- De la
antigüedad al Barroco - Los
siglos XIX y XX: Romanticismo, Surrealismo, Realismo y
Neorrealismo en poesía - La
estructura del cuento y la novela - La
literatura argentina, rioplatense y latinoamericana en los
siglos XX y XXI - El
ensayo - Conclusión
- Referencias
bibliográficas
De la
antigüedad al Barroco
En los juglares de la antiguedad hallamos las primeras
expresiones literarias. Tanto la Illíada como la
Odisea, adjudicadas a Homero, eran recitadas por los
callejones y montañas de la antigua Grecia.
Posteriores leyendas antes de ser escritas fueron
recitadas, generalmente en verso. Por lo que podemos afirmar que
la poesía es la primera de las manifestaciones
literarias.
Por supuesto en la Grecia en el siglo V florecen todos
los géneros: ensayos filosóficos, fábulas o
cuentos, teatro que nos ofrecían tragedias como las de
Sófocles o de fina ironía y humor en
Aristófanes, aún en el siglo XXI se lleva a escena
Las troyanas de Eurípides, por
ejemplo.
La cultura griega del siglo V, lo sabemos, va a
impregnar e influenciar en la cultura de Occidente, todos los
temas tratados serán recreados, adaptados, y me refiero
tanto a la filosofía como al teatro, baste el ejemplo de
la tragedia de la guerra de Troya recreada por Jean Paul Sartre a
mediados del siglo XX. Recordemos este breve y profundo
diálogo entre Electra y Orestes en Las
moscas:
«Orestes: – ¿Me darás la mano e
iremos?
Electra: – ¿Adonde?
Orestes: – Hacia nosotros mismos» (Homero, 1972;
1976; Eurípides, 1967; Sartre, 1968).
Esta aclaración creo que es válida para no
limitar a Grecia como la cuna de la poesía
simplemente.
Las campañas del Cid campeador durante el siglo
XII, en las primeras campañas de España contra la
ocupación árabe, que concluirá recién
en el siglo XV, tendrá su manifestación en la
literatura en El poema del mio Cid (Anónimo,
1945).
Consta de 3.730 versos, la mitad de ellos en
cantares.
La prosa aparece en España mucho después
simultáneamente a las primeras manifestaciones en prosa,
encontramos fábulas y proverbios.
El libro del Buen amor del archipreste de Hita
es en realidad, un extenso poema.
Imperaban los temas épicos en toda la literatura
clásica y antigua, el cambio se dará con La
divina comedia de Dante Alighieri que aparecerá en
Italia en el siglo XIV en el primer renacimiento, no es escrita
en latín sino en lengua toscana, también es un
largo poema polémico-político, polémico
pués se toma como eje el enfrentamiento entre guelfos y
gibelinos, dos facciones católicas. Está escrito en
versos endecasílabos, constituye una de las más
grandes obras de la literatura universal (Alighieri,
1978).
Boccaccio (1976) instala un nuevo género: la
picaresca expresada en cuentos breves.
La novela, como género se manifiesta en la obra
cumbre de Miguel de Cervantes Saavedra: Don Quijote de la
Mancha (1984).
Comencemos deteniéndonos en la
poesía:
La poesía puede presentarse en sonetos, con o sin
rima, más tarde en verso libre. El soneto está
compuesto por dos cuartetos y dos tercetos, generalmente
endecasílabos y rimados, la forma de la rima
variará de Góngora a Neruda, de Lope de Vega a Sor
Inés de la Cruz.
Escuchemos a Jorge Manrique, que, como el Dante
pertenece al primer Renacimiento, il Quatrocento, las Coplas
a la muerte de mi padre, su obra más famosa no es un
soneto, son versos libres:
Recuerde el alma dormida
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se pasa la vida
cómo se viene la muerte
tan callando
cuán presto se va el placer
cómo después de acordado
da dolor
cómo a nuestro parecer
cualquier tiempo pasado
fue mejor.
Consta de treinta partes, de doce versos cada una. Otros
de sus sonetos presentan rima (Lope de Vega, 1987; Damaso, 1970;
D´acramont, 1970; Paz, 1982).
El Barroco en la poesía española se
manifiesta en Luis de Góngora, Francisco de Quevedo,
Calderón de la Barca, Lope de Vega.
Góngora es, quizá, la más pura
representación del Barroco, si por tal entendemos,
adjetivación exagerada, abundancia de vocablos y una rima
estricta. Dice Góngora en la Egloga a don Pedro de
Toledo:
Tú que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo
y un grado sin segundo
agora estés atento solo y dado
al ínclito gobierno del Estado
Oh tú de venablos impedido
muros de abeto, almenas, de diamante
bates los montes que de nieve armados
gigantes de cristal los teme el cielo
Generalmente escribe en ocho versos eslabonados, de doce
sílabas cada uno, pero no siempre.
