El ciclón Katrina en el 2006 desbastó el estado de Louissiana sobre todo la ciudad de Nueva Orleáns.
Las inundaciones en Myanmar en marzo de 2007 que desplazaron a miles de personas de sus lugares de origen.
La aparición de una nube gigante de polvo amarillo en Sydney (Australia) en septiembre de 2009 que impidió las labores normales de vida por la falta de visibilidad.
Un terremoto de 7,5 en la escala de Ritcher dejó más de 500 muertos en Sumatra y creó un tsunami que afecto las islas de Samoa y Tonga en septiembre de 2009.
Estas noticias que han conmovido la opinión pública mundial han sido el resultado de los cambios climáticos a nivel global y demuestran actualmente la inseguridad del medio ambiente que predomina en el planeta.
El turismo es una actividad que impacta directamente al medio, ya que depende de él para su desarrollo y a la vez lo compromete. Por lo que la conservación de este dependerá en buena medida del esfuerzo y compromiso de algunos grupos, organizaciones y de los ciudadanos de manera general.
De aquí la importancia de hacer cumplir por parte de los directivos, lo legislado sobre la preservación y cuidado del medio ambiente para todo el personal que labora en la creación, explotación y mantenimiento de las instalaciones y sus áreas.
En 1983 y auspiciada por la Organización de Naciones Unidas, se creó la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo (CMMAD) también conocida como comisión Brutdland. Esta tenía el encargo de realizar un estudio de los problemas ambientales vinculados a la economía internacional y los modelos de desarrollo imperantes.
En 1987, esta comisión presentó su informe final denominado Nuestro Futuro Común, en el que se acuñó el término desarrollo sostenible, el cual hacía referencia a la necesidad de potenciar "un desarrollo que satisfaga las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades" (CMMAD, 1987). Este término se ha convertido en una palabra de frecuente uso que ha ido apareciendo de forma progresiva en el discurso ambientalista de muchos políticos, científicos, organizaciones ecologistas y en variadas ocasiones, de los medios de comunicación.
Siguiendo esta perspectiva se habla también de un turismo sostenible, con el cual no se establecen diferencias con ningún tipo de turismo en específico, sino que desde cualquier modalidad debe tenerse en cuenta que el medio ambiente es finito y agotable, por lo que debe protegerse desde todos los ángulos.
La Organización Mundial del Turismo (OMT, 1997), expone la existencia de indicadores básicos para la medición de la sostenibilidad y ofrecen posibilidades reales de materializar acciones programadas por los gestores que en el campo del turismo proclaman un medio ambiente sostenible y una seguridad ambiental para el desarrollo del turismo. Estos son entre otros:
Protección del sitio turístico.
Presión (cantidad de turistas que visitan el sitio).
Intensidad de uso.
Impacto social.
Gestión de deshechos.
Proceso de planificación.
Control de desarrollo.
Contribución del turismo a la economía local.
Se debe comprender que las dificultades del medio ambiente que afectan la vida y por consiguiente el desarrollo de la sostenibilidad, son cruciales para el desarrollo. Por lo que es necesario mencionar el término gestión medioambiental, el cual recobra y perpetúa su carácter imprescindible para el mejoramiento del turismo en las instalaciones creadas con este fin y además de enfrentar las consecuencias de la actual crisis y de la necesidad de preservar y prolongar la vida humana.
Para el logro de una gestión medioambiental efectiva debe tenerse en cuenta el concepto de eficiencia cuyo objetivo central es el aprovechamiento de los recursos de modo racional y rentable aplicando criterios de materia y energía. En este marco (González,1999), considera que el acceso al crecimiento económico acorde con la protección del medio ambiente y en armonía con la calidad de vida de la población constituye cada vez más un imperativo de economía mundial y compromete la salud ambiental del planeta.
Si se desea evitar que aumenten las inseguridades relativas al medio ambiente, tanto en el primer mundo como en el tercero, debe haber una revolución de eficiencia ecológica que permita altos estándares de vida acompañados de una reducción de por lo menos diez veces en el uso de energía y materiales, desacoplando así el uso energético y de recursos de la actividad económica. Tal innovación radical podría dejar suficiente lugar ecológico para poder alcanzar buenos estándares de vida para los 5.500 millones de habitantes que viven en países en desarrollo, (McGlade, 2006), sin la necesidad de planetas adicionales imposibles de conseguir.
