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El despreciado – Novela (página 5)




Enviado por Francisco Tovar



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

Comienza así una nueva etapa en la vida de
Ambrosio Ortiz, haciendo el papel de padre y madre a la vez, para
que a esa hermosa niña, por la cual se preocuparía
siempre, criaría, educaría y haría una
mujer ; no le faltara nunca nada ; en esta ardua tarea,
recibiría la valiosa ayuda de Doña Carmen, quien
estaba muy feliz, de tener nuevamente a su Negrito en casa. A las
pocas semanas de encontrarse Ambrosio allí, en Caracuay;
consiguió trabajo en Hambler Car c.a. gracias a las
referencias que traía de la Asociación General del
Carro, pero a los tres meses de estar laborando en dicha empresa,
le cayó un pesado cajón de madera en una pierna,
accidente que le ameritó más de dos meses de
reposo, y al reincorporarse a la compañía, fue
cesanteado. Después de esto pasaron dos años,
durante los cuales, Ambrosio consiguió dinero para
alimentarse y vestirse a medias : halando machete, podando
árboles, haciendo jardines, limpiando parcelas, solares,
pozos sépticos…. procurando que su hija no pasara
trabajo de ningún tipo ; hasta que consiguió
empleo en Auto Partes Mariacar, allí duró solamente
cinco meses, debido a que uno de los supervisores, temiendo que
Ambrosio, por su forma de trabajar y de comportarse, lo
desplazara del cargo ; buscó la forma de que lo
despidieran, y lo logró ; volviendo éste a
buscar la vida, de la misma forma en que lo había venido
haciendo, antes de que consiguiera este trabajo. "Y
seguían sumándose años y años !,
que restándole a la vida, la llenan a la vez de
vicisitudes que conciben la experiencia ;" y Ambrosio
aún sin trabajo fijo ; duramente se ganaba el pan en
lo que saliera, ya que no podía dejar de percibir dinero
en ningún momento ; porque Méry Cleofe, a
medida que iba creciendo, como toda niña al fin,
exigía cada día más y más, sobre
todo, porque su padre había logrado inscribirla en un buen
colegio, y él tenía que correr en solitario, con
todo los gastos que esto generaba. Durante estos años,
Ernestina enfermó de un raro mal que la hizo sufrir mucho
y la llevó a adelgazar horriblemente, y Don Emiliano, en
su tristeza y con el dolor que lo embargaba, al ver a su hija en
ese estado, murió de una embolia cerebral, la misma noche
en que ella falleció, adelantándose en una hora a
ésta. Esa sería la primera gran pérdida
humana para la familia Ortiz-Aponte, y Doña Carmen, aunque
muchos pensaron que no resistiría esta dura prueba, y se
iría trás ellos ; soportó estoicamente
el dolor que le infligía la vida, y sobrevivió. Con
el tiempo, y en esos mismos años, Pedro también
moriría, a consecuencia de un accidente, en el cual sus
entrañas ¡Sobre todo el hígado !,
sufrieron grandes y graves daños ; este fue el
segundo golpe estremecedor para la familia, pero Doña
Carmen también lo resistió. Mientras tanto,
Ambrosio seguía sobreviviendo y pensando _¡Dios
mío! ¡Santo Dios! ¡Hasta cuándo voy a
estar en esta situación ? ¡No doy pie con
bola!, a donde quiera que voy me prometen y me dan esperanzas,
pero nada que cuajo un trabajo ¡Ayúdame Dios
mío, por favor!, ya llevo varios años así y
mi niña cada día necesita más y mejores
cosas ¡Y yo estoy obligado a dárselas !
¡Necesito un trabajo fijo ! _ Prácticamente,
esta era la diaria súplica de Ambrosio,
preocupándose sobre todo por su hija, para que ésta
no le pasara trabajo, cosa que él había sentido en
carne propia de manera constante ¡Y es que en
realidad ! , lo único bueno, beneficioso o
redituable, del tipo de trabajo que realizaba Ambrosio para
sobrevivir, ¡Aparte de que conseguía para cubrir a
medias sus necesidades claro !; era el buen estado
físico del que disfrutaba ¡Y ni siquiera la
úlcera estomacal le molestaba casí !, pero del
resto, no era nada provechoso ¡Hasta que por fin un
día !, lo mandaron a llamar de "Tabacos Nacionales" ,
empresa en la cual, había introducido su
currículum_vitae desde hacía año y medio,
habiendo asistido todo ese tiempo de manera religiosa ; a la
puerta de la compañía, las dos primeras horas
laborales de todos los días hábiles de la semana…
Una vez en esta empresa tabacalera, Ambrosio tomó un
aire ; laborando en un buen ambiente de trabajo, la paga era
aceptable y segura, llevándosela bien con sus
compañeros ; aunque estos, conociéndole el
carácter, y sabiendo lo delicado que era, le jugaban
bromas de mal gusto ; como la de aquel día
viernes ; en el que Eugenio, sabiendo que por su itinerario,
él tenía que pasar por aquel largo pasillo que
separaba dos departamentos de la empresa ; agarró el
sobre en el que le habían pagado su sueldo, le
metió una pequeña paca de fajillas, con las que
identificaban las cajetillas de cigarros, y lo lanzó al
piso ; y al Ambrosio desembocar en el pasillo con la
carrucha, divisó el pequeño sobre de color
amarillo, en el medio del mismo, ya que éste
permanecía limpio y brilloso todo el tiempo ; e
inmediatamente apuró el paso, lo recogió sin
detenerse, metiéndoselo en el bolsillo, y al llegar al
final, luego de haber colocado en su sitio, las bandejas
recolectoras de cigarrillos que transportaba; procedió a
abrirlo para sacarle el contenido, y al darse cuenta del
engaño, se volteó inmediatamente ¡Y los
vió !, como a diez compañeros, riéndose
de él, y sin pensarlo mucho, sacó el Apureño
que nunca le faltaba en el bolsillo, y con éste
empuñado, los hizo correr, mientras que furiosamente les
gritaba _¡COÑO JE MADRE ! ¡Es que ustedes
creen que yo soy su payaso? … En otra oportunidad,
Doña Carmen le dijo para que le rifara un pato que
tenía, y le sacara unos cien o ciento cincuenta pesos que
necesitaba, para comprarse unos cortes de tela y un par de
zapatos. Lo cierto fue, que Ambrosio llenó el talonario y
le puso precio de cinco pesos a cada acción, y al primero
que abordó fue a Eugenio _Mira Eugenio, para que me
juegues un número de una rifa_ Pero arrepintiéndose
rápidamente, dice _¡No no !, mejor no,
tú eres muy jodedor_ Y dirigiéndose a Ladislao, que
se les acercaba en ese momento, le dice _Mira Ladislao,
juégame un número para una rifa_ Éste le
quitó el talonario y le pregunta _¡Qué
estás rifando ? _Un pato_ Le responde Ambrosio con
tranquilidad, y Ladislao, al ver el valor de la acción,
hace un gesto de sorpresa y exclama _¡COOÑO ! A
cinco pesos ! ¡MUCHACHOS, MIREN ESTO !
