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Las Iglesias de la Reforma en Hungría (página 2)




Enviado por David J. Calvo



Partes: 1, 2

Los conflictos con Francia, la continua presencia turca
y la rebelión en Hungría encabezada por Mire
Thököly, obligaron a acordar, entre otras cosas, mayor
libertad religiosa en la dieta de Sopron, 1681, pero siempre el
emperador afirmó que eso era una gracia imperial no una
ley del estado. Los protestantes debían pagar diezmos a la
iglesia católica y observar las festividades religiosas de
esa comunidad, los pastores podían celebrar cultos y
servicios ministeriales en los lugares asignados, no
podían ir a celebrar funerales fuera de su lugar asignado,
los mismos eran celebrados por ministros católicos, en los
territorios recobrados del dominio turco sólo
podían celebrar culto público los católicos.
La rebelión encabezada por Ferenc Rákoci II
(1703-11), católico, afirmó la libertad religiosa y
contó con el entusiasta apoyo de los protestantes. Luego,
al asumir el trono, Carlos III impuso la Carolina
Resolutio
por la cual el rey tutelaba toda la actividad
religiosa y los obispos católicos supervisaban a los
pastores protestantes, que debían jurar lealtad al estado
en una formulación típicamente católica.
Pero existían numerosas restricciones, los matrimonios
mixtos debían ser celebrados por sacerdotes
católicos, se prohibió la conversión desde
la iglesia católica a las protestantes, pero no la
inversa; las escuelas de primer nivel les eran permitidas, las
superiores fueron cerradas, los protestantes debían
celebrar las fiestas religiosas del calendario católico,,
los pastores no podían salir as ejercer su ministerio
fuera de los límites parroquiales establecidos por lo que
no podían atender a los campesinos si estos no
venían al centro urbano, los puestos gubernamentales
sólo podían ser ocupados por católicos, etc.
Aunque los dirigentes protestantes protestaron y el rey Carlos
III los recibió, la situación no cambió.
Durante el reinado de María Teresa (1740-80) continuaron y
se agravaron estas condiciones, aunque fue ocasión de
establecer una organización más centralizada en las
iglesias luteranas y reformadas, lo cual satisfacía antes
que la meta de ser iglesia la preocupación del Imperio por
contar con un único interlocutor y no una variedad de
ellos; el mismo argumento de los estados modernos; además
uno de la nobleza con intereses político-económicos
podía negociar con el Imperio no sólo en
términos religiosos.

La tolerancia

Punto de flexión

En octubre de 1781 se dio un punto importante de
flexión en la política imperial. José II,
hijo de María Teresa, firmó en Viena el Edictum
de tolerantiae
(edicto de tolerancia) por el cual se
permitió el ejercicio público de la fe a
protestantes y ortodoxos bajo ciertas condiciones. De acuerdo al
censo imperial los católicos eran el 60% de la
población, los calvinistas el 15%, los ortodoxos 13%, los
luteranos el 9% y los judíos el 11%. Influido por el
iluminismo franco-germano, el emperador aceptó poner fin a
casi dos siglos de opresión de lo que en la fecha del
edicto era casi la mitad de la población imperial en la
cuenca de los Cárpatos por razón de un mejor
gobierno.

