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El Padrenuestro: historia y significado




Enviado por Agustin Fabra



  1. Definición
  2. Antecedentes del
    padrenuestro
  3. La
    oración en las antiguas Roma y
    Grecia
  4. La
    oración en el judaísmo
  5. Espiritualidad judía en el
    padrenuestro
  6. El
    padrenuestro en la iglesia primitiva
  7. La
    lengua de los evangelios
  8. El
    padrenuestro en los evangelios
  9. La
    doxología final
  10. Paralelismo del padrenuestro en el
    judaísmo y en el islam modernos
  11. Conclusión
  12. El
    padre nuestro en el espíritu de
    Jesús
  13. Padre
    nuestro
  14. Bibliografía

Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu nombre; venga tu Reino; hágase
tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan
cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras
deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros
deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas
líbranos del mal (Mateo 6:9-13)

Padre, santificado sea tu nombre, venga
tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y
perdónanos nuestros pecados, porque también
nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer
en tentación. (Lucas 11:2-4)

DEFINICION

El título de Padre Nuestro
o Padrenuestro proviene del latín Pater
Noster
y es el nombre de una oración cristiana dada a
conocer por Jesús de Nazaret, según relatan los
evangelios de Mateo y de Lucas. Entre ambos autores existen
diferencias entre la descripción de las circunstancias y
también en el estilo del texto de la oración, de lo
cual derivan las diferentes versiones existentes en distintas
confesiones cristianas.

El Padrenuestro está considerado como la
oración cristiana común por excelencia por las
confesiones mayoritarias: para los católicos es el resumen
de la doctrina cristiana, para los protestantes es el modelo de
oración cristiana y, según los ortodoxos, es la
oración perfecta.

Existe un paralelismo que relaciona el Padrenuestro
cristiano con alguna oración judía e incluso en
alguna islámica, lo cual comprobaremos más adelante
en este mismo estudio. No debemos olvidar que Jesús de
Nazaret estuvo inmerso en las tradiciones litúrgicas de la
religión judía, en las cuales se desarrolló
inicialmente el cristianismo.

ANTECEDENTES DEL
PADRENUESTRO

Los hombres primitivos empezaron a divinizar los
aspectos que no comprendían, tanto del mundo como de la
naturaleza, y empezaron a tener dioses de la lluvia, del
viento, del amor y muchos otros. El contacto
con esas fuerzas de la naturaleza divinizadas empezó a
refinarse y ello dio origen a las religiones.

El judaísmo implicó un avance para su
tiempo, en un contexto donde la mayoría de las culturas
antiguas profesaban el politeísmo, ya que resumieron a
todos los dioses en uno solo desde la época
abrahamánica, y desarrollando una liturgia donde la
oración era la forma más efectiva de acercamiento a
la divinidad.

Otros antecedentes remotos al Padrenuestro son
considerados desde teorías teológicas que vinculan
la doctrina del cristianismo con antiguas creencias paganas. El
teólogo, egiptólogo y ex sacerdote catalán,
Llogari Pujol, ha señalado lo que para él es un
antecedente concreto del Padrenuestro en un texto egipcio del
año 1,000 a.C., donde se recoge la llamada
Oración del ciego:

"El Dios de la Tierra es el gobernante
del horizonte.

Dios es para hacer grande su nombre, lo
dedica a la adoración de su nombre,

da su existencia de Dios, El
hará tu negocio. Su semejanza está sobre la
Tierra.

Dios es dado incienso y alimento en
ofrendas diarias.

El Dios juzgará el verdadero y
honesto y perdonará a nuestros deudores. Guárdate
contra la cosa que Dios abomina, presérvate del
mal.

Dios es el rey del horizonte, del poder
y de la gloria. El aumenta, El quienquiera que lo aumenta.
Permíteme que sea mañana como hoy".

LA ORACION EN LAS
ANTIGUAS
ROMA Y GRECIA

Ya en aquellos tiempos históricos surgieron
religiones organizadas y tenían templos y sacerdotes que
rendían culto a las fuerzas de la naturaleza las cuales,
la mayoría de la veces, ya tenían aspecto de dioses
antropomorfos, aún cuando generalmente carecían del
concepto de un Dios único y universal. Mas bien se adoraba
a dioses locales, pensando en que iban a favorecer
únicamente a su pueblo. De manera análoga se
consideraban como verdaderos a los dioses locales de
otros pueblos. Por ejemplo, un egipcio podía considerar
que la diosa Atenea ayudaba a los griegos y, por lo tanto, el
egipcio tenía que pedir ayuda a su dios equivalente, o
sea, Horus.