¡AMBROSIO ESTÁ RIFANDO AL PATO LUCAS !_
Ambrosio le arrebató el talonario rabiosamente y viendolos
con odio, lo despedazó volvéndolo añicos, y
mientras los otros se reían, Eugenio le decía
_¡Fíjate !, no me quisiste decir nada a
mí y el que te jodió fue Ladislao…_ Cuando
Doña Carmen le preguntó por la rifa, Ambrosio le
respondió con decepción _¡No hombre
mamá !,

quédate con tu pato más bien, aquí
tienes los cien pesos que necesitas para que compres lo que vas a
comprar…

*

Desde los primeros días en que Ambrosio
comenzó a trabajar en "Tabacos Nacionales", se fijó
en Sofía, una mujer de buena apariencia, con dos hijos,
una hembra de siete años y un varón de
cuatro ; pero se fijó en ella, más que todo
por la necesidad que tenía de compañía
femenina, que por estar enamorado de ella, ya que la amargura y
el resquemor que le había dejado Martha en contra de las
mujeres ¡Y sobre todo la desconfianza !,
persistía en su mente y corazón ;
comenzó a enamorarla, y al poco tiempo estaba conviviendo
con ella ¡Y se puede decir que Sofía tocó con
suerte !, porque Ambrosio, en vista de que ella trabajaba
todo el día, y a él lo habían puesto a
trabajar en el turno especial que comenzaba a las seis de la
tarde ; le preparaba el desayuno y se lo llevaba a la
empresa, y en los mediodías, la esperaba en casa de
Doña Carmen, con unos suculentos y nutritivos
almuerzos ; también le lavaba, le planchaba y la
trataba muy bien ; con el tiempo tuvieron una hija, a la
cual le pusieron el nombre de Mara María ;
¡Pero sin embargo !, Sofía tampoco supo
apreciar al Negrito Ambrosio, ya que en vez de cuidarlo,
quererle, corresponderle igual y reconocer que se había
conseguido con un buen hombre ; pensó y actuó
contrariamente, al creer que se había conseguido un
pelele, con el cual podía hacer lo que le viniera en gana
¡Pero se equivocó de pico a cola !, ya que
Ambrosio, con el transcurrir del tiempo, vio como ella lo estaba
tomando, y dándose cuenta, que ésta no estaba
dispuesta a portarse con él, de la misma forma en que
éste se había venido comportando con ella ;
tomó la decisión de separarse de Sofía
¡Y lo llevó a cabo !. Ésta fue su
segunda mujer de obligación ¡Y la última!, ya
que las anteriores y las que vendrían después,
serían de oportunidad, ¡A excepción de Rosa!,
que pudo haber sido y no fue… Después de año
y medio de haberse separado de Sofía y de estar cumpliendo
cuatro años y medio en la empresa, sufrió un
accidente en la misma. Resultó ser, que
encontrándose cumpliendo con sus labores en la
compañía, el supervisor del turno, lo llama y le
dice _Mira Ortiz, Ya la bandeja en aquella procesadora
está lista, ve y sácala y la pones junto con las
otras_ Ambrosio, muy diligentemente, se dirigió a la
procesadora indicada, y al llegar allí, haló la
bandeja, pero ésta no cedió ante la fuerza aplicada
por él, y optó por agacharse para ver en
dónde estaba pegada, al mismo tiempo que seguía
halándola fuertemente para sacarla ¡Y de repente!,
ésta salió como impulsada por algo , y una de
las esquinas se le introdujo en uno de los ojos, no sin antes
haberle causado una herida abierta en el pómulo, la cual
sangraba copiosamente _¡AAY COÑO ! ¡ME
JODÍ !_ Gritó Ambrosio dolorosamente, y el
supervisor, al percatarse del accidente, inmediatamente lo
envió al "Hospital de la Seguridad Social", con dos de sus
compañeros, y allí le agarraron siete puntos
visibles ; le diagnosticaron pérdida casi total de la
visibilidad, por desgarramiento de la córnea. Este
accidente le ameritó al Negrito Ambrosio, dos meses y una
semana de reposo, y cuando regresó a la empresa a
reintegrarse al trabajo, como era de esperarse ; fue
despedido de ésta ; y peleó, discutió,
buscó defensa legal, pero finalmente, por haberse buscado
abogados ineptos y peseteros, entre los que se encontraban un tal
Fabián Vázquez, a los cuales la empresa les
ofreció más dinero del que podían ganarle a
él ; casi pierde toda su liquidación, porque
lo que consiguió fue menos de la mitad de ésta, y
una pensión de Veinticinco pesos mensuales, por invalidez
parcial, la cual le fue otorgada por la "Seguridad Social", y
Ambrosio, cuya mayor preocupación era su hija Méry
Cleofe, que con casi trece años edad, era toda una
señorita, cursante del tercer año de bachillerato,
por ser bastante inteligente ; rogaba de esa manera
_¡Mi Dios querido ! ¡Otra vez a lo mismo!
¡Ayúdame!, no desampares a mi hija ni a mi
mamá, ellas me necesitan mucho, ayúdame a conseguir
otro trabajo, lo necesito con urgencia_ Pero pasaría mucho
tiempo, para que se oyeran sus ruegos. En este punto de la vida
del Negrito Ambrosio Ortiz, su sino parecía revitalizarse,
ya que no tenía empleo fijo, estaba pasando mucho trabajo,
la niña de sus ojos, Méry Cleofe, se le
enamoró de Jesús, el hijo mayor de Pablito ; y
éste, junto con Antonio y Ramón no perdían
oportunidad para hacerle daño y arremeter en contra de
él ; como aquel día, en que se encontraba
reclamándole al vecino, el cual, hasta no hacía
mucho tiempo, había sido amistad de él,
diciéndole airadamente _¡Tú lo que eres es un
cobarde chico ! ¡Un sucio !, aquel día
cuando viste la cosa fea en el Vaso y Copa, saliste corriendo
como una vulgar gallina, y me dejaste solo con los tres tipo que
me querían jodé , pero fíjate que no me hizo
falta tu ayuda, porque aunque los tres tenían navajas y
cuchillos y me tenían arrinconado contra la paré,
me defendí y me abrí paso a silletazo limpio, sin
acobardarme ¡Como un varón !, no como
tú, que corriste como una marica_ Ambrosio lo
ofendía de esta manera, queriendo que Oscar reaccionara e
intentara agredirlo, para así él poder golpearlo, y
descargar el odio que le tenía, por no haber actuado como
él creía que debía haber actuado ; pero
Oscar, viendo como le centelleaban los ojos al Negrito, estaba
como paralizado por el miedo ; mientras Ambrosio
seguía diciéndole _¡Yo en cambio si me fuese
resteado contigo ! ¡Anda pues !, soy yo solo
¡Demuéstrame  que estoy equivocado y que no
eres un sucio cobarde !_ Pablito y Ramón, que por
casualidad visitaban a la mamá ese día, vieron otra
oportunidad de embromar a su hermano, y cuando Ambrosio se le fue
a encimar al vecino, Ramón lo agarró por la espalda
y Pablito le propinó un golpe en la boca del
estómago, y cuando el Negrito se dobló del dolor,
lo levantó con otro golpe, en el mismo ojo, en el que
había sufrido el accidente, todo fue tan rápido,
que cuando Doña Carmen salió a ver qué era
lo que estaba pasando ; ya Oscar, Pablito y Ramón
habían desaparecido y sólo vio a su Negrito, que se
incorporaba trabajosamente y con un ojo cerrado
completamente… Por esos mismos tiempos, y poco días
después de estos hechos, Pablito echó de la casa a
su esposa y a todos los muchachos, y Marlene, junto con sus
hijos, se fue a la casa de Doña Carmen en busca de
auxilio, y ésta ¡Sin imaginarse siquiera !, las
molestias que le acarrearía esta decisión a tomar,
le cedió un lugar en la casa ¡Y eso fue desde los
primeros momentos de convivencia !, en que las discusiones
entre Marlene y Doña Carmen se sucedían una tras
otra ; no salían de una, cuando ya habían
entrado en la siguiente, suscitándose así, una
perenne tensión en la casa ; Ambrosio salía en
la mañana, esperanzado en conseguir un empleo, y las
dejaba discutiendo, y regresaba en la tarde, muy desilusionado,
por no encontrarlo ; y las conseguía en lo mismo
¡Hasta que cierto día !, en que la noche
devoraba a la tarde calmadamente, alimentándose de
ésta para ser ella misma ; Ambrosio, presionado por
no haber conseguido el dinero para comprarle algunas cosas a
Méry Cleofe, las cuales necesitaba con urgencia ; no
aguantó más, y agarró uno de sus machetes, y
golpeando la mesa del comedor, con el plan del mismo, dice con
rabia, dirigiéndose a Marlene, que desde allí le
ripostaba a Doña Carmen _¡Ya basta ! ¡Se
acabó esta vaina ! ¡Mire Marlene !,
usté ahorita mismo agarra sus muchachos y sus peroles
¡Y se me va de aquí ya ! ¡Qué
guarandinga es esa? ! ¡Que desde que tú te
viniste a vivir para acá no hemos tenido un momento de paz
en esta Casa ! ¡Mi hija, mi mamá y yo no hemos
tenido tranquilidá desde que se te dio el lado_ Y
volviendo a golpear la mesa repetidas veces con el plan del
machete, insiste, diciendo _¡VAMO VAMO VAMO !
¡Eso es ya que se me van de aquí, no aguanto
más esta situación !_ Marlene, en vista de
esto, y no queriendo entrar en discusión, al ver lo
furioso que estaba Ambrosio, comenzó a acomodar sus cosas
para irse, y entre gimoteo y gimoteo, llamaba a sus hijos para
que hicieran lo mismo ; en esos momentos llegó
Eliodoro, y al ser informado de lo que pasaba, se enfrentó
a Ambrosio: pero después de cruzar algunas palabras con
éste y con Doña Carmen, entró en
razón, primero ; porque los argumentos del Negrito
eran de peso, y segundo:  porque su mamá apoyaba lo
que éste estaba haciendo; llevándose a Marlene de
allí, junto con sus hijos. A la semana siguiente,
sábado en la tarde, se encontraban de visita en casa de
Doña Carmen, Ramón y su última mujer para
ese momento ; a la cual le estaba criando una niña y
la tenía embarazada ; y llegó Eliodoro en su
camioneta nueva, la cual no tenía un mes todavía de
haberla comprado ; y mientras ellos conversaban muy
entretenidamente en la casa, Yeisi, la hija de Luisa, una hermosa
catirita de azules ojos, con una edad entre los cuatro y cinco
años ; agarró una piedra y comenzó a
rayar en una de las puertas del vehículo. Cuando Eliodoro
se fue a ir, vio el rayón en su carro, hecho que lo hizo
alterarse mucho, y comenzó maldecir y a pronunciar
groserías de todos los tamaños y colores. Ambrosio,
que con una escardilla en el hombro y un machete empuñado
en la otra mano ; venía llegando en ese momento de
limpiar una parcela ; pregunta inocentemente
¡Después de haberse enterado ! ¿De
qué y cómo pasaron las cosas ? ¡Por
supuesto ! _¿Y ya le dieron por la manito, para que
aprenda que eso no se hace ? ¡Pero eso fue diciendo
esto, y Ramón y Luisa que se le enciman !, y el
primero lo retaba, diciéndole _ ¡Pol qué
coño no le pegas tú ? ¡Anda !,
¡Atréveti a pegale !_ A la vez que Luisa le
daba barrigazos, incitándolo con su raro acento _
¡Pegámi a mí pue! ¡Pegáme!
