidad del jaguar, la versatilidad del venado, la
flexibilidad del arco, Shúri se imponía, más
que por la fuerza bruta, por su recia personalidad, mirada
penetrante, inteligencia sutil, valentía y astucia
insuperable, firmeza de carácter, animosidad en las
empresas que acometía. Además, estaba agraciado con
el don de la palabra y con el raro magnetismo, que tipifica a los
caudillos.
Todo esto explica por qué, durante
la edad de los conquistadores, mantuvo a raya a los
españoles de la Villa de San Salvador, defendiendo su
suelo nativo, desde las riberas impetuosas del Lempa hasta la
cima enrojecida del Chaparrastique, con un arrojo y tenacidad
ejemplares. En efecto: dice Pedro Cerón, vecino de San
Salvador y testigo ocular de los sucesos, que en los albores de
1529 se generalizó la lucha armada, pues los
españoles "Fueron a conquistar la provincia y tierras que
llamaban Popocatepec, que ahora la llaman provincia de San
Miguel, que estaba alzada y de guerra".
Con el nombre de Popocatepec, que en idioma
Nahuat o pipil proviene de las raíces significa "sierra
que humea". Popocatepec en idioma nauta o pipil proviene de las
raíces popocat, vapor de agua, humear;
Tepic, cerro, montaña (sufijo locativo), los
españoles de la temprana mitad del siglo XVI designaban al
macizo montañoso de la región translempina oriental
salvadoreña, es decir a la sierra de Yusique o de
Chinameca, donde están las fumarolas, infiernillos o
ausoles de Chambolo, Loma Alta, El Hervidero, La Vieja, Aguas
Turbias, Limoncillos, Choyo y otros.
A fines de ese mismo año y a
principios de 1530, la situación de los vecinos de San
Salvador, se había tornado desesperante. Por una parte,
los cuscatlecos, que los habían obligado a evacuar el
Valle de las Hamacas y refundar la colonia en el árido
Valle de la Bermuda, cerca de Suchitoto.
Donde las tempestades y otros
fenómenos atmosféricos hacían insufrible la
vida comunal, se mantenían en la ofensiva capitaneados por
Atlacatl "el joven". Por la otra, el rio Lempa constituía
una barrera cada día más inquebrantable para la
conquista del oriente, no tanto por la dificultad de propasar su
curso, cuanto porque los guerreros de "Shúri"
hacían fracasar todos los esfuerzos a favor del
sometimiento de aquellos pueblos al real dominio.
Por esa época llegó a San
Salvador, con procedencia de Guatemala y enviado por el
capitán Francisco de Orduña, el Visitador Diego de
Rojas, quien dispuso eliminar la resistencia porfiada y tenaz del
señor de Yusique. – Si queréis las riquezas
del oriente – dijeron al Visitador los caciques pipiles de
Shúri Suchitoto y pueblos vecinos -, destruid a
Shúri.
Siguiendo este consejo, el capitán
Rojas organizó una expedición armada compuesta de
15 jinetes, y centenares de indios auxiliares, y se
dirigió al rio grande de Lempa, "Uno de los mayores apunta
el cronista regnícola Antonio de Herrera que hay en
aquellas comarcas, y que no se badea; por lo cual los indios se
hacían fuertes en la otra ribera; y cuando los
españoles intentaban pasar, lo defendían, y sobre
esto agrega solían herir a muchos cristianos".
Rojas comprendió, en esa
campaña, que el paso del Lempa era empresa difícil
y que no podía ejecutarse, con el auxilio de una sola
canoa. Ordenó, en consecuencia, que derribaran cinco
corpulentos ceibos, llamados por los lencas uatím, y con
los troncos de ellos construyó igual número de
hermosas embarcaciones, capaces, no solo de transportar con
éxito a los combatientes, sino también a los
caballos. La travesía del Lempa fue ardua tarea, pues los
indios fustigaron a los invasores desde que estos iniciaron la
operación. "Con todo esto refiere Herrera, porfió
tanto Diego de Rojas, que pasó en canoas, aunque le
hirieron veinte castellanos, los cuales pelearon gran espacio de
tiempo, resistiendo siempre los indios, hasta que puesto en
desorden y huida, se fueron a recoger a un peñol, a donde
se juntó la tierra, y allí los tenían
sitiados".
Efectivamente, los lencas de Yusique,
unidos a los de Lolotique, Oromontique ,Mechotique y otros
pueblos comarcanos desaparecidos, hicieron frente, decididos a
morir antes que rendirse a los osados y temibles conquistadores
blancos. "Se juntó toda la tierra", dice el cronista
Herrera para significar que, en el peñol de Yusique, se
reconcentraron las fuerzas coaligadas de los indios
lencas.
