Pero no habían pasado ni dos meses, de esa
conversación con su hermano Eliodoro, cuando le
llegó al Negrito una citación, para que acudiera al
despacho de un abogado de apellido Torres, y al asistir a la
misma, dicho abogado le participó, que la casa estaba
siendo vendida por medio de los tribunales competentes, y que se
lo estaba haciendo saber, para que la desocupara lo antes
posible. Y el Negrito, pensaba _Que buena vaina carajo
¡Pero si acabo de hablar con Eliodoro!, y él me
prometió que me iba ayudar. Bueno, tendré que ir
hablar con los abogados del "Intituto de Capacitación para
el Trabajo", para ver qué me aconsejan ellos ¡Esto
es obra de esos desgraciados!, que no le pararon bolas a
Heliodoro_ Más adelante se enteraría el Negrito,
que era precisamente Eliodoro, el que más presionaba con
el asunto de la casa, y que el tal abogado Torres que lo
había citado, lo estaba pagando el mayor de sus hermanos
personalmente. Al salir de la oficina del abogado en
cuestión, se dirigió al bufete de los abogados de
la Institución en la cual laboraba, y en
conversación con ellos, éstos le indicaron que no
se moviera de la casa bajo ningún concepto, ya que
además de ser parte de la sucesión Ortiz-Aponte,
él estaba protegido por la ley de inquilinato… Ese
domingo, de la siguiente semana ; Pablito, Ramón y
Antonio, llegaron a la casa montonera de los Ortiz-Aponte,
más tarde que de costumbre, y comenzaron su rutina normal
de todos los fines de semana ¡Mira maldito mono!, primero
querías vendele la casa la vieja, pa dejalen la calli
cojete los riale ¡Y ahora nos quieres dejá pie a
nosotros ! ¡Pero no te vamo ja dejá
güevón !, entre los tre te vamo ja jodé
pa qui aprenda je chale vaina los demá ¡Sal pa ca
cobalde !, sal pa ve si es veldá que re jarrecho_ Y
Ambrosio, habiéndosele agotado la paciencia, puesto que la
presión era demasiada, ya que a las visitas semanales de
sus hermanos ; se le habían sumado las citaciones a
los despachos de los abogados y a los tribunales, por el mismo
problema ; no aguantó más y estalló,
haciéndole caso al reto de Pablito, tomó uno de sus
machetes, abrió la puerta y salió gritando
enfurecido _¡TRES CONTRA UNO COMO SIEMPRE COÑO JE
MADRE ! ¡VAMOS A VER A CÓMO LES TOCA
DESGRACIADOS !_ Ramón y Antonio, al ver lo
encolerizado que venía Ambrosio hacia ellos con ese
machete en la mano ; el cual, al blandirlo, lanzaba
destellos segadores por ambos lados ; echaron a correr
aterrorizados, sintiendo la muerte en sus huesos ; a Pablito
sólo le dio tiempo a meterse en el carro, cerrar las
puertas y subir los vidrios, mientras Ambrosio, dando algunos
planazos fuertemente sobre el capot del vehículo, gritaba
a pleno pulmón _¡SALGAN VECINOS ! ¡SALGAN
TODOS! ¡SALGAN PARA QUE SEAN TESTIGOS! ¡SALGAN PARA
QUE VEAN CÓMO SE MATA UNA CULEBRA! ¡Y TÚ!
¡SAL DE ESE CARRO DESGRACIADO! ¡SACA LA PISTOLA O LA
ESCOPETA QUE SIEMPRE CARGAS DEBAJO DEL ASIENTO Y ME DAS UN TIRO!
¡PARA QUE ACABES CONMIGO DE UNA VEZ! ¡O SACA EL
MACHETE QUE CARGAS AHÍ TAMBIÉN! ¡PA ENTRANOS
A MACHETAZO LIMPIO A VER QUIÉN QUEDA VIVO!
¡QUÉ PASA? ¡QUIEN ES EL COBARDE AHORA?
¡AAH? ¡YA YO ME CANSÉ! ¡TODAS LAS
SEMANAS EL MISMO PEO! ¡YA ME OSTINÉ Y QUIERO ACABAR
CON ESTA VAINA DE UNA BUENA VEZ! ¡ANDA PUE! ¡NO ME
LLAMASTE PARA FUERA COÑO E( MADRE! ¡ANDA!
¡AGARRA TU PISTOLA O LA ESCOPETA O EL MACHETE! ¡Y
SALES DE AHÍ Y ME MATAS! ¡ ¡SI NO TE MATO YO
PRIMERO! ¡ANDA PUE! ¡SAL Y DEMUÉSTRALE A ESTA
GENTE QUE ERES UN HOMBRE!. ¡EN TODA TU PERRA VIDA SIEMPRE
HAS QUERIDO VERME MUERTO! ¡APROVECHA PUE! ¡INTENTA
MATARME AHORA! ¡A VER SI YO TE DEJO DESGRACIADO! _
Ambrosio, transformado totalmente en un energúmeno, con
los ojos desorbitados, los cuales parecían echarle chispas
de la rabia que lo embargaba, seguía gritando y blandiendo
el machete como un loco, y de cuando en vez, planeaba el capot
del vehículo; mientras los vecinos, temerosos y a la
expéctativa, murmuraban entre ellos, esperando a ver, en
qué iba a parar el problema. Afortunadamente, Pablito no
salía del carro, ya que el terror que sentía en
esos momentos era indescriptible, porque nunca en su vida,
había visto a un hombre tan enfurecido, tan encolerizado;
como lo estaba Ambrosio en ese instante; razón por la
cual, estaba inmovilizado ¡A tal punto!, que ni siquiera
atinaba a encender el vehículo para largarse de
allí. Algunos de los vecinos, lograron ir calmando al
Negrito, poco a poco; ya que se habían dado cuenta de, que
si Pablito hacía algún intento por salir del carro,
allí iba a ver un muerto; y Don Omar, muy cautelosamente,
se había ido acercando al Negrito, y le decía, en
tono suplicante _ Cálmese amigo Ambrosio, mire que de
estas cosas no queda nada bueno, no se busque un problema
innecesariamente _ A lo que le contesta el Negrito, algo jadeante
_ ¡Yo lo sé Don Omar! ¡Yo lo sé!
