La descripción de Platón encaja exactamente en Sudamérica porque él describe una planicie rectangular elevada que, decía, estaba ubicada en el centro del continente, cerca del mar y a medio camino en la dirección de la mayor extensión de este continente. Además ubicó a la ciudad capital de Atlántida en una pequeña isla volcánica, también llamada Atlántida. La ciudad estaba ubicada en la elevada planicie rectangular, a unos nueve kilómetros del mar y, de acuerdo a Platón, la región entera estaba elevada sobre el nivel del océano, alzándose completamente por encima del nivel del mar a una gran altura, de ese lado del continente. Hasta aquí, definimos la ubicación de la ciudad y el continente perdidos de la Atlántida.
La solución a las dudas principales es suponer que no fue el continente de Atlántida el que se hundió en el mar sino la isla capital, del mismo nombre, construida sobre una isla volcánica que se hundió en la extensión de agua que rodeaba la isla, que es el lago Poopó, ubicado sobre el borde de la planicie rectangular que actualmente se llama Altiplano Boliviano. Esta planicie está en el centro del continente en el sentido norte-sur, exactamente como la describió Platón.
La gente a veces se pregunta: "¿Cómo puede haber estado la Atlántida en los Andes si se supone que se hundió en el mar?". Debemos recordar que según Platón la Atlántida estaba en una planicie elevada "por encima del nivel del mar y rodeada de montañas". De hecho, el altiplano boliviano se ha visto sumergido periódicamente debajo del mar; ha sido una isla marina gigantesca en varias épocas ubicadas miles de años atrás, alternándose esa situación con períodos secos.
Teniendo en mente las imágenes de los dibujos populares sobre la Atlántida, veamos las palabras de Platón, en las que dice: "Cerca de la planicie, a una distancia de 50 estadios (del mar), se alza una montaña baja por todos sus lados. Y Poseidón, para hacerla inexpugnable, la quebró a su alrededor, formando bandas circulares de mar y tierra que se encierran una a otra alternativamente, una más grande, la otra más pequeña, dos de tierra y tres de mar, que él esculpió como si estuvieran fuera del centro de la isla." (Critias) La traducción de Jowett dice "Poseidón, quebrando la tierra, cerró la colina a todo su alrededor, creando zonas alternadas de mar y tierra, más grandes y más pequeñas, que se curvan una sobre otra."
Se trata de un sitio en el que se da la presencia de todos los elementos que mencionó Platón, en primer lugar se halla en el centro de una planicie rectangular elevada a una distancia de cincuenta estadios (un estadio era aproximadamente 192 m) del mar. Posee las necesarias piedras rojas, negras y blancas. Hay manantiales subterráneos, tanto de agua fría como caliente. Hay un importante canal (seco) que desemboca en el borde del lago.
Anillos o franjas de mar de la Pampa de Aullagas Bolivia.
Pero lo más notable de todo es que el sitio ha sido hundido por terremotos y que existe una leyenda boliviana que se conoce como "La Leyenda de Desaguadero" que cuenta que una ciudad ubicada al borde del lago fue hundida en el mar por los dioses, en castigo, exactamente como lo relata Platón. Además, Poseidón, nombrado por Platón, el dios griego del mar que habría creado los anillos de tierra y mar, es el equivalente a Tunapa, el nombre boliviano del dios o dioses de las vías marinas que crearon la estructura en anillos de Pampa Aullagas. Lo que parecería indicar, sin duda, que la historia de la Atlántida tiene su
origen —o lo menos una conexión— con la leyenda boliviana.
En Ambas leyendas: La ciudad estaba cerca del borde del mar. La gente se había vuelto codiciosa, perdiendo sus virtudes divinas. Los dioses decidieron castigarlos e hicieron que los terremotos e inundaciones hundieran la ciudad bajo el mar en un día.
En la Leyenda boliviana: El dios de las vías marinas se desposó con la diosa de la cercana montaña. Ella luego lo abandonó y en sus viajes durmió en una montaña ubicada a la orilla del mar, creando la formación en anillos que existe hoy.
Versión griega: El dios del mar (Poseidón) se casó con una mujer que vivía en una montaña y para hacerla inexpugnable, quebró la tierra alrededor y le dio forma de anillos de mar y tierra.
La ubicación de la montaña con formaciones en anillo de Platón estaba en el centro de una planicie rectangular elevada. Idem en la leyenda boliviana (Jim Allen, Atlantis The Andes Solution).
Si eslabonamos los diferentes aspectos de las leyendas y mitos así como de las cosas tangibles, cuyas evidencias están a la vista de todos, encontraremos en Tiahuanaco un punto de partida muy interesante.
TIAHUANACO.
No se ha podido explicar con claridad el significado de la palabra Tiahuanaco. En Bolivia se ha impuesto en parte la ortografía más; simple de "Tiwanaku". El nombre no se ha conocido únicamente por la pequeña localidad de escasa importancia sino que lo han hecho famoso las ruinas situadas a medio kilómetro de la aldea, enmarcadas por una serie de colinas en el horizonte y extendidas por la altiplanicie en una zona de varias millas cuadradas. Seguramente podríamos tener una idea más aproximada de su extensión real si se tomaran fotografías aéreas. En el año 1533 aparecieron los primeros soldados españoles en el Altiplano boliviano. Preguntaron a los indios quiénes fueron los constructores de los edificios, ya en ruinas, y los indígenas respondieron que ellos "no podían decir ni explicar quién los había construido". Hacía apenas un siglo que los incas habían conquistado el Altiplano de Bolivia. Las leyendas incaicas cuentan que los hombres y los astros fueron creados en estas alturas. Pero en la época de los incas los templos ya estaban arruinados y casi cubiertos por la tierra. Todo lo que acabamos de decir no viene a dar la razón en modo alguno a ciertos autores que pretendieron descifrar los misterios de Tiahuanaco recurriendo a la fantasía y atribuyeron a la ciudad, emplazada a 3800 metros sobre el nivel del mar, la antigüedad de quince milenios o más; la relacionaron con la leyenda de la Atlántida o afirmaron que fue construida por gigantes. Heyerdahl, el audaz navegante que cruzó el Pacífico en una balsa, ha llegado a poblar las islas de Polinesia con fugitivos de Tiahuanaco. Pero los colosos de piedra de la isla de Pascua no tienen nada en común con las estatuas del Altiplano.
Es muy poco lo que se puede ver en la actualidad sobre esta superficie; el primer contacto con unas ruinas de las que tanto se han hablado y cuyo renombre como santuario nacional de los bolivianos es tan considerable. Lo que realmente impresiona es la magnificencia del paisaje montañoso, el aire tenue y fresco, recalentado por el sol tropical de los días buenos, y algunas estatuas de piedra de aspecto más o menos arcaico; pero por encima de todo la famosa Puerta del Sol, tallada en un solo bloque de andesita, el símbolo de Tiahuanaco tantas veces descrita. No ha faltado quien ha visto en ella la obra de una raza de gigantes antediluvianos. Esta puerta monolítica fue colocada en el lugar que hoy ocupa en época muy reciente, el año 1903, y seguramente cambió de lugar otras veces.
Es probable que se tratara de la entrada de un gran templo, desaparecido hace ya muchos años. En la parte superior, muy extensa, sobre la angosta y baja apertura de la puerta, está esculpido un relieve llano, cuyo dibujo recuerda los tapices de esta misma época. En el centro vemos una divinidad erguida sobre un trono escalonado y con cetros en ambas manos. Los bordes de sus ropajes están adornados con cabezas humanas reducidas; en esta figura central se ha querido ver al dios del Sol, porque su rostro, de mirada fija despide rayos en todas direcciones, terminados en una cabeza de animal. En tres frisos, colocados uno sobre otro, se representan seres mitológicos alados, con una rodilla doblada y coronas dentadas en sus cabezas, avanzando hacia la divinidad central. En sus manos sostiene algo que semeja también un cetro. La figura de los frisos superior e inferior tiene cabezas humanas con grandes ojos redondos, mientras que las del friso central elevan hacia el sol sus cabezas de cóndor o de águila. En los tres frisos los personajes tienen extremidades humanas.
En la soledad del inmenso Altiplano encontramos otros portales monolíticos más pequeños y aislados; carecen de ornamentación. La Puerta del Sol es con mucho el más importante y el de más interés para la historia del arte. Algunos elementos de su iconografía se propagaron por todo el Perú y parte de Bolivia; los relieves que decoran su entrada propiamente dicha simbolizan sin duda fenómenos cósmicos, expresados plásticamente. Se han dado innumerables interpretaciones de la Puerta del Sol; muchas de ellas parten de la hipótesis de que se trata de un calendario.
