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La iniciación (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4

Naturalmente, los Maestros no estaban ansiosos por
aumentar su competencia y ceder parte del mercado que dominaban,
por lo que cada vez las trabas y las pruebas eran más
difíciles de superar para los Oficiales.

Con el tiempo, ya en los siglos XIV y XV, los Oficiales
se fueron confabulando para exigir mayores sueldos y condiciones
de trabajo, llegando hasta el extremo de incluso organizar
huelgas. De estas asociaciones de Oficiales de los Gremios de
Artesanos se dice que son los antecedentes más directos de
los sindicatos.

Los Gremios de Artesanos llegaron a establecer
condiciones al mercado a partir de su posicionamiento
monopolístico: precio único de bienes y servicios,
salarios regulados, márgenes de utilidad controlados,
jornada laboral, y estándares de cantidad y calidad de los
productos a elaborar y precio de los bienes y servicios finales.
Esto trajo consigo la eliminación de la competencia y el
no mejoramiento de técnicas. Por ejemplo: Hacia el
año 1300 el Gremio de los Tintoreros de la ciudad de
Derby, en Inglaterra, había logrado que nadie más
pudiera teñir dentro de un radio de 10 leguas a la
redonda. En el siglo XIV los Gremios de Artesanos participaban en
el poder político de las ciudades cuyo

comercio habían controlado. Y el asunto no es de
poca monta ya que para la misma época en París
existían más de 130 Gremios de oficios, entre ellos
el de los Médicos.

Para un mayor control sobre las Corporaciones de Oficio,
cada una de ellas se organizaba sobre unos Estatutos, los cuales
buscaban principalmente asegurar unas relaciones comerciales
monopolísticas y reducir la iniciativa individual, el
libre comercio y el desarrollo de la industria
independiente.

Los Estatutos señalaban, en la mayoría de
los casos, las siguientes prescripciones, redactadas en un
lenguaje religioso de corte judeocristiano, acorde con el
contexto social de la Edad Media, en donde el cristianismo
poseía un gran poder político y
económico:

1) Jerarquización de la Corporación en los
niveles de Maestro, Compañero

(Oficial) y Aprendiz;

2) Reglamentación de las relaciones de trabajo,
con énfasis en la protección del

Maestro;

3) Prohibición del trabajo nocturno para
garantizar la calidad del producto;

4) Descanso dominical por razones religiosas;

5) Prohibición del trabajo a domicilio para no
fomentar la competencia;

6) Fijación de los salarios a los
Compañeros; y

7) Diseño de un rígido sistema de valores
relacionados con la moral pública y privada de sus
miembros.

El monopolio de los Gremios de Artesanos comienza a
decaer con el advenimiento del capitalismo como nuevo sistema
económico que permite la producción a mayor escala,
favoreciéndose de paso la creación de más
canales expeditos de distribución y nuevas técnicas
impulsadas por la mayor competencia entre actores de diferentes
mercados.

Los Gremios de Artesanos fueron desapareciendo, o
sobreviviendo al incorporar a nuevos miembros que sin ser
operarios del Oficio respectivo, sí desempeñaban
labores, profesiones u oficios relacionados con el objeto inicial
del Gremio, tales como proveedores de materiales o insumos,
abogados, médicos del gremio, contratistas,
etc.

Es decir, que entre el siglo XVI y comienzos del XVIII,
solo sobrevivían en

Europa los Gremios de Artesanos que tomaron la
decisión de transformarse en asociaciones
económicas sectoriales. Entre ellos, algunos Gremios de
Constructores, llamados también Masones, devotos de San
Juan Bautista, que fueron admitiendo en su seno durante todo el
siglo XVI a miembros no albañiles en calidad de
"Aceptados".

Un ejemplo ilustrativo acerca de la forma en que
funcionaba en el Renacimiento la habilitación de los
nuevos Maestros y su vinculación a los Gremios lo
constituye la preparación de Leonardo Da Vinci para
contratar legalmente en Florencia.

Fruto de los amores juveniles de un futuro notario de la
República de Florencia con una humilde campesina, y
adoptado posteriormente por el matrimonio de su propio padre a la
edad de cuatro años, Leonardo ingresó en 1465, con
13 años de edad, en calidad de aprendiz, al Taller de
Andrea del Verrochio, uno de los más grandes artistas
florentinos.

Verrochio, a su vez, había comenzado su vida de
Maestro como orfebre, pero después de haber trabajado en
Roma para el Papa Sixto IV, se radicó en Florencia y
montó un Taller que le proporcionó dinero y
fama.

Además de limpiar y asear el Taller, Leonardo
debía preparar las tablas para pintar, moler las tierras y
pigmentos, preparar el barniz y realizar toda clase de trabajos
mecánicos.

Leonardo contó con la suerte de prepararse en un
Taller polifacético, pues al prestigioso maestro Verrochio
le confiaban la elaboración de objetos de bronce y plata,
bajorrelieves para altares, esculturas, pinturas religiosas, etc.
Incluso trabajos de ingeniería y arquitectura. La esfera
de cobre dorado que corona la cúpula de la catedral Santa
María del Fiore, la patrona de Florencia, es fruto de su
afamado Taller, y a Leonardo le correspondió aplicar la
soldadura de la obra.

En 1472, Leonardo Da Vinci terminó su
período de aprendizaje y se inscribió como Maestro
en la Corporación de Pintores de Florencia.
Profesionalmente ya estaba habilitado para recibir encargos y
montar su propio Taller. De ahí en adelante, su prestigio
y talento lo llevaría a recibir múltiples y
variados encargos. Sus principales clientes en adelante fueron
los adinerados monasterios, los Médicis de Florencia, los
Sforza de Milán, los invasores franceses, los papas
Borgia, los republicanos de Venecia, y finalmente el Rey de
Francia.

Por otro lado la existencia de guildas era muy
difundida, la más sabia de esas Guildas era la de los
"Albañiles" (maçons), constructores de los
palacios y de las catedrales, adeptos del Arte real que
entonces era la arquitectura, y depositarios de antiguos
secretos: "Con todo derecho puede afirmarse que la
geometría esotérica pitagóníca se
trasmitió desde la antigüedad hasta el siglo XVIII,
por un lado a través de las cofradías de
constructores (que a la vez se trasmitieron, de generación
en generación, un ritual iniciático en que la
geometría desempeñaba un papel preponderante), y
por otro, por la Magia, por los rosetones de las catedrales y los
pentáculos de los magos". De esos "Maestros de Obra", de
esa masonería operativa, nació la
francmasonería especulativa. En cuanto al
Compañonaje, cuyos diferentes "Deberes" rivales
se repartían los picapedreros, los cerrajeros, los
carpinteros, y que por lo demás subsiste hoy, numerosas
novelas han popularizado las costumbres: los lazos y el
bastón simbólicos; la "Vuelta de Francia"; las
"cayennes", especies de mesones

donde la ?Madre? se ocupa del albergue y de la ropa de
los compañeros.

El rasgo común de todas esas Hermandades es la
existencia de signos de reconocimiento, de ritos
iniciáticos de afiliación, de tradiciones que
llegan a la

más remota antigüedad, algunas de las cuales
se encuentran en la Masonería moderna.

Emilia Pardo Bazan en su narración titulada ?El
Xeste? describe el compañonaje: ?Eran obreros
–no condenados, como los de la ciudad, a la
eterna

rueda de Ixión de un trabajo siempre el
mismo-.Mestizos de cantero y labriego, en verano sentaban piedra,
en invierno atendían a sus heredades. Organizados en
cuadrilla, iban a donde les llamasen, prefiriendo la labor en el
campo, se ahorra casi todo el jornal, para llevarlo, bien
guardado en una media de lana, a la mujer, y mercar el ternero y
el cerdo y las gallinas y la ropa y la simiente del trigo y
algún pedacillo de terruño. No sentían la
punzada del ansia de gozar como los ricos, que asalta al obrero
en los grandes centros; el contacto de la tierra les conservaba
la sencillez, las aspiraciones limitadas del niño;
disfrutaban de un inagotable buen humor; y la menor
satisfacción material les transportaba de jubilo. Sus
almas eran

todavía las transparentes y venturosas almas
de los villanos medioevales
?.

Los Templarios.

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo
(latín: Pauperes commilitones Christi Templique
Solomonici
), comúnmente conocida como los
Caballeros Templarios o la Orden del Templo
(francés:
Ordre du Temple o Templiers) fue
una de las más famosas órdenes
militares cristianas. Esta organización se mantuvo
activa durante poco más de dos siglos. Fue fundada en
1118 por nueve
caballeros
franceses liderados por Hugo de Payens
tras la Primera
Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas
de los cristianos que
peregrinaron a Jerusalén tras su conquista.

Aprobada de manera oficial por la Iglesia
Católica en 1129, la Orden del Templo creció
rápidamente en tamaño y poder. Los Caballeros
Templarios empleaban como distintivo un manto
blanco con una cruz roja
dibujada. Los miembros de la Orden del Templo se encontraban
entre las unidades militares mejor entrenadas que participaron en
las Cruzadas.
Los miembros no combatientes de la orden gestionaron una compleja
estructura económica a lo largo del mundo cristiano,
creando nuevas técnicas financieras que constituyen una
forma primitiva del moderno banco, y edificando una
serie de fortificaciones
por todo el Mediterráneo
y Tierra
Santa.

