Y este tipo de programas públicos a los que se refiere Bonner "son difíciles de recortar, dado que requiere importantes acciones de voluntad política para deshacerse de ellos". Por tanto, la realidad es, según este analista, que "EEUU necesita pedir prestado cantidades enormes de dinero simplemente para continuar yendo a la deriva de la manera como ha llegado a acostumbrarse". Y concluye: "No hay un final a la vista a los déficits堮o hay manera práctica para reducirlos堹 no hay salida para la espiral de deuda".
La insolvencia de la mayor potencia económica del mundo ya no sólo es una pesadilla improbable sino que, se seguir por esta senda, podría llegar a hacerse realidad.
– Rogoff ve "probable" una ola de quiebras soberanas y rescates del FMI (Libertad Digital – 4/4/10) Lectura recomendada
Más leña al fuego. Tras las advertencias del Nobel Paul Krugman y el economista Nouriel Roubini, ahora es Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, el que avanza una "probable" oleada de quiebras y rescates soberanos. Grecia no lo va a tener "fácil".
(Por M. Llamas)
Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) y autor, junto a Carmen Reinhart del libro This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly (Esta vez es diferente: Ocho siglos de locura financiera), ha soltado varias perlas acerca de la difícil situación financiera que viven varios países desarrollados.
En cuanto a Grecia señala que "evitar el incumplimiento de pagos puede ser posible, pero no será fácil. Uno sólo tiene que mirar los datos oficiales, incluida la deuda externa de Grecia, que asciende a un 170% de la renta nacional, o al enorme déficit presupuestario del gobierno (casi del 13% del PIB)".
En un reciente artículo publicado por Project Syndicate, y recogido por el blog RSS News, Rogoff advierte de que, "por desgracia, para los mercados emergentes, el ajuste [fiscal] es a menudo imposible sin la ayuda del exterior. Ése es el precipicio en el que Grecia se encuentra hoy en día".
Además, tal y como demuestra en su obra, tras una crisis financiera de gran magnitud suele producirse una oleada de quiebras soberanas. Y parece que, en esta ocasión, la situación no va a ser distinta. Así, según el economista, "algunos países casi inevitablemente van a experimentar rescates e incumplimientos de pagos".
"Esta correlación en realidad no sorprende dado el masivo acumulamiento de deuda pública que típicamente experimentan los países después de una crisis bancaria. Sin duda, esto es lo que estamos viendo en esta ocasión, en la que la deuda de los países en crisis ya ha aumentado más del 75% desde 2007", añade.
De ahí que, es "probable que veamos una ola de incumplimientos de pagos y programas del FMI en esta ocasión", aunque también es cierto que "la crisis fiscal no tiene que golpear a todos los países altamente endeudados". En este sentido, "Grecia puede evitar un colapso como el de Argentina, pero necesita dedicarse a hacer ajustes mucho más audaces".
¿Problema? No será fácil. Rogoff añade que "la mayoría de los griegos están haciendo todo lo que pueden para evitar la probable sed insaciable del gobierno de mayores ingresos fiscales; así, pues, los griegos acaudalados están transfiriendo dinero al extranjero y la gente común está migrando a la economía subterránea. La economía subterránea en Grecia, cuyo tamaño se estima en hasta un 30% del PIB, ya es una de las más grandes de Europa, y está creciendo día a día".
El FMI advierte que la deuda soberana puede causar una nueva fase en la crisis
Los problemas que afectan a Grecia, podrían marcar el inicio de una "nueva fase" en la crisis mundial si los países no ordenan sus cuentas fiscales, pese al bajo riesgo de contagio, señaló el Fondo Monetario Internacional. (The Wall Street Journal – 21/4/10)
Si bien el FMI redujo sus estimaciones de pérdidas para los bancos generadas por la crisis a un monto considerado manejable, el rápido aumento de la deuda soberana entre países avanzados a niveles no vistos desde fines de la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en la mayor amenaza a la estabilidad financiera internacional.
"Es esencial el manejo cuidadoso de los riesgos soberanos: los Gobiernos necesitan diseñar planes creíbles de consolidación fiscal en el mediano plazo para frenar la creciente carga de deuda y evitar que la crisis escale a una nueva fase", señaló el FMI en su informe semestral de la Estabilidad Financiera Mundial.
Las dificultades de Grecia para resolver el problema de una alta carga de deuda deberían servir de advertencia a los Gobiernos, dijo José Viñals, director del Departamento de Mercados Monetarios y de Capital del FMI.
"Ahora que hay tiempo; es muy importante que estas incipientes preocupaciones sobre el riesgo soberano sean enfrentadas por medio de apropiadas medidas de política, precisamente para consolidar la estabilidad financiera", dijo Viñals a la prensa durante una conferencia para analizar el informe.
Sin embargo, dijo que Grecia es un "caso especial" que no debería ser agrupado con otros países cuyos déficits han estado bajo el escrutinio del mercado –España, Portugal e Irlanda. Esos países no sólo partieron con mejores situaciones e instituciones fiscales que Grecia, sino que ya tomaron medidas para resolver los temores fiscales, dijo el funcionario, quien destacó que el "mínimo" contagio sugiere que los mercados entienden la diferencia.
Sin embargo, el aumento de las preocupaciones sobre la deuda soberana, podrían requerir que algunos países comiencen a retirar sus estímulos fiscales antes de lo esperado, dijo Viñals.
Para complementar sus planes de consolidación fiscal, los Gobiernos también deberían seguir estrategias de manejo de deuda que apunten a sus obligaciones de deuda soberana, al tiempo que deben intentar evitar que aumenten los diferenciales de rendimiento de la deuda del sector privado, señaló el FMI. Los Gobiernos deberían aprovechar las oportunidades para refinanciar deuda y extender los vencimientos, y así evitar factores relacionados con calificaciones de crédito que puedan hacer que se propague la crisis, agregó el fondo.
Viñals indicó que la especulación sobre canjes de deuda soberana, que el primer ministro griego George Papandreou culpó de ayudar a profundizar la crisis del país, puede en ciertos casos exagerar las presiones sobre la deuda pública.
Sin embargo las propuestas para prohibir los llamados CDS "desnudos" -que apuestan al incumplimiento de un crédito sin tener un interés subyacente en los bonos-, serían contraproducentes debido a la dificultad de definir las actividades ilegítimas, dijo Viñals.
En vez de eso, el FMI recomienda mejorar los datos del mercado de CDS y trasladar los contratos bilaterales a una cámara de compensación que garantice las operaciones para ambas partes en caso de que una caiga en cesación de pagos. Además, las operaciones de CDS soberanos deberían estar adecuadamente garantizadas para evitar la expansión del riesgo, añadió el funcionario.
Nouriel Roubini: La tragedia griega de los "PIIGS" (I) (El Economista – 23/4/10)
Lectura recomendada
La reciente saga griega es la punta de un iceberg que refleja los graves problemas de sostenibilidad de deuda pública a los que muchas economías avanzadas -y no sólo los PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España)- se enfrentarán en los próximos años. La OCDE prevé que los índices de deuda pública/PIB en economías avanzadas aumenten hasta una media del cien por cien del PIB.
Dentro de los PIIGS, las dificultades van mucho más allá de los índices excesivos de déficit público y deuda (cada uno de ellos presente en distinto grado y medida en los cinco países), pues también sufren déficit externo, pérdida de competitividad y, por lo tanto, un crecimiento anémico.
Se trata de economías que empezaron a perder cuota de mercado frente a Asia hace una década porque sus exportaciones son intensivas en mano de obra y bajas en valor añadido.
Los males de los PIIGS
A eso siguió una década en la que los salarios crecieron más deprisa que la productividad, por lo que los costes unitarios del trabajo aumentaron y los índices reales de cambio de moneda basados en dichos costes se apreciaron marcadamente.
La consiguiente pérdida de competitividad se manifestó en forma de amplios déficits crecientes por cuenta corriente y una disminución del crecimiento económico. El siguiente paso negativo fue la apreciación del euro entre 2002 y 2008.
Por ello, incluso si Grecia y otros PIIGS tuvieran la determinación política de reducir masivamente sus amplios déficits fiscales -y se trata de un gran condicional dada la resistencia política a tales recortes de gasto y subidas de impuestos-, la contracción fiscal podría, a corto plazo, empeorar la recesión actual a medida que el aumento tributario y la disminución del gasto reduzca la demanda agregada.
