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Medio ambiente y migraciones: apuntes para un debate



  1. Introducción
  2. Impulsores medioambientales de la migración
  3. Tendencias de los desplazamientos de la población por factores medioambientales
  4. La migración como estrategia de adaptación
  5. Consecuencias para el desarrollo y la seguridad
  6. Acciones de la comunidad internacional
  7. A modo de conclusiones
  8. Bibliografía

Introducción

Existe una estrecha interrelación histórica entre medio ambiente y migración humana. Las personas se han estado moviendo en respuesta a cambios en su medio ambiente ya sean estos estacionarios o permanentes. Igualmente, como consecuencia de los flujos migratorios, el medio ambiente receptor se ve alterado. Estudiosos han determinado que "(…) las complejas civilizaciones de Egipto y Mesopotamia fueron fruto de la migración a lugares próximos a ríos de pueblos que abandonaron pastizales avenados"[1].

La migración siempre ha sido un importante mecanismo para enfrentarse a la presión del clima. Sin embargo, en los últimos 20 años, la comunidad internacional ha comenzado lentamente a reconocer los amplios vínculos e implicaciones que el medio ambiente tiene sobre la movilidad humana. El cambio climático y sus efectos hacen aún más compleja esta relación, pues acelera la degradación medioambiental lo cual incide directamente sobre los índices de migración humana. En este sentido, la cifra más referenciada por los estudiosos es la de Norman Myers de la Universidad de Oxford, que prevé que, para 2050, habrá unos 200 millones de personas desplazadas debido a factores ambientales[2]

Este pronóstico alarmista no hace más que confirmar la necesidad de profundizar críticamente en los estudios sobre los efectos del cambio climático en las migraciones internacionales e implementar políticas reales que estén dirigidas a la raíz de los problemas.

El objetivo general de este trabajo es analizar la interrelación entre medio ambiente, cambio climático y migración y evaluar el tratamiento que la comunidad internacional le ha dado a esta temática.

Los investigadores tienen que enfrentarse a una serie de limitaciones en los estudios sobre estas temáticas, las cuales pudieran sintetizarse en los siguientes puntos:

  • 1. Es muy difícil desligar los motivos medioambientales de otros móviles de la migración como el factor económico, por solo citar uno. Si bien la dimensión ambiental se puede encontrar en el núcleo mismo de las decisiones migratorias, su identificación no es tarea fácil. En muchos casos el cambio ambiental no amenaza directamente la vida del hombre sino que afecta la actividad económica de la cual él depende, así suele identificarse las causas económicas como móviles de la migración y no al proceso paulatino de degradación ambiental que originó esta problemática.

  • 2.  No existen cifras reales que sirvan de referencia para estudiar los actuales movimientos migratorios. Además, ni los países en desarrollo ni la comunidad internacional poseen capacidad suficiente para reunir ese tipo de datos, en particular en lo que se refiere a la migración interna.

  • 3. Existe una gran incertidumbre sobre el comportamiento y la magnitud del cambio climático y sus efectos sobre la población en diferentes zonas geográficas. Los efectos del cambio climático durante la segunda mitad del siglo XXI dependen en gran parte de las medidas para su mitigación que se adopten actualmente. De esta forma, se identifican, por parte de los organismos internacionales designados[3]

  • 4. distintos escenarios en cuanto al impacto y consecuentemente en cuanto a la respuesta del hombre en su proceso de adaptación.

Hasta la fecha, no existe ningún término aceptado internacionalmente para denominar a las personas que migran por motivos medioambientales. El debate sobre los límites conceptuales definitorios del "migrante medioambiental" se ha vuelto complejo y ha destapado múltiples intereses y opiniones en cuanto a: ¿sobre la base de qué elementos distinguirlo?; ¿sobre quién recae la "responsabilidad de protección"? Esas personas no entran directamente dentro de una categoría determinada prevista en el marco jurídico internacional existente.

Algunos organismos, como la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), declaran que los términos como "refugiado medioambiental" o "refugiado climático" no tienen fundamento jurídico en el derecho internacional de los refugiados y defienden, incluido la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), un consenso general para que se evite su uso. Argumentan que estos términos son engañosos y podrían potencialmente socavar el sistema jurídico internacional para la protección de los refugiados[4]

En un esfuerzo por reunir tanto la complejidad del fenómeno como su amplitud, la OIM propuso en el año 2007 la siguiente definición: "migrante forzoso por motivos climáticos", y por ello entiende:

"(…) a las personas o grupos de personas que por culpa de cambios medioambientales ineludibles, súbitos o progresivos, que afectan de forma negativa sus vidas o sus condiciones de vida, se ven obligadas a dejar sus hogares habituales, o deciden hacerlo voluntariamente. El desplazamiento puede ser temporal o permanente, en el interior de su país o al extranjero"[5].

