Monografias.com > Uncategorized
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Sistema de acciones para la divulgación de la causa de los Cinco Héroes en la Universidad de Ciego de Ávila (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

En la década del noventa, alentados por el
derrumbe del campo socialista, grupos terroristas intensificaron
sus actividades contra Cuba. Era, según sus criterios, la
tan esperada hora para crear el caos final, aterrorizar al
pueblo, desestabilizar la economía, dañar la
industria del turismo, fomentar la crisis y dar el golpe de
muerte a la Revolución Cubana.

¿Qué podía hacer Cuba para
defenderse y estar prevenida de los planes terroristas en su
contra? ¿Qué podía hacer en aras de evitar
un conflicto de mayor magnitud? ¿Qué opciones
tenía para salvaguardar la soberanía y la seguridad
de sus hijos?

Una de las formas posibles de impedir los actos brutales
y sangrientos, de evitar que el sufrimiento creciera con
más muertes, era actuar en silencio.

No quedó otra alternativa que contar con hombres
que -por amor a una causa justa, por amor a su Patria y a su
pueblo, por amor a la paz y a la vida- estuvieran dispuestos a
cumplir, voluntariamente, ese honroso deber en contra del
terrorismo. Alertar del peligro de agresión.

Prevenir un conflicto que sembrara dolor en nuestros
pueblos, ha sido el objeto de mis actos y la razón de mi
deber, como lo ha sido para mis compañeros.

No hemos actuado por dinero ni por rencor. Ninguno de
nosotros ha tenido la idea de hacer daño al noble y
laborioso pueblo americano. No lesionamos la seguridad nacional
de este país. Ahí están los récords
de la Corte. Los que duden, examínenlos y
encontrarán la verdad.

Los bestiales ataques terroristas contra el Centro
Mundial del Comercio y el Pentágono del 11 de septiembre
pasado, llenaron de indignación a quienes amamos un mundo
de paz. La muerte sorpresiva e insólita de miles de
inocentes ciudadanos de este pueblo nos sembró un profundo
dolor en el corazón.

Nadie niega que el terrorismo es un fenómeno
inhumano, despiadado y repugnante, y debe ser exterminado con
urgencia.

"Para alcanzar la victoria se debe tener a
disposición la mejor inteligencia posible". "Se requiere
unidad para fortalecer las agencias de inteligencia, para
así conocer los planes antes de que sean perpetrados y
detectar a los terroristas antes que ataquen."

Esas dos afirmaciones no fueron hechas por el Presidente
de la República de Cuba, nuestro Comandante en Jefe Fidel
Castro, sino por el Presidente de los Estados Unidos de
América, a raíz de esos horrendos ataques. Me
pregunto y me vuelvo a preguntar: ¿Esas afirmaciones no
tienen valor para Cuba, que es víctima del
terrorismo?

Precisamente eso es lo que Cuba ha hecho para intentar
poner fin a ese flagelo, que también por tantos
años ha azotado su territorio y martirizado a su
pueblo.

Su Señoría:

hubo un "juicio",lo sabe esta
Sala;convivimos y velamosdías repletos de
declaraciones,testimonios,indicios,evidencias,argumentos,mociones,compromisos,dudas,injurias,falacias,deliberaciones…No
vengo hoy aquí a justificar nada,vengo a decirla
verdad."Sólo con ella estoy comprometido".

Acuerdo, no hubo otro que no fuera el compromiso
de ser útil al mundo, de servir a una causa valedera
llamada humanidad y también Patria.

Intención, no hubo otra que no fuera la de
evitar la insensatez y el crimen, y salvar la flor viva de la
muerte fortuita, brusca, vana y prematura.

No se traspasó. No se ultrajó. No se
ofendió.

No se hurtó. No se engañó. No se
defraudó.

No se intentó ni se cometió
espionaje.

Nadie nunca me pidió buscar información
clasificada alguna. Aquí en esta Sala lo confirmaron las
declaraciones de testigos, no sólo de la Defensa, sino de
la propia Fiscalía.

Léanse los testimonios del General Clapper, de
Joseph Santos, del General Atkinson, por citar algunos, y se
confirmará lo que con total honestidad digo.

Tal como vinieron a este recinto Dalila Borrego, Edward
Donohue, Tim Carey, pudieron asistir muchas personas para
explicar cómo era mi vida; para exponer qué
hacía cada día. En cambio, en mi contra nadie vino,
ni sería posible hallar persona alguna que, con
sinceridad, señalara una falta en mi conducta ante la
sociedad.

Yo amo la Isla donde crecí, me eduqué, y
en la que viven mi madre, uno de mis idolatrados hijos y muchos
otros de mis seres queridos y amigos; también amo a este
país en el cual nací, donde en los últimos
10 años de mi vida he dado y recibido verdaderas muestras
de amor y solidaridad.>

Tengo la certeza de que es inevitable, no sólo un
puente de amistad entre ambos pueblos, sino entre todos los
pueblos del mundo.

Le corresponde a usted, Su Señoría, dictar
Sentencia en este largo y tortuoso juicio.

¡Júntense pruebas y
evidencias!Voces dirán que no
existen.¡Tómense hechos y argumentos!Voces
dirán que no imputan.¡Léanse casos y
testimonios!Voces dirán que no es posibleculpar a estos
hombres.Voces que salen del propio corazón.Voces que
llevan el vigor de lo justo.Voces que no quisieron ser, o que no
fueronescuchadas por un juradoque no pudo impartir
justicia.

¡Se equivocaron! Su veredicto fue un sacrilegio.
Pero teníamos conciencia, desde un inicio, de que
tratándose del tema de Cuba, era Miami un lugar imposible
a tal propósito.

Ha sido este, por encima de todo, un juicio
político.

En lo personal, no tengo otra cosa que pedir:
sólo justicia, por el bien de nuestros pueblos, por el
bien de la verdad. Una sentencia justa, libre de ataduras
políticas, plena, hubiera sido un importante mensaje en
este trascendental momento de lucha contra el terrorismo.
Permítame reiterar que nunca he hecho daño personal
a nadie ni causado daño material alguno. Nunca he
intentado realizar acción que pusiera en peligro la
seguridad nacional de Estados Unidos.

Si se me pidiera una cooperación similar,
volvería a hacerlo con honor. En este momento viene a mi
mente con fuerza y pasión un fragmento de una carta que el
general cubano Antonio Maceo, quien luchó por la
independencia de Cuba en el siglo XIX, le escribió a un
general español:

"No hallaré motivos para haberme desligado
para con la humanidad. No es pues una política de odio la
mía, es una política de amor; no es una
política exclusiva, es una política fundada en la
moral humana."
(Fin de la cita.)

Por su sentencia, mis entrañables hermanos y yo
deberemos guardar una injusta prisión, pero desde
allí no descansaremos en la defensa de la causa y los
principios que hemos abrazado. Llegará el día que
ya no vivamos en la zozobra del temor y la muerte, y en ese
día de la historia, se verá la justicia real de
nuestra causa.

Su Señoría:

¡Han pasado muchos meses y días de un
encierro injusto, rudo y horrible!

A veces me he preguntado, ¿qué es el
tiempo? Y como San Agustín me he respondido: "Si me lo
preguntan no lo sé. Pero si no me lo preguntan, yo
sí lo sé." Horas de soledad y de esperanzas; de
reflexión ante lo injusto y ruin; eternos minutos donde
arden los recuerdos: ¡Recuerdos hay que queman la
memoria!

Tomo versos de Martí, para esta última
página, que anoté en el diario de mis largos
días:

"He vivido: al deber juré mis
armasy ni una vez el sol dobló las cuestassin que mi lidia
y mi victoria viere…"
(Versos libres)

Y cito en esta Sala al poeta uruguayo y
universal Mario Benedetti:

"…la victoria estará como
yoahí nomás germinando…"

Porque al final reposaremos libres y victoriosos frente
a ese Sol que hoy nos ha sido negado.

Gracias.

Antonio Guerrero Rodríguez

Alegato presentado por Gerardo Hernández
Nordelo en la vista de sentencia celebrada el 12 de diciembre de
2001   

Su señoría:

Quisiera antes que todo expresar unas breves palabras de
agradecimiento a un grupo de oficiales del gobierno federal que
laboraron durante nuestro largo y complejo juicio dentro y fuera
de esta sala. Me refiero a los traductores, estenógrafos,
alguaciles y demás asistentes, quienes en todo momento
demostraron un alto nivel ético profesional.

Es justo expresar también de forma pública
nuestro más profundo agradecimiento a los abogados que tan
magistralmente nos representaron y a todas las personas que los
asistieron en tan difícil tarea.

En aras de no malgastar su preciado tiempo pretendo ser
lo más breve posible. Somos cinco los defendidos en este
caso y compartimos muchos criterios y opiniones, por lo que
evitaré hacer referencia a importantes aspectos que
sé que ellos querrán abordar en sus
intervenciones.

Por otra parte, se requeriría demasiado tiempo
para señalar cada una de las inconsistencias de la
Fiscalía y sus testigos, cada uno de sus esfuerzos por
utilizar y a veces manipular pequeñas porciones de la
evidencia y tratar de ignorar la mayor y esencial parte de la
misma.

No alcanzarían estos minutos para destacar todos
los intentos de los señores fiscales por hacer que el
Jurado se guiara por sus emociones y prejuicios más que
por los hechos y las leyes; tampoco habría tiempo para
señalar cada una de las razones que hacen de este un
proceso eminentemente político. Y además, puede que
no sea necesario, porque nadie conoce mejor que Usted lo que
realmente ocurrió en esta Sala entre diciembre del
año 2000 y junio del 2001. No obstante, existen algunos
elementos que no se deben pasar por alto.

Quienes desconocen cómo se ha comportado
históricamente el sector más radical de la
comunidad cubana de Miami, quienes no ven la televisión en
español ni escuchan la llamada "Radio Cubana", tal vez
pudieran haber pensado honestamente que nosotros podríamos
tener un proceso imparcial y justo en esta ciudad.