¡Pero es que ya perdí la paciencia y estoy cansado!
¡Usté es testigo! ¡Y los vecinos
también! ¡De cómo estos mal paríos!
¡Especialmente ese desgraciado! ¡Me han estado
mortificando la existencia! ¡Y ya me ostiné!
¡Ya está bueno ya! _En ese momento, Pablito
logró reaccionar, y encendió el vehículo y
lo arrancó de retroceso; mientras Ambrosio le gritaba,
furiosamente _ ¡TE VAS A IR RATA INMUNDA? ¡COBARDE,
BOCÓN! ¡COÑO E MADRE, SUCIO! _ Y Don Omar,
tranquilizándolo, le decía _ Pero cálmese
amigo Ambrosio, que una rabia así lo que le puede provocar
es un infarto_ Mientras tanto Pablito, pasó recogiendo a
sus otros dos hermanos, que como a una cuadra de allí, lo
estaban esperando, ¡Muy atemorizados aún!,
dirigiéndose luego a la Comandancia de Policía,
para poner una denuncia en contra del Negrito; y al llegar
allí, Pablito, llevando la voz cantante ¡Como
siempre!, comienza a decirle al oficial de guardia,
todavía con el susto reflejado en el rostro _ Buenas talde
seño loficial, nosotru acabamo je se atacaos po ru nombre
muy peligroso ¡Fíjese!, que pareciun loco, co nun
macheten la manu y no jamenazaba con matanu a los tre ji tuvimos
que salí corriendo ¡Polque
sino!, ¿Quién sabe qué nos fuera pasao?
_ ¿Y dígame una cosa? _ Pregunta el oficial,
muy seriamente ¿Cuál fue la razón, para que
ese señor los atacara? ¡Escriba todo en el informe
agente! _ Bueno señol _ Dice Pablito, con cara de yo no
fui _ Nosotro fuimo jablá con nél, pa decile que la
casen ques ta viviendo, to los dueño, que somo siete,
decidimos vendela, peru esi hombre, si nesperá que nosotro
telmináramos di hablá, sacún machete con un
filo pol los dos laos ¡Que daba grima pue!, y empezú
amenazano y a decino que di ahí lo sacaban pero muelto,
¡Claro!, nosotro jibamos preparaos, polque sabemo su
jantecedentes déli lo peligroso ques _ ¿Y
cuáles son esos antecedentes _ Lo interrumpe el oficial, y
Pablito le responde _ Bueno, esi hombri una vez tuvo presu en
Puelto Castillo, polqui atentó contrú noficial, y
ses escapó di ahí, y pol poco no matú a tres
gualdia je la nación; también si ha caíu a
plomo con la policía y con la Judicial, a coltau a
más di uno con cuchillo y co nesos machetes que los tiene
amolaítos tu el tiempo ¡Y hasta violado le!, las
misma sijas lu han acusao de so ¡Fíjese que si
hombre como que tiene negocio co nel mismo Diablo!, polqui una ve
sen frentó con cinco carajos que tenían pistola ji
navaja ¡Y lo jiso corrí a todito!, co nu
napureño que nunca le falten la cintura u e nel bolsillo
¡Esi has tao preso mas di una ve! ¡En la Capital!, en
Puelto Castillo ¡Aquí mismo!; una de las vece ques
tuvo presu en la Capital, fue polque nuna fiesta di un propiu
helmano dél, se pusu a buscá camorri paltiú
a varios muchachos co nuna silla ¡Si señol!, li
acabó la fiesta su propiu helmanu a silletazo limpio
¡E le jasí! ¡Camorrero!, es rara la fiesta
quél nu acabe di una folmo di otra _ _ ¡Caramba,
Caramba! _ Dice el oficial, en un tono de superioridad, y
rascándose la barbilla _ ¡De manera que es toda una
joyita el tipo ese!, hay que andarle con cuidado entonces. Denme
todos los datos, nombre, apellido y dirección, para
mandarlo a buscar mañana a primera hora, porque si es
así como ustedes dicen, a lo mejor no lo encontramos en
este momento ¡Y ustedes también se me vienen
mañana!, los quiero aquí a las siete de la
mañana ¡Estamos de acuerdo? _ ¡Di acueldo
seño loficial _ Contestaron, casi al unísono,
Pablito, Ramón y Antonio… Al día siguiente,
como a las cinco y media de la mañana, al frente de la
casa de los Ortiz-Aponte, se estacionó un vehículo
policial, del cual bajaron ocho agentes, que sigilosamente
rodearon la vivienda; dos: se colocaron en la parte de
atrás;En cada costado se ubicó uno, dos: apuntaban
a la casa desde la avenida, y dos se encargaron, apuntando sus
ametralladoras; de llamar a la puerta ¡Todos estaban muy
bién armados!, y con previas instrucciones, de que el
individuo que iban a buscar, era de alta peligrosidad, y que si
hacía resistencia o cualquier movimiento extraño,
dispararan a matar… El que comandaba la patrulla,
comenzó golpear la puerta, mientras gritaba _
¡AMBROSIO ORTIZ DATE PRESO! ¡TE TENEMOS RODEADO!