El éxito de los templarios se encuentra
estrechamente vinculado a las Cruzadas; la pérdida de
Tierra Santa derivó en la desaparición de los
apoyos de la Orden. Además, los rumores generados en torno
a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios
creó una gran desconfianza. Felipe IV de
Francia, considerablemente endeudado con la Orden,
comenzó a presionar al Papa Clemente
V con el objeto de que éste tomara medidas contra sus
integrantes. En

1307, un gran número de templarios fueron
arrestados, inducidos a confesar bajo tortura y posteriormente
quemados en la hoguera. En 1312, Clemente V

cedió a las presiones de Felipe y disolvió
la Orden. La brusca desaparición de su

estructura social dio lugar a numerosas
especulaciones y leyendas, que han mantenido vivo el nombre de
los Caballeros Templarios hasta nuestros días.

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Para entrar en la Orden del Temple, los caballeros
debían escuchar, conocer y aceptar las Reglas de la Orden.
La ceremonia empezaba con una reunión del Capitulo, al
neófito se le conducía a una sala aparte, cercana
al Capitulo y se le vestía con una túnica
blanca.

El Maestre, enviaba a dos caballeros, que
le preguntaban: Nombre

¿Porque deseas entrar en la Orden?.

¿Conoces las duras condiciones de la
Orden?.

¿Estas dispuesto a Ingresar en la
Orden?.

Los caballeros regresaban al Capitulo:

Caballeros: Señor, hemos hablado con el
hombre que aguarda y le hemos expuesto las durezas de nuestra
Orden. Afirma, que desea ser siervo y esclavo de ella.

Maestre: Hacerle venir en nombre de
Dios.

Capitulo: Si que venga en nombre de
Dios.

El aspirante era llevado por los dos
caballeros a la sala del Capitulo y se arrodillaba ante el
Maestre:

Aspirante a Templario: Señor, me presento
ante Dios , ante Vos y ante los

Hermanos y os ruego, que en nombre de Dios y de Nuestra
Señora, que me

admitáis en vuestra Orden, para ser de ahora en
adelante su siervo y esclavo.

Maestre: Hermano mucho pedís,
ya que lo que veis de la Orden… Meditad, hermano si
podréis soportar tantas durezas.

Aspirante a Templario: Las
sufriré todas, con la ayuda de Dios.

El Maestre, ordenaba al aspirante salir del
Capitulo y dirigiéndose al mismo proclamaba:

Maestre: Si alguno de vosotros
conociere alguna razón por la cual este hombre no tuviera
derecho a ser un hermano, que la declare porque mejor será
decirla

ahora y no cundo él éste en
nuestra presencia. Si no había objeción, el Maestre
preguntaba:

Maestre: ¿Queréis,
pues, que le haga venir en nombre de Dios?

Capitulo: Si que venga en nombre de
Dios. Traían al aspirante al Capitulo y
arrodillándose:

Aspirante a Templario: Señor, me presento
ante Dios, ante Vos y ante los Hermanos y os ruego, que en nombre
de Dios y de Nuestra Señora, que me admitáis en
vuestra Orden , para ser de ahora en adelante su siervo y
esclavo.

El Maestre procedía a interrogara al
aspirante:

Maestre:¿Sois
Caballero?

Maestre: ¿Estáis sano
de cuerpo?

Maestre:¿Estáis
casado? Maestre:¿Habéis estado casado?
Maestre:¿Habéis pertenecido a otra Orden?
Maestre:¿Tenéis deudas?

Si el interrogatorio era favorable, se
pasaba a la jura de votos, que tomaba el

Maestre:

Maestre:¿ Prometéis a
dios ya Nuestra Señora, que de ahora en adelante
y

durante todos los días de vuestra
vida, obedeceréis al maestre del temple y a los que sean
vuestros superiores?.

Maestre:¿ Prometéis a
dios ya Nuestra Señora, que de ahora en adelante y durante
todos los días de vuestra vida, viviréis
castamente?

Maestre:¿ Que viviréis
sin nada propio?

Maestre:¿ Que respetareis lo
buenos usos y costumbres de nuestra casa?.
Maestre:¿ Que ayudareis a conquistar la tierra
Santa de Jerusalén? Maestre:¿ Que no
abandonareis esta Orden?

Aspirante a Templario: Si
Señor, si Dios lo quiere.

A continuación el aspirante, pasaba
a ser investido como Caballero y se le entrega:

El Manto blanco de la Orden del Temple. La
Cruz.

La Espada

El Maestre, le abrazaba dándose el
ósculo fraternal. A continuación se entonaba el
salmo 133:

Mirad cuan bueno y cuan delicioso es
habitar los hermanos igualmente en uno.

Henri De Curzon en su libro ?La Regla Primitiva de los
Templarios? menciona que el postulante a templario debía
pasar por una prueba previa: ?11. Si
cualquier caballero seglar o cualquier otro hombre, desea dejar
la masa de perdición y

abandonar la vida secular escogiendo la vuestra en
comunidad, no consintais en recibirlo inmediatamente, porque
según ha dicho mi Señor San Pablo: Probate spiritus
si ex Deo sunt. Que quiere decir: "Prueba el alma a ver si viene
de Dios" Sin embargo, si la compañía de sus
hermanos le debe ser concedida, dejad que le sea leída la
Regla, y si desea explícitamente obedecer los mandamientos
de la Regla, y complace tanto al Maestre como a los hermanos el
recibirle, dejadle revelar su deseo ante todos
los

hermanos reunidos en capítulo y hacer su
solicitud con corazón digno?.
Y
refiriendose

al silencio dice: ?32. Porque
está escrito: In multiloquio non effugies peccatum.
Que

quiere decir que el hablar en demasía no
está libre de pecado. Y en algún otro
lugar:

Mors et vita in manibus lingue. Que significa: 'La
vida y la muerte están bajo el poder

de la lengua.' Y durante esa conversación
nosotros conjuntamente prohibimos palabras vanas y estruendosos
ataques de risa. Y si algo se dice, durante esa
conversación, que no debería haberse dicho,
ordenamos que al acostaros recéis un paternoster con
notable

humildad y sincera devoción?.

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El esoterismo de los templarios sigue siendo un
enigma. Es conocida la historia de esa famosa Orden, fundada en
1117 para la protección de los peregrinos en Tierra Santa,
cuya regla había sido establecida por San
Bernardo.

Solo hemos conservado algunos retazos de la
iniciación templaría –Anota Christian Jack en
su libro La Masonería Historia e Iniciación- .
?Antes de la entrada del neófito, el maestro del lugar
preguntaba a los hermanos: «¿Queréis que
le

hagamos venir por Dios?»; a eso responden:
«Hacedlo venir por Dios». Cuando el neófito
entra en el templo, todos los iniciados se vuelven hacia
él y le preguntan: «¿Os halláis
todavía en vuestra buena voluntad?»; fórmula
que la francmasonería transformara ligeramente preguntando
al profano si es libre y de buenas costumbres.

«Requerís algo muy grande», dice
el maestro al postulante, «pues solo veis la corteza
de

nuestra orden. Ignoráis los duros
mandamientos de nuestra sociedad, pues es duro que vos, que sois
dueño de vos mismo, os hagáis siervo de
otro». Durante la ceremonia, una pregunta reaparece vanas
veces: «¿Sois de buena voluntad?». Y todas las
veces el postulante se compromete más y manifiesta su
deseo de proseguir. El instante supremo es el de la
«creación» del nuevo templario. El maestro se
dirige entonces a los hermanos:

«Si entre vosotros hubiera alguno que conoce
en él (el postulante) algo que le impida ser un hermano
según la Regla, que lo diga; pues mejor sería que
lo dijese antes que cuando haya acudido ante nosotros».
Esta fase ritual se conserva íntegramente en la
iniciación masónica contemporánea. Los
templarios empleaban ya la calavera que se encuentra en el
«gabinete de reflexión» de los masones,
honraban de modo particular una piedra procedente del cielo que
puede confundirse con la piedra cúbica del
compañero masón. Además, cuando el iniciado
templario pasa por encima del crucifijo, lleva a cabo un acto
análogo al del maestro masón cuando pasa por encima
del ataúd de Hiram. El Gran Maestre de los templarios se
afirma, por lo demás, como arquitecto, puesto que posee el
ábaco, el bastón sagrado de los constructores. La
fiesta del solsticio del san Juan de invierno reúne a
templarios y francmasones, y los
grandes maestros de
ambas órdenes encienden personalmente las hogueras
rituales.

¿Tenían los templarios una doctrina
secreta? El problema ha suscitado gran número de
interpretaciones; ciertos historiadores niegan
categóricamente la existencia de un esoterismo templario,
y otros, al contrario, no vacilan en hacer derivar la
francmasonería de la Orden mártir. En realidad,
bien parece que los templarios tuvieron un culto secreto y
doctrinas reservadas a los iniciados, y que esas doctrinas
heterodoxas les fueron trasmitidas por heréticos
musulmanes — quizá los asesinos, con
quienes tuvieron relaciones—, herederos de especulaciones
gnósticas. Pero conocemos muy mal dicho esoterismo, debido
a que los documentos fueron casi totalmente desaparecidos. El
historiador se ve reducido a conjeturas, con respecto a las
figuras bafométicas (de bafometo =
"inspiración del Espíritu"), especie de
ídolos andróginos, que representan la unión
de los principios masculinos y femeninos, cuyo papel en los
rituales secretos no ha podido ser precisado; con suficiente
certeza. En "símbolos gnósticos impresos en un
talismán hallado, en el siglo XVII, en la tumba de un
templario, muerto antes de la destrucción de la Orden", y
asimismo a "dos cofrecillos descubiertos, uno en Borgoña,
el otro en Toscana, sobre los cuales se reconocen esos mismos
símbolos, principalmente la cadena de Eones, representada
por la houppe las pruebas del fuego y del agua, el falo,
elcteis, el toro de Mitra y la cruz ansada de los
egipcios", y también a "esos emblemas extraños
esculpidos en la puerta de algunas iglesias, donde parecen querer
mostrarse y ocultarse, a un mismo tiempo, las doctrinas
interiores del templo" (por ejemplo, en lo alto de la puerta
principal de la iglesia Saint Merri se halla un
Bafometo, entre dos ángeles que le echan
incienso). Pero ignoramos casi todo del esoterismo templario, y
el historiador debe desconfiar de las descripciones demasiado
precisas que dan ciertos ocultistas de los misterios practicados
por los Caballeros.