Lamentablemente hay muchas realidades que el pueblo
norteamericano aun desconoce.

Nosotros, desde el instante preciso en que se nos
negó la posibilidad de realizar el juicio fuera de Miami,
no albergamos la más mínima duda sobre cuál
iba a ser el resultado.

Sería deshonesto no reconocer que en la medida en
que el proceso avanzaba y teniendo en cuenta los contundentes
argumentos y evidencias de la defensa, unido a la
actuación a veces desesperada de la Fiscalía y a
las reacciones de la propia prensa, por momentos llegamos a
pensar que lo que parecía imposible en esta comunidad tal
vez ocurriera. Pero el Jurado, con su rápido e
inequívoco veredicto, hizo realidad nuestro primer
pronóstico. Después de seis meses de complejo y
agotador proceso, con decenas de testimonios y extensas
evidencias, necesitaron sólo unas pocas horas para, sin
siquiera hacer una pregunta o expresar una duda, alcanzar un
veredicto unánime.

Bastaría con leer las declaraciones que hizo a la
prensa la figura principal de ese Jurado para comprender que
nunca tuvimos la más mínima oportunidad y que
influyeron más los prejuicios o las últimas y
engañosas palabras de los señores fiscales que los
argumentos que se escucharon aquí durante medio
año.

Y cuando hago referencia a las actitudes
engañosas de la Fiscalía no pretendo hacer una
acusación irrespetuosa o sin fundamento.

Como expresé antes, no alcanzaría el
tiempo para señalar todos los ejemplos. Baste recordar que
la persona encargada de traducir la mayor parte de las evidencias
utilizadas por la Fiscalía y quien fue presentada como
experta en su especialidad, aseguró ante esta Sala que la
palabra "plastilina" del español se utiliza para referirse
al explosivo plástico, cuando cualquier niño
hispano conoce, sin necesidad de ser experto, que la única
plastilina de nuestro idioma es lo que en inglés se conoce
como "molden clay". Dicho sea de paso, el documento de la
mencionada plastilina fue utilizado y reutilizado una y otra vez
de forma alarmista por los señores fiscales, aún
conociendo, porque lo conocen, que no tiene nada que ver con
ninguno de los cinco acusados.

Resulta igualmente ridículo que en un juicio a
quienes se acusa de ser peligrosos espías y de atentar
contra la seguridad nacional, la parte acusadora hiciera
hincapié de forma reiterada en un supuesto incidente
ocurrido en Cuba con un taxista del principal aeropuerto de ese
país, en momentos en que la isla acababa de sufrir una ola
de atentados terroristas. Me pregunto cuántos taxistas en
estos mismos momentos estarán siendo observados por el FBI
en aeropuertos de los Estados Unidos, no sólo por
manifestar su descontento con el Gobierno, sino probablemente por
sólo usar turbantes. Y es que para comprender las
actitudes de un país o sus ciudadanos es necesario vivir,
o sufrir, sus realidades cotidianas. El mencionado incidente, por
inconcebible que parezca, no escapó ni siquiera al informe
del P.S.I, aún cuando nadie sabría explicar
qué relación puede tener con los delitos que se me
imputan.

Ya que he mencionado el reporte del P.S.I, me
gustaría hacer referencia brevemente a unas palabras que
escribí para el mismo (y cito): "Cuba tiene derecho a
defenderse de los actos terroristas que se preparan en la Florida
con total impunidad a pesar de haber sido históricamente
denunciados por las autoridades cubanas. Es el mismo derecho que
tienen los Estados Unidos de tratar de neutralizar los planes de
la organización del terrorista Osama Bin Laden que tanto
daño ha causado a este país y amenaza con seguirlo
haciendo. Estoy seguro que los hijos de este país que
cumplen esa misión son considerados patriotas y su
interés no es dañar la seguridad nacional de
ninguno de los países donde esas personas se refugian."
(Fin de la cita).

Esas palabras fueron escritas para el informe del P.S.I
y enviadas a mi abogado para su traducción muchos
días antes de los tristes y repudiables sucesos del 11 de
septiembre, y hoy cobran mayor vigencia. Tal y como expresara el
señor presidente de los Estados Unidos en su última
comparecencia ante la Organización de las Naciones Unidas,
es necesario que todos los países se unan en la lucha
contra los terroristas, pero no contra algunos terroristas, sino
contra todos los terroristas. Yo agregaría que mientras se
condenen las acciones de algunos de estos criminales y a otros se
les albergue, se les permita actuar con impunidad contra la
seguridad y soberanía de otros países y se les
considere "luchadores por la libertad", nunca se podrá
erradicar ese flagelo, y siempre habrán pueblos que para
defenderse necesiten enviar a algunos de sus hijos a cumplir
riesgosas misiones, ya sea en Afganistán o en el sur de la
Florida.

Su Señoría: se nos acusó de
haber conspirado para cometer espionaje y dañar la
seguridad nacional de los Estados Unidos.

Se nos ha puesto al mismo nivel de los peores
espías que se hayan conocido sin que para ello exista una
sola prueba contundente y sin haber causado daño alguno,
sólo sobre la base de suposiciones.

La nuestra quizás sea una de las acusaciones de
espionaje más ridículas en la historia de este
país. Todo cuanto pretendimos hacer e hicimos aparece bien
claro en la evidencia presentada. A la persona que más
cerca estuvo de algo militar, después de llevar seis
años trabajando en su insignificante puesto, todo lo que
se le pedía era que tratara de buscar una posición
que le permitiera estar más cerca de las pistas para poder
observar la cantidad de aviones. Eso no es espionaje.

Las evidencias y los testimonios ofrecidos por personas
altamente calificadas en la materia así lo
demuestran.

Por otra parte, es cierto que durante años
algunos de los acusados tuvimos en nuestro poder documentos de
identidad falsos, pero su único objetivo era garantizar
nuestra seguridad. Como Jueza, usted conoce cuántos
delitos se pueden cometer con una falsa documentación, sin
embargo, en esta Sala se reconoció que el único uso
dado a esos documentos, cuando se les dio alguno, estuvo
encaminado exclusivamente a proteger nuestra integridad y la de
nuestras familias.

Quisiera que me permita hacer referencia brevemente a lo
que considero es la razón por la cual todos nos
encontramos aquí en este momento: el cargo tercero del
pliego acusatorio, "conspiración para cometer
asesinato".

Los señores fiscales y las autoridades del FBI
conocen y conocían desde un principio qué fue lo
que verdaderamente ocurrió antes, durante y después
del 24 de febrero de 1996. Ellos mismos tuvieron que reconocer
que los mensajes de alta frecuencia que escogieron revelar como
evidencia son solo una ínfima parte de todos los que
interceptaron. Ellos conocen la verdadera historia. Saben que no
existió ninguna conspiración para derribar esos
aviones, y mucho menos para hacerlo sobre aguas internacionales.
Saben perfectamente que no solo Gerardo Hernández, sino
que ni siquiera Juan Pablo Roque tuvo nunca nada que ver con un
plan para derribar las avionetas.

Conocen que el regreso de Roque se había estado
planificando desde mucho tiempo antes por razones estrictamente
personales y que en febrero de 1996 se le orientó que
fuera él mismo quien escogiera la fecha de su partida,
recomendándosele el día 23 o el 27 de acuerdo a la
disponibilidad de pasajes aéreos. Si hubiera existido un
plan del cual Roque fuera parte, ¿cómo es posible
que pudiera permanecer aquí hasta el día
27?

Ese es solo un detalle de los muchos que hacen de este
cargo el más absurdo e infame de todos los que se nos
imputaron.

Después de dos años de estrecha
vigilancia, habiendo grabado la mayoría de nuestras
conversaciones telefónicas y personales y confiscado una
gran cantidad de materiales de aquella época, los fiscales
no pudieron presentar en este juicio ni una sola evidencia que
muestre sin duda razonable que Gerardo Hernández
conspiró para derribar esas avionetas o que
facilitó en alguna medida su derribo. Basaron todo su caso
en puras especulaciones, en pequeños extractos de los
documentos, manipulados y sacados de contexto, y sobre todo en lo
emotiva y susceptible que sabían resultaría esa
acusación debido a la pérdida de vidas
humanas.

Cabría preguntarse qué motivó a la
Fiscalía a montar todo su show propagandístico
alrededor de ese cargo y a buscar a toda costa la condena de
alguien que ellos saben que no tuvo nada que ver con la muerte de
esas personas. La respuesta quizás no sea tan
difícil. Baste recordar la enorme presión ejercida
por algunos sectores de la comunidad cubana que no quedaron
satisfechos con las sanciones económicas adoptadas contra
Cuba tras los sucesos del 24 de febrero. Las reiteradas
acusaciones de estas personas y organizaciones contra el gobierno
de los Estados Unidos por, según ellos, ser
cómplice en esos sucesos y por no haber hecho nada por
castigar a los responsables, se tornaban cada vez más
molestas, como molesto e imperdonable resultaba para esos cubanos
de Miami que la

Oficina Regional del FBI hubiera infiltrado informantes
en varias organizaciones del llamado "exilio", incluyendo a los
"Hermanos al Rescate". Se hacía necesario limpiar la
imagen y mejorar las relaciones, y para ello nada mejor que
encontrar, o fabricar, un culpable.

Las autoridades sabían que se trataba de una
situación en la cual siempre ganarían. Si me
hallaban culpable de ese cargo, mucho mejor.

Si era hallado inocente, por improbable que esto
pareciera, de todos modos ganaban, porque podrían
silenciar a quienes los acusaban de no haber juzgado a
nadie.