Diego de Rojas era soldado de nobles
sentimientos y buscó medios pacíficos para dirimir
la contienda. Envió en efecto, mensajeros a
"Shúri", con la esperanza de que este depusiera su actitud
hostil. Deponed las armas. Rendid vasallaje al Rey de Castilla.
Adorad la Cruz. Si no, os harenmos la guerra hasta el exterminio,
dijeron los emisarios de Rojas. No me asusta la guerra ni me
atemorizan las amenazas. "Nací guerrero y guerrero he de
vivir y morir", respondió el cacique lenca.
Contrariado Diego de Rojas por esa
respuesta, ordenó un ataque a muerte contra los defensores
del peñol; pero tanto la caballería como la
infantería española se estrellaron ante el tupido
boscaje, y las trampas y otras defensas. Rendíos o
moriréis, dijeron a Shúri los nuevos
emisarios.
Decid al hombre blanco, contestó,
que moriremos todos antes que rendirnos. El sitio se
prolongó por varios días, y durante las noches, los
lencas asustaban a los caballos con sus antorchas de yux (ocote)
y con otros artificios desvelaban a los sitiadores. Por
última vez, Rojas envió mensajeros con esta orden:
Entregad vuestras armas. Jamás hemos entregado nuestras
armas a las mujeres, fue la respuesta de "Shúri". Ante
aquella ofensa, que hirió hondo el honor castellano, la
disputa sólo podía tener términos mediante
una rápida y brillante victoria militar.
Herreras en su DECADAS, continúa
así el relato: "Pasó un mes que el capitán
Diego de Rojas tenia sitiados a los indios del peñol,
hablando ya en conciertos, se halló que era trato un
falso, porque estaban acordados con los indios amigos que andaban
con Diego de Rojas, para que en buena coyuntura saliesen los de
dentro a dar en los cristianos, y que al mismo tiempo los
acometiesen también los indios del ejercito (indios
auxiliares), que cuando Dios no lo remediara, por el cuidado de
Diego de Rojas, que era capitán diligente, no quedara vivo
ningún castellano".
"Descubrió un indio que le
servía, por que como hombre blando y que lo trataba bien,
y a todos los que andaban con él lo amaba. Sabido, pues,
el punto en que se había de ejecutar lo concertado, que
era el día siguiente. Diego de Rojas hizo prender a todos
los caciques (del ejercito amigo), y aunque puso cuidado, para
que no sabiendo los del peñol, saliesen a pelear, como lo
había determinado, y hallándole apercibido les
pudiese dar una buena mano, fue imposible, y así no
salieron", porque el astuto "Shúri", no descansaba en
buscar medios para derrotar a los españoles, fue avisado
de esa traición.
En vista de que los lencas del peñol
de Yusique, no irrumpían en el campamento castellano, como
era lo acordado, Diego de Rojas comprendió que
"Shúri" estaba sabido del asunto. Entonces, presos los
caciques y señores principales amigos, "recibió su
información, confesaron el caso, y que después de
ejecutado su propósito, pensaba acometer la Villa de
Cuscatlán (San Salvador) y matar a los castellanos que
había en él".
"Hizo justicia de los presos", apunta
lacónicamente el historiador regnícola, para
significar que mató a todos los príncipes
comprometidos en la conjura. La noticia de la ejecución
llegó a oídos de los defensores del peñol.
Los caciques de Mechotique, Oromontique y de otros pueblos lencas
se pronunciaron por la rendición incondicional… No
queremos más guerra, dijeron: queremos paz visiblemente
contrariados por la debilidad de sus compañeros de armas
"Shúri" díjoles: "vergonzoso, nobles
señores, es rendir las armas. Si vosotros aceptáis
el vasallaje, nuestras mujeres y nuestros niños
ocuparán vuestros lugares".
A pesar de estas palabras, temerosos de
morir también en la hoguera, "determinaron de rendirse,
dice Herrera, y tratándose el concierto fue avisado el
capitán Diego de Rojas, que había otros castellanos
en la tierra y que eran muchos, y que estaban dos jornadas de
allí (unas 10 leguas), y pareciéndole cosa muy
nueva determinó de irlos a reconocer con cuatro caballos y
cuatro peones", más un buen número de indios
auxiliares.
Era el ejército de Pedrarias
Dávila, gobernador de Tierra Firme, quien había
enviado a las órdenes del feroz capitán
Martín de Estete a conquistar el ultralempa oriental. San
Miguel de la Frontera.