La disposición indicaba que donde un
mínimo de cien familias no católicas pedían
se edificara una iglesia o escuela, o empleara un pastor o
maestro, se les debía otorgar. Aunque al comienzo se les
prohibía tener torres y campanas y más de una
entrada. Lo que sí fue notable es que no hubo
discriminación para los puestos públicos, no se
obligó más a los protestantes a participar de las
festividades católicas ni a la conversión al
catolicismo del cónyuge protestante casado con un
católico, los pastores protestantes podían visitar
a los presos de su fe y los sacerdotes católicos no
debían visitar a los protestantes enfermos, las iglesias
filiales protestantes podían llamar su propio ministro
pero sus fieles debían seguir aportando al sostén
del sacerdote católico local, etc. En 1785,a pesar de que
en muchas regiones no se dio a publicidad el edicto, se dio
permiso a los protestantes a cantar sus himnos en los funerales,
a edificar iglesias en las calles principales y a construir
torres y tener campanas en sus templos. Es interesante notar que
jóvenes de la Iglesia Husita o Iglesia de los Hermanos
Moravos (como hoy se denomina), perseguida también por el
mismo imperio y cuyo pueblo había sido dispersado y
habían perdido a casi todos sus pastores y templos, fueron
a estudiar a Debrecen, en la escuela reformada de
teología, y luego la misma iglesia solicitó ayuda a
los reformados en Hungría y 50 pastores fueron a servir en
esa iglesia, tradujeron libros de culto, alentaron la
edificación de templos y escuelas, y la
distribución de Biblias en el idioma del pueblo, muy pocos
de ellos regresaron a Hungría, la mayoría
permanecieron en lo que hoy es la República
Checa.

El pietismo

Como respuesta a los terribles años de
persecución y discriminación y a la
situación de empobrecimiento general y aún de
destrucción, sobre todo en las regiones antes bajo dominio
turco, el movimiento pietista originado en la Universidad de
Halle inspiró y renovó la vida de los protestantes.
Se realizaron varias traducciones de la Biblia a los idiomas
hablados en la región, además de publicarse
catecismos, libros de oraciones y piedad.

Una poetisa, la primera en idioma húngaro,
Szidónia Kata Petröczy, sobrina de Imre
Thököly, encarcelada durante la guerra de independencia
conducida por Rákóczi, tradujo gran parte del libro
de Johann Arndt: Cristianismo Auténtico y, luego,
fuera de prisión, lo publicó. Esta obra y los
escritos de August Hermann Franke, profesor en Halle, fueron de
inspiración notable para la iglesia y sus pastores en esta
época.

Matthias Bél, de gran actividad en Poszony
(Bratislava) durante 30 años, logró unir esta
renovación de la fe a un sólido fundamento
científico. Tradujo la Biblia al checo y la publicó
junto con el obispo Krman, publicó otras obras y
renovó la educación tanto en planes de estudio,
como en publicación de textos y capacitación de
maestros. También se une a su nombre la publicación
del primer periódico de la región Nova
Posoniensia
, en latín, que luego fue tomado por los
jesuitas, desapareciendo al poco tiempo. Publicó varios
volúmenes de sus Notitia, descripciones de la
Hungría de entonces (1735-1740), reconocido por
historiadores eslovacos, alemanes y húngaros.

Muchos fueron los protestantes que en esta época
contribuyeron al desarrollo de la cultura, la
investigación histórica y la literatura. Nombres
como los de David Czvittinger, Mihály Rotarides y
Pál Wallaszky, luteranos, y de Péter Bod,
calvinista, son recordados entre muchos otros. También se
debe a un pastor luterano de Györs, Mátyás
Rát, el primer quincenario en húngaro, el
Magyar Hirmondó (Correo Húngaro) iniciado
en 1780. Y será muy destacada la labor educadora de
Sámuel Tessedik, nacido en Bratislava (Poszony), educado
en Erlangen (Alemania) y a partir de 1769 pastor en Szarvas,
inspirador y realizador de un colegio de fama. Esta notable
influencia en la vida cultural se debe tanto al intento de la
minoría religiosa por ocupar un lugar en el desarrollo del
país como al alto grado de preparación
académica de sus pastores.