A escasa distancia de Akapana, en dirección nordeste, se extiende la llamada Kalasasaya, cuadrado de 130 metros de longitud, orientado de este a oeste. Hoy pueden verse solamente pilares de piedras aislados, toscamente esculpidos, que circundan el recinto a distancias irregulares. Estos pilares estaban unidos unos con otros por material de construcción, al que servían de sustento. Los restos de la muralla están ahora derrumbados y mezclados con la tierra caóticamente. Es muy probable que fuera alguna tribu o pueblo enemigo quien perpetrara esta obra de destrucción; lo mismo se dice, por lo menos, de la ciudad de Teotihuacán en el centro de México. Si efectivamente sucedió algo semejante en Tiahuanaco, no poseemos el menor punto de referencia sobre la fecha en que pudo ocurrir. Conozco tan sólo una fecha, obtenida con el método C14, de la época clásica de Tiahuanaco; correspondería aproximadamente al año 500 después de J.C. Una sóla fecha poco puede aclarar, no constituye un punto de referencia. El hecho es que en muchos sectores de Tiahuanaco parece como si todo se hubiera revuelto y destrozado sistemáticamente. Los incas se sentían intimidados ante los dioses extranjeros y no se hubieran atrevido a hacerlo, y los buscadores de tesoros de los primeros tiempos de la conquista jamás hubieran podido completar la destrucción de manera tan sistemática y total, no era así como actuaban. En la parte oriental de Kalasasaya una magnífica escalera de piedra asciende hasta un cuadrado de menores dimensiones, del que se afirma que en la época de los españoles estaba aún rodeado de murallas con esculturas de cabezas humanas aplicadas en ellas. En este lugar consiguió Bennett sacar a la luz hace algunos años una estatua de piedra, la mayor entre todas las que se conocían hasta entonces. Fue llevada a la Paz. Otra figura más pequeña, de aspecto más primitivo, descubierta también por Bennett, permaneció en el lugar donde fue hallada. Sirvió de modelo a Heyerdhal para su "Kontiki": pero cayó en el error de creer que el anillo nasal era la barba del "dios blanco" Se ha llamado "Palacio de sarcófagos" a los restos de un edificio que se alzaba al oeste de Kalasasaya. Su existencia viene atestiguada únicamente por los cimientos, que se hallan bajo tierra.
El edificio tenía cuarenta y ocho metros de longitud y cuarenta de anchura. En los últimos años los bolivianos excavaron el lugar con tanta habilidad que consiguieron poner al descubierto los cimientos. Alrededor de un espacioso patio interior se alinea una serie de recintos más o menos grandes, y no se requiere mucha fantasía para ver en el "palacio" a juzgar por su grandeza, la residencia del sacerdote más importante y de sus ayudantes o acólitos, que celebraban las ceremonias del culto. No sabemos a qué dioses se adoraba; es muy posible que cada uno de los templos estuviera dedicado a un dios determinado. En el palacio se encontraron además suelos con una blanca capa de estuco a diferentes alturas, circunstancia que permite obtener datos cronológicos de relativa seguridad. Es posible que a lo largo de los trabajos de excavación surjan nuevas moradas de sacerdotes que, como en el caso descrito, conserven los cimientos sepultados bajo tierra. (Cultura Tiahuanaco, wiki.sumaqperu.com).
Otra opinión de similar característica se expresa en: Tiahuanaco ¿La ciudad de los
Hijos del Sol? por oldcivilizations en julio 18, 2010 dice:
De todas las muestras y restos que sobrevivieron de esa misteriosa edad en que convivieron el hombre y gigantes -que es mencionado por el Códice Vaticano y con registros del mismo Calendario Azteca- el más impactante es el de la Misteriosa civilización de Tiahuanaco, situada en otra altiplanicie fabulosa a 4.000 metros, en América del Sur.
Cada versión de cada leyenda de los Andes apunta al lago Titicaca cuando habla del Comienzo -el lugar donde el gran dios Viracocha realizó sus hazañas creadoras, donde la humanidad reapareció después del Diluvio, donde a los antepasados de los incas se les concedió la varita mágica de oro con la que fundarían la civilización andina. Si esto fuera ficción, no vendría apoyado por los hechos; pues a orillas del lago Titicaca se encuentra la primera y más grande de las ciudades que en todas las Américas se hubieran levantado.
En Tiahuanaco volvemos a encontrar el recuerdo del hombre blanco. Cuando los incas conquistaron esta región del lago Titicaca, Tiahuanaco era ya el campo de ruinas gi- gantescas, inexplicables, que nosotros conocemos. Cuando llega allí Pizarro, en 1532, los indios dan a los conquistadores el nombre de Viracochas: señores blancos.
Su tradición, más o menos perdida ya, habla de una raza de señores desaparecida, de hombres gigantescos y blancos, venidos de lejos, surgidos de los espacios, de una raza de Hijos del Sol. Reinaba y enseñaba allí, hace milenios. Desapareció de golpe, pero volverá.
En todos los lugares de la América del Sur, los europeos que iban en busca de oro conocieron esta tradición del hombre blanco y se aprovecharon de ella. Sus deseos de con- quista fueron auxiliados por el más grande y misterioso recuerdo.
Hans Schindler Bellamy, que investigó las obras del cosmólogo nazi Hans Hoerbiger, descubre, en los Andes, a cuatro mil metros de altura, restos de sedimentos marinos que se extienden sobre setecientos kilómetros. Las aguas de fines del terciario subían hasta allí, y Tiahuanaco, cerca del lago Titicaca, sería uno de los centros de civilización de aquel período. Las ruinas de Tiahuanaco dan testimonio de una civilización cientos de veces milenaria y que no se asemeja en nada a las civilizaciones posteriores.
Según los partidarios de Horbiger, son visibles las huellas de gigantes, así como sus inexplicables monumentos. Se encuentra allí, por ejemplo, una piedra de nueve toneladas, con seis hendiduras de tres metros de altura que son incomprensibles para los arquitectos, como si su papel hubiese sido olvidado desde entonces por todos los constructores de la Historia. Hay pórticos de tres metros de altura por cuatro de anchura, que aparecen tallados en una sola piedra, con puertas, falsas ventanas y esculturas esculpidas con cincel, pesando todo el conjunto diez toneladas. Hay lienzos de pared de sesenta toneladas, sostenidos por bloques de piedra arenisca de cien toneladas, hundidos como cuñas en el suelo.
Entre estas ruinas fabulosas, se elevan estatuas gigantescas, una sola de las cuales ha sido bajada de allí y colocada en el jardín del museo de La Paz. Tiene ocho metros de altura y pesa veinte toneladas. Todo invita a los horbigerianos a ver en estas estatuas retratos de gigantes realizados por ellos mismos.
Hay una plegaria Inca dirigida a Viracocha, que fue traducida por Alonso de Molina, hombre de Pizarro, y que dice:
¡ Oh, Creador!
¡Omnipresente Viracocha!
Tú que diste vida y coraje a los hombres, diciendo,
. Y a la mujer, diciendo,
¡Tu que los hiciste y les diste el ser!
Vela por ellos, que puedan vivir con salud y en paz.
¡Otórgales larga vida, oh Creador!
La cordillera andina reúne gran cantidad de misteriosas construcciones, entre ellas, Machu-Pichu, Marcahuasi, Nazca, etc. En este caso vamos a tratar de los misterios de una enigmática ciudad, la ciudad de Tiahuanaco, cuya historia va, inevitablemente unida a un lago, el lago Titicaca.
Comencemos pues por este lago que se encuentra a unos 3750 m sobre el nivel del mar, atravesado por la frontera entre Perú y Bolivia, ocupa un área de 8256 Km2 y mide 220
Km de longitud y unos 112 Km de ancho. Su profundidad alcanza en algunos puntos los
300 metros.
Esta región, situada actualmente a una elevada altura, esta sembrada de millones de conchas marinas fosilizadas lo que supone que en un pasado remoto la región fue elevada desde el nivel del mar. Según los expertos este fenómeno se produjo hace unos 100 millones de años. Pese a esto, el lago Titicaca ha conservado, hasta el presente, muchos tipos de peces y crustáceos oceánicos, lo que confirma que este lago se formo al quedar estancada el agua marina tras la elevación de los Andes.
Desde que este lago se formó, parece haber sufrido diversos cambios y hoy en día se pueden observar distintas líneas de costa, en algunos puntos esa línea de costa antigua esta a 90 metros mas arriba que la actual mientras que en otros puntos, esa misma línea, esta a 82 metros mas abajo, lo que quiere decir que dicha línea de costa no esta nivelada, es decir, que el lago ha cambiado su forma quien sabe cuantas veces a lo largo de los millones de años.