No obstante la flexibilidad de este concepto es necesario aclarar que su contenido encierra determinadas ambigüedades. El primer elemento, que está estrechamente vinculado con una de las limitaciones en el estudio de la relación medio ambiente-migración, es cómo separar la degradación ambiental de otros impulsores de la migración para diferenciar entre "migrantes medioambientales" y "migrantes económicos". El segundo elemento es cómo distinguir entre migración "forzada" y "voluntaria" por causa de factores medioambientales; exceptuado los casos de desplazamiento provocado por desastres naturales, solo una desdibujada línea divide el deseo de emigrar de la necesidad de emigrar. Y por último, los reasentamientos a causa de desastres naturales o cambios paulatinos del medio ambiente, por lo general, ocurren dentro de los propios marcos nacionales de los países afectados, por lo tanto esos migrantes deben ser considerados jurídicamente como desplazados internos por cuestiones ambientales, lo cual no implicar una responsabilidad económica para otros gobiernos. Se impone entonces la siguiente pregunta: ¿cómo enfocar la dimensión político-geográfica del problema para poderle asignar el verdadero peso social y la responsabilidad que conlleva este tipo de migrante?

Es indispensable optar por un enfoque integral de la migración medioambiental, orientado hacia la seguridad humana, para abordar todas las formas de desplazamientos, y que coloque al migrante en el centro de las preocupaciones en vez de concentrarse en categorías jurídicas formales.[6]

Impulsores medioambientales de la migración

Las bases científicas del cambio climático están cada vez mejor establecidas. Se ha invertido una enorme cantidad de tiempo y energía para determinar los efectos del cambio climático en términos de elevación del mar, de alteración de los patrones de precipitaciones y de tormentas más frecuentes y violentas. En cambio se han dedicado muchos menos esfuerzos y recursos a analizar empíricamente las consecuencias del cambio climático sobre las poblaciones humanas y su migración, tanto interna como transfronteriza.

En un intento por analizar el medio ambiente en su relación con el hombre el profesor Robert McLeman de la Universidad de Ottawa, identifica varios los impulsores medioambientales de la migración forzosa[7]En su estudio los clasifica en dos grupos diferenciados:

  • 1. Factores climáticos, divididos en dos tipos:

Procesos climáticos: cambios naturales lentos como la elevación del nivel del mar, la salinización de tierras agrícolas, la desertificación, la creciente escasez de agua y la falta de seguridad alimentaria. A larga, estos procesos climáticos perjudican los medios de vida y modifican los incentivos para "establecerse" en un lugar concreto. Por ejemplo: entre los años 2000 y 2005 las zonas de África Occidental y Central han perdido 67 800 km2 de tierras por la desertificación, para el 2005 se estimaban 300 millones de personas afectadas por la escasez – cifra que se espera que aumente para 2050–, esto provocaría un reasentamiento definitivo de poblaciones enteras en regiones más benévolas[8]Igualmente se prevé que con el tiempo algunas zonas costeras y ciertos estados insulares de pequeño tamaño volverán se volverán inhabitables por causa de la elevación de nivel del mar.

Fenómenos climáticos: peligros repentinos y fatídicos como crecidas en época de monzones, crecidas de lagos glaciares, tormentas, huracanes, tifones, terremotos, tsunamis, etc. Éstos obligan a las poblaciones a abandonar sus hogares de una forma mucho más brusca y dramática. Por ejemplo, en el Informe sobre las migraciones en el mundo 2010. El futuro de la migración: creación de capacidades para el cambio, se estimó que 20 millones de personas fueron desplazadas a consecuencia de fenómenos súbitos relacionados con el clima en el 2008[9]Igualmente se estimó que el número total de desastres aumentó en un 50% aproximadamente en la década 2000–2009 con respecto al decenio 1990–19900[10]Asia es el continente más afectado en la actualidad por fenómenos de este tipo.