Cada pueblo tenía su forma de comunicarse con sus
dioses. Una forma de establecer contacto con ellos era por medio
de palabras, más o menos ritualizadas, como si los dioses
fueran personas que escuchan y responden con actos. Y esa
comunicación con palabras era la
oración.

En el caso de la religión grecorromana,
existía un gran contraste entre la oración dirigida
a las grandes divinidades y la efectuada a los dioses familiares.
En el caso de las grandes divinidades (Júpiter, Neptuno,
etc.) la oración era muy recargada, con ritos muy
elaborados y complicados, llenos de pompa y ceremonia. Por otro
lado, a los dioses domésticos o familiares se les oraba de
modo distinto: se les pedía consejo y protección de
una manera íntima, puesto que sentían amor por esos
pequeños dioses.

Dentro del cristianismo el grupo que se volvería
más numeroso es el de los creyentes de origen gentil, no
judío. De hecho debemos tomar en cuenta que el Nuevo
Testamento fue escrito en una lengua pagana, el griego. En la
actualidad los judíos consideran a los cristianos como
gentiles, mientras que en la antigüedad eran considerados
como una secta judía.

La herencia de los gentiles es innegable en el
cristianismo.

LA ORACION EN EL
JUDAISMO

El judaísmo trajo consigo una gran novedad en el
contexto religioso de la época antigua: el
monoteísmo; o sea, la existencia de un solo Dios. De forma
similar al resto de los pueblos, la creencia judía
sostenía que su deidad les favorecía sólo a
ellos, pero para los judíos todas las demás
deidades eran falsas; sólo su Dios existía
realmente ya que El creó a toda la humanidad, pero
escogió a Israel para ser su pueblo escogido.

El judaísmo legó al cristianismo gran
parte de sus creencias y el propio Jesús creció
dentro del contexto espiritual judío, y esa identidad se
ve reflejada en la oración del Padrenuestro. Concretamente
la oración judía Abinu Malkenu, que
literalmente significa Padre nuestro, Rey nuestro,
contiene las palabras Padre nuestro en hebreo, y en ella
se pide a Dios que permita que las bendiciones lleguen a la vida
de los hombres.

ESPIRITUALIDAD
JUDIA EN EL PADRENUESTRO

Diversas fuentes opinan que el Padrenuestro recoge una
indudable herencia de la espiritualidad judía, como se
afirma en el libro Rabbinic Literature and Gospel
Teaching
, editado en Londres en 1930.

En la liturgia de la mañana del Shabat,
de acuerdo al uso romano, se afirma: "Padre nuestro del
cielo, te deleitas en establecer tu casa en nuestras vidas, y
posar tu Presencia en las tinieblas de nuestros
días
". Este texto revela que los judíos ven a
Dios como su Padre, mensaje que viene contenido en la
oración de Jesús, el Padrenuestro.

Un kadish, que es una plegaria a Dios,
generalmente en arameo, dice lo siguiente: "Permite que tu
grandioso nombre sea magnificado y santificado
". Aquí
los judíos engrandecen el nombre de Dios y piden que los
hombres le reconozcan y le glorifiquen.

Otro kadish dice: "Permite que tu Reino
llene las vidas y los días, y la vida de toda la Casa de
Israel muy pronto, en un futuro cercano
". El Reino de Dios
es una idea que los cristianos tomaron del judaísmo, lo
cual se demuestra en este kadish".

El rabí Eleazar ben Yair, el Magno dijo
también: "Cualquiera que tiene un pan en la canasta y
dice ¿qué comeré mañana?, es una
persona de poca fe
". El texto del Padrenuestro dice:
"danos hoy nuestro pan de cada día", lo cual
concuerda con Eleazar Magno o el Grande (siglo I
d.C.).

La Amidá o Shmodá, una
oración judía usada a modo de bendición,
dice por su parte: "Perdónanos, oh Padre nuestro,
porque hemos pecado; absuélvenos, oh Rey nuestro, porque
hemos contenido transgresiones
". La Amidá
demuestra el dolor y el temor que el pueblo de Israel siente por
sus pecados.

Samuel el Pequeño dijo: "Si tu enemigo cae,
no lo disfrutes; si sale lastimado no permitas felicidad en tu
corazón, pues Dios lo verá
". Este mensaje
habla de amar, incluso a los enemigos y es una clara referencia
al "perdonar a los que nos ofenden" del Padrenuestro
cristiano.

La oración de Mar bar Rabna, datada en el siglo V
y usada en la liturgia judía vespertina, dice:
"Sé un escudo para nosotros, aparta de nosotros a
nuestros enemigos, la pestilencia y todo mal
". En esta
oración se le pide a Dios que sea su protector, al igual
que Jesús le pide al Padre que "nos libre de todo
mal
".