¡SAL CON LAS MANOS EN LA CABEZA Y NO HAGAS NINGÚN
MOVIMIENTO SOSPECHOSO! ¡PORQUE SINO DISPARAMOS! _ El
Negrito, quien no hacía mucho se había despertado y
sólo estaba dormitado, se sobresaltó con los gritos
y los golpes a su puerta; y pensando, que era algún
conocido o algún compañero de trabajo, dijo para
sí _ ¡Quién será el mamador de gallo
que viene con esa jodedera a esta hora? _ Y dirigiéndose a
la ventana, sin hacer ruido, levantó a penas la cortina
por una orilla, y vio a los dos agentes policiales que apuntaban
la casa desde la avenida; y oyó de nuevo los gritos del
Sargento en la puerta ¡TE QUEDAN QUINCE SEGUNDOS AMBROSIO
ORTIZ, PARA QUE SALGAS DE AHÍ! ¡SI NO VAMOS A ENTRAR
ECHANDO PLOMO_ Ambrosio, inmediatamente, corrió a ponerse
los pantalones, mientras mentalmente decía _
¡Coño! ¡La vaina es en serio! _ Y con temor,
salió a la sala con mucho cuidado y con las manos en la
cabeza. El Sargento al verlo, le dice, mientras introducía
el cañón de la sub_ametralladora por entre las
rejas _ ¡No hagas ningún movimiento extraño o
sospechoso, te lo advierto! _ Preguntando Ambrosio, muy nervioso
_ ¿Dígame qué hice por favor?, yo creo que
esto es una equivocación _ ¡Ninguna
equivocación! _ Dice el Sargento _ ¿Tú te
llamas Ambrosio Ortiz no?! –Si, pero_ Quizo refutar
Ambrosio, pero el Sargento no lo dejó, diciéndole _
¡Pero nada! ¡Abre la puerta ya, que estás
detenido! _ Pero la llave está en el cuarto _ Dice el
Negrito, con impotencia, sobrecogimiento y desasosiego, ya que
temía decir o hacer algo, que los agentes no supieran
interpretar. Y le dice el Sargento, en el mismo tono amenazante _
Búscala! ¡Rápido! ¡Y mucho cuidado con
lo que haces! El Negrito, con el miedo reflejado en el rostro; ya
que se veía muerto; entró en el cuarto,
agarró las llaves, la camisa y los zapatos con las medias
que cargaba el día anterior, saliendo a la sala de nuevo,
y sin quitarle la vista a los cañones de las armas que lo
apuntaban, se acercó a la puerta, colocó los
zapatos en el pretil, y procedió a abrir los candados y la
cerradura de la puerta; al terminar, uno de los agentes
policiales, lo empujó con todo y puerta, mandándolo
a pegarse contra la reja; lo requisó y luego,
conminándolo para que caminara, le enterraba el
cañón de su armamento en un costado. El Negrito
agarró sus zapatos nuevamente y salió de la casa,
para dirigirse al vehículo policial, no sin antes, haberle
pedido al Sargento, que le pusiera los candados a la puerta. Ya
en la jaula, acompañado de cuatros agentes, ya que dos
iban en la parte delantera del vehículo y dos iban
colgados en la parte trasera; el Negrito, procedió a
ponerse la camisa silenciosamente, luego las medias y
después los zapatos, y al terminar dijo, en un tono de
tristeza _ ¡Ay Dios!, ni siquiera me cepillé los
dientes _ A lo que comenta uno de los agentes _ Nu es tan fieru
el león como lo pintan ¡O no jequivocamo?. Al llegar
a la comandancia, el oficial quien aún no había
entregado su guardia de veinticuatro horas, le pregunta al
Sargento, con ironía _ ¡Y cómo se
portó la joya esta? _ Respondiéndole su
subordinado, en el mismo tono irónico _ ¡Aunque
usté no lo crea mi Capitán! Como un angelito
¡Ni siquiera hizo falta ponerle las esposas! ¡Para
mí!, que no es el mismo que nos describieron _ En eso
venía llegando el Comandante de la Policía, y
pregunta, en altisonante y autoritaria voz _ ¡Qué
está pasando aquí, con todos estos agentes y este
señor?_ _ Bueno mi comandante _ Comienza a responderle el
oficial de guardia, en tono sumiso; y pasó a contarle a su
superior, con todos los detalles, todo lo relacionado con el caso
del Negrito, entregándole el expediente que le
habían redactado el día anterior, comenzando a
leerlo el Comandante, y al terminar de hacerlo, se quedó
viendo al Negrito de arriba a abajo y dijo, despectivamente _
¡Vaya vaya! ¡Sígame a mi oficina! ¡Y
usté Capitán! ¡Tráigame los
antecedentes de este individuo! Al llegar a la oficina, el
Comandante le entrega a Ambrosio el expediente, y le dice
autoritariamente _ ¡Léalo y me dice!