Tal vez alguna persona, por ingenuidad o
desconocimiento, pueda pensar que con mis palabras estoy
exagerando la importancia que algunas autoridades norteamericanas
conceden a las opiniones y reacciones del sector más
extremista de la comunidad cubana. A esas personas me permito
recordarles que el hecho de que los ciudadanos de esta
nación no puedan viajar libremente a Cuba, o fumar tabacos
cubanos, o comerciar con productos de ese país sin
restricciones, o simplemente inmunizar a sus hijos contra
enfermedades cuyas únicas vacunas son de patentes cubanas,
no responde precisamente a las exigencias o intereses del pueblo
norteamericano.

Su Señoría: he dicho siempre y
reitero ahora que lamento profundamente la pérdida de esas
cuatro vidas y comprendo el dolor de los familiares. Lamento
también las miles de vidas que se han perdido por las
constantes agresiones que durante más de 40 años ha
tenido que sufrir mi pueblo, y el luto perenne de
muchísimas familias cubanas. Esos muertos también
tienen nombres y rostros, aunque sus fotografías no se
puedan mostrar en esta sala.

Cuba no provocó ese incidente. Por el contrario,
lo previno y trató de evitarlo por todas las vías a
su alcance. El principal argumento de la Fiscalía durante
el juicio fue que se trató de un crimen porque eran
aviones civiles y desarmados. Recientemente esta nación ha
conocido, de forma triste y brutal, cuanto daño puede
hacer a sus habitantes un avión civil y desarmado. Tal vez
por eso sus máximos dirigentes han advertido que todo
avión que se aleje amenazadoramente de su ruta
podría ser derribado aun cuando lleve a bordo a cientos de
pasajeros. Quizás los señores fiscales consideren
que eso sería un crimen. Su señoría ha dicho
hoy que este país cambió su "percepción del
peligro" después del 11 de septiembre; desgraciadamente,
Cuba tuvo que cambiarla desde el 1ro de Enero de 1959, y eso es
lo que no se quiere comprender.

Los principales responsables de lo ocurrido el 24 de
febrero de 1996 son los mismos que no cesan en su empeño
de provocar un conflicto bélico entre los Estados Unidos y
Cuba para que el ejército de este país les haga lo
que no han podido hacer ellos en 40 años. Ya sean
flotillas, violaciones del espacio aéreo, falsas
acusaciones o cualquier otro engendro, el objetivo es el mismo:
que los Estados Unidos borren de la faz de la tierra al gobierno
de Cuba y a quienes lo apoyan, sin importar cual sea el costo en
vidas humanas de uno u otro bando.

Se podría decir con certeza que si alguien ha
puesto en peligro en reiteradas ocasiones la seguridad nacional
de este país, son esos grupos de cubanos
extremistas.

La Fiscalía dijo en esta Sala, durante sus
argumentos finales, que Gerardo Hernández tiene sus manos
manchadas de sangre. Me pregunto quién tendrá
realmente las manos manchadas de sangre, si yo, o el individuo
que disparó un cañón contra un hotel de La
Habana lleno de personas; que es el mismo individuo que aparece
en la evidencia de este caso planificando introducir en Cuba
armas antipersonales; la misma persona que se cansó de
desafiar abierta y temerariamente a las autoridades cubanas
violando las leyes de aquel país, las de este país,
y las normas más elementales de la aviación
internacional; la misma persona que no solo no tuvo ningún
reparo en llevar a esos jóvenes a la muerte, sino que en
los momentos de mayor tensión, cuando aun podía
interrumpir sus planes, no lo hizo, y en cambio dejó
grabada su risa para la historia mientras sus compañeros
morían.

Esa persona si tiene sus manos manchadas de sangre, y
sin embargo a los señores fiscales no les importó
cuando estrecharon esas manos en reiteradas ocasiones, incluso en
esta misma Sala. Tampoco le importó a los fiscales ni a
las máximas autoridades del FBI de Miami compartir con esa
misma persona la tribuna y la euforia durante la conferencia de
prensa el día del veredicto.

Contradictoria actitud de quienes dicen representar la
ley.

Que sepan los señores fiscales que la
única sangre que podría haber en estas manos es la
de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las
incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi
país por personas que hoy caminan tranquilamente por las
calles de esta ciudad. Sangre por la que un día
juré que estaría dispuesto a sacrificar mi propia
vida si con ello podía proteger a mi pueblo de semejantes
crímenes.

Su señoría: la Fiscalía
considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el resto de
mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en
este, en algún otro nivel del sistema, la razón y
la justicia prevalecerán por encima de los prejuicios
políticos y los deseos de venganza y se comprenderá
que no hemos hecho ningún daño a este país,
que merezca semejante condena. Pero si así no fuera, me
permitiría repetir las palabras de uno de los más
grandes patriotas de esta nación, Nathan Hale, cuando
dijo: "Solo lamento no tener más que una vida para
entregar por mi patria".

Muchas gracias.

Gerardo Hernández Nordelo

Alegato presentado por René González
Sehwerert en la vista de sentencia el 14 de diciembre del
2001
.

Quiero, antes de comenzar, proponer un experimento a los
presentes en esta sala: cierren los ojos e imagínense en
el centro de Nueva York. Al primer bombero que pase, le miran a
los ojos, bien serios, y le dicen en su cara que el once de
septiembre no pasó nada. Que es mentira. Puro truco
cinematográfico. Todo ha sido pura paranoia y propaganda.
Si a estas alturas la vergüenza, o el pobre bombero, no le
han hecho tragarse la lengua, está usted perfectamente
calificado para haber sido fiscal en esta causa.

Y ahora, con el permiso de esta Corte,
comienzo.

Su Señoría:

Meses atrás, en uno de sus esfuerzos para
esconder bajo la alfombra el tema del terrorismo contra Cuba con
aquella torcida lógica aplicada a su confuso argumento de
intento y motivación, la señora Heck Miller le dijo
a esta Corte que podíamos dejar el discurso
político para este momento. Aun en aquellos tiempos,
cuando ya todo el odio político de los fiscales se
había volcado sobre nosotros a través de las
condiciones de confinamiento, la manipulación de la
evidencia y, peor aún, el uso y abuso de mi propia familia
para chantajearme, dañarme y humillarme, estaba yo lejos
de imaginar cuán importante sería para los fiscales
de este caso el verter todos sus rencores políticos sobre
nosotros.

No obstante, después de haber oído a estos
mismos fiscales por seis meses empujando una y otra vez sus
prejuicios por las narices al Jurado, todavía puedo decir
a la señora Heck Miller que estaba equivocada y que yo no
necesito hablar de mis sentimientos políticos, a los que
no renuncio de modo alguno, para decir que yo repudio el
terrorismo, que yo repudio la guerra y que yo desprecio
profundamente a las personas, tan centradas en sus odios y en sus
intereses mezquinos, que han dedicado tanto tiempo a dañar
a su país promoviendo el terrorismo y promoviendo una
guerra para la cual derrochan toda esa valentía que no
tienen y que necesitarán otros, también sus
víctimas, en el campo de batalla.

Y yo no tengo que hablar acerca de política
porque yo creo que ni en Cuba, ni aquí en los Estados
Unidos ni en ningún otro lugar deben morir personas
inocentes por eso. Y yo haría lo que hice y tomaría
los riesgos que tomé por cualquier país en el mundo
incluyendo a los Estados Unidos más allá de
consideraciones políticas. Yo creo firmemente que se puede
ser católico y ser buena persona, se puede ser
judío y ser buena persona, se puede ser capitalista,
musulmán o comunista y ser buena persona; pero no existe
algo como una buena persona que sea terrorista. Hay que estar
enfermo para ser terrorista, como hay que estarlo para creer que
exista algo como un terrorismo bueno.

Desgraciadamente no todo el mundo piensa lo mismo.
Cuando se trata de Cuba, las reglas parecen cambiar y algunas
personas piensan que el terrorismo y la guerra son cosas buenas
de hacer: así tenemos a un fiscal como Kastrenakes que
defiende el derecho de José Basulto a romper la ley
siempre y cuando se anuncie en la televisión; tenemos a un
experto en terrorismo como el señor Hoyt, quien piensa que
diez explosiones en el período de un año
serían una ola de terrorismo en Miami, pero no en La
Habana; tenemos un experto en seguridad aérea para quien
las provocaciones de Hermanos al Rescate sobre La Habana,
difundidas en televisión abiertamente, serían otra
cosa sobre Washington por ser, según sus propias palabras,
más apremiantes y verificables; tenemos personas
anunciándose públicamente como terroristas por
cuarenta años y estos fiscales a mi izquierda solo parecen
notarlo cuando se trata de que testifiquen en este juicio de
parte de la Defensa; los agentes Ángel Berlinguerí
y Héctor Pesquera, el último el propio jefe del FBI
local, se pavonean como invitados en las mismas estaciones de
radio, con las mismas personas y en los mismos programas en que
violando las leyes federales se recoge abiertamente dinero para
organizar acciones terroristas o defender terroristas alrededor
del mundo.

Mientras tanto, Caroline Heck Miller clama porque estos
amables terroristas sean juzgados en el cielo y el señor
Frómeta, después de querer comprar no más
que un par de mísiles antiaéreos, armas antitanque
y algún alto explosivo, es tenido como un buen padre, un
buen ciudadano y una buena persona que tal vez merezca algo
así como un año de arresto domiciliario por la
Oficina del Fiscal del Distrito Sur de la Florida. Esto, su
Señoría, hasta donde yo conozco se llama
hipocresía y es, además, criminal.

Y cuando esa misma oficina lucha para mantenerme en el
Special Housing Unit por el mayor tiempo posible, cuando mi
familia es usada como arma para quebrar mi voluntad, cuando a mis
hijas solo les es permitido ver a su padre dos veces en los 17
meses de este aislamiento y la única manera de ver los
primeros pasos de mi pequeña hija es mirar a través
de un cristal desde un 12o piso, solo puedo sentirme orgulloso de
estar aquí, y solo puedo agradecer a los fiscales por
darme esta oportunidad de confirmar que estoy en el camino
correcto, que el mundo tiene todavía que mejorar mucho y
que la mejor cosa para el pueblo de Cuba es mantener a la Isla
limpia del elemento que de tantas almas se ha adueñado
aquí en Miami.