Camino a la tolerancia

Cuando en 1848, conducida por Lajos Kossuth, se afirma
la independencia frente a los Habsburgo y se declara la igualdad
y reciprocidad completa entre las iglesias registradas
(unitarios, calvinistas, católicos, ortodoxos y
luteranos), se encuentra respuesta a un anhelo de larga data.
Pero la reacción del imperio sume al territorio en una
guerra sangrienta. Las cuatro diócesis luteranas alientan
la independencia, el poeta luterano Sándor Petöfi
anima la lucha, pero el imperio derrota a los independentistas y
el obispo Máté Haubner del Transdanubio, el obispo
Mihály Pákh, de la diócesis de Tisza, y el
obispo János Szeberényi, del distrito minero,
doctor honorario en Jena, que apelara al corazón de los
eslavos en favor de la independencia y cubriera las noticias de
la guerra en su periódico, fueron condenados a
prisión, los dos últimos conmutándoseles la
pena de muerte. Fueron liberados mucho más tarde. El
obispo de Poszony (Bratislava), Sámuel Stromszky, fue
privado de su cargo episcopal hasta 1860, poco antes de su
muerte, sus hijos pelearon en la guerra de la independencia, uno
como soldado y el otro como seminarista.

Los Habsburgo al derrotar a los independentistas,
quitaron a las iglesias el derecho de elegir sus obispos y
nombrar sus pastores y otras autoridades, terminando con la
autonomía eclesiástica. Las tensiones y
opresión se acrecentaron, se cierran escuelas, se las
transfiere al estado y a las que restan se les dicta el plan de
estudios y en qué idioma podrán realizar la
enseñanza: el lema es un gobierno, una iglesia una
lengua.
En 1859, el gobierno establece una ley para regular
las iglesias, esto hace nacer una amplia discusión dentro
de ellas, están los que prefieren aceptar y los que
rechazan la ley: Entre los luteranos 333 congregaciones la
rechazan y 226 la aceptan, los reformados la rechazan, y ambas
iglesias en conjunto presentan una protesta en Viena. La
presión ejercida por políticos protestantes de
Inglaterra y Alemania, la recomendación del general
luterano y gobernador general de Hungría, Lajos Benedek, y
la mediación del inspector general para las iglesias Antal
Radvánsky, llevan a anular la ley el 15 de mayo de 1860, y
las iglesias vuelven a regirse por las leyes de 1790 que les dan
autonomía.

Constitución del
Imperio Austrohúngaro

Renovadas dificultades

Como resultado de la decadencia del absolutismo, la
corona llega en 1867 a un nuevo acuerdo con Austria y
Hungría estableciendo una monarquía dual: un
soberano, un ministerio de relaciones y exteriores y un
ejército y un ministerio de economía. Compromiso
que dura hasta 1918.

Si para muchos fue la época de oro de
Hungría, por su desarrollo en la cultura y las artes, la
renovación en la arquitectura y la música. No
dejó por ello de ser una época difícil tanto
para la iglesia para como para la misma integración de la
nación formada no sólo por húngaros, sino
también y desde antes de la constitución misma del
estado húngaro, por eslovacos, alemanes, eslovenos, etc.
Esto también aconteció en las iglesias.

Por ejemplo en lo que hoy es Eslovaquia los pastores,
tanto húngaros como eslovacos, se lamentaban fuertemente
que "todo tipo de injusticia se permite en la Iglesia si se la
cubre con el manto del patriotismo". Pero en el noreste de
Hungría, en Sáros, los dirigentes
eclesiásticos manifestaban que "Nuestra diócesis no
sufrirá a los falsos profetas que, bajo el pretexto de
amar su lengua madre, impiden la extensión del
espíritu patriótico y del lenguaje del estado en
nuestro país e impedir así a nuestra dulce patria
el fortalecerse y desarrollarse" (citado de Tibor Fabiny,
Hope preserved, Budapest, 1984).

Debido al creciente poder social de la Iglesia, incluso
las protestantes, y de no necesitar los ministros cumplir otras
tareas que las estrictamente religiosas: iglesias y pastores se
fueron alejando de la realidad social cambiante, de la creciente
industrialización, de la nueva realidad del campesinado, y
se aliaron simplemente al poder político
olvidándose de la gente por la cual eran responsables ante
Dios y adquiriendo un estilo juridicista y un tinte
"oficialista".