¡Qué opina de eso! ¡Y si es cierto o falso? _
El Negrito, al terminar de leer el papel, dice sonriendo
tristemente y meneando la cabeza de un lado a otro _ Mire mi
Comandante, éstas son puras mentiras y calumnias, y como
siempre, los que firman la denuncia, son los mismos que siempre
han querido perjudicarme ¡Sobre todo este! Dice el Negrito,
señalando con su dedo índice, la firma de su
hermano Pablito; y procedió a contarle al Comandante, todo
lo que venía pasando, hasta el momento en que
explotó su furia. En ese momento entró el
Capitán, no sin antes haber tocado y pedir permiso, para
informarle a su superior, que se estaba cumpliendo su orden; y el
Comandante le pregunta _¡Dónde están los
antecedentes de este señor? ¡Me los trajo?_ _ No
señor, ya le dije; los estamos solicitando a _
_¡Cómo es la cosa?_ Lo interrumpe el Comandante,
preguntando sorprendido y con furia _¡De manera que
usté, sin siquiera averiguar! ¡O sea, que ni
siquiera había hecho el intento? ¡Ni siquiera
pensaba investigar, si la denuncia que pusieron en contra de este
señor era cierta o falsa? ¡Ah?_ _ ¡Pero
mi
Comandante! _ Dice con temor el Capitán _ Es que
el señor que puso la denuncia fue tan convincente, que _
¡Que nada! Lo interrumpe de nuevo su superior, aún
más furioso _ ¡Quiere decir entonces, que a este
señor pudieron haberlo matado, sin siguiera averiguar la
verdá? ¡Ah? ¡Ahora la ley se aplica
así? ¡Dispare primero y no averigue nada, que no es
necesario! ¡Métase diez días de arresto en
cuadra! ¡Y al sargento me le mete cinco! _ En eso, el
Negrito dice, algo cauteloso _ ¿Puedo hablar, mi
Comandante? __ ¡Sí! ¡Diga!_ _ Es para
ahorrarles tiempo con la búsqueda de mis antecedentes.
Hace como quince días, yo solicité en este comando,
mi carta policial y una carta de referencia, porque yo fui
policía en la Capital y aquí. Es que estoy
aspirando al puesto de supervisor de vigilancia en mi trabajo, y
me hacen falta esos papeles_ Y el Comandante le dice al
Capitán, en forma altanera _ ¡Se fija!, el
señor fue agente policial ¡Búsquele esos
papeles que él dice!, que ya se los deben tener listos _
En eso, un agente policial pidió permiso para entrar y
dijo _ Ahí afueres tan tre señore, que vienen po
runa denuncia que pusiero nen contra di un tal Ambrosio Ortiz _
_¡Aaah muy bueno! _ Dice el Comandante, jactancioso _
Hágalos pasar, que los estamos esperando _ El Comandante,
al verlos entrar, se les quedó mirando de arriba a abajo,
para luego preguntarles secamente ¡Ustedes fueron los que
denunciaron al señor aquí presente? _ _
¡Sí señol! _ Dice Pablito, con tono de
jactancia y orgullo; a lo que sigue diciendo el Comandante _
Sabrán que este señor estuvo a punto de morir a las
primeras horas del día de hoy, a causa de estas mentiras
que ustedes dijeron ayer ¡Y yo me pregunto! ¡No
sería que ustedes querían, o estaban buscando, que
nosotros hiciéramos el trabajo por ustedes? ¡Y
así matar dos pájaros de un solo tiro! ¡El
señor aquí muerto y la casa desocupada! ¡Y
las manos de ustedes limpiecitas en el asunto! ¡O sea!
¡El crimen perfecto! ¡Aaah?… ¡Qué les
parece si los ponemos presos a los tres a la orden de la
Judicial?, mientras se averigua si hubo conspiración para
cometer un asesinato o no_ Los tres estaban asustados hasta la
médula, viendo la seriedad con que les hablaba el jefe de
la Policía; y Antonio fue el primero que dijo, tembloroso
por el miedo _ ¡Mire señol! ¡Yo le juro que no
tengo na que ve con lo que dici ahí! ¡El fue
lúnico qui habló!_ Antonio decía esto,
señalando a Pablito; y Ramón, temblando al igual
que Antonio, también señalaba a Pablito, mientras
decía ¡Sí señol! ¡Él!
¡E le jel culpable de to! ¡E le jel que dice!
¡E le jel que manda! ¡Créame señol, se
lo suplico! _Pablito, viendo a ambos con odio, le dice al
Comandante, cobardemente _ ¡Mire señol! ¡Yo le
juro que na e lo que dici ahí es veldá! ¡Fue
un momentu e rabia solamente! ¡Cómo va creí
usté, que yo voy a querí hacele dañu a mi
helmano! ¡Li hablo co nel corazó nen la mano!
¡De veldá veldá! _ Y el Comandante, les dice,
mientras se sonríe irónicamente, al igual que el
Negrito _ ¡Me dan lástima!, ponen en peligro la vida
de una persona ¡La de su propio hermano!, por una miserable
casa que no la vale ¡Y después se comportan
cobardemente!, sacándole el cuerpo alegremente a sus
responsabilidades, como que si estas no revistieran gravedad
alguna ¡Señor Ambrosio! Llámeme a un agente
ahí por favor; ustedes van a firmar una caución
¡Y si se vuelven a meter con el Señor Ambrosio!