Los geólogos han determinado que el Altiplano se sigue elevando pero no de forma regular, sino desequilibrada. Los cambios experimentados en el lago Titicaca tendrían más que ver con los cambios geológicos propios del lugar que con las variaciones del volumen de agua. Es por ello que es mas difícil de explicar la evidencia irrefutable de que la ciudad de Tiahuanaco fue antiguamente un puerto que estaba provisto de grandes diques y situado en las orillas del lago Titicaca.
Las ruinas de esta ciudad se hallan actualmente a unos 20 Km. al sur del lago y a una altura de mas de 30 metros de la presente línea costera, por lo que se deduce que en el periodo a partir del cual fue construida la ciudad debió de ocurrir uno de estos dos fenómenos: o bien el nivel del agua descendió de forma muy notable o bien el terreno se elevo igualmente de forma muy notable. El arqueólogo Arthur Posnansky, de la Universidad de la Paz, nos ofrece una respetable teoría con respecto al origen de Tiahuanaco que mas tarde desarrollaremos.
La ciudad de Tiahuanaco se encuentra en Bolivia, a unos 4.000 m sobre el nivel del mar. El propio nombre de Tiahuanaco, en lengua Quechua, es ya de por si enigmático. Luis E. Valcárcel, en Etnohistoria del Perú (Lima, 1959) nos aclara que Ti significa ?reunión o
conjunto?; hua es ?la tierra?; na significa ?donde se hace? y co quiere decir ?agua?. Por
tanto, reuniendo el sentido del nombre tendremos que Tiahuanaco viene a querer decir algo
así como .
Sin embargo, no todos los investigadores coinciden con este autor y otros significados que se le dan a este nombre son: ?Ciudad eterna?; ?Hijos del Tiki o del Jaguar?; ?Ciudad del agua? o ?Pueblo de los Hijos del Sol?. A Tiahuanaco también se le denomina Chuquiyutu. Según otros autores, Tiahuanaco podría derivar de ?tiwanaka?, que significa ?esto es de Dios?.
En esta ciudad en ruinas podemos encontrar gigantescos monolitos, gruesas piedras labradas y grandes figuras de arenisca rojiza y de andesita. Tiahuanaco es un paraje de leyendas, de felinos y cóndores, de hombres-pájaro, de llamas sagradas, de templos solares
Todo el conjunto arqueológico de Tiahuanaco cubre una zona de unos 450.000 metros cuadrados. Se encuentra en la meseta alta de Collao y se trata de un paraje ondulado, de tierra rojiza y helada. Apenas existe vegetación. Este árido paraje no es el más adecuado para el florecimiento de grandes culturas del pasado, pero todo hace suponer que no siempre fue así, ni que la cordillera tuvo siempre la altura de ahora.
Y ahí puede radicar parte del enigma de Tiahuanaco, que debió surgir en tiempos en que la climatología fuese más benigna. Las ruinas que pueblan el paraje, por supuesto, nada dicen. Son los arqueólogos los que interpretan los signos de acuerdo con lo que pretenden ver allí. Sabemos que en Tiahuanaco existieron templos piramidales. La arquitectura piramidal era abundante. Había cuatro pirámides junto al Palacio de los Sarcófagos, pero de ella apenas si quedan nada y su recuerdo permanece gracias a los cronistas de la conquista, como el caso la pirámide de Akapana.
Hay quien supone que Tiahuanaco debió de ser una gran ciudad religiosa, semejante a Teotihuacan que floreció en México, incluso podríamos relacionarlas por sus nombres, aunque los filólogos han descartado esta posibilidad.
Se sabe que Tiahuanaco fue concebido por individuos que sabían mucho de astronomía y que conocían perfectamente el eje geográfico de la Tierra, como lo demuestran los ejes que parten de la pirámide de Akapana, cuyas dimensiones debieron ser de mas de doscientos metros de lado por solo veinticinco de altura.
Por lo que sabemos Tiahuanaco también fue la sede de un colegio de cirujanos que llevaban a cabo operaciones en el cerebro con cuchillos de bronce. También hubo astrónomos que estudiaban las estrellas con el equivalente de modernos telescopios: reflectores y lentes.
En el Templo de Kalasasaya, los primeros conquistadores españoles que llegaron quedaron atónitos y no falto quien dijese que tal obra era una de las maravillas del mundo. El templo se alza al noreste de la pirámide de Akapana. El nombre aymará significa ?piedras
erguidas? y en uno de sus ángulos se alza todavía la famosa Puerta del Sol, que se ha
desplomado varias veces, debido a los corrimientos de tierra, pero que ha vuelto a ser
levantada. Las ?piedras erguidas? no son menhires, sino los restos de pilares que solo
reflejan pálidamente lo que debió ser el templo.
Volvamos ahora al pasado y al momento en que el propio pueblo Inca llega a la región. L. Pauwels y J. Bergier se refirieron a este lugar en su libro ?El retorno de los brujos?, en el se decía así: .
>
Los libros de Historia nos dicen que cuando los españoles, al mando de Diego Almagro, llegaron al lago Titicaca en 1535, quedaron maravillados al ver las ruinas de Tiahuanaco y
los restos de las estructuras megalíticas, algunos de cuyos bloques pétreos pesaban mas de cien toneladas. Estos primeros viajeros quedaron impresionados ante el gigantesco tamaño de los edificios y la atmósfera de misterio que los rodeaba.
Fue en aquel momento cuando nació la historia arqueológica de Tiahuanaco. Diego Almagro y sus tropas buscaban oro y les importaban poco las piedras labradas. Como ya sabemos, los conquistadores españoles son recibidos como Viracochas, señores blancos, en recuerdo de antiguas tradiciones incas sobre una raza desaparecida de Hijos del Sol, surgidos del cielo y que, tras su repentina marcha prometieron volver.
El cronista de los conquistadores españoles, Pedro Cieza de León (1518-1560), en su obra
?Crónicas del Perú? afirma lo que le contaron sus guías aymaras de que ?Tiahuanaco se edifico antes del diluvio, en una sola noche, por gigantes desconocidos?. ?Los gigantes vivieron aquí en soberbios palacios. Pero por no hacer caso a una profecía de los adoradores del Sol, fueron devorados por sus rayos y sus palacios se vieron reducidos a ruinas?.
También existe la leyenda inca en la que se cuenta que Tiahuanaco fue construida en una sola noche por el Noé de la región, un pastor que sobrevivió al diluvio. Otra leyenda asegura que Tiahuanaco fue construida por gigantes, titanes o por ?criaturas llegadas del
cielo?.
Otro visitante español del mismo periodo narro una tradición según la cual las piedras habían sido alzadas de forma misteriosa del suelo: >. También Garcilaso de la Vega escribió una detallada descripción del lugar maravillándose y preguntándose como y quienes pudieron llevar a cabo aquella colosal empresa.
Hoy en día no es posible encontrar ninguna de las estatuas de figuras humanas que existían en el siglo XVI. Sólo tenemos fragmentos y piezas y las palabras de viejos misioneros que visitaron la ciudad de los muertos en compañía de los nativos. ?Había muchas delicadas estatuas de hombres y mujeres, tan reales que parecían vivientes. Algunas sostenían copas y parecían estar en posición de beber En mil posturas
naturales, las estatuas aparecían de pie o reclinadas.? El viejo misionero manifestó una
gran curiosidad porque muchas de las figuras aparecían representadas con barba. En otro
artículo veremos las posibles relaciones con los dioses sumerios.
Tras el saqueo impresionante llevado a cabo sobre las ruinas de Tiahuanaco podemos observar hoy en día y en colecciones particulares objetos maravillosos: estatuas de oro macizo, que pesan de dos a tres kilos, tazas, platos, vasos, cucharas de oro. Ello nos da a
entender que los antiquísimos habitantes de la ?ciudad de Viracocha? conocían los objetos que hoy utilizamos en nuestras mesas y que aparecieron por primera vez en Europa hacia finales del siglo XVI, cuando en América los vemos entre los aztecas, incas y otros pueblos más antiguos.
Si debemos la escasa información de Tiahuanaco a alguna persona, es sin duda al arqueólogo austriaco Arthur Posnansky (1873-1946). Este arqueólogo ha dedicado gran parte de su vida al estudio de esta ciudad, y la pregunta que él se hizo y que nos hacemos nosotros es: ¿cuándo fue construida Tiahuanaco?.
