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Poesía contemporánea tachirense (página 4)




Enviado por Manuel Rojas



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

que me digo

"Vencedor de barreras"

también soy partícipe

de la barbarie

de las cosas superfluas

Tengo clavados

en mi cuerpo

dardos mohosos

No siento

y si grito

es por los ídolos carnales

que sacan sus lenguas

pintadas para el momento silencioso.

………………………………………………………………………………………………

No quisiera

pisar la hierba

ni dar tumbos

por plazas sucias

pero no queda otro modo

La ciudad es eso

caparazón complejo

en ella

es posible olvidar

la miel de tus ojos

lo terso de tus manos

me saca

de este urbanismo falso

donde la anarquía, el muladar

nos hacen sentir

peor que barro

¡Ah!

mi hembra.

………………………………………………………………………………………………

Una aureola

cubre cuerpos

cubre las calles

no es de quietud

ni es sublime

es porosa

dura

sin esencia

como acero

marchita los jardines del alma

da hacha a los árboles del
corazón

hace sombrías las alamedas

frecuenta todos los sitios

Y

yo

muñeco

cubierto de cristal

gimiendo

escarbando

haciendo jirones los actos

extasiándome con guirnaldas falsas

pintando trapos para luego pisar

¡Ah! urbanidad

¿Qué has hecho de mi alma?

………………………………………………………………………………………………

Yo

el hombre urbano

cavo mi tumba

Somos todos

con el frenetismo

la vacuidad

el libertinaje

poco a poco

nos hundimos

¿Quién nos parará?

Ni muros

ni montes

Somos ego

¡Sin ser hacedor de nubes!

MARISOL PÉREZ MELGAREJO

Nació en San Cristóbal en 1961. Pertenece
a la Asociación de Escritores del Estado Táchira.
Obtuvo el Premio Único del Concurso de Narrativa que
anualmente realiza la Dirección de Cultura y Bellas Artes
de la Gobernación del Estado Táchira con su obra:
"Los Vuelos de María".

En honor a la verdad, Marisol Pérez ha hecho una
buena carrera como narradora. Su poesía es relativamente
nueva, sin embargo, en lo poco que he podido leer de su trabajo,
percibo, como tema central, el conflicto ante la muerte. La
muerte ocupa un espacio importante como código de
referencia, incluso el título mismo de su trabajo
publicado en el vol. 118 de la Biblioteca de Autores y Temas
Tachirenses de "Poesía Contemporánea Tachirense",
obedece a la intención de la autora: "La Muerte Tiene
Los Ojos Negros
". No obstante la muerte, es tan solo un
fantasma que pasa, que atraviesa los pasillos, que entra en las
habitaciones, que oye y se marcha. No aparece como imagen de
terror ni como excusa metafísica para fortalecer la
escena. El tono en la voz del personaje es suplicante que le da
cierta connotación de leyenda. Organizada, la estructura
de los textos, como pequeñas prosas o cuentos, se escapan
de la forma rutinaria de percibir, en esencia, la calidad de un
poema.

Anoche, el camino se llenó de ojos,
la

casa de murmullos, el patio, de
vestidos

negros y el cuarto de la abuela se
cerró

para siempre.

Como escritora, es más reconocida en el
género del cuento, que como poeta; no obstante en ambos,
rinde culto a la muerte. Rebusca en ella el resuello, la
última mirada, la desesperanza y lo pésimo de todo
lo que procede de la vida: "Cómo decirle a la muerte
que no me toque
". Su arte poética gira,
indudablemente, en una polaridad o ambigüedad de efectos:
vida/muerte, odio/amor, Luz/tinieblas, moral/inmoral.

LA MUERTE TIENE LOS OJOS NEGROS

Vieja

tú conoces

el secreto de los ríos

los misterios de la noche

el encanto de las piedras

el rugir del viento

Tú, que lo sabes todo

enséñame

el lenguaje de la muerte.

………………………………………………………………………………………………

Cómo decirle a la muerte que no te
toque,

que pase de largo y se anide en otro cuerpo,

en otra cara, en otros ojos. Cómo
explicarle

que tú te cierras a la noche y te abres con
la

luz de día. Cómo decirle que no puedo
vivir

sin tu aliento, sin tu presencia, vieja.
¡Cómo!

………………………………………………………………………………………………

No te vayas, vieja

Tú te llevas el agua del río

las sombras de los árboles

el revolotear de las mariposas

No te vayas

porque el aire al no verte

se regresa a mitad del camino

y la luna se queda enredada

entre las nubes

No te vayas, vieja

Los pájaros enmudecen

y las palomas irán a buscar

otros rumbos

No te vayas, vieja

No te vayas.

………………………………………………………………………………………………

No me dejen solo. La muerte tiene los ojos negros. Lleva
varios días mirándome. Se parece a un leopardo
cuando acecha su presa. Me ronda constantemente, a veces pienso
que conoce de memoria todos mis movimientos, dirige la mirada
ante el más leve temblor. No me dejen solo, no hago
más que mirarla, que temerla, que sentirla sobre mi
cuerpo: cubriéndome de noche, hurgándome en la cara
un gesto de terror, hundiéndose en mi boca para callarme,
para que no la nombre, porque también tiene miedo de
morir. No me dejen solo. La muerte tiene los ojos
negros.

………………………………………………………………………………………………

No cierres los ojos, vieja, no los cierres, ya va a
amanecer y tienes que regar las matas y darle de comer a las
gallinas. Los gallos cantarán pronto. Los pájaros
se comieron la huerta, porque el espantapájaros que
había se murió de tristeza, se le secaron los ojos
de tanto mirar el camino por donde tú pasabas todas las
tardes. El silencio se apoderó de la casa, los ruidos que
escuchábamos se vinieron detrás de ti. Nos ahogamos
en nosotros mismos, ni siquiera podemos nombrarte, se nos llena
la boca de miedo. Ya va a amanecer y la muerte se irá con
la noche. Que ladren los perros, que canten los gallos, que
suenen las campanas de la iglesia y el día se cuele por la
ventana. Ya va a amanecer, vieja.

………………………………………………………………………………………………

El corredor

se llenó de hojas secas

Las arañas invadieron

el techo y las paredes

Las matas se secaron

y la mecedora

quedó inmóvil

en mitad de la sala.

………………………………………………………………………………………………

Dicen que la vieron deambular por la casa, iba vestida
de negro y con la camándula en la mano, arrastrando los
pies como si el cuerpo le pesara mucho. Dicen que la vieron
dándole de comer a los pájaros, regar las matas y
espantar los zamuros, como lo hacía todas las tardes. Pero
ya la vi, cuando la llevaban en una caja de madera, rumbo al
cementerio.

………………………………………………………………………………………………

A ti te acompañan las sombras de los
árboles, las nubes convertidas en pequeñas ovejas,
el susurrar del viento al amanecer, el canto de los
pájaros cuando el sol se cuela por la ventana. El tiempo
se detiene ante tus ojos y los años se alejan como si
fueran gaviotas asustadas, escondiéndose detrás de
las piedras. A ti te acompaña el agua de los mares, el
sonido de las olas, el camino polvoriento por donde pasas todos
los días, el olor a viejo que expulsa tu cuerpo cansado;
vieja, a ti te acompaña la vida y a mí la
muerte.

………………………………………………………………………………………………

A Carlos Chirinos

A veces me pierdo entre los pasillos de la casa. Voy de
cuarto en cuarto, de patio en patio. Buscándote,
oliéndote. Porque desde que te fuiste; la casa, que tiene
un cuarto, un pasillo y un patio, creció.

………………………………………………………………………………………………

Desde que aprendí a volar como los
pájaros, no hago más que buscarte entre las nubes y
adentrarme en las casas vacías donde habitan el silencio y
los recuerdos. De noche, vigilo las sombras que se asoman por el
camino y me aprendo de memoria esas formas irregulares que pasan
ante mis ojos. Te busco en todas partes, en cada instante, porque
me da miedo que el viento te arrastre como lo hizo la
muerte.