¡Andá! ¡Atrevéte! ¡Pegámi
a mí!_ Ambrosio, colocándole en el pecho la mano en
la cual empuñaba el machete ; la rechaza hacia la
camioneta, diciéndole tranquilamente_ Mire señora,
yo no quiero problemas, sólo hice una sugerencia y ya,
así que con permiso_ Y dando media vuelta , se
dirigió hacia la casa de su madre, escuchando en ese
momento, lo que Ramón le decía _¡Te
jodite ! ¡Me golpiate la mujé y ta
preñá ! ¡Ya te voy a mandá preso
ite !_ Y en ese momento, Eliodoro dice, muy alterado
aún por lo que le pasó a su carro, ¡Ustede si
tienen bola je veldá ! ¡Aquí e
lúnico que tiene derecho des tarrechu y amenazá soy
yo ! ¡Y con razón ! _Y con la misma, se
montó en su vehículo, lo encendió y se fue a
su casa ; pero esto no amilanó a Ramón, que al
igual que Pabilo y Antonio, no perdía oportunidad para
perjudicar y hacerle daño a su hermano Ambrosio ; y
se fue junto con Luisa, al comando de policía. No
habían pasado veinte minutos desde que se fueron, cuando
llegó una patrulla a casa de Doña Carmen, con
cuatro agentes policiales, a buscar al Negrito Ambrosio,
éste, sin oponer resistencia, se dejó conducir al
comando, sabiendo que nada debía ni temía, y al
llegar allí, el oficial de guardia, después de
pronunciar el nombre del Negrito, le entregó una hoja de
papel, en la cual estaba asentada, la denuncia formulada en
contra de él por Ramón y Luisa, y le dice
_¡Qué responde usté a eso ?  Y
Ambrosio, después de leer el papel, el cual decía,
entre otras cosas, que él estaba acostumbrado a pegarle a
las mujeres, a maltratarlas de palabra y cosas así por el
estilo, le contesta sonriente _¡Y qué le voy a
responder?, que todo esto que dice aquí es tan falso, como
decir que esa catirita tan linda es hija de ese negro tan feo_
Ramón y Luisa, reaccionando ante lo sarcástico de
la frase del Negrito, quisieron abalanzarse sobre él, pero
los agentes, que estaban muy pendientes, se lo impidieron. En
eso, el oficial de guardia, sin poder contener una sonrisa, se
dirige a ellos, diciendo _Ambrosio Ortiz, usté se me queda
aquí y ustedes dos se pueden ir_ Y Ambrosio,
alterándose mucho por esto, le dice al oficial,
encarándose a él _ ¡De manera que no me cree
a mí lo que le digo y le da la razón a ellos
verdá ? ¡Qué pasó ?
 ¡Te gustó la mujercita esa ?_ Y el
oficial, alterándose también, por la palabras de
Ambrosio, se levantó de su silla y apoyando las manos en
el escritorio, le dice_ ¡Sí !
¡Estás arrestado! ¡Y ahora con más
razón! ¡Le faltaste el respeto a la autoridá!
¡Y a ustedes dos qué les pasa ?  
¡Termínense de ir de una vez! _ Y Ramón y
Luisa, salieron del comando policial, de prisa y felices, por
haber logrado que arrestaran al Negrito; y el oficial ,
dirigiéndose a Ambrosio nuevamente , le dice, muy molesto
aún _ ¡Yo a ti pensaba dejarte ir después que
se fuera tu hermano y tu cuñada, para que todos
quedáramos contentos ! ¡Pero por alzado y para
que aprendas a amarrarte la lengua! Vas a pasar aquí la
noche conmigo, haciendome compañía_ Y el Negrito
Ambrosio, por enésima vez, volvía a recordar las
palabras, que en forma de sentencia, pronunciara Juancho aquel
día tan lejano, allá en la hacienda de café,
cuando él llamó bruto a su hermano
Pablito…

*

Méry Cleofe y su primo Jesús, ya llevaban
cierto tiempo con su noviazgo de adolescentes, pero Ambrosio
sólo los veía, como dos primos_hermanos, que se
querían y se trataban amigablemente ¡ Y como
él pensaba !, que el muchacho no tenía la
culpa de ser hijo de quien era ; dejaba que llevaran, lo que
el creía, que era sólo amistad ; y a donde
quiera que él sacaba a Méry Cleofe, Jesús
manifestada su deseo de acompañarlos, y Ambrosio
consentía en dejar que fuera con ellos. Jesús, con
mucha malicia y de acuerdo con Méry Cleofe, la
mayoría de las veces que iba a visitar a su abuela, y su
tío Ambrosio se encontraba en la casa; se dirigía a
la casa de al lado, a hablar con las muchachas que vivían
allí y pasaba una o dos horas conversando con ellas, para
que así el Negrito creyera, que era a una de estas
señoritas, que el estaba cortejando ; pero
Doña Carmen, que contemplaba lo de Jesús y
Méry Cleofe con perspicacia y era más baquiana que
Ambrosio, se la vivía diciéndole, con ironía
_ El primo se ve cha la prima, ponles preparu a tiempo ante je
que sia talde , mira que calne primo se come_ A lo que él
le respondía fastidiado _ ¡Cónchale
mamá !, no seas mal pensada chica, ese muchacho viene
aquí es por una de las vecinas_ Y Doña Carmen le
volvía a responder, en forma machacona_ ¡Esu es lo
que ti hacen creé !, pero mientras tanto te lavan la
cara ¡No mi hagas caso ! ¡No mi hagas
caso ! , pero te va ja repentí _ Esta seguridad con
que le hablaba su madre, y lo repetitivo de estas frases ;
le sembró la duda, y la hicieron crecer día a
día, y pensaba _ ¡No lo creo !, no es posible
que mi hija esté enamorada de Jesús, el hijo del
hombre que tanto daño me ha hecho ¡Porque ella lo
sabe !, yo le he hablado mucho de eso, ella sabe de las
maldades que él me ha hecho ¡ Y también
sabe !, que el culpable de la mala fama que tengo es Pablito
¡Su tío ! ¡El papá de
Jesús !_ Hasta que un día,
encontrándose los tres en un club privado, del cual se
había hecho socio, en los días en que trabajaba en
"Tabacos Nacionales", y del cual había logrado le
exoneraran las cuotas ; no resistiendo más el peso de
las dudas, los llamó a los dos y les preguntó, en
un tono fuerte y con el rostro muy serio _ ¡Yo quiero que
ustedes me digan ! ¡Aquí y ahora !, toda
la verdá ¡Ustedes están
enamorados ? _ Méry Cleofe, algo nerviosa,
sabiendo que su papá no estaba de acuerdo con los
noviazgos entre familiares, ya que para el dos primos, eran como
dos hermanos ¡Y en su caso era peor!, por ser Jesús
hijo de quien era ; le responde con seguridad
_¡Papá por favor! ¡Cómo vas a pensar
eso ?, tú sabes que Jesús y yo nos queremos
mucho, pero como primos, y nos llevamos muy bien, sobre todo
cuando bailamos ¡Tanto!, que me siento extraña
cuando bailo con otro que no sea él, pero más nada
papá_ Y Jesús, secundando a su novia, le dice
también, con una sonrisa en flor _ ¡No
tío ! ¡Cómo va a creer usté
eso ? , yo la quiero mucho a ella como mi prima y nada
más, quítese eso de la cabeza ; tranquilo_
Ambrosio, sintiéndo seguridad y sinceridad en las palabras
de los muchachos, creyó en lo que le dijeron y
quedó satisfecho . Ya más tranquilo, los
dejó solos, y se dirigió a buscar su partida
habitual de dominó de todos los domingos, mientras pensaba
alegremente _ Yo sabía que mi mamá estaba
equivocada, mi hija no me podía hacer eso_ Por otro lado,
Jesús y Méry Cleofe se dirigieron a la piscina, y
él decía, muy preocupado _ Ese nunca va a estar de
acuerdo con lo nuestro, estoy seguro _ No te preocupes mi amor_
Le dice ella, muy tranquila _ Lo que importa es que nosotros nos
amamos, y en lo que yo cumpla la mayoría de edá,
nos casamos o nos metemos a vivir y punto ¡Y él
tiene que calársela !_ Y dice Jesús _ Para
mí que es la vieja esa que le está metiendo chismes
a mi tío y le está dando casquillo ; de ahora
en adelante tenemos que tener más cuidado mi amor_  
_¡Ay sí mi amor !_ Dice Méry Cleofe ,
despectivamente_ Es esa vieja el coño, yo la he
oído cuando nos nombra a tí y a mí, esa
vieja es más metiche y entrépita que quien sabe_
¡Hablaban así de su abuela ! Doña
Carmen, una señora, que desde que su padre se la trajo
recién nacida ; se había esmerado en cuidos,
cariños, mimos y preocupaciones por ella. Si Ambrosio
hubiera oído, la forma en que se expresaba la niña
de sus ojos, de Doña Carmen y de él, lo menos que
le hubiere dado habría sido un paro cardíaco ;
porque hablaba sin ningún tipo de consideración ni
respeto, hacia su mamá y hacia él, que
prácticamente daba la vida por ella, dejando de comer para
complacerle sus gustos, haciendo sacrificios de todas las
índoles, habiendo llegado hasta pasar la vergüenza de
pedir dinero prestado y sacar alimentos fiados en los abastos
¡ Y hasta algunas mujeres !, que le pudieron haber
servido para obligación, las dejaba, porque ella,
poniéndose de víctima ; le decía que
por complacer a su mujer, no la complacería a ella
¡O por el sólo hecho de que no le gustaba como mujer
para él ! ¡En fin !, ella no tomaba en
cuenta lo que su padre había hecho, lo que estaba haciendo
y lo que seguiría haciendo por su bienestar. Quince
días despúes de esto, domingo en la noche,
Méry Cleofe, se encontraba en frente de la casa de su
abuela, acompañada de Yuruby, una de las hijas de Pablito,
hablando con unos militares ; dichos soldados estaban
haciendo tiempo, para entrar a su cuartel a la hora indicada para
hacerlo , ya que el mismo se encontraba a poca distancia de
allí ; y Ambrosio tenía rato llamando a
Méry Cleofe, para que se metiera a la casa, ya que para
él, eso daba mal aspecto , pero ella, haciéndole
caso a su prima, que le decía_ "No le pares a ese viejo
fastidioso chica" _ No le hacía caso a su padre, y
Ambrosio, muy alterado ya, porque su hija no le obedecía ,
además de que no le gustaba la junta de Méry Cleofe
con Yuruby ; salió con un machete en la mano, de esos
que el siempre tenía, que cortaban un pelo de sólo
tocarlo; y fue a amagar con darle un planazo a Méry
Cleofe, sólo para asustarla; pero Yuruby , atacada por los
nervios, fue a detenerlo, y al hacerlo, medio rozó el filo
del machete con una de sus muñecas, hiriéndosela,
¡Brotando la sangre de forma escandalosa !, y uno de
los soldados, inmediatamente, fue a llevar a Yuruby al
dispensario, en donde le atendieron y le curaron la herida, la
cual amerito dos puntos de sutura . Mientras tanto Ambrosio,
le decía a Méry Cleofe, muy angustiado y preocupado
_ ¡Viste !, el problema en que me metí por
tú no hacerme caso ¡Ahora por ese
rajuño !, Pablito va hacer hasta lo imposible para
meterme preso ¡Estoy seguro de eso ! _Y Méry
Cleofe, muy nerviosa, le respondía también
_¡Pero usté también papá !, no
puede hacer nada si no es con un machete en la mano ¡No
jose !_ _Mira mi amor_ Le dice Ambrosio, un poco más
tranquilo _Vamos hacer una cosa ¡ Menos mal que la
señora Mirla me pagó hoy el trabajo que le
hice !, agarra unas cosas y te vas para la casa de la
profesora Nelly, le esplicas el problema en que me metí, y
que me haga el favor de tenerte ahí por unos días,
aquí tienes cincuenta pesos, yo me voy a ir para la
Capital, a casa de mi compadre Omar, mientras veo qué
pasa_ ¡Y efectivamente !, ese día siguiente,
Pablito comenzó a remover mares y montañas, para
ver sí podía mandar preso a su hermano Ambrosio, y
le hizo levantar un expediente, en donde lo ponía hasta de
matón de barrio. A los nueve días, después
de esto, Méry Cleofe llamó a su padre a la Capital,
y le decía entusiasmada_ ¡Aló papá!