Y si el PIB cae, lograr un objetivo concreto de déficit y deuda sería una misión imposible. Esa misma trampa mortal de la deuda fue la que sumergió a Argentina entre 1998 y 2001. Para restaurar el crecimiento sostenible hace falta una depreciación real y sólo hay tres formas de hacerlo posible.
Deflación, reformas estructurales, caída del euro
Una es la deflación que reduzca precios y salarios entre el 20 y el 30%. Sin embargo, las deflaciones se asocian a una recesión pertinente (de nuevo, el caso argentino) y ningún órgano social o político está dispuesto a aceptar años de deflación y austeridad fiscal para conseguir una depreciación real. En ese caso tendría lugar el impago o la salida de la Unión Económica y Monetaria.
La segunda forma es seguir el modelo alemán de aceleración de reformas estructurales y reestructuración corporativa para aumentar el crecimiento de la productividad, mientras se mantiene un crecimiento moderado de los salarios, aunque hizo falta una década para que Alemania redujera sus costes laborales unitarios de esa manera.
Si Grecia o España empezaran hoy, los costes a corto plazo de la reasignación de recursos serían amplios, mientras que las ventajas en términos de un mayor crecimiento se harían esperar muchos años (demasiados).
En tercer lugar, el valor del euro podría caer en picado todavía más aunque, en ese escenario, la gran beneficiada sería Alemania, una economía que ya es competitiva. Además, que el euro acuse otra caída brusca implica que el riesgo de impago de Grecia es tal y el contagio en spreads soberanos de los PIIGS tan serio que la amplitud de dichos diferenciales provocaría una recesión de segunda ola en la eurozona antes de que los beneficios retrasados de una caída del euro pudiesen cuajar.
Grecia, ¿salvable?
A falta de un milagro, Grecia parece un caso insalvable. En Argentina, que falló con los pagos al principio de su crisis, los déficits presupuestarios, deuda pública y déficits de cuenta corriente (en proporción al PIB) eran, respectivamente, del 3%, 50% y 2%. Los mismos índices en el caso griego son: 12,9%, 120% y 10%. Será necesario un esfuerzo herculano, mucha suerte y montones de apoyos financieros de la UE y el FMI para reducir la probabilidad del impago y la consiguiente salida de la unión monetaria.
En estos momentos, Grecia está demasiado interconectada como para permitir que se hunda. Puesto que cuenta con una deuda pública aproximada de 400.000 millones de dólares -tres cuartas partes de ella en entidades financieras de otros países europeos-, un impago anticipado desordenado conllevaría pérdidas masivas y el riesgo de crisis sistémica.
Ese escenario incluye el contagio a los spreads de otros PIIGS y la provocación de un vuelco masivo para esas economías. Por ello, pese al rechazo de los alemanes y el BCE a un rescate, Grecia necesita un amplio apoyo financiero este año a unos índices que no sean insostenibles para evitar que la liquidez actual se convierta en insolvencia.
El rescate no es una solución a largo plazo
El apoyo oficial, no obstante, sólo cambiará la situación hasta el próximo año. El triplete mágico de conseguir unos índices de deuda y déficit sostenibles, lograr una depreciación real y restaurar el crecimiento se presenta muy inalcanzable incluso con la presencia de apoyo financiero.
Los optimistas apuntan al caso de Letonia, Hungría e Irlanda, que se han sometido a unos ajustes fiscales radicales, pero en Letonia la producción se redujo en más del 20% y el déficit sigue siendo amplio aun cuando el apoyo financiero oficial a esa pequeña economía fue inmenso y generoso. Es más, el país sigue vacilante en términos económicos y financieros. Hungría tuvo que efectuar un ajuste fiscal menor y le ayudó la depreciación de su moneda. Aunque el PIB irlandés sigue contrayéndose, su déficit fiscal continúa por encima del 10% del PIB y el coste fiscal del rescate de sus bancos es pasmoso.
Además, todos los episodios de éxito de rescates oficiales de países con problemas –México, Corea del Sur, Tailandia, Brasil, Turquía- requirieron dos condiciones: la disposición creíble del país a aplicar las reformas estructurales y de austeridad fiscal necesarias para restaurar la sostenibilidad y el crecimiento, y cantidades ingentes de apoyo oficial frontal para evitar una crisis de campana con la madurez de las deudas públicas o privadas a corto plazo.
Si bien es cierto que grandes cantidades de dinero oficial no pueden evitar el impago si el país es insolvente e incapaz de comprometerse con credibilidad a las reformas políticas (véase el caso de Rusia, Argentina y Ecuador), las reformas sin mucho dinero sobre la mesa no se materializan porque los inversores, nerviosos e impulsivos, preferirían llevarse su dinero fuera si el país no posee suficientes reservas de divisas y apoyo financiero para evitar el equivalente a un asedio bancario sobre el pasivo nacional a corto plazo.
Desconfianza en el mercado
En efecto, el anuncio de unos programas de austeridad y reformas de excelente concepción no logrará restaurar la credibilidad política perdida en un país que lleva demasiado tiempo descarriado. Los mercados seguirán escépticos, sobre todo si la implementación conlleva manifestaciones, disturbios, huelgas y tortuguismo parlamentario.
Hasta que se restablezca la credibilidad, el riesgo de un ataque especulativo sobre la deuda pública -reflejado en el actual aumento de los spreads de cobertura por riesgos crediticios soberanos- persistiría, dado el continuo déficit presupuestario y la necesidad de posponer grandes cantidades de deuda pública y privada madura.
¿Problema de liquidez o de solvencia?
Al final, tras el plan totalmente defectuoso que la UE anunció el 25 de marzo -que habría dado dinero a Grecia demasiado tarde, cuando el país estaba al borde de una crisis de refinanciación y con altos índices de mercado que harían insostenible la deuda-, la UE acaba de recuperar su sentido común y ha diseñado un nuevo programa de apoyo financiero que recuerda más a la típica condición del FMI: apoyo recortado con parte de apoyo previo frontal y un tipo de interés semireducido.
Sólo el tiempo dirá si el plan A funciona, es decir, si a Grecia sólo le falta liquidez, pero es solvente con la condición de unas reformas creíbles de austeridad fiscal y estructural, y con la ayuda de grandes cantidades de apoyo financiero oficial.
O, como en el caso de Argentina, Rusia y Ecuador, si Grecia también es insolvente porque la insuficiencia de los ajustes no logra restaurar la sostenibilidad de la deuda y el crecimiento.
Por ahora, la comunidad oficial ha decidido quedarse con el plan A. Si falla, el plan B es reducir las deudas insostenibles y la salida de Grecia de la UEM para permitir la depreciación y restauración de la competitividad y el crecimiento.
(Nouriel Roubini, pte. de Roubini Global Economics (RGE))
Nouriel Roubini: La tragedia griega de los "PIIGS" (II) (El Economista – 24/4/10)
Lectura recomendada
Vistas las dificultades de Grecia, los demás PIIGS buscan sus propias soluciones, pero siguen soportando graves problemas de sostenibilidad de deuda pública y pérdida de competitividad. Italia está ahora -en términos relativos- en mejor forma que el resto de PIIGS. Aunque el índice de la deuda italiana respecto al PIB es alto -por encima del cien por cien-, su déficit fiscal se contuvo al 5 por ciento en 2009. Las autoridades italianas sólo permitieron que los estabilizadores automáticos aumentaran el déficit y se prestó muy poco al estímulo fiscal contra-cíclico. Además, Italia ha llegado mucho más lejos que Grecia y España en la implementación de las reformas necesarias para contrarrestar el pasivo no financiado inminente de los sistemas de Seguridad Social.
Puesto que los bancos italianos estaban bien regulados y supervisados por el Banco de Italia, el país se ha ahorrado los masivos costes fiscales del rescate de entidades financieras que se incurrieron en Reino Unido, Irlanda y Estados Unidos (entre otros). Aun así, no hay lugar para la complacencia en Italia respecto a unas reformas fiscales muy necesarias, la reducción del tamaño de un sector público inflado, la gestión de la evasión fiscal, la reducción del déficit y la aceleración de reformas que restauren el crecimiento. En la última década, las exportaciones italianas apenas han crecido (+0,4 por ciento anual), muy por debajo de la media europea de +3,5 por ciento, y mucho menos que España y Portugal, por no mencionar a una superpotencia de la exportación como Alemania. Italia también presentó un crecimiento real anémico y la renta per cápita ha caído el 4,1 por ciento en la última década.