  • 2. Factores no relacionados con el clima: se parte del supuesto de que muchos desastres naturales ocurren, al menos en parte, a causa del ser humano. Un peligro natural (como una tormenta que se acerca) sólo se transforma en desastre natural si hay una comunidad particularmente vulnerable a sus efectos. Por ejemplo, un tifón tropical se vuelve un desastre si no existen sistemas de alerta temprana, si las casas están mal construidas y si la gente no es consciente de lo que debe hacer frente a una tormenta. Por lo tanto, la vulnerabilidad de una comunidad depende de su exposición a las condiciones climáticas (como las zonas costeras bajas) y de su capacidad de adaptación, por lo tanto depende de la capacidad de una determinada comunidad para evitar la peor tormenta y recuperarse después. Pero, sobre este elemento influye directamente el índice de desarrollo particular de cada país. Durante el decenio 1994-2003, en los países con un alto índice de desarrollo humano, los desastres naturales se cobraron un promedio de 44 vidas por episodio, mientras que se calcula un promedio de 300 bajas por suceso para los que ocurrieron en países con un bajo desarrollo humano[11]

Tendencias de los desplazamientos de la población por factores medioambientales

La migración puede ser resultado de diferentes factores medioambientales. Existen diferentes formas de desplazamientos de la población, que a su vez repercuten distintamente en la población receptora afectada. Pueden ser identificadas seis tendencias generales:

  • 1. Los desastres naturales provocan desplazamientos de población repentinos y a gran escala ya que suelen destruir la infraestructura socioeconómica local. También ocasionan muchísimas víctimas y sobrecargan los sistemas de salud, que a menudo son incapaces de atender a las personas desplazadas necesitadas. El regreso, en algunos casos, puede resultar imposible a largo plazo. Por ejemplo, el huracán Katrina, que asoló la zona de Nuevo Orleans en Estados Unidos en agosto de 2005, causó el desplazamiento de alrededor de 1.5 millón de personas, se calcula que unas 300.000 nunca regresarán a su lugar de origen[12]En mayo de 2008, el ciclón Nargis que asoló la región del Delta de Irrawaddy, en Myanmar, afectó seriamente a 2.4 millones de personas y desplazó a 800.000 habitantes[13]

  • 2. Se prevé que la degradación medioambiental paulatina sea la responsable de la mayoría de las migraciones por motivos medioambientales a largo plazo. Los efectos de este tipo de cambio sobre el entorno natural y el modo de vida del hombre suelen ser irreversibles, de modo que los desplazamientos por esta causa son permanentes y es posible que sea necesaria la reubicación de la población afectada. Pudiéramos citar nuevamente el caso del continente africano donde la degradación del medio ambiente y el proceso paulatino de desertificación ha provocado la migración de 10 millones de personas en las últimas décadas[14]Por esta misma causa entre 600.000 y 700.000 personas se están desplazando anualmente de las regiones áridas del centro y norte de México[15]Se calcula, en el peor de los escenarios, que si los polos se derriten completamente, el nivel de las aguas del mar subiría unos 12 metros, afectando a más de 608 millones de personas del mundo que viven en zonas costeras que están a menos de 10 metros sobre el nivel del mar[16]Estas personas se verían en la obligación de desplazarse hacia tierras más altas después de haberlo perdido todo.

  • 3. La degradación del medio ambiente, en su primera etapa o en etapas intermedias, a menudo conduce a una migración temporal que se mezcla con motivaciones de índole económica. Con frecuencia, esta migración tiene repercusiones secundarias en el ámbito social, económico y de otra índole. Para explicar mejor esta tendencia tomemos el caso de Tambacounda, zona saheliana del centro de Senegal, que a comienzos de los años noventa se vio afectada por la erosión de la tierra, como respuesta ocurrió un proceso estructural de migración desde esta zona rural hacia las ciudades costeras, se calcula que el 90% de los hombres de la región, de una edad comprendida entre los 30 y los 60 años, había migrado al menos una vez en su vida. Esta pérdida de hombres dificultó los esfuerzos emprendidos por rehabilitar las tierras degradadas e incrementó la carga económica en las mujeres y niños que permanecieron en la zona.[17]

  • 4. Los países subdesarrollados, dada su poca capacidad de adaptación, y los países con geografías particularmente propensas (como los pequeños Estados insulares) son más vulnerables a los efectos de la degradación medioambiental y del cambio climático. Por solo citar una cifra, se estima que más del 97% del total de víctimas relacionadas con un desastre natural se registran en los países subdesarrollados[18]