Estete traía 90 jinetes, 110
infantes y obra de 4,000 indios amigos chorotegas, "que en
llegando Diego de Rojas, le prendieron con sus
compañeros". "Algunos de los indios que llevaba Diego de
Rojas, viéndole preso, relata el mismo cronista, huyeron y
dieron aviso en la villa y a los de su ejército (que
sitiaban el peñol de Yusique), los cuales se retiraron
luego a San Salvador". La retirada del ejército
español fue un triunfo rotundo para "Shúri", cuyo
prestigio y fama resonó por todos los caseríos y
ciudades de "la sierra que humea". A partir de entonces, todos
los señores le rindieron vasallaje, obediencia y respeto,
y así pudo por muchos años, con soldados valientes
y aguerridos, resistir con éxito la penetración del
hombre blanco.
No se sabe cuál fue el fin del
cacique "Shúri", el soldado infatigable y experto jefe
militar, que hizo nugatorios los esfuerzos del visitador Diego de
Rojas en 1530 y que mantuvo enhiesto el pendón de la
dignidad y de la hidalguía desde lo alto de los picachos
de "la sierra que humea", pero la leyenda, la leyenda que vuela
en alas de la fantasía, dice que in domeñable y
altivo anda errante por los bosques, quizás como
vigía sempiterno de su pueblo, tal vez como símbolo
de la libertad y de la grandeza de una nación que se
hundió trágicamente envuelta en los fulgores
inmarcesibles de pretéritos siglos…/ (Tomado del
libro:"Crónicas de San Miguel" del Historiador Gerardo Von
Santos)
LEYENDA DE HUISTALUCXILT
Es una narración alegórica
del historiador migueleño Gerardo Von Santo que nos cuenta
que: Todos los pueblos antiguos tuvieron sobre su origen relatos
que constituyen sus tradiciones y costumbres. Los padres la
contaban verbalmente a sus hijos, transmitiéndose
así a la posteridad, más o menos alteradas y,
mescladas con fabula y mitos. Más tarde aparecieron sabios
que recogieron por escrito las tradiciones orles de los pueblos y
dieron origen a las leyendas escritas que han llegado hasta
nosotros.
Aunque en estas leyendas haya un fondo de
verdad, no debe fiarse mucho de semejantes documentos, por lo
cual se ha formado una nueva ciencia, la critica
histórica, que tiene por objeto examinar y comprobar las
leyendas y relatos antiguos para descubrir la exactitud y verdad
que contienen dichos relatos. En los pueblos indígenas
eran muy corrientes las leyendas que a veces tenían por
objeto explicar el origen de ciertas cosas, cuando no
había otro medio de dar razón de ellos:…
"Güistaluzzitt o Huistalucxilt, de cuya existencia real se
duda".
Según la leyenda "era un guerrero
ágil, enérgico, defensor de los yaqui que habitaban
en la meseta central de TECAPA (hoy ciudad de Alegría),
que combatió a los conquistadores españoles, los
capitanes Pedro de Alvarado (1526), Diego de Rojas en la batalla
del Rio Lempa (1529), capitán de lancero Luis Moscoso
cuando este fue a fundar a la Villa de San Miguel de la Frontera
(1530) y capitanes Juan Quintanilla y Martin de Estete en
(1539).
Cuando los Conquistadores españoles
montaron un operativo militar para dar captura al indómito
guerrero, este al darse cuenta de tal persecución, huye
junto con varios de sus compañeros de guerra y miembros de
la nobleza para no caer prisionero. Huistalucxilt, ante la
imposibilidad de continuar la liberación de su pueblo y de
la provincia de Chapanastique o provincia de Chaparrastique,
decide suicidarse, no sin antes de dar consejos y despedirse de
sus guerreros que le habían servido fielmente. Se
desempeña desde la cima del volcán de San Miguel;
desde entonces el volcán permanece en actividad
sísmica, como un latido de los sufrimientos
indígenas que padecieron bajo el yugo de la esclavitud,
impuesta por los españoles. Luego vino toda la provincia
indígena para darle el último a dios al noble y
bravo adalid que había guerreado por la causa de la
libertad de los suyos. El historiador migueleño Dr.
José Antonio Cevallos, en su libro "Recuerdos
Salvadoreños". Editado en 1891, nos refiere que el
último cacique de la provincia de Chaparrastique fue el
aguerrido Güistaluzzitt, que en este pueblo indiano de San
Miguel fundó Don Luis de Moscoso, en 1530.
Jorge Larde y Larin, no concuerda con la
teoría de Cevallos y nos dice "el se ha inventado en su
libro el párrafo al cacique "Güistaluzzitt y ha
acuñado esa forma de escritura que es una burda
corrupción del vocablo Hoitzilozitl, que en idioma azteca
o náhuatl de México es el nombre del árbol
que produce el curativo bálsamo". En tanto, el padre
Juarros en sus escritos menciona a Huistalucxilt o
Güistaluzzitt de Cevallos.