El presbítero italiano Marco Adinolfi (1919-2005)
consideraba que el Padrenuestro pudo haber sido una
oración propia del judaísmo, puesto que a lo largo
de ella se sintetiza la espiritualidad judía, de forma que
Jesús en el Padrenuestro dejó el mensaje más
judío de toda la Biblia.

EL PADRENUESTRO
EN LA
IGLESIA PRIMITIVA

Debemos tener en cuenta que Jesús, al nacer como
judío, vivió en el contexto de la espiritualidad y
costumbres religiosas judías y, por ello, estaba sometido
a la Toráh, el Pentateuco cristiano, y por ello en los
evangelios se cita con frecuencia a los textos sagrados del
judaísmo.

Podemos asegurar que si bien el judaísmo
introdujo una gran novedad en el contexto religioso de su
época, el cristianismo trajo al mundo de su tiempo una
nueva visión de la Divinidad. Desde el inicio del
cristianismo sólo existía un único Dios,
pero ya no era exclusivo para el pueblo judío, sino que
pasó a ser un Dios universal, a quien podían seguir
quienes quisieran, sin distinción de razas u
origen.

En un principio los primeros cristianos se consideraban
a sí mismos parte del pueblo judío, pero desde el
primer Concilio de Jerusalén, tal como cuenta Lucas en el
capítulo 15 del Libro de los Hechos de los
Apóstoles, los gentiles que abrazaban a Cristo no estaban
ya obligados a cumplir con la Toráh dada al pueblo de
Israel, ni a circuncidarse o a guardar el Shabat. A partir de ese
momento el cristianismo empieza a separarse gradualmente del
judaísmo.

El Padrenuestro fue fundamental en este punto. Al
separarse del judaísmo, el cristianismo tuvo que ir
adquiriendo una identidad propia, y el principal rasgo de la
espiritualidad judía era la oración. El
cristianismo debía tener sus propios rasgos para no ser
considerado como una secta del judaísmo, y el Padrenuestro
pasaría a ser el rasgo principal que diferenciaría
al pueblo cristiano del judío en este punto de la
historia.

En la Iglesia primitiva el rezo del Padrenuestro estaba
reservado para el momento más importante de la
celebración, y lo hacían preceder de
fórmulas en las que señalaban su respeto. Estas
fórmulas o parecidas han sido heredadas por diferentes
iglesias en sus liturgias actuales.

En la liturgia de la Iglesia oriental se dice a modo de
introducción: "Dígnate, oh Señor,
concedernos que gozosos y sin temeridad, nos atrevamos a
invocarte a ti, Dios celestial, como a Padre, y que digamos:
Padre nuestro
…". En la primitiva liturgia romana el
sacerdote precedía la oración con la frase:
"nos atrevemos a decir", reconociendo la enorme audacia
que hay en repetir palabras consideradas tan santas por el
cristianismo.

Y en el catolicismo, antes del rezo del Padrenuestro, el
sacerdote dice: "Fieles a la recomendación
del

Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos
atrevemos a decir
".

LA LENGUA DE LOS
EVANGELIOS

Los evangelios fueron escritos en un dialecto del
griego, llama koiné, aunque también se lo
conoce como griego alejandrino,
helenístico o griego del Nuevo
Testamento
. La koiné era la lengua
internacional de los países del Mediterráneo
oriental desde el período helenístico o griego.
Todos los textos del Nuevo Testamento se escribieron utilizando
la lengua koiné, que fue también la lengua
de difusión del cristianismo, por la gran influencia que
el helenismo, la cultura y el idioma griegos, tenían en la
época de los primeros cristianos.

EL PADRENUESTRO
EN LOS EVANGELIOS

En los dos evangelios en donde se menciona el
Padrenuestro es Jesús quien lo enseña a sus
discípulos para mostrarles el modo correcto de orar. La
relación con Dios, que según las creencias
judías regía todo lo que existe, era algo muy
delicado y por eso le pidieron a Jesús que les
enseñara el modo correcto de dirigirse a Dios pues,
según ellos, sólo una persona muy cercana a Dios
podía conocer la manera correcta de hablarle, siendo
Jesús esa persona para ellos. Con la oración del
Padrenuestro que les enseña, Jesús trata de romper
con las rígidas actitudes alejaba al hombre de Dios, y les
enseña una actitud orante que facilita el diálogo
con Dios, al que Jesús llama Padre.