Quiero agradecerles el propiciar que me probara a
mí mismo a través de su odio y su resentimiento, y
por permitirme este sentimiento de orgullo tras haber vivido los
más intensos, útiles, importantes y gloriosos
días de mi vida, cuando esta Sala de Corte parecía
demasiado pequeña para albergar todas las verdades dichas
y podíamos verles revolverse de impotencia mientras se
debatían por esconder cada una de ellas.

Y si una disculpa les hace sentirse bien, pues
también se la ofrezco: Siento mucho no haber podido decir
a sus agentes que estaba cooperando con el gobierno cubano. Si
ellos tuvieran una posición sincera frente al terrorismo,
yo hubiera podido hacerlo y juntos hubiéramos dado
solución al problema. Cuando pienso en aquellas
interminables discusiones acerca del intento específico de
violar la ley, me doy cuenta de que esta situación va
mucho más allá de si el no registrarse es ilegal o
no lo es, pues desgraciadamente, aunque aquí los agentes
extranjeros se pudieran anunciar en las páginas amarillas
sin haberse registrado previamente, nosotros, tratándose
de Cuba, tendríamos que mantenernos de incógnitos
para cosas tan elementales como neutralizar terroristas o
narcotraficantes, algo que mirado con lógica
deberíamos hacer juntos. Lo siento también si la
filiación anticastrista de los criminales que
combatí los acercaba a ciertos oficiales o miembros de la
Oficina de la Fiscalía. Me da mucha pena, sinceramente,
con estos últimos.

Al fin y al cabo todo este asunto de los agentes de Cuba
tiene fácil solución: Dejen a Cuba tranquila. Hagan
su trabajo. Respeten la soberanía del pueblo cubano. Yo
despediría gustoso al último espía que se
regrese a la Isla. Nosotros tenemos mejores cosas que hacer
allí, todas más constructivas que vigilar a los
criminales que se pasean impunes en Miami. Yo no quiero dejar
pasar este momento sin dirigirme a las muchas personas buenas que
tuvimos la oportunidad de conocer durante este
proceso:

Ante todo, quiero dar la gracias a los US Marshalls por
su profesionalismo, su decencia, su cortesía y su
anónimo sacrificio. Hubo momentos en que compartimos con
ellos en sano espíritu el consuelo de ser las
únicas personas en la sala cuyas necesidades no fueron
tenidas en cuenta en relación con los horarios y todos
reímos juntos al respecto; pero ellos fueron siempre
disciplinados y realizaron sus deberes bien.

Quiero también dar gracias a los traductores, a
Larry, Richard y Lisa. Ellos hicieron un trabajo de mucha calidad
y estuvieron siempre disponibles cuando tanto nosotros como
nuestras familias necesitamos de sus servicios. Mi sincero
agradecimiento por su laboriosidad y decencia para todos. Debe de
ser un privilegio para esta Corte el contar con un equipo como
ese. Mis mejores deseos también para el señor
Londergan. Mi más profundo respeto para los militares
norteamericanos que comparecieron, ya fuera por parte de la
Fiscalía o de la Defensa, y lo hicieron con sinceridad,
así como a los oficiales, expertos y agentes que fueron
honestos. Hubiera querido ver más honestidad en el
último grupo y lo hubiera reconocido aquí
gustosamente.

Para todos ellos, que bien pudieran representar lo mejor
del pueblo americano, mi más profundo sentimiento de
simpatía y mis seguridades de que hay un pueblo entero
solo un paso hacia el sur de aquí que no alberga
animosidad alguna hacia el gran vecino del norte. Ese pueblo y
ese país han sido sistemáticamente difamados a
través de este juicio por algunas personas que, o bien no
saben, o bien no quieren saber, o bien no les interesa lo que es
realmente Cuba. Solo me voy a tomar la libertad de leer un
fragmento de correspondencia escrito por mi esposa el pasado 30
de julio:

"René, aquí no cesan las muestras de apoyo
para nosotros los familiares y para ustedes. Ayer, cuando
cogí la ruta 58 para regresar de casa de mami, varias
personas me reconocieron e Ivette se iba metiendo con todo el
mundo. Como estamos en carnavales, cuando pasamos por Centro
Habana la guagua se llenó bastante e Ivette se
extremó a la hora de bajarnos: se sentó en la
escalera de la guagua y no se quería parar. Tú te
podrás imaginar la guagua llena, yo dando tumbos tratando
de cargarla sin lograrlo, Ivette plantada y la gente empujando.
Entonces llegó hasta mí una señora, me
apretó la mano y me dio una oración que sacó
de pronto de su cartera que tiene de título "Un Hogar
Feliz", y me dijo: `En mi Iglesia todos los días oramos
por los cinco y para que sus hijos puedan tener un hogar feliz
como lo tuvo Jesús, ya que ellos estaban allí para
que todos los niños también lo tengan'.

"Me dejó medio sorprendida, casi no tuve tiempo
de agradecerle porque tenía que bajarme
rápidamente, pero sí comprendí que
así somos los cubanos, y hoy estamos más unidos que
nunca independientemente de creencias o religiones, cada uno con
su fe, pero todos por una misma causa. Yo guardaré la
oración también como recuerdo".

Me veo obligado a salirme de lo que estoy leyendo para
aclarar que no soy creyente. Pero quiero que después la
fiscalía no vaya a distorsionar mis palabras y pueda decir
que he traído a Dios a esta sala por
hipocresía.

Su Señoría:

Como usted puede verlo, ni para hablar de Cuba necesito
yo exponer aquí mis sentimientos políticos. Otros
lo han hecho en el marco de este juicio durante tres años
supurando un odio irracional, aún más absurdo
todavía cuando sabemos que ha sido engendrado a nivel de
la médula, que es un odio visceral dirigido a un ente que
sencillamente no conocen. Es realmente triste ser educado para
odiar a algo que uno ni conoce.

Y así se ha hablado impunemente de Cuba
ofendiendo a un pueblo cuyo único delito es el de haber
escogido su propio camino y haberlo defendido con éxito a
costa de enormes sacrificios. Yo no voy a dar a nadie el
beneficio de entretenerme con todas las mentiras que se dijeron
aquí respecto a Cuba, pero me referiré a una cuya
monstruosidad constituyó una falta de respeto a esta sala
y al Jurado:

Cuando el señor Kastrenakes se paró
aquí a decir, frente al símbolo de la justicia
americana, que nosotros habíamos venido aquí a
destruir a los Estados Unidos, demostró cuán poco
le importan ese símbolo y esa justicia, y demostró,
también, cuán poco respeto le tenía al
Jurado. Desafortunadamente en lo último tenía la
razón.

Ni la evidencia en este caso, ni la historia, ni
nuestros conceptos ni la educación que recibimos apoyan la
absurda idea de que Cuba quiera destruir a los Estados Unidos. No
es destruyendo a ningún país como se resuelven los
problemas de la humanidad y ya, por demasiados siglos, se han
destruido imperios para que sobre sus ruinas se levanten otros
iguales o peores. No es de un pueblo educado como el de Cuba
donde es hasta inmoral quemar una bandera ya sea de los Estados
Unidos u otro país cualquiera de donde puede venir un
peligro para esta nación.

Y si se me permitiera la licencia, como descendiente de
norteamericanos laboriosos y trabajadores, con el privilegio de
haber nacido en este país y el privilegio de haber crecido
en Cuba, le diría al noble pueblo norteamericano que no
mire tan al sur para ver el peligro a los Estados
Unidos.

Aférrense a los valores reales y genuinos que
motivaron las almas de los padres fundadores de esta patria. Es
la falta de esos valores pospuestos ante otros, menos idealistas
intereses, el peligro real para esa sociedad. El poder y la
tecnología pueden convertirse en una debilidad si no
están en las manos de personas cultivadas, y el odio y la
ignorancia que hemos visto aquí hacia un pequeño
país, que nadie aquí conoce, puede ser peligroso
cuando se combina con un sentido enceguecedor de poder y de falsa
superioridad. Regresen a Mark Twain y olvídense de Rambo
si realmente quieren dejar un mejor país a sus hijos. Cada
supuesto cristiano que fue puesto aquí a mentir sobre la
Biblia es un peligro para este país por lo que su conducta
representó en cuanto a socavar esos valores.

Su Señoría:

Habiendo dado forma a estas palabras en
anticipación a mi sentencia fijada para el pasado 26 de
septiembre, los trágicos y horribles crímenes del
once de ese mes me obligan a añadir algunas meditaciones
que no puedo dejar de compartir con esta Corte. He de tener mucho
tacto para que nadie me acuse de capitalizar en mi favor ese
abominable hecho, pero hay ocasiones en que tenemos que decir
algunas verdades aunque sean duras, tal y como se lo decimos a un
hijo o a un hermano cuando comete un error y queremos hacerle
rectificar, con todo cariño, sus pasos futuros. No es otro
el espíritu que me anima al dirigirme a través de
usted con estas palabras al pueblo norteamericano.

La tragedia que hoy enluta a este pueblo se
engendró ya hace muchos años, cuando en un lugar
tan lejano como desconocido se nos hacía creer que unas
personas, derribando aviones civiles y bombardeando escuelas,
estaban combatiendo por la libertad por el solo hecho de combatir
al comunismo. Yo nunca culparé al pueblo norteamericano de
aquella falta de visión, pero quienes proveían a
aquellas personas de misiles y les creaban una imagen que no
coincidía con sus actos criminales cometían
también el crimen de la hipocresía.

Y no estoy mirando al pasado para abofetear a nadie con
él en la cara. Solo quiero invitarles a mirar el presente
y a reflexionar sobre el futuro compartiendo con esta Corte la
siguiente reflexión: "La hipocresía de ayer es a la
tragedia de hoy lo que la hipocresía de hoy será a
la tragedia de mañana". Todos nosotros tenemos una
responsabilidad para con nuestros hijos que rebasa las
preferencias políticas o la mezquina necesidad de ganar un
salario, mantener un efímero puesto político o
congraciarnos con un grupito de potentados. Esa responsabilidad
nos urge a abandonar la hipocresía de hoy, para
entregarles un mañana sin tragedias.