En algunos sentidos, España está en mejor forma que Grecia, aunque, en muchas otras mediciones, se encuentra en peores apuros y presenta un riesgo potencial mayor para la eurozona. España tiene un déficit fiscal y deuda pública inferiores, y un mayor índice de ahorro (todo ello relativo al PIB) que Grecia. Ésa es la buena noticia. Veamos ahora el resto. Primero, el paro alcanza el 20 por ciento en España frente al 10 por ciento de Grecia y la necesaria consolidación fiscal que los custodios de los bonos le están imponiendo ahora podría conducir a mayores caídas en la producción e incrementos de una tasa de desempleo ya sumamente alta. Segundo, la burbuja inmobiliaria española estalló y el país está sufriendo los daños colaterales en la economía real. Tercero, pese a un aprovisionamiento dinámico, la burbuja del crédito de los bancos y cajas era masiva, y el aumento de los préstamos sin rendimiento ya es grave, con unos costes fiscales previstos muy elevados para el rescate de entidades financieras españolas. Cuarto, la pérdida de competitividad del sector comercial español ha sido más grave que en Grecia, puesto que en los años del boom los sueldos (impulsados por la burbuja inmobiliaria) crecieron mucho más deprisa que la productividad. Ahora que el alto crecimiento artificial del PIB alimentado por la burbuja inmobiliaria se ha venido abajo, la pérdida de la competitividad española se ha hecho patente. Está claro que el emperador español no tenía traje. Quinto, la burbuja inmobiliaria provocó una nueva ampliación peligrosa del déficit por cuenta corriente, que se disparó hasta llegar a dos dígitos en porcentaje del PIB y condujo a un enorme aumento del pasivo extranjero en el sector privado (por encima del sector público). España no está aún al borde del mismo abismo que contemplan los griegos, pero va de camino si no emprende un rápido avance de la consolidación fiscal y reformas estructurales -empezando por la flexibilidad del mercado laboral– para estabilizar los índices de deuda pública, reducir los déficits exteriores y restaurar la competitividad y el crecimiento.
Portugal ya ha vivido una década de casi estancamiento económico, con muy poco crecimiento del PIB, amplios déficits fiscales, gran reserva de deuda pública, costes unitarios laborales en ascenso y pérdida de competitividad. El motivo por el que Portugal resistió y aceptó el estancamiento se debe a que los cuantiosos fondos estructurales de la UE reforzaron marginalmente su renta nacional pese a un rendimiento mediocre del PIB. Sin embargo, la actual recesión internacional asestó un duro golpe a la economía y ha exacerbado las considerables debilidades de crecimiento y deuda, justo cuando el flujo de fondos estructurales y ayuda de la UE va a disminuir en la próxima década. Después de Grecia, Portugal se presenta como el eslabón más débil en la cadena de los PIIGS.
Por el momento, a Irlanda la han castigado menos los custodios de bonos, porque se ha comprometido antes con un ajuste fiscal más fuerte, pero todavía quedan problemas graves. En el cuarto trimestre de 2009, la economía irlandesa seguía contrayéndose bastante acusadamente y la recuperación en el primer trimestre de 2010 todavía está por verse. Además, pese a un rígido ajuste fiscal, el déficit tributario permanece del orden de dos dígitos en porcentaje del PIB. Por último, los costes fiscales de rescatar a bancos insolventes se están volviendo enormes y podrían poner en peligro la capacidad del Estado para ayudar a un sistema bancario demasiado grande para quebrar pero, probablemente también, para que le salven.
Para terminar, es digno de mención que, en todos o la mayoría de los PIIGS, las reservas efectivas de deuda pública podrían superar los cálculos oficiales por varias razones. En primer lugar, si es necesaria la deflación para lograr una depreciación real, la caída de los precios aumentaría el valor real de la deuda pública en porcentaje del PIB. En segundo lugar, si un ajuste fiscal conduce a una menor producción, el índice de deuda pública/PIB aumentará. En tercer lugar, casi todas estas economías sufren un envejecimiento de la población que reduce el crecimiento potencial y aumenta, con el tiempo, el índice deuda/PIB. En cuarto lugar, el envejecimiento también incrementa el pasivo público implícito sin financiación, derivado de unos sistemas de Seguridad Social de prepago y un coste sanitario a largo plazo no financiado, que además tendrá que atender a la tercera edad. En quinto lugar, si surgen nuevos apuros del sistema financiero derivado de la deflación y una recesión persistente, los costes fiscales crecientes del rescate de entidades financieras insolventes se incrementarán con el tiempo. En sexto lugar, si la necesidad de restaurar la competitividad acaba exigiendo la salida de la Unión Económica y Monetaria, la consiguiente depreciación nominal y real de la nueva divisa nacional aumentaría bruscamente el valor real de la deuda pública, dados los efectos de balance del pasivo en moneda extranjera (por ejemplo, en Argentina el índice deuda pública/PIB se triplicó del 50 al 150 por ciento en cuestión de meses cuando el colapso de la moneda conllevó que el peso se depreciara de la paridad con el dólar estadounidense a un tipo de cambio de 3 a 1). Estos seis factores implican que las reservas efectivas reales de deuda pública en porcentaje del PIB podrían ser considerablemente mayores que los cálculos oficiales. Es decir, la sostenibilidad de la deuda pública presentaría una problemática más intensa de la que sugieren unos índices ya de por sí elevados.
En conclusión, todos los PIIGS -en diferentes grados- se enfrentan a problemas serios de deuda pública y sostenibilidad del déficit, déficits externos y sostenibilidad de deuda pública y privada extranjera, pérdida de competitividad debido al aumento relativo de los costes unitarios laborales y complicados obstáculos para restaurar el índice de crecimiento robusto y persistente necesario para recuperar la competitividad, la sostenibilidad de la deuda y hacer aceptables políticamente la austeridad y las reformas. Si estos desafíos no se abordan con éxito en los próximos años, no puede descartarse el riesgo de que algunos de los países rezagados de la unión monetaria acaben decidiendo o se vean forzados a abandonarla. Sin duda, la probabilidad de una salida de la unión de sus Estados miembros más débiles es cada vez más alta.
(Nouriel Roubini, pte. de Roubini Global Economics (RGE))
La rebaja de las rebajas
Standard & Poor's Ratings Services rebajó el miércoles (28/4/10) un escalón el rating de España, lo que supone una nueva señal de un agravamiento de la crisis de deuda soberana.
España se convirtió en el tercer país de la eurozona que sufrió una rebaja de S&P en sólo dos días, tras Grecia y Portugal. El martes (27/4), S&P redujo el rating de esos países -el de Grecia hasta territorio basura– ante el temor a que se estén acotando las opciones políticas del país por las flojas perspectivas de crecimiento económico.
– Obama nos está convirtiendo en Argentina (Libertad Digital – 29/4/10)
(Por Richard W. Rahn) Lectura recomendada
Las políticas de Obama están convirtiendo los Estados Unidos en otra Argentina. Hace un siglo, los argentinos gozaban del cuarto ingreso per cápita más alto del mundo porque en su país funcionaba una economía de libre mercado y se respetaban los derechos de propiedad. Hoy, el crédito de Argentina está en el penúltimo lugar (sólo el de Venezuela es peor), y el Gobierno se niega a pagar a quienes adquirieron sus bonos.
En los años 30 del siglo pasado, el Gobierno argentino intervino la economía privada; en 1946, Juan Domingo Perón llegó al poder y nacionalizó los ferrocarriles, la marina mercante y el transporte, entre otros sectores de la economía. Desde entonces, la Argentina se ha visto lastrada por un excesivo gasto público y ha padecido inflaciones altísimas; es lógico, pues, que haya chapoteado en el estancamiento económico. En el Informe Mundial de Libertad Económica, Argentina ocupa el puesto 105 (de 141 países); este año, Estados Unidos ha descendido al número 8.