El relato de Mateo

La oración del Padrenuestro aparece en el
contexto del sermón de la montaña. Jesús
había comenzado ya su vida pública y en ese momento
se dirigía a la gran cantidad de gente que se había
reunido para recibir sus enseñanzas, por lo cual
decidió subir a un monte para así poder ser
escuchado por todos los allí presentes. Les habló
de las bienaventuranzas (Mateo 5:1-12), de la luz del mundo
(Mateo 5:14-16), de la actitud de Jesús con
relación a la Ley de Moisés (Mateo 5:17-20) y sobre
los mandamientos (Mateo

5:21-37). Pero también les hizo un reproche hacia
quienes habían convertido la oración en un
ámbito

totalmente externo (Mateo 6:5-8) y les recomendó
orar en secreto y con toda sencillez. Y para ello les
enseñó el Padrenuestro como ejemplo de
oración sencilla para dirigirse al Padre.

El relato de Lucas

En el evangelio de Lucas el Padrenuestro aparece en el
viaje a Jerusalén, precedido de la parábola del
buen samaritano (Lucas 10:29-37) y por el episodio de la disputa
entre Marta y María (Lucas 10:38-42). Jesús estaba
orando en un apartado lugar, por lo que nadie se atrevía a
interrumpirle. Sólo cuando terminó su
oración hacia Dios uno de los discípulos le
pidió que les enseñara a orar y, por ello,
Jesús les explicó el Padrenuestro, en una
versión más corta que la de Mateo, y que
sólo contiene cinco peticiones (Lucas 11:2-4).

Comparación entre los dos
relatos

Lucas narra que uno de los discípulos le
pidió a Jesús que les enseñase a orar
después de que Cristo hubo terminado su oración en
la soledad del lugar. En Mateo no aparece la petición del
discípulo, sino que fue iniciativa del propio Jesús
enseñarles a orar con el Padrenuestro.

Las diferencias entre ambas versiones son las
siguientes:

Lucas invoca a Dios como Padre y,
en cambio, Mateo lo hace diciendo Padre
nuestro
.

En Lucas no aparece la petición de
Jesús del "hágase tu voluntad", a
diferencia del de Mateo. En Mateo, Jesús dice
"líbranos del mal", lo cual se omite en
Lucas.

El fondo de los dos relatos es el mismo: Jesús
enseña a su gente cuál es la forma correcta de
dirigirse a Dios. Sin embargo Mateo la desarrolla de manera
más extensa y profunda. El relato de Mateo sobre el
Padrenuestro es más apasionado puesto que en él
Jesús está en una montaña rodeado por una
muchedumbre ansiosa por escuchar sus palabras. En cambio en el
relato de Lucas, un Jesús más espiritual, orando en
soledad, causa la admiración de un discípulo, quien
espera pacientemente a que termine su oración para pedirle
que le enseñe a orar.

Son varias las hipótesis acerca de las
diferencias entre los dos relatos del Padrenuestro, sin embargo
por lógica deberíamos optar porque la original fue
la de Mateo, debido a que este apóstol fue un
discípulo que conoció personalmente a Jesús
y, por tanto, su información de los hechos es confiable.
Lucas, por otra parte, no conoció personalmente a
Jesús, por lo que su información proviene de la
tradición, o sea, de otras personas, y él
únicamente las relata. Posiblemente por esto la Iglesia
primitiva optó por el texto de Mateo, al ser
también el más completo.

LA DOXOLOGIA
FINAL

En primer lugar debemos indicar que el término
doxología se refiere a la propiedad de dar
gracias a Dios, pero con un lenguaje teológico que lo hace
auténtico. Por ello al final del Padrenuestro se dice:
"Tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre,
Señor. Amén
". En esta partícula se
manifiesta el total reconocimiento por parte del orante de que
Dios es un ser absoluto y supremo que no tiene principio ni fin.
Hay quien ve en esta doxología un símil con una
alabanza del Antiguo Testamento, mientras que otros afirman que
se trata de un añadido posterior.

La doxología final surgió entre los siglos
II y III de la era cristiana ya que se consideraba inaceptable
que la oración terminara con la palabra "mal",
por lo cual la Iglesia primitiva añadió esta
doxología para el uso litúrgico.

PARALELISMO DEL
PADRENUESTRO EN EL
JUDAISMO Y EN EL ISLAM
MODERNOS

Al igual que el cristianismo, el judaísmo y el
Islam son consideradas religiones monoteístas que creen en
un solo Dios, y también abrahamánicas, ya que
consideran que Abraham fue el primer monoteísta. Estas
tres religiones dicen adorar al Dios de Abraham, Isaac y
Jacob.

Judaísmo

El judaísmo tradicional no acepta la
condición mesiánica de Jesús de Nazaret,
interpretando que no cumplió ni con las profecías
mesiánicas ni con los requisitos de Mesías.
También consideran que los versículos
bíblicos referentes a Jesús contradicen la
teología judía, cuya creencia está basada en
una revelación nacional y no en una
demostración de milagros.