En nombre de esa hipocresía se nos ha querido
juzgar a nosotros cinco y cuando me toca enfrentarme a mi
sentencia me doy cuenta de que yo, a diferencia de mis
compañeros, ni siquiera tengo el derecho de considerarme
una víctima. La forma en que me conduje se adapta
perfectamente a la conducta que describen los estatutos de que se
me acusa; si tuve que venir a juicio fue por solidaridad con mis
hermanos, para decir algunas verdades y para desmentir las
falsedades con que la Fiscalía quiso agravar mis
actividades y presentarme como un peligro para la sociedad
norteamericana.

De manera que no tengo ni el derecho a pedir clemencia
para mí en un momento como este en que esta Corte
habrá visto a quien sabe cuántos Conversos, unos
genuinos y otros falsos, unos encontrando a Dios cuando acaban de
firmar un pacto con el diablo, todos utilizando este podio para
mostrar su arrepentimiento. Yo no puedo juzgarlos y cada cual
sabrá qué hacer con su dignidad. Yo también
sé qué hacer con la mía, y quisiera creer
que usted entenderá el que yo no tenga razones para el
arrepentimiento.

Pero siempre sentiré la obligación de
pedir justicia para mis compañeros acusados de
crímenes que no cometieron y condenados sobre la base de
los prejuicios por un Jurado que dejó escapar una
oportunidad única de hacer una diferencia. Ellos nunca
quisieron obtener algún secreto de este país y en
cuanto a la acusación más monstruosa se
trató solo de un patriota defendiendo la soberanía
de su patria. Utilizando las palabras de un buen cubano y amigo,
que a pesar de haber venido a este país por sus ideas
contrarias al gobierno cubano es una persona honorable, aprovecho
para rendir homenaje a los cubanos dignos que también
viven aquí echando de paso por tierra otra de las
patrañas sembradas por la Fiscalía en
relación a nuestros sentimientos hacia la comunidad
cubana: "Esos muchachos fueron condenados por el crimen de ser
dignos".

Hace ya más de dos años recibí una
carta de mi padre en la que entre otras cosas me expresaba su
esperanza de que se pudiera hallar un Jurado donde afloraran los
valores de Washington, Jefferson y Lincoln. Es una pena que no
haya tenido razón.

Pero yo no pierdo las esperanzas en la raza humana y en
su capacidad de guiarse por esos valores, después de todo
tampoco creo que Washington, Jefferson y Lincoln fueran
mayoría en la época en que les tocó dejar
sus huellas en la historia de esta nación.

Y mientras estos sórdidos tres años se van
haciendo historia y tras una montaña de argumentos,
mociones y tecnicismos, se va enterrando una historia de
chantajes, abusos de poder y el más absoluto desprecio a
tan ponderado sistema de justicia, para pulirla y darle un brillo
que nunca tuvo, nosotros seguiremos apelando a esos valores y a
la vocación por la verdad del pueblo norteamericano con
toda la paciencia, la fe y el coraje que nos puede infundir el
crimen de ser dignos.

Muchas gracias.

René González Sehwerert

Alegato presentado por Fernando González
Llort, en la vista de sentencia el 18 de diciembre del
2001.

Su Señoría:

Me uno a mis compañeros que me han antecedido en
el reconocimiento y agradecimiento a la profesionalidad del
señor Richard, de las traductoras que tan eficientemente
han trabajado y de los U. S. Marshalls.

Me uno también a lo expresado aquí por
cada uno de mis hermanos en sus audiencias de sentencia. Me
siento honrado de contar con la amistad de esos compañeros
y hermanos que con tanto valor y dignidad recibieron sus injustas
sentencias. También quiero agradecer el profesionalismo de
los abogados que nos representan a los cinco y especialmente a
Joaquín Méndez y la oficina del defensor
público del Distrito Sur de la Florida.

Si para mí no estuviera bien claro que el
fanatismo, el odio y la irracionalidad contra Cuba se generan y
estimulan solo por un segmento minoritario de la comunidad cubano
americana residente en esta localidad, no hubiera aceptado ser
representado por un miembro de esa comunidad. Su profesionalismo
en este caso es una muestra de que, contrario a lo que quieren
hacer ver quienes controlan los medios de comunicación
hispanos con su estridencia anticubana, la mayoría de la
comunidad cubano americana en la Florida tiene una actitud
racional hacia su país de origen aun cuando tengan
opiniones contrarias al gobierno de Cuba.

Eso lo demuestra también el hecho de que cientos
de miles de cubano americanos viajan todos los años a Cuba
y envían dinero a sus familiares. Quienes crean que la
radio cubana de Miami y las organizaciones extremistas cubanas en
esta localidad representan la forma de pensar de la
mayoría de los cubano americanos residentes en esta
ciudad, están cayendo precisamente en la trampa que ha
tendido ese sector extremista y minoritario, pero
económicamente poderoso, para presentar una imagen de
unidad y representatividad de los sentimientos de cientos de
miles de cubanos que viven aquí, cuando esa no es la
realidad.

Su Señoría:

Yo pensé que la Fiscalía vendría
hoy a esta Sala a solicitar para mí una sentencia de un
año de probatoria. Después de todo, eso fue lo que
esta misma Fiscalía le ofreció al señor
Frómeta cuando éste le compró a un Agente
encubierto del gobierno un misil "Stinger", explosivo C-4,
granadas y otros armamentos. No importa que el señor
Frómeta le hubiera confesado al propio Agente encubierto
sus intenciones terroristas y el uso asesino e inescrupuloso que
haría de esos materiales.

Después recapacité y me di cuenta de que
esperar ese mismo tratamiento por parte de la Fiscalía
hacia mí era algo ilusorio, pues yo soy cubano de
allá, de la isla, y eso implica que al acusarme entran a
jugar consideraciones como la ignorancia de lo que es Cuba
realmente, el odio y la irracionalidad contra mi país,
estimulados por un sector extremista que controla lo que se dice
aquí sobre Cuba y se encarga de silenciar cualquier otra
opinión más racional.

Mientras estábamos celebrando nuestro juicio en
esta Sala, falleció en Miami Esteban Ventura Novo, y lo
menciono porque creo que encierra un símbolo.Esteban
Ventura Novo fue uno de los jefes de la policía del
dictador Fulgencio Batista en Cuba antes del triunfo de la
Revolución y fue responsable de la tortura, el asesinato y
desaparición de decenas de jóvenes en la capital
cubana. Todo eso sucedía con la anuencia y el apoyo del
gobierno de Estados Unidos, entonces encabezado por
Eisenhower.

Cuando el gobierno revolucionario tomó el poder
en Cuba, Ventura Novo y otros como él, responsables de
crímenes contra el pueblo cubano, fueron recibidos y
cobijados por el gobierno de este país. Muchos de ellos
fueron usados, con la asesoría, dirección y
financiamiento de las agencias de inteligencia norteamericanas,
en su guerra sucia contra un gobierno que evidentemente contaba y
cuenta con el apoyo de su pueblo.

Se iniciaba así una historia de agresiones a Cuba
en todas las esferas de la vida económica y social del
país. Una historia en la que a la guerra económica,
la agresión biológica, la guerra psicológica
a través de la propaganda y las amenazas de
agresión militar, se unen el terrorismo, el sabotaje, las
acciones paramilitares y los intentos de asesinato de los
líderes políticos de la Revolución,
originados casi todos desde el sur de la Florida.

La Fiscalía dirá que eso es propaganda y
paranoia de Cuba. Yo me pregunto si tendrían
vergüenza para ir a Cuba a decirles eso a las madres,
esposas e hijos que han perdido a sus familiares víctimas
de esas agresiones. Tales manifestaciones de la Fiscalía
demuestran su falta de sensibilidad humana y su incapacidad para
ponerse en la posición de la otra parte.

Mediante la organización directa por parte de
agencias del gobierno norteamericano, el apoyo de estas a los
grupos extremistas que las ejecutan, o simplemente
dejándoles hacer sin una verdadera persecución o el
trato benevolente cuando alguien ha sido apresado, las
actividades de los grupos terroristas y paramilitares de origen
cubano radicados en el sur de la Florida han sido usadas como
instrumentos de la política exterior de este país
hacia Cuba.

Los grupos terroristas de la extrema derecha cubana de
Miami fueron creados, entrenados y financiados por la CIA. Para
el pueblo cubano eso siempre ha estado bien claro. Si alguna duda
quedara a los presentes en esta Sala, ahí están los
documentos desclasificados por el propio gobierno de los Estados
Unidos en 1997 y 1998, en los que se reflejan las decisiones
tomadas por altos dirigentes de este país.

Uno de esos documentos se refiere a una reunión
en la que participaron funcionarios de alto nivel encabezados por
el entonces vicepresidente Richard Nixon y en la que se
aprobó el llamado «Plan de acción encubierta
contra el régimen de Castro». En un
memorándum sobre dicha reunión, uno de los
participantes en la misma, el General Goodpaster comenta:
«El Presidente dijo que él no conocía plan
mejor para manejar esta situación. El gran problema es la
filtración y la falla de seguridad. Todo el mundo tiene
que estar dispuesto a jurar que él (Eisenhower) no sabe
nada de esto (…) dijo que nuestras manos no deben aparecer en
nada de lo que se haga.»

Yo me pregunto: ¿Qué podemos esperar
dentro de 30 ó 40 años cuando se decida
desclasificar documentos sobre lo que ocurre hoy? La mayor parte
de los cubano americanos que hoy, 40 años más
tarde, se mantienen activos en su accionar terrorista contra
Cuba, son bien conocidos por los organismos de seguridad de los
Estados Unidos porque a ellos pertenecieron y de ellos
aprendieron el manejo de los medios técnicos y los
métodos de trabajo.