Las tesis oficiales históricas nos dicen que las ruinas no son mucho más antiguas que el año 500 d. C. Pero, basándonos en los cálculos matemáticos y astronómicos del profesor Arthur
Posnansky, de la Universidad de la Paz, y el profesor Rolf Muller llegamos a unas fechas que si que podrían explicar mejor los cambios producidos en la región. Estos investigadores sitúan la fase principal de la construcción de Tiahuanaco en el año 15.000 a. C. Tras la construcción de esta ciudad sobrevinieron una serie de cambios geológicos, con fechas marcadas en torno al 11.000 a.C. que comenzaron a separar cada vez más la ciudad de la costa del lago.
Arthur Posnansky, en ?Tiahuanaco, la cuna del hombre americano?, cree que la ultima civilización de Tiahuanaco apareció unos 14.000 años a. C. y que en algún lejano momento se produjo un fenómeno geológico de proporciones dantescas que fraccionó la cordillera de los Andes. Posteriormente se produjo una elevación de la región del lago Titicaca hace más de diez mil años, tras un hundimiento de amplias regiones de tierra (Mu, Atlántida).
Según Posnansky el terrible cataclismo que ocurrió en aquella región durante el undécimo milenio a. C. fue causado por unos movimientos sísmicos que hicieron que se desbordaran las aguas del lago Titicaca y provocaron erupciones volcánicas. Asimismo es posible que ocurriera un aumento temporal del nivel del lago debido al desborde de otros lagos que se hallaban más al norte y a una mayor altitud.
Entre las pruebas presentadas por Posnansky de que el agente destructor de Tiahuanaco había sido una inundación, cabe citar el hallazgo de flora lacustre mezclada en el aluvión con los esqueletos de seres humanos que habían perecido en el cataclismo y el hallazgo de varios esqueletos de unos peces también hallados en el mismo aluvión.
Además se habían hallado unos fragmentos humanos y esqueletos de animales que yacían en caótico desorden entre piedras, utensilios, herramientas e infinidad de objetos. Fue realmente una terrible catástrofe la que asolo Tiahuanaco y, si Posnansky esta en lo cierto, se produjo hace mas de 12.000 años (curiosa coincidencia con los datos que aporta Platón sobre el hundimiento de la Atlántida). A partir de entonces, aunque la inundación remitió,
?la cultura del Altiplano no volvió a alcanzar un elevado nivel de desarrollo, sino que cayo en una absoluta y definitiva decadencia?.
Los terremotos que habían hecho que el lago Titicaca inundara Tiahuanaco fueron solo los primeros de una serie de desastres que acaecieron en esa zona. Aunque en un principio estos hicieron que las aguas del lago se desbordaran, al cabo de cierto tiempo provocaron el efecto contrario, reduciendo de forma progresiva la profundidad y el área de superficie del Titicaca. A medida que pasaban los años, el nivel del lago continuó descendiendo aislando así a la gran ciudad, alejándola de las aguas que antaño habían desempeñado un papel decisivo en su vida económica.
Al mismo tiempo existen pruebas que el clima de la zona de Tiahuanaco se volvió mas frío y desfavorable para el cultivo de unas cosechas que con anterioridad se habían desarrollado sin problema. Podemos decir que un periodo de calma siguió al momento crítico de los disturbios sísmicos pero luego, el clima empeoró y se hizo inclemente. Como consecuencia de ello, se produjeron unas emigraciones masivas de gentes de los Andes hacia emplazamientos más favorables.
Los habitantes de Tiahuanaco, integrantes de unas civilizaciones muy avanzadas y recordadas en las tradiciones locales como ?los viracochas?, tuvieron que luchar para sobrevivir. En todo el Altiplano se hallaron curiosas pruebas que indican que habían llevado a cabo experimentos agrícolas de carácter científico, con gran ingenio y dedicación, para tratar de compensar el deterioro climático, así por ejemplo, lograron eliminar la toxicidad de determinadas especies vegetales para que fueran comestibles.
También diseñaron unos campos de cultivo con determinadas características que superaban las técnicas agrícolas modernas. Durante los últimos años, agrónomos y arqueólogos han reconstruido estos campos elevados y los sembrados experimentales en ellos han proporcionado unas cosechas muy superiores a los sembrados normalmente.
Asimismo, los cultivos de las zonas experimentales soportaron casi sin pérdidas las bajas temperaturas y extrema sequía que se dio en el lugar. Estas técnicas ancestrales llamaron la atención de las autoridades bolivianas y de otros organismos internacionales que las han
aplicado en otros lugares del mundo. Todo esto se asemeja significativamente con lo que hicieron los dioses de Sumer.
Según hemos visto, el profesor Posnansky nos dice que Tiahuanaco fue una ciudad portuaria muy activa en el 15.000 a.C., y que continuó siéndolo durante otros 5.000 años. Durante esa época, el muelle principal de la ciudad se hallaba situado en un lugar llamado actualmente Puma Punku, ?la puerta del puma?. Cuando Posnansky llevó a cabo sus excavaciones observó que uno de los bloques de piedra que fueron empleados en la construcción del muelle se encontraba todavía en el yacimiento y pesaba aproximadamente
440 toneladas y había muchos otros bloques, los cuales pesaban entre 100 y 150 toneladas.
Otro dato curioso es que en estos bloques aparecen representaciones de la cruz profundamente gravada en la dura piedra gris. Incluso según la cronología histórica ortodoxa esas cruces tenían una antigüedad de no menos de 1500 años. Dicho de otro modo, habían sido esculpidas en este lugar por unas personas que desconocían el cristianismo, un milenio antes de la llegada de los primeros misioneros españoles al Altiplano.
Pero, ¿de donde habían obtenido sus cruces? Seguramente, no de la cruz de Cristo, sino de alguna fuente mucho más antigua. De hecho los antiguos egipcios habían utilizado un jeroglífico semejante a una cruz para simbolizar la vida. Nos encontramos con que en Tiahuanaco se empleaba como elemento decorativo la esvástica, grabada sobre la piedra de construcción, al igual que en el valle del Indo. También se empleaba en la cerámica de Tiahuanaco. Y esto nos vuelve a relacionar con los antiguos dioses sumerios.
El Centro de Investigaciones Arqueológicas de Tiahuanaco ha determinado, tras las excavaciones efectuadas en la región, que, como mínimo, se encuentran superpuestas unas cinco civilizaciones diferentes cuya antigüedad no ha podido ser determinada.
La arqueóloga Simone Waisbard escribe en su libro de 1975, ?Tiahuanaco, diez mil años de enigmas incas? las siguientes palabras: ? Cinco ciudades yacen enterradas, superpuestas o mezcladas con esqueletos de toxodontes, de mamíferos ungulados de una edad al parecer antediluviana ?. Más adelante comentaremos estos interesantes descubrimientos de animales prehistóricos representados en cerámica o en bajorrelieves.
En 1956, el submarinista norteamericano William Mardoff efectuó inmersiones en el lago Titicaca, cerca de la desembocadura del río Escoña, y encontró los restos de una supuesta ciudad sumergida que podría tratarse de la legendaria Chiopata, o ciudad de los dioses de la que hablan las crónicas antiguas. Otros investigadores, como Ramón Avellaneda, también se sumergieron en la región obteniendo filmaciones de esas ruinas submarinas de una antigua ciudad. Ante estos descubrimientos el propio Jacques I. Cousteau se trasladó a la región, en 1968 para efectuar una serie de inmersiones, pero su informe no reveló nada nuevo a lo dicho anteriormente.
Más recientemente, la denominada Expedición Atahualpa 2000, descubrió también diversas formaciones arquitectónicas bajo las aguas del lago Titicaca. En concreto se trataba de un templete de unos 250 metros de largo por 50 metros de ancho y que se encuentra a 20 metros de profundidad, un muro de contención, una figura y una especie de terraza.
Todo parece indicar que la cultura Tiahuanaco permaneció en el lugar durante mucho tiempo y que no fue construida como relatan las leyendas en una sola noche por los titanes. Cinco civilizaciones se superponen en la zona, como ya hemos visto y puede que sea alguna más. Los miles de años que éstas representan no es fácil de calcular y más difícil aún resulta precisar las gentes que vivieron allí, como, cuando o de dónde procedían.
Quienes construyeron los monolitos de Tiahuanaco, aunque suponemos que fueron en distintas épocas, tenían un conocimiento geométrico y astronómico que en nada tenía que envidiar a los nuestros actuales, ya que resolvían problemas que a nosotros nos han costado siglos de esfuerzos.
Sabemos que con las piedras de Tiahuanaco se ha construido parte del tendido férreo de La Paz. Bloques magníficamente labrados han servido de cimientos a numerosas construcciones y de ornamentación de las viviendas de los ricos propietarios. El tendido de la vía férrea de Guaqui sirvió para causar más destrozos en las ruinas de Tiahuanaco. Los barrenos volaron en fragmentos el palacio de Putuni, el complejo de Kalasasaya y las estatuas, todo lo cual, convertido en cascajos, sirvió para extender calzadas, puentes o campamentos.