Además, a causa de la legislación, surgen
conflictos entre católicos y protestantes sobre la
cuestión del matrimonio, incluso el divorcio, y sobre la
educación religiosa de los niños. La ley
exigía que los hijos de matrimonios mixtos siguieran,
según su sexo, la religión de sus padres. Los
católicos demandaban cumplir el compromiso de educar a
todos en la fe católica y bautizaban a todos los hijos, lo
que causaba conflictos pues las iglesias eran los registros de
nacimientos y según en qué iglesia estaban anotados
era su religión. La organización de registros
civiles a fines del siglo fue opuesta incluso por una carta del
Papa León XII. Pero, no sólo asumió el
estado el registro de los nacimientos y defunciones, sino
también de los casamientos. Además, aceptó
como religión registrada a la judía. Se aceptaron
como registradas a los católicos armenios, griegos y
latinos, a los ortodoxos serbios y rumanos, a los calvinistas, a
los luteranos y a los unitarios, así como a los
judíos; se reconocía a los bautistas y musulmanes,
que fueron registrados en 1905 y 1916 respectivamente. No se
reconocía bajo ningún aspecto a los metodistas,
adventistas, nazarenos y otros, a quienes hasta el fin de la
segunda guerra se mantenía bajo constante vigilancia
policial sin ser sujetos de derecho. Los registrados
recibían subsidios y sostén administrativo por
parte del estado, los reconocidos podían operar, los otros
eran perseguidos con mayor o menor dureza.

La emigración

Como otros países europeos, la Hungría de
fin del siglo 19 vivía grandes contradicciones. El fausto
de la coronación de Francisco José, emperador de
Austria y rey de Hungría, la celebración del
milenio de la conquista del territorio por los húngaros,
el perdón a loe emigrados por causa de la derrotas de las
guerras de la independencia, se enfrentaban con la creciente
miseria del campesinado relegado al trabajo temporario del cual
una pequeña parte era absorbido por el creciente proceso
de industrialización.

Esto ocasiona la emigración hacia el oeste. La
primera fase de mediados del siglo 19 hasta 1880, la ola
migratoria de los que sufrían la opresión y el
hambre durante y tras las guerras de independencia, sobre todo
los habitantes del noreste: húngaros, eslovacos y
alemanes. Una emigración que sufre el hambre y la amargura
de la derrota en la lucha por la conquista de su libertad. La
segunda ola, a partir de 1880, incluye la región anterior,
el Transdanubio y la Transilvania, las condiciones
políticas y económicas del nuevo reino los obligan
a emigrar, el dorado de las grandes ciudades no satisface las
necesidades básicas del mayoritario campesinado y el rey
usa a los húngaros como nuevo frente para asegurar su
dominio convirtiéndolos en administradores de su propios
poder y enfrentándolos con los otros grupos culturales y
lingüísticos que constituían el reino
(después lloramos y con razón, que los rumanos
oprimen imponiendo su lengua y cultura a húngaros,
eslovacos y alemanes en Transilvania). La tercera fase desde el
terminar del siglo hasta la segunda guerra mundial, es una
emigración masiva que afecta incluso a la planicie central
de Hungría alcanzando un pico de 312.000 emigrados en
1906-07 que dejan sin habitantes a numerosos pueblos. Como el
noreste, eran de gran mayoría luterana y eslovaca, los
luteranos perdieron en el país un muy importante
número de fieles, así como también los
reformados.