Sus vínculos con los fundamentalistas de la
extrema derecha de la política norteamericana los ha
llevado a aparecer vinculados a los episodios más oscuros
de la historia reciente de este país: el asesinato del
presidente Kennedy, el escándalo Watergate, el asesinato
de Orlando Letelier y Ronni Moffit y el suministro clandestino de
armas a la contra nicaragüense, en violación de las
leyes aprobadas por el Congreso. Su actuación siempre ha
ido en contra de los intereses del pueblo de Estados
Unidos.

Quizás la complicidad y lealtad a ese sector
político de esta sociedad es la que les garantiza la
impunidad en sus acciones contra Cuba, brindándoseles la
seguridad de que sus actividades serán pasadas por alto
por las autoridades e incluso de que se ejercerán
presiones políticas en su favor en caso de ser apresados.
Los hechos demuestran que así ha sido.

Ahí están los casos de Luis Posada
Carriles y Orlando Bosh, ambos con un amplio historial de
vínculos con la CIA, quienes fueron los autores
intelectuales de la voladura de un avión comercial cubano
en pleno vuelo el 6 de octubre de 1976, hecho en el que murieron
73 personas inocentes.

Orlando Bosh vive libremente en esta comunidad gracias
al «Parole» otorgado por el ex presidente George Bush
a pesar de ser considerado un peligro y un connotado terrorista
por las propias autoridades del Departamento de Justicia de este
país.

Un papel importante en la concesión del
«Parole» presidencial a Orlando Bosh lo jugaron las
presiones y recomendaciones de la representante Republicana por
la Florida Ileana Ros-Lehtinen. Es, por tanto, defensora y
protectora de terroristas.

Las evidencias presentadas por la Defensa, documentos
sobre los cuales tenía conocimiento el FBI, como vimos en
el juicio, demuestran que Orlando Bosh continúa
conspirando desde Miami para cometer actos terroristas contra
Cuba. Nadie ha ido a arrestarlo. El pasado 22 de agosto se
publicó en The Miami Herald un anuncio a página
completa en el que un llamado «Foro Patriótico
Cubano» establece entre sus principios que reconocen y
apoyan el uso de cualquier método en la lucha contra Cuba.
Uno de los firmantes de esa declaración es Orlando Bosh.
Con tal impunidad actúa.

El caso de Posada Carriles es aún más
bochornoso. Fugado de una cárcel de Venezuela en la que se
encontraba por su participación en la voladura del
avión comercial cubano en el que murieron 73 civiles
inocentes, aparece en Centroamérica con un nombre falso
bajo las órdenes del Teniente Coronel Oliver North,
funcionario del Consejo de Seguridad de la Administración
del presidente Reagan, involucrado en una actividad ilegal, el
llamado Irán-Contras, investigado posteriormente por un
Fiscal Especial.

Todo eso está documentado y lo conocen los
Servicios de Seguridad de Estados Unidos. Como conocen
también que fue la FNCA la que financió y
organizó la fuga de Posada Carriles de la cárcel de
Venezuela.

Hoy, Luis Posada Carriles y otros tres cubano americanos
residentes en Miami, todos con una larga historia de
participación en acciones terroristas contra Cuba y
también en territorio de Estados Unidos, se encuentran
detenidos en Panamá por participar en una
conspiración que se proponía volar en pedazos con
explosivo C-4 el Paraninfo Universitario de la capital de ese
país en el que Fidel Castro estaría reunido con
miles de estudiantes panameños.

Desde Miami se apoya a estos terroristas que
están en la prisión en Panamá, se recauda
dinero en colectas públicas para su defensa y para eso se
utilizan las emisoras radiales cubanas, se ejercen presiones a
las autoridades panameñas y se coordina la defensa legal
de los terroristas mientras se crean condiciones para una
eventual fuga de los acusados. Demás está decir que
aquí en la radio y la prensa controlada por los cubanos de
la extrema derecha se les considera patriotas y no vulgares
terroristas, que es lo que realmente son.

Todo esto sucede ante los ojos de las autoridades de
este país. Pudiera hacerse un recuento extenso de las
actividades terroristas y paramilitares e intentos de asesinato
de dirigentes políticos cubanos organizadas desde el sur
de la Florida. Sobre los últimos la Comisión Church
del Senado norteamericano documentó en 1975 una lista
parcial de aquellos en los que la CIA participó
directamente, incluso auxiliándose de elementos del crimen
organizado. Tal es la falta de ética.

¿Qué opción le queda al pueblo de
Cuba para defender su soberanía y su seguridad?

Todos aquí en esta Sala estamos familiarizados
con el concepto de «causa probable» utilizado, entre
otras cosas, para autorizar el empleo de medios y métodos
de investigación criminal, realizar registros, arrestos,
etcétera. ¿Quién en el gobierno de Estados
Unidos puede decir aquí en esta Sala que en estos
últimos 42 años no ha existido «causa
probable» para justificar y avalar jurídicamente la
investigación de las acciones que se originan o financian
desde el sur de la Florida contra Cuba?

Durante nuestro juicio la Fiscalía, en un alarde
de hipocresía, amenazó con aplicar la Ley R.I.C.O.
a testigos de la Defensa si testificaban en esta Sala. Todo con
el objetivo de evitar que salieran a la luz las actividades
terroristas en las que esos señores habían
participado.

La Ley R.I.C.O., aprobada por el Congreso principalmente
para combatir el crimen organizado, lleva más de 20
años en vigor. Nunca se ha aplicado a ningún grupo
de terroristas aquí en Miami a pesar de que el gobierno
tiene la información necesaria para hacerlo.

Ahí tienen un ejemplo de que sí hay leyes
que permiten el procesamiento criminal de esas personas y esos
grupos. Lo que sucede es que, cuando menos, no ha existido la
voluntad política de hacerlo. Si esa voluntad
política existiera, muchas de las organizaciones
terroristas que hoy tienen sus oficinas públicamente en
Miami hubieran tenido que ser cerradas y sus miembros
apresados.

De una forma resumida esa es la realidad a la que el
pueblo cubano ha tenido que enfrentarse y con la cual ha tenido
que convivir durante más de cuarenta años. El
pueblo cubano tiene derecho a defenderse porque hasta ahora el
gobierno norteamericano, que es el encargado de hacer cumplir las
leyes de este país y de aprobarlas si es necesario para
combatir los actos criminales, ha hecho muy poco o nada para
detener las actividades contra Cuba.

Es en ese contexto en el que llegamos a la década
del 90. Cuba atraviesa por la situación económica
más crítica de los últimos 40 años,
debido fundamentalmente a factores externos. Los grupos
terroristas radicados en Miami y aliados a la extrema derecha
política de los Estados Unidos interpretaron que era la
hora de dar el puntillazo final al Gobierno Revolucionario de
Cuba y se intensifican las acciones políticas por un lado
y las actividades terroristas por el otro.

La FNCA constituía la organización
más influyente de la comunidad cubana por los recursos
económicos de que disponía y la influencia que
ejercía sobre políticos clave en la estructura del
gobierno de los Estados Unidos.

Su estrategia consistió en hacer aprobar medidas
en el Congreso que pretendían asfixiar
económicamente al pueblo cubano con la falsa esperanza de
que este se levantaría contra el Gobierno Revolucionario,
a la vez que organizaba y financiaba desde Miami una ola de
atentados terroristas en Cuba con el objetivo de dañar la
economía ya en proceso de recuperación.

Esa ola terrorista contra instalaciones
turísticas en Cuba fue financiada y organizada por la
FNCA. El terrorista principal, Luis Posada Carriles,
reconoció al periódico The New York Times su
responsabilidad en la autoría de esos atentados y el
financiamiento de los mismos con dinero proveniente de esa
organización. En los artículos publicados por ese
periódico los días 12 y 13 de julio de 1998, Posada
Carriles tácitamente admite que él funcionaba como
el brazo armado de la FNCA.

En esa misma entrevista explica que las autoridades
norteamericanas no han hecho ningún esfuerzo por
interrogarlo sobre los atentados terroristas contra hoteles en
Cuba y atribuye esa falta de acción a su larga
relación con ellas. Sus palabras fueron:

«As you can see (…) The FBI and The CIA, don't
bother me, and I'm neutral with them. Whenever I can help them, I
do.»

En los días siguientes la conocida prensa
anticubana de Miami se encargaría de borrar de la memoria
de la comunidad las declaraciones y graves afirmaciones que
había publicado el New York Times, haciéndolas
desaparecer de los medios de comunicación locales con algo
que es una obsesión de esta comunidad: una supuesta
enfermedad del Presidente Fidel Castro. No importa que la
historia fuera una farsa y se desinflara en unos pocos
días. Jugó su papel de hacer que la gente
común se olvidara de lo que había publicado el New
York Times y las repercusiones que tenían las
declaraciones hechas a ese periódico por Posada
Carriles.

Los que no debían haber olvidado fueron el FBI y
otras autoridades norteamericanas, pues los artículos
mencionados fueron publicados los días 12 y 13 de julio.
Exactamente 26 días antes de la publicación de esos
artículos, en La Habana, una delegación oficial
norteamericana, que incluía a miembros del FBI;
recibió una amplia información y se les
suministraron filmaciones y grabaciones que contenían
evidencias de la participación de la FNCA y altos
directivos de la misma en la organización y financiamiento
de actos terroristas contra Cuba. Muchos de esos materiales
constituyeron pruebas de la Defensa en este caso.

Todavía Cuba está esperando, pasados
más de tres años, por la acción del FBI para
detener a alguna de las personas involucradas.

El 26 de octubre de 1990 el señor Ángel
Berlingueri, entonces Agente Especial del FBI en la oficina de
Miami, compareció en el programa radial «Mesa
Redonda», que se transmite por la emisora WAQI «Radio
Mambí». Casualmente este Agente participó
ocho años más tarde en mi arresto y
testificaría posteriormente en esta Sala.