  • 5. Las presiones medioambientales agravan la vulnerabilidad ya existente y acentúan las deficiencias sociales subyacentes. Los grupos marginados económica y socialmente dentro de la sociedad serán los más afectados ante una crisis causada por algún desastre natural. Los migrantes también son mucho más vulnerables tras un desastre natural, debido a la dificultad de acceso a los servicios en las zonas afectadas, así como a posibles barreras lingüísticas y culturales. Para los migrantes en situación irregular y para los que han perdido sus documentos de identidad debido al desastre, el acceso a la asistencia puede resultar particularmente difícil. Por ejemplo, se reportó que tras el paso del huracán Katrina, los "patrones de sufrimiento" en Nueva Orleáns fueron de tipo étnico y socioeconómico. Algunos migrantes afectados por el huracán tuvieron dificultades para acceder a la asistencia que necesitaban debido al temor a represalias o a haber perdido sus documentos de identidad.[19]

La migración como estrategia de adaptación

Muchos consideran a la migración como el fracaso en la adaptación a una situación en particular. Sin embargo, la migración es, y siempre ha sido, parte integrante de la interacción de los seres humanos con su entorno. Por lo tanto, también debería reconocerse como una posible estrategia de adaptación, especialmente durante las primeras etapas de la degradación medioambiental. En este momento la migración hace que se dependa menos del medio ambiente para el sustento pues permite, por ejemplo, la diversificación de los ingresos a través de remesas por trabajo remunerado. Asimismo, los migrantes transmiten conocimientos y aptitudes cuando regresan al país de origen, contribuyendo así de forma significativa al sustento de las familias y comunidades que afrontan problemas medioambientales.

Algunos ejemplos africanos nos ilustran la viabilidad de emigrar como estrategia de adaptación colectiva. El primero es el flujo migratorio entre Burkina Faso y Côte d"Ivoire en los años anteriores a 1999. Muchas personas de localidades propensas a la sequía en Burkina Faso enviaban, con regularidad a numerosos miembros de la comunidad hacia Côte d"Ivoire para trabajar en las plantaciones. Las remesas que éstos enviaban a sus familias se invirtieron en escuelas y hospitales, así como en sistemas hidráulicos y de riego[20]Pero, esta modalidad se ha extendido hacia todo el África Occidental en los últimos años. En las zonas rurales de países como Ghana, Togo, Benin, entre otros, se asiste un incremento de la emigración de jóvenes cuando la tensión climática aumenta. En estos casos, la distancia que recorre el migrante es en función de los recursos de su familia; durante los años de sequías realmente intensas no se pueden permitir largos viajes, así que intentan encontrar trabajo remunerado en las ciudades locales. Esta modalidad es conocida localmente como "tragarse la estación seca" ("eating the dry season")[21]. El segundo caso de migración como respuesta de adaptación a la temporada de sequía se evidencia en el oeste del Sudán, donde las familias mandan a Jartum a uno de los varones mayores para que encuentre un trabajo que le permita ayudar a su familia a incrementar los ingresos (a través de remesas por trabajo remunerado en cualquier sitio) y reducir el consumo de recursos locales (menos bocas que alimentar)[22].

Se debe tener en cuenta que la migración es la última alternativa ante los efectos del cambio climático sobre el medio ambiente, el proceso de adaptación pasa por otras etapas antes de llegar a la migración y el reasentamiento.

Pero para huir de las condiciones climáticas extremas es necesario que los que deseen emigrar dispongan de algún "capital social y económico", como una red de apoyo en la zona de destino y fondos que permitan el desplazamiento. Generalmente, la migración, sobre todo cuando es una reacción a procesos climáticos de acción lenta (es decir cuando no se trata de un fenómeno meteorológico repentino como un huracán), requiere medios económicos, una red familiar y contactos en el país de destino. Incluso, en el caso de desastres naturales más extremos e inesperados, los migrantes tienden a emprender caminos preexistentes, hacia lugares donde ya tienen familia, redes de apoyo, vínculos históricos, etc., incluso muchos desplazados por causas medioambientales encontrarán su nuevo hogar dentro de los límites de su propio país[23]

Los que no pueden encontrar un nuevo hogar en su propio país, o prefieren no hacerlo, tienden a buscar asilo en algún lugar donde tengan vínculos culturales o étnicos. Por lo tanto, los de Bangladesh intentarán encontrar refugio en la India o Pakistán, los indonesios de Sumatra se dirigirán a Malasia, etc. Asimismo, la migración intercontinental probablemente seguirá caminos ya trazados y antiguas relaciones coloniales: los emigrantes de Pakistán y de las Indias occidentales escogerán lógicamente el Reino Unido, los del África occidental francófona elegirán irse a Francia, y algunos grupos del Pacífico sur se decantarán por Australia y Nueva Zelanda.