………………………………………………………………………………………………

Anoche, el camino se llenó de ojos, la casa de
murmullos, el patio, de vestidos negros y el cuarto de la abuela
se cerró para siempre.

………………………………………………………………………………………………

Ayer fui hasta el río y te busqué debajo
de cada piedra, de cada árbol, de cada rama. Te
llamé a gritos y me volví montaña, garza
errante por las lagunas, nido seco, pajarito acurrucado entre la
grama, canto de grillo a mediodía. Fiera acorralada. Te
llamé nuevamente, vieja, vieja. Y mi voz se perdió
en la lejanía.

………………………………………………………………………………………………

Vi unos ojos desorbitados en un espacio negro, una
línea semejante a una sonrisa, un cuerpo encorvado, un
gesto a punto de estallar, retenido tal vez por mucho tiempo y
ahora se asoma queriendo escapar de esa red de carne que lo tiene
atrapado. Vi unos ojos desorbitados en un espacio negro, ovalado,
parecido a un rostro.

………………………………………………………………………………………………

Soy: río revuelto, pedazo de piedra tirada a
mitad del camino, brasa resguardada por la ceniza, voz quejosa
del lobo, viento dolorido que sube por la montaña, ave
solitaria que se aferra a su nido, árbol seco que
permanece de pie después de su muerte. Eso es lo que soy,
vieja, desde que tú te fuiste.

A LA MUERTE DE MI HIJO

Anduve con la noche a cuestas. La sentí
más pesada que de costumbre, me hurgaba las costillas y el
estómago. Los ojos se me llenaron de agua. No podía
ver. El frío se quedó en un solo lugar,
aquí, en este lado del pecho. El camino se hacía
cada vez más largo. Los pies me dolían.
Intenté recostarme a unos árboles para descansar.
Pero no pude. Caminé de prisa, subí la cuesta del
camino real, llegué a la casa, me senté en el
corredor. No hice ruido. ¡Cómo decirle a Guadalupe
que el niño no comió! ¡Cómo decirle
que se había ido de esta tierra a otra, a donde se van los
pájaros cuando envejecen! ¡Cómo decirle que
cierre la ventana al mediodía para no imaginarlo correr
por la loma, tras las mariposas y las gallinas!
¡Cómo decirle que nadie muere de tristeza, que el
tiempo lo cura todo! ¡Cómo! Me levanté.
Toqué la puerta y la vi parada frente a
mí.

………………………………………………………………………………………………

El tiempo se detuvo frente a la casa. Los pájaros
pasaron de largo cargando sus nidos. El río se fue por
otro camino, arrastrando todo lo que conseguía a su paso.
Los árboles se secaron y hasta el sol dejó de
brillar. Y yo aquí, vieja, buscando entre las pocas
sombras que quedan, derribando cualquier grito que se asoma,
hundiéndome en cada noche que pasa. Buscándote,
muriéndome, buscándote, vieja.

………………………………………………………………………………………………

ETHA DE RAMÍREZ

Nació en Guasipati, Edo. Bolívar, en 1938.
Ejerce el Derecho y reside en San Cristóbal desde sus
años juveniles. Como poeta profesa la religión de
la moral. Profundiza hábilmente en todo lo que restringe
al hombre de su libre albedrío, incluso de su
autónoma posición ante la adversidad, de su
voluntad de vivir, de sus deberes y derechos. Utiliza como
elemento la censura, exprimiendo a través del verso, el
espacio cerrado donde habita el ser humano a merced de su
entorno, asumiendo una postura admirable de extrema
crítica desgarradora:

Para Ustedes, que son

el último rasgo

de un gene decadente.

PARA USTEDES

Para Ustedes, que son

el último rasgo

de un gene decadente.

Para Ustedes,

los de la mano yerta

y el gesto enmascarado,

los de la sangre fría en las venas,

la sonrisa oscura

y el verbo estudiado y diferente.

Para Ustedes, que son

los usurpadores del genio

y con el Arco Iris

de esas banderas

blasonan el fruto

de sus pillajes.

Para Ustedes, que son

desertores de la hermandad,

mercaderes de los bienes

del espíritu

y portadores de los

siete Pecados Capitales.

Para Ustedes:

el Hombre Nuevo,

con su Espada de Luz

arrasando toda maleza;

el Hombre Nuevo,

con su espíritu

a flor de piel

y su alma de sembrador

haciendo germinar todo el planeta.

TODAS ESAS COSAS

Y todas esas cosas

que yo callo

-como callamos todos-

se alargan en la noche

de mis días

con su palabra-látigo

que me hiere

más allá de la piel.

Camino como todos

y no soy yo ni ustedes

los que vamos.

-Es inútil mentir.

un puñal en la sombra

nos aguarda siempre,

sobre los quicios

a la intemperie…

nos habla desde el campanario

que existe en cada pueblo

con su voz

de bronce y humo

y su cuerpo duro

de maíz no cosechado.

Al fin! es inútil callar,

si tu voz y mi voz

se hablan en silencio

de todas esas cosas

que como tú y como yo

callamos todos…

RUTH RINCÓN

Nació en Rubio en 1949. En noviembre de 1990
obtuvo el Premio Único más una Mención
Especial en el concurso de poesía de los VI Circuitos
Culturales del Edo. Táchira.

Ruth Rincón, como poeta, se regodea en las cosas
simples que la rodean, en los objetos sencillos que a diario
miramos, tocamos, oímos, o dejamos de hacer. Su estilo es
ligero, sin demasiados artificios literarios. Señala con
facilidad la rutina y la encierra en una metáfora
digerible. Actúa como protagonista del hábitat,
llenándose de preguntas a través de sus vivencias
más cercanas:

En la regadera

Juego

Retozo

Me zambullo

Giro con el agua.

MI NOMBRE MARCADO IN ALBIS

Duende

hazle trampa

a mi presunta eutanasia

Mi nombre al revés

Mi nombre en blanco

In albis

Al polvo de mi cuerpo

En blanco

Muerte mercenaria

Ruth in albis

Cadáver aplazado

ABLUCIÓN

En la regadera

juego

retozo

me zambullo

giro con el agua

en la regadera

toda la nostalgia de la inocencia

gira agua linda

que es la hora del diluvio

salpica como delicioso chubasco de jazmines

salpica con alegría en mi hora rosada

ay agua linda

salpica

recorre suavemente al narciso y al
sándalo

que esperan ser apretados en tu sonrisa

ahora estremecida de gozo

ven

lúcida y límpida

ven

llévame a ese intrigante lugar

donde se prenderán todas las
fragancias

Allí

enjuaga mis cabellos

sigue mi talle de corza

y báñame así dulce

lentamente

Y ME DICES QUE NO

Con este toque de queda

deberías suicidarte.

Afuera

hay un doblar

y un doblar.

Ya sé que estás

-mano pronta-

con tu bienvenida

a la gran muerte

tuya.

Es como el vuelo

del abejorro

un juego instrumental.

No sabes

ni de dónde viene

la magia de los músicos.

Y la muerte

sigue ahí,

como una polilla.

………………………………………………………………………………………………

¿Cuánta magia te queda todavía,
Flautista de Hamelín desafinado?

¿Cuál es el caballo que nos galopa de
regreso hacia un establo de infinitos espacios
todavía?

Tu conmovedora sencillez no se evade ante el
sueño de el sueño de los brujos, no ante el gemir
de las campanas.

Estás casi por conquistar el tercer milenio y
vences en limpia lid el coletazo de tu última hora, muy
parecido al final de una novela.

Agotado.

Suspendido.

En medio de un aire circular por todas
partes.

Por delante.

Por detrás de la perfección de los
objetos, igual que una fotografía.

Sólo ahora es que te miro tan fraternalmente,
como si fueras el hombre que yo sueño.