Fin del siglo 19 y comienzo del 20

La iglesia luterana aunque continúa
acompañando la fe de sus fieles, continúa dirigida
no sólo por sus obispos sino por los inspectores general y
de distritos, representantes de la aristocracia al estilo feudal,
movida por intereses de la clase poderosa ciega a las necesidades
de la población, los pastores influidos por la corriente
teológica liberal y tomando partido por la
burguesía dominante comprometida con la
administración del reino a favor de Francisco José,
se aleja del sentir y pensar de sus feligreses e, incluso, los
ignora. Lo mismo acontece con la iglesia reformada. Esto
influirá en la incapacidad de la iglesias para enfrentar
la secularización, de la que ella se hace parte, y
continuar adelante con la misión que tan notablemente
había emprendido en los siglos de la opresión de
los Habsburgo. "Así, el surgir de la irreligiosidad
por un lado, y la rápida formación de sectas por el
otro, se hizo inevitable en la vida eclesial donde las figuras
claves estaban más interesados en los derechos de la vida
pública que en el evangelio vivo."(Fabiny, o.c.,
pág.57).
Los pastores hacen notar la baja en la
aceptación del bautismo, del matrimonio
eclesiástico y de los funerales.

En el sudeste de Hungría, de mayoría
campesina, crecen como hongos los grupos de estudio
bíblico fuera del contexto de la iglesia luterana o
reformada, grupos de inspiración pietista y puritana,
lectura del Peregrino de Bunyan o los escritos de E. G. White. El
rechazo por parte de los pastores influye en que se aparten
definitivamente y constituyan iglesias bautistas, adventistas,
nazarenas o grupos de Testigos de Jehová. El Obispo
Frigyes Baltik, en 1897, reconoció que "los malos
días"
para la Iglesia se debían a que los
pastores eran malos lectores de la Biblia y que sus explicaciones
bíblicas eran insuficientes para los creyentes.
Zsigmond Lajos Szeberényi, pastor de
Békécsaba y luego decano, afirmó que "El
papel desempeñado por la política en la Iglesia de
las últimas décadas le ha hecho más
daño a las dos iglesias protestantes que varios siglos de
persecución religiosa".

Así, a fines del siglo 19, ya hubo pastores que
con valor mostraron las raíces de los problemas
eclesiásticos y sociales de su tiempo y apuntaron a un
futuro renovado.

Corrientes teológicas

En esta época se da la oposición entre la
ortodoxia y el liberalismo inspirado en la filosofía
nacida del iluminismo. Los unos rígidos en su
expresión del dogma, los otros atados a la
secularización de su tiempo convertidos en maestros de
moral. Comienza a renacer la reflexión teológica y
el interés misional, según el modelo de las
misiones interiores o domésticas de Alemania, surge la
idea de la escuela dominical de origen británico, se
inicia una renovación en la predicación. Bajo la
inspiración de María Dorothea, esposa del palatino
José, se elige a Görgy Bauhofer, en 1844, para
organizar la iglesia luterana en Buda y edificar su primer
templo. Bauhofer contribuye a la historia del luteranismo en
Hungría con un libro que se publicó en Alemania y
una edición en inglés en Boston, además de
editar el primer semanario luterano en alemán, Der
evangelische Christ.
El y otros, como István
Christóffy, August Gottlieb Wimmer, Michael Lang y el
obispo József Székács, contribuyeron a la
renovación no sólo teológica sino
diacónica y misionera de los luteranos, en perspectiva
ecuménica. Notable a partir de 1886 es la acción
del pastor reformado Aladar Szábo quien del Dr. Andrew
Moody, director de la Misión Escocesa, aprende y aplica
los cultos evangelísticos nocturnos y un nuevo
énfasis en el estudio bíblico en la ciudad de
Budapest. En 1892, los reformados organizan la Asociación
Misionera Doméstica con el nombre de Zsuzsánna
Lorantfy, esposa del príncipe György Rakockcy I,
benefactora de los reformados en el siglo 17, de intensa labor. A
comienzos del siglo 20 se inicia el Movimiento de estudiantes
Cristianos, alentados por el Dr. John R. Mott quien visita
Hungría en 1909.