Sin embargo los judíos tienen una oración
a la que llaman Abinu Malkenu que, traducido, significa
Padre nuestro, Rey nuestro, y que pertenece a la
liturgia judía tradicional. Para el rabino David ben
Israel, de la asociación Esh Ha Toráh, una
red internacional y apolítica de centros educativos
judíos, esta oración se relaciona con el
Padrenuestro cristiano.

Islam

Para el Islam, la figura de Isa (Jesús)
es muy importante ya que es considerado el Mesías
por el Corán y el profeta más cercano a Alá,
sólo por debajo de Mahoma. Ellos consideran verdaderas sus
enseñanzas, pero creen que los seguidores de Pablo de
Tarso las distorsionaron. La oración del Padrenuestro la
tienen como una gran oración, dicha por un gran
Profeta.

CONCLUSION

Jesús no desea que el Padrenuestro sea repetido
de modo mecánico, sino que por medio de esta
oración se establezca un diálogo con el Padre. Los
hombres deben reconocer que Dios es su Creador y, por lo tanto,
su Padre. Por ello debemos rendirle la honra que se merece y
pedirle lo necesarios, pues el Padre concede lo necesario a quien
le hace peticiones de la forma adecuada, y también debemos
pedirle perdón por nuestros pecados.

Por ello en la siguiente página se incluye la
oración del Padrenuestro de una forma meditada, para que
nuestra oración sea del todo efectiva ante el Padre, y
conozcamos el verdadero significado espiritual de cada parte de
la oración.

"Recorran todas las oraciones que hay en las
Escrituras, y no creo que puedan encontrar algo que no
esté

incluido en la oración del Señor"
Agustín de Hipona

Monografias.com

EL PADRE NUESTRO
EN EL ESPIRITU DE JESUS

Presentación:

Por este medio analizaremos y meditaremos sobre las
diferentes partes de la oración que Jesus nos dejo: el
Padre Nuestro. Nuestra meditación personal la efectuaremos
sobre las distintas partes de esa oración, después
de haber oído la lectura del texto introductorio de cada
sección del Padre Nuestro.

Jesus se retiraba a orar al Padre con frecuencia;
sentía necesidad de estar con El. Uno de los
discípulos le dice: Señor, enséñanos
a orar. Jesus les dice que cuando oren no hablen mucho, pues el
Padre conoce lo que necesitan antes de que se lo pidan; que se
encierren en su interior y allí, a solas con el Padre, le
digan: Padre Nuestro….

Pidamos a Jesus que nos enseñe a rezarlo con el
espíritu filial con que El lo rezo, y con el
espíritu filial con que quiso que también lo
rezáramos nosotros.

Después de cada Reflexión a cada frase del
Padre Nuestro, es aconsejable que elevemos al Señor
nuestra oración personal sobre aquella reflexión en
concreto.

Oración inicial:

Señor, una vez más estamos viviendo una
profunda intimidad. Cada uno de nosotros siente su vida
maravillosamente invadida por tu vida. Tu luz ha penetrado en los
caminos de mi ser; tú eres la luz para caminar. Sé
que sólo en tu luz podre construir mi vida. Sé que
tu vives en la luz y que nos has comunicado un poco de esa luz,
Señor.

Pero lamentablemente por nuestra parte todo son
tinieblas. Señor, muchas personas parecen sentirse
satisfechas caminando en las tinieblas, a ciegas, con una venda
en los ojos. No quieren ver. Y este es mi pecado: a veces tampoco
quiero ver.

Te suplico, Señor, que abras mis ojos; estoy
seguro que quiero ver. Deja que tu luz penetre ahora en mis
tinieblas. Yo quiero ver, Señor; quiero ver.
Amén.

PADRE
NUESTRO

Padre: Dios es Todopoderoso, eterno, infinito en
todo; pero quiere que al dirigirnos a Él le llamemos
"Padre"; pedirle que sienta que El es mi Padre. Padre que
pensando en mi y amándome, creo todas las cosas: el sol
con su luz y calor, la tierra con tanta variedad de vida, el mar,
las montañas, los ríos, las plantas, las flores,
los frutos, el aire que respiramos, los alimentos que
consumimos…. Todo lo hizo y lo sigue hacienda pensando en
mí, mirándome, amándome. El formo mi cuerpo,
con sus miembros y sentidos, y me los conserva; mi alma con el
entendimiento, memoria y voluntad. El me hizo hijo suyo con la
gracia santificante; me da su vida, me hace imagen suya viva, su
hijo, y quiere mirarse a sí mismo en mi, como un padre
cariñoso se mira en el hijo que se le parece. El me dio a
su Hijo para que me hiciera su hijo y me lo sigue dando todos los
días en la Eucaristía para que sea mi alimento,
fortalezca

mi vida y perfeccione su imagen. El se me quiere dar
todo en herencia; El mismo será mi felicidad,
viéndole, poseyéndole, amándole, gozando de
Él y sintiendo el amor infinito del Padre que se vuelca en
mí. ¡Cuánto me ama mi Padre!