MANUEL ROJAS

Nació en San Cristóbal en 1955. Han sido
publicadas un total de treinta y tres obras diversas del autor,
incluyendo dos poemarios galardonados en importantes concursos
literarios. Ha sido galardonado con varios premios en los
"V-VI-VII Circuitos Culturales de la Dirección de Cultura
y Bellas Artes del Estado", como poeta y ensayista. En 1990 gana
el Primer Binacional Fronterizo Colombo-Venezolano, auspiciado
por el Instituto Universitario de la Frontera (IUFRONT), con su
obra "Hojas de Ceniza". Parte de su obra como narrador y poeta
aparece en las publicaciones de la Asociación de
Escritores del Estado Táchira, primera selección de
narrativa "El Color Sepia" (1990), Revista "Logos", del Ateneo
del Táchira (1992), "Conversaciones con Encaje" (Editorial
Toituna, 1993), también en los siete últimos
volúmenes del Taller Literario Zaranda. Publica una
página en Diario La Nación, titulada "Trazos",
además coordina la Revista Logos y el periódico
"Dia-Logos", ambos del Ateneo del Táchira. Obtuvo una
Mención Especial en la Primera Bienal "Juan Beroes" (1996)
Actualmente se desempeña como Dirigente Sindical en la
Alcaldía del Municipio San Cristóbal. Su trabajo es
de corte social y filosófico:

HOJAS DE CENIZA

(A un jurado cualquiera)

Es posible que ustedes no me escojan como
poeta.

Es necesario aconsejarles que tengan mucho cuidado y no
por mí sino por los demás.

Cada uno espera el galardón.

Pueden tomar una lupa y escrutar verso a
verso.

Todos son buenos.

Los conozco bien.

En ellos reluce el blanco satén de una belleza
colectiva.

Venus

Eros

Artesanos de la palabra

Es difícil ser poeta

Es una locura intentarlo

Pierdes el tiempo.

Mi padrastro dice: "¿has ganado algo con ello, al
menos dinero?

No, contesto cotidianamente.

Y bajo sus lentes puedo ver sutiles
maldiciones.

Sin embargo aquí estoy, honorables miembros del
jurado.

Este oficio me lleva a perder el tiempo.

A contemplar en los rojos incendios de la memoria, algo
de la crueldad popular.

Es un silencio misterioso, este constante ir y venir por
los jardines de la escarcha, con los ojos apaciguados por el
esplendor de las rosas y las lluvias, tal vez.

Después viene la agonía.

Retumbo en las estancias con el corazón desbocado
hacia gritos de oprimidos y miserables que juegan la vida por un
bolívar de papel.

Conviene escribir algo de eso.

Es una lástima que en este oficio no se gane lo
suficiente para vivir, en fin, no se gana nada.

Este retrato vívido socialmente me
enardece.

Tengo los pies de asfalto.

Doy vueltas encima del relleno abismal.

La esquina, estoy en la esquina, donde se dicen los
mejores chistes para mujeres.

Indudablemente ellas son personajes
extraños.

Me recuerdan a Cela y sus eróticas confidencias
literarias.

Chicas delicadamente plásticas.

Distantes y glaciales.

Como encerradas en un túnel.

Eso pienso a las seis de la tarde del
sábado.

El domingo estoy en la Prisión de Santana, de
visita claro está.

No hay silencio en la boca de los descarriados,
sólo un pozo hondo de consternación.

Sin lluvias ni pájaros

Sólo ante el mundo.

Troncos secos bajo el sudor de los almanaques

¿Comprenden ustedes?

Si hubiera una forma de calmar tanta hambre, tanta
sed.

Si hubiera…

El universo se tiñe de rojo.

Ando a tientas, sordo y mudo, extraviado, como si me
encapuchara para desandar toscamente por las veredas.

Oigo el murmullo de las madres, quienes en senil ceguera
acarician a sus hijos criminales.

Me basta un poco de serenidad para sobre
vivir.

Vivir.

Vivir.

Sobrevivir.

Vivir sin espantos ni sombras.

Vivir.

Vivir bajo el arco y el trueno.

Audacia de los dioses más remotos

Prudencia metafísica de la plenitud
total.

¡Shiss, caballero! ¡Tómese un vino,
le hará bien!

Y me convierto en tortuga frente al principio de la
sabiduría.

Necrología absurda.

-Es usted un ejemplo del abandono.

– Usted es un cínico – dice el
juez.

– Pero mi doc…

-No se puede justificar su actitud.

No.

Observo.

Sentimentalmente observo.

Dolorosamente sentimental miento.

Con lágrimas en mis ojos me dejo llevar de la
mano del dolor.

Bajo la mortecina luz de un poste, leo la
sentencia.

Nocturno, religioso y exquisito, redimo las
palabras.

Lloro, entonces.

Pero ¿debo llorar?

Acaso ¿se ha terminado el mundo en esta esquina
de la Quinta Avenida?

¿Acaso?

No.

Digamos que estoy muerto.

Vacuidad insoportable, ésta, de estar muerto en
medio de una ciudad "cosmopolita y eléctrica".

Es necesario acumular un grado de locura para decir
tantas barbaridades.

Es necesario un poco de humo,

De hollín,

De música beat, zen,

De noche,

Para armar los más complicados
crucigramas.

¿Dónde están las moradas del
silencio?

Deambulo a espaladas de la montaña gris de mi
barrio.

Hablo como si fuera mío, pero es que son tantas
cosas vividas en sus lenguas de asfalto,

que el alma se me queda allí, justo en la
neblina.

Allí, me convertí en
soñador,

en enfermo espiritual,

en viajero por las vías del retorno y la
arcilla.

Esta enfermedad me acosa despiadadamente.

No.

Soy un vericueto del dolor.

Un verismo anacrónico del arte.

La máscara de un demente, casi un
bufón.

Subo por las empinadas calles,

Por el lado sur de las escuelas

Y bajo los álamos, los niños saltan sobre
la hierba de mayo.

En la lluvia recogen flores azules, cantando el
pío, pío los pollitos dicen…

A veces desciendo de aura magna hasta mi traviesa
juventud.

Allí me desvisto.

Frente a muchachas morenas de cuerpecitos voluptuosos, o
frente a la colina.

Oímos una de esas canciones chillonas del setenta
y bebemos algo de licor,

ron con Pepsi y limón (Cubalibre, le
dicen)

y bailamos bajo la azulenca tela de la luna y las
intermitentes señales de las
luciérnagas.

Aún no se conoce la droga por
allí.

Es que la arena del pasado me trae sus
reflejos.

Me saca de los estribos y me llama con voz
extraña, cabalgando por rosadas estelas de
noctámbulos rincones.

¿Ustedes me comprenden, escrupulosos
señores del jurado?

Es posible que ustedes no me comprendan.

Nadie lo ha hecho hasta el momento.

Aún así soy feliz.

Pudiera haber sido un político.

Pero sería un político triste.

O tal vez sería un político
matemático, economista, equilibrista, metódico,
revolucionario, supersticioso y cauteloso,
sería…

La imagen señor.

Sí.

Habría hecho una proeza inolvidable.

Quizás.

Una noche de verano, y en navidad porque detesto la
navidad, habría sucumbido contra la barbarie y la
corrupción.

Seguro.

Con la bolsa en las manos y unos
cuantos…

Al otro día diría la prensa que el
suicidio fue perfecto.

¿Y qué del aroma de los pinos?

¿y de las salvajes muchachitas con vientres
invernales y diminutos triangulitos?

¿Y qué del faisán de las buenas
cocinas, del pollo asado, del pernil y de la pizza; sin el miedo
al comunismo y a las tertulias convencionales?

¿Y qué de los viejos epitafios cursis de
la nueva generación, sin los piojos ni las cucarachas que
duermen en baúles milenarios?

La mirada del poeta es aburrida ante el semen de su
propia creación.

Recuerdo las fotografías en blanco y
negro.