Tras la primera Guerra
Mundial

Tiempos de prueba

La vida de Hungría, y de sus iglesias,
sufrió en gran manera en lo social, político,
económico y religioso. El falso encanto de la
monarquía cargada de tensiones externas e internas, las
ideas del comunismo ruso no sólo en cuanto a lo social
sino con relación a las iglesias, como la
separación de iglesia y estado, la nacionalización
de las propiedades eclesiásticas y la asunción del
estado de toda la educación y la realidad de obreros
viviendo en miserables condiciones en las ciudades de
Hungría, de campesinos pequeños con poca tierra
cultivable frente a grandes propietarios dueños de la
mayor parte de las tierras fértiles, huelgas de cosecheros
y peones, una clase media administradora del reino pero sin
visión para enfrentar creativamente las nuevas realidades
sociales. La llamada República de los Consejos que
gobernó 133 días y la toma del poder por parte de
Miklós Horthy que derrotó a la república el
16 de noviembre de 1919, y la firma -por parte de Hungría
del Tratado de Trianón el 4 de junio de 1920, marca el
inicio de una nueva etapa de vida también para las
iglesias protestantes. Unos dos tercios del territorio del
antiguo reino parte del imperio de Austria y Hungría pasan
a Checoeslovaquia, hoy Eslovaquia, y a Rumania. Los luteranos son
mayoría entre los eslovacos y húngaros del
nordeste, la actual Eslovaquia. Los reformados son mayoría
y también son numerosos los luteranos de habla
húngara, eslovaca y alemana en Transilvania, hoy parte de
Rumania. En el campo educativo sólo la Academia
Teológica de Sopron queda dentro de los límites de
la ahora independiente Hungría, dos estarán en lo
que hoy es Eslovaquia y la otra en Rumania, iglesias miembros hoy
de la Federación Luterana Mundial como así
también la Iglesia Luterana en Hungría,
además de mantener entre sí hoy en día
vínculos fraternales y de cooperación muy fuertes
como por ejemplo la reciente ordenación de pastores
eslovacos para la iglesia luterana en Transilvania preparados
teológicamente en Bratislava, ordenados por el obispo
húngaro de la iglesia luterana en Transilvania con la
participación del obispo presidente de la iglesia luterana
en Eslovaquia. Los reformados tanto de Hungría como de
Rumania son parte de la Alianza reformada Mundial, y ellos y los
luteranos de esos países son signatarios de la Concordia
de Leuenberg entre ambas confesiones de fe.

Pero, en tiempos de Horthy, con el surgir de un
nacionalismo irredentista y xenófobo, los luteranos y
reformados se suman con sus propias frustraciones y protestas al
coro general, aunado a los problemas latentes entre
nacionalidades que el imperio y reinado de los Habsburgo nunca
había ayudado a solucionar sino que los había
alentado para mantener su poder. Frases como que una
Hungría desmembrada no es tal y que Hungría es el
reino de Dios, comprensibles en la situación son
convertidas en dogmas de fe y no sólo en afirmaciones de
sentimientos o dichos políticos. Posiciones más
medidas se hacen escuchar pero no son atendidas como la de un
periódico luterano (1920)que dice: "Hemos odiado lo
suficiente! Nos hemos herido y desgarrado unos a otros más
de lo que debiéramos. No podríamos amarnos, ya que
estamos?!"