¡Se las van a ven conmigo personalmente! ¡Y no los
voy a perdonar _ Después de haber firmado la
caución, el Comandante los hizo salir en veloz carrera a
los tres. Ambrosio, después de haber recibido sus papeles,
se marchó de la Comandancia de Policía, sonriendo y
pensando, en que iba a descansar de sus hermanos por algún
lapso; aunque ese supuesto descanso no sería por mucho
tiempo. Las citaciones a los Tribunales seguían llegando,
y el Negrito asistiendo a ellas, lo mismo que a las de los
despachos de abogados; y fue en una de esas idas y venidas, que
descubrió, que el que más presionaba era Eliodoro,
y pensaba con resquemor _ ¡Pero si me dijo que me iba a
ayudar!, y que iba hablar con los demás para que me dieran
el tiempo que necesito, mientras me pensionaban por el Intituto
de Seguridad Social ¡Ese es el propio Judas!, me dice y me
promete una cosa, y a mis espaldas está haciendo otra
¡Me resultó un sucio y un desgraciado al igual que
los otros! ¡O peor que ellos!_…
*
No habiendo pasado ni cuatro meses, del intento de
asesinato indirecto, en contra del Negrito Ambrosio Ortiz;
Pablito reunió en su casa a todos sus hermanos, con la
excepción de Santiago, que no quizo
participar ¡Y la de Ambrosio por supuesto!; para
planificar y lanzar el ataque definitivo en contra del Negrito, y
sacarlo de la casa de los Ortiz-Aponte; y Pablito, haciendo de
cabecilla como siempre, les decía jactanciosamente _
¡Ya yo lo tengo bien chequiaíto!, él to los
domingo se va pa liglesia oí misa di ochu a nueve la
mañana ¡Y ese jel momento justo pa violá la
puelti metenos! ¡Y lo vamo jacés te domingo que
viene! ¡Tú Eliodoro!, va jestel domingu a las cincu
e la mañanen la case Calmela, calgandu el primel viaje
coroto; to los demás, tenemos ques ta la siete la
mañanen la pará di autubú, la ques tu na
cuadre la casa ¡No la ques ta casi al frente!, sino la ques
ta frente les tación; ahí vamo jestés
esperando la señal de Ramón, que vastés
condío cel que la casa, vigilandu y esperando quel mono
feo se vaya pa liglesia. No tengo que deciles que se locu es bien
jodío, y tenemos ques ta restiaos, así que ca uno
se llevun palu na cabilla, ¡Lo que sea!, tienen que teni
algo en la mano ¡Y su sijo jombre también se los
llevan pa ya también! ¡Mientra más masa
más masamorra! _ En eso, Eliodoro pregunta con curiosidad
_ ¿Y Santiago, que nos ta qui?_ Y Pablito, le contesta,
algo molesto _ Lo llamé dos veces, pes plicale lo que vamo
jacé, pero las dos vece me dijo lo mismo, quel nu iba
palticipé nesto, así que Santiago no vas ta con
nostro jeste domingo _ Y efectivamente, ese domingo, desde las
seis y media de la mañana, comenzaron a reunirse en el
lugar acordado. Mientras tanto, Eliodoro, estaba en la casa que
Carmela había vendido, cargando el primer viaje de
muebles, para traerlos y meterlos a la fuerza en la casa de los
Ortiz-Aponte, lugar este en que había estado viviendo el
Negrito Ambrosio, por muchos años. Ramón, quien
había estado escondido desde muy temprano, detrás
de un grueso árbol que estaba situado cerca de la casa
montonera, vio cuando Ambrosio salió de ésta y se
dirigió al templo católico, y cuando estuvo seguro
de que el Negrito no lo podía ver, le dio la señal
acordada a los otros, agitando un pañuelo blanco con el
brazo en alto; el grupo de personas que esperaban, al ver la
señal, se movilizó rápidamente hacia la
casa, encabezados por Pablito, quien traía una herramienta
en su mano, denominada pata de cabra, con la cual, al llegar a la
puerta de la casa de los Ortiz-Aponte, reventó los
candados y rompió la cerradura, al palanquear la puerta
con ella, mientras los demás lo observaban; cuando la
puerta estuvo abierta de par en par, comenzó a impartir
órdenes._ ¡Tú y tú!, se me va nal
cruci a vigilá, cualquiel vaina vienen y avisan
¡Tú y tú!, ses conde nallá riba,
ustedes do se queda naquí e nel jaldín, los
demá vamo ja sacale to los coroto pal patio, pa las piece
los cachivache, y lo que no quepa lo amontonamo jai mismo _ Y asi
lo hicierón Rápidamente, todos los muebles del
Negrito, fueron sacados al patio, quedando la gran mayoría
a la interperie, porque fueron muy pocos los que cupieron en las
pequeñas piezas asignadas por Pablito, y cuando
llegó Eliodoro con el primer viaje de muebles, ya la casa
estaba totalmente desocupada, y como hormigas, los introdujeron a
la casa, y salió Eliodoro a buscar el segundo viaje, de
los siete que daría. Mientras tanto, Ambrosio salía
de misa en esos momentos y se dirigía a la casa de la
profesora Nelly, como lo hacía todos los domingos. Estuvo
como media hora allí y luego se dirigió a su casa,
pensando en que Sant. ya estaba por llegar, como lo hacía,
todos los primeros días de la semana, pero en eso Don
Omar, que lo andaba buscando, lo llamó y le dijo_ Mire
compañero, no se le ocurra acercarse por su casa,
ahí hay un poco de gente con cabillas y palos;
desarrajaron la puerta y están metiendo corotos para
dentro, que están trayendo en una camioneta amarilla, y
los está mandando el mismo que usté le sacó
el machete en estos días pasado _ _¡Y quién
más si no Pablito! _ Dice el Negrito, furioso _ Ese es el
estilo en que él hace las cosas, en cayapa, como lo ha
hecho toda su perra vida; me suponía que algo así
iba a tramar, ya me lo había advertido Sant, que de
alguien como Pablito, se podía esperar cualquier cosa,
nunca dejará de comportarse como un cobarde _ _ Mire
compañero_ le dice Don Omar, calmándolo _
Quédese tranquilo ¿Dígame en dónde va
a estar?, que yo voy a estar pendiente de avisarle, cuando todo
esté calmado _ A lo que le responde el Negrito, algo
más calmado _ Bueno Don Omar, yo voy estar ahí, en
la casa de la profesora Nélly. ¡Seguro que
ahí están todos esos desgraciados!, el de la
camioneta es el juda de Eliodoro –A lo que le Responde Don
Omar _ Bueno, yo sé que entre el grupo, sólo
conozco a los tres que se la pasan todas las semanas
buscándole pleito a usté _ _ Bueno Don Omar. Le
responde Ambrosio _ Muchas gracias, y si ve a mi sobrino Sant,
por cuasualidad, le dice que estoy aquí, y que se quede
quieto, que no se vaya a meter en problemas _ En la casa de los
Ortiz-Aponte, los invasores continuaban su faena; y mientras los
mayores vigilaban y cargaban, los adolescentes y niños,
jugaban y se divertían, entusiasmados por la idea y el
hecho, de que era al monstruo de Ambrosio, a quien le estaban y
le iban a hacer daño. Sant, llegó a la casa de la
profesora Nélly, muy nervioso, y lo salió a recibir
el mismo Ambrosio _ La bendición tío__Dios te
bendiga mijo ¡Ya te enteraste?_ _¡Claro Tío!