El siguiente es un soneto de Quevedo compuesto por un
sólo cuarteto y dos tercetos:
Nada que, siendo, es poco, y será nada
en poco tiempo, que ambiciosa olvida
pués de la vanidad mal persuadida
anhela duración ,tierra animada
llevada de engañoso pensamiento
y de esperanza burladora y ciega
tropezará en el mismo momento
como el que, divertido, el mar navega
y, sin nombre, vuela con el viento
y antes que piense en acercarse, llega
Calderón de la Barca en su famosa obra La
vida es sueño dice:
qué es la vida: un frenesí
qué es la vida: una ilusión,
una sombra, una ficción
y el mayor bien es pequeño
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son.
Lope de Vega nos dice en su soneto Esto es
amor:
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde, animoso;
huir el rostro al claro desengaño
beber veneno por licor suave
creer que un cielo en un infierno acabe
El Barroco en Indias está ampliamente
representado por Sor Juana Inés de la Cruz, aquella que
decía:
Hombres necios que acusaís
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que juzgais.
Se destaca la rima constante en Sor Juana, aquí
"acusaís" con "juzgaís", "razón" con
"ocasión". Escuchemos un soneto estricto formado por dos
cuartetos y dos tercetos endecasílabos en el que
señalaremos la forma de rima elegida:
Detente sombra de mi bien esquivo
imagen del hechizo que más quiero
bella ilusión por quien alegre muero
dulce ficción por quien penosa vivo
Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
Que tu forma fantástica
ceñía
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi
fantasía.
Alguien definió la poesía como «todo
discurso compuesto en forma métrica», requiere un
tema a desarrollar, escrito en versos libres. Ezra Pound
intentaba explicar cómo surge un poeta: «Se desea
comunicar una idea, o una emoción […] o una
sensación […] se empieza por el aullido y el
ladrido y luego se pasa a la danza y a la música con
palabras» (Pound, 1970).
Cesare Pavese decía que en algún momento
el poeta ha atravesado la angustia, ha tenido una
iluminación, sorpresa, impacto emocional. Esto
también sirve para definir a la prosa poética que
nos ofrecerá luego, por ejemplo, L"autremont en
Los cantos de Maldoror .
Si la novela aparece con Dante, el cuento podemos decir
con los Cuentos de Canterbury y Boccaccio. El cuento y
la novela se desarrollan durante el Renacimiento italiano donde
se innovará genialmente la arquitectura misma de las
iglesias, hasta entonces respetuosas de los estilos
románico y gótico propios de la Edad media.
También el barroco – del que hablamos antes en
poesía – irrumpirá en el siglo XVII con una colosal
renovación arquitectónica, también en la
pintura y escultura, siendo Italia uno de sus centros más
importantes y tempranos como lo había sido en el
Renacimiento.
Los siglos XIX y
XX: Romanticismo, Surrealismo, Realismo y Neorrealismo en
poesía
A principios del siglo XIX encontramos el pleno
romanticismo en la poesía Gustavo Adolfo Bécquer.
El neoclásico del siglo XVIII, manifestado sobre todo en
el ensayo había quedado atrás, nos referimos a
Emilio de Juan Jacobo Rousseau, las obras de los
enciclopedistas como Diderot o Elogio a la locura de
Erasmo, entre otros.
Escuchemos a dos grandes de la literatura universal:
Federico García Lorca y Pablo Neruda, español el
uno, chileno el otro, pero quizá, los más grandes
exponentes de la poesía escrita en español en el
siglo XX:
Dice García Lorca en La casada infiel de
su libro Romancero gitano:
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
Yo me quité la corbata
Ella se quitó el vestido
Yo, el cinturón con revólver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé al río.
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevé al río.
Y dice siempre García Lorca en el
Prendimiento de Antoñito El Camborio, dedicado a
Margarita Xirgu, recitadora argentina:
hijo y nieto de camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna,
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan ante los ojos.
Ala mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevó codo con codo
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro.
Estos dos poemas de distintas temáticas, de
versos rimados con libertad, ambos nos muestran la riqueza y
altura poética de Federico García Lorca y los
momentos difíciles de la guerra civil española, en
la que será asesinado por la guardia falangista. Lorca fue
también dramaturgo, obras como Rosita la soltera,
La casa de Bernarda Alba, Yerma, Bodas de
sangre son de un dramatismo logrado y conmovedor
(García Lorca, 1998).
Nacía por entonces el arte surrealista, era una
época de grandes transformaciones: Freud creará un
nuevo paradigma para el tratamiento de la neurosis, el papel del
inconsciente cobra gran importancia y no sólo en medicina,
también en el arte apareciendo el movimiento surrealista
Lorca no se integrará a dicho movimiento, sólo se
mostró interesado.