Recuerdo las distancias infernales para comprar una
manzana.

Recuerdo a Laura, Consuelo, Mima, Mary,
Marien.

Recuerdo la amplia sonrisa de Adriana, tratando de
comunicarse con el novio, desde una cabina de CANTV rodeada de
estiércol.

Recuerdo a D.U.C y a Merli, adorables como un
rocío de opio.

Recuerdo a Marisol, mi lejana y provincial Marisol, tan
vacía como el fondo de una calabaza pero tan sensual, tan
profundamente voluptuosa; la recuerdo recostada a la ola,
mientras en el otro lado del mar alguien se ahoga.

Pero sobre todas recuerdo a Laura.

Hondamente pensadora e inteligente.

Leyendo a Virgilio mientras escucha a Brahms.

En suma, recuerdo mi vida, asida a la telaraña de
un misterioso talmud.

Prófugo del olvido, la bohemia me invade en esta
inusitada alforja de sombras.

En esta incertidumbre.

Entonces he de quedarme aquí.

En este lugar sólo para adultos.

Ciudad volcánica e infeliz.

Junto a este río turbio, rojizo.

En este parque rodeado de árboles
inmutables.

Feneciendo en cada vislumbre de la
mañana.

Tiempos de leña y azufre, proscritos y
ancestrales como el vidrio de la Catedral, vitrales de ceniza y
fuego.

Contienda desesperada de los pájaros por
desterrar el viento.

Y tú ¿dónde
estás?

Dulcinea mía.

¿Acaso te has ahogado?

¿Te ha asfixiado el silencio de los aposentos,
los templos, las fábricas de esponjas, los
ascensores?

Reúnanse los principios de la muerte y
síganme todos los confines de la tierra.

Esperemos la edad de las tinajas de sueños, de
las lisonjas, las mentirillas que se dicen a escondidas las
parejas, los militares, los políticos, los juristas y los
curas.

Iniciemos la conversación.

Elegante, eso sí, como todas las conversaciones
que se dan en torno a un café.

Estamos encerrados en cámaras
extravagantes.

Parodiamos el contrasentido visual.

Analizamos estudios fronterizos, y otras
cosas.

La sociedad de los transeúntes.

La república.

La alianza patriótica.

La minifalda de esa chica es tentadora.

¡No hombre son las piernas!

Tienes razón.

Una canción pop, se deja oír desde el
velador.

La erección, sucede que…

Otro tema importante.

Y tú ¿dónde
estás?

Que no hemos hecho el amor en estos
días.

Acércate.

Novia atornillada al moho vespertino.

Enjabonada y recién cepillados los dientes,
estás lista.

Acuéstate.

Sacudámonos con fervor.

Entreguémonos en este diván, o en el
desván más alto.

En el almacén.

En la bodega.

Desgrana una a una a todos las sensaciones
virginales.

Los senos al descubierto.

Exhibidos para ejemplo de la promiscuidad
provincial.

Mira como todo está en calma.

Las hojas duermen.

Los perros,

los perros y las hojas.

Los perros, los gatos y las hojas.

Hojas de hierba y tarde.

Hojas de ceniza.

Ceniza y sangre.

Asfalto.

Democracia.

Hojas de incienso morado.

Hojas secas en los naranjales.

Mi corazón golpea el rostro de los perros, de los
gatos,

de la hierba, las hojas y la ceniza,

golpeo duro contra las salamandras.

El movimiento de las cosas me sustrae del
infinito.

Un astronauta descubre un nuevo planeta.

Altísimo.

Más allá del sol.

Allí no hay vacas, ni piojos, ni
hormigas.

El control de los sonidos entra en funcionamiento y oigo
sus voces leves.

Se parecen a las comiquitas de
televisión.

No doblen la voz, escarabajos.

Una alondra cruza el universo.

Se posa sobre mi cabeza y prosigue.

Desde los más intricados lugares de la
creación los grillos cantan su "Oda a la
Cibernética" "Canción de amor por María", la
de los ojos de ratón asustado.

¿Ustedes me oyen?

Y tú, ventarrón de resacas.

Conjuros.

El amargo

Elíptico e iluminado ambiente de las discotecas,
me hace daño.

El conjuro de los negros traspasa las figuras
mecánicas, celestes, de los ovnis.

Detesto el verde asombro de los sapos por el mercurio de
los postes y de las avenidas.

El estallido del mundo en su precaria hora de
desastres.

Huelga por la paz.

Las ondulaciones de la eternidad en su simple
energía, convalecen.

La dureza de las huellas.

La inocencia.

El fútbol.

La moda.

Los obreros conocen el camino de la sequedad.

La blasfemia de los inútiles.

De las prostituta, homosexuales, lesbianas,
incrédulos, y burócratas.

Huelga de los exiliados, vagabundos, reclutas y
poetas.

Nacido frente a la vida, sin fontanela quizás,
cruzo avenidas observando viejos zapatos de empleados
públicos, caballos de metal, borrachos vomitando borrascas
de aceite y legumbres.

El campo está desolado y junto a mi pasa la
lluvia.

Ejecutivos en bicicleta.

Mis ojos siempre mudos, implorantes, consternados,
divisan el devenir de la saliva en la boca de los
tontos.

Y tú y yo.

Compenetrados en una sola sed, mientras el
teléfono suena en la oquedad de viejas habitaciones.
Mientras el agua falta en los restaurantes.

Para nuestro sueño hace falta un lago azul, un
cisne y la cima de una montaña.

Es posible que ustedes no me admitan en vuestra sociedad
de poetas, ni en vuestras reuniones solemnes.

No soy tan culto como vosotros.

Pero me enternece el canto de un niño.

La alegría de un limpiabotas con sus tres bolos
de sudor y tabaco.

Los iluminados balcones de la colonia, los frustrados
rincones de la soledad en el rostro de las
domésticas.

No soporto que una secretaria del gobierno se dé
vida en los suntuosos y esmerilados confines de Miami, con los
dineros del estado.

O que el General Delgado CH. le sacara los ojos a los
pájaros para verlos estrellarse contra las
paredes.

No.

Desconozco tales formas como principios humanos para
vivir.

Sé, por estas cosas, que jamás me
elegirán como modelo de creación
literaria.

Es inútil.

Lloro por el descalabro y la refriega.

Podría entonces tomar una ametralladora y
eliminar a la humanidad.

Con su religión de
aristócratas.

Con su turba de brujas y ateos.

Con la gente que usa un título a manera de
bufanda.

¿Dónde me escondería,
entonces?

Los sabuesos – imagino- detrás de
mí, luego los policías, los abogados, y la
Constitución Nacional.

Fuera de mí invocaría dioses
desconocidos.

Me sentiría un astronauta y atravesaría el
área sideral en compañía de Pluto, argonauta
o estrella, consecuencia de los alquimistas.

Desnudo de mí, violaría la divinidad hecha
mujer: "María".

Desnudo de mí, besaría tu blanca palidez:
"Estatua de la Libertad", "Reina del Sida".

Desnudo de mí, sería un dromedario con
cara de bebé.

Admitida tal consideración puedo esperar en la
Plaza Bolívar.

Aguardo el invierno con…y sus aguas afiladas me
recuerdan un tanto la infancia.

Espero.

Nuevamente espero.

Como un bisonte al ataque.

Hasta mí llega el aroma del
café.

La tarde se abre con sus reflejos
anaranjados.

Y las tapias, los cristales, el acero, las computadoras,
los edificios, las calles, el sol a punto de ocultarse, el oculto
sueño del Presidente por ser Dios, los mantelitos de seda,
las tacitas de café (otra vez el café) y tú
y yo esperando el encuentro de la piel. Mi dulcinea. Y el
avestruz de la noche en medio de nosotros.

ERNESTO ROMÁN OROZCO

Nació en Cabimas en 1962. Reside en San
Cristóbal desde 1978. En 2991 obtuvo el Primer Premio en
el Concurso de Poesía de los Circuitos Culturales del
Estado Táchira con el poemario "Flancos".