¡La bendición!_ _¡Díos te bendiga mija!
¡Cómo estás? ¿Cómo está
todo?_ _Bien papá! ¡Todo está bien! ¡Y
usté cómo está?_ _Bien mi amor!
¡Bien !, ¡Dime!. ¿Qué ha pasado
con el asunto ?_ _ ¡Para eso lo llamé!, el
problema está casi resuelto, la juez sólo le va a
dar la ciudá por cárcel, mientras se termina de
arreglar el problema, porque como usté no tiene
antecedentes y la herida no causó lesiones graves ;
pero tiene que venir a presentarse a declarar ¡Es lo
único que tiene que hacer para resolver todo !,
porque el espediente que le hizo levantar mi tío
¡Aunque es bien feo!, no vale nada sin pruebas, y no tiene
pruebas, porque son puras mentiras que él inventó
y… _A los dos días, después de esta
conversación con su hija, Ambrosio se vino a Caracuay, y
se presentó a declarar, al despacho de la juez que llevaba
su caso, y ésta, después de los saludos de rigor,
le dice seriamente _Señor, Ambrosio Emiliano Ortiz Aponte,
portador de la cédula de identidad, quinientos noventa y
ocho mil, novecientos noventa y nueve, aquí en este
espediente, aparte de la sarta de mentiras, las cuales hemos
comprobado como tales ; está asentado, que
usté le dio un machetazo en una de las manos a su sobrina,
la señorita Yuruby Engracia Ortiz Parra ! ¿Es
eso cierto o falso? ¿Cómo se declara?
¡Culpable o inocente?_ _ Discúlpeme doctora_ Le dice
Ambrosio, sumisamente _Antes de declararme culpable o inocente,
quisiera que usté oyera algunas cosas en mi defensa
¿Puedo ? _¡Claro que puede! ¡Adelante!_
Bueno, mi querida doctora, primero que nada debo decirle, que el
padre de esa niña me ha odiado toda la vida! ¡Por
qué razón ?, no lo sé ¡Nunca lo
he sabido ! ¡Y nunca he logrado esplicarme las razones
que él pueda tener para odiarme tanto!, pero lo cierto es,
que desde que mé conozco y tengo uso de razón, ha
sido así ! ¡Yo por el contrario !, nunca
le he odiado a él ¡Si acaso le temo !, por las
cosas a que lo puede llevar ese odio a hacerme a mí ;
como es el caso que nos ocupa en este momento, ahí dice,
que yo le di un machetazo en la mano a esa niña ;
pues fíjese en esto : mi trabajo es talar
árboles o podarlos, jalar machete, limpiar parcelas,
solares ¡Y todas esas cosas !, y esos hierros yo los
tengo amolaítos todo el tiempo ¡Principalmente los
machetes ! a esos bichos yo le saco filo por los dos lados
¡Y quedan, que cortan nada más con verlos !
¡Bueno! Imagínese usté !, si yo le fuera
dado un machetazo a esa niña ¡Quién sabe a
dónde fuera ido a caer la mano¡, después de
habérsela cortado ¿No cree
usté ? _La verdá que tiene razón_
Dice la doctora Mirtha, muy agrimada; por la
ejemplarización del Negrito _Yo le vi la herida a la
niña, y sólo le cojieron dos puntos
¡Qué fue lo que pasó en realidad ? 
_Y Ambrosio pasó a explicarle a la juez, todo lo ocurrido
en verdad, con lujo de detalles ; y al finalizar, la doctora
le dijo _La verdá que este pequeño accidente, no
amerita mayor sanción que el susto que usté ha
pasado ¡Uug !, pero por lo que sabemos, su hermano no
va a querer llegar a un acuerdo, y anda furibundo por
allí, pidiendo la cárcel para usté,
así que cuando el venga por aquí, yo le voy a hacer
creer, que le di la ciudá por cárcel por cuatro
meses, y que también tiene que presentárseme una
vez a la semana ¡Y usté !, me hace el favor y
de ahora en adelante, me agarra esas herramientas que usté
tiene, y solamente las utiliza para lo que fueron hechas, quiero
que se evite problemas ¡Porque si lo veo por aquí
otra vez por lo mismo ! ¡No lo va a salvar ni
Bambarito !, así que evítese
dificultades ; ¡Y bien !, ya finiquitado este
problema, voy a pedirle un favor ahora, tome esta tarjeta con
esta dirección, allí vive mi mamá, yo
necesito que le haga el jardín a la casa y me le limpie el
solar, y después viene y me dice cuánto es
¿Puede ? _ _¡Claro doctora!_ Le responde
Ambrosio, muy entusiasmado, a la vez que aprovecha, para hacerle
una consulta jurídica _¡Claro que puedo ! No faltaba
más! Mire doctora ¡Y perdone el abuso!, pero es que
quiero aprovechar la oportunidá para preguntarle algo
¡Como usté es la que sabe de leyes !_
_Adelante, pregunte, pregunte con confianza_ _Bueno, el caso es
que hace muchos años, el Intituto Agrario Social, le
asinnó a mi papá una parcela en la zona de Turemo y
con el tiempo, él parece que se la arrendó a una
emisora de radio, pero ahí no hay nada en este momento, y
yo he estado haciendo el intento de recuperarla ! ; he
ido a la Capital y todo, pero no he encontrado la forma de
hacerlo ¿Usté cree que se pueda hacer algo?_
_¡Caramba señor Ortiz ! ¡Definitivamente
hoy es su día! _ Le dice la juez, muy sonriente y
entusiasmada _Usté me está hablando y yo lo dejo
que continúe. ¡Pero es que yo sé cuales son
esas parcelas!, ¡Un colega mío tiene una que le
heredaron hace varios años! ¡Hace tiempo que yo
estoy por conseguir un terreno para criar unos
ovejos !  ¡Y usté y yo podemos hacer un
negocio !, yo voy a mover los contactos que tengo en el
Instituto Agrario Social, tanto los de aquí, como los de
la Capital, para arreglar ese asunto, y usté se va a
encargar de conseguirme cualquier papel que los relacione a
ustedes con esa parcela ; también voy a mandar a
redactar un documento, el cual tienen que firmarme todos los de
la sucesión, para poder así legalizar el derecho
que tienen ustedes sobre esos terrenos ; le repito,
todos ; su mamá, sus hermanos ; todos
absolutamente deben de firmar, para que no haya ningún
tipo de problemas y más adelante no surjan dificultades
¡Ahora bien !, como yo sé que usté no
tiene el dinero suficiente, como para pagar mis honorarios,
ustedes me van a ceder una hectárea en la parte de
atrás, la que colinda con el cerro, para yo criar
allí mis ovejos ¡Qué le parece el trato
señor Ortiz ? _ A lo que le responde el Negrito,
con alegría _¡Cómo me va a parecer doctora!,
muy bueno, chévere chévere, ¡Y usté
cree que se logre eso? _ ¡Claro que lo vamos a lograr!