Según diversos autores, los primeros pobladores de Tiahuanaco debieron ser (cuando la cordillera andina todavía no existía), los habitantes de la Madre Tierra o el país de Mu, cuyos exploradores, los naacales, extendieron la religión del Sol por todo el mundo, llegando incluso al valle del Indo, al Daccan, Birmania, Mesopotamia y Egipto, y cuyas huellas aun pueden ser encontradas en el Tíbet.
Tras el hundimiento de Mu, en un cataclismo apocalíptico, ocurrieron toda clase de catástrofes sísmicas y volcánicas que fueron configurando la cordillera andina, casi como la conocemos en la actualidad. Los escasos supervivientes vivieron refugiados en grutas, cuevas o valles hasta que alguien (Viracocha), hizo aparecer de nuevo el Sol y esto lo podríamos entender como el final de un periodo glaciar.
Simone Waisbard, en ?Tiahuanaco, diez mil años de enigmas incas? nos dice así: ? Es casi cierto que el subsuelo de Tiahuanaco por una parte y el de Cuzco por otra, están perforados por misteriosos túneles empedrados. Los indios de Tiahuanaco dicen que los túneles están a un metro bajo la tierra y a veces incluso a cuatro por lo menos.? También se cuentan historias de un cura que se extravió y cayó en uno de estos túneles, recorrió su interior y finalmente salió a la playa del lago Titicaca.
Fernando Montesinos, en su libro de 1638 ?Memorias antiguas, historiales, políticas de Perú? escribió: ?Tiahuanaco y Cuzco están unidas por un gigantesco camino subterráneo. Los incas desconocen quien lo construyó. Tampoco saben nada sobre los habitantes de
Tiahuanaco. En su opinión, fue construida por un pueblo muy antiguo que posteriormente se retiró hacia el interior de la selva amazónica?.
Una de las versiones de la famosa tradición sobre Viracocha nos habla de Thunupa, esta versión proviene de la zona que rodea al lago Titicaca que se llama el Collao. En ella se nos narra que Thunupa apareció en el Altiplano en tiempos remotos, procedente del norte y que vino acompañado por cinco discípulos de ojos azules y barba. Después de instruir a la población en diversos campos y recorrer grandes distancias a través de los Andes fue atacado y herido gravemente por un grupo de conspiradores envidiosos.
Esta historia, en su desarrollo más detallado nos ofrece grandes paralelismos con la historia de Osiris y su muerte. De hecho, Osiris en Egipto y Thunupa-Viracocha en Sudamérica presentan los siguientes puntos en común: ambos eran grandes civilizadores, ambos fueron víctimas de una conspiración, ambos resultaron malheridos, los cuerpos de ambos fueron depositados en un receptáculo, ambos fueron arrojados al agua, ambos se deslizaron por un río y ambos alcanzaron el mar. Los paralelismos entre esta región y el antiguo Egipto están aun presentes.
En la isla de Suriqui, en el lago Titicaca, se siguen construyendo actualmente unos botes de juncos de totora que son casi idénticos, tanto en el método de construcción como en el aspecto que ofrecen una vez terminados, a las barcas de los faraones hechas con cañas de papiro. Los lugareños afirman que quienes les transmitieron la forma de hacer esos barcos fue el ?pueblo de Viracocha?.
Entre los monumentos que podemos admirar en Tiahuanaco destacan los restos de la pirámide de Akapana, la Puerta del Sol, dentro del gran complejo del Templo de Kalasasaya, el templete del Gran Idolo, y los palacios de Putuni, Laka-Kollu y Kheri-Kala. Observamos piedras de arenisca y basalto cuyos yacimientos no se encuentran en las inmediaciones, y que sugieren un difícil y sobrehumano transporte, tal vez desde kilómetros de distancia.
En la zona central de lo que constituyen las ruinas de Tiahuanaco encontramos dos conjuntos arquitectónicas conjuntos, uno es el Templo enterrado y el otro es el complejo denominado Kalasasaya, dentro del cual se encuentra la Puerta del Sol.
El Templo enterrado consiste en un hoyo de grandes dimensiones, rectangular, excavado a unos 2 metros de la superficie. El fondo mide unos 12 metros de largo por 10 metros de ancho y esta formado por grava dura y lisa. Sus sólidos muros están tallados y ensamblados sin el uso de morteros. Las técnicas de construcción y de unión de bloques de piedra mediante junturas metálicas son similares a las técnicas empleadas en Mesopotamia, en la arquitectura de los palacios asirios (relación con la antigua Sumer). Sobre los muros de este recinto también se pueden observar decenas de cabezas de animales esculpidas en piedra.
El Kalasasaya se encuentra al oeste del Templo subterráneo y tiene las dimensiones de un estadio de fútbol. Consta de una plaza y a un lado de esa plaza se extiende una sala cubierta. Plaza y sala son de una sola pieza tallada en roca. Kalasasaya significa ?lugar de
las piedras verticales?. La mayoría de estudiosos defienden que este recinto era una especie de observatorio celestial y su objetivo habría sido el de fijar los equinoccios y solsticios y
establecer, con precisión matemática, las diversas estaciones del año. Según el estudio de diversas alineaciones astronómicas se había podido determinar que, el periodo de construcción del recinto Kalasasaya se remontaba a unos 17.000 años, es decir, en el 15.000 a.C.
Arthur Posnansky detallo en su libro, ?Tiahuanacu: the Cradle of American Man? los cálculos arqueológicos y astronómicos que lo condujeron a esa increíble datación de las ruinas. Según Posnansky esa cifra es el resultado de la diferencia en la oblicuidad de la eclíptica en el periodo en que fue construido el Kalasasaya y el actual.
No vamos a entrar en la explicación detallada de lo que se entiende por oblicuidad de la eclíptica, tan solo vamos a decir que Posnansky consiguió datar el Kalasasaya al establecer las alineaciones solares de ciertas estructuras clave que ahora aparecían desalineadas. El profesor demostró de forma convincente que la oblicuidad de la eclíptica en la época en que
se construyo el Kalasasaya era 23º 8`48?. Cuando ese ángulo se calculo sobre el gráfico que elaboro la Conferencia Internacional de Efemérides, se comprobó que correspondía a la fecha del 15.000 a. C.
Recordemos que los científicos ortodoxos situaban dicha construcción en torno al año 500 de nuestra era. Tras el posterior estudio que llevaron a cabo importantes científicos sobre los datos suministrados por Posnansky, llegaron a la conclusión de que Posnansky tenía básicamente la razón. De esta manera se admitía que el Kalasasaya había sido construido de forma que concordaba con las observaciones celestes realizadas hacia mucho tiempo, en una época mucho más antigua que el 500 d.C. Según declararon los científicos, la fecha del
15.000 a.C. propuesta por Posnansky se hallaba dentro de los limites de lo posible.
En un elevado pilar de roca roja, dentro del Templo enterrado, se halla tallado un enigmático rostro que muchos investigadores han dicho que se trata de Viracocha. Tiene la frente despejada y los ojos grandes y redondos, nariz recta, una larga e impresionante barba y sus ropas consisten en una túnica larga y vaporosa, a ambos lados de la túnica se aprecia la sinuosa forma de una serpiente que se alzaba del suelo hasta alcanzar el nivel del hombro. Esta figura tallada mide aproximadamente dos metros de altura y estaba orientada hacia el sur, de espaldas a la antigua línea de costa del lago Titicaca.
Dentro del Kalasasaya existen dos gigantescas estatuas, una de ellas denominada El Fraile que mide unos 2m de altura y que representa a un ser dotado de unos ojos y labios inmensos que sostiene, en la mano derecha algo semejante a un cuchillo y en la mano izquierda algo parecido a un libro. De cintura para abajo la figura parece ir vestida con una prenda confeccionada con escamas de pez.
Todo parece indicar que El Fraile es la representación de un hombre pez imaginario o simbólico. Cierto es que una tradición local antigua se refería a los ?dioses del lago, que estaban provistos de colas de pez, llamados Chullua y Umantua?. Esta tradición y esta figura nos recuerdan mucho a los mitos mesopotámicos sobre seres anfibios ?dotados de razón? que habían visitado la tierra de Sumer en la remota prehistoria. El jefe de estos seres se llamaba Oannes, el dios pez. Y era, por encima de todo, un civilizador según nos explica
detalladamente el escriba Caldeo Beroso.