Consecuencias para el desarrollo y la seguridad

Las posibles repercusiones de la migración por razones climáticas sobre el desarrollo dependen del alcance real de los efectos del cambio climático sobre el planeta: está claro que el desplazamiento de 200 millones de personas a causa del cambio climático sería mucho más perjudicial al desarrollo que si migrasen 10 millones. También existe una gran diferencia en cuanto a las consecuencias para el desarrollo según se trate de desplazados a causa de procesos climáticos a largo plazo (elevación del nivel del mar) o de fenómenos a corto plazo (tormentas). No obstante, como decíamos anteriormente, el cambio climático afectará en mayor medida a los países subdesarrollados que tienen menor capacidad para implementar políticas efectivas de adaptación.

En estas naciones, la creciente escasez de alimentos y agua debida al cambio climático en las zonas rurales acelerará espectacularmente el éxodo rural hacia las ciudades. Las zonas urbanas ofrecen acceso a una economía monetaria y puede facilitar el suministro de servicios. Sin embargo una urbanización acelerada y mal planificada tendría serias consecuencias para el bienestar y la prestación de servicios como abastecimiento de agua, acceso a la salud, educación, trabajo, entre otros. El abandono de las zonas rurales y de las actividades agrícolas también afectaría la producción de alimentos lo que generaría una severa crisis alimentaria a nivel regional.

La migración transfronteriza desorganizaría los sistemas de producción y debilitaría el mercado interno de las sociedades emisoras. Además, la pérdida de "capital humano", bajo la forma de fuerza de trabajo e inversión en la educación, minaría el crecimiento económico. En este sentido, es posible que el cambio climático acelere la "fuga de cerebros", pues son estas personas las que suelen disponer de mayores reservas de capital financiero y social y, por lo tanto, los que más oportunidades tienen de insertarse en el nuevo contexto.

Los desplazamientos de poblaciones a gran escala podrían complejizar el mapa étnico de muchos países, acortando la distancia entre grupos que antes vivían separados, y obligándoles a competir por los mismos recursos. Dentro de un contexto de gobernabilidad deficiente, pobreza y fácil acceso a armas de mano, este tipo de situación puede rápidamente degenerar en violentos conflictos.

Otros impactos negativos que las migraciones motivadas por factores ambientales pudieran traer sobre la población se relacionan con las vías de los desplazamientos: una migración abrupta y masiva pudiera incrementar los índices de tráfico y explotación de las personas más vulnerables, mujeres y niños.

Esta situación es alarmante para las regiones receptoras de los futuros flujos migratorios por cuestiones ambientales. La Unión Europea (UE) dio a conocer en marzo del año 2008 un informe acerca del impacto del cambio climático sobre la seguridad, elaborado por el alto representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana. El informe afirma que el calentamiento global "incrementará la presión migratoria y los conflictos en los países de tránsito y de acogida de los inmigrantes"[24]. Se hace evidente que la UE actúa únicamente con el objetivo de evitar que aumente el número de migrantes hacia los países miembros, pero no ataca las causas directas del calentamiento global ya que no pretende modificar sus patrones de consumo excesivo e insostenible.

Acciones de la comunidad internacional

La comunidad internacional muestra una capacidad limitada y un escaso interés por tratar el problema de la migración forzosa por razones climáticas en gran escala, pese a las graves consecuencias que ésta puede tener sobre el desarrollo. Se tiene la errónea consideración de que la migración es una prueba de que la adaptación ha fracasado.

Hasta ahora, la comunidad internacional se ha centrado principalmente en mitigar el cambio climático y ha intentado ver la forma de atraer a nuevos miembros e incorporarlos al nuevo marco de trabajo posterior a Kyoto 2012. Hacia estos objetivos se han dirigido las cumbres de Copenhagen, 2009, y Cancún, 2010, que sin éxitos relevantes cierran una página de acuerdos que todavía no están a la altura de lo que demandan las circunstancias.

Paralelamente se ha prestado una mayor atención a apoyar a los países subdesarrollados para que se ajusten a los efectos del cambio climático. Pero ese enfoque de la adaptación se centra principalmente en un acomodo "in situ".