REFLEXION: ¿Como he correspondido a
tanto amor de Dios? ¿Me he portado como un buen
hijo?.

¿Cuántas veces le he ofendido, le he
vuelto la espalda, le he desobedecido? ¿Cómo he de
corresponder a partir de ahora? Siendo un buen hijo. Debo vivir y
sentirme como un hijo muy querido de Dios, someterme del todo a
la voluntad de Dios como lo hizo Jesucristo; amarle con todo el
corazón, con toda la inteligencia, estimándolo
más que todas las cosas, prefiriendo su voluntad a todo lo
demás. Toda mi vida deberá estar dirigida solo a
Dios.

Nuestro: Dios es Padre, no solo mío, sino
también de todos. A todos ama, a todos ofrece su vida y su
gloria. Por todos se sacrifico, murió y se quedo en la
Eucaristía. Quiere que nos amemos todos como hermanos,
hijos del mismo Padre. No puedo amar a Dios si no amo a mis
hermanos, sus hijos. Amarlos con el corazón de Dios, como
Dios ama. Amar a todos, como Dios ama y derrama sus bendiciones
sobre todos, buenos y malos. Quiere que pidamos por todos para
que todos pidan para cada uno. A pedir por mí mismo me
mueve la necesidad; a pedir por otros me mueve la caridad, que es
más agradable a Dios. Pediré por todos: por los
cristianos, por los que no creen y por los que rechazan a Dios o
a Jesucristo, para que pueden decir con nosotros: Padre
Nuestro.

REFLEXION: ¿He vivido ese ideal de
fraternidad? ¿Considero, amo y trato a los demás
como hijos de Dios y hermanos míos? ¡Cuántos
egoísmos y cuanta falta de amor buscando mi propio gusto
en vez de buscar el bien de los demás! ¿Cómo
tengo que vivir el amor a los demás? Como el buen
samaritano, o mejor aún, como Jesús, Nuestro
Señor.

Que estás en el cielo: Dios está en
todas partes, pero en el cielo muestra de un modo especial su
gloria, su bondad, su amor; allí hace felices a sus hijos
con la felicidad perfecta. Por eso quiere Jesus que elevemos
nuestra mirada al cielo cuando oramos. Allí esta nuestro
Padre. La casa del Padre será mi casa, allí
veré a mi Padre lleno de amor, le amare, le poseeré
sin temor alguno de perderle, y sentiré el amor infinito
del Padre. Quiere Jesús que al orar elevemos nuestros
corazones al cielo, que busquemos lo de allí. Allí
estaré con Jesús, sentiré su amor infinito y
sus predilecciones conmigo; estaré con la Santísima
Virgen sintiendo su amor maternal. Aquella será nuestra
felicidad sin fin. El deseo de alcanzar el cielo nos ayudara a
ser más pobres al tener nuestro corazón libre de
todas las cosas; mas obedientes, buscando siempre y haciendo solo
la voluntad de Dios.

REFLEXION: ¿Vivo con el corazón
en el cielo o mas bien estoy siempre mirando las cosas de la
tierra? Buscad las cosas de arriba, donde esta Cristo; saboread
las cosas de arriba, no las de la tierra.

Santificado sea tu nombre: Santificar el nombre
significa santificar a la persona. Que todos alaben, estimen y
amen a Dios; que obedezcan sus mandatos, reconozcan su majestad
y, sobre todo, su bondad y misericordia. Que con nuestra vida
santa mostremos que Dios es santo, y ayudemos a otros a
santificarse y así muestren con su vida que Dios es santo.
¡Cuántos no le conocen y le niegan!
¡Cuántos de los que le conocen no le aman ni le
obedecen porque no le conocen bien! Si realmente le
conociéramos no podríamos menos que amarle. Debemos
amarle sobre todas las cosas y amarle también por su
bondad y misericordia infinitas porque, siendo lo que somos, nos
ama como padre cariñoso.

REFLEXION: ¿Cómo es mi vida de
santidad? ¿Con mi vida animo a otros a que sean
santos?

Venga a nosotros tu Reino: Dios reina sobre todas
las creaturas, y de un modo especial en las almas de los justos,
por medio de la gracia; y en los bienaventurados en el cielo, por
la gloria. Reinara al fin del mundo sobre todos. Pedimos que
todos reconozcan el reinado de Dios, que vivan como fieles
súbditos suyos, que se sometan a sus leyes; que por todo
el mundo se extienda su reinado de amor, de verdad y de paz.
Pedimos que nos lleve a su Reino glorioso en el cielo.