El otro gran ídolo del Kalasasaya consistía en un importante monolito de andesita gris, de considerable grosor y unos dos metros y medio de altura. Su amplia cabeza se erigía sobre
sus inmensos hombros, y su rostro, plano como una losa, mostraba una expresión ausente. Al igual que El Fraile, de cintura para abajo llevaba una vestimenta compuesta por escamas y símbolos de pez y también sostenía dos objetos no identificables en las manos.
En Tiahuanaco existen dibujos de seres de pies palmípedos, con cuatro dedos y rodeados de discos refulgentes, de hecho, cuenta una leyenda que un barco espacial descendió de los cielos en aquella región. En el barco viajaba una reina de nombre Oryana. Su tarea en la Tierra consistía en convertirse en la madre de la Humanidad. Dio a luz a setenta niños terrestres antes de volverse al cielo. Oryana se distinguía de su prole porque poseía manos con cuatro dedos y sus pies eran como los de los palmípedos.
En el ángulo noroeste del Kalasasaya se encuentra la famosa Puerta del Sol, que consiste en un monolito de roca de traquito duro de color gris-verdoso formado por un solo bloque de 3,73 m de alto, 3,84 m de ancho, 0,5 m de espesor y pesa 12 toneladas. Parece representar una puerta entre ninguna parte y la nada. La obra de sillería representada en la roca es de extraordinaria calidad y las autoridades en la materia coinciden en que ?es uno de los prodigios arqueológicos de las Américas?.
Su rasgo mas enigmático es el llamado Friso del Calendario que aparece esculpido en su fachada oriental. En el centro, el friso esta presidido por lo que los expertos consideran otra representación de Viracocha, o también lo denominan el ?dios-jaguar? que en este caso representa su terrible faz de rey-dios capaz de invocar el fuego divino y lleva entre las manos un símbolo del trueno y el rayo.
Según Posnansky se trataría de un misterioso instrumento astronómico y, al mismo tiempo, de un calendario del año astronómico venusino. La adopción de tal calendario parece cuando menos misteriosa ya que el computo del tiempo basado en este planeta presupone cálculos harto complicados y mucho mas sencillo y racional hubiera sido adoptar el calendario lunar, usado, además, por todos los pueblos. La verdadera razón para la adopción de este calendario venusino aun no es conocida pero no es descartable que fuera introducido por seres ajenos a la Tierra y cuyo origen fuera Venus.
En la tercera columna de la parte derecha se observa la cabeza de un elefante y esto es sorprendente pues no existen elefantes en América, aunque si habían existido en tiempos prehistóricos. Los miembros de una especie llamada Cuvieronius, un proboscidio parecido a un elefante que estaba dotado de colmillos y trompa, de aspecto extraordinariamente similar a los ?elefantes? de la Puerta del Sol, habían abundado en la zona meridional de los
Andes, hasta su repentina extinción hacia el 10.000 a.C.
Entre la multitud de figuras de animales esculpidas en la Puerta del Sol había también varias especies extintas. Una de ellas había sido identificada por los expertos como perteneciente al genero Toxodón, un mamífero anfibio bajo y grueso, dotado de tres dedos, que media casi tres metros de largo y uno y medio de altura, parecido a un cruce entre rinoceronte y un hipopótamo. Al igual que el Cuvieronius, estos mamíferos habían prosperado en Sudamérica en el plioceno tardío (hace 1,6 millones de años) y se habían extinguido a fines del Pleistoceno, hace unos 12.000 años.
Estos importante hallazgos vienen a corroborar las pruebas astro-arqueológicas que datan Tiahuanaco hacia finales del Pleistoceno, dejando obsoletos la cronología histórica ortodoxa y es que, el mamífero del genero Toxodon solo pudo ser copiado de un ejemplar vivo. Por consiguiente, el hecho de que el en friso de la Puerta del Sol aparezcan esculpidas nada menos que cuarenta y seis cabezas de toxodontes viene a demostrar por lo menos, que la cronología oficial tiene que ser de nuevo revisada.
La caricatura de este animal, no solo se encuentra en la Puerta del Sol sino que aparece representada en numerosos fragmentos de cerámica de Tiahuanaco. Como dijimos, además del Toxodon, se determinaron otras especies extintas, en concreto, la Chelidoterium, un cuadrúpedo, y la Macrauchenia, animal similar al caballo moderno dotado de unas características patas con tres dedos.
En la costa peruana se encuentran algunas localidades que indudablemente tuvieron la influencia directa de Tiahuanaco. Y en ellas, en 1920, el profesor Julio Tello descubrió jarrones en los que había llamas pintadas, pero estas no tenían la pezuña partida en dos como se conocen en la actualidad sino que tenían cinco dedos y la ciencia sabe que realmente esas llamas de cinco dedos existieron en aquella región, así como caballos y bovinos de igual característica, pero ello en una remota prehistoria. Julio Tello, para más demostración también descubrió enterrados esqueletos de estas llamas de cinco dedos.
Pero algo súbito ocurrió en aquella región y todo quedo detenido en un segundo eterno. De hecho, la Puerta del Sol no se había completado. Ciertos aspectos inacabados del friso indican la posibilidad de que hubiera sucedido algo trágico e inesperado que habría obligado al escultor, según Posnansky, a ?soltar su cincel para siempre en el momento que se disponía a dar los últimos toques a su obra?.
En dos paredes que indican el camino hacia la Puerta del Sol sobresalen de las mismas, una serie de caras esculpidas. Según cuentan las leyendas, Viracocha, habría esculpido y dibujado en una gran piedra todas las naciones que se proponía crear. Las caras esculpidas en estas paredes no eran realmente indias, ni eran todas iguales, como habría sido normal en una hilera de esculturas ornamentales.
En realidad, no habían dos que se pareciesen. Allan y Sally Landsburg en su libro ?En busca de antiguos misterios? opinan que: ?las caras que se hallaban próximas a la Puerta del Sol parecían copiadas del natural. Había frentes altas y bajas, anchas y estrechas. Ojos saltones, ojos rasgados, ojos hundidos, ojos oblicuos. Pómulos salientes y pómulos hundidos, etc ?. Muy bien este conjunto de esculturas pudieron ser, tal y como nos cuenta las antiguas fábulas incas : ? todas las naciones que Viracocha se proponía crear?.
Podemos entender también que, estas esculturas representaran los tipos humanos existentes en el mundo en aquellos momentos. En todo caso, esta idea nos da a entender que, el escultor tenía conocimientos amplios sobre esos tipos humanos y ello presupone unas comunicaciones a nivel mundial.
En Tiahuanaco hay una colina artificial de unos 15 metros de alto que es conocida como la pirámide Akapana y esta perfectamente orientada hacia los puntos cardinales y mide unos
210 metros en cada lado. Esta pirámide fue utilizada a modo de cantera por los constructores de La Paz y ahora tan solo quedan un 10 % de sus bloques originales. En sus entrañas, los arqueólogos han descubierto una compleja red de canales de piedra zigzagueantes, que estaban revestidos de hermosos sillares. Es evidente que la función de este complejo hidráulico era eminentemente práctica.
Otro posible legado de ?los viracochas? reside en la lengua que hablaban los indios aymaras locales, una lengua que algunos especialistas consideran la mas antigua del mundo. En la década de 1980, Ivan Guzman de Rojas, un científico boliviano especializado en informática, demostró de modo casual que la lengua aymara no solo era muy antigua, sino que se trataba de un ?invento?, que había sido creada de forma intencionada y muy hábil.
Uno de sus rasgos más interesantes es el carácter artificial de su sintaxis, rígidamente estructurada y poco ambigua, hasta el extremo de resultar inconcebible en una lengua ?orgánica? normal. Esta estructura sintética significa que el aymara podía transformarse sin dificultad en un algoritmo informático destinado a ser utilizado para traducir de un idioma a otro.
Cuando el etnólogo estadounidense L. Taylor-Hansen visito una tribu de pieles rojas apaches asentados en Arizona descubrió unos datos muy interesantes. El etnólogo mostró a sus huéspedes una fotografías de pinturas egipcias y en una de ellas, los apaches reconocieron a una de sus divinidades y a la que dedicaban sus bailes folklóricos, era el ?Señor de la Llama y de la Luz?, y lo más sorprendente es que, aquel dios vivía en el recuerdo de estos indios con su mismo nombre mediterráneo, Ammón Ra.
Aquello no era más que el principio de una serie de revelaciones a las que hicieron de puente dos números sagrados, el 8 y el 13, los que constituyen precisamente la base del calendario venusino (La relación que indica las revoluciones efectuadas durante el mismo periodo por la Tierra y Venus en torno al Sol se expresa como 8:13, es decir, que la Tierra lleva a cabo 8, mientras que Venus cumple 13.).