La importante interrogación ha
suscitado a través de centurias, una prolongada y
empeñada discusión entre muchos historiadores:
Jorge Larde, Jorge Larde y Larin, José Antonio Cevallos e
Ignacio Barberena, sobre la veracidad y existencia de los
caciques "Atonal", "Atlacatl", en la provincia central de
Cuscatlán y "Güistaluzzitt", "Celota, "Masule" y
"Shuri" en la provincia de Chaparrastique (San Miguel de la
Frontera). Según el historiador Dr. Barberena, el nombre
de Huistalucxilt está formado de cinco raíces
quiche VU o GU "Arrullar", ITZ "Hechicero", TAL "Dividir,
esparcir", UZ "Mosquito", y ZIT "Avispa que pica fuerte". Agrega
del Dr. Barberena, que VU-ITZ-TAL-UZ-ZIT quiere decir "El
güis que espanta los mosquitos y las avispas" es decir, una
especie de ACOR, divinidad invocada contra las moscas".
Mitología guerrera contra los invasores
españoles.
El historiador migueleño Gerardo Von
Santos, apoya la teoría de Cevallos, Barberena y del padre
Juarros en cuanto a la existencia real de Güistaluzzitt o
Hoitzilozitl y nos dice: "Y con ellos salieron una partida de
guerreros yaqui, hacia fines del siglo XV de la Era Cristiana, al
frente con Hoitzilozitl cacique de TECAPA (Alegría), a la
conquista de Yusique (Chinameca), habitada por tribus lencas. La
leyenda cuenta cuyo cacique era "Shúri" y toda la gente de
guerra con él vino de repente contra ellos a defender sus
casas, cerros, montañas, ríos, y hermosas
doncellas.
Pero tal era la fuerza de Hoitzilozitl de
Tecapa y destruyeron a Yusique todo cuanto en ella había,
destruyéndolo todo. Así mismo conquistaron a varios
poblados de la Provincia de Chapanastique (Chaparrastique).
"Shúri" envió por delante mensajeros con ricos
presentes y hermosas doncellas hijas de nobles. Hacen la paz con
Hoitzilozitl, cacique de TECAPA y de toda la Provincia de
Chaparrastique, se hacen aliados, juntos organizan la tropa para
la próxima guerra contra los hijos de Tonathiú
(Pedro de Alvarado), conquistadores españoles en la ribera
del rio Lempa, llanura de Ocelotlán (Usulután),
ribera del rio Grande de San Miguel y mas allende del rio
Goascorán, hasta la provincia de Malalaca provincia de
Choluteca, en Honduras.
Así es la leyenda de Hoitzilozitl de
Von Santos y "Shúri" de Larde y Larin. Fueron muy
engrandecidos delante de todos los pueblos fundados y
conquistados por los yaquis de TECAPA. La antiquísima hoy
ciudad de Alegría.
(Tomado del libro "Crónicas de San
Miguel", por Lic. Gerardo Von Santos, 2006)
Exterior del templo de la Iglesia San
Juan Bautista destruida en el terremoto de 1951
Foto 1909
Fuente: Foto Rivas
En la inauguración del templo de la
iglesia San Juan
Bautista, se celebró una misa en la
que participaron (De
izquierda a derecha): el Padre Pedro, Padre
Romero,
Padre Rodas y el Padre Ventura.
Fuente: Foto Rivas
Acontecimientos
Sociales
BAUTISMO.
Anteriormente se practicaba derramar el
agua sobre la cabeza del recién nacido sin presencia de un
sacerdote, en ese tiempo cualquier persona podía hacer las
veces de sacerdote en relación al sacramento.
En la actualidad, se lleva al recién
nacido a la iglesia católica. Para este rito, se buscan
padrinos para el niño o niña que se
bautizará.
Las personas buscan hacerlo en los
días feriados o domingos
LOS MUERTOS.
Se dice que cuando muere un niño o
niña, los parientes o acompañantes le cantan los
Parabienes, que son canciones sentimentales y de alegría
acompañados por uno o varios músicos originarios
del mismo cantón.
En el tiempo de antes, en los cantones, si
el difunto era demasiado pobre, se construía un tapesco de
varas de maicillo que hacía las veces de depósito
mortuorio para enterrarlo; si las personas que fallecían
tenían una situación económica mejor, aunque
no los sepultaban en cajas, lo hacían en un
depósito de mejor calidad a la de los tapescos
comunes.
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