También es importante no pretender
tener actitudes abiertas y liberales que comúnmente no se
practican ni es necesario tener. Lo importante es reconocer que
se tienen temores e identificar como esos miedos controlan los
comportamientos y así evitar que estos influyan sobre la
educación para la sexualidad en los ámbitos escolar
y no escolarizado. No es necesario ser un/a docente liberal para
hacer una buena educación para la sexualidad. Lo
importante es comprender que existen múltiples opiniones,
formas de pensar, ideologías, creencias y actitudes
relacionadas con la sexualidad, y reconocer que la propia no es
más que una de ellas. Un buen educador o buena educadora
va flexibilizando sus creencias, valores y actitudes sexuales,
sabe que la suya no es quizá la única, la verdadera
y totalmente objetiva, comprende otras posiciones, respeta las
diferencias y no trata de imponer su ideología con lo
más conveniente y tampoco presiona a sus estudiantes para
que lo sigan ciegamente. Una buena educadora o buen educador
comprende que su papel es formar para que los y las estudiantes
construyan autónomamente los propios valores, actitudes y
principios con los cuales poder conducir su vida sexual es un
contexto de crecimiento humano.
Perfil del/la
educador/a sexual
El perfil del/a educador/a sexual hace
referencia a las características, valores, actitudes,
condiciones, habilidades y aptitudes que se esperan de una
persona que aspira a generar de manera formal, consciente e
intencional procesos de educación sexual, especialmente
dentro del contexto de la escuela y las comunidades. Aunque todos
hemos sido de una u otra forma "educadores/as" de la sexualidad,
en este caso nos referimos a la persona que desea empeñar
el rol de educador sexual en una forma sistemática e
intencional.
El mejor recurso con que cuenta el educador
sexual es él o ella misma. Por esta razón es
importante que quienes desean asumir este rol tengan en cuenta
las premisas y cualidades que se esperan del mismo para que sean
objetivo permanente en su proyecto de perfeccionamiento y
realización como educador o educadora de la
sexualidad.
Un educador o educadora de la
sexualidad.
Un educador o educadora de la
sexualidad:
Esta motivado o motivada e interesado o
interesada por participar en procesos de educación
para la sexualidad.Asume y acepta su propia sexualidad,
reconoce el valor de la sexualidad y el papel que esta tiene
en la vida de las personas.Posee una madures afectiva y emocional
que lo lleva a tener una actitud positiva hacia su propia
sexualidad.Se siente cómodo o cómoda
tratando los temas sexuales.Comprende y respeta profundamente las
diferencias individuales y la variedad de estilos de vida que
pueden tener las personas para ejercer su
sexualidad.Vivencia y manifiesta en todos sus
actos un compromiso con la vida, con el amor y con su
trabajo.Identifica y reconoce sus limitaciones
y fortalezas como educador sexual y como persona.Es autentico o autentica, se muestra
genuino o genuina, se siente cómodo o cómoda
siendo el mismo o ella misma.Posee y se esfuerza por desarrollar
habilidades de comunicación interpersonal: practica el
escuchar activamente, la empatía, la expresión
de sentimientos y otras habilidades importantes para mantener
relaciones interpersonales graficantes y eficaces.Es creativo/a, renovador/a, evita la
rutina y la repetición, le agrada variar, crear. Es
capaz de adaptar y adecuar creativamente experiencias,
metodológicas y técnicas a las necesidades e
intereses de los grupos con los cuales trabaja.Se esfuerza por lograr una coherencia,
congruencia y solidez entre lo que dice, sus actitudes y lo
que vive.Vivencia lo que
enseña.Dice "no se" con naturalidad, cuando no
conoce lo suficiente sobre algo. Se preocupa por investigar y
resolver sus propias lagunas sin pensar lo que tiene que
"saber todo".Posee habilidades y competencias
pedagógicas básicas, se puede hacer entender
con facilidad, tiene aptitudes para
enseñar.Comprende que no hay una única y
mejor forma de vivir la sexualidad.Comprende el alto sentido de
responsabilidad que tiene su papel como educador
sexual.Tiene capacidad para manejar
actividades de grupo.Cuestiona, confronta y estimula la
reflexión sin juzgar, atacar, violentar, enjuiciar y
desvalorizar a los demás.Esta relativamente libre de problemas
emocionales o de personalidad que invaliden el ejercicio de
su rol como educador/a sexual.Promueve el respeto por las ideas y
valores personales, sociales, religiosos, étnicos,
morales y humanos en general.Se comunica afectiva y efectivamente,
es capaz de hablar abiertamente, sin perjuicios, con una
actitud franca, honesta, sincera y desenvuelta.Está en permanente y continuo
proceso de clarificación y reestructuración de
sus actitudes y valores sexuales.Se asume como un ser en permanente
cambio. Comprende y estimula su propia transformación
como consecuencia de sus experiencias y su
trabajo.Comprende y tiene en cuenta la
importancia que tienen los cambios sociales e
históricos en la estructuración de las
actitudes, valores y comportamientos sexuales.Se mantiene actualizado sobre la
información científica acerca de la sexualidad,
domina en forma general y suficiente los conocimientos de la
sexualidad en todas sus dimensiones.Crea un ambiente y un clima de respeto,
libertad, confianza, seguridad y aceptación como parte
esencial de la dinámica de los grupos para realizar
procesos de educación.Expresa respeto por las ideas,
actitudes, valores y comportamientos sexuales de las personas
con quienes trabaja en educación sexual.Se interesa por desarrollar en
sí mismo y los demás la capacidad de
autocritica y autoreflexión.
Evita asumir posiciones autoritarias,
moralistas y dogmaticas. Se interesa por facilitar que cada
participante revise libremente sus actitudes y conocimientos a
través de un proceso reflexivo, responsable y
autónomo.
Autor:
Mamerto Sanchez Casas
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