Cuando Taylor Hansen, en su conversación con los indios, hizo referencia a Tiahuanaco, los apaches identificaron con aquella localidad un centro de su legendario imperio del pasado, describiendo, sin haberla visto nuca, la estatua del ?blanco barbudo?. >
Según el profesor Homet: ?Los atlantes eran de raza blanca. Todavía hoy sus escasos descendientes puros son blancos: son los uros del Titicaca, que viven allá donde floreciera la civilización de Tiahuanaco?. El doctor Vernau, que ha estudiado a los patagones del Río Negro argentino, llega a siguiente conclusión: ?Son blancos los indios del Brasil central, del Estado de Minas Gerais, los famosos hombres de Lagoa Santa?.
Muchas preguntas podrían surgir de esta región y pocas son aun las respuestas, por ello se hace necesario continuar las investigaciones sobre el pasado, pero no con visiones cerradas y dogmáticas sino con mentes abiertas que tengan en cuenta todos los hechos aportados por la arqueología, astronomía o cualquier otra ciencia, porque bien es cierto que no son solo los científicos los encargados de hacer ciencia y no sólo es válido el método científico para obtener conocimientos.
Se hace necesaria una nueva generación de científicos que vuelvan a reescribir la historia. Comenzándola desde mucho, muchísimo mas atrás en el tiempo, que prescindan de los dogmas impuestos y que sean guiados siempre por la razón y por los hechos, por la investigación moderna y por los relatos antiguos. Para ello nada mejor que la siguiente reflexión de Sir Frederic Sodd, premio Nobel de Física en 1921.
?No hay nada que pueda impedirnos creer que alguna razas hoy desaparecidas hubieran alcanzado, no solo nuestros conocimientos, sino también poderes que no poseemos todavía ?
(Tiahuanaco ¿La ciudad de los hijos del sol?, oldcivilizations.wordpress.com).
Uno de los aludidos en el artículo que hemos transcrito es Pedro Cieza de León, cronista español que vino con los conquistadores, quien cuando se refiere a Tiahuanaco dice lo siguiente:
CAPÍTULO CV
Del pueblo de Tiaguanaco y de los edificios tan grandes y antiguos que en él se ven.
TIAGUANACO no es pueblo muy grande, pero es mentado por los grandes edificios que tiene, que cierto son cosa notable y para ver. Cerca de los aposentos principales está un collado hecho a mano, armado sobre grandes cimientos de piedra. Más adelante de este cerro están dos ídolos de piedra del talle y figura humana muy primamente hechos y formadas las facciones, tanto que parece que se hiciera por mano de grandes artífices o maestros.
Son tan grandes, que parecen pequeños gigantes, y vese que tienen forma de vestimentas largas diferenciadas de las que vemos a los naturales de estas provincias. En las cabezas parece tener su ornamento. Cerca de estas estatuas de piedra está otro edificio, del cual la antigüedad suya y falta de letras es causa para ello que no se sepa qué gentes hicieron tan grandes cimientos y fuerzas, y qué tanto tiempo por ello ha pasado porque de presente no se ve más que una muralla muy bien obrada, y que debe de haber muchos tiempos y edades que se hizo. Algunas de las piedras están muy gastadas y consumidas. Y en esta parte hay piedras tan grandes y crecidas, que causa admiración pensar cómo siendo de tanta grandeza bastaron fuerzas humanas a las traer donde las vemos. Y mucha de estas piedras que digo, están labradas de diferentes maneras, y algunas de ellas tienen forma de cuerpo de hombres, que debieron ser sus ídolos. Junto a la muralla hay muchos huecos y concavidades debajo de tierra.
En otro lugar más hacia el poniente de este edificio están otras mayores antiguallas, porque hay muchas portadas grandes con sus quicios, umbrales, y portaletes, todo de una sola piedra. Lo que yo más noté, cuando anduve mirando y escribiendo estas cosas fue que de estas portadas tan grandes salían otras mayores piedras sobre que estaban formadas, de las cuales tenían algunos treinta pies en ancho y de largo quince y más, y de frente seis.
Y esto y la portada y sus quicios y umbrales era una sola piedra, que es cosa de mucha grandeza bien considerada esta obra. La cual yo ni alcanzo ni entiendo con qué instrumentos y herramienta se labró, porque bien se puede tener que antes que estas tan grandes piedras se labrasen, ni pusiesen en perfección mucho mayores debían estar, para las dejar como las vemos. Y nótase por lo que se ve de estos edificios, que no se acabaron de hacer, porque en ellos no hay más que estas portadas y otras piedras de extraña grandeza, que yo vi labrada algunas y aderezadas para poner en el edificio, del cual estaba algo desviado un retrete pequeño, donde está puesto un gran ídolo que debían adorar. Y aún es fama, que junto a este ídolo se halló alguna cantidad de oro, y alrededor de este templo había otro número de piedras grandes y pequeñas, labradas y talladas como las ya dichas.
Otras cosas hay más que decir de este Tiaguanaco, que paso por no detenerme, concluyendo que yo para mí tengo esta antigualla por la más antigua de todo el Perú. Y así se tiene, que antes que los Ingas reinasen con muchos tiempos, estaban hechos algunos edificios de éstos, porque yo he oído afirmar a indios, que los Ingas hicieron los edificios grandes del Cuzco por la forma que vieron tener la muralla o pared que se ve en este pueblo. Y aun dicen más, que los primeros Ingas practicaron de hacer su corte y asiento de ella en este Tiaguanaco. También se nota otra cosa grande y es, que en muy gran parte de esta comarca no hay ni se ven rocas, canteras, ni piedras donde pudiesen haber sacado las muchas que vemos. Y para traerlas no debía de juntarse poca gente. Yo pregunté a los naturales en presencia de Juan de Vargas (que es el que sobre ellos tiene encomienda) si estos edificios se habían hecho en tiempo de los Ingas, y riéronse de esta pregunta, afirmando ya lo dicho, que antes que ellos reinasen estaban hechos, mas que ellos no podían decir ni afirmar quién los hizo, mas de que oyeron a sus pasados que en una noche remaneció hecho lo que allí se veía. Por esto, y por lo que también dicen haber visto en la isla de Titicaca hombres barbados y haber hecho el edificio de Vinaque semejante gente, digo que por ventura pudo ser que antes que los Ingas mandasen, debió de haber alguna gente de entendimiento en estos reinos, venida por alguna parte que no se sabe, los cuales harían estas cosas, y siendo pocos y los naturales tantos, serían muertos en las guerras.
Por estar estas cosas tan ciegas, podemos decir, que bienaventurada la invención de las letras, que con la virtud de su sonido dura la memoria muchos siglos, y hacen que vuele la fama de las cosas que suceden por el universo, y no ignoramos lo que queremos, teniendo en las manos la lectura.
Y como en este nuevo mundo de Indias no se hayan hallado letras, vamos a tino en muchas cosas. Apartados de estos edificios, están los aposentos de los Ingas, y la casa donde nació Mango Inga hijo de Guaynacapa. Y están junto a ellos dos sepulturas de los señores naturales de este pueblo, tan altas como torres anchas y esquinadas, las puertas al nacimiento del sol. (Pedro Cieza de Leon, Crónica del Perú El Señorío de los Incas, Biblioteca Ayacucho, Caracas – Venezuela 2005, Pág. 265).
Pedro Cieza tiene una crónica fecunda dividida en 4 partes así tenemos:
LA PRIMERA PARTE, impresa en Sevilla en el año de 1553. Reúne datos fundamentales geográficos y agrícolas.
LA SEGUNDA PARTE trata del señorío de los incas (ingas yupanques). Que constituye un ameno relato acerca de la organización del imperio del tahuantinsuyo, de sus monarcas, artes, letras, etc.
LA TERCERA PARTE trata sobre el descubrimiento y conquista de este reino.
LA CUARTA PARTE habla de las guerras civiles en cinco secciones que hablan
de las campañas de las Salinas, Quito, Chupas, Guarina y Jaquijahuana.
Lo que debemos remarcar de la narración de Pedro Cieza, es que su crónica no tiene apego a las tradiciones locales, porque era español, y no demuestra en su obra ninguna simpatía o aversión para tergiversar lo que vio o escucho, sin embargo cuando trata de las guerras civiles entre españoles, su pluma expresa su pensamiento personal y sus simpatías.
Piedra en proceso de tallado en Tiahuanaco.
Lo que es evidente, es que los Incas aprendieron la técnica del corte y asiento de las piedras en Tiahuanaco, que posteriormente lo utilizaron para edificar sus obras. Tanto en Tiahuanaco como en las ruinas incas del Cuzco, la unión de las piedras es tan perfecta que no puede ingresar por el intersticio de las rocas talladas una hoja de gillette.