En esta época de gran proliferación
soterrada de ritos surge una figura muy especial, y este es
dante.

Dante Alighieri.

Dante Alighieri (1265-1321) es el más
célebre "iniciado" de la Edad Media: ese gran adversario
del papado parece haber desempeñado un gran papel en las
sociedades secretas de aquel entonces; era, en particular, uno de
los jefes de la Fede Santa, Orden Tercera de
filiación templaría. Y se hizo el intérprete
de dicho esoterismo en su Divina Comedia, que es "una
alegoría metafísico-esotérica, que vela y
expone al mismo tiempo las fases sucesivas por las cuales pasa la
conciencia del iniciado para alcanzar la
inmortalidad".

Cada "Cielo" representa un grado de iniciación:
el Infierno representa el mundo profano, el
Purgatorio comprende las pruebas
iniciáticas,
y el Cielo es la morada de los
Perfectos, en quienes se hallan reunidos y llevados a su
cenit la inteligencia y el amor. En esta vasta síntesis
aparecen toda clase de elementos: doctrinas paganas,
gnósticas, cátaras, árabes,
herméticas, etc. Se encuentran en particular los
símbolos más típicos del hermetismo
cristiano: la Cruz, la Rosa, el Águila, la Escala de las
siete artes liberales, el Pelícano que se abre el pecho
para Alimentar a su cría (símbolo a la vez del
Redentor del mundo y de la más per- fecta
humanidad).

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Dante Alighieri.

La travesía de Dante en el infierno, cielo y
purgatorio lo hace con la ayuda de diferentes guías
quienes recibieron ordenes de mostrarle a Dante estos 3 lugares
de la misma Virgen Maria. En el infierno y purgatorio lo
guía Virgilio dramaturgo romano autor de la Envida. En el
cielo lo guía Beatriz mujer de la

cual Dante estaba enamorado en la vida real, pero no le
correspondió, y en la obra como homenaje a ella la
representa como la receptora de todas las virtudes
humanas.

En el viaje Dante se va encontrando con diferentes
personajes de la edad antigua como por ejemplo: Sócrates,
Homero, el mismo Virgilio a quién Dante lo ve como su
maestro y piensa que lo sabe todo, Alejandro el Grande, Atila y
muchos otros personajes romanos, griegos y de la edad media y
también muchos papas.

En la travesía Dante aprende diferentes lecciones
como por ejemplo la humildad.

Comienza la travesía de nuestro héroe en
la selva negra, en el infierno (lugar donde castigan a los
pecadores), el empieza su viaje desde el circulo del mas bajo
nivel a los mas altos pecados y allí ve a tres bestias que
representan tres vicios.

Dante el viaja pasa por el infierno, purgatorio y llega
al cielo, e aquí los 3 lugares y sus
subdivisiones

Infierno:

Limbo: Hogar de Virgilio, lugar de la pena sin
sufrimiento, y del deseo sin cumplimiento, aquí
encontramos a los niños no bautizados y guerreros
ilustres.

Lujuria: Espacio de mas dolor que el limbo, hay
aquí un torbellino de aire negro donde se juzga a los
condenados como los suicidas por amor, en este circulo los quiere
atacar Minos pero Virgilio le echa tierra, aquí encuentran
a Cleopatra, Aquiles, Helena, Paris y Dido entre
otros.

Gula: Aquí no hay mucho que mencionar solo que
llueve agua negra y que los quiere atacar el can cerbero pero de
nuevo Virgilio le echa tierra neutralizándolo.

Avaricia y derroche: Aquí se encuentran las
personas que en su vida o nunca quisieron gastar nada de su
dinero o lo derrochaban con despreocupación, su castigo es
que cada bando se pelee hasta la eternidad. Virgilio le dice a
Dante una frase muy sabia ?Ni todo el oro del mundo puede darles
reposo?

Ira: Aquí encuentran la Laguna Estigia que es un
pantano donde están las almas desnudas nadando en el lodo
y el enojo se arrancan la piel con los dientes, después se
enfrentan contra las gorgonas llegando a la ciudad de Dite a las
puertas de la ciudad (que esta cerrada por cierto) llega un
mensajero del cielo abriendo las puertas de esta con una varita
(algo así como hada madrina) y pasando ellos
adentro.

Herejía: Aquí se encuentran todas aquellas
personas que no creían que había vida
después de la muerte, se encuentran en tumbas hacinados
unos con otros y las tumbas se encuentran arriba de
llamaradas

Violencia: Este círculo tiene subdivisiones las
cuales son:

– Lago de sangre: Aquí se encuentran los
asesinos, los grandes guerreros como Atila, Alejandro Magno
ahogados en la sangre de inocentes.

– Bosque de espinas: Aquí se encuentran las
personas que usaron la violencia contra si mismos (suicidas),
aquí son castigados siendo convertidos en matorrales
frágiles que se rompen con cualquier cosa.

– Violentos contra Dios: Aquí entran los
blasfemos y se les castigaba con arena caliente y lluvia de
fuego

Fraude: Aquí se condenaban en fosas a 10
diferentes tipos de fraudulentos, los que vivian de las mujeres,
en estos tiempos llamados gigolos, los aduladores, adoradores de
oro, falsos magos, estafadores, hipócritas, ladrones,
malos consejeros y falsificadores.

Traición: Aquí encontramos 4 tipos de
traidores: Los que son contra parientes, contra la patria, contra
los huéspedes y los peores contra sus bienhechores, en
este círculo encontramos a Judas Iscariote, Bruto y Casio.
En este círculo Dante ve a Lucifer, lo describe con 3
cabezas y 6 alas. Aquí Virgilio le dice que la
única forma de salir será escalando la espalda de
Lucifer.

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Purgatorio:

Dante lo describe como ?una montaña
de 7 círculos?, lugar de paso, donde se sufre
temporalmente.

Catón es el guardián del
purgatorio: es un viejo de barba blanca cascarrabias que
atraviesa el infierno y el purgatorio en un barca.

Se divide en 7 círculos pero antes
de entrar a ellos un ángel con una espada les graba 7 PS
en la frente y pasando cada círculo se les va ir quitando
las 7 PS.

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– Soberbia: Aquí Dante cambia de actitud, ya que
en el primer circulo del infierno el se cree superior a
Sócrates y a los grandes pensadores, en este circulo se le
pregunta ?tu eres Dante? a lo que el contesta: ?si soy el, solo
que no soy tan famoso todavía?. Aquí se le borra la
1era P (pecado)

– Envidia: Aquí los envidiosos tiene
los ojos cocidos y cerrados con

alambre

– Ira: Una humareda oscura priva la vista
de los castigados.

– Pereza: Se borra otra P.

– Avaricia y despilfarro: Aquí se encuentran a
Craso Gula. Aquí los castigados están hechos unas
parcas (y no eran anoréxicas) y ellas le dicen a Dante
?bienaventurados aquellos que no tiene mas ni menos hambre que la
razonable?.

– Lujuria: aquí un alma atormentada
le dice a nuestro protagonista

?dichoso tu que estas vivo y vives para
aprender?.

despedirse de Virgilio lo acompaña
Estacio que los había seguido en el trayecto desde el 5to
círculo y sirve de conexión ente Dante y
Beatriz.

Cielo:

Por fin llegan al tan esperado cielo, este a diferencia
de los otros no esta dividido en círculos si no en cielos
y aquí van subiendo de menor a mayor, cabe destacar que
aquí los cielos son representados como los planetas y el
sol pero como en ese tiempo todavía no se
descubrían saturno ni plutón, por lo cual les llama
cielo estrellado y cielo cristalino respectivamente.

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– Luna: La región del fuego en el cielo, este
fuego no quema no hiere, aquí todo lo que se quiere se
puede. Beatriz le dice a Dante ?si la razón sigue a lo
sentidos debes de tener muy cortas las alas?.

Mercurio: Todo lo que era castigo en el
infierno ahora es gozo

– Venus: Aquí es el cielo de los
espíritus del amor

– Sol: Doctores en filosofía y
teología.

– Marte: Nuestro protagonista se encuentra con su
tatarabuelo quien le dice que lo van a desterrar de
Florencia.

– Júpiter: Hay una danza de
criaturas sobre estas formas hay un águila.

– Saturno: aquí Dante menciona
?recorrí con mi ojos las 7 esferas y vi tan

pequeño nuestro globo y me dio risa
su vil aspecto.

– Cielo estrellado: No pasa nada
relevante

– Cielo cristalino: En esta esfera empieza
y concluye el movimiento mientras todo lo demás gira a su
alrededor

Dante llega al Empirio un lugar que se podría
definir como el cielo supremo lugar donde acaba la
travesía de Dante. El empirio es un cielo de pura luz
allí se encuentra la Virgen María, San Pedro y la
Santísima Trinidad representado como tres círculos
de luz cegadora.

Aquí se manejan los 7 pecados capitales o
antivalores como la Ira, Gula, Pereza, Envidia, Lujuria, Avaricia
y Codicia. En contraste se manejan muchos valores: Valor, Coraje,
Perdón, Amor y Humildad.