Era la época en que Dalí, como pintor,
junto con Buñuel filman ese corto audaz y claramente
surrealista titulado El perro andaluz, que algunos
consideran alusivo despectivamente a Lorca por su no
adhesión al surrealismo.
Pablo Neruda (1955; 1958; 1963) nos presenta otro tipo
de poesía – quizá no tan emocional como las de
Federico García Lorca -, pero altamente comprometidas con
lo social, con los elementos cotidianos, con la naturaleza, como
en Canto general y en sus Odas elementales,
como en la Oda 11 canta a aspectos y elementos de la
América precolombina; no faltan poemas de amor su primer
libro publicado de jovencito: Veinte poemas de amor y una
canción desesperada, es, quizá, el más
conocido veamos como usa el verso libre en éste uno de sus
poemas más famosos, Una canción
desesperada
Puedo escribir los versos más tristes esta
noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está
estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo
lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y
canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta
noche.
Yo la quise, y a veces ella también me
quiso.
En noches como ésta la tuve entre mis
brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo
infinito.
Ella me quiso, yo también la
quería.
Y el verso cae al alma como el pasto al
rocío
Que importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está
conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo
lejos.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido
Aunque éste sea el último dolor que ella
me causa
y éstos sean los últimos versos que yo le
escriba.
En la poesía moderna encontramos a poetas
franceses de gran envergadura: Paul Valery, Mallarmé, pero
antes a Baudelaire, luego Paul Eluard, PaulVerlaine, George
Rimbaud, el antecesor, quizá sin saberlo, del Surrealismo,
y surrealistas como André Bretón y Antonin Artaud.
Citaremos poemas breves de Rimbaud, Artaud y Breton.
Escuchemos a Rimbaud, gran amante de la naturaleza, en
uno de sus poemas titulado Sensación
Por las tardes azules del verano, yo iré por los
senderos
picoteado por los trigales, a pisotear la hierba
menuda
soñador, sentiré el frescor de mis
pies
dejaré que el viento bañe mi cabeza
desnuda
No hablaré, ni pensaré en nada
pero el amor infinito trepará a mi
alma
iré lejos bien lejos como un bohemio
atravesando la naturaleza feliz, como con una
mujer.
Antonin Artaud dice en Poeta negro
Selva, hormiguean los ojos
en los pináculos multiplicados
cabellera de tormenta los poetas
montan sobre caballos, perros
los ojos se enfurecen, las lenguas giran
el cielo afluye a las narices.
Dice André Bretón en Cartero
chaval
Somos los suspiros de la estatua de cristal que se
incorpora
Cuando el hombre duerme
Y brechas brillantes se abren en su lecho, brechas por
las que pueden
percibirse ciervos de cuernos
De coral en un claro del bosque
Y mujeres desnudas en lo profundo de una
mina.
Es de destacar la escasa puntuación, los versos
largos, los símbolos extraños y atrapantes. El
Surrealismo estaba preñado de mucho individualismo, cada
uno podríamos decir, tenía su "idea" de
surrealismo, por ello el movimiento presenta fracturas y peleas
personales, como las que tuvieran Breton y Artaud.
De todos modos el arte en general cambió
después de la aparición de este movimiento,
influyó más en uno que en otros, también fue
negado por muchos. Encontramos expresiones surrealistas en la
pintura de la época.
También el teatro sufre la influencia del
surrealismo – Artaud era actor también – que sumado a las
innovaciones que hiciera Peter Brook, cambiaron
significativamente esta expresión artística hasta
nuestros días (Pellegrini, 1981; Mallarmé, 1975;
Baudelaire, 1981; Rimbaud, 1972; Racedo, 2007; Brook,
1986).
El realismo romántico en poesía tuvo, con
posterioridad al Neoclasicismo y a Becquer, y con anterioridad al
Surrealismo, un claro exponente en Victor Hugo.
Aparecerá en pleno siglo XX una estricta
literatura realista, y hasta podíamos decir de elogio al
trabajo productivo en la Rusia stalinista, este estilo
decayó paulatinamente luego dando lugar más
adelante a la la llamada literatura comprometida, atenta a los
problemas sociales. Es dable aclarar que con el tiempo podemos
observar la convivencia de estilos o paradigmas que adoptan las
formas literarias.
En Cuba, hace un tiempo, variadas expresiones literarias
fueron superando el realismo revolucionario – aunque éste
no ha desaparecido. La puerta de Alcalá de
Leonardo Padura, por ejemplo, es un libro de cuentos bien
construidos, es uno de los tantos ejemplos de un realismo no
estricto, es decir, encontramos pasajes eróticos, hasta
cierta crítica a las deficiencias de la Revolución
cubana, tenues por cierto.