_Responde la juez con mucha seguridad _¡Que se lo digo yo!
¡Délo por hecho !, usté sólo
tiene que cumplir con su parte, que yo me encargo de lo
demás_ _Está bien doctora_ Dice él muy
satisfecho _Se hará como usté dice ¡Y gracias
por todo !, hasta luego _Hasta luego señor Ortiz, y
que me le vaya bien_ El Negrito salió del despacho de la
doctora Mirtha, muy contento y pensaba _Al recuperar la parcela,
voy a encargarme de que gran parte de la familia Ortiz-Aponte,
tenga su pedazo de tierra en lo que nos pertenece por derecho_
Él, muy en su interior, creía que haciendo esto,
iba a hacer que la familia cambiara de manera de pensar respecto
a su persona. Casi un mes después de haber hecho el
trabajo en la casa de la mamá de la juez, le llegó
una citación, para que se entrevistara con la doctora
Mirtha, cita a la cual asistió inmediatamente. Una vez
allí, la juez, luego de responderle el saludo, le dice,
muy complacida _¡Señor Ortiz ! ¡ Ya
está todo listo !, aquí están los
documentos de que le hablé, este es para la
legalización del derecho sobre la parcela, y este es, en
donde ustedes me ceden la hectárea de terreno ;
tráigamelos firmados por todos los de la sucesión
que estén vivos ; con estos documentos debidamente
firmados y con estos recibos que usté me acaba de traer, y
en donde consta que su padre fue pisatario; el mandado
está hecho, por que todos los contactos necesarios en el
Intituto Agrario Social, están hechos ya ¡ Pero
le vuelvo a recordar una cosa ! ¡Todos!
¡Absolutamente todos los de la sucesión, deben
firmar !, ya que como le he dicho anteriormente, por uno
solo que no lo haga, el negocio se complica, porque todos y cada
uno de ustedes, tiene el derecho a oponerse a que se lleve a
cabo_ _¡Y mire doctora !_ Dice Ambrosio, con
entusiasmo _¿Cuánto tiempo tengo para traerle los
papeles firmados ?_ _Tómese el tiempo que sea
necesario ¡Pero recuerde !, mientras más
rápido arreglemos esto, es mucho mejor_
_¡Cómo usté diga mi doctora
querida !. ¡Bueno !, ahora me voy, hasta_
Espere un momento señor Ortiz_ Lo interrumpe la juez, con
seca voz_ Usté no me ha dicho cuánto le debo por el
trabajo que me hizo_ ¡Pero doctora por favor !_ Le
responde el Negrito, como apenado ¡Cómo cree
usté que yo le voy a cobrar ! ¡Ah?,
después de todo lo que usté ha hecho por mí,
después de… de… ¡Bueno usté sabe !_
_Pues sí, tiene que cobrarme !_ Le dice la juez,
poniéndose muy seria _Porque una cosa no tiene que ver con
la otra ¡Por algo soy juez !, su trabajo es su
trabajo, y de eso vive usté_ _Bueno_ Le dice Ambrosio,
sumisamente _Ya que usté me la pone así de
chiquitica, déme cien pesos pues_ La juez después
de buscar en su cartera, le dice _Tome trecientos pesos, porque
eso es lo que yo considero que vale su trabajo ; y quiero
que ahora me haga otro favor, que se encargue de mi casa ;
aquí en esta tarjetica está la
dirección ; a todo lo que usté considere que
haya que hacerle mantenimiento, usté se lo hace, y
después nos arreglamos ¿Estamos de acuerdo?_
_¡Claro doctora, como usté diga ! ¡Y
mire! ¿Puedo ir cualquier día o en fin de semana? _
¡Cuando usté quiera y pueda !, allí
siempre hay gente_ _Bueno doctora_ Dice el Negrito, muy
complacido _Ahora sí me voy hasta luego_ _Hasta luego
señor Ortiz, que le vaya bien_ _¡Igualmente!_
Ambrosio, a sabiendas que Pablito, Ramón y Antonio, al
enterarse de que era él, el que estaba haciendo las
diligencias ; no iban a colaborar, ni lo iban a apoyar,
habló con Eliodoro, para que éste consiguiera las
firmas de los tres ; y después que él
consiguió la firma de su madre, la de Santiago, la de
Eliodoro, la de Carmela y la de él mismo, le
entregó los documentos a Eliodoro, para que éste
consiguiera las firmas de aquellos tres. Y efectivamente,
después de recibir la visita de Eliodoro, quien les
explicó muy bien el asunto ; Ramón y Antonio
firmaron los papeles, y se entusiasmaron mucho con la idea, al
igual que el resto de la familia. Al día siguiente,
después de haber conseguido la firma de estos dos,
Eliodoro llegó a la casa de Pablito, a las primeras horas
de la mañana de ese día domingo, y luego de los
saludos de rigor, le comienza a explicar, muy amablemente ;
la razón de su visita _Mi relmano, e lasunto que me traju
aquí hoy, es ques tamos tratandu e recuperá la
palcela que re papá, y ya tenemos to listo ; e
lúnico que falta pol filmé res tú,
aquís tan los documento pa lográ que la palcela sea
e la familio tra ve_ Pablito, con un raro brillo en los ojos,
tomó los papeles con desdén, y comenzó a
leerlos, y una vez que terminó de hacerlo, se los
lanzó a Eliodoro, con desprecio ; mientras
decía con insolencia _¡Esu es basura !
¡Yo no voy a filmé sa vaina!_ ¡Cómu es
la cosa ? _ Le pregunta Eliodoro, sorprendido y muy
alterado, mientras se agachaba a recoger los documentos, y al
levantarse le dice, mirándolo directamente a los ojos
_¡No ves quejen beneficiu e tua la familia?  ¡Pa
que nuestro sijo ji nuestros nieto tenga nonde viví e nel
futuro !_ _No sé ni min teresa !_ Le replica
Pablito, despreciativamente _¡Cada quien que busque su
acomodo como puedi pol su cuenta !, polque sa palcela, ya yo
la tengo vendía, pol cien mil peso jen combinación
con mi compai ques concejal pu el distrito
¡Ademá !, yo no voy a dejá que
ningú nabogao ladrón vengui se cojun pedazu e lo
ques mío sin que le cueste na_ _¡Tú sí
tienes bola je veldá !_ Dice Eliodoro, más
alterado aún _¡Quié nes
ladrón ?  ¡Ladró ne jel
concejaluchu ese!, que tes ta ciendo creé que vaja
vendí una vaina que ni es tuya sin papeles ni na
¡Piazu e bruto! ¡Tú sabes cuánto
cobrariú nabogao pol recuperé sa palcela ?,
como cincuenta o sesenta mil pesos ¡Y di ónde vamo
ja saqué sa cantidé rial? , la hectarie
terreno son lo jonorario je la doctora pu el trabajo ques ta
ciendo, y nos queda no nosotros cuatro hectarias di una vaina
ques ta peldía ¡Y tú sale jahora con aque la
va ja vendé ! ¡Asesorao pu el corruptu e tu
compa!, pa peljudicá tua la familia, ¡Presu es que
puede ji pol meteti a tracalero!, polque pa llegás tadonde
mos llegao nosotros pa recuperala, ha costao Dio ji su ayuda
¡Y se necesite todos pa podé tomá
posesión de la palcela! ¡De todo joíte!
¡Y tú la vaja vendé! ¡Tú solito
la va ja vendé! ¡No mi hagas reí! …
¡Entonces ?  ¡No va ja filmá los
papele ? _ _No! ¡Ya te dije que no voy a
filmún carajo!, esa palcela ta vendía ¡De que
la vendo, la vendo!_ _¡Pero mira piazu e bruto !_ Dice
Eliodoro con impotencia _¿Cómo coño la va ja
vendé sin nuestro consentimiento ?
¡Ademá!, será que la va ja regalá,
polque sa palcela vale mucho más rial ¡Debe se que
ses tan muriendo di hambri ustedes do!
¡Sinvelgüenzas!_ Y al decir esto, Eliodoro dio media
vuelta y se fue de allí, dirigiéndose a la casa de
Doña Carmen. Al llegar a ella, le comunicó la mala
noticia a su madre y a su hermano Ambrosio, diciendo con
tristeza_ La veldá que sel mano nuestru e juna muli un
muelto di hambre_ Y a la pregunta de Ambrosio, de qué
¿Qué había pasado ?, procedió a
contarles lo que había sucedido en su visita a la casa de
Pablito ; y al finalizar, Ambrosio dijo entre dientes _Ese
desgraciado ! ¡Qué se habrá
creído ?  Bueno, de todas maneras yo voy a ir
mañana hablar con la doctora, a ver qué se puede
hacer… Al día siguiente, en el despacho de la doctora
Mirtha, Ambrosio le está diciendo, muy preocupado
_Aquí están los documentos doctora, pero hubo uno
que se negó a firmar! ¡Adivine quién ?_
_ ¡Pablo Emiliano seguramente !_ Dice la juez con
seguridad _Y sólo por llevarle la contraria a usté_
_¡No hombre doctora!, Ojalá fuera por eso ;
él no sabe que soy yo el que está gestionando el
asunto ; la cuestión es : que él dice que
tiene la parcela vendida por cien mil pesos, en
combinación con un compadre de él que es concejal
por el Distrito en donde está ubicado Turemo_
¡Así es la cosa !_ Dice la juez, algo alterada
_¡Que problema señor Ortiz!, como ya le he dicho,
tienen que firmar todos, porque sino se hace difícil la
legalización del derecho sobre el terreno ¡Y
precisamente !, el que dejó de firmar es el
más problemático ¡Pero todavía tenemos
una salida !, vamos a esperar que a él se le ocurra
vender de manera ilegal y fraudulenta ; porque la
única manera en que puede hacerlo es así, forjando
documentos y cuando él lo haga, estará atrapado y
lo obligaremos a firmar los documentos, porque si no lo hace, lo
denunciaremos por la elaboración de documentos falsos para
cometer estafa ¡Qué le parece ? _Como
usté diga doctora, se hará como usté diga_
_Está bien señor Ortiz, estando de acuerdo en todo,
lo que nos queda es esperar, tener paciencia_ Está bien
doctora_ Dice el Negrito, resignado _Me iré entonces, ya
usté tiene mi dirección, estoy a la orden para
cualquier cosa que necesite_ _Lo mismo digo, hasta luego
señor Ortiz_ Hasta luego doctora_ Ambrosio se
retiró, pensando con tristeza, qué cómo era
posible, que gracias a una sola persona mal intencionada, se
pudiera perder todo lo que él había soñado,
para ayudar a gran parte de su familia, para así poder
demostrarles en alguna medida, que él no era lo que les
habían hecho ver y creer que era. ¡Y efectivamente!