Los alquimistas.

Como hemos podido darnos cuenta, la Edad Media fue una
época en que los cultos secretos y las doctrinas
esotéricas proliferan, propagados por numerosas
organizaciones iniciáticas. Citemos, a ese respecto, las
sociedades secretas que agrupaban a los alquimistas,
cuyas doctrinas y prácticas no dejaron de desarrollarse
durante todo ese período, a pesar de las repetidas
condenas de la Iglesia.

Así que hacia finales del siglo XIII, la
alquimia se había desarrollado hasta un sistema de
creencias bastante estructurado. Los adeptos creían en la
teorías de Hermes sobre el macrocosmos-microcosmos, es
decir, creían que los procesos que afectan a los minerales
y otras sustancias podían tener un efecto en el cuerpo
humano (por ejemplo, si uno aprendiese el secreto de purificar
oro, podría usar la misma técnica para purificar el
alma humana).
Creían en los cuatro elementos y las cuatro cualidades
anteriormente descritas y tenían una fuerte
tradición de esconder sus ideas escritas en un laberinto
de jerga
codificada lleno de trampas para despistar a los no iniciados.
Por último, los alquimistas practicaban su arte:
experimentaban activamente con sustancias químicas y
hacían observaciones
y teorías
sobre cómo funcionaba el universo. Toda su
filosofía giraba en torno a su creencia en que el alma del
hombre estaba dividida dentro de él tras la caída
de Adán. Purificando las dos parte del alma del hombre,
éste podría reunirse con Dios.

En el siglo XIV, estos
puntos de vista sufrieron un cambio importante. Guillermo de
Ockham, un franciscano de Oxford que murió
en 1349,
atacó la visión tomista
de la compatibilidad entre la fe y la razón. Su
opinión, hoy ampliamente aceptada, era que Dios debe ser
aceptado sólo con la fe, pues Él no podía
ser limitado por la razón humana. Por supuesto este punto
de vista no era incorrecto si uno aceptaba el postulado de un
Dios ilimitado frente a la limitada capacidad humana para
razonar, pero eliminó virtualmente a la alquimia como
práctica aceptada en los siglos XIV y XV.

El papa Juan XXII
publicó en el año 1317 un edicto contra la
alquimia (Spondet quas non exhibent), que efectivamente
retiró a todos los miembros de la iglesia de

en el estudio alquímico y que también
escribió un tratado titulado Ars transmutatoria
en el que narraba cómo fabricó 200 barras de oro de
un quintal. Los cambios climáticos, la peste negra y el
incremento de guerras y hambrunas que
caracterizaron a este siglo sirvieron también sin duda de
obstáculo al ejercicio filosófico en
general.

La alquimia se mantuvo viva gracias a hombres como
Nicolas
Flamel, digno de mención sólo porque fue uno de
los pocos alquimistas que escribieron en estos tiempos
difíciles. Flamel vivió entre 1330 y 1417 y serviría
como arquetipo a la
siguiente fase de la alquimia. No fue un investigador religioso
como muchos de sus predecesores y todo su interés por el
arte giraba en torno a la búsqueda de la piedra filosofal,
que se dice que halló. Sus obras dedican gran cantidad de
espacio a describir procesos y reacciones, pero nunca llegan
realmente a dar la fórmula para conseguir las
transmutaciones. La mayoría de su obra estaba dedicada a
recoger el saber alquímico anterior a él,
especialmente en lo relacionado a la piedra filosofal.

Durante el período de 1300 a 1500, los
alquimistas fueron muy parecidos a Flamel, se concentraron en la
búsqueda de la piedra filosofal y el elixir de la
juventud, que ahora se creía que eran cosas separadas. Sus
alusiones crípticas y su simbolismo llevaron
a grandes variaciones en la interpretación del arte. Por
ejemplo, muchos alquimistas durante este periodo interpretaban
que la purificación del alma significaba la transmutación
del plomo en oro (en la que creían que el mercurio
desempeñaba un papel crucial). Estos hombres eran
considerados magos y
hechiceros por muchos y fueron con frecuencia perseguidos por
sus prácticas.

Uno de estos hombres que surgió a principios del
siglo XVI se
llamaba Heinrich
Cornelius Agrippa. Este alquimista creía ser un mago y
poder invocar espíritus.
Su influencia fue insignificante pero, elaboró escritos a
los que se refirieron alquimistas de años posteriores.
Hizo bastante por cambiar la alquimia de una filosofía
mística a una magia ocultista. Mantuvo
vivas las filosofías de alquimistas anteriores, incluyendo
la ciencia experimental, la numerología, etcétera,
pero añadió la teoría mágica, lo que
reforzó la idea de la alquimia como creencia ocultista. A
pesar de todo esto, Agrippa se consideraba a sí mismo
cristiano, si bien sus opiniones entraron con frecuencia en
conflicto con la Iglesia.

Cabalistas.

También hay que mencionar a los rabinos
cabalistas, que se agruparon en una suerte de escuelas,
pequeñas capillas cerradas. El sentido etimológico
de la palabra Cabala es "tradición". Ese
esoterismo hebraico, cuya influencia había de ser tan
grande sobre numerosos pensadores cristianos, tiene remotas
raíces en las doctrinas puramente judaicas y
también en las otras tradiciones, principalmente las ideas
gnósticas: las obras de los cabalistas son una especie de
depósito en el que han venido a acumularse los residuos de
los sistemas teosóficos más diversos. Había
una Cabala práctica, suerte de enciclopedia de
conocimientos mágicos de toda clase, junto a diversos
procedimientos que permitían obtener el éxtasis
místico, y aun llegar a poner a algunos sujetos en trances
hipnóticos. Pero había sobre todo una Cabala
especulativa,
que interpretaba alegóricamente los
textos sagrados, utilizando diversas técnicas de
permutación de letras (Gematria, Notarikón,
Temurah, Teruf), y
que intentaba penetrar los más
profundos misterios de la Creación (Maaseh
bereshit,
"Historia del Génesis") y de la
constitución del Universo (Maaseb
Merkábah,
"Historia del carro celestial"). Los dos
textos de base de las especulaciones cabalísticas eran el
Séfer Yetsirah ("Libro de la Formación"),
y el Séfer-ha-Zohai ("Libro del Esplendor")
redactado en España hacia fines del siglo VIII: esta
última obra ejerció, sobre todo a partir del siglo
XVI, considerable influencia sobre casi todas las doctrinas
esotéricas que vieron la luz.

No podemos resumir, ni siquiera brevemente, el inmenso
cuerpo de doctrinas que forman las especulaciones
cabalísticas: nos permitimos remitir a las obras
especializadas. Sin embargo, he aquí el principio de base,
enunciado: "Dios puede ser considerado en sí o en su
manifestación. En sí, antes de toda
manifestación, Dios es un ser indefinido, vago, invisible,
inaccesible, sin atribución precisa, parecido a un mar sin
orillas, a un abismo sin fondo a un fluido sin consistencia,
imposible de conocer por ninguna razón, por consiguiente,
de ser representado, sea por una imagen, sea por un nombre, sea
por una letra, ni siquiera por un punto. El menos imperfecto de
los términos que pueden emplearse sería el Sin
fin,
el Indefinido o Ain Sof, que no tiene
límite, o Ain el No-Existente, el
No-ser.

"En cuanto Dios se manifiesta se hace accesible,
cognoscible; se le puede nombrar; y el nombre que se le da se
aplica a cada manifestación o exteriorización de su
ser. El Ain Sof, el Ain se manifiesta de diez
maneras en las sefirot. Cada una éstas, la
Corona, la Sabiduría, la Inteligencia, la Gracia, la
Fuerza, la Belleza, la Victoria, la Gloria, el Fundamento y la
Realeza, constituye un modo especial de revelación o de
notificación del Ain Sof y permite nombrarlo.
Cada círculo, limitación o determinación del
Ain Sof, es una sefirah

"La Cabala considera también a Dios b a j o la
forma del Adán celeste, el Adam
Qadmón,
y localiza las sefirot en cada uno
de sus miembros, aplicando la ley de los contrarios y la ley
sexual." De ahí el diagrama conocido con el nombre de
árbol de las Sefirot. aseguraba, no
después de la muerte, sino en la vida terrenal,
felicidades y riquezas ciertas, era muy tentador para quienes una
fe sólida no ataba a Cristo. probar con el Diablo". Las
prácticas y el culto satánicos han sido
abundantemente descritos en las obras especializadas. El estudio
de esa forma aberrante de iniciación es, por lo
demás, del más alto interés para el
historiador de las religiones: en las

prácticas místico-eróticas del
Sabbat se encuentra sin duda un eco lejano y pervertido de un
antiguo culto pagano de la fecundidad.

La brujería.

Las iniciaciones medievales no sería completo si
no aludiéramos a la brujería. Han existido,
según parece asociaciones secretas de brujos y brujas,
celebrando sus ritos en fechas fijas. Por paradójico que
parezca, la brujería constituye una especie de culto y aun
de religión, pero de religión a
contrapelo.

Como se ha hecho notar muchas veces, "no es posible
separar desde la Edad Media en que ellas dominan, las dos
nociones paralelas y antinómicas de Dios: el bien, y del
Diablo: el mal. Es, pues, fácil comprender que si se le –
vantaban altares a Dios, si existía toda una liturgia, con
misas y fiestas que se le ofrecían, también
habían de existir ceremonias tan fervorosamente dedicadas
al Diablo. Si la Iglesia misma consideraba al Diablo como un
ángel caído, muy poderoso y un «casi ig
ual» ; si, por añadidura, un pacto con él
aseguraba, no después de la muerte, sino en la vida
terrenal, felicidades y riquezas ciertas, era muy tentador para
quienes una fe sólida no ataba a Cristo, probar con el
Diablo". Las prácticas y el culto satánicos han
sido abundantemente descritos en las obras
especializadas.