Asi mismo los naturales afirman que fueron hombres barbados de gran entendimiento los que vivieron en esa zona, cuyo origen no conocen y que construyeron Tiahuanaco, pero fueron muertos en las guerras. Nuevamente surge la pregunta ¿Fueron Atlantes?
El Cronista Inca Garcilazo de la Vega en su obra Comentarios Reales de los Incas también hace similar referencia a la zona de los collas o Tiahuanaco.
(Inca Garcilazo de la Vega, Comentarios Reales de los Incas, Biblioteca Ayacucho, Caracas – Venezuela, Pág. 42)
Los antiguos pobladores del Perú a la llegada de los españoles, contaron historias para explicar el origen de sus ancestros los incas, y curiosamente, siempre mencionan a Tiahuanaco como un referente al origen de la civilización inca, y reafirman la presencia de hombres blancos de barba larga, cuya presencia fue mucho más antigua al origen de los Incas, pero posterior al diluvio.
Algunos estudiosos han pretendido desacreditar lo expresado por Garcilazo de la Vega, por su ancestro: Es hijo de español y una princesa inca, y el argumento que esgrimen es que, por su origen e influencia nativa, tergiversa o expresa sus simpatías con la cultura local, sin embargo aquello no es cierto, ya que el, solo cuenta lo que oyó en su niñez de sus abuelos, y que estos a su vez oyeron de los suyos, en una tradición oral propia de esta cultura, ya que no disponían de escritura para perennizar su historia, ya que los quipus solo datan cifras.
(Inca Garcilazo de la Vega, Comentarios Reales de los Incas, Biblioteca Ayacucho, Caracas – Venezuela, Pág. 44)
Bien, pero: ¿Que paso con los hombres blancos, del Collasuyo? Nuevamente nos referiremos a la fuente de Pedro Cieza de León.
En el Cuzco estaba un vecino que ha por nombre Tomás Vásquez, el cual me contó que yendo él y Francisco de Villacastín al pueblo de Ayavire, viendo aquellas cercas y preguntando a los indios naturales lo que era, les contaron esta historia. También cuentan lo que yo tengo escrito en la Primera Parte, que en la isla de Titicaca en los siglos pasados hubo unas gentes barbadas blancas como nosotros; y que saliendo del valle de Coquimbo un capitán, que había por nombre Cari, allegó a donde agora es Chucuito, de donde después de haber hecho algunas nuevas poblaciones pasó con su gente a la isla y dio tal guerra a esta gente que digo que los mató a todos. (Pedro Cieza de Leon, Crónica del Perú El Señorío de los Incas, Biblioteca Ayacucho, Caracas – Venezuela 2005, Pág. 304).
Para Samel Aun Weor, el origen de Tiahuanaco esta en la antigua Atlántida, es por ello, afirma que los monolitos Tiahuanaco son la representación de los atlantes.
En el Kalasasaya, existen varios monolitos (es decir) Esculturas realizadas en un solo bloque de piedra, con grandes enseñanzas bellamente esculpidas o moldeadas, y afirma el maestro Samael Aun Weor, que los Atlantes conocían el secreto para amasar la roca.
Cada uno de ellos muestra generalmente a un puma-hombre, extraña simbiosis solo entendible a través de los misterios esotéricos.
El Puma es el real Ser interior profundo, el Puma Hombre es el ser humano que ha logrado encarnar en su naturaleza íntima al Espíritu Universal de vida, portento logrado solo a través del trabajo interno en los tres factores de la Revolución de la conciencia.
Monolito Tiahuanaco.
En su mano vemos un ?Keru? o vaso sagrado, símbolo de la Fuerza Magnética Sexual femenina, de el emergen 6 serpientes, dando entender la sabiduría con la cual debe aprenderse a manejar esta fuerza extraordinaria.
Es el mismo Santo Grial que tan afanosamente buscaron los Caballeros
Templarios.
En la mujer significa el cuidado y transformación de sus energías, en el varón representa a su sagrada esposa y compañera.
En la otra mano observamos un Báculo, símbolo este de la lanza sagrada, de la espada, de la fuerza magnética ahora de tipo masculino.
Estos símbolos nos hablan de aprender a manejar las fuerzas del matrimonio, las fuerzas del hogar, la sabiduría y el amor.
Los mayas también hicieron similares monolitos y también los denominan los atlantes.
Monolito maya.
Pero en el Perú no solo se habla de los hombres blancos de Tiahuanaco, sino también en la Cultura Sican del Norte del Perú, el conocido Naylamp.
MITO DE NAYMLAP.
Recogido por el cronista Miguel Cabello de Valboa, dentro de su obra Miscelánea Antártica (1586). Esta tradición oral fue narrada al cronista español por Martín Farrochumbi, cacique de Túcume.
Debemos advertir que la transcripción es tal conforme se halla en el original, incluido los errores ortográficos.
Dicen los naturales de Lanbayeque (y con ellos conforman los demas pueblos a este valle comarcanos) que en tiempos muy antiguos que no saben numerarlos vino de la parte suprema de este Piru con gran flota de Balsas un padre de Compañas, hombre de mucho valor y calidad llamado Naimlap y consigo traia muchas concubinas, mas la muger principal dicese auerse llamado Ceterni trujo en su compañía muchas gentes que ansi como á capitan y caudillo lo venian siguiendo, mas lo que entre ellos tenia mas valor eran sus oficiales que fueron quarenta, ansi como Pita Zofi que era su trompetero o Tañedor de unos grandes caracoles, que entre los Yndios estiman en mucho, otro Ñinacola que era el que tenía cuidado de sus andas y Silla, y otro Ñinagintue a cuio cargo estaua la vevida de aquel Señor a manera de Botiller, otro llamado Fonga sigde que tenia cargo de derramar polvo de conchas marinas en la tierra que su Señor auia de Pisar, otro Occhocalo era su Cocinero, otro tenia cuidado de las unciones, y color con que el Señor adornava su rostro, a este llamauan Xam muchec tenía cargo de bañar ál Señor Ollop-copoc, labrava camisetas y ropa de pluma, otro principal y muy estimado de su Principe llamado Llapchiluli, y con esta gente (y otros infinitos oficiales y hombres de cuenta) traia adornada, y auturizada su persona y casa.
Este señor Naymlap con todo su repuesto vino á aportar y tomar tierra á la boca de un Rio (aora llamado Faquisllanga) y auiendo alli desamparado sus balsas se entraron la tierra adentro deseosos de hacer asiento en ella, y auiendo andado espacio de media legua fabricaron unos Palacios á su modo, a quien llamaron Chot, y en esta casa y palacios convocaron con devocion barbara un Ydolo que consigo traian contra hecho en el rostro de su mismo caudillo, este era labrado en una piedra verde, a quien llamaron Yampallec (que quiere decir figura y estatua de Naymlap). Auiendo vivido muchos años en paz y quietud esta gente y auiendo su Señor, y caudillo tenido muchos hijos, le vino el tiempo de su muerte, y porque no entendiessen sus vasallos que tenia la muerte jurisdicion sobre el, lo sepultaron escondidamente en el mismo aposento donde auia vivido, y publicaron por toda la tierra, que el (por su misma virtud) auia tomado alas, y se auia desparecido. Fue tanto lo que sintieron su ausencia aquellos que en su venida lo auian seguido que aunque tenian ya gran copia de hijos, y nietos, y estauan muy apasionados en la nueva y fertil tierra lo desampararon todo, y despulsados, y sin tiento ni guia salieron a buscarlo por todas partes, y ansi no quedo por entonces en la tierra mas de los nacidos en ella, que no era poca cantidad porque los demás se derramaron sin orden en busca de el que creian auer desaparecido. Quedo con el Ymperio y mando de el muerto Naymlap, su hijo mayor Cium el qual casó con una moza llamada Zolzoloñi: y en esta y en otras concubinas tubo doce hijos varones que cada uno fue padre de una copiosa familia, y auiendo vivido y señoreado
muchos años este Cium, se metió en una bobeda soterriza, y alli se dejo morir (y todo a fin de que a su posteridad tuviessen por inmortal y diuina). Por su fin y muerte de este governo Escuñain a este heredero Mascuy, a este subcedio Cuntipallec y tras este governo Allascunti, y a este subcedio Nofan nech á este subcedio Mulumuslan tras este tuvo el mando Llamecoll á este subcedio Lanipat=cum, y tras este señoreo Acunta.
Pintura que representa el arribo de Naymlap, expuesto en el museo de sitio del complejo arqueológico de Chan Chan, Trujillo – Perú.
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