El temor al comunismo y el poner en la victoria aliada
las culpas de la situación, fruto también de las
políticas del Imperio y Reino de Austria y Hungría,
son la nota de la época. Esto llevará a muchos a
sostener la unidad de las iglesias para sostener una
Hungría Cristiana, aun cuando el decano Z. L. Zsigmondi y
otros alertaron que convertir a la Iglesia en un brazo de la
política era dejar de ser Iglesia y profanar la
misión por Cristo encomendada. Aliada a esa postura
surgió un creciente antisemitismo aunque muchos se
opondrán en nombre de la fe y los mejores ideales de la
nación. Se destaca en la memoria agradecida de la iglesia
la obra del pastor luterano Gábor Sztehlo, fallecido en
1974, quien durante la invasión alemana de 1944 y el sitio
de Budapest (1944-45) salvó la vida de miles de
judíos con la ayuda de la Cruz Roja, en memoria de quien
en los 80 se plantó un árbol en Jerusalén, y
la asociación reformada El Buen Pastor, organizada por el
Dr. Imre Kádár. Luteranos y reformados protestaron
contra la deportación de los judíos pero no fueron
escuchados, tampoco la carta conjunta de ambas iglesias
presentada el 25 de junio de 1944, que afirmaba "Condenamos
cualquier conducta que ofenda la dignidad humana, la justicia y
la misericordia y que traiga sobre nuestro pueblo el terrible
juicio por la sangre inocente derramada… Hemos de decir
grandemente apenados que no vemos el resultado de nuestro
ruego…"
. La falta de real poder, de coherencia interna y
la dependencia financiera del estado debilitaron el enfrentar un
estado inhumano. Un miembro la iglesia luterana entregó su
vida por sus ideas, Laszló Remete, maestro de
religión en Jelsava (Jolsva), Checoslovaquia, y miembro
del Levantamiento Nacional Eslovaco.

Junto a estas dolorosas cuestiones y fracasos en la
inserción social como iglesia, hemos de hacer notar la
labor misionera interna, sobre todo con los jóvenes, a
estudiantes universitarios en el Hogar Lutero de Budapest, la
Asociación Húngara de Estudiantes Cristianos
Evangélicos de la que a partir de 1929 hubo una rama
luterana, sociedades de mujeres, colaboración en la
Asociación Cristiana de Jóvenes, casas de
diaconisas, orfanatos, escuelas con pensionado, misión a
las cárceles, editoriales, librerías, institutos
misioneros, se edificaron nuevas iglesias y establecieron
diócesis misioneras, el arquitecto Gyula Sándy
edificó más de 50 templos entre las dos guerras
europeas.

Hemos de destacar la labor de la Asociación
Nacional Luterana en el campo de la cultura y el trabajo social;
los numerosos pastores graduados en la Facultad de
Teología de Sopron con ayuda de la Asociación de
Pastores Luteranos Húngaros, y los periódicos
profesionales como: El pastor, Revista Luterana, Verdad Cristiana
y Revista Teológica.

En esta época se establecen notables relaciones
ecuménicas con el resto de Europa y los Estados Unidos a
través de los obispos, especialmente de Sándor
Rafia, encargado de las relaciones exteriores, de dirigentes
laicos y de profesores de teología como Károly
Pröhle, participaron en la Convención Mundial
Luterana y otras actividades ecuménicas
internacionales.

La Iglesia Luterana en Hungría, hoy parte de la
Federación Luterana Mundial, firmante de la Concordia de
Leuenberg, acuerdo surgido en Europa y firmado entre iglesias
luteranas y reformadas reconociendo el carácter eclesial
de ambas comunidades, la validez del ministerio de la Palabra y
los sacramentos en el marco de cada una de las iglesias, el
reconocimiento de sus miembros, y la comunión
eucarística abierta entre ambas confesiones de fe, y
activa en la cooperación entre las iglesias luteranas de
los territorios antes parte de la corona austro-húngara,
como Eslovaquia, Rumania, y Eslovenia, también las
relaciones con las iglesias luteranas de Finlandia y Estonia, con
las de Alemania y de Estados Unidos. También ha
contribuido al desarrollo de la iglesia luterana en
América Latina, por muchos años un pastor de esa
iglesia, György Posfay, sirvió como vínculo de
la Fed. Luterana Mundial con este continente; el pastor Dr.
Béla Leskó fue pastor de la Congregación la
Cruz de Cristo, primera congregación organizada por
luteranos húngaros vinculada a la Iglesia
Evangélica Luterana Unida, y rector y profesor de
teología sistemática en la Facultad Luterana de
Teología, José C. Paz, Argentina, que formara
pastores para todo el continente entre ellos a J.
Kadicsfálvy, quien sirvió en Chile, Carlos
Leskó y Ocsenás, en Buenos Aires, luego el primero
irá a Caracas y el segundo a Alemania. Por último
recordamos al Dr. Lászlo von Hefty que sirviera a la
iglesia en Buenos Aires, cooperara en la reubicación de
los refugiados tras el levantamiento en Hungría contra el
gobierno comunista, en 1956, y en muchas comisiones de la Iglesia
Evangélica Luterana Unida, particularmente en su Hogar de
Ancianos Juan M. Armbruster.