Su comparecencia tiene lugar en la misma emisora radial,
con el mismo locutor o entrevistador y en la programación
que usualmente se utiliza para recaudar fondos para las
actividades contra Cuba, para la defensa de terroristas y como
medio de propaganda anticubana y actividad política
caracterizada por el fanatismo.

Allí fue donde compareció este Agente
Especial del FBI.

Llama la atención que en sus palabras y
explicaciones al público sobre las supuestas actividades
de agentes al servicio del Gobierno cubano en el sur de la
Florida, no se menciona nada que tenga que ver con la seguridad
nacional de los Estados Unidos, sin embargo, sí se
reconoce que hay grupos aquí en Miami que conspiran para
derrocar al Gobierno cubano. Algo que va en contra de la Ley de
Neutralidad, aunque esto último no lo menciona en su
comparecencia.

En la misma el Agente del FBI reconoce que desde Miami
se ejecutan acciones y atentados contra el Gobierno de Cuba y que
el objetivo del Gobierno cubano es mantenerse informado sobre
esos planes. Para colmo este Agente del FBI, al despedirse, le
informa a los radioescuchas que sepan que «nosotros estamos
luchando y tenemos los mismos objetivos: que Cuba sea libre lo
antes que se pueda.»

Que yo conozca, el FBI no se creó ni tiene entre
sus funciones luchar por la libertad de ningún
país. Pero, además, esas declaraciones dejan bien
claro la agenda política que tiene la oficina del FBI en
el sur de la Florida.

Coincidentemente esas declaraciones fueron hechas en
octubre de 1990, precisamente al iniciarse una década en
la que se incrementan las acciones terroristas contra Cuba desde
el sur de la Florida.

Declaraciones como esas, viniendo de un Agente del FBI y
realizadas en la emisora y la programación radial con las
características antes mencionadas, solo pueden tener el
efecto de estimular a los organizadores de acciones terroristas
contra Cuba y brindarles la seguridad de que no serán
perseguidos por sus acciones.

En esa misma emisora, en el mismo programa y con el
mismo moderador, compareció el señor Héctor
Pesquera, Agente a cargo de la oficina del FBI en el sur de la
Florida, solo unos días después del veredicto en
nuestro juicio.¿Qué puede hacer Cuba ante tales
realidades para defenderse y estar prevenida de los planes
terroristas?

¿Se puede confiar en las autoridades del FBI del
sur de la Florida cuando se trata de asuntos que tienen que ver
con la seguridad de Cuba?

¿Se puede registrar ante el gobierno
norteamericano alguien que esté aquí para conocer
sobre las actividades de grupos terroristas y prevenir las mismas
para evitar la muerte de inocentes?

¿Qué puede hacer Cuba para defender a su
pueblo cuando las embarcaciones procedentes de la Florida
cargadas con armamentos para atacarla son detenidas por
autoridades norteamericanas y estas se contentan con una
explicación como: «Estamos pescando
langostas»? Eso lo escuchamos en esta Sala de un Agente del
ATF que detuvo a una embarcación cargada de armamentos y
con mapas de Cuba a solo cuarenta millas de sus
costas.

El 23 de julio de 1998 el Miami Herald reproducía
declaraciones del terrorista Tony Bryant, quien se reía de
que los oficiales de FBI lo habían interrogado
después que su lancha con explosivos a bordo apareciera
cerca de La Habana. Según refiere Bryant al mencionado
periódico, él prometió que no lo
volvería a hacer y lo dejaron ir.

¿Qué puede hacer Cuba cuando terroristas
como Virgilio Paz y José Dionisio Suárez, quienes
volaron en pedazos a Orlando Letelier y Ronnie Moffit en la
capital de este país y después estuvieron fugitivos
de la justicia, cumplen solamente 7 años de su sentencia y
son sacados a la calle gracias a las gestiones de la FNCA que
paga sus abogados? Yo he conocido casos de reentry que han sido
sentenciados a más tiempo que ese.

Las primeras palabras de uno de estos individuos a la
prensa fueron para agradecer a la FNCA, a Armando Pérez
Roura y la WAQI por los esfuerzos realizados por ambos para su
liberación. Es la misma emisora y el mismo comentarista
ante el cual comparecieron los Agentes del FBI Berlingueri y
Pesquera.

La realidad es que a Cuba no le queda otra alternativa
que tener personas aquí que por amor a su Patria y no por
dinero la mantengan al tanto de los planes terroristas y le
permitan evitarlos siempre que sea posible. Esa es la
razón de mi presencia aquí.

Mientras la situación sea la que he descrito,
Cuba tiene el derecho moral de defenderse de la forma en que mis
compañeros y yo lo hemos hecho.

Su Señoría:

El pasado 11 de septiembre todos fuimos testigos de un
acto criminal y horrendo. Un acto deleznable que consternó
a la mayor parte de la población del mundo que
conoció de esos hechos a través de las cadenas de
televisión. Los actos terroristas que durante años
se han cometido contra Cuba no han sido transmitidos por ninguna
de esas cadenas.

Permítaseme recordar que también un 11 de
septiembre, pero de 1980, Félix García,
diplomático cubano acreditado ante las Naciones Unidas,
fue asesinado en la ciudad de Nueva York por uno de los
terroristas que hoy se encuentra preso en Panamá junto a
Posada Carriles.

A raíz de los actos terroristas acaecidos en
Nueva York y Washington, la conciencia mundial de la necesidad de
erradicar el terrorismo se ha incrementado.

A las pocas horas, incluso minutos de esos sucesos,
todos los analistas y funcionarios de alto nivel del gobierno de
este país estaban ofreciendo declaraciones, informaciones
y puntos de vista a través de los medios de
comunicación. Todos ellos enfatizaban la necesidad de
mejorar el trabajo de Inteligencia y la penetración de los
grupos que llevan a cabo tales actos y de quienes los apoyan y
dan refugio.

Estoy convencido de que Estados Unidos se
sentiría orgulloso de aquel de sus hijos que hubiera
tenido la oportunidad y el privilegio de haber evitado actos como
los del pasado mes de septiembre. Ello hubiera constituido un
gran servicio a su pueblo y a la humanidad.

El Presidente Bush, en su discurso ante la sesión
conjunta del Congreso de la Nación el día 20 de
septiembre del 2001, dijo:

«Esta noche somos un país que
despertó al peligro y fue llamado a defender su
libertad.»

Su Señoría:

Mi país y mi pueblo fueron obligados hace
más de cuarenta años a despertar al peligro y
llamados a defender su libertad. Yo me siento orgulloso de haber
sido uno de los que previno a mi pueblo de esos
peligros.

Esa misma noche, el Presidente Bush expresó
más adelante en su discurso:«… Nos uniremos para
fortalecer a nuestras Agencias de Inteligencia para así
conocer los planes de los terroristas antes que estos
actúen, y encontrarlos antes de que
ataquen.»

Cuba, que ha sufrido ataques terroristas durante 42
años, tiene derecho también a defenderse de esa
manera. Hoy la nación americana se une en la lucha contra
el terrorismo, algo que para mi país ha sido una necesidad
y una realidad desde hace muchos años. No puede haber
doble rasero. El terrorismo debe ser combatido y eliminado tanto
si se comete contra un país grande y poderoso como si es
contra países pequeños. No hay terrorismo malo y
terrorismo bueno.

En el informe sobre Orlando Bosh, presentado por el
Subsecretario de Justicia en el año 1989, señor Joe
D. Whitley, quien por su posición administrativa estaba
menos sometido a presiones políticas o conveniencias de
política exterior, este funcionario
decía:

«The United States cannot tolerate the inherent
inhumanity of terrorism as a way to settling disputes.
Appeasement of those who would use force will only breed more
terrorists. We must look on terrorism as a universal evil, even
if it is directed toward those with whom we have no political
sympathy.»

Su Señoría:

Hoy Usted va a cumplir con esta etapa de nuestro proceso
y dictará la sentencia que considera apropiada. Yo, por
último, deseo reiterarle que nunca puse en peligro la
seguridad nacional de Estados Unidos, ni fue nunca esa mi
intención ni la de mis compañeros.

Lo que hice fue motivado por el amor a mi Patria y por
la convicción de que la historia demuestra que es la
única opción que le queda al pueblo cubano para
evitar la muerte de inocentes personas y la destrucción
que traen aparejadas las acciones terroristas que se cometen
contra mi país. En las manos del gobierno de Estados
Unidos está el poner fin a esos actos. Cuba ha demostrado
su voluntad de cooperar en esa y otras esferas como el
narcotráfico con las autoridades norteamericanas. Algo que
es en el mejor interés de ambos pueblos y que sí
afecta la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Son las autoridades de este país las que tienen
que decidirse a actuar en base a principios y sacudirse de la
influencia perniciosa de un grupo pequeño, pero poderoso
económicamente, de mafiosos y ultraderechistas de la
comunidad cubana de Miami.

Sinceramente, confío en que algún
día Cuba no tenga necesidad de que personas como yo,
voluntariamente y por amor a su país y a su pueblo, vengan
a este país a luchar contra el terrorismo. Todo hombre que
se respeta a sí mismo se debe antes que nada a su Patria.
En los años de presidio me acompañará
siempre la dignidad que he aprendido de mi pueblo y de su
historia.

Muchas gracias,

Fernando González Llort

Alegato presentado por Ramón Labañino
Salazar en la vista de sentencia el 13 de diciembre del
2001.

Llevaré el uniforme de recluso con el mismo
honor y orgullo con que un soldado lleva sus más preciadas
insignias

Your Honor, Ladys and Gentlemen:

Primero que todo, yo me uno a todos los argumentos de
mis cuatrohermanos en esta causa y mis reconocimientos al
profesionalismo de los oficiales de esta Corte: Richard,
Translators, Marshalls, Lisa.