No me voy a enterar, lo que vengo es asustado, cuando me
bajé del autobús y vi el carro de Pablito
estacionado en la parada, me dije, _ está pasando algo _ y
cuando vi hacia la casa y vi el bululú de gente armados de
palo, pensé :" jodieron a mi tío otra vez" ; en eso
vi a Don Omar y lo llamé, y cuando me contó todo,
sentí un gran alivio y arranqué para acá _ _
Yo también estaba pendiente, no se te fuera a ocurrir
enfrentarte a esa gente, y te fueran a malograr por no
dejá. El señor Omar me dijo que iba a estar
pendiente y que cualquier cosa me avisaba. ¡Supieron hacer
su vaina para joderme los perros esos! _ _ ¡Así
mismo es! _ Le dice Sant, confirmando lo dicho por el Negrito _
¡Si señor!, te cazaron, eso fue tú saliendo y
ellos que le caen a la casa en cayapa ¡Y qué te
parece?, el que supuestamente te estaba apoyando y te iba a
ayudar, no sólo paga abogados, sino que es el que
está haciendo la mudanza _ _ ¡Ay Sobrino! _ Dice el
Negrito, con resignación _ Esos han sido así toda
su perra vida ¡Santiago!, antiparabólico ¡Con
tal que no se metan con él!, ¡Pablito! Un cobarde,
malintencionado, intrigante y cayapero, ¡Ramón y
Antonio!, dos peleles sin carácter y sin voluntá,
que siempre se han dejado manejar con Pablito y por las mujeres
¡Carmela!, ni se diga, ¡Y Eliodoro!, un juda
¡El propio Judas!, siempre ha sido así, me dice una
cosa hoy y después me sale con otra mañana, siempre
buscando su acomodo, sin importarle los demás ¡Y te
digo una cosa!, ese es más peligroso que los otros, porque
los otros, cuando yo los veo, me pongo en guardia, porque son mis
enemigos declarado ¡En cambio a él no!, a él
lo dejaba que se me acercara con confianza, y se enteraba de todo
lo que yo pensaba; y decía apoyarme en lo que yo
quería, para después apuñalearme a
traición sin que yo pudiera evitarlo _ _ Cónchale
tío _ Dice Sant, tristemente, mientras le pone la mano en
el hombro _ _ Tú no sales de una, cuando ya estás
cayendo en otra ¡Sinceramente vale! _ _¡No
hombre sobrino!, ya yo estoy acostumbrado ¡Fíjate si
estoy acostumbrado!, que cuando me pega una brisita de calma y
tranquilidad y me siento bien, siempre pienso "¿Y que
será lo que me va a pasar ahora?"; nunca se me olvida la
primera vez que salí de la hacienda de café, por
las cosas que conocí, por la fea maldá que me
hicieron mis hermanos, por el juramento que me hice, por el amor
de mis padres y por lo que nos dijo la gitana a papá y a
mí _ _ Pasó el tiempo, y a los cinco días,
Don Omar le fue a avisar a Ambrosio, que los que estaban
vigilando la casa con objetos contundentes en la mano, para
agredirlo de acercarse él a ella; ya se habían
retirado y que la cosa estaba calmada, y en vista de esto, el
Negrito mandó a Sant, a averiguar qué era lo que
habían hecho con sus muebles, y éste, muy asustado,
temiendo que la tomaran en contra de él, fue a cumplir el
mandato de su tío, y llegando a la puerta de la casa,
tocó, y le salió su tía Carmela, y
ésta, sin dejar que hablara, le dijo de muy mala gana _
Dile a tu tío, que to sus coroto jesta nen las dos piezas
di atrá je nel patio, qui ahí pue vivi mientra si
arreglel probleme la casa, y que su pasadero va se po runu e los
lau e la casa, y que no se priocupe, que no nos vamo ja
meté co nél _ Sant, sin siquiera despedirse, y
sintiéndose algo aliviado, se dirigió hacia el
sitio donde lo estaba esperando el Negrito, y le informó
todo lo que le había mandado a decir su hermana Carmela, y
el Negrito reaccionó muy molesto, diciendo con impotencia
_ Estos hermanos míos si me pudieron joder de
verdá; ellos saben muy bien, que en esas piezas no puedo
¡Ni voy a quedarme!, esos son unos nidos de ratas,
cucarachas y arañas; se mojan cuando llueve y en cualquier
momento se caen, porque las contruyeron mal y están
agrietadas por todos los lados. Vamos a hacer una cosa mejor,
vamos hablar con Éucaris, para ver si me alquila una pieza
mientras tanto _ Y así pasó; la vecina le
alquiló una pieza a Ambrosio, y Sant le ayudó a
pasar los muebles hacía la casa de Éucaris, por
encima de la cerca que hacía lindero entre las dos casas;
pero este sitio era muy pequeño, y no le cabian todas sus
pertenencias, y el Negrito habló con Oswaldo, el vecino
del otro lado de la casa de los Ortiz-Aponte, para que
éste le alquilara dos piezas grandes que tenía
desocupada en la parte de atrás de la casa, el cual
accedió a rentárselas, y al mes de haberse mudado