Allí se edita una revista de poesía
llamada La isla infinita, hay reuniones literarias con
lectura de poemas. Encontramos una incursión en
temáticas personales, claro está que no podemos
olvidar que estos nuevos escritores cubanos tuvieron como
maestros a Lezama Lima, Cabrera Infante, Alejo Carpentier y
Severo Sarduy (Padura, 1998; Yañez, 1997; Fornet,
1967).
Tanto la poesía como el cuento y la novela tienen
máximas expresiones en Italia, al hablar de poesía
nos surge el nombre de Ungaretti; la de Ungaretti es una
poesía existencial e intimista, dice en un breve poema,
Otra noche
En esta oscuridad
con las manos
heladas
distingo
mi rostro
Me veo
abandonado en el infinito
Me reconozco
imagen
pasajera
Presa en un viaje
Inmortal.
Es particular la estructura que muestra en sus poemas
Cesare Pavese. Como en Ungaretti notamos la ausencia de
puntuación: la musicalidad y la rima la sostiene el poema,
cada verso, cada palabra. Pavese tiene un tono más
coloquial que Ungaretti y que muestra en el poema Y de pronto
anochece
Cada uno está solo sobre el corazón de la
tierra
traspasado por un rayo de sol:
y de pronto anochece.
Al hablar de la poesía italiana no podemos dejar
de mencionar al genial Quasimodo y su famosa Carta a la
madre (Aa.Vv., 1974).
El cuento y la novela se desarrollan durante el
Renacimiento italiano que revolucionará hasta la
arquitectura misma de las iglesias hasta entonces góticas
y propias de la Edad media. El Barroco – del que hablamos antes
en poesía – ofrecerá en el siglo XVII una colosal
renovación arquitectónica, siendo Italia uno de sus
centros más importantes y tempranos como lo había
sido en el Renacimiento.
Los cambios y renovaciones artísticas profundas
se dan una vez más en todas las expresiones del arte: en
pintura, escultura y arquitectura, por eso es que podemos
aún contemplar iglesias de estilo románico y
gótico, obras del Renacimiento que conviven con
expresiones propias del Barroco de la que Italia, una vez
más fue un claro exponente conjuntamente con Francia y
Alemania (D´ors, 1964; Malé, 1952).
La estructura del
cuento y la novela
En la segunda mitad del siglo XIX se desarrolla con
variados representantes el cuento naturalista italiano con Verga,
Serao, Capuana. En el siglo XX Alberto Moravia cambia el rumbo y
sus cuentos tienen gran contenido erótico, Dacia Mariani
nos muestra un enfoque particular: podemos afirmar que,
más allá de las nacionalidades, el estilo femenino
– aún con variantes – es distinguible desde Virginia Woolf
a Margueritte Yourcenar.
Hay un escritor y ensayista contemporáneo,
Umberto Eco, que ha escrito desde novelas como El nombre de
la rosa – llevada al cine – hasta Como hacer una
tesis, y cuentos graciosos, como las desventuras de
Viajar en avión, traducidos a diversos idiomas.
Es profesor de semiología en la Universidad de Bolonia
(Eco, 1998).
Un joven francés influenciado notablemente por el
surrealismo, Georges Perec, escribe varias novelas breves, y una
obra inclasificable: La vida: instrucciones de uso.
Puede considerarse cada capítulo un cuento en sí
mismo, no obstante hay una trama que atraviesa toda la novela
(Perec, 1992).
Otro escritor notable y singular fue Hermann Hesse, no
sólo por su famoso El lobo estepario, sino por
obras como Sidharta Gautama, Narciso y
Goldmundo y Juego de abalorios, atrapante mezcla de
misterio, historia y esoterismo. Hay autores sin seguidores,
quizá estos dos sean de ese tipo de escritores que no
tienen seguidores (Hesse, 1967; 1978; 1980).
La estructura del cuento es diferente al de la novela:
tiene un comienzo, presenta un nudo central y un desenlace. La
novela es el desarrollo ondulante de un tema, en sus comienzos
con uso del tiempo lineal para sufrir significantes variantes
luego.
En Proust y Joyce encontramos un manejo especial de los
"destiempos" de ese «ir y venir» tiempos
cíclicos, evidente, en su obra máxima En busca
del tiempo perdido.
El monólogo interminable que maneja Joyce, sus
diálogos con un inconsciente que aflora y se confunde con
la realidad, hacen de su obra cumbre Ulises, una joya
literaria. Ambos son considerados padres de la literatura moderna
(Proust, 1988; Joyce, 1979).
Otro innovador de las formas será Kafka, no tanto
en el manejo del tiempo, como en el modo que adquiere su
escritura, en la profundidad y enfoque angustioso y sin salida de
sus temáticas. No sería arriesgado sostener que no
hay continuadores de Kafka, o de Proust, sí quizá
de Joyce, en esa, su narrativa personal, monotemática en
la que aflora el inconsciente a destiempos, o tiempos que
interrumpen la narración lineal (Kafka, 1968;
1978).