El desacoplamiento depende de cuánto consume cada persona, y de la eficiencia de la producción de mercancías; sin dejar de tener en cuenta la equidad en el consumo. Por lo que es posible mejorar significativamente la eficiencia ecológica de tres maneras principales:
Con el uso más proporcionado y equitativo de los recursos mediante innovaciones ecológicas que aprovechen bien la mano de obra y el capital natural.
Cambiando el equilibrio de los productos de gran necesidad de capital hacia servicios de necesidad de mano de obra.
Logrando una vida de alta calidad más bien a través de un enfoque en suficiencias cualitativas en el consumo y la amenidad en vez de tan sólo eficiencias cuantitativas en el uso de recursos.
Si se siguen estos elementos se puede reconocer que en los últimos años el turismo ha buscado apoyarse también en otras ventajas que no son solamente del tipo económico. Cada vez más los investigadores y gestores del turismo a escala internacional se acercan al concepto de sostenibilidad, definido por (Abreu, 2006), como un proceso que permite que se produzca el desarrollo sin degradar o agotar los recursos que lo posibilitan.
En este sentido el turismo es responsable en la medida en que aplique la tecnología y las prácticas sostenibles que propicien una continuidad sin riesgos a la salud y a la vida. Un turismo sostenible debe atender las necesidades de los turistas actuales, de las regiones receptoras y al mismo tiempo debe proteger y fomentar las oportunidades para el futuro. Este se concibe como una vía hacia la gestión de todos los recursos de forma que puedan satisfacerse las necesidades económicas, sociales y estéticas, respetando al mismo tiempo la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas que sostienen la vida (OMT, 2000).
Esta otra definición evidencia la necesidad de asimilar la modernidad, la tecnología y el conjunto de facilidades necesarias que exigen los estándares del turismo internacional actual. Esto es sin abandonar la identidad cultural, la idiosincrasia y los intereses nacionales, aprovechando los atractivos que presenta el medio natural en un lugar para diferenciarse competitivamente y con éxito, de otros destinos. Cada lugar es diferente en medio social, natural y cultural. El contexto es propio, por ello la planificación, aprovechamiento y gestión deben aplicarse de modo que no impliquen peligro de agotamiento de recursos o limitaciones a las futuras generaciones que van a compartir ese espacio.
Puede comprenderse además, que el turismo es un motor de desarrollo al que deben acompañar mecanismos correctores ante los riesgos ambientales que puede ocasionar, considerando primeramente al medio ambiente como elemento clave para el logro exitoso de los objetivos deseados.
Los países, con posibilidades ambientales, en su afán de alcanzar niveles económicos a partir del aprovechamiento y explotación de sus riquezas naturales, recurren con celeridad a la construcción de instalaciones atractivas de todo tipo para lograr la atracción de visitantes y con ello el reporte beneficiario correspondiente.
Desde el propio proceso constructivo independientemente de la situación geográfica y el entorno de la futura zona de explotación, es primordial el control y la exigencia en cuanto al cumplimento de las políticas de desarrollo sostenible, que desde una concepción integral procure la racionalidad en la utilización de tecnologías y el respeto de los sistemas naturales, para asimilar si no todos, la mayor parte de las modificaciones.
En esta medida se puede afirmar que si se mantiene la observación con ciertos controles aumenta la seguridad y estabilidad, que según (Ayes, 2003), la estabilidad ambiental responde a la capacidad de mantener el equilibrio mediante los mecanismos de la autorregulación ante cualquier impacto.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo que fue celebrada en Río de Janeiro, en junio de 1992, pretendió abordar lo que sería un desarrollo equilibrado, desencadenando un importante proceso mundial para el cual, tanto los gobiernos como las organizaciones sociales, se plantearan de forma más directa su implicación en las cuestiones ambientales.
Este evento también sirvió de foco de promoción y dinamización internacional de los procesos de educación ambiental. En la Conferencia de Río, un gran número de países intentaron realizar una alianza mundial de cooperación que permitiera establecer acuerdos internacionales en los que se respetaran los intereses de todos y se protegiera la integridad del sistema ambiental y de desarrollo mundial.
Tema este que además de presentar una realidad en materia de seguridad ambiental, para el mundo enfrenta muchas dificultades y una confrontación profunda de intereses. Esto, por supuesto, tiene mayores complejidades cuando se trata de la seguridad del medio ambiente en los países más pobres, víctimas mayores del comercio desigual y desde las naciones desarrolladas.
En la Cumbre se aprobaron algunos documentos y convenios que para su implementación requieren de un plan mundial de acción. Algunos de ellos son: el Convenio sobre Biodiversidad y el Convenio sobre Cambio Climático. Los gobiernos que suscribieron estos acuerdos demandan también la idea de las responsabilidades compartidas, que vinculan tanto al mundo desarrollado como al tercer mundo en el proceso de solución pues el planeta es de todos y la supervivencia humana depende de la aplicación de muchas de estas políticas. De forma general se elaboró un programa de actuación global denominado Agenda 21.
Siempre que se hable de respeto y preservación al medio desde una perspectiva real, debe hablarse del término seguridad ambiental, considerada por (Barnett, 1997) como la minimización proactiva de las amenazas antropogénicas a la integridad funcional de la biosfera y así a su componente interdependiente humano.
En esta definición existe un elemento interesante y es su enfoque hacia la acción, lo que puede evidenciar aspectos sobre lo que puede hacerse hacia la minimización proactiva. Esto es un tema de especial interés para la formación de profesionales y técnicos. Otra reflexión que se deriva es que la promoción de la seguridad ambiental no es de la única incumbencia de las agencias tradicionales de seguridad estatal ni de los ejércitos, sino que involucra a varios más factores de la sociedad civil, incluyendo a cada individuo por sí solos.
Según Lodgard, 1992, citado por Gleditsch, 1998 uno de los argumentos parte de la interpretación de que el término de seguridad ambiental fue acuñado con el solo propósito de ubicar el medio ambiente en el ámbito de la "alta política" Este le impone al concepto un elevado carácter vital que no se circunscribe a una política de empresa sino de país.
Al analizar el término y la implicación que este tiene como fenómeno económico se considera importante queden definidos algunos aspectos relevantes enunciados por (Borel, 2005):
Un enfoque hacia el desarrollo sostenible, como forma de terminar la pobreza y mejorar la seguridad de las futuras generaciones.
Una clara percepción, desde una perspectiva multicultural, del papel de la seguridad ambiental en la geopolítica dentro del marco superior de la seguridad humana.
Una visión crítica, insistiendo en la palabra "crítica", de las diferentes visiones y agendas de seguridad ambiental, así como del papel respectivo de los distintos actores en las acciones proactivas.
Un análisis detallado de los cambios ambientales mundiales, regionales y locales y de sus consecuencias para los grupos más vulnerables, incluyendo: el cambio climático, la degradación de los re cursos (entre estos especialmente el agua, los suelos, los bosques y la biodiversidad) y el acceso a los recursos por grupos rurales.
Un estudio en el tema de los desastres "naturales". Este análisis debería incluir las bases teóricas y metodológicas, las evidencias científicas y las experiencias a diferentes niveles de agregación.
Una evaluación del balance entre el manejo de recursos y su consumo apropiado en diferentes contextos para mejorar la capacidad y disminuir la presión.
Un claro entendimiento del papel de las instituciones internacionales y de los mecanismos de cooperación internacional.
Un abanico de medidas proactivas y concretas, incluyendo el manejo de recursos naturales, la cooperación internacional en el tema del medio ambiente con sus elementos particulares de manejo de la complejidad y del pensamiento a largo plazo, diálogos Norte/Sur y Sur/Sur.
El balance en la educación entre la teoría y la práctica, entre los conceptos y las "manos en la masa".
El manejo de recursos naturales se perfila como una herramienta privilegiada de promoción de la paz y en un modelo para otros sectores. La preparación y uso de indicadores para todos los sectores involucrados en el tema de la seguridad ambiental en el campo del turismo proporcionan una posibilidad de lograr cambios en la conducta de muchas personas que no dominan los términos que sobre el medio ambiente se erigen y que hoy tienen una importancia crucial.
Por tanto el desarrollo no puede verse como un fenómeno aislado del medio, pues es este el que propicia toda la actividad turística y de acuerdo a como se mantenga dicho medio se verá favorecida la calidad de esta industria y a su vez, las implicaciones del entorno hacia el hombre en el curso de la actividad humana.
Para los representantes y aseguradores del turismo es indispensable la elaboración de acciones y códigos de ética que defiendan sobre todo la calidad del trabajo y de la vida. En este decursar se deben perfilar algunos requerimientos de los que se citan, según (del Valle, 1997), los siguientes:
1. lograr un compromiso profundo y generalizado con una nueva ética, la ética de vivir de una manera sostenible y materializar los principios en la práctica.
2. integrar la conservación y el desarrollo en la conciencia que mantiene nuestras acciones dentro de la capacidad de la tierra y el desarrollo que permite a todo el mundo disfrutar de una vida prolongada, saludable y satisfactoria.
Estos requerimientos, desde su presentación contienen conceptos que constituyen claves a la hora de evaluar y proponer acciones para la protección del medio. Ellos son: conservación, compromiso, ética, práctica, vida saludable y satisfactoria. Es cierto que para lograr una vida prolongada y satisfactoria en el curso de la actividad humana es necesario componer una ética de cuidado a la naturaleza desde todo su espectro y trazar estrategias cuyos objetivos impliquen orientaciones de carácter práctico que enseñen, eduquen, capaciten y controlen el cumplimiento de los requerimientos necesarios para compartir un mundo de limitados recursos.
Como consecuencia de ello, la dimensión ambiental ha adquirido mayor importancia en el diseño, en la toma de decisiones y en la gestión productiva propiamente dicha del sector del turismo. Las nuevas estrategias para reducir el impacto ambiental derivado de la actividad de desarrollo del turismo debe tener un enfoque integral preventivo, que privilegie una mayor eficiencia en la utilización de los recursos materiales y energéticos, incrementando simultáneamente la productividad y la competitividad. Ello involucra la introducción de medidas tecnológicas y de gestión que permiten reducir el consumo de materiales y energía, prevenir la generación de residuos en su fuente misma y reducir los riesgos operacionales y otros posibles aspectos ambientales adversos, desde la construcción hasta la puesta en marcha y consolidación.
Esto representa un gran desafío para los directivos, ingenieros y otros profesionales que están involucrados en el diseño y operación de procesos cuya responsabilidad es hacer cumplir y compatibilizar las exigencias ambientales con los requerimientos de calidad, seguridad, productividad y rentabilidad que ello amerita.
Muchas empresas relacionadas con la construcción y explotación de instalaciones turísticas han comenzado a tomar medidas para preservar el medio ambiente, por lo que los líderes y directivos de estas deben prestar especial atención a las normas internacionales que rigen estos parámetros.
Se hace necesario atender, como objetivo esencial, la construcción de las obras hoteleras y al mismo tiempo las necesidades materiales, espirituales, culturales, y ambientales del personal. Potenciar la gestión ambiental en la Empresa para buscar las soluciones más efectivas a los problemas existentes, evitar que surjan otros nuevos, desarrollando la conciencia ambiental de las diferentes categorías del personal y su participación activa en la solución y prevención de estos problemas.
Por tanto fortalecer la dimensión ambiental en la toma de decisiones y en las políticas, programas y planes de desarrollo, económico y social de la Empresa es una tarea fundamental y sistemática. Proceso que demanda la aplicación consecuente del concepto de uso racional de los recursos naturales renovables, asegurando la utilización de sólo aquella parte que no ponga en peligro la capacidad de restauración natural de éstos y el limitado poder de asimilación de desechos del medio ambiente.
Es imprescindible además para lograr los elementos anteriores trabajar en función de la concepción de uso sostenible de los recursos no renovables. Procurando la racionalidad en su utilización y respetando la capacidad de carga que tienen los sistemas naturales para asimilar desechos mediante la búsqueda de sustitutos viables y de tecnologías de menores insumos, considerando en los casos posibles la reutilización y el reciclaje que permitan el máximo aprovechamiento del recurso con un mínimo de impacto ambiental negativo.