Ambrosio, para la casa de Éucaris, se pasó a la
casa de Oswaldo, donde se sintió mucho más
cómodo, comentándole el Negrito a su sobrino Sant _
Fíjate como todavía llevo vaina de mi familia
¿Qué te parece como me dejaron?, brincando de un
lado a otro, como mono en montaña _ _ ¡Tu familia!_
Le refuta Sant, molesto _Yo la llamaría tu seudo-familia,
porque unas personas que tratan a un integrante de la familia, en
la forma en que ellos te han tratado a ti, no creo que tú
los debas de llamar: "mi familia" _ Pero lamentablemente, aunque
no lo parecen, lo son _ Dice el Negrito, con tristeza _
¡Mire sobrino!, usté es el único que me ha
demostrado que me quiere y que me aprecia y que no me ha
traicionado; y yo he venido pensando en hacer algo ¡Y lo
voy hacer! ¡Mira Sant!, yo te voy a dar el derecho sobre
todo lo mío, sobre todo lo que me pertenece y lo que yo
pueda conseguir de aquí en adelante; a mis hijas las voy a
sacar de la planilla del Intituto de Seguridá Social y de
los archivos del Intituto de Capacitación para el Trabajo
¿Y también de los beneficiarios del
montepío!, ahí ya debo tener como docientos mil
pesos, y te voy a poner a ti como mi único heredero, y en
la pensión que recibo por el accidente del ojo y la de
vejez, por la cual voy a empezar de una vez hacer las
diligencias, te voy a poner a ti como mi único
sobreviviente ¡Y todo esto a cambio de un gran favor!
¡Que cumplas mi última voluntá al pie de la
letra! _ _ Sant, muy sorprendido, pregunta _ ¡Tú
última voluntá? ¡Te vas a morir acaso? _ _
¡Claro que me voy a morir!, yo no nací para semilla,
sea hoy o sea mañana o dentro de varios años, pero
me voy a morir; el asunto es, que no quiero que nadie ¡Pero
nadie!, óyelo bien, no quiero que nadie de mi familia se
entere de mi muerte; no quiero a nadie de mi familia en mi
velorio; ni en mi entierro; yo quiero que cuando se enteren ya yo
esté bien podrio; tú te vas hacer cargo de todo, no
los quiero ahí burlándose y riéndose de mi y
dando gracias por que ya estoy muerto ¡Esa es mi
última voluntá!, y quiero que la cumplas al pie de
la letra ¿Estamos de acuerdo? ¡Me lo prometes? _ _
Bueno Tío _ le responde Sant, algo dudoso _Usté
sabe como soy yo ¡Y lo sabe!, porque tenemos casi la misma
forma de pensar y actuar ¡Si usté mantiene su
posición hasta el día de su muerte! ¡Que
ojalá este bien lejos!, yo le prometo que cumpliré
con su última voluntá, y no es que me importe mucho
lo que me vaya a dejar o no, sino porque me sentiré
comprometido, al haber usté cumplido; y porque me gusta
esa decisión que está tomando, en contra de su
seudo-familia; más que todo por sus hijas, que se han
portado tan mal con usté; y me satisface que esté
desechando a su familia definitivamente, como ella lo
desechó a usté desde hace mucho tiempo _
¡Está bien sobrino!, estamos de acuerdo, yo cumplo y
usté cumple. Ahora me voy para que se los abogados, que me
dijeron para meterle un interdicto a la gente ¡Porque no me
la sigo calando!, ellos me joden, me joden y me joden; y yo no
actúo ¡Pero me cansé! _ _ ¡Y mira
tío! _ Dice Sant. con extrañeza y curiosidad _
¿Que vaina es esa de interdicto _ Bueno, la verdá
que no sé cómo explicarte que vaina es esa, lo
único que sé, es que le ponen un policía en
la puerta, para que no entre ni salga nadie de la casa
¡Como un secuestro pues! _ _ ¡Y eso para que
tío? _ Vuelve a preguntar Sant, con la misma curiosidad y
extrañeza _ Bueno, para que me paguen los sesenta mil
pesos que me corresponden como parte de la herencia y como cien
mil por daños y perjuicios y también tienen que
sacarme la cuenta de cuanto me deben por el tiempo que estuve
cuidándole la casa y haciéndole mantenimiento desde
que se murió mamá _ Y así sucedió
efectivamente; a los pocos días de esta
conversación entre tío y sobrino, le aplicaron la
medida de secuestro a Carmela y a sus hijos, y la reacción
no se hizo esperar; Belkis, unas de las hijas de Carmela, se puso
a acechar a Ambrosio, y cuando éste iba a entrar a su
lugar de habitación, se le fue encima, agrediéndole
rabiosamente; y con las uñas le rasgó el rostro y
el pecho, rompiéndole la camisa furiosamente, y si el
Negrito no la sostiene fuertemente por las muñecas, su
sobrina le hubiese destrozado el rostro, mientras le
decía, con odio y los ojos chispeantes
_¡Desgraciado! ¡Perro! ¡Por qué le haces
eso a mi mami? ¡A tu propia hermana! ¡Sin tenerle
consideración de ningún tipo! ¡Mal nacido!