, no habían pasado ni cuatro meses, desde esa
conversación entre el Negrito Ambrosio y la doctora
Mirtha, cuando varias decenas de familias, invadieron la parcela
que alguna vez fue de los Ortiz Aponte, las mismas estaban
comandadas por un fulano de nombre; Damián
Velásquez, dirigente vecinal; perdiéndose
así y de una manera definitiva, toda posibilidad de
recuperar esos terrenos para la familia. Esto le causó
mucho dolor a Ambrosio, y cuando le comunicó a su madre
que habían tomado la parcela, a ésta se le salieron
las lágrimas, y todo llorosa decía, con dolor,
_¡Ay mijo !, que bueno fuera sio, snif, que se fuera
cumplío tu deseu y mi sueño, snif, y quen ve je se
poco des traño jen la palcela, snif, tuviera tua la
familia hi, snif, me siento ma ligual que tú, snif…
A la semana siguiente, luego de haber sido poblada la parcela,
Dona Carmen enfermó de una grave infección en la
orina, la cual la hizo verse muy mal, y sólo gracias a los
extremos cuidados de Ambrosio y de una hija de Carmela, y a que
éstos le suministraron de forma precisa todos los
medicamentos ¡Tal y como los habían prescritos los
médicos !, fue saliendo del peligro ¡Y fue
precisamente en esos días, en que Doña Carmen
estaba saliendo del peligro !, que se presentó en la
casa de ésta, una de las mujeres más odiadas, por
Ambrosio y su madre : Betsabel, la ex exposa de Antonio, al
cual ésta, había engañado por muchos
años de matrimonio, y que hasta con los mismos sobrinos de
él, se la había jugado ; lo más
doloroso para Doña Carmen fue, que la había querido
como a una de sus hijas ; de sus nueras era la predilecta, y
no perdía oportunidad para bien ponerla y halagarla con
obsequios, por eso el golpe fue demasiado duro para ella cuando
se descubrió el engaño y la traición
¡Y por supuesto ! El Negrito Ambrosio, se unió
al dolor y al odio de su madre, por que además de que
él sabía lo que venía sucediendo en el
matrimonio de su hermano Antonio ; y sabía
también lo mal intencionada e hipócrita que era
Betsabel ; su hermana Carmela le contó algo que le
había hecho esta mujer a sus padres, lo que
colaboró mucho, a que ese odio se hiciera más
fuerte ("resultó ser ; que un día en que
Carmela se encontraba en casa de su madre, visitándola,
llegó también Betsabel, al sitio, y estando solas
las dos conversando en la sala, le dice ésta, de repente,
dando muestras de fastidio _¡Ay chica !, ando limpia,
sin medio en la cartera ¡Y eso me enferma !, me siento
mal, voy a ver qué se me ocurre, porque no puedo seguir
así_ Como a la hora y media, después de haberle
dicho esto a Carmela, Betsabel se puso a llorar y a gritar
histéricamente, a la vez que decía _¡Me
robaron, me robaron !, me sacaron el monedero de mi cartera
y me dejaron limpia ¡Ni el pasaje !, snif ¡Ni el
pasaje siquiera me dejaron !, snif ¡Ay Dios mío
me robaron !, snif, me robaron ¡Qué voy hacer
ahora ? _ Don Emiliano, Doña Carmen y Julián ,
un señor mayor, que tenía más de un
año alquilado en una de las habitaciones de la casa ;
salieron corriendo hacia la sala al oír los gritos ;
y al enterarse, de lo que según Betsabel había
pasado, se extrañaron mucho, ya que ellos eran los
únicos que estaban en la casa, aparte de Carmela, quien
anonadada, y sin saber qué hacer ni qué decir,
permanecía muy quieta y asombrada, de lo cara dura que era
su cuñada y de lo negro que tenía el
corazón, al punto, de hacer pasar por ladrones a sus
padres y al respetable inquilino ; tan sólo por
conseguir algo de dinero ; y ante la insistencia de la
intrigante, Don Emiliano, muy apenado, le pregunta _¿ Y
Cuánto te robaron mija ?_ Ochenta pesos, snif,_ Le
responde ella, entre gimoteo y gimoteo_ _Un billete de a
cincuenta, uno de a veinte, snif, y uno de diez pesos, snif_
_¡Ay mija!_ Dice Don Emiliano sorprendido_ _Esu es mucho
rial ¡Cómo pudo pasá eso mija ?__ No
sé, snif, no sé cómo pasó, snif, pero
pasó_ _Ta bien mija_ Dice el Don, humildemente _ Ta bien,
yo le voy a pagá sus riale, pa que no piense mal de
nosotros_ Y diciendo esto, se dirigió a su
habitación, buscó el dinero, y vino y se lo dio,
diciendo muy apenado _Tome mija, aquí tiene su jochenta
peso ji disculpeno_ _Muchas gracias, sinf,_ Le dice Betsabel, con
un brillo de malicia en los ojos _De todas maneras, sinf, voy a
buscar mi monedero, porque el que me lo robó lo debe haber
tirado por ahí, sinf, después de sacarle los
riales_ Y efectivamente, al rato, gritó sonriente, que lo
había encontrado en un costado de la casa)". ¡Es por
eso !, que cuando el Negrito Ambrosio la vio que
venía entrando a la casa, sintió que le
hervía la sangre y quiso echarla de allí
inmediatamente, pero Carmela, que había venido a cuidar a
su madre ese día ,_ Le respondió el saludo y le
preguntó qué deseaba, y ésta le
respondió, que quería ver a Doña Carmen, por
lo que Carmela la condujo a la habitación ; una vez
allí, está se quedó observando por un rato a
la Doña, para luego ponerle en la mano un billete de
cincuenta pesos, Doña Carmen entreabrió los ojos, y
Betsabel notó en ellos una mirada de odio, aunque la
enferma no parecio reconocerla, bien sea por lo mal que se
encontraba o por los años que tenía sin
verla ; lo cierto fue, que cuando la mujer salió del
cuarto, tuvo la santa cachaza de preguntarle a Carmela,
¿Qué por qué sería que la vio
así? ¿Por que será que no la quería?;
y Ambrosio, que la oyó, lo que le provocó fue
ahorcarla en ese mismo momento. A los días siguientes
Doña Carmen, ya restablecida totalmente de la grave
enfermedad; le preguntó a Ambrosio, con un dejo de
preocupación _Cuando yos tuven felma, vinu na mujé
que creo que ra Belsabeli que me dio cincucnta peso? ¡O fue
una pesadilla ? ¿Vino? ¿Sí o no?
_Sí mamá! _Le responde el Negrito con rabia
_¡Esa maldta mujer estuvo aquí!_ _Dios
mío !_ Dice la Doña sorprendida y muy
disgustada _ ¡Quí hacie sa mujén mi
casa ? ¡Ay Dios mío! ¡Que no sea lo ques
toy pensando! ¡Polqui así si es veldá que me
voy a morí_ _¡Mamá, por favor!_ Dice
Ambrosio, algo asustado _ ¡No digas eso !_ Y ella
sigue diciendo _¡Y hablandu e morime !