Alcanzado este punto se ha logrado plantear no solo la necesidad de proteger y preservar los recursos naturales, dada su importancia no solo para la explotación de zonas turísticas sino para la vida y desarrollo del hombre como especie. El proceso de intervención y concientización es responsabilidad de varios factores sociales, políticos pero también individuales. Lo que lleva a la necesidad de crear y respetar las normas que regulan a nivel internacional las actividades de esta naturaleza, así como marcar su aplicación y control en las diferentes entidades, empresas y escenarios.
Para este propósito hay que valorar el papel del directivo como figura importante dentro de la empresa desde el punto de vista administrativo y de proyección estratégica. Estas personas deben conocer y dominar las normas internacionales y las especificidades locales, en función de responder a las características reales del entorno concreto situado en el momento de su aplicación, sensibilización y control.
¿Saben los directivos cómo desarrollar las normas establecidas? A este nivel el mero conocimiento de las normativas oficiales no es suficiente, el problema en la práctica se presenta precisamente en cómo lograr que todos los trabajadores a sus distintos niveles cumplan con estas indicaciones. El cómo desarrollarlas y aplicarlas satisfactoriamente supera la compresión y compromiso de los altos niveles de dirección, hay que trascender este escalón informativo para llegar a los obreros que están en contactos directo con la construcción y explotación del medio por solo poner un ejemplo.
Es importante tener un procedimiento acorde con las características de cada empresa y su misión social. Para contrarrestar las afectaciones directas al medio derivadas de las actividades que se realizan. Pues aplicar sistemas ajenos a nuevos escenarios como modelos validados no es suficiente para alcanzar resultados satisfactorios, ya que los procedimientos, el contexto y sus protagonistas no son los mismos.
La carencia demanda entonces un trabajo particularizado en las políticas de las empresas y sus proyecciones, buscando en los procedimientos que se realizan oportunidades para el desarrollo económico, pero preservando el medio ambiente. Un paso para esto es la capacitación del personal que tiene en sus manos la responsabilidad desde los diferentes niveles de dirección, de desarrollar una adecuada gestión medioambiental.
Se está haciendo clara referencia a los directivos de los diferentes niveles empresariales, los cuales deben no solamente velar por el cumplimiento del proceso y sus reglamentos, sino que creativamente deben encontrar las particularidades que caracterizan su accionar para aplicar de forma contextualizada las normas previamente establecidas.
La importancia del tema en cuestión, ha desprendido por la propia y necesaria intención, experiencias a partir de las investigaciones, eventos y estudios realizados. Corresponde entonces, al personal idóneo, hacer uso de la sensibilidad y conocimientos adquiridos para transmitir y desarrollar acciones que involucren y hagan participes, en un primer momento, al conglomerado de personas que influyen directamente en el cumplimiento de lo establecido y con su asimilación y puesta en marcha, la demostración de conductas acorde con lo esperado desde el compromiso con el presente y futuro del entorno para su sostenibilidad, retroalimentación y beneficio deseado.
El gradual proceso de recuperación económica ha venido experimentando una nueva mirada hacia la ciencia y con ella un proceso de consolidación, profundización y potenciación de la actividad científica y de la innovación tecnológica como herramientas claves para el logro de la competitividad de la economía y de su sector empresarial. Esto persigue el objetivo de un desarrollo sostenible en un marco de equidad social.
Conclusión
El fenómeno del turismo en la actualidad como actividad económica y estratégica se posiciona, a escala mundial, no solo como una fuente de altas contribuciones, sino que tiene aparejado también acciones encaminadas hacia el mantenimiento del entorno donde se desarrolla.
Queda claro entonces que el atractivo de la actividad turística demanda una concientización y responsabilidad de varios factores sociales, políticos, pero también individuales. Lo que lleva a la necesidad de crear y respetar las normas que regulan a nivel internacional las actividades de esta naturaleza.
Todo este proceso pasa también por el compromiso dentro de las entidades y empresas en cuanto a la aplicación y control de lo pautado en estas normas, tarea en la cual los directivos tienen un papel fundamental. Ya que solo a partir de su proyección, estructuración y observación constante podrá alcanzarse una gestión ambiental acorde con las metas de un turismo sostenible.
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Autor:
Lic. Ray Ruiz Machado
Estudiante en opción al grado de master en dirección empresarial. Universidad Central de Las Villas.
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