EEUU tiene un ingreso per cápita de 47.000 dólares al año, por sólo 14.000 la Argentina. Las naciones pueden volverse ricas en el transcurso de unas pocas décadas, como han demostrado Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Singapur y Finlandia, aplicando políticas económicas correctas. Pero igualmente pueden empobrecerse si hacen las cosas mal –por ejemplo, saturando la economía de controles y prohibiciones–, como puede verse en la propia Argentina, Cuba o Venezuela.
El Gobierno de Obama está impulsando políticas proteccionistas y se ha opuesto a la ratificación de acuerdos comerciales que ya habían sido negociados. Mal asunto.
Argentina tiene un IRPF parecido al de EEUU, pero además impone a sus ciudadanos un impuesto al valor añadido (IVA) y un impuesto sobre el patrimonio. Precisamente, los funcionarios de la Administración Obama y algunos miembros del Congreso norteamericano están coqueteando con la idea de implantar el IVA.
En la Argentina se instrumentan políticas monetarias inflacionarias, y se trata de contrarrestar las consecuencias con controles de precios. En EEUU, la Reserva Federal ha aumentado considerablemente la cantidad de dólares en circulación, abriendo así las puertas a la inflación; en cuanto a los altos cargos del Gobierno, defienden la imposición de controles de precios a las compañías de seguros, los proveedores médicos y las instituciones financieras.
En Argentina, varias entidades bancarias, empezando por la mayor de todas, son de propiedad estatal. En EEUU, la Administración Obama ha obligado a varios grandes bancos a convertirse en bancos gubernamentales. Las dos instituciones hipotecarias más grandes del país: Fannie Mae y Freddie Mac, ahora pertenecen en gran parte al Estado.
Los tribunales argentinos son lentos y corruptos. Allí, los derechos de propiedad son débiles y el Gobierno deliberadamente no da a la inflación la importancia que tiene para que los tenedores de bonos pierdan gran parte de su dinero. Por lo que hace a EEUU, la Administración Obama eliminó unilateralmente los derechos de los tenedores de bonos de General Motors y Chrysler, poniéndole así la mano a lo que pertenecía a unos para traspasarlo a los sindicatos que apoyaron electoralmente al mandatario.
La Argentina tiene una legislación laboral muy favorable a los sindicatos y muy onerosa para los empresarios, a los que cuesta mucho contratar personal. La Administración Obama es favorable a unas regulaciones laborales también muy costosas, y que se traducirán en un aumento del paro.
La república austral tiene una larga historia de déficits, y su Gobierno se niega a pagar lo que debe. En cuanto a EEUU, hay economistas que estiman que, en el curso de los próximos 30 años, la deuda pública aumentará entre un 200 y un 500% del PIB. Actualmente se encuentra en el 60%. Una deuda pública equivalente al 200% del PIB es impagable.
Estados Unidos todavía no se ha convertido en una nueva Argentina, pero si no se da marcha atrás en muchas de las políticas de Obama, pondremos rumbo a la pobreza, mientras decenas de disfrutarán de un mejor nivel de vida.
(Richard W. Rahn, presidente del Institute for Global Economic Growth © AIPE)
La gran banca pide a la UE un plan de rescate masivo para los PIIGS
Los acontecimientos se suceden a una velocidad de vértigo. El problema ya no es sólo Grecia sino el efecto contagio que puede provocar la quiebra del país heleno. El riesgo país se extiende por la zona euro. El secretario general de la OCDE (que agrupa a los países más desarrollados del planeta) advierte de que la crisis de deuda se puede extender como el "virus del Ébola" hacia las economías más débiles de la Unión Monetaria.
Por ello, los economistas de JP Morgan y Royal Bank of Scotland (RBS) señalan que es posible que Bruselas precise poner en marcha un plan masivo para rescatar a los denominados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), similar al TARP (Plan Paulson) que aplicó el Gobierno de EEUU para salvar a su sistema financiero del colapso (más de 700.000 millones de dólares). (Libertad Digital – 29/4/10)
La quiebra griega es "inevitable" y el riesgo de contagio es real. "El Titanic se hunde". Con este título el gestor Gregory T. Weldon pone en evidencia los mensajes oficiales de las autoridades europeas.
Se nota en la caída del euro:
En la subida del oro:
En el riesgo de quiebra de Grecia, que se ha disparado en los últimos meses, según el mercado de seguros de impago (CDS):
En el desplome del valor bursátil de los bancos helenos:
En el riesgo de quiebra de Portugal:
En el riesgo de quiebra de España:
En el creciente riesgo de quiebra de los bancos europeos:
En el volumen total de deuda que tienen previsto emitir las principales economías del planeta…
Los bomberos de la UE llegan a salvar a los países堦iquest;o a los bancos, por segunda vez?
La zona euro aprobó ayer el primer rescate de uno de sus miembros en sólo 11 años de historia de la Unión Monetaria Europea. Los ministros de Economía de la zona euro, en una reunión extraordinaria celebrada en Bruselas, acordaron la concesión a Grecia de 110.000 millones de euros durante tres años a cambio de un ajuste equivalente al 11% del PIB del país. (Cinco Días – 2/5/10)
Los responsables de finanzas de la Unión Europea (UE) acordaron un mecanismo de asistencia financiera que, junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), les permitirá movilizar más de US$ 900.000 millones a fin de evitar que la crisis de Grecia se extienda a otros países de la eurozona. (BBCMundo – 10/5/10)
El mecanismo contempla créditos de la Comisión Europea por unos 60.000 millones de euros (US$ 76.000 millones) y un aporte de los Estados de la zona euro de hasta 440.000 millones de euros (US$ 560.000 millones) en garantías de préstamos.
Además, el FMI hará una contribución a esas garantías de al menos 220.000 millones de euros (US$ 280.000).
El Banco Central Europeo tendrá a partir de ahora un papel "oficial" más activo en la lucha contra la Crisis de deuda. Se convocan subastas a tres meses a tipo fijo y sin límite de volumen en mayo y junio. Y otra especial, referenciada al tipo de interés oficial, de 6 meses el 5 de junio. Además, la autoridad monetaria europea podrá comprar deuda pública y privada en los mercados. Y realizará operaciones de esterilización de la liquidez (¿emitiendo certificados?), de forma que no impacte en la política monetaria. (Cinco Días – 10/5/10)
El propósito de este masivo paquete, sin precedentes en la historia de la unión monetaria europea, es disuadir a los especuladores (la "manada de lobos" que mencionó el ministro sueco, Anders Borg) y que apuestan desde hacía semanas por la quiebra de un miembro de la zona euro.
El BCE rectifica: anuncia la compra de bonos de estados miembros
El BCE rectifica los anuncios realizados en la reunión sobre política monetaria del pasado 6 de junio y anuncia que comprará deuda pública en los mercados secundarios para inyectar liquidez y estabilizar los mercados de deuda soberana. Asimismo, la Fed ha reabierto las facilidades de un mecanismo de préstamos de emergencia en dólares, conocido como línea "swap", con otros grandes bancos centrales para ayudar a aliviar la tensión de los mercados en Europa. (Expansión – 10/5/10)
El objetivo del mecanismo puesto en marcha por el organismo monetario europeo es frenar el contagio de la crisis de endeudamiento griega a España y Portugal. Como contrapartida, los dos países se comprometieron a tomar "importantes nuevas medidas de consolidación fiscal en 2010 y 2011" y a presentarlas en la reunión de ministros de Economía del 18 de mayo, según se recoge en las conclusiones del Ecofin informal.
Estas medidas del BCE complementarán al complejo fondo de rescate de 750.000 millones de euros, cuyo Consejo de Gobierno se reunió el domingo 2 de mayo. "El BCE ha tomado la decisión de intervenir en los mercados secundarios de deuda pública", anunció el comisario de Asuntos Económicos. El objetivo de este programa es corregir el "mal funcionamiento" de este mercado y "restaurar un mecanismo apropiado de transmisión de la política monetaria", sin alterar los tipos de interés, anunció el BCE en un comunicado.
El Consejo de Gobierno ha tomado esta decisión tras el compromiso contraído esta misma madrugada (2/5) por los ministros de Finanzas europeos de adoptar "todas las medidas necesarias para alcanzar sus objetivos fiscales este año y los años siguientes, en línea con los procedimientos por déficit excesivos". Se trata de "operaciones muy significativas", ha anunciado en Bruselas el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, quien remitió al BCE para los detalles.