De algún modo, todos influyen en todos porque un
escritor es el fruto o síntesis de lo que ha
leído.
Si Victor Hugo es un realista romántico,
Dostowiesky es un realista-psicologista. Todos estos escritores
influirán en Virginia Wolf y Faulkner, Malraux, Camus y
Sartre, autores de obras donde se plantean problemas
existenciales, y en el caso particular de Sartre, los temas
políticos, que afloran tanto en sus ensayos, en sus
novelas como em las obras de teatro. La literatura de Simone de
Beauvoir, su compañera, estará preñada de
psicologismo e ideales políticos y feministas, por
ejemplo, como descubrimos también en la novelesca lineal
tradicional de Françoise Sagan excelente
cuentista.
Vemos así que la novela es un género que
nace renovándose, y siguiendo rumbos insospechados y
fascinantes.
Hemos dicho que el cuento tiene una estructura
más definida, pero también podemos decir que a
través del tiempo ha sufrido cambios significativos, en la
actualidad nos encontramos con la posibilidad de finales
abiertos, susceptibles de distintas interpretaciones.
La literatura
argentina, rioplatense y latinoamericana en los siglos XX y
XXI
Jorge Luis Borges (1965; 1965; 1982; 1964), argentino,
el más reconocido escritor del siglo XX no sólo en
su País, cuentista y ensayista, no escribió
novelas. Nos ofrece a menudo, cuentos extremadamente cortos,
plenos de significancias, como los que nos muestra en sus libros
El hacedor, Historia de la eternidad,
Historia de la infamia, Ficciones y tantos
otros. Borges también escribió poesía que a
pesar de considerárselo "anglófilo" por haberse
educado en esa lengua, nos ha dejado cuentos y poemas
porteñísimos y muy bellos y ensayos sólo o
en conjunto con otros escritores, que como tantos otros
ensayistas intentan buscar nuestra identidad como
nación.
Transcribiremos un breve poema, Un patio, de su
Antología poética:
Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
La gran franqueza de la luna llena
ya no entusiasma su habitual firmamento,
Patio, cielo encauzado
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de
estrellas.
Lindo es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un
aljibe.
Las formas o modos de expresión poética en
Argentina han sido – y siguen siéndolo – múltiples
y distintas. La hermanas Victoria y Sivina Ocampo creadoras, con
otros escritores de la Revista Sur que no sólo
escribieron, sino por múltiples contactos
internacionalizaron la literatura argentina de entonces. Otro
reconocido poeta hermético pero muy reconocido fue Alberto
Girri.
Veamos tan sólo tres ejemplos que muestran gran
diversidad de estilos: Oliverio Girondo, de mediados del siglo
XX, Juan José Ceselli y Juan Gelman de fines del mismo
siglo. Comencemos por Girondo.
En Veinte poemas para leer en el
tranvía, su famoso libro, encontramos el poema
Otro nocturno:
¿Por qué, a veces, sentimos una tristeza
parecida
a la de un par de medias tiradas en un
rincón?
Y ¿ por qué, a veces, nos
interesará tanto el partido de pelota
que el eco de nuestros pasos juega en la
pared?
Noches en las que disimulamos bajo la sombra de los
árboles,
de miedo de que las casas se despierten de pronto y nos
vean pasar
y en las que el único consuelo es la seguridad de
que nuestra cama nos espera, con las velas tendidas hacia un
país mejor!
Juan José Ceselli, quien estuviera en
París en contacto con los surrealistas, quien
escribió, entre otros libros Violín
María, El paraíso desenterrado,
Poemas jíbaros (inédito), cuyo manuscrito
algunos tuvimos el privilegio de conocer, muere en 1982, es un
poeta olvidado. En homenaje a ello transcribiremos completo, de
su libro El paraíso desenterrado el siguiente
poema, Cuarta revelación de la 22
ceremonia
Pura por el goce
ungida por el milagro
enarbolas la demencia
caen hierbas de oro y escarabajos
sobre el mundo se levanta
la catedral de tus piernas
y las raíces de la niebla
sostienen la última madrugada
ante mí estalla la primavera
la ceremonia impía de tus seducciones
el clamor inclemente de tus formas
la agresión de tus garras de pelo
de tus fiebres, de tus llantos
de tus maniobras incestuosas atropellando las
luces
quebradizas del alba
tumbando con tus caderas la última
estrella
la mano del día se abre paso entre tus
deseos
y escoges la flor más dormida
para espantar
para espantar las sombras y hacer entrar el
sol
una cerradura de nubes nos separa
y tu talle es más liviano que un
hipocampo
y tus ojos más profundos que la
tempestad
amémonos
sólo el pecado puede darnos
sabiduría
amémonos ferozmente no importa
cómo
es el instante diabólico en que el Infinito se
hace
angustiosamente visible
las gaviotas chillan a lo lejos
los susurros de los arbustos pasan velozmente a
ras
del suelo
y huellas desconocidas aparecen en la playa
es la hora en que tus cabellos cubren mis
ojos
y el pecado se arrodilla
a rezar.