En esta recuerdo delos 1.100 años del
establecimiento del estado húngaro, recordemos como sus
iglesias de la Reforma fueron fieles a Cristo en medio de las
oportunidades y de las dificultades, los tiempos de aliento y de
tentaciones.

Bibliografía

Bauhofer, George, Historia de la iglesia protestante
en Hungría desde sus inicios en la Reforma hasta 1850, con
particular referencia a Transilvania;
publicado en forma
anónima apareció luego simultáneamente en
Berlín y Boston, éste en traducción de J.
Craig, en 1854, con un prefacio del historiador ginebrino J. H.
Merle D"Aubigne.

Fabiny, Tibor, Hope Preserved, The past and present
of Hungarian Lutheranism, Budapest, 1984,, 119 págs, il.
(Traducción del húngaro).

Fitz, Jenö, Gorsium-Herculia-Tác,
Budapest, 1973, 30, il.

Fuerst Wesley, Introducción a los salmos
consolatorios, "Obras de Martín Lutero",

tomo 6, Bs. As., Editorial La Aurora, 1979,
págs. 183, 184.

Lutero, Martín, Obras, Bs. Aires, Editorial
La Aurora, 10 tomos

Revesz, Imre; Mihaly Bucsay; Endre Toth; Zoltan
Varga, y Sandor Biro, A Magyar Refiormátus Egyház
Története, Debrecen, 1959; publicada en
versión resumida como History of the Hungarian Reformed
Church, Washington, The Hungarian Reformed Federation of America,
1956, 163 págs, il.
(Traducción del
húngaro y resumida por el Prof. George A. F. Knight,
Dunedin, Nueva Zelanda).

Sobre el autor

David J. Calvo, nacido el 14 diciembre de 1934,
Montevideo, Uruguay, actualmente ciudadano argentino.

Graduado en 1960 en la Facultad Luterana de
Teología, José C. Paz, Argentina (hoy integrada al
Instituto Superior Evangélico de Estudios
Teológicos), Buenos Aires. Estudios en la Escuela de
Periodismo y Ciencias de la Información
, Facultad
Católica de Humanidades, Rosario, Argentina, 1965-1968.
Psicología Social, Primera Escuela de
Psicología del Partido de Tres Febrero, Caseros, graduado
en 1991.

Ordenado al ministerio por la Iglesia
Evangélica Luterana Unida
el 11 de diciembre de 1960.
Pastor en diversas congregaciones (parroquias), profesor
asistente en la Facultad Luterana de Teología;
editor en Publicaciones El Escudo, Buenos Aires
(1969-1975), y Consultor Itinerante de Luteranos Unidos en
Comunicación
, al servicio de las iglesias en
América Latina, 1º de septiembre de 1979 al 30 de
abril de 1984. Autor de libros y numerosos artículos, y
activo en el diálogo ecuménico e
interreligioso.

Pastor en La Cruz de Cristo, Buenos Aires,
comunidad de origen húngaro, desde 1992 hasta el 30 de
noviembre de 2001. Y, actualmente, de La
Resurrección
, Hurlingham, Pcia. de Bs. Aires, de
origen letón.

 

 

Autor:

David J. Calvo

Buenos Aires, Argentina, 1996

Partes: 1, 2
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