Existe una fuerte resistencia a la idea de ampliar la definición de "refugiados" para dar cabida a la de "refugiados climáticos", o para redactar una nueva convención que brinde protección específica a esas personas. La carencia de un consenso sobre la definición de refugiado medioambiental significa que estos migrantes no tienen acceso a subvenciones, ayudas para alimentos, herramientas, refugios, escuelas u hospitales, a no ser que se vean desplazados dentro del propio territorio nacional a causa de fenómenos naturales extremos. El resultado es que, dentro del sistema internacional, no existe una estructura que permita responder a las necesidades de los migrantes por causas medioambientales. Por el momento, la comunidad internacional no ofrece a los migrantes climáticos un "hogar".

A modo de conclusiones

El medio ambiente y el cambio climático tienen una gran incidencia sobre las migraciones humanas a nivel internacional. Si bien los desastres naturales pueden provocar el desplazamiento de un gran volumen de personas por un período de tiempo relativamente corto, los impulsores de acción lenta, como la desertificación, escasez de agua, incremento del nivel del mar, entre otros, movilizarán a muchas más personas y de manera permanente a pesar de hacerlo de una forma mucho menos espectacular.

Se vuelve necesario implementar políticas mundiales para enfrentar este tipo de efectos desde la raíz. Las acciones de la comunidad internacional, hasta el momento, no pasan del discurso a la voluntad de actuar; se interponen entre la teoría y la práctica serias problemáticas como el desarrollo desigual de los países y las discusiones en torno al fundamento jurídico del fenómeno. Lamentablemente, los primeros efectos del cambio climático serán perceptibles en aquellas naciones subdesarrolladas, incapaces de implementar estrategias de adaptación. Continúa ausente una mirada desde la perspectiva de la seguridad humana en general y no mediatizada por terminologías y políticas improcedentes.

Bibliografía

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Autor:

Yulianela Pérez García[25]

[1] Brown, Oli. Migraci?n y cambio clim?tico, p. 21.

[2] Migration, Environment and Climate Change: Assessing the Evidence, p. 9.

[3] Algunos de ellos son la Organizaci?n Internacional de las Migraciones (OIM) y la Comisi?n sobre Cambio Clim?tico y Desarrollo (CCCD).

[4] La Convenci?n sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, la piedra angular de la protecci?n de los refugiados, define al refugiado como: " (?) toda persona que, debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religi?n, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones pol?ticas, se encuentre fuera del pa?s de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protecci?n de tal pa?s".

[5] Brown, Oli. Ob.Cit., p. 15.

[6] ?Migraci?n, cambio clim?tico y medio ambiente?. En: Nota de pol?ticas de la OIM, p. 6.

[7] Brown, Oli. Ob. Cit., p. 17-19.

[8] In Search of Shelter: Mapping the Effects of Climate Change on Human Migration and Displacement, p. 19.

[9] Informe sobre las migraciones en el mundo 2010. El futuro de la migraci?n: creaci?n de capacidades para el cambio, p. 77.

[10] Ib?d, p. 260.

[11] Brown, Oli. Ob. Cit., p. 18.

[12] ?Migraci?n, cambio clim?tico y medio ambiente?. En: Nota de pol?ticas de la OIM, p. 4.

[13] Ib?d., p. 2

[14] Ib?d., p. 4.

[15] El 85% del territorio de este pa?s est? afectado por la erosi?n del suelo. Datos tomados de: In Search of Shelter: Mapping the Effects of Climate Change on Human Migration and Displacement, p. 14-15.

[16] G?mez Diez, Oscar. Migraci?n, desastres naturales y cambio clim?tico, p. 2.

[17] Nso, Sara. ?Sequ?a, inmigraci?n y pol?ticas locales: el Sahel en la encrucijada del desarrollo?. En: UNISCI Discussion Papers, p. 177-1778.

[18] ?Migraci?n, cambio clim?tico y medio ambiente?. En: Nota de pol?ticas de la OIM, p. 4.

[19] ?Migraci?n, cambio clim?tico y medio ambiente?. En: Nota de pol?ticas de la OIM, p. 5.

[20] Adepoju, Aderanti. Migration in West Africa, p. 11-12.

[21] Alvear Trenor, Beatriz. ?Los flujos migratorios actuales en ?frica Subsahariana: el predominio de la migraci?n intra-africana sobre la extra-africana?. En: Documento de Trabajo, p. 4-6.

[22] Ib?d., p. 8.

[23] Brown, Oli. Ob. Cit., p. 23.

[24] El cambio clim?tico y la seguridad internacional, p.4.

[25] eferencias:
Yulianela P?rez Garc?a es Licenciada en Historia en la Facultad de Filosof?a e Historia de la Universidad de La Habana, Cuba. Trabaja como profesora del Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (CEMI) en la misma Universidad.

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