El criminal ataque a las Torres Gemelas de New York y al
Pentágono en Washington segó la vida de miles de
inocentes del pueblo de Estados Unidos, y con indignación
nos unimos al dolor del pueblo norteamericano. Hacemos votos por
que tales hechos no vuelvan a ocurrir.

Nosotros, que hemos dedicado nuestras vidas a luchar
contra el terrorismo, a evitar que actos tan atroces como estos
ocurran; que hemos tratado de salvar la vida de seres humanos
inocentes no sólo de Cuba, sino del propio Estados Unidos;
hoy estamos aquí en esta Sala para que se nos condene
precisamente por evitar actos como estos. ¡Esta condena no
puede ser más irónica e injusta!

En las propias palabras del presidente George W. Bush de
este país, a nombre del cual hoy se me pretende condenar,
se expresan claramente las razones por las cuales vinimos a
Estados Unidos y hoy estamos en esta Sala.

Desde esta misma ciudad de Miami se ha planificado,
organizado y dirigido el terrorismo contra mi país, Cuba.
Desde aquí se patrocina a los terroristas y sus actos, se
les alienta y financia, se les da albergue (sólo por
mencionar un reconocido caso, por las calles de Miami camina
libremente un terrorista y asesino no sólo de cubanos,
sino del pueblo de Estados Unidos, Orlando Bosch); y lo
más penoso de todo es que esto sucede con el conocimiento
y la anuencia de las autoridades de este país. Baste con
leer detenidamente toda la evidencia de nuestro caso, que es
plena en todo este tipo de acciones terroristas.

Cuba, mi país, ha sufrido por más de 42
años actos terroristas, agresiones, invasiones y
provocaciones que han traído la muerte de más de 3
478 seres humanos inocentes y más de 2 099 heridos.
Cuba, al igual que Estados Unidos, tiene derecho a
defenderse.

Sólo por citar algunos ejemplos:

• El 4 de marzo de 1960, en un muelle del Puerto de
La Habana, agentes de la CIA hicieron explotar el buque
francés "La Coubre", cuyo sabotaje terrorista
asesinó a 101 personas, de ellas 6 marinos
franceses.

• El 6 de octubre de 1976 un artero atentado
terrorista perpetrado por Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, y
el uso de mercenarios venezolanos, hicieron detonar dos bombas en
pleno vuelo de un avión civil de Cubana de Aviación
que salía de Barbados, asesinando vilmente a 73 personas
(57 cubanos donde se incluyen 24 jóvenes y niños
del Equipo Nacional de Esgrima de Cuba, 11 jóvenes de
Guyana y 5 coreanos). Algunos de estos asesinos terroristas
están hoy presos en Panamá, y desde esta ciudad de
Miami se hacen esfuerzos enormes para liberarlos, aquí
ellos les llaman "patriotas" y son sus símbolos, y desde
las estaciones de radio se hacen colectas para su defensa y
posible escape de la cárcel.

• Contra el Presidente de Cuba, Fidel Castro, se
han realizado 637 intentos de asesinato.

• Contra mi país también se ha
practicado el terrorismo bacteriológico sobre seres
humanos, plantas y animales que han afectado a 344 203 personas,
158 muertos (de ellos 101 niños).

This is not Paranoia; these are Lifes of innocent human
beings!

Estos grupos terroristas sobre los cuales nosotros
actuamos, no sólo han provocado tales hechos en Cuba, sino
aquí en Estados Unidos, y en este reporte de prensa,
totalmente público y al alcance de todos, se detalla un
resumen de actividades terroristas cometidas aquí en
Miami, en total más de 68 actos de violencia. Este
artículo escrito por el periodista Jim Mullin, del Miami
New Times, en abril 20-26 del 2000, describe entre otros
muchos:

• 1968 Orlando Bosch dispara una bazooka contra un
barco polaco en el puente Macarthur Causeway (Más tarde
políticos de Miami declaran "El día de Orlando
Bosch" para dar honra a tal terrorista).

• 1974 El líder exiliado José
Elías de la Torriente fue asesinado en Coral Gables por
haber fracasado en una invasión que llevaría a
Cuba.

• 1975 Luciano Nieves es asesinado después
de defender la coexistencia pacífica con Cuba.

• 1976 Un carro bomba le arranca las piernas al
director de noticias Emilio Milán de la WQBA-AM,
después de condenar públicamente la violencia del
exilio.

• 1981 Explota una bomba en el consulado mexicano
en Brickell Ave., en protesta por sus relaciones con
Cuba.

• 1996 Una bomba explota en el restaurante "Centro
Vasco" de la Pequeña Habana por protesta ante el concierto
de la cantante cubana Rosita Fornés.

• 2000, 11 de abril, afuera de la casa de los
familiares de Elián González en Miami, el
periodista de Radio Scot Piasant de Obregón, mostró
un t-shirt que decía "envíen el niño a casa.
Es un derecho de padre" , y fue atacado físicamente antes
de que llegara la policía.

Esto no es en Cuba. Esto es aquí en Estados
Unidos, en Miami, en las ciudades y calles de este país
donde vivimos todos, por donde ustedes caminan cada día,
sus hijos y familiares.

En la década de 1990 se arreció el
terrorismo, incursiones y provocaciones hacia mi país,
hasta que en 1997 se ejecutara una ola de acciones terroristas
contra hoteles e instalaciones que llevó al asesinato de
un inocente turista italiano: Fabio Di Celmo.

¿Cuántas muertes más de seres
humanos inocentes tenemos que presenciar para que se acabe esta
política loca y absurda hacia Cuba?

¿Cuántas vidas más de seres humanos
hay que esperar que se pierdan para que el FBI cumpla realmente
con su deber y detenga a los reales criminales y terroristas de
su propio pueblo de Estados Unidos?

¿Es que acaso esta "lucha contra el terrorismo"
es pura retórica?

No, el sentido común indicaría que no; y
es por eso precisamente que hoy nosotros estamos aquí;
porque no queremos que nada de esto ocurra en Cuba ni en Estados
Unidos, ni en Miami, ni en ninguna parte del mundo. Todo lo que
hemos hecho es eso: tratar de salvar la vida de seres humanos
inocentes, evitando el terrorismo y evitando una estúpida
guerra.

El patrón que se sigue en los terroristas cubanos
que nosotros conocemos es el mismo: José Basulto fue
reclutado y entrenado por la CIA y usado en su guerra contra mi
país, y aún hoy sigue practicando el terrorismo y
las provocaciones, como los miembros de las organizaciones FNCA,
Alpha 66, Comandos F-4, Partido Unidad Nacional
Democrática (PUND), Cuba Independiente y
Democrática (CID), y tantos otros que se mencionan en
nuestra evidencia. Estos terroristas representan para Cuba lo que
los autores de los hechos horribles cometidos contra Estados
Unidos representan para este país.

Cuba nunca ha confiado ni confiará en estos
personajes, y, como Cuba, Estados Unidos tampoco debería
confiar en ellos, ni mucho menos protegerlos. Eso es un grave
error que explicaría en parte por qué
fenómenos como los del 11 de septiembre
suceden.

Mi país ha sufrido por más de 42
años del terrorismo; hoy sufre Estados Unidos; y si no se
erradica de raíz podría sufrirlo también
mañana. Aquí en Estados Unidos hay más de
800 organizaciones de índole violenta, este es el
país que más vulnerable es a este tipo de actos
criminales. El terrorismo es el verdadero enemigo de la seguridad
nacional de Estados Unidos. Mantener una actitud de inactividad o
indiferencia o, peor aún, de complicidad y encubrimiento
de los terroristas y el terrorismo es el peor delito que se puede
cometer contra la seguridad nacional de Estados Unidos; y es eso
precisamente lo que está sucediendo en este caso. Quienes
protegen a estos grupos e individuos son los que realmente ponen
en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos.

¡Por eso, desde esta tribuna yo denuncio a estas
organizaciones policiales de Estados Unidos, que han encubierto y
no actúan contra el terrorismo y los
terroristas!

Cuba, por años, le ha pasado información a
diferentes instancias gubernamentales, hasta el más alto
nivel, de Estados Unidos; información detallada,
documentada, con nombres y apellidos, evidencias contundentes de
actos criminales y asesinos; de todo lo cual nuestra propia
evidencia en este caso es una muestra total. Y con toda esa
información en sus manos no se ha hecho nada, ni un solo
arresto, ni siquiera una sola investigación que se haya
llevado o lleve a cabo.

Con nuestra detención todo lo que se ha
pretendido es silenciar la fuente de la información, para
que actos terroristas tan graves no se conozcan, y ocultar esta
verdad que hoy nos golpea de manera brutal. Así
también el FBI se ha confabulado con los mismos
terroristas y el ala derecha extremista de Miami para perjudicar
y obstaculizar todo tipo de acercamiento y cooperación
entre nuestros dos pueblos y gobiernos. Mientras tanto, los
criminales están alegremente recorriendo hoy día
las calles allá afuera, burlándose de esta Sala. No
puede haber una mayor ofensa y mancha para estas autoridades,
para esta bandera que preside este local y ese escudo que
representa el ideal de la verdadera justicia.

Cuba todo lo que desea es vivir en paz y tranquilidad,
no quiere la guerra, como tampoco la quiere el pueblo de Estados
Unidos, ni líderes militares de Estados Unidos, que saben
muy bien que Cuba no es un peligro en manera alguna para este
país. Por eso es que nuestra labor también ha
estado dirigida a evitar una criminal guerra que sólo
traerá muertes de seres humanos inocentes, no sólo
de Cuba, sino del pueblo de Estados Unidos.

En ningún momento hemos buscado
información que ponga en peligro la seguridad nacional de
este país. Es una total manipulación, que nunca
aceptaremos, y una razón por la cual decidimos ir a este
juicio, además de exponer claramente esta verdad de todos
los actos criminales que desde territorio norteamericano se lleva
contra Cuba y el propio Estados Unidos.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter