Roma se reservaba la soberanía eminente sobre estas ciudades, pero les devolvía el usufructo, con excepción del ager publicus. Roma reconoció la autonomía de alguna de estas ciudades pero sus tierras quedaron sometidas al diezmo de la cosecha, y en caso de exenciones, estas se daban a título personal (por ejemplo a los habitantes de una ciudad aunque cultivaran tierras en otra ciudad). El diezmo se pagaba generalmente en especie y el beneficio permitido al recaudador era limitado.
Las ciudades sometidas a Roma, con su territorio rural incluido, no tenían derecho a declarar la guerra por su cuenta, pero debían declarar la guerra forzosamente en caso de que Roma lo hiciera. También tenían prohibido hacer convenios de ningún tipo con otros Estados o Ciudades. Además no podían acuñar moneda y eran las monedas romanas las que tenían curso legal en todas estas ciudades.
Había varios tipos de ciudades vinculadas a Roma:
Ciudades de derecho romano. Algunas ciudades recibieron el derecho completo de ciudadanía romana (civitas óptimo jure), especialmente las antiguas ciudades aliadas de la Liga Latina, las ciudades Sabinas y gran parte de las del País Volsco. Junto a ellas estaban las colonias que disfrutaban del derecho de ciudadanía.
Ciudades latinas. Las ciudades sujetas llamadas Latinas eran las otras ciudades de la Liga Latina que no habían recibido el derecho de ciudadanía, y las colonias de derecho latino (es decir las colonias que no tenían derecho de ciudadanía). Los latinos y los romanos eran iguales en sus relaciones privadas, en los negocios, el comercio y las sucesiones.
Ciudades sin voto. Estaban en tercer lugar las ciudades con derecho de civitas pero sin voto (civitas sine suffragio), que aunque podían llamarse ciudadanos, debían soportar todas las cargas cívicas (reclutamiento militar, impuestos ordinarios, servicios y contribuciones especiales) sin compensación (sin derecho a votar). Estas ciudades estaban administradas para los asuntos judiciales por un Prefecto anual designado por el Pretor de Roma. Su administración civil estaba en manos de sus propios magistrados locales, generalmente de la aristocracia.
Ciudades confederadas no latinas. Finalmente estaban las ciudades confederadas no latinas, cuyos derechos quedaban establecidos por los tratados particulares concertadas con cada una de ellas. Estas ciudades suministran contingentes al ejército en cuantía prefijada de antemano, siendo el equipamiento del contingente a cargo de la ciudad. Igualmente estas ciudades estaban gobernadas por magistrados locales surgidos de la aristocracia.
EL REY
Gobierna Roma un rey, representante de la institución monárquica, al que corresponde todo el poder (imperium) y dicta las órdenes (dictador), el cual era elegido entre el pueblo como jefe de una gran familia política (mágister pópuli).
Auxilian al rey los líctores, alguaciles que le precedían en sus actuaciones con el hacha y las varas. En su ausencia los poderes administrativos correspondían a un delegado (praefectus urbis). Si el rey no designaba sucesor los ciudadanos designaban en el interregno, por un periodo de cinco días, a un ínter rex, y después se elegía un nuevo rey, o bien se designaba un nuevo ínter rex por otros cinco días con facultad de designar nuevo jefe.
EL SENADO
Frente al rey se erige la institución del Consejo de Ancianos (senatus) para contrabalancear a la institución real.
Los primeros senadores son los representantes designados por cada gens. Tienen carácter vitalicio. Como el número de gens es invariable (las sucesivas familias surgen siempre de un tronco común y por tanto se integra en alguna de las gens existentes) también es invariable el número de senadores.
No obstante había una excepción: cuando un senador moría el rey estaba facultado para nombrar un sustituto temporal (hasta la designación del sustituto designado por la gens). La costumbre del nombramiento real acabó concediendo al rey la elección de los senadores.
El senado era un órgano meramente consultivo, pero siendo emanado del pueblo, el rey lo convocaba a menudo y consideraba sus propuestas. Sus reuniones se celebraban en el comitium en una sala llamada bule. Más adelante había un grupo de gente que decidía quien iba a enfrentar al rey y quien manejaría las entradas de plata.
DIVISIONES DE LA POBLACIÓN ROMANA: LAS GENS Y LAS CURIAS
La división de la población se hacía desde las gens:
10 gens constituían una curia.
10 curias constituían una tribu.
10 "tribus" constituían una "civita".
El sistema decimal está presente en otros aspectos de la sociedad romana:
Cada gens contribuía con diez soldados de infantería (miles o milicia), uno de caballería (eqües) y un senador.
En las ciudades sometidas por Roma se establecía un Consejo de Cien Ancianos (céntum-viri), cada uno de los cuales era el cabeza de diez casas (diez casas = una gens), de donde surge la denominación de decuriones.
El sistema decimal pues rige en la sociedad romana, aunque, si bien al principio debieron responder a una realidad, con el tiempo derivaron en una mera división teórica: pronto fue inexacto hablar de curias con diez gens al introducirse nuevas familias, que aumentaban el número de gens de las curias existentes y más tarde el número de curias. Tampoco correspondía a cada decurión el mando sobre diez casas. En cambio la aportación al ejército se mantiene básicamente. Así pues, al pasar los años, los números primitivos dejan de corresponderse con la realidad pero se mantiene la tradición y así las gens y familias son aumentadas o divididas por decreto, pero la realidad se impone y la división deja de ser geométrica e inflexible.
Así, cuando el número de senadores quedó fijado en trescientos, no quería decir que existieran sólo trescientas gens, sino que entre todas las existentes (cuyo número podía ser mayor o menor) se designaban únicamente trescientos senadores. Las curias dejaron de ser diez para pasar a un número indeterminado (hasta 30), cuyo conjunto formaba la ciudad. También los 3000 infantes y 300 caballeros que formaban el ejército salían del conjunto, y no considerando cada gens (así unos aportaban más y otros menos). La misma situación se reprodujo en las ciudades sometidas a Roma.
Las curias (diez gens) constituyeron muy pronto la base de la ciudad. Las curias se reunían en una asamblea dirigida por el curio, y en presencia de un sacerdote (flamen curialis). El reclutamiento y los impuestos se hicieron desde muy pronto sobre la base de las curias.
Los miembros de las curias eran los ciudadanos que votaban, y a las votaciones se las llamaba "comicios curiales", celebrándose las votaciones por separado en cada curia. Normalmente se celebraban comicios el 24 de marzo y 24 de mayo de cada año.
LOS COMICIOS
Las decisiones en Roma se adoptaban en los comicios, es decir en las votaciones de las asambleas.
Los comicios más antiguos son los comitia calata, convocados por el rey para solemnizar ciertos actos religiosos.
Los comicios políticos eran aquellos en los que votaba la población organizada en curias (inicialmente una curia eran diez gens). Se convocaban el 24 de marzo y 24 de mayo y cuando el rey lo consideraba conveniente. Decidían sobre la elección de monarca, asuntos políticos importantes y la concesión del derecho de ciudadanía. El convocante presentaba una propuesta y los ciudadanos de la curia con derecho (probablemente un voto por cada padre de familia) la votaban. Cada curia era un voto y se precisaba el de 16 curias (de un total de 30) para la aprobación.
CIUDADANOS PLENOS, HONORARIOS Y CLIENTES
Junto a los ciudadanos plenos o patricios —entendiéndose como tales los cabeza de familia (páter familias) y sus hijos varones— estaban los ciudadanos "honorarios", invitados de otras ciudades que renunciaban a su antigua ciudadanía y aceptaban la ciudadanía honoraria romana. También estaban los clientes de los patricios y los esclavos.
El grupo de los clientes estaba formado básicamente por esclavos liberados por sus amos patricios, y que después de su liberación permanecían vinculados (ellos y sus descendientes) a su antiguo amo (y a sus herederos), quien ejercía sobre ellos cierta tutela y proteccionismo paternalista, a cambio de ciertos servicios y lealtades. En este grupo se integraron también algunos extranjeros (habitantes de ciudades derrotadas a los que no se permitía residir en su ciudad pero tampoco habían sido declarados esclavos, y que constituían como un grupo cliente de toda la ciudad de Roma) y exilados sujetos al patronazgo de un patricio.
EL EJÉRCITO
Instrucción y entrenamiento
Durante cuatro meses los nuevos reclutas eran sometidos a un entrenamiento implacable. Al concluir este período los supervivientes ya podían llamarse soldados -milites-. Los que no podían resistir el entrenamiento eran rechazados.
Primero se les enseñaba a desfilar marcando el paso. Luego se les llevaba de marcha, forzándolos al máximo hasta que fueran capaces de recorrer 20 millas romanas -30 km- en cinco horas. Después tendrían que recorrer la misma distancia cargados con todo su equipo, que incluía armas y armaduras, utensilios de cocina, estacas para la empalizada, instrumentos para cavar y provisiones para varios días, pues al final de cada marcha tenían que levantar un campamento con terraplenes y fosos de defensa.
Soldados romanos del 70 a. C. en ataque. El fondo no se corresponde con una fortaleza romana real. Se trata de una simulación.
El entrenamiento continuaba hasta que eran capaces de recorrer 24 millas -36 Km.- en cinco horas. En un principio los legionarios utilizaron bestias de carga y carros para transportar el equipo. Pero el célebre general Cayo Mario impulsor de grandes reformas en el ejército, les obligó a transportar personalmente casi toda la impedimenta necesaria para reducir el tamaño de las caravanas de intendencia (los llamaban "las mulas de Mario"). El equipo completo debía pesar por lo menos 30 kg, y las armas y armaduras más de 20.
Los legionarios realizaban marchas tres veces al mes durante 25 años. Este entrenamiento y capacidad de desplazamiento fue una de las causas por la que el ejército romano fuera tan superior a otros ejércitos. Esto era solo parte de la instrucción, puesto que el programa de entrenamiento también incluía carreras, saltos, equitación y natación. Cuando se consideraba que se encontraba en buena forma física comenzaba la instrucción en el manejo de las armas.
Los reclutas aprendían a atacar a una gruesa estaca clavada en el suelo con una pesada espada de madera y un escudo de mimbre que pesaba el doble que un escudo normal. Se les insistía que golpearan de frente, sin describir arcos con la espada, que pueden evitarse con más facilidad. También se les entrenaba en el lanzamiento de pesadas jabalinas de madera contra las estacas.
Una vez superado este paso, se les consideraba dignos de empuñar armas auténticas forradas de cuero para evitar accidentes, que les parecerían ligerísimos en comparación con las pesadas armas de madera.
LOS EFECTIVOS
Una legión estaba formada por diez cohortes (a no ser que fuera una corte de asalto o invasión que estaban formadas pos unos 20 o 30 hombres) de 480 hombres cada una lo que da la cifra de 4,800 hombres en total; eso en teoría, ya que no parece seguro que las legiones hayan estado con sus cuadros completos, ni mucho menos.
Normalmente cada centuria formaba como un cuadro de 10 x 8 hombres. Como la segunda centuria de cada manípulo bajaba para cerrar el hueco, la profundidad de la línea de combate de la legión era de 8 hombres. Puesto que tres eran las líneas que una legión podía presentar, el frente de combate quedaba estructurado como una sucesión de líneas con 8 hombres de profundidad. Recordemos que en Cannas los manípulos formaron con su profundidad doblada, es decir, con 16 hombres; un experimento que costó a los romanos 50.000 muertos. Puesto que el secreto táctico de la legión no era otro que su flexibilidad, la línea de combate con 8 hombres de profundidad era la más racional y la que mejor se adaptaba a esa característica esencial. Pero si había que reducir la profundidad, esa misma flexibilidad operaba el milagro de permitir "adelgazar" las líneas.
CLASES SOCIALES
La sociedad romana, como muchas otras sociedades antiguas, se basaba en la desigualdad, y, como en toda sociedad desigual, la tensión entre las clases y su dialéctica es el motor de su historia y su principal característica.
Las clases que se distinguieron fueron cinco: patricios, plebeyos, esclavos, clientes y libertos. La tensión entre patricios y plebeyos y las rebeliones de los esclavos fueron las más importantes noticias políticas; las tres primeras fueron las clases con mayor actividad política; las otras dos, menos.
Esta organización social no fue estática durante toda la historia de la antigua Roma. Hubo tensiones, cambios, evolución.
EN LA MONARQUÍA
En los primeros tiempos la desigualdad social se basaba en el nacimiento y en la religión. La sociedad romana presentaba dos grandes tipos de ciudadanos: los libres y los no libres (los esclavos, lat. servi).
Los ciudadanos libres, a su vez, se dividían en privilegiados (los patricios, en lat. patricii) y en no privilegiados.
Los ciudadanos no privilegiados podían ser independientes (los plebeyos, en lat. plebeii) o dependientes (los clientes y los libertos, en lat. liberti).
Patricios.- Eran las primeras familias asentadas en Roma y sus descendientes. Cada una pretende descender de un antepasado más o menos divinizado (pater). Los que tienen un mismo pater forman una gens, llevan el mismo apellido (nomen gentilicium) y celebran un mismo culto (sacra gentilicia).
Desde el principio de Roma, los patricios y sus familias constituyen el primer eslabón social. Estos patricios poseían esclavos, probablemente muchas veces en gran número. Los patricios están en la base de la fundación de Roma y, por tanto, son ciudadanos romanos. Tiene la exclusiva de los cargos públicos, y dirigen la vida de Roma.
Más tarde el derecho de ciudadanía se extiende a las llamadas minores gentes, es decir a los que procedentes de otras ciudades o dentro de la misma ciudad sin ser patricios, adquirieron la ciudadanía romana. Los patricios decían que eran los parientes de los fundadores de Roma. (Rómulo fue el fundador y primer rey de Roma).
Clientes.- Los clientes eran los extranjeros o refugiados pobres, sujetos a patronazgo de un patricio, el cual le brindaba ayuda económica, lo defendía ante la ley, y lo dejaba participar de las ceremonias religiosas a cambio de que éste lo acompañe en la guerra y lo ayude en todos los trabajos en el que el patricio lo solicitara. Los patricios se enorgullecían de tener clientela grande o importante
Plebeyos.-Constituyen la mayor parte de la población (la multitud), compuesta también con extranjeros, refugiados pobres o clientes que se habían enemistado con sus "patronos". Eran considerados hombres libres, por lo que no podían participar en lo político ni en lo religioso.
Esclavos.-Es el destino normal de los presos de guerra. Legalmente, carecían de todo derecho: eran instrumentum vocale ("herramienta que habla"). Hacían gratis los peores trabajos y de por vida. El trato dependía del carácter personal del amo. Llegaron a ser numerosísimos con la expansión de Roma.
EN LA REPÚBLICA
En esta etapa (509-27 a. C.) hubo fuertes tensiones sociales. Puede que de comienzos de la misma sea una reforma social (atribuida por los historiadores antiguos al rey Servio Tulio) consistente en fundar la jerarquía social no en el nacimiento ni en la religión, sino en el dinero y en la demarcación territorial.
La plebe lógicamente crecía más que el patriciado, porque en ella entraban las poblaciones anexadas por Roma y los extranjeros que venían a vivir a la Urbe. Pero tan gran número de habitantes no se resignaba a estar en la vida pública de comparsa; y tampoco era rentable que ni pagasen impuestos ni fuesen al servicio militar por no ser cives (ciudadanos). Los plebeyos lucharon mucho por su equiparación política con los patricios. Algunos de los pasos que hubieron de dar fueron los siguientes:
Lucha de los plebeyos para conseguir la igualdad de derechos año 494.
Huelga general.
Los plebeyos se marchan de Roma, al Monte Sacro, ante la negativa de los patricios a la igualdad política. Roma quedó colapsada.
Los patricios tuvieron que ceder y pactar.
Los plebeyos regresaron con este pacto:
No se perderá la libertad por impago de deudas;
Se aceptan como magistrados ordinarios dos 'tribunos de la plebe' (tribuni plebis) con derecho de veto a cualquier actuación del Senado, o de los otros magistrados, que perjudique a la plebe, y con capacidad de acudir legalmente a cualquier plebeyo en apuros.
Los tribunos serán después los líderes de todo el movimiento reivindicativo; se acepta la legalidad de una asamblea exclusivamente plebeya (concilium plebis). años 451-449. Ley escrita.
Hasta este momento en Roma, los patricios juzgaban cada conflicto conforme a la costumbre y a la tradición oral, lo que daba lugar a muchas irregularidades, porque no había ley escrita.
En esta época se redacta el primer código que ocupa 12 tablas (lex XII tabularum) y se promulga a pesar de la resistencia inicial de los patricios.
De aquí arrancará la obra jurídica de los romanos que será uno de sus más importantes legados culturales para la humanidad año 448.
Canuleio consigue los dos cónsules alternen año a año con dos tribuni militum consulari potestate de los que uno ya puede ser plebeyo, aunque este cargo no da la consideración de consularis (para poder acceder al Senado) años 440.
Matrimonio legal.
La lex Canuleia sanciona el derecho al casamiento entre patricios y plebeyos, que hasta el momento estaba rigurosamente prohibido por orgullo de casta y para vetar el acceso de los plebeyos a la vida política. año 409. Cuestura.
En este año los plebeyos acceden por primera vez a la magistratura año 367. Consulado. En este año la Ley Licinia admitirá el principio, y en el 342 por primera vez los dos cónsules serán plebeyos años 356, 337 y 300. Se suceden la dictadura, la censura, la pretura y el pontificado (último reducto del patriciado) años 287.
El Senado reconoce fuerza de ley a las decisiones de las asambleas de la plebe, y admite que estas prevalezcan sobre sus decisiones.
Llegado este momento, se puede decir que plebeyos y patricios tienen igualdad de derechos. Pero quedan las diferencias económicas y religiosas. Patricios y plebeyos ricos se van a entender entre ellos en perjuicio de los plebeyos pobres, los proletarii (cuya única riqueza es su prole, los hijos).
La reforma social, que intentaron Tiberio y Cayo Graco y por la que fueron asesinados, intentaba ayudar a estos hombres que tenían todos los derechos políticos pero carecían de comida.
Clases sociales en la época republicana tras lo anterior: Cives (ciudadanos): patricii (patricios) y plebeii (plebeyos) Non cives: liberti (libertos) y servi (siervos).
La ciudadanía romana:
Durante siglos es el título más deseado. Consiste en unos derechos (iura) y unas obligaciones (munera). En esta época abarca: ivra pvblica (derechos políticos): ius sufragii (derecho de voto); ius honorum (derecho de ser elegible); ius sacrorum (derecho a tener religión o ser elegible para funciones sacerdotales); ius provocationis (derecho de apelación al pueblo en procesos criminales). ivra privata (derechos civiles): ius commercii (derecho de propiedad: comprar, vender, testar…); ius connubii (derecho a contraer matrimonio legal); ius legis actionis (derecho a ejercer acciones judiciales). mvnera (obligaciones): census (obligación de inscribirse en el censo periódicamente); militia (obligación de servir en el ejército durante el tiempo previsto); tributum (obligación de pagar los impuestos; hasta el 167 a. C.).
Adquisición del derecho de ciudadanía (civitas) por nacimiento: naciendo de matrimonio legítimo (iustae nuptiae) de un civis; siendo hijo de liberto o extranjero favorecido con la concesión de la ciudadanía (civitatis donatio); por concesión legal: v.gr.: por hacer una casa en Roma, o construir un barco capaz para 10000 modios de grano, o por hacer condenar a un magistrado; por concesión del estado, representado, para el caso, por los comicios, el general vencedor, las comisiones encargadas de fundar una colonia romana o el emperador.
Pérdida del derecho de ciudadanía (civitas) perdiendo el status libertatis: por condena penal (venta pública trans Tiberim) por insolvencia, pronto suprimida; por privación de agua y luz (interdictio aquae et ignis) o deportación; o por negarse al censo, al servicio militar, por desertar, por caer preso en una guerra, o por violar los derechos de gentes;
perdiendo el status civitatis: renuncia a la ciudadanía (reiecto civitatis) o por hacerse civis de otra ciudad.
Los caballeros (equites) y la nobleza senatorial (nobilitas)
La caballería del ejército romano estaba formada por ricos que traían el caballo o que utilizaban caballos del estado. Formaban un grupo social distinguido (caracterizados por un anillo de oro y una túnica bordada de púrpura), pero pronto fueron insuficientes y hubo que sustituirlos con soldados pagados. Quedaron así como una burguesía dedicada no tanto a la compra y explotación de tierras, como a los negocios bancarios. Raras veces se dedicaron a la política, donde los consideraban despectivamente homines novi (sin antepasados ilustres). Frente a este ordo equester, está la nobilitas u ordo senatorius, formado por patricios y plebeyos que tuvieron algún antepasado que desempeñase en su tiempo alguan magistratura curul (cónsul, pretor, censor o edil). Esta nobleza senatorial es distinta de la nobleza patricia, y se va a confundir en el Senado.
Clientes, libertos y esclavos
Los clientes que fueron absorbidos por la plebe, llegaron a desaparecer al comienzo de la república, pero después reaparecieron al arruinarse la clase media con las guerras y con los productos que gratis mandaban a Roma los pueblos sometidos. Muchos no llegan a tener lazo jurídico con un patronus y andan por Roma sin rumbo, detrás del rico o del político que más les ofrezca.
Los esclavos, en cambio, protagonizan en esta época importantes rebeliones.
EN EL PRINCIPADO
Con Augusto se modifica algo la jerarquía, pero sigue estando basada en la riqueza.
Se distingue entre cives y no cives. Los cives, a su vez, pueden ser honestiores (los ricos) o humiliores (los pobres). Dentro de los honestiores, se encuentran los clarissimi o pertenecientes al ordo senatorius, y los egregii o pertenecientes al ordo equester. Los no cives, por último, son los liberti y los servi.
El ius civitatis que ya en el 88 a. C. se había concedido a los itálicos, en el 212 d. C. se va a ampliar a todos los libres del imperio, para resolver problemas fiscales y militares que tenía Roma. Ser ciudadano deja de ser importante y, de paso, desaparece la posición privilegiada de Roma y de Italia en el Imperio.
Augusto reforma los ordines, colocando en el senatorius a los ciudadanos con más de un millón de sestercios (desempeñan las magistraturas republicanas y tendrán sandalias rojas, túnica laticlavia y, desde Marco Aurelio -161-180-, título de clarissimi); y en el equester coloca a quien tenga 400000 (desempeñarán cargos nuevos: prefecto, procurador; llevan túnica angusticiavia y anillo de oro; desde Aurelio tendrán título de egregii).
Los esclavos aumentaron mucho en número. Se dice que algunas familias tenían más de 500 y que en Roma había unos 250000. El trato se va suavizando por influencia estoica y cristiana. Adriano y Antonino Pío legislan contra el mal trato.
Los libertos aumentaron porque hubo muchas manumisiones. Augusto llegó a prohibir liberar por testamento a más de 100. Algunos jugaron importante papel político.
Los clientes siguen existiendo, en el sentido de que todo el mundo es cliente de alguien más importante. El emperador tiene como clientes a los 150000 proletarios inscritos en la lista de necesitados para el reparto gratuito de alimentos cada mes (annona).
EN EL DOMINADO
Si en la República y en el Principado había solo dos categorías (libres y esclavos), en el Dominado aparecerá una clase social nueva, intermedia entre libres y esclavos: los colonos. La jerarquización se hace más fuerte y estanca: casi un sistema de castas. Los cives, entonces, podían ser libres o colonos, generalmente pobres. Los cives libres abarcaban a la familia imperial (nobilissimi), a los senadores (clarissimi, spectabiles), a los caballeros (egregii, perfectissimi) y a la gente corriente, pobre a diferencia de los otros tres. Los no cives, por su parte, eran los esclavos y los libertos, en ocasiones muy ricos.
Las novedades de esta época son:
equivalencia del ordo senatorius y del equester (estos entran en el Senado);
los humiliores quedan desde el IV fijados hereditariamente a su profesión (gremios);
la esclavitud disminuye porque las nuevas formas de producción ya no la hacen indispensable; muchos huyen y se hacen salteadores;
los colonos son pobres y libres, pero quedan sujetos a la tierra del amo que ellos trabajan: tienen que cultivarla perpetuamente, no pueden dejarla ni un día; no pueden ir a casarse fuera del dominio; los hijos siguen la condición de los padres. Está naciendo así un nuevo sistema: el feudal.
LA CONSTITUCIÓN DE SERVIO TULIO Y LAS NUEVAS DIVISIONES DE POBLACIÓN
LAS TRIBUS
El rey Servio Tulio estableció que el servicio al ejército y el pago del tributum (cuando por razones de urgencia se impusiere) no afectaría solo a los ciudadanos personalmente, sino que se tendría en cuenta sus propiedades: todos los ciudadanos que cultivaran un dominio (adsidui) o lo poseen (locupletes), sean o no ciudadanos romanos, están obligados a la prestación del servicio militar. Los designados para cumplir las tareas militares se elegirían entre una nueva división por propiedades. Así los soldados (entre 20 y 60 años) serían distribuidos en cinco clases (classes):
1ª clase: Los que por sus posesiones aportaban una armadura (clássici). Correspondía esta clase a los que poseían un heredium en pleno dominio (la mitad de las tierras romanas correspondían a los heredia poseídos en pleno dominio, mientras la otra mitad se había ido fraccionando por sucesivas particiones hereditarias o por ventas; un heredium era una finca rústica cuya extensión mínima era de veinte yugadas, es decir 5,4 ha, o sea que la medida romana de la yugada era equivalente a 2.700 metros cuadrados). Iban armados con lanza (hasta), yelmo (galea), coraza (lórica), escudo redondo (clípeus) y polainas (ócreae). Esta primera clase debía comprar y mantener un caballo de donde fueron llamados éqüite, es decir caballeros.
2ª clase: Los que poseían tres cuartos de un heredium (o sea al menos 40.500 metros cuadrados).
3ª clase: Los que poseían la mitad de un heredium (al menos 27.000).
4ª clase: Los que poseían un cuarto de heredium (al menos 13.500 m²).
5ª clase: Los que poseían un octavo de heredium (al menos 6.750 m²).
El armamento de las clases sucesivas era cada vez más ligero. Tras las cinco clases estaban los que no poseían nada (cápite censi) que colaboraban en la milicia como carpinteros, herreros, músicos, etcétera. Por cada 80 soldados de 1ª clase, debían salir 20 de clase 2ª, 20 de clase 3ª, 20 de clase 4ª y 28 de clase 5ª. Los soldados eran movilizados para la campaña, y terminada esta eran licenciados. En cambio los caballeros permanecían en el ejército de forma continuada, y sus integrantes salían de las familias de ciudadanos con mayor riqueza.
Las diversas clases formaban la población susceptible de actuar militarmente y se reunían en asamblea, en los llamados comicios centuriados (comitia centuriata). A fin de facilitar las levas la constitución de Servio Tulio dividió la ciudad en cuatro circunscripciones territoriales llamadas tribus, cada una con una población similar. Los soldados fueron divididos en dos categorías: los jóvenes (iúniores) entre 16 y 25 años; y los veteranos (séniores), de más de 25 años.
Se estructuraban en Legiones, formando una legión 3.000 soldados (classes) y 1.200 auxiliares (vélites). Las legiones operaban en formaciones constituidas por filas de soldados: las cuatro primeras filas estaban integradas por soldados con armadura completa (hóplites u hoplitas). Una legión (4.200 hombres) se dividía en centurias (hasta un total de 42). Casi la mitad de los hombres de una legión disponían de armadura completa (el número de hoplitas era de 2.000 por cada legión). Otros mil hombres eran soldados de 2ª y 3ª clase. El resto, los auxiliares (velites) eran soldados de 4ª clase (en número de 500) y de 5ª clase (en número de 700). En una legión había 1.050 hombres de cada una de las cuatro tribus en que se dividía la ciudad; y en las centurias, cada tribu aportaba 25 hombres.
En esta época Roma disponía normalmente de cuatro legiones (dos de ellas en campaña y dos de guarnición). Cada legión contaba con trescientos caballeros. Todo lo que los soldados ganaran en la lucha, fueran muebles o inmuebles, pasaba al Estado romano.
EL CENSO
Este sistema de reclutamiento en razón de los bienes poseídos, hizo necesario establecer un censo de propiedades y transmisiones, que se revisaba cada cuatro años. Un efecto inmediato fue el de dividir a la sociedad romana: a la división ya existente entre patricios y plebeyos, se añadía ahora la división entre propietarios (los que tienen tierra, sean ciudadanos o no) y proletarios (es decir los que crían hijos, mayoritariamente plebeyos, pero también con algunos ciudadanos arruinados o desposeídos por sucesivas particiones). El censo se hacía cada cuatro años. Al año siguiente se hacían sacrificios (lustrum) y los encargados del censo o censores renunciaban a sus cargos.
LA JUSTICIA
El censo se creó en el año 212 a. C.
La jurisdicción se concentra en la ciudad, y en la fase monárquica en el Rey, que tiene su "tribunal" y ordena (jus o ius) en los días establecidos (díes fasti) sentándose en la llamada "silla curul" (sella curulis) auxiliado por los alguaciles (líctores), y frente a las partes litigantes (rei).
Algunos delitos tienen jueces especiales:
Los duoviri perduellionis para la insurrección.
Los quaestores paricidii para el asesinato.
Unos funcionarios especiales, llamados los tres viri nocturni se ocupan de las cuestiones relacionadas con incendios nocturnos, policía de seguridad y vigilancia de ejecuciones.
La tortura sólo puede aplicarse a los esclavos.
La detención preventiva es la norma general.
La pena capital era aplicable a quien alterara la paz pública, y por otros delitos. Tenía varias formas:
A los testigos falsos se les arrojaba desde una altura (La Roca Tarpeya) era el destino de los traidores.
A los ladrones de mieses se les colgaba.
A los incendiarios se les quemaba vivos.
Existía el derecho de recurso (provocatio). El indulto correspondía al pueblo.
Se daban además algunos tipos especiales de indultos:
El que se arrodillaba ante un sacerdote de Júpiter no podía ser apaleado en veinticuatro horas.
El que entraba encadenado en su propia casa debía ser desatado.
El criminal que al dirigirse a una ejecución se tropezaba con una vestal (virgen, especie de sacerdotisa), era perdonado.
Las penas aplicadas más frecuentemente eran las multas (pagadas con la entrega de bueyes u ovejas) y el apaleamiento.
Los juicios civiles eran juzgados por el rey o por un comisario designado por este. La reparación se verificaba a menudo por vía de transacción, y si no había acuerdo la pena (poena) era fijada por el juzgador.
En caso de robo el ladrón podía pagar una reparación satisfactoria. Si no podía o era irreparable el ladrón se convertía en esclavo del robado. En los casos de injurias se concertaba una indemnización. En los casos de lesiones podía reclamarse el Talión (es decir provocar el mismo daño).
LA PROPIEDAD Y LOS CONTRATOS
Según el dedepósito era adjudicado a los sacerdotes para sacrificios públicos. La parte perdedora tenía treinta días para el pago de la prestación o de la deuda reclamada; si no lo hacía, se pasaba a la vía de ejecución y se le obligaba a pagar salvo que aportara nuevos testigos que justificaran su derecho (víndex).
Si se obstinaba en no pagar o no podía hacerlo, se convertía en esclavo, pero durante un periodo de sesenta días la sentencia quedaba en suspenso por si alguien se compadecía de él y pagaba la deuda, en cuyo caso quedaba libre. Si nadie se compadecía y pagaba, el vencedor del juicio lo recibía en propiedad, y podía matarlo, venderlo como esclavo en el extranjero o guardarlo para sí (en tal caso, al pasar a ser esclavo, esta condición se transmitía a sus descendientes), pero siempre para usarlo fuera de los muros de Roma. Más tarde desapareció el paso a la esclavitud en favor del acreedor, y aquel que no podía o no quería pagar era encarcelado en las llamadas lautúmiae ('cárceles').
El Estado ejercía la tutela de los menores y de los incapaces.
Los esclavos podían ser manumitidos, esto es liberados. La liberación podía ser privada (en cuyo caso el amo tenía derecho a retractarse y recobrar al esclavo), o pública (en cuyo caso era perpetua e irrevocable).
CULTURA
Esta fue el resultado de un importante intercambio entre civilizaciones diferentes: la cultura griega y las culturas desarrolladas en Oriente (Mesopotamia y Egipto, sobre todo) contribuyeron a formar la cultura y el arte de los romanos. Uno de los vehículos que más contribuyó a la universalización de la cultura romana, que pronto fue la de todo el imperio, fue el uso del latín como lengua común de todos los pueblos sometidos a Roma. En los dos siglos que siguieron a la guerra de Augusto, el imperio alcanzó su mayor extensión y realizó una intensa labor civilizadora. La cultura romana ya no quedó limitada a Roma e Italia, sino que se extendió hasta las más lejanas provincias fronterizas.
Se destacaron en la tecnología, los edictos del los pretores, las disposiciones del senado, de la asamblea popular y de los emperadores y las opiniones de los jurisconsultos romanos. Los principios fundamentales se han incorporado a la legislación de todos los pueblos civilizados por Roma.
SITUACIÓN DE LA MUJER
En las familias ricas, la mujer debía llevar una vida de obediencia. El trabajo le era ajeno, excepto el hilar y tejer. Como ama de casa debía supervisar las tareas domésticas, cumplidas por los esclavos. Para los romanos, el crimen más grande que podía cometer una mujer era el adulterio, considerado no sólo un crimen de carácter moral, sino una traición para los dioses tutelares.
PESAMIENTO ROMANO
POLIBIO
Cuando Roma construyó el estado-imperio más poderoso del mundo, se construyó un pensamiento político sistematizado a través de la obra del gran historiador griego y filósofo político "Polibio", el teórico y panegirista de las instituciones políticas de la república romana de las cuales elogia mucho.
Polibio nació en Grecia y murió ahí también cuando ésta ya era dominio de Roma. Fue un administrador de la república romana y se dedicó a escribir su historia de Roma, obra monumental de 40 tomos de los cuales sólo 5 llegaron a nosotros. La mayor parte de su vida la pasó entre viajes diplomáticos, que le sirvió para la preparación del material para su obra histórica y la redacción de ésta.
La idea de Polibio, en su obra fue explicar la grandeza de Roma y sus instituciones republicanas, las que habían llegado a su máximo esplendor. Polibio siguió los orígenes, transformaciones y cambios de las instituciones políticas y jurídicas republicanas en su benéfica acción a favor del progreso romano. Presenta una tesis sobre el origen del estado, describe diversos tipos de gobierno y estudia el ciclo natural de las transformaciones políticas y de los cambios de unas formas a otras del gobierno.
Sostiene que Roma había progresado y se había salvado de las crisis políticas a las que conducen inevitablemente, las formas simples de gobierno y elogia sus formas mixtas: Monárquicas, Aristocráticas y Democráticas. Un sistema de equilibrio de poderes, de frenos y balanzas.
Así, afirma que el ciclo se inicia cuando los hombres sienten la necesidad del orden y del gobierno, y surge el mando de una sola persona, un caudillo militar o personaje carismático y dominador que el monarca: éste, cuando no gobierna en beneficio del pueblo se convierte en déspota y tirano y es arrojado del poder por el grupo de mejores ciudadanos que forman el gobierno de la democracia; pero la aristocracia genera la oligarquía al corromperse y anquilosarse y es derrocada por el pueblo que constituye el gobierno democrático. El pueblo también se corrompe y con este gobierno se llega a la anarquía y el libertinaje; la democracia se convierte en demagogia y para restablecer el orden y la paz se apodera del gobierno nuevamente un caudillo militar vigoroso que instituye de nueva cuenta la monarquía comenzando el ciclo político gubernamental.
Para evitar estos ciclos, Polibio sugiere las formas mixtas y combinadas de gobierno. Sostiene que esas formas mixtas jurídicas y políticas fueron la base del gran poder y la hegemonía mundial en Roma.
CICERÓN
En el Siglo I a.c. etapa final de la república y comienzo del imperio, el pensamiento político es representado por el eximio jurista, gran filósofo y orador "Marco Tulio Cicerón" que aunó a esas superiores cualidades la de ser un brillante escritor. Sus obras representan un esfuerzo intelectual tendiente a convencer a los romanos de la necesidad de volver a las formas mixtas de gobierno y a las moderadas y prudentes instituciones republicanas. Entre las obras más notables de Cicerón destacan, por lo que se refiere a las concepciones sobre el estado, "Las Instituciones Jurídicas y Políticas, El Derecho y Las Leyes Humanas".
Cicerón como filósofo estoico que fue, piensa que el Estado es una asociación provechosa y natural benéfica para los humanos y está contra la postura de los epicúreos de que el Estado es una resultante del egoísmo humano.
Distingue también con claridad al estado del gobierno, considerando al estado como un todo social y al gobierno como un representante político de la voluntad popular. En su obra Cicerón alienta a los romanos en sus ideales de patriotismo y de justicia tratando de que retornen a las instituciones de la república. Cicerón afirma una concepción de igualdad y fraternidad, semejante a las de los estoicos. Sobre estas ideas, al igual que Platón, Cicerón elabora un Código Civil y uno Constitucional de acuerdo con las normas del derecho natural.
El mérito principal de las teorías políticas de Cicerón estriba en su teoría de la ley natural y en haber transmitido al mundo romano las ideas políticas de Platón y Aristóteles y de los primeros estoicos. Para Cicerón y los romanos las ideas de los estoicos de la fraternidad y de la igualdad humana son convertidas, a través de la idea de la ley natural, en una base sólida para la hegemonía mundial romana y en una fundamentación de la idea, varias veces repetidas en la historia humana, del destino manifiesto de algunos pueblos como traductores de la voluntad divina para dominar al mundo. Estas fueron, paradójicamente, las ideas que recogió el impero romano para fundar su idea del destino divino manifiesto y justificar su dominio mundial.
Por ello, las ideas de Cicerón que tuvieron poca influencia en su tiempo por las luchas internas entre los romanos tuvieron en cambio, una gran influencia en los juristas de la época imperial y entre los filósofos y pensadores del cristianismo medieval, sobre todo en la época de la patrística en los primeros siglos de cristianismo y en muchos pensadores de la edad media, real renacimiento y en las teorías políticas de Looke y Montesquieu, sobre el gobierno mixto.
EL PENSAMIENTO DE LEWIS HENRY MORGAN
Hasta 1860, ni siquiera se podría pensar en la historia de la familia. Sólo la forma patriarcal de la familia era aceptada como la más antigua y se creía que no había tenido ningún desarrollo histórico.
Pero en 1871, apareció Morgan, que tomando como punto de partida los sistemas de parentesco y reconstituyendo las formas de familia a ellos correspondientes, abrió nuevos caminos a la investigación y dio la posibilidad de ver mucho más lejos en la prehistoria de la humanidad.
Morgan fue el primero que con conocimiento de causa trató de introducir un orden preciso en la prehistoria de la humanidad, y su clasificación permanecerá sin duda en vigor hasta que una riqueza de datos mucho más considerable no obligue a modificarla.
En su trabajo Studies in ancient history (1877), desarrolla con plena nitidez lo que en 1871 conjeturaba vagamente. La endogamia y la exogamia no forman ninguna antítesis; la existencia de "tribus" exógamas no está demostrada hasta ahora en ninguna parte.
La gens griega y romana, que había sido hasta entonces un enigma para todos los historiadores, quedo explicada partiendo de la gens india, y con ello se dio una base nueva para el estudio de toda la historia primitiva.
El nuevo descubrimiento de la primitiva gens del derecho materno, permitió a Morgan bosquejar por vez primera una historia de la familia y es hoy el eje del cual gira toda esta ciencia.
De las tres épocas principales -salvajismo, barbarie, civilización-sólo se ocupa, de las dos primeras y del paso a la tercera.
SALVAJISMO: periodo en que predomina la apropiación de productos que la naturaleza da ya hechos.
BARBARIE: periodo en que aparecen la ganadería y la agricultura y se aprende a incrementar la producción de la naturaleza por medio del trabajo humano.
CIVILIZACIÓN: periodo en que el hombre sigue aprendiendo a elaborar los productos naturales, periodo de la industria propiamente dicha y del arte.
En cuanto a la familia, Morgan fue adoptado por la tribu de los Sénekas, entre ellos reinaba esa especie de matrimonio, fácilmente disoluble por ambas partes, llamado por Morgan "familia sindiásmica".
La familia, dice Morgan, es el elemento activo, nunca permanece estacionada, sino que pasa de una forma inferior a otra superior a medida que la sociedad evoluciona de un grado más bajo a otro más alto.
Morgan llega a la conclusión de que existió un estadio primitivo en el que imperaba dentro de una tribu el comercio sexual promiscuo, cada mujer pertenecía a todos los hombres y viceversa.
Bachofen busco sus huellas en las tradiciones históricas y religiosas, las huellas descubiertas por él, no conducen al matrimonio por grupos.
El vertebrado superior no conoce sino dos formas de familia, la poligamia y al monogamia. En ambos casos sólo se admite un marido. Si despojamos a las formas de la familia más primitivas que conocemos a las ideas de incesto que les corresponden, vendremos a parar a una forma de relaciones carnales que sólo puede llamarse promiscuidad sexual.
Según Morgan, salieron de un estado primitivo de promiscuidad:
La familia consanguínea es la primera etapa de la familia ya desaparecida.
La familia Punalúa según la costumbre hawaiana, cierto número de hermanas carnales o más lejanas eran mujeres comunes de sus maridos comunes, de los cuales quedaban excluidos sus propios hermanos. Morgan en su familia Punalúa, encontró la forma clásica del matrimonio por grupos. Dentro del matrimonio por grupos también se encuentra la poligamia, también aquí el matrimonio por grupos se va extinguiendo.
La familia Sindiásmica, en esta etapa un hombre vive con una mujer, pero de tal suerte que la poligamia y la infidelidad ocasional siguen siendo un derecho para los hombres, al mismo tiempo se exige, la más estricta fidelidad de las mujeres mientras dure la vida común, y su adulterio se castiga cruelmente.
La palabra familia, es una expresión inventada por los romanos para designar un nuevo organismo social, cuyo jefe tenía bajo su poder a la mujer, los hijos y a un cierto número de esclavos, con la patria potestad romana y el derecho de vida y muerte sobre todos ellos.
Aquí se da el cambio del matrimonio sindiásmico a la monogamia asegurando la fidelidad de la mujer y la paternidad de los hijos. La familia monogámica nace de la transición del estadio medio al superior de la barbarie, se funda en el predominio del hombre, su fin el de el procrear hijos cuya paternidad sea indiscutible para ser herederos; su solidez es mucho más grande en los lazos de las partes. La existencia de la esclavitud junto a la monogamia solo existe para la mujer.
La palabra gens en latín significa linaje, descendencia. Se empleaba para designar ese grupo de jefes que se jacta de constituir una descendencia común, reconocida.
El derecho materno ha cedido el puesto al derecho paterno, consecuencia de la primera, se destruye el fundamento del derecho gentil.
Bajo la constitución de la gens, la familia nunca pudo ser ni fue una célula orgánica, porque el marido y la mujer pertenecían por necesidad a dos gens diferentes. El Estado no reconoce la familia en el derecho público; los trabajos históricos parten de que la familia monogámica es el núcleo alrededor del cual fueron cristalizando poco a poco la sociedad y el Estado.
La confederación iroquesa presente la organización social más desarrollada a que llegaron los indios antes de salir del estado inferior de la barbarie.
Lo que estaba fuera de la tribu, estaba fuera de la ley. Allí donde no existía expresamente un trabajo de paz, la guerra reinaba entre las tribus.
Ahora, está reconocido que la gens romana era una institución idéntica la gens griega.
Casi 300 años después de la fundación de Roma, los lazos gentiles eran tan fuertes. El conjunto de las tres tribus formaba el pueblo romano, el populus romanus.
ASPECTOS POLÍTICOS Y SOCIALES DE LA EDAD MEDIA
Se conoce con la dominación de Edad Media europea a todo el período histórico de aquel continente, que va del año 476 en que termina el imperio romano de occidente, al siglo XV en que termina el imperio romano de oriente, con la caída de Constantinopla en poder de los otomanos o turcos, y se inicia el renacimiento de las culturas clásicas grecolatinas en Italia.
Los principales hechos histórico-políticos y sociocultural fueron el predominio temporal de la iglesia católica romana, y su enorme ascendiente político sobre los reyes, monarcas y señores feudales de esa época. La concentración de la iglesia científica y los principales señores feudales entre sí y con la iglesia católica, y que resolvió, cuando vencieron los ejércitos del rey Felipe el Hermoso de Francia a los del Papa Bonifacio VII y fue establecido el régimen de producción económica llamado feudalismo, a base de la explotación de los señores feudales, del trabajo de los ciervos en el cultivo del campo y de los artesanos en las ciudades o Burgos. La extensión y dominio en Europa de la religión cristiana en sustitución del paganismo. El cisma y la separación de la iglesia cristiana oriental u ortodoxa de la iglesia católica romana.
El nacimiento de la religión mahometana en Arabia y su extensión en Asia y África y la formación del islamismo como movimiento cultural de los árabes. La conquista cristiana católica de España. Las cruzadas europeas para la recuperación de los lugares sagrados del cristianismo en Palestina e Israel. El impero de Carlo Magno y la desembarcación de éste. El fenómeno político conocido como poliarquía medieval y la formación de la sólida estructuración teológica y filosófica de la iglesia católica, a través de las escuelas patristicas en la primera mitad de ese milenio y de la escolástica en la segunda mitad del mismo y cuyas concepciones más notables son las filosóficas de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino, respectivamente y las afirmaciones humanísticas de la dignidad personal del ser humano por el cristianismo y las persecuciones.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE LA IGLESIA CATÓLICA.
SAN AGUSTÍN Y SU OBRA LA CIUDAD DE DIOS
San Agustín expone brillante y profundamente sus tesis políticas sobre el estado, la comunidad humana, la comunidad divina, el poder soberano y el derecho natural. Esa primera parte de la obra es apologética, agresiva y vigorosa. En la segunda parte compara el estado humano y la comunidad y sociedad divina, que debe tener en la tierra su réplica en la sociedad y en el estado cristiano, y llega a la conclusión de que es la iglesia, la ciudad de Dios. Justifica la esclavitud como resultante del pecado original del hombre y como un castigo divino, afirmando que las instituciones sociales son una consecuencia de esto.
San Agustín nació en Tagase, provincia de la antigua Cartago, África del Norte. Durante su juventud practicó la religión mazteista o zoroástrica persa y el maniqueísmo, pero refiere ahí que tuvo visiones de la divinidad que lo hicieron convertirse al cristianismo, religión ésta con la que comulgó hasta su muerte a la que sirvió enormemente por medio de su genial talento. Fue San Agustín uno de los más sólidos pilares en la estructuración de los dogmas teológicos y de la fundamentación lógico unión filosófica del cristianismo.
Pero en uno de sus principales libros, La Ciudad de Dios, San Agustín expone brillante y profundamente sus tesis políticas sobre el estado, la comunidad humana, la comunidad divina, el poder soberano y el derecho natural, esa primera parte de la obra es apologética, agresiva y vigorosa. En la segunda parte compara el estado humano y la comunidad y sociedad divina, que debe tener en la tierra su réplica en la sociedad y en el estado cristiano, y llega a la conclusión de que es la iglesia, la ciudad de Dios. En esta obra San Agustín sigue las ideas de La República de Platón cuando da las características de la ciudad divina, pero substituye las ideas de justicia divina, y el derecho natural cristiano. Justifica la esclavitud como resultante del pecado original del hombre y como un castigo divino, afirmando que las instituciones sociales son una consecuencia de esto.
Por ello afirma que la justicia no es una creación de la ley humana y del poder civil, sino un resultado de la potestad eclesiástica, que es una autoridad con independencia del estado. Para él, el estado constituye por un lado una asociación reparadora y ejemplar, y por el otro una institución creativa. Piensa que en el origen todos los hombres eran iguales y cumplían libremente las normas de justicia y sabiduría, pero a consecuencia del pecado quedaron sometidos a la autoridad de otro. Sostiene el origen divino del estado y que el gobernante representa la voluntas divina en la tierra y como tal aparece realizado, con la obediencia de sus socios, pero agrega que el verdadero reino de Dios no tiene este carácter.
SANTO TOMÁS DE AQUINO Y SU OBRA LA SUMMA TEOLÓGICA
Santo Tomás nació en la provincia de Nápoles, en el seno de la familia de los condes de Aquino, e ingresó a la orden monástica de predicadores de Santo Domingo, a los 25 años comenzó a enseñar filosofía en París. En 1259 fue a Italia y permaneció 3 años en el palacio de Papa Urbano IV y empezó a traducir directamente del griego los libros de Aristóteles.
Las obras filosóficas y teológicas e Santo Tomás de Aquino son muchas y se encuentran englobadas en dos grandes tratados Summa Filosófica y Summa Teológica.
Las ideas políticas de Santo Tomás, vuelven a dar a la política plena categoría científica, pues si bien es cierto no escribió un tratado específico sobre política, si se ocupó en su libro El Gobierno de los Príncipes, de los principales tópicos en relación a los elementos de Estado, y en los comentarios a la "política" de Aristóteles interpretó, ilustrándolo de manera singular el pensamiento del estagirita, expuso su concepción de ley y la justicia que es, a no dudarlo, una de las conceptualizaciones más profundas en estos temas.
El ideario político de Santo Tomás representa un carácter racional sistemático y teológico al combinar magistralmente la tradición teocrática del pensamiento filosófico medieval con las consideraciones derivadas de la naturaleza de la sociedad política tal y como lo concibió Aristóteles en su política.
Funda su teoría de la autoridad política en la concepción aristotélica de la naturaleza social del hombre en unión de la doctrina sobre el origen divino del estado conforme a la sentencia de San Pablo de que "no hay potestad que no venga de Dios". En contraste con el ideal griego de la comunidad política pequeña, Santo Tomás afirma la necesidad de que el territorio del estado sea lo suficientemente grande para poder defenderse mejor de sus enemigos.
En relación a la forma de gobierno y siguiendo la tendencia del pensamiento político medieval "el gobierno tiene que concentrarse en una sola persona, como el corazón rige al cuerpo y Dios al universo". Esta idea deriva de la aversión tomasiana a la anarquía, que tanto las organizaciones políticas medievales sostuvo sin embargo la idea que el monarca tirano debería ser separado de su cargo, y el derecho de resistencia del pueblo a la arbitrariedad política.
En cuanto a la justificación de estado dice que este existe por la naturaleza social del hombre y por ordenación divina y agrega en cuanto al fin del estado que este es y debe ser el bien político común y temporal de los seres humanos, paz y orden social. Indudablemente la parte más importante del pensamiento filosófico-político de Santo Tomás es su concepción de la ley. "Es la razón de la sabiduría divina, en cuanto principio directivo, de todos los actos y movimiento de los seres". Define por tanto a la ley natural como "la luz de la razón natural y por medio de la cual distinguimos lo que es bueno de los malo y los justo de lo injusto". Afirma a la manera de san Agustín, que esa ley natural ética no se encuentra recopilada ni escrita en ningún código sino que es "común impresión de la luz divina en la mente". "La ley natural está escrita en el corazón humano". La ley natural para Santo Tomás era: una ordenación objetiva porque le es impuesta al hombre por su naturaleza; es inmutable porque derivado del orden entero de los seres no cambia nunca; es universal porque rige para todos los seres de la misma naturaleza; es conocible porque la inteligencia del hombre en forma innata la descubre, y es indeleble porque nunca se borra de la mente humana que no la olvida jamás.
Las ideas políticas de Santo Tomás, vuelven a dar a la política plena categoría científica, pues si bien es cierto que no escribió un tratado específico sobre política, si se ocupó en su libro El Gobierno de los Príncipes, de los principales tópicos en relación a los elementos del estado, y en los comentarios a la "política" de Aristóteles interpretó, ilustrándolo de manera singular el pensamiento de estagirita, expuso su concepción de ley y la justicia que es, a no dudarlo, una de las conceptualizaciones más profundas en estos temas.
El ideario político de Santo Tomás representa un carácter racional sistemático y teológico al combinar magistralmente la tradición teocrática del pensamiento filosófico medieval con las consideraciones derivadas de la naturaleza de la sociedad política tal y como lo concibió Aristóteles en su política.
Santo Tomás funda su teoría de la autoridad política en la concepción aristotélica de la naturaleza social del hombre en unión de la doctrina sobre el origen divino del estado conforme a la sentencia de San Pablo de que "no hay potestad que no venga de Dios". En Contraste con el ideal griego de la comunidad política pequeña, Santo Tomás afirma la necesidad de que el territorio sea lo suficientemente grande para poder defenderse mejor de sus enemigos.
En relación a la forma de gobierno y siguiendo la tendencia del pensamiento político medieval "el gobierno tiene que concentrarse en una sola persona, como el corazón rige al cuerpo y Dios al universo". Esta idea deriva de la aversión tomasiana a la anarquía, que tanto las organizaciones políticas medievales sostuvo sin embargo la idea que el monarca tirano debería ser separado de su cargo, y el derecho de resistencia del pueblo a la arbitrariedad política.
En cuanto a la justificación de estado dice que este existe por la naturaleza social del hombre y por ordenación divina y agrega en cuanto al fin del estado que este es y debe ser el bien político común y temporal de los seres humanos, paz y orden social.
Indudablemente la parte más importante del pensamiento filosófico-político de Santo Tomás es su concepción de la ley. "Es la razón de la sabiduría divina, en cuanto principio directivo, de todos los actos y movimiento de los seres". Define por tanto a la ley natural como "La luz de la razón natural y por medio de la cual distinguimos lo que es bueno de lo malo y lo justo de lo injusto". Afirma a la manera de san agustín, que esa ley natural ética no se encuentra recopilada en ningún código sino que es "común impresión de la luz divina en la mente". "La ley natural está escrita en el corazón humano". La ley natura para Santo Tomás era: una ordenación objetiva porque le es impuesta al hombre por su naturaleza; es inmutable porque derivado del orden entero de los seres no cambia nunca; es universal porque rige para todos los seres de la misma naturaleza; es conocible porque la inteligencia del hombre en forma innata la descubre, es indeleble porque nunca se borra de la mente humana que no la olvida jamás.
Con el nombre escolástica se conoce a la filosofía cultivada, en plena edad media ya partir de cuando Carlo Magno dio al obispo de Fulda, facultades para abrir escuelas monacales y episcopales, de ahí su nombre.
NICOLAS MAQUIAVELO
Niccolò di Bernardo dei Machiavelli) (Florencia, 3 de mayo de 1469 – Florencia, 21 de junio de 1527)
Maquiavelo será el primero en introducir el término "stato" (estado), esta disciplina o este termino como objeto de estudio comenzará a estructurarse con la conformación de los primeros consejos (como en el caso de España).
La teoría del estado comienza a dar sus primeros pasos con la cameralística alemana del siglo XVIII, que comprendía además de la propia teoría del estado la ciencia política y todo lo que ella englobaba entonces.
Posteriormente la teoría del estado se iría independizando, apareciendo así unida a la gran expansión de la iuspublicistica alemana del S. XIX.
Se comenzará a profundizar en la teoría del estado a través del estudio del derecho. En este estudio es importante destacar a Jellinek que desarrolla la Teoría General del Estado, y en la que explica que dentro del derecho se van a estudiar las normas que salen del estado. Este autor lleva a cabo el primer estudio específico del derecho. Pero esta Teoría General del Derecho será terminada por Kelsen.
Se pueden destacar dos perspectivas definidas dentro de la teoría:
-Jurídica (Kelsen)
-Sociológica (Heller)
Héller incorpora un estudio mucho más sencillo del Estado (pero más difícil de comprobar), en el que nos explica que no basta con las instituciones sino que hay que incorporar al que obedece. Debido a esto la Teoría General del Estado pasará a llamarse Teoría del Estado.
En la actualidad en la Teoría del Estado se dan dos enfoques distintos, pero complementarios:
Derecho Constitucional: que usa una metodología normativo-jurídica
Ciencia Política: que usa una metodología empírica-sociológica.
Pero ambos enfoques han sido objetos de crítica:
Se dice del derecho constitucional, que por concentrarse en la personalidad jurídica del estado pierde de vista la realidad práctica de su objeto. El estado desaparece detrás de su producto, el ordenamiento jurídico político, que es estudiado en un terreno puramente normativo-formal.
De la ciencia política se dice que al concentrarse exclusivamente en la realidad fáctica de la acción del estado, pierde de vista aquel carácter normativo que le es consustancial y en consecuencia se queda en la consideración de los meros epifenómenos, lo cual se advierte al comprobar como la politología contemporánea ha sustituido el concepto de estado por el de sistema político.
Partiendo de este punto David Easton, explica que el sistema político es un sistema social pero desigual con respecto a normas y valores.
En el estado están los órganos políticos quienes designan las normas, y es el sistema es que responde y modifica las normas; a este proceso se le denominó: PROCESO DE RETROALIMENTACIÓN.
A partir de aquí el sistema habla por lo tanto a través de normas. Y el concepto de estado es sustituido por el de sistema político.
THOMAS HOBBES
(1588-1679).
ASÍ LO DESCRIBE FERDINAND TÖNNIES EN SU BIOGRAFÍA DE HOBBES:
La madre procedía de una familia de labradores. Lo único que se sabe de ella es que, asustada por el rumor, que se iba propalando por toda Inglaterra, de que la Invencible Armada estaba cerca de las costas, dio a luz prematuramente a este niño, en la mañana de un Viernes Santo, el 5 de abril de 1588. En una autobiografía que, ya anciano, escribió en dísticos latinos, dice que su madre dio a luz dos gemelos, "a mí y al miedo," y de aquí añade que aborrezca tanto a los enemigos de la patria y que ame, por el contrario, la paz y las musas y la vida tranquila.
En esa primera sensación está seguramente la clave para entender la obra política de Hobbes. Una brillante racionalización del miedo, una larga meditación por la seguridad. Las ideas filosóficas de Hobbes están marcadas, como apunta Sorell, por dos sacudimientos muy importantes. El primero es local, político, peligroso e irracional según Hobbes. Era la Guerra Civil. La segunda era racional y benéfica. Era el sacudimiento de la ciencia que había provocado Galileo.
Desde muy joven, Hobbes estudia en Oxford. Ahí entra en contacto con la filosofía aristotélica y entra al servicio de la familia Cavendish. Gracias a ella sigue sus estudios y viaja por Francia e Italia. En 1629 sale a la luz su primera publicación: una traducción de Los ocho libros sobre la guerra del Peloponeso, de Tucídides. Hobbes se convirtió un serio estudiante de la geometría.
La posibilidad de extraer conclusiones incontrovertibles de axiomas le resultaba extraordinariamente atractiva. Así su intención intelectual sería lograr traducir ese método a las cuestiones filosóficas y, en particular, a la filosofía civil. Alrededor de 1631 conoce a Galileo, unos años después a Gassendi.
Pero la vida de Hobbes no transcurre alcolchonada entre libros e ideas. Hobbes vive durante los tiempos más dramáticos de la historia inglesa. Ya mecionamos las condiciones en las que nació; al comienzo del siglo xvii se inició la rebeldía del Parlamento en contra de Carlos I; en 1649 fue decapitado el rey.
ANTES DE ABORDAR EL PENSAMIENTO DE HOBBES, UN RETRATO.
Se describe a Hobbes como tipo más bien alto, pasando de los seis pies; delgado, erguido, a pesar de los años, con los que conservó también despejadas la vista y la cabeza. Su cráneo se acerca a la forma de un martillo; la frente, desproporcionadamente grande; sus ojos, redondos, de espesas cejas: cuando habla se encienden ("como si chispeara un carbón vivo"). Un fuerte bigote, de rubio rojizo en los años juveniles y una mosca bajo el labio, le dan un aspecto marcial –junto con el traje de caballero de la época–, más en armonía con su temperamento mental que con su carácter y con la textura de su cuerpo, sensible y de fina piel, necesitado de abrigo lo mismo en invierno que en verano.
RAZÓN Y ESTILO
La filosofía política de Thomas Hobbes fue concebida como parte de su sistema filosófico. La política no forma parte de un universo hermético sino que se encuentra sumergido en el universo de las cosas prensibles por la razón. El sistema filosófico está sellado por el método. Ese es el argumento de Michael Oakeshott: la filosofía política de Hobbes forma parte de su sistema filosófico no porque ambos sean gobernados por los principios de la mecánica, sino porque ambos son filosóficos. Para el autor del Leviatán, pensar filosóficamente es razonar y razonar es conectar causas y efectos. "Todo se comprende mejor por sus causas constitutivas" escribe Hobbes en el De Cive. Con ese hilo causal se entrelaza la soberanía con la óptica, la ley con la anatomía, el trono con la astronomía.
Filosofía es ciencia. Conocimiento de causas y efectos. El modelo del razonamiento estricto deja de ser la historia, siempre sujeta a la conjetura y empieza a ser la geometría. Así se observa en el Leviatán, obra del Hobbes maduro. Se trata de una muestra de la evolución del pensamiento de Hobbes. Resulta interesante que la primera obra de Hobbes consistió, como decíamos, en la traducción de la obra histórica de Tucídides, La Guerra del Peloponeso. Durante esta etapa Hobbes está sumergido aun en la óptica de la historiografía: el pasado es la fuente del conocimiento político. Pero, poco a poco, Hobbes va alejándose de la historia. Hobbes se deslumbra por el progreso de las disciplinas matemáticas y las ciencias de la naturaleza. Se propone, así, hacer del estudio del hombre un estudio científico riguroso. "La geometría –escribe en el Leviatán– es la única ciencia que Dios se complació en comunicar al género humano." Así sus textos de madurez se desprenden de las referencias históricas. Un pasaje del Leviatán ilustra esta preferencia de la filosofía sobre la historia. Para realizar ciertas cosas existen reglas infalibles que no pueden ser igualadas con toda la experiencia del mundo. Así la geometría o la ingeniería. Es conocimiento no vivencia. La política no es mera práctica, como el tenis. Su entendimiento no está en el estudio de los libros sino en la observación del hombre y en la deducción lógica. Ese es su proyecto: una ciencia política construida a la manera de la geometría. Razonar es computar: suma y resta. Por ello hay que dejar los libros de Aristóteles en el estante y empezar desde las partículas, esto es, desde las palabras. La ciencia política no puede fundarse en el recurso de autoridad, la cita de un filósofo muerto. El lenguaje, esa "marca del recuerdo," expresa la verdad y la falsedad de las cosas. "La verdad consiste en la correcta ordenación de los nombres de nuestras afirmaciones." De ahí la importancia cardinal de las definiciones, cimiento del entendimiento y, como veremos, del orden político.
Esto pone de relieve cuán necesario es para todos los hombres que aspiran al verdadero conocimiento examinar las definiciones de autores precedentes, bien para corregirlas cuando se han establecido de modo negligente, o bien para hacerlas por su cuenta. Porque los errores de las definiciones se multiplican por sí mismos a medida que la investigación avanza y conducen a los hombres a absurdos que en definitiva se advierten sin poder evitarlos, so pena de iniciar de nuevo la investigación desde el principio. De aquí resulta que quienes se fían de los libros hacen como aquellos que reúnen diversas sumas pequeñas en una suma mayor sin considerar si las primeras sumas eran o no correctas; y dándose al final cuenta del error y no desconfiando de sus primeros fundamentos, no saben qué procedimento han de seguir para aclararse a sí mismos los hechos. Limítanse a perder el tiempo mariposeando en sus libros, como los pájaros que habiendo entrado por la chimenea y hallándose encerrados en una habitación, se lanzan aleteando sobre la falsa luz de una ventana de cristal, porque carecen de iniciativa para considerar qué camino deben seguir. Así en la correcta definición de los nombres radica el primer uso del lenguaje, que es la adquisición de la ciencia.
De esta manera, el Leviatán se convierte en un brillante diccionario de mecánica, psicología, antropología y política. Memorables definiciones recorren el libro. Curioso: el entendimiento tiene como enemigo la ambigüedad de las palabras, el uso incorrecto de las definiciones. Hobbes expresa particularmente su desconfianza de las metáforas que no son más que fraudes verbales. Sin embargo, no hay obra más llena de metáforas sugerentes que el Leviatán. Hobbes se lanza a una cruzada en contra las metáforas, pero felizmente las usa una y otra vez. El Estado es un monstruo, una máquina, un reloj, un hombre artificial; la ley es una cadena artificial, el Estado decae y se enferma… David Johnston argumenta que esto se debe a que esa obra clásica es más que una obra de ciencia política. Es un acto político. No trata simplemente de explicar, sino de convencer, de mover la acción. Es por ello que recurre a la imagen. De esta manera, Hobbes no ha salido de una tradición del pensamiento político que ve la reflexión política como retórica. Su objetivo central: la persuasión.