¡Con razón nadien te quiere!._ _
¡CONSIDERACIÓN! JA JA JA! _ la refuta Ambrosio, con
sarcasmo _ ¡No me hagas reír!
¡Consideración! ¿Que vas a saber tú de
consideración? ¿Que va a saber ninguno de ustedes
de consideración? ¿Cuando la han tenido ustedes
conmigo? ¡Mira!, si alguien tuvo consideración con
tu mamá ¡Ese fui yo! Porque yo toda la vida supe que
Gregorio y Güilian son hijos de Mister Güily ¡El
maldito alemán que arruinó a papá!
¡Pregúntale! ¡Anda y pregúntale que le
fuera pasado a ella y a tus dos hermanos mayores!, si yo le fuera
dicho a papá y a mamá a quién fue que ella
le parió esos dos muchachos ¡Anda!, ella te
explicará mejor quien es ese señor, que nos hecho a
perder la vida a todos nosotros _ Luego de este percance,
Ambrosio denunció a Belkis por la agresión sufrida
por ésta, y la policía se llevó detenida, y
en la comandancia la hicieron firmar una caución, para que
no se metiera más con el Negrito. La medida de secuestro
en cuestión, duró nueve días, ya que los
abogados de parte y parte, se pusieron de acuerdo en pagarle a
Ambrosio, en un tiempo prudencial, el dinero que le
correspondía de herencia, por mantenimiento y cuido de la
casa montonera y por indemnización por daños y
perjuicios. Este dinero, fue recolectado entre la familia
Ortiz-Aponte; los que podían dar poco, daban poco, y los
que podían dar más, daban más, y los que no
podían dar nada, no daban nada. Pablito, quien fue el que
se encargó de recoger el dinero para entregárselo a
los abogados; cuando tuvo en sus manos tal cantidad de dinero
junto, se le agrandaron las agallas que tenía, como las de
un tiburón tigre, y enseguida comenzó a buscar la
forma de quedarse ¡Si no con todo!, por lo menos con gran
parte de los reales de Ambrosio, y al encontrarla, se
dirigió a las oficinas de los abogados, y al estar con
ellos, comenzó a decirles, de una forma que inspiraba
lástima y en un tono triste y casi con lágrimas en
los ojos _ Miren doctore, yo vinen nombre tua la familia, a ve a
qui acueldo podemos llegá, fijence quen veldá,
nosotros somos muy pobre, y lo poco que mos llegau a tené
no ja costao mucho sacrificio ¡Y miren! lúnico que
logramu a juntá fues to: veinte mil peso, y como
mañana vencel plazo fijao po rustede, nosotros queremos
pedile, que no procedan contre sa pobre viejita ques ta viviendu
en la case nosotros jahora, polque lles ten felma, y no pues ta
recibiendu impresiones fuelte; nosotros sabemos que la ley es la
ley, peru es que si hombre no merece na ¡Esi hombres
más malo que Cain! ¡Fijence que sen gendru el
demonio!, se la pasaba pegándoli a la viejita que ra
nuestra mamá, y él fue que la llevú a la
tumban te je tiempo ¡Miren!, eses tan malo, que ni sus
propias sijas lo quieren y … _ ¡Y por ahí
siguió Pablito!, echándole porquerías a la
personalidad del Negrito Ambrosio Ortiz, quedando los abogados
convencidos, de que el mismo, era el hombre más malo de la
tierra; y éstos, sacando conclusiones, de que la cantidad
de dinero mencionada por Pablito, era en si, la misma cantidad,
que ellos pensaban cobrarle a Ambrosio por el trabajo que le
estaban haciendo; aceptaron tomar los veinte mil pesos que les
había traído Pablito, y dejar al Negrito en la
estacada, con la condición de que nadie hablará,
porque se iban a meter en problemas, y que en ese tipo de
problemas, los abogados llevaban todas las de ganar; a lo que le
respondió Pablito _ No se priocupen mis doctore, que nadie
dirá na de lasunto, yo pelsonalmente me voy encalgá
de qui así sea _ les prometía esto, mientras
pensaba burlonamente _ Que gafo so nestos abogao, se tragaron
completicu el mojón, ciento chenta mil peso que no me caen
na mal_ _Después de esto, todo el resto de la familia
Ortiz-Aponte, pensó y siguió creyendo, que el
Negrito Ambrosio había recibido todo su dinero, y
éste, por su parte, iba todas las semanas a las oficinas
de los abogados en cuestión, para que éstos le
informaran, de cómo iba su caso y de qué cuando iba
a recibir su dinero, y ellos le salían con una serie de
argumentos legales, de los cuales, él no entendía
nada; pero a la final salía convencido, de que estaban
trabajando en su caso y que muy pronto recibiría su
dinero, ya que su mal llamada familia, sólo estaba
consiguiendo prorrogas sobre prorrogas, para alargar el pleito de
la casa y de la herencia, pero que no lo harían por mucho
tiempo…
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