Con el fin de neutralizar el impacto de esas operaciones en los mercados de deuda, el BCE llevará a cabo operaciones específicas para reabsorber la liquidez inyectada en el sistema, de forma que la posición de política monetaria de la entidad no se vea afectada.
Asimismo, el BCE Informa de una acción conjunta con el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, la Reserva Federal estadounidense, y el Banco Nacional de Suiza, encaminada a aliviar las tensiones que han aparecido en los mercados europeos de financiación a corto plazo en dólares.
Han reactivado las facilidades temporales de un mecanismo de préstamos de emergencia en dólares, conocido como línea "swap", es decir, un intercambio de divisas en dólares. La finalidad de esta línea es facilitar liquidez en la moneda estadounidense para los bancos europeos.
"Estas facilidades están diseñadas para ayudar a mejorar las condiciones de liquidez en mercados financiados en dólares estadounidenses y evitar la propagación de las presiones a otros mercados y centros financieros", según ha señalado la Fed en un comunicado.
Gran Bretaña, el auténtico PIG de Europa (Libertad Digital – 10/5/10)
Lectura recomendada
Mientras todos se fijan en Grecia y en los llamados PIGS, el Reino Unido, inventor del término, está pasando a solas un verdadero calvario económico. Su deuda y déficit públicos no tienen nada que envidiar a los de Grecia.
(Por Fernando Díaz Villanueva)
A mediados de los noventa, en plena expansión posthatcherista, los periodistas británicos se inventaron el término PIGS para denominar de manera informal a las economías del sur de Europa. Las iniciales del acrónimo hacían referencia a Portugal, Italia, Grecia y España, con la desafortunada coincidencia de que esa palabra en inglés significa "cerdos". Eran otros tiempos, a mediados de los años noventa el Reino Unido era el país que más mejor crecía de la Unión Europea, miraba a los demás por encima del hombro y se permitía hacer hasta desagradables chistecitos con los países del sur.
Las cosas han cambiado. En plena crisis de la deuda, con todos mirando fijamente a Atenas y de reojo a Madrid y Lisboa, ha pasado desapercibida la otra crisis, la del Reino Unido, que, tal vez por no estar en la eurozona, ha escamoteado sus propios problemas detrás del canal de la Mancha. Informaba la semana pasada The Independent que los británicos ven cada vez más la televisión, más que nunca antes, al menos desde que se realizan mediciones al respecto.
Los británicos disfrutan de una amplia oferta televisiva, de mucho fútbol, de las mismas series que aquí y de buenas pantallas planas compradas durante la burbuja. Se quedan en casa por todo eso, sí, pero también porque muchos no pueden ir a ningún otro lado, ya que el ocio más barato es aplastarse en el sofá delante de la tele.
Eso de quedarse en casa es sólo un indicador, y ni mucho menos el peor. El Reino Unido arrastra el mayor de los déficits públicos del G-20, del orden de un 13%, superior al de España, al de Grecia, al de Irlanda y al de cualquiera de los países con las cuentas seriamente comprometidas. La deuda soberana, por su parte, ronda el 100% del PIB, el doble que nuestro país. Si no se ha visto en las mismas que Grecia se ha debido a una cuestión puramente temporal.
Atenas ha tenido que refinanciar 20.000 millones de euros de un golpe mientras que a Londres los principales vencimientos le quedan aún lejos, a 14 años vista. La economía británica, bueno es recordarlo, es inmensa, una de las más grandes, completamente imposible de rescatar. Si llegase a suspender pagos su Gobierno el mundo entero se sumiría en una crisis sin precedentes. Eso en lo que toca al sector público.
En endeudamiento privado es altísimo. De promedio, cada británico debe a los bancos un 170% de su ingreso anual. Los hogares ingleses están incluso más endeudados que los norteamericanos. Los artificialmente bajos tipos de interés que ha fijado el Banco de Inglaterra no hacen más que intentar, en vano, reinflar la burbuja crediticia.
Una de las más urgentes tareas que tiene por delante el nuevo inquilino del 10 de Downing Street es reinventarse la política monetaria desde cero. En cuanto suban los tipos, que más tarde o más temprano lo harán, el dinero volverá a estar a un precio más acorde con el del mercado, pero se llevarán por delante a multitud de empresas y familias hipotecadas.
Más de 6 millones de funcionarios
Por de pronto, el Estado tiene que seguir pidiendo prestado fuera porque gasta tanto que no le llega. En el Reino Unido hay 6,1 millones de funcionarios, lo que no está nada mal para un país de 62 millones de habitantes, 15 más que España, y una población activa de unos 30 millones. Durante el periodo laborista el funcionariado ha crecido de un modo exponencial. Casi un millón en poco más de una década.
Unos funcionarios que ganan buenos salarios, mejores incluso que en la empresa que, para colmo, suben más rápidamente. Los números: los británicos que trabajan para el Estado ganan un promedio de 462 libras esterlinas semanales frente a las 451 de los que lo hacen para el sector privado.
Los primeros han experimentado una subida del 3,7% el último año frente a los segundos, que lo han hecho sólo un 1,8%. En resumen, por cada cuatro asalariados privados hay un funcionario. El Gobierno de Gordon Brown, por su parte, se ha conformado con presentar un proyecto de recorte de empleos públicos que afectaría a unas 350.000 personas, una cantidad inapreciable que, además, podría tener un coste político considerable en la calle.
Como en España, el sector privado se está ajustando el cinturón mientras el Estado gasta más. El desempleo se acerca al 8% y tiene ya en la cola del paro a 2,5 millones de personas. Una cifra ridícula en comparación con la nuestra, pero alarmante en un país en el que el desempleo había virtualmente desaparecido durante la última década.
A cambio, el Estado ha de gastar una suma altísima todos los meses en los subsidios a la población no activa, mayormente estudiantes, que suma la impresionante cifra de 8 millones de personas. El equivalente a toda Andalucía. Si cada vez trabajan menos, hay más funcionarios y crece la nómina de subsidiados el panorama es desesperanzador para el que venga.
La libra devaluada
Según muchos, una de las ventajas de no estar en la zona euro es que el Gobierno británico podría jugar con la moneda a placer dejándola flotar en los mercados o devaluándola directamente para recuperar la competitividad perdida por los altos salarios y la anterior fortaleza de la divisa británica. Y así ha sido, la libra se ha devaluado un promedio del 30% con respecto al euro en los dos últimos años.
Las consecuencias de la depreciación han sido también inmediatas. Se han drenado las reservas del país y sus ciudadanos son más pobres, especialmente, los que residen fuera. De España han tenido que salir ya varios miles de expatriados y jubilados que no podían soportar el alto coste de la vida. Una pensión británica, que daba para mucho en la Costa del Sol en 2007, hoy da para bastante menos.
Y si bien hace dos años esa devaluación pudo hacerle algún bien a la recalentada economía británica, hoy lo que muestra son sus puntos débiles. Nadie se fía de la libra porque el Gobierno gasta sin medida y porque el Banco de Inglaterra ha comprado cantidades ingentes de deuda soberana, es decir, ha monetizado esa deuda, la ha convertido en libras esterlinas de nueva creación que han ido directas a costear los programas gubernamentales, tal y como pretende hacer ahora el Banco Central Europea (BCE).
Esas libras se han extendido rápidamente por el resto del tejido productivo llamando a la puerta del verdadero coco de toda crisis económica: la inflación y su corolario de subida de precios. Mientras que en la zona euro la inflación se ha mantenido a raya gracias a la atonía de la demanda y a que el BCE no ha cometido ninguna locura, en el Reino Unido -ya sometido a presiones inflacionistas en plena fase de euforia- la inflación sobrepasa con holgura el 3% y llegó casi a tocar el 6% en 2008.
Si no ha subido más es porque el consumo se ha contraído y ha aumentado el ahorro. De todo ese dinero que el Banco de Inglaterra ha puesto en circulación parte se ha quedado en los bolsillos de los ciudadanos. Evidentemente no va a ser así eternamente.