Ceselli (Girondo, 1922; Ceselli, 1966; Gelman, 1971)
muere en el invierno de 1982 y, de algún modo, será
el "pope" de la llamada Generación poética de
los Ochenta, lo que no significa la existencia de
discípulos o seguidores de su estilo ya que la misma
presenta una variedad multifacética y estilística
considerable.
Juan Gelman, quien recientemente recibiera el premio
Cervantes, nos ofrece poemas breves cuya temática se
reitera, fue víctima del proceso militar, también
sus familiares. Escuchémosle en el 31 de
marzo:
Ha terminado el mes
y el hijo sin venir
y mi hermano sin volver
Ha terminado el mes y no te amé las
piernas
y no escribí ese poema del otoño en
Notario
y pienso pienso pienso
se fue otro mes
y no hicimos la revolución
todavía.
Un autor muy reconocido y querido por los argentinos es
Raúl Cortazar, por su peculiar forma de tratar el cuento y
la novela y por su gran productividad. Las armas
secretas, Historia de famas y cronopios (cuentos)
son muestras de un humor particular y muy porteño. En
novelas como Los premios, Rayuela quiebra la
estructura tradicional. También es un poeta "escondido",
su primer libro, Los reyes, es una breve versión
de la historia del Minotauro escrita en prosa poética
(Cortazar, 1960; 1964; 1970).
A fines del siglo XX muere Cortazar en París y
Borges en Suiza. Siguiendo esa tradición histórica
del "exilio" argentino en distintas épocas, desde nuestra
historia como Nación desde el siglo XIX hasta
hoy.
Ernesto Sábato sería el que completa el
terceto de estos tres grandes escritores, su primera novela
El túnel no fue apreciada en Buenos Aires, la
manda a París y llega a manos de Albert Camus que reconoce
sus valores. Su obra más famosa, quizá sea
Sobre héroes y tumbas, allí describe la
sociedad porteña, a través del romance de una
pareja, y aflora ese enfrentamiento capital en la sociedad
argentina entre peronismo y antiperonismo: aún permanente
y gobernando aunque con cambios significativos (Sábato,
1965).
Hoy no podemos encasillar la literatura en general en
romántica o surrealista, mágica o de
ficción, el llamado post-modernismo lo permite todo y los
modismos se han mezclado un tanto, lo que no significa que no
encontremos también las formas tradicionales, en el
también ensayista, Adolfo Bioy Casares, en Anderson Imbert
y Horacio Quiroga, entre otros, basta recordar sus famosos
Cuentos de la selva o Cuentos de amor, de locura y
de muerte.
Todos los escritores argentinos, especialmente Julio
Cortazar, destacan la figura de un precursor: Roberto Arlt, fruto
de la inmigración europea de fines del Siglo XIX, sus
libros aparecen por los años Veinte del siglo pasado,
libros como El jorobadito, Los siete locos,
Juguete rabioso los podemos ubicar en una tendencia
estilística propia del realismo social, pero capaz de
manejar simbolismos y datos de ficción, muchas de sus
obras fueron llevadas al cine.
No podemos dejar de mencionar a Manuel Mugica Lainez,
autor de novelas brillantes como su obra Bomarzo,
estrenada en Europa como ópera, así como otras
más sencillas e intimistas como Aquí
vivieron, históricas, como Misteriosa Buenos
Aires, cuyo primer cuento trata sobre la primera
fundación de Buenos Aires.
Podemos decir que para el escritor argentino, sobre todo
para los de la capital, Buenos Aires es una
obsesión.
Recordemos el título de la obra cumbre de
Leopoldo Marechal: Adán Buenosayres.
En Anderson Imbert, por ejemplo, encontramos las formas
tradicionales del cuento, de algún modo en Isidoro
Blastein, aunque existe una gran diferencia entre ambos, el humor
de Blastein es intachable.
Hay un escritor contemporáneo singular:
Andrés Rivera. Escribe novelas breves, con un estilo
particular, por ejemplo La revolución es un
sueño eterno, donde detalla los padecimientos
físicos y el juicio injusto del que fuera víctima
Juan José Castelli revolucionario de 1810 cuando nos
emancipábamos de España. El farmer, donde
pinta un Juan Manuel de Rosas, en sus aspectos más
relevantes.