REFLEXION: ¿Trabajo con mis palabras y
mi ejemplo por extender el Reino de Dios? ¿Ayudo a otros
en el apostolado? ¿Soy súbdito fiel a Cristo Rey?
¿Guardo sus leyes? ¿Amo y vivo su Evangelio?
¿Procuro imitarle lo más posible?

Hágase tu voluntad en la tierra como en el
cielo:
Que todos hagamos la voluntad de Dios; todo lo que El
manda y todo lo que le agrada, con toda perfección y amor,
como lo hacen los santos en el cielo. Ellos ven a Dios cara a
cara; ven el amor infinito que les tiene y le aman con todo el
corazón. No desean otra cosa sino amarle y, por amor, solo
quieren la voluntad de Dios. Así también todas las
personas amemos a Dios y solo deseemos y hagamos lo que es Su
voluntad y agrado. Que en mi y en todos se cumpla la voluntad de
Dios; que aceptemos con amor y gusto lo que Dios desee de cada
uno de nosotros, sea agradable o desagradable, con total y plena
confianza en El, que es mi Padre y que solo desea mi bien. Que
todos los acontecimientos los recibamos de la mano de Dios, que
quiere o permite esas cosas para nuestro bien. Como Jesucristo en
el huerto, digámosle: "No se haga mi voluntad, sino la
tuya"; todo como efecto del amor total a Dios.

REFLEXION: ¿Está toda mi vida
centrada en la voluntad de Dios? ¿Cuántas veces
prescindo de su voluntad y busco mi gusto, mi egoísmo, y
también me impaciento cuando las cosas no salen como yo
deseo? ¿En todas las ocupaciones diarias busco siempre lo
que le agrada a Dios, para que así se haga en mí su
voluntad?

Danos hoy nuestro pan de cada día: Tenemos
muchas necesidades corporales y espirituales mientras vivimos en
esta vida. Pedimos el pan, la comida, y todo lo que necesitamos
para el cuerpo. Pedimos que nos de hoy nuestro pan de cada
día. Debemos fomentar la confianza en el Padre y no
angustiarnos por el futuro. A los hebreos en el desierto les dio
Dios el mana de cada día; al día siguiente ya no
servía y debían esperar el nuevo mana de aquel
día y así, de esta forma, aprendieron a confiar en
El. Jesus quiere también que confiemos en el Padre. Es
cierto que tenemos que trabajar para conseguir el pan de cada
día, pero sin ansiedad ni congoja, sino con confianza en
Dios. Pediremos también el pan espiritual, necesario para
conservar y fortalecer la vida de la gracia santificante, que es
la gracia que necesitamos para hacer el bien y evitar el mal, y
para que nuestras acciones tengan valor sobrenatural. Pidamos el
pan de la eucaristía, sin el cual no podemos vivir; el que
nos ofrece Jesus, su Cuerpo y su Sangre, para que nos vaya
transformando en El; para que el Padre vea en nosotros una imagen
cada día más perfecta de Él.

REFLEXION: ¿Cómo está mi
confianza en Dios? ¿Me contento con lo que Dios me da cada
día, o ando angustiado por lo que me pueda faltar
mañana? ¿Cómo estoy con respecto a mi
trabajo, con angustia e inquietud deseando siempre ganar
más para así asegurar mi futuro, o con paz
confiando en Dios?

¿Cómo recibo la Eucaristía?, con
verdadera hambre de Dios o por rutina, con poca fe y
amor?

Perdónanos nuestras ofensas: Todos somos
pecadores y necesitamos de la misericordia de Dios. Todos tenemos
culpas y necesitamos pedir perdón. Dios, nuestro Padre,
está deseando otorgarnos ese perdón; El nos conoce
y nos ama; quiere que cada día nos arrepintamos de
nuestros pecados y ofensas y que le pidamos perdón. Y si
actualmente no encontramos en nosotros pecados más o menos
graves, si tenemos al menos defectos, debilidades, faltas e
indelicadezas con el Señor, y debemos pedir perdón
por todo ello por haber desagradado a nuestro Padre que tanto nos
ama. Una falta mía puede ser que desagrade mas al Padre
que pecados más grandes en otros, por lo mucho que me ama
y siente mi desagradecimiento. Tengo que pedir perdón, con
verdadero arrepentimiento, de todo pecado y ofensas.

REFLEXION: ¿Vivo en actitud de arrepentimiento y
detestación de mis pecados? ¿Fomento la pureza de
mi alma?

Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden:
Es la condición que Jesus pone para perdonarnos a
nosotros. Quiere que tengamos un corazón grande como el de
nuestro Padre, que con tanta facilidad nos perdona; que sepamos
excusar las faltas de otros como el mismo Jesus hizo en la cruz;
que no demos vueltas en nuestra cabeza a las ofensas que nos
hayan hecho, sino que procuremos olvidarlas.

REFLEXION: ¿Como cumplo con mi
obligación de perdonar a todo el que me ofende?
¿Soy fácil para perdonar o soy vengativo, que deseo
que le suceda algún mal al que me ofendió y me
alegro si le sucede? ¿Niego la palabra a alguien, le trato
con indiferencia o le rehúyo si en alguna ocasión
me ofendió? Dios me perdonara así como yo perdone.
Tengo que ser generoso en perdonar, para que también Dios
sea generoso conmigo.

No nos dejes caer en la tentación: Hay
tentaciones que son pruebas de Dios y sirven para nuestro bien.
Hay tentaciones que nos inducen al pecado. Hemos de pedir siempre
que no caigamos en pecado, ni mortal ni venial, ni en falta
deliberada, ya que todo ello ofende siempre a Dios. Somos
débiles y por nuestras propias fuerzas no podemos
sostenernos sin pecar, por las muchas inclinaciones torcidas que
tenemos en nuestra naturaleza. Necesitamos pedir gracia a Dios
para no caer, pero hemos de pedirla con humildad y con
confianza.

REFLEXION: No basta con pedir, tengo que evitar
las ocasiones de pecado. Si por mi culpa o negligencia me pongo
en peligro de ser tentado, desmerezco la gracia de Dios y,
entonces, el enemigo o mi propia sensualidad me empujan al
pecado. ¿Pongo yo los medios para no caer en pecado?
¿Evito las ocasiones? ¿Sacrifico mi lengua, la
vista y el oído antes de caer en pecado? Fomento
pensamientos o deseos de pecado? Sería una burla pedirle a
Dios que me libre de tentación y, al mismo tiempo, ponerme
yo mismo en peligro de pecar.

Y líbranos del mal: De todos los males,
naturales y espirituales. Que nos libre del pecado y del
infierno, que son los verdaderos males. Los males físicos,
como enfermedades, dolores, muerte, etc.

pueden ser bienes para el alma. Que nos libre del
demonio, que ronda buscando a quien devorar; que no nos dejemos
engañar ni seducir por él. Pero debemos
también ayudar a otros, en cuanto este de nuestra parte,
para que tampoco caigan en ningún mal.
¡Cuántos males de toda clase hay en esta vida como
fruto del pecado original, y de nuestros pecados personales que
cometemos, de nuestros egoísmos, soberbias e iras! Bueno
es que pidamos a nuestro Padre que nos libre de todos los males.
El nos librara de todos cuando nos lleve a su Reino, donde no
habrá ningún mal y donde gozaremos de todos los
bienes en el gozo de Dios.

REFLEXION: Esta es la mejor petición que
podemos hacer: que nos lleve a su Reino para vivir con Él.
Allí descansaremos y veremos, veremos y amaremos, amaremos
y alabaremos, alabaremos y gozaremos. Como dijo San Agustin, "eso
será el fin sin fin".

Oración:

Oremos hoy dándole gracias a Dios por habernos
permitido vivir esta oración del Padre Nuestro de esta
forma meditada. Prometámosle al Señor poner en
práctica en nuestra vida todo aquello que El nos ha
enseñado en esta oración, y roguémosle por
su ayuda para que le seamos fieles hasta el fin de nuestros
días.

Bendición:

Que el Señor nos bendiga y nos
proteja.

Que el Señor nos mire con agrado y
nos muestre su bondad. Que el Señor nos mire con amor y
nos conceda la paz.

BIBLIOGRAFIA

Catecismo de la Iglesia Católica,
Ediciones Paulinas, 1997. Biblia de Jerusalén, Bilbao,
España, Desclée de Brouwer, 1976. La Santa Biblia,
Versión Reina-Valera 1909, Miami, Fl., 1977. Biblia de
América edición popular, Madrid, 1997

Catecismo ortodoxo, Los Ángeles, EUA – St George
of Russia, 2000.

Manual de Oraciones, 2002-2005.

Juan Pablo II: "Dios; eternidad que
comprende todo" Librería Editrice Vaticana, 1985.
Conferencia del Teólogo y Traductor Bíblico Juan
Mateos: La oración del Padre Nuestro Modelo de la
oración cristiana: Contenido interior y
exterior

The Lord's Prayer

Vulgata Latina

La Koiné griega

La doxología final

La Summa Teológica de Santo Tomás de
Aquino.

El Padrenuestro: las tres hipótesis sobre las
diferencias entre Lucas y Mateo.

Monografias.com

 

 

Autor:

Agustin Fabra

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