Los bancos centrales de la euro zona comienzan a comprar deuda soberana
Los bancos centrales de la eurozona han empezado el lunes (10/5) a comprar bonos soberanos de algunos estados miembros como parte del plan del Banco Central Europeo para restaurar la estabilidad de mercado anunciado a primera hora del lunes, dijeron bancos centrales y el propio BCE, así como los operadores de bonos. The Wall Street Journal – 10/5/10)
Los bancos centrales están comprando bonos públicos emitidos por Grecia, España, Portugal, Irlanda e Italia, dijo a Dow Jones Newswires un portavoz de la Asociación de los Mercados Financieros en Europa, o AFME por sus siglas en inglés.
Dijo que AFME había sido informada de esta actividad de compra por sus miembros bancarios que compran y venden estos títulos en los mercados para sus clientes.
El Bundesbank de Alemania y el Banco de Francia también confirmaron que están comprando bonos estatales.
"Estamos muy contentos de que el BCE intervenga de esta manera", dijo Sander Schol, director de la Asociación de los Operadores Primarios Europeos, que representa los intereses de los mayores 20 operadores primarios y que es parte de la AFME.
Una portavoz del BCE no pudo dar detalles el lunes de forma inmediata sobre la cuantía que los banco centrales están comprando, ni tampoco del país de emisión de esos bonos ni de su vencimiento.
Como resultado, la rentabilidad de los bonos públicos que están siendo comprados por los bancos centrales cayó fuertemente.
La rentabilidad de los bonos griegos a 10 años cayó 263 puntos básicos a 10,533% a primera hora y la de la deuda griega a dos años cayó 1.000 puntos básicos, dijeron los operadores. La rentabilidad de los bonos españoles a 10 años descendió 27 puntos básicos a 4,16% y la de los italianos a 10 años cayó 20 puntos básicos a 4,05%.
Después de la superzanahoria ¿cómo aplicar el garrote?
Los mercados financieros del mundo repuntaron con fuerza en respuesta al plan de rescate europeo de casi US$ 1 billón (millón de millones) para eludir una crisis de deuda soberana que amenazaba con descarrilar la recuperación de la economía mundial. (The Wall Street Journal – 11/5/10)
El alivio de corto plazo, no obstante, fue moderado por las preocupaciones de los economistas de que, a largo plazo, el acuerdo altera las reglas de juego de la Unión Europea de una manera que podría socavar su salud fiscal.
Pese a que el plan apaciguó los temores inmediatos a un pánico en los mercados financieros, muchos economistas advirtieron que el radical paquete de ayuda no resuelve las debilidades económicas subyacentes de la región y podría debilitar las normas e instituciones de la zona euro.
Varios países en la periferia de la eurozona, desde Grecia hasta Portugal, siguen sufriendo un deterioro de sus finanzas públicas y necesitan drásticas reformas para restaurar su competitividad. Los analistas advirtieron el lunes que la protección contra la bancarrota por parte de Alemania, Francia y otros países de la zona euro podría hacer que los gobiernos derrochadores de la región sientan menos presión para ordenar sus finanzas. "Esta medida era necesaria para calmar los mercados financieros y quizás haya tenido éxito. Pero plantea interrogantes fundamentales sobre la unión monetaria", observó Daniel Gros, director del Centro de Estudios Político Europeos, con sede en Bruselas. "Ahora que la UE ha indicado que salvará a todos los que estén a la vista, tal vez no haya forma de imponer la disciplina fiscal".
Mientras los analistas debatían los méritos del plan, se formaba un amplio consenso de que las extensas medidas tendrían un profundo efecto sobre el funcionamiento de la zona euro, que catapultaría al bloque hacia una rápida coordinación fiscal.
En tan sólo un fin de semana, la euro zona anuló algunos de sus principios fundacionales, como la prohibición de que los gobiernos se rescaten unos a otros o que el Banco Central Europeo compre deuda de los países miembros, dicen los analistas.
Los economistas advierten que la eurozona necesita más disciplina y mucha mayor coordinación fiscal si quiere que la moneda común sobreviva. Pero esfuerzos anteriores de interferir en los derechos de los gobiernos de cobrar impuestos y gastar como les parezca han fracasado.
El fondo de estabilización, junto con un compromiso del Banco Central Europeo (BCE) de comprar bonos soberanos, ha "debilitado los incentivos para mantener una disciplina fiscal" en la zona euro, dice Marco Annunziata, economista jefe de UniCredit Group, en Londres.
Once años de compartir una moneda han llevado a los 16 países de la zona euro a estar más cerca que nunca el uno del otro. Su unión es tal que cuando Grecia, que contribuye con apenas una cuadragésima parte a la economía del bloque, empezó a tener problemas de deuda, amenazó a toda la unión monetaria.
Los sistemas financieros de los países de la eurozona están más entrelazados. Debido a que no existía un riesgo cambiario, bancos, aseguradoras y fondos de pensiones en cada economía de la zona se convirtieron en los mayores compradores de los bonos emitidos por otros países que usan el euro.
Esto significaba que si Grecia u otro país se declaraban en cesación de pagos, las repercusiones habrían golpeado con fuerza la salud de bancos en toda la región. Ese riesgo para los bancos elevó incluso a las economías pequeñas de Europa a la categoría de "demasiado grandes como para caer", la misma lógica que aplicó Estados Unidos cuando rescató a gigantes como Citigroup y AIG en medio de la crisis financiera de 2008.
Annunziata dice que también quedó de manifiesto que una cesación de pagos en un país haría subir las tasas de interés sobre los bonos emitidos por otros gobiernos europeos, lo que puede elevar los costos de crédito a niveles tal vez prohibitivos. "Mi problema de deuda se convierte en su problema de deuda", agrega el economista.
Aunque las políticas fiscales de los miembros de la zona euro estaban ligadas en esta forma, no se implementaron mecanismos para prevenir que los gobiernos derrocharan sus recursos.
Se suponía que la responsabilidad fiscal de la eurozona estaba garantizada por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento Europeo, el cual tiene como fin limitar los déficits presupuestarios a 3% y la deuda a 60% del Producto Interno Bruto. Pero en la práctica, el pacto no tiene mucho peso.
Ahora, en el transcurso de dos semanas, las perspectivas de disciplina fiscal recibieron dos golpes: el paquete de rescate de 110.000 millones de euros para Grecia y el masivo fondo de estabilización ensamblado durante el primer fin de semana de mayo de 2010.
El pozo sin fondo: el plan de la eurozona, los bancos y las oportunidades reencontradas (El Confidencial – 11/5/10)
Lectura recomendada
(Por Tano Santos)
El plan anunciado este fin de semana constituye un rescate en toda regla a todas aquellas contrapartidas con exposición al riesgo soberano griego, pero también portugués, español, italiano, etc. En particular se rescata a los grandes bancos europeos, franceses, suizos y alemanes, cuyos balances estaban sufriendo sobremanera como consecuencia del incremento de los diferenciales de la deuda soberana en sus carteras.
Esto estaba produciendo un problema tremendo de liquidez en el interbancario que llevó a una seria crisis del sistema la semana pasada, como atestiguaba la subida de los tipos Libor en dólares, la anunciada reapertura de las líneas swaps entre los bancos centrales y otras señales que indicaban la gravedad del problema en desarrollo; las bajadas del mercado de valores sólo daban testimonio de la seriedad de la situación.
El plan se presenta como un rescate de las naciones con problemas fiscales pero es mejor entenderlo como una transferencia del riesgo soberano de determinados países en las carteras de bancos, aseguradoras, fondos de pensiones y otras instituciones al balance de un fondo de nueva creación y de más de 600 billones de euros, bien mediante préstamos directos, bien mediante garantías por parte de los miembros de la zona euro, pero también del BCE.
Esta transferencia ya ha comenzado con el anuncio ayer lunes de la compra de importantes cantidades de deuda soberana por parte del BCE y los bancos centrales de las naciones de la zona euro. Así interpretado, el rescate era inevitable pues en su ausencia el sistema financiero europeo hubiera probablemente entrado en caída libre con el consiguiente agravamiento de la crisis. No es sorprendente por tanto que los bancos fueran los valores que más subieran como consecuencia del anuncio del plan: ellos son los beneficiarios principales de esta serie de medidas.
Un resumen rápido.
El pasado fin de semana la Unión Europea y los países de la eurozona en particular estuvieron involucrados en intensísimas negociaciones que resultaron en la creación de mecanismos de estabilización financiera para los países miembros con problemas fiscales.