Otro, particular en su estilo, es Abel Posse, su mejor
obra – a mi gusto – es Los perros del paraíso –
que es una sátira de la conquista
española.
La dictadura militar que padecimos desde 1976 a 1982
también marcará la literatura más reciente,
enfrentando también a escritores.
Esto explica que gran parte de los ensayistas y
novelistas argentinos han tratado estos temas, uno de los pocos
que lo hace con una cuota de humor increíble es
José Pablo Feinnman, profesor de filosofía, en sus
recientes novelas Astucia de la razón,
ésta sería a mi juicio su gran hallazgo: muestra
una particularidad especial en la organización de la
narrativa y Critica de las armas, mostrando en
éste último, el terror obsesivo con el que
vivió, como sobreviviente, los años de la dictadura
militar (Quiroga, s/f; Arlt, 1958; MugicaLainez, 1962; 1968;
1981; Marechal, 1967; Rivera, 1993; 1996; Posse, 1983; Feinnman,
1990; 2002).
Con el llamado Postmodernismo aparecen múltiples
manifestaciones, expresiones literarias difíciles de
clasificar, algunas valiosas.
Dentro de la literatura rioplatense ubicamos al uruguayo
Mario Benedetti, poeta cuentista y novelista, su literatura
tiende al realismo y al compromiso político, ya que
Uruguay sufrió una férrea dictadura en la misma
época en que la sufriera Argentina y Chile. Es muy bello
su libro de cuentos La muerte y otras sorpresas,
así como un largo poema a un guerrillero "tupamaro"
llamado Juan Angel. También su libro de poemas
Inventario 70 (Benedetti, 1969; 1970).
Juan Carlos Onetti es otro escritor uruguayo con
características más intimistas y existenciales; es
significativa una novela breve Las máscaras del
amor, también es poeta.
La influencia de la literatura europea es innegable en
el Río de la Plata no obstante debemos reconocer que las
obras de Melville Moby Dick, por ejemplo, y las de Heminway, en
general, a pesar de sus diferencias temáticas y de estilo
plantean la lucha entre el bien y el mal y, sin duda,
también influenciaron en la literatura rioplatense. Otro
es Edgar Allan Poe con sus relatos negros y sus cuentos de
terror. El hermetismo de Henry James no ha sido demasiado
leído en Argentina, como lo fueron Kafka o Hessen y la
literatura francesa en general lo ha sido.
La literatura latinoamericana ha bebido en estas fuentes
y ha surgido, no obstante una literatura diferente a la del
Río de la Plata: García Marquez instala el realismo
mágico en su famoso Cien años de soledad,
El amor en los tiempos del cólera, Del amor y
otros demonios, etc., que continúan otros escritores
latinoamericanos y lo descubrimos en algunas obras de Vargas
Llosa como La guerra del fin del mundo, La casa
verde, no así en La ciudad y los perros que
sería de tono realista, quien, meritoriamente ha recibido
recientemente el Premio Nobel.
Isabel Allende misma adhiere a él combinando
aspectos de la realidad con fantasía habidos durante la
dictadura de Pinochet con aspectos de realismo mágico y el
intento de rescatar la tradición indígena chilena
en sus obras.
Un autor chileno, fallecido hace pocos años
sería una excepción a esta tendencia propia de los
Países del norte de Sudamérica y de
Centroamérica: obras como La desesperanza, el
Lugar sin límites, El jardín de al
lado, por ejemplo, nos ofrecen una narrativa
anecdótica puntual realista, nostalgiosa y
romántica.
La reivindicación de la América
precolombina y la reivindicación indígena,
así como la problemática del campesinado se
encuentra en la literatura latinoamericana como en La casa
verde de Vargas Llosa, o Pedro Páramo y
Llano en llamas de Juan Rulfo, mejicano,
Señor presidente de Miguel Angel Asturias,
guatemalteco que obtuviera también el Premio Nobel, o
José María Arguedas, peruano, como Vargas Llosa,
que escribiera esa obra de renombre: Todas las
sangres.
No podemos dejar de mencionar a Roa Bastos, el gran
escritor paraguayo, con su obra cumbre, Yo, el supremo,
donde pinta magistralmente el encerramiento del Paraguay
histórico con el dictador Francia, encerramiento que
continuarán los Lopez – padre e hijo – y por ser
mediterránea, sin salida al mar, continúa esa
trayectoria de aislamiento (García, 1967; 1968; 1981;
1994; Vargas Llosa, 1970; s/f; 1981; Arguedas, 1964; 1969; Rulfo,
1970; Asturias, 1967; Donoso, 1967; 1981; 1986; Roa Bastos, 1989;
Alegría, 1966; Harss, 1978).