Y si hablamos de la retórica hobbesiana, bien podríamos apuntar algo sobre el estilo de Hobbes. Según Oakeshott, el autor del Leviatán es un estilista plenamente conciente de la fuerza de su pluma. Una escritura para convencer y refutar. Elocuente, ingenioso, irónico. Pero, sobre todo, dice Oakeshott, didáctico e imaginativo. Didáctico porque es un texto libre de dudas: enseña. No es pensamiento en proceso sino en conclusión. Imaginativo por la cantidad de imágenes y símbolos que cubren sus páginas y el poder de crear un mito genial: el monstruo del Estado, ese dios mortal llamado Leviatán. Una imaginación solo comparable en la historia del pensamiento político con Platón.
CITA DEL LEVIATÁN:
En conclusión: la luz de la mente humana la constituyen las palabras claras o perspicuas, pero libres y depuradas de la ambigüedad mediante definiciones exactas; la razón es el paso; el incremento de ciencia, el camino; y el beneficio del género humano, el fin. Por el contrario, las metáforas y palabras sin sentido, o ambiguas, son como los ignes fatui; razonar a base de ellas equivale a deambular entre absurdos innumerables; y su fin es el litigio y la sedición, o el desdén.
HOMBRE Y CONDICIÓN NATURAL
El estudio del Estado debe comenzar de su partícula, el hombre.
Así como en un reloj o en cualquier otro mecanismo más complejo no se puede comprender el funcionamiento de cada una de las partes ni de cada engranaje si no se desmonta (…) asimismo, al estudiar el derecho público y los deberes de los ciudadanos es necesario, no por supuesto descomponer el Estado, sino considerarlo descompuesto en sus elementos. (Prefacio a De Cive)
En Hobbes notamos una herencia de la tradición platónica: para entender la sociedad necesitamos comprender la naturaleza del hombre. La naturaleza del hombre es su predicamento, dice Oakeshott leyendo a Hobbes. El predicamento de la política también. Entender al hombre es conocer los mecanismos de su comportamiento. Los resortes de su razón y su pasión. Ya no el fin aristotélico sino la mecánica psicológica. No los fines del hombre que jalan al hombre desde adelante, sino las pasiones que lo mueven desde dentro.
El hombre es concebido como un ser esencialmente apolítico. Un animal en el que se debaten dos impulsos: razón y pasión. Un ser parecido a otros animales. Su anatomía no lo distingue esencialmente. Con apetitos y aversiones y movido por la mecánica de las sensaciones. El hombre es un animal de deseos.
El hombre es movido por sus pasiones y su razonamiento. En un estudio cuidadoso de los distintos motivos que mueven la conducta humana descubre el imperio del poder. Hay en el hombre, lo que Hobbes llama "un perpetuo e incesante afán de poder, que cesa solamente con la muerte." Esa es su trágica naturaleza: su instintiva apetencia de poder, no su sociabilidad. Hobbes entiende el poder en términos instrumentales: "El poder de un hombre consiste en sus medios presentes para obtener algún bien manifiesto futuro." Ambición ilimitada, bienes escasos conducen a la competencia. Ella puede analizarse en el laboratorio del estado de naturaleza.
Primero hay que apuntar que la idea del estado de naturaleza en Hobbes es un presupuesto lógico, no una condición histórica. Una hipótesis no un hecho; un laboratorio hipotético.
Al analizar la descripción hobbesiana del estado de naturaleza, resalta sin duda la idea de la igualdad natural. El hombre no es naturalmente desigual como había dicho Platón. No han nacido unos para mandar y otros para obedecer como dijo Aristóteles. El hombre es igual por naturaleza. La igualdad se expresa en fuerza corporal. Si bien hay diferencias de nacimiento, todos los hombres son lo bastante fuertes como para matar y lo bastante débiles como para ser muertos. Somos iguales porque todos somos, potencialmente, asesinos. En términos intelectuales, existe una mayor igualdad que la física. Y existe también igualdad en la "esperanza." Todo hombre es un animal ambicioso y desea su conservación.
La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en las facultades del cuerpo y del espíritu que, si bien un hombre es, a veces, evidentemente, más fuerte de cuerpo o más sagaz de entendimiento que otro, cuando se considera en conjunto, la diferencia entre hombre y hombre no es tan importante que uno pueda reclamar, a base de ella, para sí mismo, un beneficio cualquiera al que otro no pueda aspirar como él. En efecto, por lo que respecta a la fuerza corporal, el más débil tiene bastante fuerza para matar al más fuerte, ya sea mediante secretas maquinaciones o confederándose con otro que se halle en el mismo peligro que él se encuentra.
En cuanto a las facultades mentales (…) yo encuentro aún una igualdad más grande, entre los hombres, que en lo referente a la fuerza.
Por otro lado, el estado de naturaleza es una condición de perfecta libertad. Los hombres tienen el derecho de hacer lo que quieran para sobrevivir. El hombre está regido por la "ley de la naturaleza" que es, a fin de cuentas, una regla de prudencia. No son estrictamente leyes en el sentido normativo. Son "conclusiones o teoremas relativos a aquello que conduce a la propia conservación o defensa."
La libertad radical y la igualdad del estado de naturaleza no conducen, como es bien sabido, a la armonía de los hombres. La libertad es inseguridad; la igualdad competencia. Entre ambos cultivan la guerra natural que con tanta elocuencia describe Hobbes. Cuando los hombres viven sin un poder común que los atemorice entran en colisión. La discordia es desatada por la competencia, la desconfianza y la gloria. La competencia impulsa a los hombres a combatirse para obtener algún privilegio; la desconfianza los motiva a guerrear por seguridad; la ambición de gloria mueve a la lucha por razones insignificantes. Así la guerra de todos contra todos:
En una situación semejante no existe oportunidad para la industria, ya que su fruto es incierto; por consiguiente no hay cultivo de la tierra, ni navegación, ni uso de los artículos que pueden ser importados por mar, ni construcciones confortables, ni instrumentos para mover y remover las cosas que requieren mucha fuerza, ni conocimiento de la faz de la tierra, ni cómputo del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo que es peor de todo, existe continuo temor y peligro de muerte violenta; y la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve.
En la guerra no hay nada injusto. Donde no hay poder común no hay ley, y donde no hay ley no hay injusticia. No hay bueno ni malo; tuyo ni mío. No hay moralidad ni propiedad. Regresemos la palabra a Hobbes:
En esta guerra de todos contra todos, se da una consecuencia: que nada puede ser injusto. Las nociones de derecho e ilegalidad, justicia e injusticia están fuera de lugar. Donde no hay poder común, la ley no existe: donde no hay ley, no hay justicia. En la guerra, la fuerza y el fraude son las dos virtudes cardinales. (…) Es natural también que en dicha condición no existan propiedad ni dominio, ni distinción entre tuyo y mío.
La situación de guerra consiste en la inseguridad absoluta. Esa inseguridad, esa propensión a la batalla es resultado de que el miedo nos rodea. Está en todos lados. En el vecino y el pariente; al trabajar y durante el sueño. Pero esa inseguridad no se debe, si lo vemos bien, solamente a la falta de ese poder común. Es también, como señala Sheldon Wolin, expresión de la ausencia de un conocimiento común. Una anarquía de significados, un estado de subjetividad. Leamos a Wolin:
Este ataque al juicio privado es uno de los planteamientos más originales y una de las menos valoradas contribuciones a la teoría política. Esto es el reconocimiento de que un orden político involucra más que poder, autoridad, derecho e instituciones: es un sistema sensible de comunicación dependiente de un sistema de signos verbales, acciones y gestos que comunican significados generalmente aceptados. De ahí que uno de los factores más importantes para el establecimiento y mantenimiento de la identidad de una sociedad política era un lenguaje político común.
El estado de naturaleza es intolerable. Las leyes naturales son ineficaces para asegurar, por sí mismas, la paz. El derecho de naturaleza es, según Hobbes, "la libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder como quiera, para la conservación de su propia naturaleza, es decir, de su propia vida; y por consiguiente, para hacer todo aquello que su propio juicio y razón considere como los medios más aptos para lograr ese fin." ¿En qué consisten las órdenes de la ley natural? En una sóla prohibición: no hacer algo que pueda destruir su vida o privarle de los medios de conservarle. En el estado de naturaleza todo hombre tiene el derecho de hacer cualquier cosa, incluso sobre el cuerpo de otros.
La inseguridad que cubre el estado natural puede terminar mediante el uso de la razón. Es así como Hobbes se introduce a los mecanismos por los cuales el hombre puede ceder sus derechos. Y explora, como civilista, el terreno de los contratos. El surgimiento del contrato, los signos del pacto, las posibles nulidades, la liberación de las obligaciones contractuales.
La justicia se convierte en producto del pacto. No es una relación natural que se desprende de la propia estructura de las cosas. Siendo que, de acuerdo a la ley de la naturaleza, los hombres deben cumplir lo pactado, la injusticia consiste precisamente en "el incumplimiento de un pacto."
Por pacto puede surgir una persona artificial. Una multitud de hombres puede convertirse en uno. Es la unidad del representante, advierte Hobbes, y no la unidad de los representados lo que hace la persona una. Sin el representante común la multitud sigue siendo masa.
Los pactos necesitan fuerza. "Los pactos que no descansan en la espada no son más que palabras, sin fuerza para proteger al hombre en modo alguno." Hay que buscar una estructura de poder. Los individuos confieren todo su poder a una institución (una persona artificial, la llama) para que la multitud de voluntades se reduzcan a una. Un contrato de representación por medio del cual cada uno de los contratantes se reconozca como autor de las acciones del Estado.
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