1. Por un lado se crea un fondo, con un techo inicial de 60,000 millones de euros con el que conceder préstamos a países miembros de la zona euro acogidos a un programa de asistencia del FMI (con "una "fuerte coordinación por parte del FMI" en palabras de la ministra Salgado, según leo en El País). El programa no es sino la extensión de uno ya existente (y que solo conozco por sus siglas en inglés, MTFAF, que significa Medium-Term Financial Assistance Facility) creado para países que siendo miembros de la Unión no lo son del euro y que básicamente consiste en un mecanismo de emisión de deuda AAA de la Unión Europea que a su vez se liga a un préstamo al país en cuestión (y del que ya se beneficiaron países como Rumanía y Hungría). Este mecanismo es por tanto una copia o mejor extensión de uno ya existente y el límite inicial del mismo puede ser incrementado mediante decisiones ejecutivas del consejo de ministros, una vez hecha la recomendación por parte de la Comisión. El mecanismo no es sino un subsidio donde los países con problemas de financiación reciben préstamos a tipos que serian de otra forma inaccesibles gracias a los países que en la Unión tienen una calificación triple AAA (la emisión está garantizada con el presupuesto de la Unión).
2. La creación de un vehículo especial de 440.000 millones de euros, con tres años de vencimiento y de naturaleza intergubernamental, entre avales y préstamos que sirva a los países que tengan dificultades de financiación o sólo lo puedan hacerlo a tipos elevados. La naturaleza intergubernamental de la estructura es simplemente para evitar los problemas legales en Alemania que pudiese derivarse de un rescate de un país miembro por parte de la UE. El antecedente es una estructura similar puesta en marcha en Francia durante la crisis de 2008 para la financiación de los bancos. Este vehículo estará respaldado por los países miembros del euro en proporción al capital inicial aportado al BCE.
3. El FMI contribuye fondos a ambos programas; en particular contribuye 220.000 millones de euros al anterior programa.
4. Todo lo anterior palidece sin embargo frente al anuncio por parte del Banco Central Europeo de iniciar la compra de bonos nacionales. Estas compras están en un principio esterilizadas pero si la experiencia reciente de la Reserva Federal es un guía esto no es un buen augurio. El escueto texto del BCE es revelador del espíritu con el que los miembros del consejo del BCE han tomado esta decisión que es uno de malhumor y falta de entusiasmo. Reproduzco el texto del BCE en el que el banco anuncia la nueva política en este punto (solo lo he encontrado en inglés): "To conduct interventions in the euro area public and private debt securities markets (Securities Markets Programme) to ensure depth and liquidity in those market segments which are dysfunctional. The objective of this programme is to address the malfunctioning of securities markets and restore an appropriate monetary policy transmission mechanism. The scope of the interventions will be determined by the Governing Council. In making this decision we have taken note of the statement of the euro area governments that they "will take all measures needed to meet [their] fiscal targets this year and the years ahead in line with excessive deficit procedures" and of the precise additional commitments taken by some euro area governments to accelerate fiscal consolidation and ensure the sustainability of their public finances. In order to sterilise the impact of the above interventions, specific operations will be conducted to re-absorb the liquidity injected through the Securities Markets Programme. This will ensure that the monetary policy stance will not be affected."
Una evaluación rápida.
Esta crisis es una de apalancamiento, en algunos países mayoritariamente del sector privado (España, EEUU), en otros del sector público (Grecia, Japón, Bélgica, Italia), y de malas perspectivas de crecimiento que hacían insostenible los niveles de deuda (por ejemplo, el desempleo masivo y las malas perspectivas de crecimiento hacen del apalancamiento del sector de las familias españolas un problema gravísimo). Este plan, excepto en lo que se refiere al anuncio del BCE, al que vuelvo más abajo, es uno que ofrece más deuda para acabar con el problema de la deuda existente y solo puede funcionar si los países que están en el punto de mira de los mercados acometen las reformas económicas y ajustes fiscales necesarios para recuperar la estabilidad presupuestaria durante estos tres años. Esto es, el plan que aquí se propone no es sustituto de nada: Si los griegos necesitaban de un ajuste fiscal hace una semana, lo siguen necesitando hoy; si los españoles necesitaban de reformas estructurales hace una semana las siguen necesitando hoy. Pero es un plan que da margen de maniobra si se quieren acometer dichas reformas.
Para todos aquellos que llevamos proponiendo reformas de calado este plan constituye un arma de doble filo. Por un lado resuelve los problemas de financiación inmediatos de los PIIGS y da tiempo para acometer las mencionadas reformes y ajustes sin acuciantes problemas de liquidez; y hay que decir que sin estas reformas y ajustes el plan fracasará. Por otro, elimina completamente los incentivos para acometer dichas reformas: Si nuestros gobernantes no tuvieron incentivo alguno para acometer las reformas cuando el desempleo se disparaba al 20% y el diferencial de nuestra deuda con respecto a la alemana se disparaba igualmente, ¿qué nos hace pensar que lo van a hacer ahora que nos podemos acoger a estos programas de ayuda y así evitar crisis de liquidez? El problema del programa reside en que es difícil ver un plan de ajuste en Grecia o en España (y a lo que me refiero con esto vuelvo más abajo) que sea lo suficientemente ambicioso para hacer del mismo un éxito y lo suficientemente flexible que lo haga políticamente viable. Los detalles del plan no permiten, al menos por ahora, evaluar la "condicionalidad" del mismo, esto es el conjunto de condiciones bajo las cuales los países con necesidades de financiación pueden acogerse al programa (los detalles del vehículo especial de 440 billones de euros son escasísimos.)
Es importante entender que la "condicionalidad," las condiciones bajo las cuales un país puede acogerse al programa, es de fundamental importancia. Si dichas condiciones son excesivamente duras, como lo es en el caso griego, entonces el programa no es creíble y la duda sobre esta crisis no se resuelve: ¿Puede un país como Grecia realizar un ajuste fiscal del calibre exigido sin una reestructuración de su deuda? Si las condiciones son blandas entonces los países con problemas tendrán incentivos para aprovecharse del programa sin hacer los sacrificios que permitan una solución a largo plazo y estaremos de vuelta en un par de años.
Es por ello por lo que el plan puede ser la puerta por la que se cuele una reforma profunda de la UE y que lleve a una armonización más estrecha y quizás obligatoria de los presupuestos, al menos, de los países miembros del euro. Esto requeriría que la autoridad final en lo que a la posición fiscal de los países de la eurozona residiese en Bruselas, con lo que esto llevaría a los estados miembros y sus parlamentos a dejar algo tan importante como la autonomía fiscal en manos de terceros.
Esto es, el plan que se anuncia resuelve problemas de liquidez y no de solvencia (a no ser que uno crea que lo que hacía insolventes a los estados eran los tipos de interés a los que podían refinanciarse y no los problemas de los déficits estructurales.)
¿Es el fondo de 440 (más 200 del FMI) billones una fuente de condicionalidad?
Hay una falta desesperante de detalles sobre el gigantesco fondo de préstamos y garantías antes descrito pero quizás sea provechoso especular si puede ser utilizado como un mecanismo de incentivación para la toma de medidas de ajuste fiscal o reformas estructurales. Por ejemplo la financiación de, pongamos, España, de sus emisiones a cargo del fondo o las garantías que el mismo pueda dar pueden estar condicionadas a la consecución de determinados objetivos fiscales o a la adopción de las reformas estructurales. La estructura de acuerdos bilaterales intergubernamentales que parece tener el fondo añade un elemento más de condicionalidad pues un país puede verse excluido de la financiación si no hay contrapartida que esté dispuesto a patrocinar el préstamo; esta estructura está hecha, según cuentan los medios, para satisfacer las necesidades legales alemanas y uno se pregunta si ese es el agujero que el país germano puede utilizar para excluir del fondo a los países fiscalmente irresponsables una vez que remita la crisis.
Otra fuente de condicionalidad puede ser aun más sibilina. Por ejemplo, el fondo puede consolidar unas cantidades importantes de la deuda soberana de los países en dificultades. Dicha consolidación puede incrementar el poder de negociación de la Unión Europea frente al país en cuestión. Por ejemplo, en caso de incumplimiento de determinados objetivos fiscales de un país, el fondo podría proceder a la venta de la deuda del país emisor en el mercado, con el consiguiente incremento de los diferenciales y el encarecimiento de su deuda. Esto podrá formalizarse en los estatutos del fondo para evitar la discrecionalidad de la decisión y evitar las considerables presiones políticas a las que sería sometido el fondo por parte de los países con problemas fiscales.