La iniciación en la brujería, era el
ritual por el cual los nuevos miembros del culto entraban a
formar parte de él se basaba en publicar abiertamente la
renuncia a CRISTO, un bautizo posterior; la mayoría de los
que se convertían eran del sexo femenino, pues este culto
tenía en mayor consideración a las mujeres que el
culto cristiano, en la Europa Medieval el papel de la mujer era
casi tan bajo como lo había sido en la sociedad cazadora
del paleolítico. Era propiedad del hombre y bracera. La
Iglesia la consideraba moralmente débil y potencialmente
pecaminosa. En rebelión contra este subyugamiento, las
mujeres se convirtieron a un culto en el que eran tan importantes
como el varón

, y en muchos tipos de magia eran incluso más
audaces.

Si bien la actitud del cristianismo con
respecto de algunas prácticas mágicas, tales como
la astrología
o la alquimia, fue en
ciertos momentos ambigua, la condena de la brujería fue
explícita e inequívoca desde los comienzos de la
religión cristiana. En la Alta Edad
Media varias leyes condenaron la brujería, basadas
tanto en el ejemplo del derecho romano
como en la voluntad de erradicar todas aquellas prácticas
relacionadas con el paganismo. Sin
embargo, la actitud eclesiástica no parece haber sido
demasiado beligerante durante la primera mitad de la Edad Media, como lo
atestiguan documentos como el Canon
Episcopi.

La situación cambió cuando la Iglesia
comenzó a perseguir las herejías
cátara y valdense. Ambas
concedían una gran importancia al demonio, y para estas
comunidades cristianas éste estaba personalizado en la
Iglesia
Romana Papal, debido a sus grandes abusos. En especial los
cátaros se referían a ella como "la prostituta".
Para combatir estas herejías fue creada la Inquisición
pontificia en el siglo XIII. En el siglo siguiente
comienzan a aparecer en los procesos por brujería las
acusaciones de pacto con el
Diablo, el primer elemento determinante en el concepto
moderno de brujería.

Las principales características de la bruja,
según los teóricos del tema en la época,
eran las siguientes:

1. el vuelo en palos, animales, demonios o
con ayuda de ungüentos,

2. encuentros nocturnos con el Diablo y otras brujas
en el sabbat o aquelarre,

3. pactos con el
Diablo,

4. sexo con demonios (en forma de íncubos y
súcubos)
y

5. la magia
negra.

La definición de la brujería como
adoración al Diablo se
difundió por toda Europa mediante
una serie de tratados de demonología
y manuales para inquisidores que se publicaron desde finales del
siglo XV
hasta avanzado el siglo XVII. El
primero en alcanzar gran repercusión, gracias a la

reciente invención de la imprenta, fue el Malleus
Maleficarum ("Martillo de las brujas", en latín), un
tratado filosófico-escolástico
desapasionado y racional publicado en

1486 por
dos inquisidores dominicos, Heinrich
Kramer (Henricus
Institoris, en latín) y Jacob Sprenger.
El libro no sólo afirmaba la realidad de la existencia de
las brujas, conforme a la imagen antes mencionada, sino que
afirmaba que no creer en brujas era un delito equivalente a la
herejía: «Hairesis maxima est opera maleficarum
non credere
» (La mayor herejía es no creer
en la obra de las brujas
).

Se creía que las brujas celebraban reuniones
nocturnas en las que adoraban al Demonio. Estas reuniones reciben
diversos nombres en la época, aunque predominan dos:
sabbat y aquelarre. La primera de estas
denominaciones es casi con seguridad una referencia antisemita, cuya
razón de ser es la analogía entre los ritos y
crímenes atribuidos a las brujas y los que según la

acusación popular cometían los judíos. La
palabra aquelarre, en cambio, procede del euskera aker
(macho
cabrío) y larre (campo), en referencia al
lugar en que se practicaban dichas reuniones.

Según se creía, en los aquelarres se
realizaban ritos
que suponían una
inversión sacrílega de los cristianos. Entre
ellos estaban, por ejemplo, la recitación del Credo al revés,
la consagración
de una hostia
negra, que podía estar hecha de diferentes sustancias, o
la bendición con hisopo
negro. Además, casi todos los documentos de la
época hacen referencia a opíparos banquetes (con
frecuencia también a la antropofagia) y a
una gran
promiscuidad sexual. Una acusación muy común
era la del infanticidio, o
los sacrificios
humanos en general.

La principal finalidad de los aquelarres era, sin
embargo, siempre según lo considerado cierto en la
época, la adoración colectiva del Diablo, quien se
personaba en las reuniones en forma humana o animal (macho
cabrío, gato negro, etc). El ritual que simbolizaba esta
adoración consistía generalmente en besar el ano
del Diablo
(osculum
infame). En estas reuniones, el Diablo imponía
también supuestamente su marca a las brujas, y les
proporcionaba drogas mágicas para realizar sus
hechizos.

Se creía que los aquelarres se celebraban en
lugares apartados, generalmente en zonas boscosas. Algunos de los
más célebres escenarios de aquelarres fueron las
cuevas de Zugarramurdi
(Navarra) y
Las
Güixas (cerca de Villanúa,
en la
provincia de Huesca) en España, el
monte Brocken
(mencionado en el Fausto de Goethe), en Alemania, Carnac en Francia; el nogal de Benevento y el paso

de Tonale, en Italia. Se creía
también que algunos aquelarres se celebraban en lugares
muy lejanos de la residencia de las supuestas brujas, que
debían por tanto hacer uso de sus poderes sobrenaturales
para desplazarse volando: por ejemplo, se acusó a algunas
brujas del País
Vasco francés de asistir a aquelarres en Terranova.

Algunas fechas se consideraban también
especialmente propicias para la celebración de aquelarres,
aunque varían según las regiones. Una de ellas era
la noche del
30 de abril al 1 de mayo, conocida
como la noche de
Walpurgis.

Para algunos investigadores el Sabbat, eran las
reuniones de los miembros relacionados con la brujería.
Esta celebración se solía llevar a cabo en el
transcurso de un cambio de estación las más
importantes se celebraban en otoño, como la del 31 de
octubre llamada según documentos encontrados, All Hallows
Eve o las del 30 de abril, Printemps party. Otras fechas
importantes eran la fiesta de invierno, el 2 de febrero; la
víspera de San Juan el 23 de junio y la fiesta del verano
del 1 de agosto, y el día de Santo Tomás el 21 de
diciembre. Estas reuniones duraban desde la medianoche (hora de
brujas) hasta el canto del gallo. El sabbat era una mezcla de
fiesta religiosa- de una sociedad secreta- multitudinaria,
carnaval y orgía de borrachos. Comenzaba con un ritual
llevado a cabo por un Gran Maestro, durante el cual podía
tener lugar la presentación de las brujas jóvenes,
o se celebraban bautismos, confirmaciones y bodas. El baile era
muy importante en este tipo de celebraciones y según el
autor las descripciones de estos bailes pueden llegar a
ser:?…una descripción exacta de un tipo de baile
moderno?. Además en estas reuniones era normal que los
asistentes se pintaran la cara y el cuerpo, razón de
porqué la Iglesia condenaba

los cosméticos.

El simbolismo de la escoba se ha
interpretado de diversas formas. Para algunos autores se trata de
un símbolo fálico, lo que se relacionaría
con la supuesta promiscuidad sexual de las brujas. Otras
teorías mencionan que la escoba pudo haber sido utilizada
para administrarse determinadas drogas. En
cualquier

caso, llama la atención al tratarse de un objeto
relacionado casi exclusivamente con la mujer.

Con respecto a los vuelos de las brujas, las opiniones
de los teólogos de la época estuvieron muy
divididas. Para algunos, tenían lugar físicamente,
en tanto que otros consideraban que se trataba de ensueños
inducidos por el Diablo. Modernamente se
han relacionado con el consumo de ciertas drogas conocidas en la
Europa rural, tales como el beleño, la
belladona y el
estramonio.

LOS ROSACRUCES.

En 1614 y en 1615 la Hermandad de la Rosa-Cruz
manifestó públicamente su existencia con tres
obritas: la "Reforma Universal" (Allgemeine und General
Reformation),
la Fama Fraternitatis Rosae Crucis y
la Confessio Fraternitatis, escritos cuyo autor fue
verosímilmente J. V. Andreae (1586 -1654). La
Fama
relataba la fundación de la Orden por el
alemán Christian Rosenkreutz (designado con las iniciales
C. R. C.), iniciado por los Sabios de Siria en el curso de un
viaje a Oriente; también se encontraba en ella el relato
del descubrimiento de la tumba de Rosenkreutz, en la cual los
discípulos hallaron, además del cuerpo del Maestro
que llevaba en la mano un libro simbólico escrito sobre
pergamino, toda suerte de objetos rituales: "espejos de diversas
virtudes, campanillas, lámparas encendidas (las famosas
«lámparas perpetuas» de los rosacruces),
extraños cantos artificiales [¿una máquina
parlante?]?. Tal es la leyenda que refiere el origen de la
Hermandad y la historia de su fundador, "Cristián
Rosa-Cruz", que es, evidentemente, un personaje alegórico,
y no el gentilhombre de raza germánica que según
dicen vivió de 1378 a 1485. Pero es necesario que el
investigador estudie las fuentes reales del movimiento
rosacrucista, tarea bastante difícil, pues los documentos
seguros faltan a menudo, como todas las veces que se trata de
buscar los orígenes reales de una tradición
ocultista.