Román, encuentra belleza en lo relativamente feo
para cualquier persona. Se alimenta de nimiedades para construir
el escenario donde ha de representarse la escena:

recorro el puente

donde un proxeneta solitario

toca Blues en su armónica

mientras se fuma un saltamontes

Satiriza el dolor humano, se ríe de la
vergüenza de ser poeta, del absurdo y estúpido vagar
del hombre por los sórdidos parajes de la desventura. En
definitiva, su trabajo fija una condición irreverente pero
bien lograda, su trabajo poético es un "Blues de Bandidos"
para bandidos.

EL BLUES DE LOS BANDIDOS

recorro el puente

donde un proxeneta solitario

toca Blues en su armónica

mientras se fuma un saltamontes

………………………………………………………………………………………………

dedico estos textos

a todos los paranoicos desquiciados

bandoleras putas y a otros seres

tangibles e intangibles

que vagan bajo la Gran Noche de
América

para que se unifiquen en bloque

por el derecho inquebrantable

que tienen a un teléfono celular

………………………………………………………………………………………………

…Cae la noche, "4 de enero de 1967", El
Vaticano

Anuncia Hoy

¡Nada de Jazz en los Altares!"

Tal vez en Africa

Tal vez en Asia utilicen extrañas
músicas

Y extraños bailes ante el Señor

Pero aquí en Occidente Nada de Jazz ante el
Altar,

"Es una costumbre extraña a
nosotros"…

Allen Ginsberg

………………………………………………………………………………………………

qué hago aquí

solo sin ti abrazándote

en el nombre de Dios

cuyo apellido no recuerdo

y cuando Dios

no entiende un coño

de abrazos

………………………………………………………………………………………………

ayer

en el autobús

una hermosa colegiala

de uñas sucias

y cortas

pegó su pubis

a uno de mis

hombros

aún se sentía un leve aliento

a sol

en su jumper azul

entonces le cedí mi puesto

e hice un cilindro

con una hoja de papel

lo saqué por la ventana

del viejo armatoste

y la invité

a contemplar

más de cerca

el Saxofón

que tejen

los

astros

………………………………………………………………………………………………

te escribo

este poema de amor

y me pregunto

si existen flores

que necesiten recluirse

en el jardín

de un

manicomio

te escribo

este poema de amor

¡no joda!…

yo que me paso intrigado

contra todo el mundo

en esta ciudad

que es

un pañuelo

entonces

me doy cuenta

que ya me tiré la mitad

de esta página

y que no puedo decirte

lo que hubiese querido

en este intento

que hago

de escribirte

un poema

de amor

………………………………………………………………………………………………

la última vez

que volví a suicidarme

mi padre

me armó semejante vainero

pero hizo

todas las gestiones concernientes

al velorio

entonces llegó todo el vecindario

el presidente de la Asociación de
Vecinos

concejales y todo un desnúmero

de personalidades

vinculadas al ámbito intelectual

de la región

y todos le dieron

el más sentido pésame

a mi padre

Chemiguel

y recuerdo que por ahí Salió

un desgraciado

y dijo

"ha muerto un gran poeta"

fue cuando me levanté

como picaoe´culebra

porque no me dejaban

morir tranquilo mi suicidio

después mi padre

me miró con ojos de mapanare

por semejante irrespeto que significaba

regresar de la muerte

y también por el gasto innecesario

del funeral que acarreaba

mi resurrección

………………………………………………………………………………………………

buenas tardes

distinguidos pasajeros

-y perdonen la molestia-

recurro a ustedes

para pedirles

una urgente colaboración

como pueden ver

sufrí un accidente aéreo

y después de la intervención
quirúrgica

tuvieron que injertarme los ojos

en los dedos gordos de los pies

y mi cara fue borrada entre las nubes

por el impacto intempestivo

de un pájaro

observen que respiro

por dos agujeros

que abrieron en mi cuello

y es mi ombligo

el que ahora

le pide

FLANCOS

Ese que está ahí

sin verse

soy

………………………………………………………………………………………………

tanta

música de piano

borra el retrato del bandido

que tatuaron en el bar

………………………………………………………………………………………………

Cuerpos

absurdos

los que se ciernen

contra el otro que entrego

para favorecerme

………………………………………………………………………………………………

Por fin

a la idea

se le está ocurriendo

un hombre

………………………………………………………………………………………………

provócame

un adiós

sobre la tierra

que arrastra tu dialecto

atravesemos las velas

hasta llegar al río

donde se quema los pies

un olvidado

………………………………………………………………………………………………

Ese

acallamento

ese nada que nunca está

es sólo el regreso

del que perdió su rostro

cuando abrió la ventana

sin conocer la lluvia

………………………………………………………………………………………………

los garfios

de interrogación

por si alguien insiste

en suicidarse

al conocer

la respuesta

………………………………………………………………………………………………

ellos

prestidigitadores

peregrinos

de esferas

que esculpieron

en cenizas

el bastón del mago

………………………………………………………………………………………………

el interruptor

nos dibuja una noche

a medio día

dentro de la casa.

On

Off

y todas esas cosas

de amores y electricidad

que nos silencian

………………………………………………………………………………………………

¿quién

vuelve a ser agua

en los cocuyos?

¿quién

edifica una canción

en blanco

y no regresa?

¿quién

de todos los que son se ha cansado

de ser?

ELSA MARLENE SANGUINO

Nació en San Cristóbal en 1961. Participa
en el T.L. Zaranda en su doble papel de escritora y pintora.
Tiene un primer Premio (compartido) en poesía en su ciudad
natal. Ganó el Primer Premio de Poesía convocado
por la Dirección de Cultura y Bellas Artes de la
Gobernación del Estado. En 1997, obtiene el Premio
Único en Poesía, con su obra "El Guardián de
la Salamandra", auspiciado por esa misma institución
gubernamental. Elsa, como artista y poeta refleja su compromiso
con la estética, con tal simetría que teje
armoniosamente un relieve que sirve de excusa para asumir una
verdad, su propia verdad, poniendo de manifiesto el acertado
conocimiento que tiene de las formas y técnicas con que
están hechas las cosas. Piensa mientras escribe, en
Equinoccios:

Allí

cada fracción

cada poro…

Tengo el espacio, muros de figuras forjadas
en

piedra, el rojo de la flor en el negro fondo de
la

tela. La necedad y el miedo cabalgando en la
médula.

Juega con el fluir de las ideas, los colores y las
señales misteriosas que nos ofrecen los símbolos
para vaciarlos, luego, en el poema, con profunda paciencia y
cuidado en la estructura. Es como si, aparte de pensar, pintara
al escribir.

EQUINOCCIOS

I

Allí

cada fracción

cada poro.

Crees en inmensidades

dentro del contexto

de lo cotidiano

Pero ignoras que en espirales

voy sobre el límite

de tu dermis aletargada

Soy y no sabes…

………………………………………………………………………………………………

II

Tengo el espacio, muros de figuras forjadas en piedra,
el rojo de la flor en el negro fondo de la tela. La necedad y el
miedo cabalgando en la médula. Por sobre el desorden de
líneas, bemoles, la piel oscura y tibia al contacto. Eros
afianzando detrás de los ojos y la tristeza al no querer
partir. Regresar a un lugar. Allí, sólo a morir. El
tiempo recorre la memoria para convertirla en pasado. Tropiezo.
No tengo sombra. Solitario, adolorido, ausente, como si no
bastara con lo que tenías, la hurtaste. Esa sombra que me
acompañó hasta tu puerta, anidó conmigo en
lo alto del árbol de filigranas, siendo una voluta
más en el caprichoso dibujo de la hoja. Sí, ella se
fue embelesada creyendo al igual que tú que no importa,
que no punza adentro, la palabra impronunciable.

III

Yo

infinita

desorbitada en la idea

y tú

en el dolor

transparente

Por sobre las cicatrices corporales

Incrustado en lo profundo

La claridad penetra

punzante en la retina

libera los efectos

de la metamorfosis

Impacientes

Surgen de nuevo cicatrices

como una imperecedera mamoria

en la tormenta de la noche

IV

Hay un búho

ojos de lumbre

detenido en lo alto

Alas bruñidas de luz

dibujando serpentinas en

movimiento

Bajo el destello

un espectro milenario

cava fosas

en busca de su sombra

V

Otra vez con los ojos heridos por tanta luz

haciendo equilibrios en el borde de un grito

intento remontar el vuelo venciendo el peso

de las alas cubiertas de musgo y de miradas

Más

más

más alto

izándome con el ansia

estremecida por el vértigo

el grito y yo

somos

uno

VII

Un cuerpo

surge y se oculta

entre las sombras

cargando cadáveres

Perfil

Inalterable en la aflicción

Acusa las miradas los gestos

cada palabra

en lo amargo

Cuerpo

en el caudal

Grito

que cae…

que golpea…

VIII

Sola en la penumbra, entre las cosas más
conocidas,

recita lentamente los poemas tantas veces
leídos,

deglutidos, macerados.

Sin darse cuenta se acerca parsimoniosamente a la
ventana.

Cuatro paredes, la tibieza

su mundo.

La ventana es ventana y espejo a la vez.

Llegó el tiempo.

Dejó atrás las imágenes
transfiguradas

la pesadumbre de los enigmas

la piel turbia de pesadillas y herrumbre.

Brevedades.

IX

Burbujea con placer

El horizonte

hambriento de sentir

es llevado al absurdo

donde la nada gotea

sobre la pie oscura de los sueños

La noche anuncia

una marcha inminente

Clamor de risas

Sudor de adioses en la espera

Silencia el todo

La magia es muerte

X

Estoy dentro del caparazón

un eco materializado

Busco las partículas del ser

¿Soy?

Enraizada con los segundos

de reflejos objetados

¿Atada?

La sonoridad con los segundos

Irrumpe lenta

resquebrajando

el muro férreo de los no concebidos

¿Los vacíos?

Allí

cada fracción

cada poro.

Crees en inmensidades

dentro del contexto

de lo cotidiano

Pero ignoras que en espirales

voy por sobre el límite

de tu dermis aletargada

Soy y no sabes…

XI

En los sepulcros

olas diminutas

agudos cristales

adheridos a la piel

a los caballos

La tarde refleja la luz

Mar

masa sinuosa

tibia

en el fondo de la mirada

es nuevo rumor de aguas

sobre las piedras

XII

No sé

si terminaré

por acostumbrarme al olor

de

lo no develado

No sé

si

sentir las manos

que de sutiles

son violentos cantos de poder

y desamparo

en la oquedad del cuerpo

que hoy me cobija

XIII

…rebusco entre los papeles, todos los papeles
aquellos que quedaron como regalo único; los que
recogí de la tarde, de las noches en constante fuga, los
que dejaste prendidos en las ramas de los árboles sin
escribir…

…voy a tientas y me atraganto con los años
esperando que asomaras, con el cuerpo desnudo e irreverente y tu
cara de profeta a enseñarme que la vida es algo más
que palpar el contorno de lo oscuro…

…las soledades descubiertas no son las mismas de
aquel entonces: temerosas, pequeñitas, encogidas y
agobiantes, pesadas como plomos…

…hoy están plenas de luz, del amarillo,
brebaje aquel, querido, deslizándonos convertidos en un
sol…

XIV

Punto

por

punto

tejo noches

días

risas

llanto

La sangre perdida en

algún lugar del orbe

hijos

hombres

lápidas

Punto

por

punto

ese manto fragmentado

cubre la soledad

Aún preguntas

Por qué continúo

Por respuesta

otro punto

La madeja es interminable

DIEGO SARMIENTO

Nació en San Cristóbal en 1956. Ha
colaborado tanto en el plano literario como en el de las Artes
Plásticas, produciendo textos poéticos y
diseños de libros y portadas. Es ante todo un artista
plástico. Su arte, como plástica o poema, recurre
al discurso protestatario de la década de los 60-70. Al
parecer, sus trabajos (pág. 259-260) están
arrancados al tiempo de su pasión literaria antes que a su
búsqueda como artista plástico. Testimonian a
cabalidad las ansias de libertad de la sociedad de consumo
alienada por el llamado progreso imperialista: la influencia del
mercado de la informática como base del trabajo y orden de
códigos digitales para establecer una nueva tabla de
valores:

Me llevan de acá para allá, me marcan, me
numeran

me sellan, me rotulan y luego sin
compasión

encierran todo eso, dentro de mí

sin un rostro

sin unas manos

sin unos pies.

Y esperan aún que uno no grite.

Vivo con incertidumbre de que mis amigos sean
espías.

¡De qué o de quién?

Ese es el gran secreto.

……………………………………………………………………………………………….

A mí me parece, camarada

que para morir, tan sólo hace falta un
muro

o un árbol bien robusto.

Para morir

también sirve un buen candado

una reja o una alambrada.

Para morir con honor, si es que hay
oportunidad

te puede ayudar un policía bien armado

o un militar ebrio de sangre.

Hay quienes prefieren morir

en una escuela o una cátedra

o en una elegante oficina

o escuchando un sermón papal por la
paz.

Yo quisiera morir, camarada

con una bala en el pecho, peleando

con mi palabra y mi memoria bien despierta

y tal vez sin ningún rencor, lapidándome
los recuerdos.

HOMERO VIVAS

Nació en San Cristóbal en 1953. Su obra
poética como tallerista aparece en los Vols. I, II, III,
V, XI, y XIII de Zaranda, donde figura también el perfil
biográfico como poeta, abogado y promotor cultural. A su
proposición se debió el que el grupo que en un
principio se insinuaba como una peña o círculo
literario adoptara, hace ya tres lustros, el nombre de "Taller
Literario Zaranda".

Como poeta digiere el mundo a través de la
percepción óptica, como imágenes hechas para
el cine. Comprende bien el sentido del recuerdo y lo que
significa para la existencia humana la repetición de la
anécdota de su vida. Atrapa el ambiente, el gran "todo" y
lo reduce a una sola imagen, con estupenda economía del
lenguaje, pero con una admirable garantía de conocimientos
que provienen de los estadios explorados para ser, más
tarde, reproducidos en el poema:

No se acaba el verano

que se dejó muerto

El otoño comienza

y aquel sol

que alumbró las caminatas

continúa siendo

dueño y señor

de estos aposentos

y el deseo será rocío

de madrugada ansiada.

DE LA CIUDAD SITIADA

A: María del Carmen

Godot

-mi perro-

dejó su alentó

en los comienzos

de las lluvias

Como él

hoy devengo

ovillo

Inicio un retiro

a lo profundo

de esta madriguera

Procuro así

elevar empalizadas

Alejarme

Erigir

un sitio interno

sobre esta ciudadela

que se debate

en una batalla

larga e incierta

PRESAGIOS

A: David Palacios

En el fondo

de tu pozo

no quedan

restos de las lluvias

del último invierno

Ni las lágrimas

de las aves solitarias

que oscurecieron

la jornada

aquel día

de presagios

lamentos

y tragedia

…………………………………………………………………………………………………

No se acaba el verano

que se dejó muerto

El otoño comienza

y aquel sol

que alumbró las caminatas

continúa siendo

dueño y señor

de estos aposentos

y el deseo será rocío

de madrugada ansiada

Se perdonan las trampas

y en este eterno juego de escondidas

se absuelven

las ganas de perderse

entre la niebla

EL FUEGO DE LOS DIOSES

Creamos

los destinos

Son de sangre

los adoquines

y el asfalto

Hurtamos

el fuego

y las entrañas

no cesan

de hacer hermosas

las aves

de lejanos

abolengos.

"EQUINOCCIO"

Para Merysol León B.

La Cruz del Sur

en este abril

no enjuga

los llantos

ni oscurece

la desidia

A una hora

tan temprana

La Cruz

del Sur

marca

la ruta

y nos hace

forasteros

en estos bosques

POEMA URBANO PARA ROSA

Decir

que por ti vivo

es poco

Tomar la daga

y abrir la trocha

para buscar

claridad

en ese

mundo tuyo

que malvives

sería la faena

del griego aquel

que no conoces

Capaz seré

de cruzar

el negro punto

y estos ojos

estrellas/ tal vez

se consigan

en cualquier

encrucijada

de esta ciudad

que nos cobija

y nos protege.

PASOS

Nos sumergimos

en los ríos de luces

de esta Olimpia

conduciendo un carruaje

ligero

y frágil

Pretendíamos olvidar

el sino inexorable

que encadena nuestros pasos

Difuminar / en cierto modo

con un fino pincel

estos caminos

que a fuerza

se aparean

LAS LUCES Y LAS SOMBRAS

Detrás

del telón de fondo

se pasean

los fantasmas

de antiguos

personajes

Colgados

de cuerdas

y tramoyas

sobreviven

los ecos de sus voces

Ruedan

en las tablas

cobijados por el polvo

gotas de sudor

y los restos de maquillaje que conservan

el calor

y el resplandor

de los candiles.

NEGRO SOBRE BLANCO

Ahora

cuando casi escribir

es una prueba

no puedo hablar de ti

forastera perdida

en aquel mar

que hablaba diferente

Ahora

cuando hablar

es la rutina que me envuelve

apareces

y es como las olas

de un conocido mar

que no baña más

la arena ansiosa.

A: Soraya Toumi

Como en secretos armarios

Como en cajas ocultas

irán

a olvidarse

el verano muerto

a los lagos de ese río sin nombre

Irá también

una noche de creciente interminable

en una propiedad desconocida

de aquel reino de brumas

que recibió nuestro naufragio

ECLIPSE

En la lucha

de los dioses

la consorte

dejó ver

tan solo

la corona

Una sombra

pasajera

cubrió

su reino

y los súbitos

bajaron la cabeza

cubrieron sus ojos

y observaron

………………………………………………………………………………………………

Ese mar

Se derrama en tus ojos

Ningún velero

Querrá romper sus olas

Reflexiones
finales

En esta edición de la Biblioteca de Autores y
Temas Tachirenses ( BATT), dedicada a la Poesía
Contemporánea Tachirense, no se tomó en cuenta a
poetas como Luz Marina Sarmiento, Leonor Peña, Daniel
Parada, Carlos Sosa de la Universidad de Los Andes, Mususito
Oriundo Oliari (seudónimo), poetas de Rubio como Nerio
Vergara y Jesús Acevedo del Grupo Literario "Eleazar
Silva", poetas de Colón como Carmen Rosa Mora, Carmen
Teresa Alcalde, Carlos Cruz, y los poetas del Grupo Literario "La
Trilla" y Elkin Calle entre otros, quienes han consolidado una
carrera seria y a la altura de las nuevas generaciones que hacen
vida poética en esta región y en el
país.

Considero que los temas tratados por los poetas de
finales del siglo XX, del Táchira, no están
alejados de la realidad social, filosófica y
estética de la generación anterior (del setenta) o
de los demás movimientos que se pudieron dar a lo largo
del territorio nacional. Nuestra presencia como acto cultural y
de vocación aborda temas como el yo, el tiempo, el amor,
la muerte, la vida, la existencia, el mundo y la condición
del hombre como producto social de mercado y consumo
publicitario. A mi parecer, desde las voces de Víctor
Valera Mora, Eugenio Montejo, Luis Alberto Crespo, José
Barroeta, Jorge Nunes, Julio Miranda o Enrique Hernández
D´Jesús, es muy poco lo que ha cambiado la
intención como mensaje o propuesta del poeta, en cuanto a
estructura, sonido, telón de fondo y tono. Es posible que
hayamos cambiado, quizás, la atmósfera o
tensión emotiva como exposición estética y
creo, tal vez, debido a las circunstancias históricas.
Ellos, la generación de los sesenta estaban intensamente
marcados por el crucial "23 de Enero de 1958", y nosotros, los
del setenta u ochenta de este siglo, en su mayoría
desarrolló su arte poética en aras de la
"democracia". Por supuesto que esta condición social debe
marcar profundamente una diferencia entre o con los poetas de las
generaciones anteriores. Esta curiosidad e incertidumbre queda en
manos de críticos de las artes escritas. No obstante, la
generación del ochenta siente más cerca la angustia
venidera en torno a la ola de alarmas apocalípticas que
anuncian, a viva voz, fanáticos de todas las religiones
del mundo, el derrumbe de la era de gracia y final
dramático de la raza humana con el advenimiento del
Mesías, la guerra nuclear o de Armagedón, el
hundimiento total del sistema monetario, y la destrucción
definitiva del planeta. Los años sesenta y setenta, en
nuestro país, fueron décadas de bonanza
económica, de presunta recuperación del estado
anímico de la sociedad y erradicación total del
fantasma de la dictadura. Los años ochenta, según
Javier Lazarte en su Antología (Cuarenta Poetas se
Balancean", publicado por Fundarte, 1991), nos advierte: "A
partir de los primeros años de la década de los
ochenta el panorama cambia un tanto, o al menos se
amplía."

He pretendido, a través de esta reflexión,
desarrollar tan solo una aproximación sin pretensiones
académicas con la firme voluntad y objetivo de presentar
un panorama o semblanza de la poesía de finales del siglo
XX, en el Táchira, sin recurrir a ciencias aplicadas a la
literatura o al aisthetos de Gaston Bachelard, bajo la
concepción de arquetipos del New Criticism de Northrop
Frye, o a estructuralistas y formalistas rusos en función
del arte poética universal. Pero tal vez, sí, bajo
la luz centrífuga del "Arco y la Lira" de Octavio Paz, que
me sirvió de apoyo para dar los pasos preliminares de esta
investigación. No se trata de medir versos, de contar
verbos, adjetivos, sustantivos, para determinar funciones
sintácticas, pragmáticas, semióticas, en
virtud de la estética o del producto a revisar por
ortodoxos de la semántica post-moderna. No, la
intención fue acercarme al poeta, a su pensamiento, a su
sensibilidad, con sus propias herramientas, con sus palabras, con
la poesía que es el pan nuestro de cada día, de
siempre.

En conclusión, la recopilación de
Poesía Contemporánea Tachirense, muestra
cómo en esta humilde provincia, cuna de artistas de toda
índole, puede registrarse la historia y su ambiente social
a través del arte poética, perdiéndose con
ello el miedo a denunciar, a declarar su inconformidad con el
sistema y sus relaciones con el planeta:

"el poeta debe asumir sin obstáculo, sin
reminiscencia, para que la verdad poética temblante pueda
titular los augustos límites de la verdad y de la mentira,
para conjurar la vida con las ficciones, para disparar el amor
ofreciéndose en un instante para ser leído o
desechado, para ser censurado porque las palomas no pueden
copular con los poemas"
(Fuenmayor Víctor, misma
fuente anterior).

Queda entonces para el estudio y análisis, y
sobre todo para el deguste colectivo, los poetas y poetisas que a
continuación presento, y que no fueron incluidos (as) en
el volumen 118 de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses
(BATT), algunos de ellos, por supuesto, y a la vez incluyo
actores de la palabra de generaciones mucho más recientes,
del siglo XXI, cuyas obras nos permiten visualizar otra forma
estética de asimilar la realidad.

LUZ MARINA SARMIENTO

Nació en San Cristóbal, Estado
Táchira, en 1957. Poeta, narradora y ensayista. Licenciada
en Castellano y Literatura y Magister en Literatura
Latinoamericana y del Caribe, egresada de la universidad de Los
Andes (Núcleo Táchira). En 1989 obtuvo el Premio
"Orlando Araujo" con el libro de cuentos titulado
"Cascajos".