¡Tú mes ta jaciendo las diligencias pa la vente la
casa ?, mira que no quiero dejá motivo pa quí
ustede se sigan peliando despué que yo me muera_
¡Mamá !, ya te dije ¡Y te lo vuelvo a
repetir !, no quiero tener más problemas de los que
ya tengo con mis hermanos, ¡Así que yo no me voy a
meter en ese peo !_ _¡Así es la cosa !_
Dice Doña Carmen, alterada _¡Que vaina tan
seria !, qui uno no pue contá con naiden pa que li
hagun favol ¡Ah carajo !, yo misma me voy
encalgá di hacé mis diligencia, polque yo quiero
vendés ta casa ¡Y la voy a vendé !, ante
je morime tengo qui hacelo ; polque yo quiero
descansá en pa, y si me muero y no lu hago, esta casa va
se motivu e muchas pelea jentre mi sijo, y yo voy astá
penando tua le telnidá_ Ambrosio, viendo la
determinación de su madre, y conociendo a ésta muy
bien ; no tuvo más remedio que comprometerse con
Doña Carmen, a comenzar a hacerle las diligencias para la
venta de la casa, ya que no quería tampoco, que se
siguiera mortificando por el mismo asunto. Lo primero que hizo
fue, colocarla en una agencia inmobiliaria, la cual le puso un
precio de ciento cincuenta mil pesos, de los cuales, cien mil
eran para Doña Carmen, por ser esa la cantidad de pesos
que ella quería por su propiedad. Y clientes venían
y clientes iban, pero por una razón u otra, no compraban
la casa ; hasta que pasados dos meses, Ambrosio
conoció a una persona que vivía en la Capital, y
que quería comprar una casa en Caracuay para mudarse, ya
que según él, estaba hastiado de la ciudad en que
estaba recidenciado, y el Negrito se lo llevó a ver la
casa de su madre, y la persona, después de haber
impeccionado la casa, preguntó por el precio en que la
estaban vendiendo, a lo que Ambrosio le respondió, sin
dudarlo en ningún momento _La estamos vendiendo en ciento
ochenta mil pesos_ A lo que le responde el posible comprador
_¡Caramba !, me parece un buen precio, uugh
¡Está hecho negocio !, dentro de veinte
días vengo a cerrarlo…. Luego Ambrosio, pasó a
explicarle a su madre, cómo iban a hacer para llevar a
cabo este negocio , el cual era mucho mejor que el de la agencia
inmobiliaria ; y calmadamente le decia así _Mira
mamá, tú estás pidiendo cien mil pesos por
la casa ¿Verdá?, y la agencia está pidiendo
ciento cincuenta mil pesos por ella, para que le queden de
ganancia cincuenta mil ¡Bueno !, yo voy a sacar la
casa de la inmobiliaria, para vendérsela a ese
señor de la Capital. Tú sabes que él va a
pagar ciento ochenta mil pesos, y a tí te van a tocar
ciento treinta mil ¡Treinta mil pesos más! de los
que te iba a dar la agencia ¡Y los cincuenta mil que se iba
a ganar la inmobiliaria!, yo me los voy a agarrar para mí,
para comprarme algo en donde vivir ¡Porque tú sabes
que yo no tengo casa ! ¡Y hasta te puedes ir a vivir
conmigo cuando la compre! ¿Qué te parece
mamá? _Muy bueno! _Le responde la Doña, muy
contenta y entusiasmada por la idea de su hijo
_¡Maravilloso!, me parece muy bueno mijo, polque pa que
lagencia se quede co nesos riale, mejol no los quedamo nosotros
¡Y dimi una cosa?  ¡Cómo va jacé
pa sacala di ahí ? _¡Ahora mismo voy a ver,
qué es lo que hay que hacer para sacarla de la agencia_
Una vez en la inmobiliaria, le informaron que tenía que
pagar setecientos pesos, por los gastos de representación
y publicidad que había generado en los dos meses de
contrato, y así se eliminaba el mismo ; requisito que
cumplieron en los días siguientes, al cancelar dicha
cantidad de dinero… En los días siguientes, la
noticia de la venta de la casa se regó "como se riegan las
secas hojas de los árboles, arrastradas por la
acción del fuerte viento". Y Pablito ¡Que por
supuesto !, fue uno de los primeros que se enteró del
negocio ; se puso rápidamente en movimiento para
detener la venta de la casa, ya que él tenía otros
planes para la misma, ¡Y que por supuesto !, lo
beneficiaban era a él ; y además de comentar,
que esa casa no se podía regalar en ese precio, hizo
correr la especie, de que Ambrosio estaba vendiendo la casa por
su cuenta, para irse con Méry Cleofe a un país del
norte y ponerla a estudiar allí, y dejar a Doña
Carmen, su madre¡ A su querida madre !, en la calle,
sin casa y sin un centavo. Y el rumor creció y
creció ¡Y por supuesto !, debido a la fama de
que disfrutaba Ambrosio gracias a su hermano Pablito ;
creció hasta convertirse en una verdad entre la familia
Ortiz-Aponte, allegados , amistades y vecinos; ya que de ese
monstruo de Ambrosio, se podía esperar cualquier cosa
¡Y hasta la misma Doña Carmen!, abrumada por lo que
le decían los demás al respecto, se lo creyó
también, y agobiada por el dolor y toda llorosa, le
reclamó a su hijo _¡Mijo ¡ , snif
¿Cómu es posible?, snif, que tú me vaya
jacé esu a mí, snif ¡A mí que te
quiero tanto!, snif ¿Pol qué?, snif ¿Dime
pol qué snif?_ _¡Pero mamá! Le responde el
Negrito , alterado y muy dolido también
_¿Cómo vas a pensar eso de mí? ¡No me
pongas más mal de lo que estoy! ¡No te das cuenta
mamá, que todo eso es mentira? ¡Tú sabes muy
bien, que siempre me negué a hacerme cargo de la venta de
la casa! ¡Por eso mismo! ¡Porque yo sabía que
esto iba a pasar!, pero no te culpo por acusarme también
mamá, yo sé que tú eres una víctima,
lo mismo que yo; de esa gran mentira ¡De esta gran
calumnia!, que me imagino ¡Me imagino no! ¡Estoy
seguro de quién la inventó!… _ ¡Y por
supuesto!, con toda esta trama, la venta de la casa no se
llevó a cabo; cumpliéndose así el objetivo
que se propuso Pablito. Varios días después ,
Ambrosio conversanban con su madre en la sala de la casa,
respecto a lo mismo, y el Negrito le decía con
tranquilidad a su mamá _ ¿Te fijaste mamá?,
espero que con lo que pasó, hayas agarrado escarmiento y
te olvides de ese empeño tuyo de vender esta casa , porque
ellos no te van a dejar hacerlo ¡Nunca te van a dejar que
la vendas!, siempre inventarán algo para impedirlo, como
esas mentiras en contra mía ¡O algo peor!_ _
Sí mijo_ Dice Doña Carmen, muy apenada _Ya me di de
cuenta; hasta me pusiero nen contra tuya, tú que re je
lúnico que siempre ta ja mi lau
acompañándome, apoyándome, ayudándome
siempren to; que ni cuandos taba jen la Capital mi abandonate
¡Tú ere je lúnico con que cuento siempre! ,
no sé cómo me dején gañá,
conociéndote tanto ¡Dios mío!
¿Cómo me dején gañá si?, mijo,
peldóname sí, peldóname, snif, snif_ _
¡No hombre mamá!_ Le dice Ambrosio, muy
incómodo por la petición de su madre y por las
lágrimas de ésta _No te pongas así ¡No
es para tanto! ¡Qué voy a perdonarte yo a ti?
¡A ti!, que eres un pan de bondá, que te preocupas
por todo el mundo, tú que no dejas ir a nadie de esta casa
sin que se coma algo ¡Lo conozcas o no!, tú, que
nada de lo que tiene es tuyo, sino de quien lo necesite,
¡Qué voy a perdonarte yo a ti? ¡Mira
mamá!, a ti de lo único que se te puede acusar es,
de que eres demasiado buena ¡Así que no quiero
oírte de nuevo pidiéndome perdón! ¡Ni
a mí ni a nadie! , solamente a Dios_ Y estando en esta
conversación , vierón en ese momento, desde donde
estaban sentados, a Antonio, el cual se bajaba de un
vehículo marca Ford Fairlane color rojo; y Doña
Carmen, pregunta extrañada _¿De quién
seré se carro?, se pareci al mismo que visto po
rahí dando vuelta .En eso, entra Antonio y dice – la
bendición vieja ¿Cómo me leva?_ _ Dios me lo
bendiga mijo; aquí, con mi jachaque je siempre ¡Y
qué me li había pasao?, tenía ma je tres
mese que no venía porái; y lo sé, polque lu
estau esperando pa preguntali una cosa. Cuando tuven felma, la
pute sa con que te casati una ve vinu a veme ¡Se
metiú en mi casa!, aprovechando que yo no me podía
mové, ni podía hablá pa insultali correla di
aquí, po rabusadori falte respeto; y lo cincuenta peso que
me dejó, los rompí lo jeché pol la poceta
¡Polque yo de sa desgraciá no quiero ni ques te
viva!, ¡Pol qué sengendru el Demonio tiene que
pisá mi casa?¡ ¡Quién le diu ese
pelmiso? ¡Tú?_ _ ¡Mira ma!_ Le responde
Antonio, con altanería _¡Qué coño voy
a sabé yo quí hacíe sa mujé
aquí? ¡Y mucho meno quién le dio pelmiso!
¡Y como veo que va jempezá con la misma mariquere
siempre! ¡Me voy pal carajo! _Y dando media vuelta, se fue,
mientras su madre decía con rabia _¡El que se pique
polque aji come! ¡Que buena vaina carajo!, ques tos
muchacho jel cipote no se les pue decí na polque quieren
pegali a uno_ Y Ambrosio, pensaba con tristeza _Ay mamá,
si supiera; no te digo la verdá, porque sé que te
va hacer mucho daño, pero lo que sospechas es cierto,
Antonio y Betzabel están viviendo juntos otra vez desde
hace tiempo; esos en lo que andan estudiando el terreno, para ver
cómo tienen los puntos contigo, pero con esa
enjaboná que le diste, se van a convencer que contigo no
tienen nada que buscar. En ese momento, venía llegando
Sant, el sobrino de Ambrosio, el cual, desde que salió del
obligatorio servicio militar, se había residenciado
definitivamente en Caracuay, y de los nietos de Doña
Carmen, Sant era el único que se preocupaba por ella,
visitándola todos los días y ayudándola en
todo lo que podía ¡Y por supuesto!, la convivencia
continua con Ambrosio, hizo que el sentimiento que había
nacido en su corazón, aquella vez que vio, siendo un
niño aún; como golpeaban a su tío, impune e
injustamente; creciera y se hiciera más fuerte cada dia,
hasta convertirse en un amor entrañable entre el sobrino y
el tío ¡Mas que eso! Eran amigos, hermanos; se
contaban sus penas, sus problemas, sostenían largas
conversaciones, en las que Sant aprendía de su tío
y de la vida, llegando a comprender la magnitud y las
consecuencias, de la falsa fama que le habían cargado, lo
cual hacía que se apegara más a Ambrosio, hasta
llegar a convertirse en su férreo y único defensor.
