La red de materia libre ha de ser de estructura
cúbica curva, la más simple, es decir un cubo
según la superficie esférica. Pero en la superficie
esférica los ocho elementos del cubo se distribuyen
equidistantes, de tal forma que cada dos quedan comprendidos en
una superficie pr² de las 4 que componen la
superficie esférica: S = 4pr².
La probabilidad de choque o interacción de esos
ocho elementos con los adyacentes en igual configuración
de red es de 3, los elementos más probables por
encontrarse más cerca y en las tres direcciones de
avance.
Los elementos que resultan de las combinaciones, se
combinarán a su vez en la misma probabilidad o
número, 3.
El número total de elementos recombinados hasta
la materia normal para una estructura cúbica de red
sería:
8 x3 composiciones de 2 elementos en primera
combinación.
(8×3) x2 elem. de la primera combinación, x 3
nuevas combinaciones, x 3 elementos cada una (mayoritarios para
combinaciones elementales m. normal):
24 x3³
Pero esto sería si todos los elementos poseyeran
la misma probabilidad de combinarse, lo que no es
así.
En su movida cada uno de ellos podría ocupar una
superficie r², su abanico de avance, lo cual se
cumple. Entonces tendríamos:
( 24 x3³) r²
El cuadrado esférico o esfera de red sólo
podría avanzar en el sentido de una de sus caras (2
elementos) de las cuatro equivalentes a
pr².
El número total de elementos combinados que
correspondería a toda la esfera o cuadrado esférico
habrá que dividirlo por pr²; y ya que en dicha
división r² se anula:
24 x3³/p = 137,
5098
Este valor será exacto si se consideran las
pequeñas oscilaciones de los elementos que les influyen en
su mutua probabilidad de combinación
(choque).
De manera más explícita, y considerando
la vibración fundamental de los elementos:
Con la simple visualización del esquema pudiera
interpretarse que una partícula da lugar a 137, lo que no
es, cada una de ellas dispone en el medio de otras como materia
prima para combinarse o recombinarse.
NOTA. Ya se vio en otro de nuestros trabajos cual era el
origen de la oscilación intrínseca. Aquella,
fundamental, que no depende de la vibración
calórica o de la energía sino del giro siempre
presente en las partículas y su "descentrado" debido a la
inexactitud de los cuantos: su pequeña asimetría.
Dicho "estremecimiento" constituye un desahogo o margen propio
para cada partícula junto a las otras en las uniones, y
puede identificarse con el doble de la tolerancia
mínima.
Consideraciones
sobre el 137
Sea como sea, este número de elementos
correspondería a la totalidad de los primordiales que
componen la materia "másica" a partir de una estructura
elemental de red.
Aquellos elementos primordiales que no consiguiesen la
combinación permanecerán en su estado libre (espuma
cuántica) como componentes de la abundante energía
oscura.
Pero en la globalidad, en el total de energía
oscura, el conjunto de cubos esféricos podrá actuar
aleatoriamente por cualquiera de sus cuatro lados. De ello se
deduce que la probabilidad de combinación para toda la
energía oscura será de ¼, con lo que la
primera generación de partículas, la materia oscura
propiamente hablando, se generaría según un
25%. La siguiente generación también se
generará como un 25% del 25% de esa materia
generadora, la materia oscura, con lo que su porcentaje
sería del 6% aprox. sin tener en cuenta otras
incidencias.
Estos porcentajes teóricos oscilaran según
el margen vibratorio, o los desvíos desde la uniformidad
para sitios localizados, por lo que los valores no pueden ser
exactos. Pero todo ello sería corregible si dichas
magnitudes se conocieran.
Por otro lado, si se supiese la diferencia dimensional
entre los distintos estamentos se sabría el aumento de
volumen o tamaño en la evolución hasta el presente,
consiguientemente la variación de volumen y el valor de la
expansión, pues, como sabemos, viene generada por la
presión oscura.
Claro, que todo lo dicho se ha supuesto para
"generaciones en frío". Pero en la globalidad, seguramente
los fenómenos de alta presión y temperatura, no son
causa, sino consecuencia de las propias generaciones en
frío, que las provoquen por su acción gravitatoria,
es decir que en promedio serán las materias oscuras las
responsables de la expansión, y más si se considera
su dominio porcentual en el Universo.
Se observa que los ordenes de dimensión conocidos
comienzan a separarse notoriamente a partir de 10^-17 o 10^-18.
Seguramente se pueda decir que los órdenes de
dimensión hacia abajo también varíen en
forma cuadrática. En este supuesto, no sería
difícil calcular el volumen de ahora partiendo de las
combinaciones desde la estructura de red
cúbica.
Es de suponer que el 137 como número de
combinaciones sea constante, y que no sea necesario partir de la
energía-materia oscura para que dicho número se
cumpla, sino que sea válido allá donde existan los
tres saltos combinatorios equivalentes. Igual ha de ocurrir para
que el fotón libre se integre al electrón. Por
ello, y en principio, suponemos para éste una estructura
triple.
De la Teoría de Landau del líquido de
Fermi ya puede extraerse la existencia de espinones y holones. Y
la existencia de híper partículas ocurre en niveles
de temperatura muy bajos según la distribución
Bose-Einstein.
La onda partícula
electrón:
Imaginamos como más lógica una estructura
de tres anillos para el electrón. Primero, porque el
movimiento extensivo por causa del espín abarcaría
toda la partícula. Segundo, como forma de que, aun siendo
una partícula compuesta, posea una resultante de carga
negativa.
Según sea la dirección de avance, dos de
los anillos se comportarían como ondas ligadas
perpendiculares, neutras en conjunto (al estilo del
fotón).
El tercer anillo, desapareado, perpendicular a los
anteriores, como onda envolvente daría la carga
electrónica (siempre que gire en la forma directa; en la
retrógrada se trataría de un
positrón).
Los dos primeros se constituirían de espinones
(no aportan carga, sólo aportan espín, como ocurre
al fotón).
El otro se compondría de holones (sólo
aportan carga y no espín).
Espinones y holones serían una manera de designar
sus funciones, intercambiantes según la dirección
de desplazamiento global de la partícula, y de forma
continua seguramente.
Podríamos decir que el electrón sea la
suma de un súper fotón muy masivo y un anillo halo
responsable de su carga.
La constante de estructura
fina.
La absorción de un fotón por parte de un
electrón supondrá su combinación interna
desde uno a tres elementos. Como se ha visto el número
total de componentes habrá de ser 137.
Por el contrario, la emisión de fotones
ocurrirá por el fraccionamiento de una subpartícula
electrónica que no obstante permanecería
reestructurada a falta de un sólo fotón en sus
prolíficos anillos de componentes casi libres.
La constante de estructura fina se puede expresar
como:
O lo que es lo mismo, la energía
para traer dos electrones hasta una distancia S dividida por la
energía de un fotón con longitud de onda igual a
2pS.
Ello nos indica que la energía electrónica
de carga es 137 veces la energía del fotón, o lo
que es lo mismo, la masa o número de elementos para la
emisión o absorción es de 1 a 137 (equivalencia
masa y energía).
Las subpartículas propicias del electrón
para emisión o absorción de fotones poseerán
una masa equivalente a 137 de la del fotón.
El 137 expresaría por tanto la
cuantificación combinatoria en la expansión y el
resultado fraccionario en la concentración, si, en
según que condiciones externas, ambos procesos son
reversibles.
Autor:
Fandila Soria
Granada, – Julio- 2011