Pero también el fondo mediante la consolidación puede ser una fuente de reestructuración de la deuda problemática. Una vez que el fondo haya adquirido un porcentaje importante, por ejemplo, de la deuda griega puede proceder a una renegociación de la misma con la certeza de que ello no llevara a problemas de solvencia en el sistema financiero francés, para seguir con el ejemplo, que era el mayor tenedor de la deuda griega.
El papel del BCE.
Son muchos los observadores que inmediatamente resaltaron la importancia del anuncio del BCE de intervenir en los mercados de deuda privada y pública. El BCE va a comprar bonos, públicos y privados, y en un principio va a esterilizar estas compras. Esto es, el BCE no quiere perder la guerra que siempre existe entre la autoridad fiscal y monetaria en lo que se refiere al equilibrio presupuestario, pero desde luego que con el anuncio de ayer ha perdido una batalla. La esterilización puede hacerse mediante la venta de activos, la emisión de papel, presumiblemente a corto, o simplemente la oferta de depósitos a plazos y compensados con unos tipos de interés lo suficientemente atractivos.
El BCE puede abandonar dicha política de esterilización y simplemente iniciar una política de monetización. Como ya apunté en un post anterior esta es una (muy desagradable) solución: que el BCE inicie una política de expansión cuantitativa (como la Reserva Federal o el Banco de Japón durante la gran crisis bancaria del país nipón) y produzca un proceso inflacionario sostenido, eliminando la deuda real, los salarios reales y los beneficios sociales reales (pensiones y desempleo). Si es factible o no ya lo discutí en el anterior post pero por resumir creo que no: Requeriría un cambio de actitud importante por parte de miembros del consejo que, como Axel Weber, han reiterado su oposición a cualquier solución que implique la monetización de los déficits de los países más irresponsables en lo fiscal.
¿Y nosotros?
Aunque parezca mentira, estamos como estábamos en lo que a la necesidad de reformas se refiere. Pero este gobierno, este presidente, mereciéndola o sin merecerla, tienen una oportunidad más y es la de una vez demostrar que España es efectivamente un país serio y que podemos distinguirnos del resto de los PIIGS mediante la adopción de las reformas tantas veces solicitadas, sin el agobio de los posibles problemas de financiación que hacían de cualquier medida una prueba ante el mercado. No estaría de más, por ejemplo, acometer la reforma del sistema de pensiones que tiene el beneficio de tener efectos fiscales importantísimos, y por lo tanto de fijar expectativas, sin tener los efectos contractivos tan temidos en cualquier consolidación fiscal. El presidente se quejaba que cualquier contracción fiscal ahora mismo sería contractiva, y en esto llevaba razón, pero a su vez parecía utilizar este argumento como excusa para la inacción que ha caracterizado su gestión de la crisis. Se pueden hacer muchas cosas que sin tener un impacto fiscal primario pueden tener efectos muy saludables sobre nuestra prima de riesgo y las expectativas de nuestra economía. La reforma de las pensiones nos permitiría distinguirnos inmediatamente de los otros países en dificultades y quizás empezar un círculo virtuoso que hiciera fáciles otras decisiones.
Es importante que nuestro gobierno no utilice este programa como una excusa para no hacer nada de lo mucho que nuestro país necesita con urgencia: ¿Hay que repetir que nuestro país tiene el 20% de desempleo y que todas las expectativas incluidas las del gobierno es que no va a bajar del doble dígito en los próximos años, que una vez más se está desaprovechando una generación de jóvenes y sacrificando lo mejor de su vida laboral en el altar de no se sabe qué conveniencia?
Coda: Sobre los especuladores
Mucho se ha hablado durante estos días de los especuladores a quien se ha culpado de forma repetida de la crisis de deuda griega y el contagio a otros países. Si usted participa de semejante opinión, le ruego que se haga la siguiente pregunta: ¿Compró usted deuda griega cuando el diferencial con el bono alemán llegó al 10%? Si la respuesta es que no y tenia los fondos necesarios para una inversión a largo plazo, entonces usted es un especulador porque rehusó a comprar deuda que en un principio consideraba perfectamente viable teniendo los fondos para ello, presumiblemente esperando un mejor precio en ocasión posterior. Si la respuesta es que sí, enhorabuena porque ha obtenido unos excelentes rendimientos y además tiene la satisfacción de no ser un especulador.
Es importante insistir en lo que iniciaba este post que es que a quien se rescata con este paquete es a todos los bancos, aseguradoras y demás con fuertes posiciones en deuda soberana, griega y no griega. Pero también hay que enfatizar que con el paquete de ayuda se ha enriquecido a todos los bancos de inversión y fondos de gestión riesgo que durante estas últimas semanas no han hecho más que vender protección sobre la deuda griega, española y portuguesa (mediante posiciones cortas en "credit default swaps") y comprando directamente los bonos de los PIIGS, apostando a que los gobiernos europeos intervendrían y rescatarían a los países (y sus instituciones financieras) en dificultades. Tienen todos estos agentes tomada la medida exacta a nuestros gobernantes, ignorantes en todo lo que se refiere a los complejos mercados financieros, y la apuesta a que el pobre contribuyente europeo iba a hacerse cargo de la deuda soberana era una prácticamente segura. Como ya dije en un anterior "post" en nadaesgratis.es ("Tarde, mal y nunca: España, una oportunidad perdida"), ahora nos toca bailar al ritmo del mercado e impresiona ver a la Unión Europea en tal tesitura. Las exigencias de nuestro socios en lo que se refiere al déficit de España no es sino la correa de transmisión de lo que se vivió en Europa la pasada semana.
Se nos hace difícil oír a nuestros gobernantes pontificar que con este programa se pone fin a los malvados especuladores: Las risas en Wall Street, que casi puedo escuchar desde mi oficina en Columbia, y muchos otros centros financieros ante tan ingenua afirmación no nos permiten escucharlos con claridad.
(Tano Santos es director de la cátedra Franklin Pitcher Johnson, Jr. de Finanzas y Economía de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, Nueva York, e investigador de Fedea)
Según algunos cálculos, sería Grecia la que tendría que rescatar a Alemania (Expansión – 24/5/10)
Lectura recomendada
(Por Wolfgang Münchau)
¿Es insolvente la eurozona? En las últimas semanas, nos hemos centrado en la solvencia de Grecia, España y Portugal. Sin embargo, nunca cuestionamos la solvencia de los que garantizan la deuda de los países del sur de Europa.
Lo primero que deberíamos saber es que no se puede responder a esa pregunta con una referencia superficial a las ratios de deuda del PIB de los países de la eurozona. En este caso concreto, esta macroperspectiva no sirve de mucha ayuda, dado que esas cifras sugieren que la eurozona se encuentra en una mejor posición que EEUU, Reino Unido o Japón. El problema es que esos datos excluyen la deuda contingente y la interconexión de los flujos financieros.
La principal categoría de deuda contingente la forman las diversas garantías que la eurozona ha repartido en los últimos dos años. Los gobiernos de la UE han garantizado de forma efectiva los pasivos de sus sectores bancarios, así como los depósitos bancarios, hasta un determinado límite.
Los estados miembros de la eurozona cubrieron además las necesidades de la deuda griega de los próximos tres años, ampliando el plan al resto de la eurozona. Seguramente habrá que volver a duplicar esas garantías. La semana pasada señalé que no era casual que la eurozona creara un plan extraordinario para gestionar este rescate. Su nombre no es lo único que nos recuerda a esas famosas estructuras financieras que nos trajeron la crisis subprime. De hecho, hay importantes paralelismos.
Al igual que una dudosa CDO vinculada al mercado de las hipotecas subprime, el vehículo de propósito especial (SPV, en sus siglas en inglés) de la eurozona, carece de transparencia. Las normas operativas no están claras y, desde que los líderes políticos anunciaron el acuerdo, ya han surgido diferencias entre los estados miembros. Para entenderlo, conviene leer la letra pequeña.
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