La diferencia entre la literatura del norte de
América del Sur y el Caribe y la del Río de la
Plata, abierta a Europa, es innegable y tiene razones
válidas: la geografía, el clima, la influencia de
lo cálido y lo frío, el pensamiento y el
análisis ensayístico que nace en el Río de
la Plata con Domingo Faustino Sarmiento, distintos
símbolos, imágenes diferentes y sobretodo el
fenómeno inmigratorio europeo que aparece en el Río
de la Plata, en Buenos Aires, principalmente a fines del siglo
XIX, más las características sociopolíticas
particulares y específicas de cada zona.
Las similitudes entre Buenos Aires y Uruguay son
notorias, no obstante éste ha tenido un desarrollo
democrático y estabilidad institucional más
coherente y estable que Argentina. Uruguay, si bien sufrió
en los Setenta problemas propios de todo el Cono sur, no produjo
un fenómeno político como el peronismo que
marcará la historia Argentina en los siglos XX y
XXI.
Las diferencias no obstaculizan influencias ni amistades
entre escritores rioplatenses entre sí y con el resto de
los escritores de América Latina.
Leopoldo Lugones, de principios del siglo XX,
considerado uno de los más grandes escritores argentinos,
poeta, ensayista, fue admirador del creador del modernismo en
Latinoamérica. Rubén Darío, como Borges, lo
será de Lugones. Otro gran poeta latinoamericano muy
respetado es Cesar Vallejo, peruano, famoso por su libro Los
heraldos negros. Todos los argentinos hemos leído a
García Marquez a Vargas Llosa, a Rulfo, a Vallejo,
también a Isabel Allende.
Y hubo tres grandes mujeres poetas que surgen a
principios del siglo XX y fueran contemporáneas de estos
grandes escritores: Gabriela Mistral, chilena, que obtuvo el
premio Nobel, Juana de Ybarbouren, uruguaya, y Alfonsina Storni,
argentina.
Alfonsina Storni se manifiesta como poeta de
envergadura, es memorable no sólo por su obra sino por su
trágico final: suicidarse en las costas del Océano
Atlántico en la Ciudad de Mar del Plata. Recordemos de
ellas, entre algunos de sus poemas, Tu me quieres
blanca
Tú me quieres alba
Me quieres de espumas,
Me quieres de nacar
Tú que que hubiste todas
Las copas a mano
De frutos y mieles
Los labios morados
Huye hacia los bosques;
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
la tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raiz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.
Creo que hay en Alfonsina Storni "algo" de Sor Juana
Inés de la Cruz, más allá de las distancias
de estilo y formas. Ella también se rebela frente a un
pretendido dominio masculino, o dicho de otra manera: ambas
levantan ciertas consignas feministas, tenues por
cierto.
Desde las innovaciones y creaciones del surrealismo, se
omite "la rima" la musicalidad del poema la dará la
construcción poética en sí misma, cada
verso, cada palabra, a través de las imágenes que
pinten, las sensaciones que le produjeron al autor y las que
transmite.
El
ensayo
El Río de la Plata presenta,
características geográficas y climáticas
distintas a las del Caribe y al norte de Sudamérica
historias políticas diferentes. El proceso inmigratorio
que se dio en el siglo XIX formado en su gran mayoría por
italianos, seguido por españoles y otros grupos
provenientes del Este europeo, no se dio con la misma intensidad
en el resto de América, será de esa
conjunción de razas que surgirá el
"porteño", habitante de Buenos Aires, ya que la
inmigración penetró menos en el interior del
País.
Octavio Paz, con veracidad y gran sentido del humor,
dijo en una oportunidad: Los mejicanos descendemos de los
aztecas, los peruanos de los incas, los argentinos de los
barcos.
Es dable aclarar que hace unos años hemos
recibido un fuerte afluente migratorio de Países
latinoamericanos, asiáticos, – no está
incluída en esta inmigración reciente la
colectividad japonesa, respetuosa y respetada de larga
tradición en nuestro País -, de Rusia y más
recientemente de Africa. Creo que este fenómeno merece una
aclaración: esto no se produce por descuido de las
fronteras, por casualidad o alguna forma del "laissez faire".
Argentina está obligada constitucionalmente a aceptar
inmigración, lo establece el prólogo de nuestra
Constitución de 1853 cuando dice: «…asegurar
los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra
posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar
en el suelo argentino».
La extensión del País era – y es – grande
y la población autóctona escasa en cantidad
notoriamente. Si bien los primeros flujos migratorios desde el
año 1853 al 1880 ocupan zonas en la llamada pampa
húmeda que abarca las provincias de Buenos Aires, Santa
Fé, Córdoba y parte de Entre Ríos,
más allá de grupos alemanes y suizos principalmente
que se ubican en el sur, la mayoría de los inmigrantes
permanece en Buenos Aires capital sobretodo, los últimos
flujos mencionados también.
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