Hemos visto que, durante todo el medioevo, a pesar de
las hogueras y de la Inquisición, nunca cesó la
fermentación intelectual: el esoterismo, cristiano o no,
fue propagado por organizaciones iniciáticas, sociedades
secretas que sintetizaban en teosofías sutiles corrientes
de pensamiento de muy diverso origen. Hubo principalmente
numerosas asociaciones de alquimistas, hermetistas, cabalistas.
El Renacimiento había de acarrear condiciones
ideales para el nacimiento de tales sociedades secretas: el ocaso
del poderío de la Iglesia católica permitía
a la curiosidad intelectual, que ya no era frenada por el dogma,
desarrollarse cada vez más, favoreciendo el gran progreso
de las más heterodoxas doctrinas. Los viajes relacionaban
cada vez más los adeptos de todos los países:
Nicolás Barnaud (1535-1601) nos refiere cómo, desde
1589, viajó a través de toda Europa "para buscar a
los aficionados a la química [es decir, a la alquimia] y
comunicarles sus ideas políticas". En cuanto al
célebre Paracelso, había de llegar a ser la gran
autoridad para todos los autores rosacrucistas, que utilizaron
con abundancia sus doctrinas, aludiendo más de

una vez a su profecía relativa a la llegada del
Elias-artista: "Dios permitirá -dijo- que se haga
un descubrimiento de mayor importancia que debe quedar oculto
hasta el advenimiento de Elías artista. Y es la
verdad, no hay nada oculto que no deba ser descubierto; por eso
tras de mí vendrá un ser maravilloso, que no vive
aún, y que revelará muchas cosas." (Ese
Elías artista –decía el rosacruz Andreae-
no es un individuo, sino un ser colectivo, que no es otro mas que
nuestra Hermandad misma.)

Los rosacruces fueron "alquimistas que mezclaban
política y religión a sus doctrinas
herméticas". Fue en Alemania, medio propicio a las ideas
de Reforma, donde nació dicha Sociedad secreta, muy al
final del siglo XVI, si no muy al principio del siglo siguiente:
la más antigua fecha a que podamos llegar es

1598, en la cual el alquimista Studion funda en
Nurenberg una asociación denominada Militia
Crucífera Evangélica,
especie de arquetipo de
la Rosa-Cruz, y

cuyas teorías se hallan reunidas en una curiosa
obra, intitulada Naometría (1604), que estudia
"la medida del Templo místico", utilizando el
símbolo de la Rosa y de la Cruz, y anunciando una "reforma
general" y una "re novación de la Tierra". Observemos
igualmente que se descubren todos los símbolos
rosicrucistas en uno de los pentáculos del
Amphitheatrum Sapientiae Aeternae (1598), de H.
Khunrath.

Los autores han acudido a veces al esoterismo
musulmán, y asimismo a los Alumbrados
españoles para dar cuenta del movimiento, pero lo esencial
de la inspiración de los rosa-cruces parece haber sido
tomado en las teorías desarrolladas por los
discípulos alemanes dé Paracelso, conocidas con el
nombre de Pansophia ("Conocimiento universal"), aun
cuando se encuentran casi todos los vestigios de las doctrinas
más o menos teosóficas y místicas … La
Hermandad parece haberse constituido hacia 1600, sin que puedan
darse detalles precisos: el juramento de respetar el secreto
absoluto respecto de la Orden parece que fue bien seguido por los
afiliados hasta 1614, fecha en la cual la Rosa-Cruz creyó
conveniente manifestar su existencia al mundo. Sin embargo,
parece que debe atribuirse un papel de primer plano a los
alquimistas que rodeaban a Rodolfo II de Habsburgo y otros
soberanos, como el conde Mauricio de Hesse-Cassel. El pastor
luterano J. V. Andreae fue quien habló en nombre de la
Hermandad, cuya existencia había de intrigar durante tanto
tiempo al público culto de entonces (así como por
lo demás, al pueblo.).

Antes de abordar el desarrollo y las doctrinas de la
Hermandad, es conveniente investigar el significado profundo del
símbolo que ha dado su nombre a la Orden: el de
la "Rosa-Cruz esencial". La Rosa-Cruz es el símbolo
formado por una rosa roja fijada en el centro de una cruz,
también de color rojo, "pues ha sido salpicada por la
sangre mística y divina de Cristo".

Ese símbolo, enarbolado —nos dice Robert
Fludd (Summum Bonum)— por los

Caballeros cristianos en tiempo de las Cruzadas, tiene
doble significación: la

Cruz representa la Sabiduría del Salvador, el
Conocimiento Perfecto; la Rosa es el símbolo de la
purificación, del ascetismo que destruye los deseos
carnales, e igualmente el signo de la Gran Obra alquímica,
es decir, la purificación de toda mácula, el
acabado y la perfección del Magisterio. Puede igualmente
verse en ella la cosmogonía hermética, pues la Cruz
(emblema masculino) simboliza la divina Energía creadora
que ha fecundado a la matriz oscura de la substancia primordial
(simbolizada por la Rosa, emblema femenino) y ha hecho pasar el
universo a la existencia.

Expansión del Rosacrucismo en
Europa.

El movimiento de los Hermanos de la Rosa-Cruz
alcanzó gran extensión en Alemania, donde sus
adeptos más destacados fueron Andreae, Mynsicht ( llamado
Madathanus ), Gutman y Michael Maier (1568-1622). El
gran místico Jacob Boehme (1574-1624), cuyas obras
están salpicadas de alusiones a la "Piedra filosofal
espiritual", al Cristo, "la santa Piedra angular de la
Sabiduría" (la misma expresión en el gran doctor
del grupo, el inglés Robert Fludd), estuvo muy influido
por esa gran mezcla de teorías teosóficas, cuya
repercusión fue considerable. Pero el rosicrucianismo
enjambró fuera de su patria de origen: así el checo
Comenio, uno de los principales jefes de la secta de los Hermanos
moravios, autor de varias obras teosóficas en las que
exhorta- ba a los hombres a que construyeran un Templo de la
Sabiduría según los principios, reglas y leyes del
Gran Arquitecto.

Francia parece haber sido poco tocada, aun cuando la
Rosa-Cruz tuvo sus afiliados, como Michel Potier y el cirujano
David de Planiscampy. La mayor expansión de la Orden se
vio en Inglaterra, gracias a los esfuerzos del médico
Robert Fludd (1574-1637). Fludd había viajado durante seis
años por el continente (1598-1603), recorriendo Francia,
Italia, España y Alemania hasta los confines de Polonia:
estuvo en relaciones con Hermanos alemanes, y se hizo iniciar en
los ritos y en las doctrinas de la Fraternidad. De vuelta a
Inglaterra, Fludd fundó en Londres grupos que se
extendieron rápidamente, y es verosímil que fuera
el Gran Maestro de la rama británica de la
organización. Hacia 1650, la Rosa-Cruz estaba
poderosamente organizada en Inglaterra. Ella fue la que
debía introducir en la Francmasonería el
sistema de los Altos Grados, llamados
"Escoceses".

Los rosacruces y la
Francmasonería.

La Hermandad de la Rosa-Cruz tomó impulso, a
mediados del siglo XVII, en la Francmasonería: sus adeptos
hallaron refugio en los talleres masónicos, y luego de
hacerse recibir como accepted Masons, "Masones
aceptados", utilizaron el simbolismo de las Corporaciones de
constructores para propagar sus enseñanzas; eran "Masones
simbólicos", trabajando en "edificar el Templo invisible e
inmaterial de la Humanidad". Modificando el ritual
introduciéndole sus concepciones herméticas y
cabalísticas, crearon el grado de Maestro con su
ritual característico de iniciación, que hace
revivir al recipiendario la muerte, la

"podredumbre" y la resurrección de Hiram; fueron
ellos, igualmente, quienes introdujeron los Altos
Grados,
tan cargados de esoterismo cristiano, callados en
las Constituciones de Anderson, pero que habían,
de reaparecer luego, en forma más o menos alterada.
Así, puede decirse sin paradoja que la
francmasonería moderna ha copiado y continuado el
esoterismo de los rosacruces, tomando de ellos sus más
típicos símbolos herméticos, como el
pelícano, el fénix que renace de sus cenizas, el
águila bicéfala, etcétera.

Monografias.com

El Templo de la Rosa Cruz, de
Teófilus Schweighardt Constantiens, 1618

Hubo así, durante la primera mitad del siglo
XVII, una gran mezcla de ideas, un gran desarrollo de las
Sociedades secretas, que se copiaban recíprocamente unas
de otras. Por lo demás, es bastante difícil
orientarse en ese período donde las efusiones
místicas y la alquimia corrían parejas con las
investigaciones científicas y los deseos de reforma
social, que se traducen en el gran número de
Utopías de entonces; citemos entre otras, la
Ciudad del Sol, de Campanella (cuyo Templo presenta
curiosas analogías con una Logia) y la New
Atlantis,
de Francis Bacon, que, escrita a partir de 1622,
describe la "Casa de Salomón" donde residen los sabios,
acudiendo a los símbolos
arquitectónicos.

Los ritos de iniciación.

Es interesante estudiar los ritos de
iniciación
de los rosacruces, así como los
diferentes grados. Los rosacruces alemanes practicaron
el sistema de los "Superiores desconocidos", en el que los
afiliados inferiores ignoraban la personalidad de los miembros
superiores de la jerarquía. Por lo demás, esa
concepción se veía favorecida por las concepciones
de los Hermanos, que admitían una suerte de
conservación de la tradición secreta por
grandes iniciados, hombres que se han librado de la
dominación de los sentidos, y recorren incansablemente el
mundo: son los verdaderos rosacruces, por oposición a los
simples "rosicrucistas".