DIXI

He intentado reconocer la ausencia

la que en tu rostro

no es más que un encierro de gestos

y parábolas frías.

………………………………………………………………………………………………

Decir que tu mano

amanece

posada sobre mis álamos sudorosos

es descubrir en mi carne

la marca callada de tus dedos

y de mis heridas…

DEXY RUIZ RODRÍGUEZ

Nació en San Cristóbal, estado
Táchira, en 1961. Licenciada en Castellano y Literatura y
Magíster Scientiae en Literatura Latinoamericana y del
Caribe, egresada de la Universidad de Los Andes-Táchira y
se desempeña como docente de aula en el liceo bolivariano
"Francisco Alvarado". Además se ha destacado como
ensayista, promotora cultural y, por supuesto, narradora de
cuentos para niños(as) y adolescentes. Parte de su
andadura literaria se consolidó en la última etapa
del Taller Literario Zaranda.De otra parte, es de destacar la
labor cultural de Dexy F. Ruiz Rodríguez en la Escuela de
Música "Miguel Ángel Espinel", a quien en 2009 le
fue otorgado un Diploma de honor al mérito por su
destacada labor en cuanto a la recuperación física,
rescate de los archivos y documentos históricos de esa
casa de estudios, y también por su valioso apoyo
incondicional durante cuatro años consecutivos a la
institución, desde 2005.

Su trabajo como docente se ha desarrollado paralelamente
al de su carrera como escritora e investigadora en el área
literaria, que también se verá reflejada en la
publicación a su cargo Antología del Cuento en el
Estado Táchira, el cual cubre 100 años del cuento
en la región. Esta investigación es complemento de
su Tesis de Grado titulada La Cuentística en San
Cristóbal-Estado Táchira (desde 1845 a finales del
siglo XX), ambas, obras inéditas que están en
proceso de publicación y que, sin duda, este material
histórico pasará a ser de gran importancia para
enriquecer el patrimonio de las letras del
Táchira

Zamuros de fuego

devoran a pedazos la tierra

Hebras de humo

enredan

la melodía

del viejo reloj

Su leve tic – tac

se adormece

y borra

las marcas

del tiempo

bajo mi almohada

de sueños

PAGANINI

Paganini

diablo del violín

rasga sarcófagos

en el viejo templo
católico

sus melodías

besan cuerpos salvajes

misteriosos

de ninfas dormidas

bajo la piel de Júpiter

Oro y fuego

se funden

y un chasquido

rompe el silencio

del Olimpo

DANIEL PARADA

Nació en Capacho, Estado
Táchira, en 1951. Licenciado en Castellano y Literatura,
egresado de la Universidad Católica. Ha obtenido varios
premios en Poesía, entre otros el Concurso de
Declamación auspiciado por la Dirección de Cultura
del estado Táchira y el Premio Binacional de Poesía
2007, con su obra Rompeviento.

Azul

Se llegan.

Se adhieren a la mente,

corren inquietos o se sientan

en la solera a contemplarse.

Se escapan,

se esconden traviesos tras la
noche

o se esfuman de pronto en nuestras
manos.

Yo los amo

por sus cuerpos amorfos de
mentiras

por sus ciegas miradas de
ternura

y sus gritos de silencio.

Yo los busco

y he dado con la forma de
encontrarlos:

la espalda hacia el mundo,

los ojos clavados en lo
abstracto

y los brazos ceñidos a la
tierra.

Yo los ato:

al haz abigarrado de una
estrofa,

esposadas sus manos con un
verso,

o amadrinados al corcel de la
palabra.

Yo los amo

Yo los busco.

Yo los ato

¡Son los sueños!

ERASMO SAYAGO GÁMEZ

Nación en Lagunillas, Estado Zulia en 1956. Tiene
más de 25 años en el Táchira. Ha sido
ganador de Concursos Literarios en poesía y narrativa,
convocados por la Dirección de Cultura del estado. La
presente información fue tomada de Escritos, Escritores y
Grupos Literarios en el Táchira 1845-2009.

Cherilin preguntó

¿qué pasarácua ndo me
vaya?

¿qué pasarácua ndo no esté?
Dijo él

cuando el cuerpo no sea ala

que cobije un sueño

y ya no exista ni hoy ni mañana

y el ayer haga su casa

sin puertas ni ventanas

dime

adónde iremos

cuando la mirada

sea de animal herido

y el cuerpo jaula ausente

dime por favor adónde iremos

cuando la mano temblorosa

no se encuentre ni a sí misma

y el aliento sea sólo un hijo
frágil

No te preocupes dijo ella

Abrázame dijo él

cuando eso sea sólo seremos

hojas secas llevadas por el viento.

LEONOR PEÑA

Nació en San Cristóbal en 1952. Sus
escritos giran en el terreno de la poesía, el cuento y el
ensayo, y han sido publicados en diversos medios de
comunicación de la región.

 

IEn la hamaca de Antares

  Desde la
hamaca

 donde mi cuerpo y mi alma

 abandonaron atavíos y
pesos

 fui entregando

 en palabras

 mi vida

 

El instante se mece aún en la
memoria…

Creo recordar frente a la hamaca

a un tigre que me observó silencioso
y cercano…

Como Borges

 no puedo decir si fue real

 "ya que una encina no es más
real

 que las formas de un
sueño"

  

En tu hamaca

trenzado útero textil

legado de tus abuelos del llano

abandoné mi cuerpo

 

La hamaca… Nave…Nido

me llevó al borde de la
latitud

donde finaliza el territorio del
vivir

entonces   el tigre de
Borges

indiferente o cariñoso

demoró un instante   su
garra sobre mi corazón

tiempo suficiente para que
Antares

lanzara desde el horizonte

por entre  sombras  y
llanura

su cerbatana de luz  

en el pulsar rojo de una
luciérnaga

que consteló  en
Escorpio

el conjuro de una nueva vida

 

Quizá el tigre que se va y regresa
en la hamaca de mi pensamiento

me ha dejado en préstamo una de sus
siete vidas

  

II

 No puedo decir que anhelo tu
presencia…

Temo suscribirme a una
adición

 

Puedo en cambio decirte

que me place en la memoria

escuchar tus palabras en el silencio 
de la llanura

y adivinar tu sombra

alineada con la silueta de los
árboles…

Decir también que me place en la
memoria

sentir de nuevo tu mano
distraída

esperando el momento en que el ritmo de la
hamaca

te devuelva mi cuerpo para
acariciarlo

 

No puedo pedir que regreses

 porque ese instante ya no
será

quizá serán
otros…

Este

esperado e inesperado

como a un huésped desprevenido en la
guerra de Kabul

lo ha decapitado el tiempo

que marca el péndulo de tu
hamaca…

Tan puntual

tan implacable

como la Torre de Londres que deseas
derribar

 

Si puedo en cambio 
asegurarte

que desde hace unas noches

cuando camino desnuda

por los cuartos vacios de mi casa
deshabitada

las luces de la luna

escriben en mi piel con felina
caligrafía

rayas al sesgo

que me recuerdan al tigre junto a tu
hamaca

  

III

 Los grandes gatos de
Siberia

los pequeños gatos de
Siam

los grandes gatos de Bengala

los enormes gatos de Java

los medianos gatos de estas
montañas

todos tienen siete vidas

cada una más frágil que la
anterior…

Séis débiles garantías
de revivir

 

Los grandes gatos de la llanura
Masai

Los pequeños gatos

Como mi persa Ciro Palhevi

y yo

somos siete veces más
vulnerables…

Quizá a ello se deba la
extinción

  

IV

     Y dime si
dentro de ti no oyes tu corazón partir

                                                     Ramón
Palomares

 Enero del año
dos…

Aún es el Año de la
Serpiente

tiempos de cambio

cambios de piel…

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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