Ambrosio enseñó a Sant a jugar bochas,
dominó, e intentó enseñarlo a tocar la
guitarra ¡Prácticamente!, era la sombra el uno del
otro… _La bendición (Muuush) _ Dice Sant, abrazando y
besando a Doña Carmen con cariño
_¿Cómo está la abuela más bella del
mundo?_ _ ¡Mi nieto querido! Le responde ella, sonriente
_Dios me lo bendiga ¡Yo creía que ya no venía
joy!_ _ La bendición tío ¿Cómo me le
va?_ _Dios te bendiga ¡Cómo está la cosa?_
_Estamos vivos y con salú!_ Dice Sant, con una sonrisa en
flor, y viendo la tristeza reflejada en el rostro de su abuela le
pregunta _¡Y esa cara abuela? ¿Te sientes mal?_ _
Sí ¡Pero de lalma! _Le responde ella, quejumbrosa _
Eso sijos míos que no me dan reposo_ Sant, ve a Ambrosio
inmediatamente, creyendo que se trataba de éste, y
él le hace señas, negando tener la culpa, a lo que
su sobrino dice, repentinamente y muy alterado _¡Aah!
¡Tenía que ser Antonio! ¡Ahorita lo vi en un
carro que iba manejando una mujer! ¿Será que estos
tíos míos no saben darle otra cosa que no sean
disgustos? ¡Cada vez que se le ocurre a uno de ellos venir
para acá! ¡Ya sea Antonio, Ramón o Pablito!
¡A lo que vienen es a mortificarle la existencia!
¡Aaaah! ¡Pero no se acuerdan que usté come, se
viste, que usté necesita zapatos, alimentos, vitaminas,
medicinas¡ ¡Nooo! ¡Sino que más bien
vienen a pedirle de lo poco que usté rajuña!
¡Y usté de buena y tonta se lo da! ¡Esos seres
no le dan un minuto de felicidá a usté! ¡Pero
yo le hago una apuesta a usté! ¡Y ojala usté
pudiera verlo! ¡Que el día que usté se nos
muera! ¡Dios quiera y esté bien lejos ese
día! ¡Van a estar lloriqueando!
¡Comprándole flores! ¡Prendiéndole
velas! ¡Mandándole hacer coronas!…
¡Mandándole hacer misas! ¡Vainas que
usté no va a necesitar! ¡Ni las va disfrutar!,
porque usté ya está descansando en paz; ¡Por
qué no se portan bien mientras usté está
viva?, como mi papá y mi tío Ambrosio ¿Por
qué no están pendientes, preocupándose de
usté como siempre lo han venido haciendo mi tío
Ambrosio y mi papá, ahora que está viva? ¡Por
qué no le traen ropa, zapatos, dinero, medicinas,
alimentos; para que usté viva más tiempo con
nosotros? ¡Porque ahora que está viva es que
usté necesita de todo! ¡No después que se
muera! ¡ Después que uno se muere no necesita un
coño!, el muerto lo que pide es hueco y más nada _
Aaay mi nieto querido_ Dice Doña Carmen tristemente,
mientras lanza un suspiro _Tienes mucha razón , pero
quién lo jace cambiá, si han siu asina tua su vida
¡Ni siquieral papa lo trataban como debían!, ni lo
respetaban_ _¡Bueno!, se está haciendo tarde; voy
hacer lo que vine hacer_ Y diciendo esto, Sant se dirigió
a la cocina; a llenar las botellas vacías, en las que se
metía agua a la nevera; cosa que hacía todos los
días; y los fines de semana, se le podía ver en la
casa de su abuela, barriendo el frente de ésta, el solar,
el interior, el jardín, trapeaba y enceraba el piso de la
misma; mientras era contemplado por su tío Ambrosio y por
su abuela, quienes se sentían muy complacidos y felices,
por la forma en que se comportaba Sant… No pasó
mucho tiempo, sin que Doña Carmen descubriera ¡O
mejor dicho!, confirmara las sospechas que tenía, ya que
cuando a ella se le ponía en su mente, que algo estaba
sucediendo, no descansaba hasta saber que era eso que estaba
pasando ¡Y efectivamente así fue!, casi dos meses
después de la discusión con Antonio,
confirmó que éste y la mujer que más le
había amargado la vida; la mujer que más la
había hecho sufrir; la mujer que más daño le
había hecho y a la cual odiaba profundamente; se
habían estado burlando de ella desde hacía bastante
tiempo. ¡Nunca se imaginó Doña Carmen!, que
esa mujer volviera, para mortificarle los últimos
días de su existencia. Desde el mismo momento en que ella
comprobó lo que venía sospechando, perdió el
apetito, su espíritu decayó, las ganas de seguir
viviendo las perdió; y así como murió Don
Emiliano, por una embolia cerebral, causada por la tristeza y el
sufrimiento doloroso, de ver a su hija Ernestina muriendo
lentamente; ¡Así mismo murió Doña
Carmen!, por una embolia cerebral, causada por la tristeza y el
sufrimiento doloroso, de confirmar lo que para ella fue, una
humillante y horrible verdad: ¡La convivencia de Antonio y
Betsabel!… Su nieto Sant, que se venía dando cuenta del
sufrimiento de su abuela a causa de esto; le preguntó a su
tío Ambrosio, todos los detalle sobre el asunto, y
comenzó a aborrecer a Betsabel como la aborrecían
Ambrosio y la Doña, y al morir ésta, odió
mucho a Betsabel ¡La odió más que nadie! ,
por considerala la causante directa, de que su abuela se fuese a
destiempo; algo, que ni siquiera la grave enfermedad que
había pasado hace poco, pudo hacer… La noche del
velatorio, costumbre de la religión que profesaba la
familia Ortiz-Aponte; tal como lo habían predicho Ambrosio
y su sobrino Sant; todos se daban golpes de pecho y moqueaban, y
las velas, las coronas de flores y los envases llenos de
éstas, abarrotaban la sala de la casa. No habían
pasado las primeras horas de la noche, "la cual, sin querer
siquiera adornarse con la Luna; de tristeza y de negrura, se
vistió para la ocasión"; Cuando Pablito, que
hipócritamente lloriqueaba; se dio cuenta, que la urna en
que se encontraba el cuerpo de su madre, tenía unos
rayoncitos en una esquina, y comenzó a decir alarmado, en
un tono de superioridad pedante y en alta voz _
¡Cómu es posible que la ulne mamés te
rayá! ¡Yo pedí un selviciu e primera!
¡Y tiene que si un selviciu e primera! ¡Ya voy a
folmún peo pa que me cambie nesta vaina!_ ¡Y
así lo hizo efectivamente!. Y cuando ya la noche mediaba,
para entregarse plácida e irremediablemente en los brazos
de la fría madrugada; llegaron a cambiar el servicio
funerario, y mientras la mayoría de los familiares
veían con malsana curiosidad, cómo cambiaban el
cadáver de Doña Carmen de un ataúd a otro;
Pablito, Ramón y Antonio decían, casi a coro _
¡Mamá se merece lo mejol! ¡Si señol,
así e! ¡Lo mejol pa la vieja!_ Y Ambrosio y Sant,
comentaban entre ellos, con tristeza e impotente rabia _Ni
después de muerta quieren dejarla tranquila ¡Y
escucha lo que dicen los sinverguenzas esos! ¡Quien no los
conozca!_ _¡Es que sinceramente!, lo sucio y lo
hipócrita no se les quita ¡Ni siquiera en estos
momentos! " Y cuando ya el naciente nuevo día, daba sus
primeros y débiles pinitos clareantes"; los hijos de Don
Emiliano Ortiz y de Doña Carmen Aponte de Ortiz, se
reunierón en el patio trasero de la casa, para conversar y
resolver algunos asuntos, y en el transcurso de la
discusión, Santiago dice con solemnidad_ Comu Ambrosiu e
jel qui ha estao más tiempu al lau e mamén lo
súltimos saño ¡Deje que nació
Méry Cleofe!, polque nunca podío tení una
vaina propion de vivi; lo podemos dejá viviendu
aquí pa que cuide la casa, mientra resolvemo quí
hacé co nella, polque podemo jalquilali ca uno va garrando
su mes di alquilel, o podemos vendeli repaltino los riale_
Eliodoro, Ambrosio y Carmela, estuvieron de acuerdo con Santiago,
pero Pablito , Ramón y Antonio, ¡Como era de
esperarse!, se opusieron a la propuesta, pero tuvieron que
someterse a la mayoría; sin embargo, rato después ,
Pablito le decía a sus secuaces _ ¡No no!, no le
paren bola eso, ma jadelante no las vamo jarreglá pa
sacalo di aquí ¡Yo que se los digo!_ Ya para esa
hora, los familiares habían hecho fiesta con las
pertenencias de Doña Carmen, sin la participación
de Santiago, Ambrosio y Sant por supuesto…

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