Tenemos algunas alusiones a diversos ritos
iniciáticos, ceremonias, repre- sentaciones y pruebas por
que atraviesa durante siete días Christian
Rósenkreutz. Se encuentra igualmente el relato de una
iniciación, destinada a hacer revivir al neófito la
suerte de Elias y de Enoc (que han sido raptados al Cielo) en el
Tractatus theologo-philosophicus, de Fludd. Los textos
sobre esos puntos son raros y bastante reticentes. Pero hay un
medio indirecto de conocer los ritos iniciáticos de los
Hermanos: recurrir al estudio de los rituales que se encuentran
en los Altos Grados de la Masonería "escocesa'",
grados cargados de un simbolismo hermético y cristiano muy
característico.- Sin embargo, es sumamente difícil
reconstituir los grados originales, que en el curso del siglo
XVIII sufrieron numerosos arreglos sucesivos. No obstante, un
estudio de los símbolos y de las alegorías
empleados por el ritual de esos "Altos Grados" no dejaría
de ser interesante: en él se encuentran casi todas las
doctrinas her- méticas, tal cual fueron codificadas por
los adeptos del siglo XVII. He aquí, a título
ilustrativo, la descripción, según Vuillaume, de la
Jerusalén Celeste, tal cual está
representada en el capítulo de los rosacruces: "En el
fondo (de la última habitación) hay un cuadro en el
que se ve una montaña por la que corre un río, a
cuya orilla crece un árbol que lleva doce clase de frutas.
En la cima de la montaña se halla un zócalo
compuesto de doce piedras preciosas en doce hiladas. Encima de
ese zócalo hay un cuadrilátero de oro, que lleva en
cada uno de sus lados tres ángeles con los nombres de cada
una de las doce tribus de Israel. En ese cuadrilátero hay
una cruz, en el centro de la cual está acostado un
cordero." Esta descripción (inspirada en el Libro XXI del
Apocalipsis de San Juan) debe relacionarse con los
desarrollos de Fludd en su Tractatus
theologo-philosophicus…

Ese grado de rosacruz (del que la joya
reproduce precisamente el símbolo del mismo nombre) es
característico con su esoterismo cristiano y su Cena
mística.

Las doctrinas y los fines.

Las ideas rosicrucistas están fácilmente
al alcance del historiador, pues los Hermanos escribieron mucho,
y las grandes bibliotecas europeas poseen numerosas obras de ese
género, de la primera mitad del siglo XVII, a menudo
ilustradas con gran número de figuras simbólicas,
emblemas y diagramas de lo más interesantes El escritor
más notable de la Orden fue Robert Fludd, cuyos numerosos
trabajos constituyen una verdadera suma, en que se abrevaron los
adeptos de la Alta Filosofía masónica de los siglos
siguientes.

Es muy difícil resumir, aunque solo fuera
ligeramente, la doctrina rosicrucista de filosofía
religiosa tal cual está sistematizada por Fludd. Es un
vasto sistema teosófico, un cristianismo esotérico
fuertemente influido por el Hermetismo, la Cabala judía,
el Neo-platonicismo y la Gnosis: es un sistema compuesto, que ha
reunido los vestigios de todas las tradiciones más o menos
secretas que ca-

minaron subterráneamente durante todo el Medioevo
y el Renacimiento. Se encuentran desarrollados todos los temas
clásicos del esoterismo (principalmente la
cosmogonía sexual, pues se atribuye el origen del
universo a la unión del Fuego macho y de la materia
hembra). Todos los seres solo son desarrollos varios del Ser
único, de la Mónada, que se manifiestan en
diferentes grados y están destinados a entrar en la Unidad
primordial. Los Hermanos, depositarios de la antigua
filosofía secreta perpetuada desde los tiempos primitivos,
anuncian el próximo retorno de la edad de oro.

El hombre, privado de la Divinidad por su
rebelión, debe reintegrarse a ella por el éxtasis;
puede, debe volver a ser Dios. Traen una gnosis destinada a
operar la "Reforma universal", religiosa y social. La
Gran Obra hermética es ante todo el Ergon, la
búsqueda interior de la Piedra filosofal, la
santificación del adepto, y es también el
Parergon, subordinado al primero, que es la busca
física de la Piedra, capaz de "santificar" la materia
trasmutándola en oro puro. "El Cristo habita en el hombre:
lo penetra enteramente; y cada hombre es una piedra viviente de
esa roca espiritual, aplicándose así las palabras
del Salvador a la humanidad en general; así se
construirá el Templo, cuyas figuras fueron la de
Moisés y la de Salomón. Cuando el Templo
esté consagrado, sus piedras muertas se
trasformarán en vivientes, el metal impuro se
trasmutará en oro

fino y el hombre recobrará su estado primitivo de
inocencia y de perfección?.

Observemos particularmente la creencia en una
continuidad de la Revelación, y conservándose la
Tradición secreta por una sucesión
ininterrumpida de "grandes Iniciados", que son los verdaderos
rosacruces, en el sentido absoluto del término
(pues los miembros de la Hermandad sólo son simples
Rosicrucistas), depositarios de la Ciencia total,
poseedores de la Piedra filosofal y el arte de prolongar la vida
indefinidamente, dotados de poderes sobrehumanos y desconocidos
de la muchedumbre. Son los "Invisibles" que muchos personajes de
aquellos tiempos intentaron en vano encontrar: hubo,
naturalmente, algunos hombres que pretendieron hallarse entre
esos rosacru- ces". (Así un médico refiere que en
1615 viajó "con un hombre de mediana estatura, aspecto
común y vestido sencillamente, que hablaba de toda clase
de ciencia, curaba a los enfermos gratuitamente, llevaba el traje
del país, declaraba que era rosacruz, conocía las
virtudes de las plantas, sabía lo que los otros
decían de él, hablaba lenguas muertas y
extrañas; comió impunemente brionia, hizo
predicciones; era un anciano monje de ochenta y un años,
el tercero de la Hermandad; hablaba sin desdecirse jamás;
desapareció, y no quedaba más de dos noches
seguidas en la misma localidad"). Hacia 1625 corrió el
rumor de que esos "Reveladores" habían vuelto hacia su
país de origen: el Oriente misterioso. Desde esa fecha, y
hasta nuestros días, operó en Europa cierto
número de personajes que pretendían ser "grandes
Iniciados"; los más célebres fueron el conde de
Saint-Germain y Cagliostro, en el siglo XVIII.

Esta Sociedad se integró a la
Francmasonería, que ha sido fuertemente influida por esos
adeptos; en cuanto a las organizaciones modernas que han
pretendido,

o pretenden, prolongar el movimiento, no tienen nada en
común con las Rosa- Cruces del siglo XVII (a ese tipo
pertenecen la "Orden Cabalística de la Rosa-Cruz ? de S.
de Guaita, la "Rosa-Cruz católica" De Péladan, la
Rosicrucian Fellowship de Max Heindel, y otras
sociedades menos conocidas).

LA FRANCMASONERÍA.
Iniciación.

Tanto en las escuelas esotéricas de la
antigüedad como en las cofradías de los constructores
medievales la recepción de un nuevo miembro se realizaba
solemnemente, poniendo en práctica un ritual de ingreso
que sometía al candidato a pruebas personales que
permitían juzgar su capacidad. Pasados los
desafíos, se le comunicaban palabras, gestos y toques de
reconocimiento mutuo. Adicionalmente, se debía prestar
juramento de silencio respecto de los secretos logiales. El
ritual de iniciación es el punto de partida de una
iniciación al conocimiento y corresponde a un arquetipo
universal. Se establece, mediante el rito, una correspondencia
entre el nacimiento físico (dar a luz) con el nacimiento
espiritual (iluminación). Recordemos que en la escuela
francmasónica así como en aquéllas que se
remontaban a la Grecia preclásica denominaban al
recién iniciado como ?neófito? (es decir, ?nueva
planta?, ?recién nacido? o ?hijuelo?).

Además, todo ello se vincula a la palabra
?conocimiento?, ligada a su vez a

?conacimiento?, es decir, volver a nacer.

En otras palabras, quien se inicia en el conocimiento de
este ideario nace a la comprensión de una nueva realidad
(y, por tanto, amplía su visión y se hace
más universal).

Símbolos.

El método iniciático se basa en diversos
principios, de los cuales, por ahora, destacaremos uno, la
sustitución analógica. Desde el primer momento del
proceso iniciático el neófito es puesto en contacto
con los símbolos y los ritos.

Los símbolos son signos con una carga afectiva
que pueden conectarse tanto con el consciente como con el
inconsciente del sujeto que los contempla o los
reproduce.

Los símbolos representan estructuras o acordes
mentales que se encuentran almacenados en la psiquis del
individuo y en el trasfondo inconsciente de su grupo cultural.
Esta conceptualización bastará para prevenir que
una cosa es el símbolo en sí y otra distinta la
gráfica o materialización del mismo.

Los símbolos usados pueden ser números,
palabras, figuras, mitos, objetos, gestos, colores y expresiones
corporales.

Ahora bien, el proceso de sustitución
analógica pretende vivificar o vivenciar el símbolo
o el mito. El que se inicia podrá ir descubriendo
gradualmente, mediante analogías, las resonancias internas
y tomas de conciencia que en él produce el símbolo.
Este proceso, despojado del ritual, es en esencia el usado por la
psicoterapia moderna para despertar aspectos dormidos o traumados
de la psiquis.

Pasando a un ejemplo, tomado de la masonería, los
restos óseos humanos de la Cámara de
Reflexión podrán evocar diversos conceptos. Uno de
ellos sería la transitoriedad de la existencia humana
individual. Otro, la verdad desnuda, despojada de los ropajes con
que los recubre la cultura o hipocresía humanas. Otro, la
caída de las ilusiones y el enfrentamiento de sí
mismo.

Otro ejemplo a considerar, sería el de la
presencia del Azufre y la Sal, representativos de principios
alquímicos. El Azufre corresponde a la energía que
parte del centro del Ser y es expansiva (su energía
interna). La Sal es el principio de cristalización,
representa la estabilidad. El mensaje implícito es que
para llegar al sí mismo o parte estable del Ser, el
individuo debe aislarse de las fuerzas externas o de las
influencias del entorno o de los apetitos biológicos
básicos.

El mito.

El mito es una narración que, asumiendo formas
culturales propias a cada pueblo y época, describe una
experiencia humana compleja, a veces trágica y llevada a
situaciones límite. Allí, intervienen fuerzas
cósmicas o divinidades, castigadoras o redentoras, que
representan el factor de trascendencia de la experiencia humana
individual.

En la iniciación masónica de Primer Grado
no es utilizado un mito en particular, pero sí
están incorporados los elementos tradicionales que
estructuran un mito: un héroe (el neófito) que
realiza un viaje (el proceso de iniciación) y que pasa por
etapas diferentes.

Estas etapas son la separación o partida, las
pruebas o trabajos y el regreso o retorno.

La anulación de la vista y el encierro en la
Cámara de Reflexión representan la
separación. Por su parte, las pruebas de los Cuatro
Elementos representan los trabajos o desafíos que deben
ser superados para lograr la salvación. El re encuentro
final con los hermanos de logia y la recuperación de la
visión representan el rescate de lo exterior y el derecho
a vivir en dos mundos: el interno y el cotidiano, el consciente y
el inconsciente, el intuitivo y el lógico.

La psicología moderna y contemporánea ha
restaurado la importancia del mito en la evolución y
construcción de la psiquis humana, demostrando que, en
cada mito, es posible seccionar mediante el análisis,
todos los elementos que forman parte de nuestro Uno Mismo: la
conciencia y la lógica, la intuición y el
inconsciente, la sombra o acumulación de experiencias
traumáticas diversas, los complejos psíquicos
naturales, etc.

El rito.

El rito es un orden sistemático y pre establecido
para llevar adelante una ceremonia oficial, sea religiosa o de
una escuela filosófica.

El valor del rito no sólo reside en la
reproducción de los paramentos externos y las
formalidades. Es más que eso. Utilizando los
símbolos, las acciones pre establecidas pretenden
vivenciar o revivir la experiencia mítica. Es decir, el
rito es un procedimiento unificador pues constituye la forma
activa de usar los símbolos y el método
analógico para despertar la conciencia del neófito
y darle el impulso inicial hacia la conciencia de sí y de
lo trascendente.

El viaje y los elementos.

El viaje del héroe o candidato comporta, en la
iniciación masónica de Primer Grado, enfrentarse a
cuatro pruebas, representativas de los cuatro elementos
hermético-alquímicos.

La prueba del Elemento Tierra es el
desafío preliminar, previo al viaje propiamente tal y
está representada por la estancia reflexiva en las
profundidades de la Cámara. Es una invitación a
transitar desde el Occidente (la realidad sensible) hasta el
Oriente (la abstracción, la realidad
inteligible).

La estancia en la Cámara hace tener presente la
alegoría de la caverna de las ideas de Platón, es
decir, la lucha por conseguir la anamnesis, reminiscencia o
recuerdo de sí. Esta es una función clave, que
haría recuperar el carácter operativo de una logia
especulativa. Recordarse de sí mismo, tomar conciencia de
sí, focalizar la atención para llegar al contacto
íntimo, meditar, son sinónimos de la exigencia
diaria de cada neófito para pasar a ser un hombre
integrado espiritualmente. En otras palabras, corresponde a
superar la fragmentación del ser en ?egos? o ?yoes?,
despejando las ?escorias? alquímicas (metales impuros),
para captar la luz o conciencia íntima (Uno
Mismo).

La prueba del Elemento Aire es el primer viaje
iniciático para superar la muerte ritual. Las
trepidaciones y obstáculos al avanzar representan la
confrontación de las ideas. La opinión o juicio
propios deberán confrontar a la realidad y a la
opinión general. Si nuestra visión mental no se
acomoda a la porfiada realidad nos hará sufrir y
amargarnos.

La prueba del elemento Agua es el segundo viaje
iniciático. Representa una segunda forma de limpiarse de
aquello que no fue capaz de erradicarse por el Aire. Es una
invitación a serenar nuestras emociones y sentimientos, a
dejar

fluir sin atarnos a las pasiones, ni a los prejuicios ni
a las odiosidades. Es la limpieza de la afectividad.

La prueba del elemento Fuego es el tercer viaje
iniciático. Representa la energía interior que
podrá ser canalizada en forma creadora, debido a que antes
se han armonizado las ideas y las emociones. Por tanto, la
energía interior está en condiciones de conectar
con la Energía Universal representada por el fuego del
Sol.

El ciclo de las pruebas y elementos se cierra
permitiéndose al neófito recuperar la visión
después de habérsele recordado su deber de caridad
y hacérsele jurar el compromiso solemne del
secreto.

Masonería "operativa" y Masonería
"especulativa".

Los constructores, que poseían conocimientos
especiales, constituían desde la más remota
antigüedad (en que se agrupaban en Colegios sacerdotales)
una especie de aristocracia en medio de los demás oficios.
En la Edad Media, esos constructores de las catedrales y de los
palacios disfrutaban de parte de las autoridades
eclesiásticas y seculares, de numerosos privilegios
(franquicias y exenciones diversas, tribunales especiales), de
donde el nombre francmasones (lite- ralmente
"alhamíes libertos") con que se los designaba. La
arquitectura constituía entonces el "Arte Real", cuyos
secretos se divulgaban solamente a quienes se mostraban dignos de
ello, de ahí la idea de una suerte de Obra
suprema: la construcción, mediante un trabajo incesante,
de un Templo ideal cada vez más perfecto,
inmenso, universal e infinito. Además, toda clase de
pensadores en postura más o menos mala frente a la
ortodoxia, principalmente alquimistas, buscaban refugio entre los
constructores (lo que explica la presencia de curiosas figuras
simbólicas en el frontispicio de numerosos edificios
religiosos).

El paso de la Masonería operativa,
compuesta de gente de oficio, de constructores, a la
Francmasonería moderna, llamada especulativa, se
produjo en Inglaterra, gracias al papel cada vez más
importante desempeñado por los "Masones aceptados"
(Accepted Masons).

En Gran Bretaña, como los demás
países europeos, poseía cofradías de
constructores, de "francmasones" (freemasons),
agrupaciones ricas y poderosas, protegidas por los soberanos, y
cuyos miembros eran admitidos en la Corporación luego de
una iniciación, habían de guardar el secreto sobre
esos ritos, y debían respetar cierto número de
reglas designadas con el nombre de Landmarke
(literalmente: "hitos de propiedad"), que contenían los
artículos esenciales de la Orden, considerados como
inmutables. Pero el final del siglo XVI, período
turbulento, vio una mengua muy sensible de grandes
construcciones, y las corporaciones, sintiéndose en
peligro, admitieron en su seno a miembros que no eran hombres de
oficio: eran los "Masones aceptados", con la mayor
frecuencia personajes influyentes destinados a realzar el
prestigio de la Orden. A principios del siglo siguiente, esos
accepted Masons eran ya bastante

numerosos; pero fueron sobre todo los
Rosacruces ingleses quienes desempeñaron un papel
decisivo; hacia 1650, los discípulos de Robert Fludd
estaban poderosamente organizados en Londres. Uno de
éstos, el alquimista Elias Ashmole (1617-1692),
había sido admitido en 1646 como "Masón aceptado",
al mismo tiempo que su cuñado; en la Logia se
vinculó con cierto número de amigos,
teólogos y sabios (los hermanos Thomas y George Warton, el
astrólogo Lilly, etc.), con los cuales organizó una
Sociedad que tenía como finalidad "edificar la Casa de
Salomón, templo ideal de las ciencias", para la que obtuvo
autorización de reunirse en el local de los Masones. Poco
a poco dicha asociación de Rosa-Cruz ocupó en la
Masonería un papel preponderante; esos Hermanos
introdujeron sus símbolos y modificaron profundamente el
ritual iniciático: los picapedreros no tenían, en
suma más que un grado, el de Compañero,
puesto que los aprendices no formaban parte de la
corporación y el Maestro era simplemente el
Compañero encargado de la dirección de un taller;
en lo que había de llegar a ser la Masonry
especulativa, por el contrario, se había instituido una
ceremonia de iniciación para el grado de
Aprendiz, y creado el grado de Maestro, cuyo ritual
ponía en escena el mito de Hiram, leyenda que tiene su
origen en el compañerismo, pero de la cual los Rosacruces
habían desarrollado el simbolismo; a los grados
corporativos y a la leyenda de la construcción
simbólica del Templo de Salomón, agregaron nuevos
grados inspirados en las antiguas Órdenes de
Caballería (de las que Escocia era la tierra de
elección: de ahí el nombre de Francmasonería
escocesa dado al sistema de Altos Grados), cuyo
ritualismo hermético-cristiano reproducía las
iniciaciones de los Rosacruces.

Partes: 1, 2, 3, 4
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